El demonio de nombre extraño (59)

Me joden soberanamente los “agrandados” y gozo “bajándolos del caballo” - Johannesburgo y la misma “historieta” con las empresas, parecía que no terminaba más con esto, lo que hice es derivar.

CERO SOBERBIA - JOHANNESBURGO.

En el hotel a Kande la recibieron con un hermoso ramo de rosas rojas y no bien entramos en la suite nupcial se sacó los zapatos que, aunque no eran los de la fiesta también tenían tacones altos y se acercó al balde que tenía la botella de champan, prácticamente helada, la abrió y sirvió dos copas para acercarse al sillón en que yo la esperaba.  Brindó conmigo diciendo que estaba muy feliz y luego no dijo más pero sentada a mi lado  y mientras la tenía abrazada su mente “hablaba” hasta por los codos.

Pensó con un dejo de tristeza en su familia trágicamente desaparecida, en sus sueños superados ampliamente con la realidad, en las amigas, en la fiesta, los invitados y fundamentalmente en mí.  Se le cruzó por la mente lo que alguna vez había afirmado respecto a que nunca se enamoraría para no sufrir y daba gracias por mi aparición en su vida porque era quien cubría todas las expectativas de sentimientos unificados con la entrega recíproca.  Le hablé mientras acariciaba su brazo…

--  Ahora que estamos un poco más tranquilos y disfrutando sólo de nosotros dos, contame, ¿qué te pareció la fiesta?, ¿qué sentiste?, ¿fue como lo imaginabas?

--Nunca estuve en una fiesta de casamiento, salvo la de Tai y no discuto que podrá haber mejores fiestas pero la de nuestro casamiento fue sublime, excedió cualquier clase de imaginación que hubiese podido tener al respecto, dejando de lado a los conocidos y amigos que estuvieron geniales, principalmente las chicas más íntimas, todos los demás, incluso los que no conocía, me hicieron sentir una persona querida y adorada pero por mí mismo, no por ser tu mujer.

--  Menos mal, sino los despedía a todos.

--No seas tonto, además, algunas me envidiaron por el “pedazo” de marido que me había echado que, dicho sea de paso estabas hermoso.

--  Claro, “dórame la píldora” nomás, bien que estuviste toda la noche de brazos en brazos, menos mal que fue sólo bailando.

--No seas malo y de paso, mirame las tetitas porque creo que me las gastaron con las miradas.

--  ¿Las tetitas solamente?

Apuró su copa de champan riendo y se paró para dejar caer el vestido que traía puesto, debajo sólo vi piel negra urgida de caricias y habría que cumplir nomás con el himeneo, que en este caso era utópico porque no había nada por “romper” .  Me tomó de la mano para acercarme a ella y el beso conjugó amor, pasión, ternura, entrega y lo correspondí, claro que lo correspondí y con la misma intensidad y entregando lo mismo que ella me daba.  Al terminar con éste me llevó a la cama diciendo:

--No te toques ni un botón de la ropa, voy a tener un orgasmo sólo con desnudarte .

--  Pensé que ibas a estar cansada, tuviste una semana muy “movida” y hoy bailaste toda la noche.

--Cansada estoy pero saber que voy a “hacer el amor” por primera vez con mi esposo me llena de adrenalina.

La “negra” estaba totalmente desaforada, “sacada” , contar todo lo que pasó sería un tanto redundante pero verdaderamente parecía una sacerdotisa adorando a un Dios de carne y hueso y yo feliz de la vida con eso.  Me entregué sin querer “absorber” ni un ápice de su energía, fue todo “a pulmón” y en un momento me tenté porque me costó seguirle el ritmo.  El ombligo y las orejas se salvaron, todo lo demás aunó todas las delicias juntas, cerca de las nueve de la mañana nos dormimos, bahh, lo de dormir es un decir, nos desmayamos “secos” y saturados de placer y felicidad.

Como buenos “mieleros” el primer almuerzo lo tomamos en la suite, calzando pantuflas y vestidos sólo con las batas del hotel.  Ya por la tarde Kande se fue al spa y se hizo dar un masaje con piedras planas y calientes que, según dijo después, la dejaron como nueva y totalmente relajada.  Yo no necesitaba de masajes, con dormir un par de horas me era suficiente.

Ir a pasar la noche en un hotel parecía ser parte de la ceremonia de casamiento, para nosotros dos la permanencia en el hotel tenía otro sentido, si se quiere más práctico, nos evitábamos estar en casa cuando se estuviera trabajando en desmantelar toda la parafernalia que había resultado de la fiesta y le dábamos tiempo a los chicos de la tripulación para que descansaran un día y medio antes de volar rumbo a Johannesburgo .

Vida de “casados” ya hacíamos en casa y “movernos” dentro de un hotel de lujo era casi, casi como habitué, de todos modos traté de no dejarla “mover” sola porque eso la hacía sentir muy bien a mi flamante esposa, salvo cuando se metía en los negocios pues allí era desesperante, no por el gasto en sí sino por el tiempo y las indecisiones al elegir.

En el hotel había dos parejas más en luna de miel, una estaba formada por dos chicos que rondaba los veintitrés o veinticuatro años y la otra que se acercaba más a nuestra edad, quizás un poco más, ambas parejas andaban moviéndose por el hotel prodigándose mimos de recién casados y parecían “estampillas” pegados el uno al otro.

En la cena de esa noche la pareja de más edad se acercó a nosotros y, a instancias de mi mujer compartimos la mesa después de las presentaciones, solamente de nombres de pilas y ni siquiera recuerdo los de ellos porque no daba para recordarlos.  La joven esposa, una rubia de aproximadamente un metro setenta, tetas, nariz y labios “pre-armados” sacó a relucir todo un repertorio de posibilidades que tenían para disfrutar debido a que el esposo estaba muy bien posicionado y era el vicepresidente más joven de una gran empresa. Kande me miró y pensó: “dejala que hable, parece ser feliz con eso” .

Habíamos bajado a cenar con ropa cómoda, muy “común” para el que no conocía de marcas y, la recién casada, con el beneplácito del esposo que descubrimos que tenía treinta y siete años, nos desgranó sin empachos que él gozaba de una muy buena posición, que habían tenido una gran fiesta en una mansión alquilada para el efecto.  La “negra” casi me hace largar la carcajada cuando le dijo muy seria: “Dichosa de vos, yo trabajé como una negra durante una semana para que saliera más o menos bien”

Ni cuenta que se dio de la ironía (suele suceder que los que se creen “más” no escuchan) y siguió diciendo: “No sé de que trabaja Gonzalo pero cuando existen las posibilidades hay que aprovechar para que te atiendan, nosotros alquilamos a una empresa de catering y no movimos un dedo, es más, mañana salimos de viaje en Primera Clase rumbo a París , los gustos hay que dárselos en vida” .

Yo me había prometido no abrir la boca, estábamos ahí sólo para pasar el rato y no quería aparentar nada, al margen de que nunca le encontré sentido al “figurar” , es más, haciéndome “el humilde” dije que tenía una Agencia de Seguridad.  Luego de esto la chica preguntó adónde iríamos de luna de miel y antes de que Kande contestara, expresé que no podía decirlo porque era una sorpresa para mi esposa y sólo se lo diría a ella en la mañana.

Es claro que, en lo material, podés tener más o menos que el otro pero no entiendo ni entenderé jamás a esa gente que, teniendo un poco más de acceso a lo lujoso, goza con la mediocridad de tratar de refregártelo en la cara como si eso los convirtiera en “algo especial” respecto del que tiene enfrente, por lógica, mi mujer pensaba exactamente igual.

La “escuchaba” a Kande a punto de “explotar” cuando ante la respuesta sobre el destino de nuestra luna de miel, apañada por la sonrisa estúpida del futuro cornudo, la susodicha opinó: “Es un poco egoísta de tu parte, aunque supongo que tu mujer te lo permite, yo te hubiese exigido que, por más que fuera una única vez, exprimieras el bolsillo para llevarme adonde yo quisiera, es una cuestión de mentalidad y de posibilidades” .

Había desistido de la ventaja de “escucharlo” cuando el marido de la charlatana, mirándola a Kande pensó en su físico y en lo que “le haría” en una cama, amén de satisfacerla con lo material que a la “negra” se le antojara.  Ya tenía las “bolas al plato” de aguantar a la “inflada subida al carro” y traté de darle cabida a él en la conversación preguntándole sobre la empresa a la que representaba.

Se “llenó la boca” hablando de la empresa en cuestión y de la injerencia que tenía él en la misma, hasta que la completó diciendo: “Parecés un tipo macanudo, nosotros tenemos una empresa de Seguridad de nivel mundial que nos brinda el servicio pero, si te viene bien cuando regrese de luna de miel, me llamás y, “arreglos” mediante, vos me entendés, veo de colocarte algunos efectivos de tu empresa, ahora traten de pasarla lo mejor que puedan” .

Mi “vaso” comenzó a rebalsar cuando sacó una tarjeta y ni siquiera me la dio en la mano, la dejó sobre la mesa mostrándose altanero y condescendiente.  No dije nada y Kande me tomó de la mano cuando me miró y vio el brillo de mi mirada, opté por levantarme de la mesa…

--  Mejor nos retiramos, ustedes dos nos apabullaron con todo lo que tienen y representan -expresé con la mejor de mis sonrisas-.

--No hay problemas Gonzalo , algunos por mucho y otros con apenas algo, es lo que nos toca en la vida, no es nada personal, es que en el nivel empresarial en que nos movemos prima la crueldad , -contestó más que ufano y la esposa asintió igualmente “agrandada”- .

Saludamos y cuando nos íbamos al ascensor Kande, tomándome del brazo, me dijo, “son inaguantables, ahora te hago unos mimos y se te pasa el malestar”¡Mierda se me iba a pasar el malestar! , para desgracia de esos dos idiotas “agrandados” por tener algo de dinero y posición, el “oso” estaba más que inquieto y poco menos que pedía “sangre”…

Regresé para dirigirme al mostrador donde dejé dicho que me mandaran el desayuno a la suite a las ocho de la mañana y vi que la pareja de “mieleros” pasaba hacia el bar del hotel, nos saludaban con la mano en alto y sonriendo con suficiencia.  Respondí el saludo con la mano que blandía mi celular y lo llamé a Miguel , se extrañó con mi llamada y después de saludarme me preguntó en que me podía ayudar…

--  El tema es así Miguel, vas a tener que comunicarte con el Presidente de tal compañía, tuve un pequeño cambio de palabras con el Vicepresidente de esa misma empresa, es un pobre pelotudo y de resultas de eso quiero que se anulen los contratos que los liguen a nosotros, mientras ese Vicepresidente esté en esa empresa no va a haber posibilidades de hacer negocios con ellos.  Dejalo claro pero “YA” y no pienso dar explicaciones.

--Quédese tranquilo, ya me pongo a ello, lo voy a ubicar en dónde esté.  Déjelo por mi cuenta y disfrute su luna de miel.

--No te tenía de esa manera tan vengativa , -dijo Kande abrazándome aunque en un todo de acuerdo con lo que yo pedía-.

--  Aparte de las “charlatanería” que nos molestaron a los dos, digamos que mi pensamiento en cuanto a una venganza es de un 30%, no te quiero ni contar como está el “oso”. -Ante esto Kande ni dijo ni pio-.

Corté la comunicación con Miguel y la llamé a Kaila

--Hola Gonza, ¿qué hacés?, ¿pasó algo? , -se la notó preocupada-.

--  No pimpollo quedate tranquila, tu amiga me tiene acorralado y atado a la cama, jajaja.

--Me alegro de que la estén pasando bien, con Patricia los estamos envidiando, de paso te digo, ¡qué hermosa fiesta!, decile a Kande que salió fantástica, ya salieron en todas las páginas de sociales.

--  Gracias, te está escuchando y te manda saludos, por otro lado, no tan bien porque me crucé con un pelotudo y su mujer y se me “pelaron los cables”.  Necesito que me hagas un favor, fijate si tal empresa recibe los servicios de nuestra Seguridad, si es así, comunicate ya con el Presidente de esa empresa y anulá los contratos, no hay posibilidades de trabajar con ellos mientras ese tipo trabaje allí.

--Sí, efectivamente, a esa empresa le brindamos un servicio de mediana a alta cobertura, tiene unos treinta efectivos y un par de custodios personales y domiciliarios, ¿qué te pasó con el fulano?

--  Nada en especial, sólo que es un soberbio charlatán, bueno, los dos, él y la mujer, me molestaron refregándome en la cara “lo que tenían”, tanto que me sacaron de quicio.

--Hay gente que no entiende nunca que por más arriba que se crean que están, siempre hay alguien más arriba, viven felices cagando al que está abajo y creen que son vivos porque esquivan las cagadas que vienen de arriba, hasta que se descuidan y la “Ley del gallinero” les cabe a ellos también.  Dejalo por mi cuenta, no importa la hora, ya me comunico con el Presidente y retiro los efectivos, ustedes traten de pasarla bien, les mandamos un beso enorme.

Corté la comunicación con Kaila y le di un beso a Kande diciéndole al oído: “Vamos rápido a la habitación porque hoy tengo muchas ganas de “comerme” un culito negro” …  La “negra” lanzó la carcajada sin que le importara la presencia de nadie, tal que afirmando los brazos en mi cuello no se privó de apretar sus tetas en mi pecho y me dijo, “antes de “comértelo” lo vas a tener que chupar hasta gastarlo” .  La llevé tomándola del hombro y se me ocurrió pensar que esa forma indicaba un sentido de posesión que tampoco me calentaba ocultar, la “negra” era mía y si ella me hubiera llevado a mí de los hombros tampoco podría sentirme mal, yo era de ella.

Ninguno hizo comentarios sobre la pareja de recién casados a la que, seguramente, le había amargado la luna de miel, no bien traspusimos la puerta de la suite Kande se convirtió en una mezcla de pantera y pulpo, se arrojó a mis brazos besándome y tocándome pero no la dejé que se arrodillara para bajarme el pantalón y todo lo que sabíamos que venía después, “no, no señora, no voy a dejar que me desnudes, primero tengo que saborear el culito negro” .  Tampoco la dejé ir hacía la cama, la levanté en brazos como si la acunara y la sentí feliz abrazándose a mis hombros.

No pude desnudarla, tardó dos segundos en sacarse la ropa y ponerse en cuatro mirándome con ganas y señalando su perfecto y maravilloso culo y allí me zambullí.  Esa noche tuvo una catarata de orgasmos, a cual mejor y le quedó el culo como para no querer que me acercara más por un rato largo, además, como si eso fuera poco, mientras gritaba como desaforada orgasmando y diciendo lo feliz que era, me nutrí bastante de ella tomándola de las caderas en, lo que a la postre, resultó su último orgasmo en ese hotel.

Ni hablar de irse a bañar, dormí como un chico con juguete nuevo, no sin antes soslayarme con su dormir feliz, relajado y tranquilo, como siempre con medio cuerpo encima del mío.  Nos despertamos temprano y nos estábamos bañando cuando trajeron el desayuno, comimos rápido y nos cambiamos porque a las nueve nos pasaba a buscar una limusina que nos llevaría al aeropuerto.

Al bajar, en uno de los sillones del hall estaba sentado con la cabeza entre las piernas el, en ese momento “exempresario charlatán” junto a su esposa que algo le recriminaba pero no les dimos ni cinco de pelota.  Cuando subíamos a la limusina, la chica se me acercó y me dijo que tenían un desastre entre manos porque a su marido le habían surgido problemas graves en el trabajo sin que le dieran explicaciones valederas, así y todo, mirando el vehículo, no se privó de preguntar.

--¿Van a viajar en limusina?

--  Sólo hasta el aeropuerto, allí nos espera nuestro avión privado para llevarnos a Sudáfrica, Kande quiere volver a su país de origen.  Respecto a lo de tu esposo, decile que no lo lamento, hay que aprender a ser menos soberbio, menos charlatán y entender que, verdaderamente, el mundo empresarial es muy cruel, pásenla bien” .

La dejé con la palabra en la boca y me metí en el vehículo, ya se enteraría quien fue el que lo jodió aplastándole su cabeza llena de soberbia.  Al llegar al aeropuerto, no bien estacionamos y nos bajaron las valijas fuimos recibidos por Sergio , Azul y Cintia , Kande y yo vimos que Cintia no tenía puesto el uniforme.  Preguntamos el porqué y si estaba todo bien, nos respondió que como era un viaje con sólo dos pasajeros no era necesario llevar dos azafatas, de resultas de eso se habían sorteado los lugares y le correspondió a Azul .  La rubiecita solamente venía a saludar.

--  Debido a eso Kande y yo tenemos que deducir que a vos no te gustaría conocer Sudáfrica, pensé que tenías ganas de ir.

--Como tener ganas, tengo, lo que sucede es que no quería abusar, bastante es que nos tratan como si fuéramos de la familia.

--¿Tenés algo previsto que te impida viajar?, ¿no trajiste el pasaporte?, -preguntó Kande -.

--Compromisos no existen y el pasaporte siempre lo llevo conmigo, lo que sucede es que no traje nada de ropa.

--  Cintia, dejate de joder, comprás lo que necesites allá, Sergio, ponela a Cintia en el manifiesto y vamos que se nos va a hacer tarde , -le dije mientras apuraba al chico que nos ayudaba con el equipaje-.

Entramos a la parte de atención de los pax privados con Kande abrazando a las dos azafatas mientras comentaban como lo habían pasado en la fiesta.  Unos cuarenta minutos después el avión correteaba para decolar.  Llegaríamos al Aeropuerto “Oliver Reginal Tambo” de Johannesburgo aproximadamente a las 18.00, según nuestros relojes, lo que implicaban las 23.00 en esa ciudad africana.

Ya con el vuelo estabilizado Gustavo se acercó a charlar con nosotros haciéndonos saber, tal como lo había hecho Sergio , las felicitaciones por la fiesta y porque las esposas se habían sentido como parte de un todo y se habían divertido muchísimo con las chicas de la casa, “nunca pensaron que lo iban a pasar tan bien” , -nos dijo- y Kande no cabía en sí de la satisfacción.

Después de que terminamos de almorzar, cuando quedamos solos con ambas azafatas, les pedí que se sentaran con nosotros y les hice saber que podían estar allí cinco o seis días pero que no contaran con los “mieleros” para nada…

--  Estamos de luna de miel y pensamos hacer nuestra vida sin ataduras, espero que no jodan.

--Ningún problema Gonza pero es una verdadera pena , -dijo Azul haciendo “pucheros” -.

--¿Por qué decís eso? , -preguntó Kande inocentemente, aunque yo enseguida “escuché” el porqué-.

--Tenía la esperanza de que me hicieran tronar el culito y creo que Cintia pensó lo mismo.

Kande se sorprendió con la respuesta pero no tardó nada en recuperarse y diciendo: “estás hecha toda una putita” , se levantó para abrazarla y se amorró a la “petisa” que le respondió los besos con ganas. Cintia no perdió tiempo y prácticamente se abalanzó sobre mí “comiéndome” la boca a la par que se acompañaba de gemidos.  La “negra” , ya de sentada, tenía a Azul estirada sobre su cuerpo y sus dedos parecían estar haciendo estragos en la conchita de la azafata porque ésta se deshacía en gemidos y contracciones.

A mí me costó poco jugar con dos dedos, hacer que Cintia tuviera contracciones similares y que su profundo gemido de placer se hiciera oír junto a mi oreja. “Acá no podemos seguir chicas, si quieren vamos a la habitación pero les aclaro, culitos solos porque luego quiero dormir un rato largo” . Cintia y Azul pegaron un salto y nos tomaron de las manos para irnos a la cama del privado. Kande me pidió que a ella la “perdonara” porque tenía irritadas hasta las pestañas, asentí pero sólo dos de ellas se desnudaron rápido, Azul salió de la habitación diciendo que enseguida regresaba.

No tardó casi nada y en sus manos traía un consolador y un pote de crema íntima, “esto es usado solamente en nuestra intimidad” , -nos dijo, haciendo referencia a ellas dos-, ambas cosas fueron a parar a manos de Kande que se relamía, enseguida fueron tres las desnudas y las dos azafatas me recostaron en la cama para sacarme la ropa y para lamerme mientras dejaban sus grupas a disposición de la africana. Kande no perdió tiempo y con dos dedos de cada mano y su pulgar, se ocupó de las vaginas y los culitos de esas dos viciosas, cuando se cansó de meter dedos y hacerlas temblar de placer casi al unísono, se ocupó de embadurnar sus anos con suficiente crema haciéndolas suspirar, retorcerse y pedir por más.

Cintia y Azul se colocaron al borde de la cama exponiendo sus agujeritos de placer y por orden de antigüedad, el primer pijazo, tal cual le gustaba, fuerte, rápido y profundo, le tocó a Azul , “¡Mierdaaaaa!” , -dijo sin poder aguantar el grito pero enseguida se recuperó y comenzó a colaborar con mis entradas y salidas, Kande se cruzó por debajo del cuerpo de la más chiquita y le comía las tetas a la vez que con el consolador buscaba el agujerito de la vagina empapada de la que estaba siendo enculada.

No bien consiguió introducir el glande artificial tampoco hizo paradas y Azul no pudo evitar la exclamación, ¡hijos de puta me encanta que me hagan mierda! ...  Entre y salí varias veces con ganas del culito de la “petisa” hasta que ésta “explotó” mojando incluso la mano de Kande que la tenía penetrada con el “juguete” .  No podía dejar de temblar y noté que Kande hacía lo mismo pues Cintia no se había quedado quieta y se había prendido con su boca apostada en medio de las nalgas negras.

El “descorche” en el culito de Azul se hizo sentir y quedó desparramada mientras me dirigía a Cintia que ya estaba acomodada.  La secuencia fue igual pero aquí entré más tranquilo, la rubia se la aguantaba bien pero tenía que ir despacio.  Entrábamos casi a la vez con Kande y sentía como el vibrador estimulaba a mi miembro, tuve que hacer un esfuerzo para no desbandarme y clavárselo de golpe, “sigan, sigan” , -nos decía Cintia , las lágrimas le caían por las mejillas pero no se amilanó.

Una vez instalado muy adentro a Kande le costó seguirme el ritmo aunque Cintia se movía, gemía gozando como descocida y se olvidaba de las lágrimas.  Una vez que tuvo su orgasmo, casi auto destructivo, la llamé a Kande que se puso arrodillada a mi lado para meterse el miembro en la boca apenas salía del culo de la rubia.  Ni lo vi, sólo sentía la aspiración y como me vaciaba en el fondo de la garganta de mi mujer junto el sonido que hacía al tragar.

Los besos de ambas chicas, luego de todo el ardor, fueron cariñosos, alejados ya de los que habían sido apasionados y las tres se metieron a bañar.  Yo me estiré en uno de los costados de la cama y me quedé “frito” , cuando desperté faltaba poco para llegar, salí al estar y me la encontré a Kande pegada con la nariz a la ventanilla y con los ojos llenos de lágrimas, la abracé y me dijo: “Es superior a mí, no me puedo contener, acercarme a la tierra africana me afloja toda la “estantería” …  Yo no le contesté, con el abrazo fue suficiente.

De improvisar nada, no bien salimos después de cumplir con los trámites de rigor, se nos presentó un muchacho africano, alto y delgado, de unos veinticinco años que, con un español más que entendible, luego de felicitarnos y darnos la bienvenida nos hizo saber que venía de parte de la empresa y nos dijo que el vehículo y él estaban a nuestra disposición. Carlos y Miguel se habían ocupado de todo, incluso de nuestro alojamiento que sería en una suite del “The Michelangelo” , a mí entender el mejor hotel de Johannesburgo .

Los chicos de la tripulación también se alojarían allí y se trasladarían por sus propios medios al finalizar sus tramitaciones, Kande y yo, acorde a lo conversado, nos desentendimos de ellos. Peter , el conductor de la limusina que nos trasladaría, se ocupó de guardar todo el equipaje y luego nos llevó hasta el hotel recorriendo los veintitrés kilómetros de distancia que separaban el Aeropuerto del hotel en sí.  Conversamos con él y nos hizo saber que estaría, para lo que necesitáramos, las 24 horas del día junto a nosotros.

Entre otras cosas, nos enteramos que era casado, que tenía un hijo de dos años y que vivía en un conglomerado habitacional a unos veinte minutos del centro de la ciudad, con Kande nos miramos y le pregunté:

--  ¿Cómo vas a hacer con tu familia si tenés que estar 24 horas junto a nosotros?

--Ya lo hablé con mi mujer, esta oportunidad salió porque hablo algo de español y es muy importante para nosotros pues duplicaría mis ingresos mensuales.

--  Si, lo entiendo pero ninguno de nosotros quiere que estés 24 hs a disposición esperando a que se nos ocurra salir.

--Por favor, señor, señora, este trabajo es muy necesario para mí y para mi familia.

--  No te lo discuto Peter pero, vamos a hacer algo mejor, ¿cuál es el trabajo que realizás en la empresa?

--Soy empleado administrativo, nací y me crié en una granja pero hace tiempo que vivo y conozco la ciudad, entendieron que podría hacerles de chofer, por eso me mandaron.

--  Bien, vamos a hacer otra cosa, primero vas a devolver esta limusina y que la empresa me mande un auto de alta gama, preferiblemente un Audi, después te vas a tu casa con tu mujer y tu hijo, sólo vas a venir cuando alguno de nosotros te llame y eso lo haremos con unos treinta minutos de anticipación para que no andes corriendo.

--Pero, pero en la empresa me dijeron que…

--  Peter, a ver si nos entendemos, yo soy el dueño de la empresa y cualquier idiota que se ponga en contra de lo que yo ordene, lisa y llanamente se queda en la calle.  Estoy seguro que ellos lo saben, de hecho no vino nadie a recibirme porque a mí no me gustan las adulaciones.

--Bien señor, ya me habían dicho que sus órdenes no se discuten.

--  Me alegro de que lo sepan, mañana no vamos a salir a ningún lado, tienes el día libre y todo el tiempo en que nosotros estemos en la ciudad, tu dependencia va a ser exclusivamente conmigo y nadie podrá opinar en contrario.  Mi señora es africana y estoy seguro que una noche de estas cenaremos junto con tu mujer y tu hijo, andá avisándole.

Kande se sintió muy bien con lo que le dije a Peter y aunque lo noté a éste medio apabullado no le di mucha bola aunque me interesó sobremanera cuando pensó: “Al que no le va a gustar nada es al Director Administrativo de la empresa que me pidió que lo tuviera al tanto de los movimientos del Presidente” …  La imponencia del hotel nos maravilló y cuando descendimos enseguida se arrimó un botones para llevarnos el equipaje y un negro alto, vestido con una casaca larga y amarilla, portando un bombín tipo inglés, nos dio la bienvenida hablándonos en Inglés y Francés académico.

Kande , con una hermosa sonrisa le contestó en lengua Zulú , agradeciendo y haciéndole saber que yo no hablaba nada más que el Español.  El portero, porque eso es lo que era, no cabía en sí al poder intercambiar su idioma con la hermosa africana que tenía delante y se deshizo en atenciones.  Yo me dirigí a Peter , le pedí que estacionara el vehículo y entrara con nosotros porque quería seguir hablando con él.  No tardó mucho y mientras yo recibía los datos y las llaves de la suite le dije a mi mujer que fuera al bar con Peter y me pidiera un whisky, le di una propina al botones para que subiera nuestro equipaje y me dirigí al bar del hotel.

El bar era una belleza y al igual que todo el hotel emanaba lujosidad y comodidad, nos sentamos en una mesa para tres personas y mientras saboreaba un whisky de primera, le pedí el número de su celular para comunicarme directamente con él y le pregunté al muchacho que era lo que no había entendido de lo que yo le había dicho, amén de enfatizar en que yo prefería que me hablara de frente, que ese era el modo en que nos íbamos a entender mejor.

Kande me miró sabiendo que yo me había enterado de cosas que no salieron a la luz en la conversación anterior.

--Lo que sucede es que no querría tener problemas en el trabajo, el Director de mi área es muy estricto y no quisiera tener problemas con él cuando usted vuelva a su país , -me dijo apesadumbrado-.

--  Voy a ser más que claro con vos, si sos leal a mí no vas a tener ningún tipo de inconvenientes.  En las empresas todos tienen un gran problema conmigo porque siempre adivino lo que piensan y si me entero que le das algún dato de lo que yo hago o de lo que hace mi mujer, lo vamos a llevar muy mal, de hecho éste señor lo va a pasar pésimo por querer saber de mí, -el muchacho abrió los ojos asombrado-.

--Noooo, señor discúlpeme, lo que menos quiero es que usted esté disgustado conmigo, esa fue la orden que me dieron, si no cumplo me dejan sin trabajo y dependo de ese sueldo para vivir.

Mi mujer se estaba enojando, eso era algo que nos pasaba a los dos cuando veíamos injusticias y prepotencias que se utilizaban para ponerle un pie encima de la cabeza a los subalternos.  Le pedí a Peter que se quedara tranquilo, que hiciera el cambio de vehículos y que luego se fuera para la casa, que no avisara a nadie de lo mío y de lo que yo había decidido con sus horarios.  Yo no lo necesitaría en todo el día siguiente, que dijera que yo ni le había hablado, estuvo de acuerdo y aseguro que nos quedáramos tranquilos, que por él nadie se enteraría de nada.

Luego de esto nos fuimos a la suite, nos resultó lujosa y acogedora y la dejé a Kande que acomodara la ropa y se fuera a bañar mientras me fijaba en la computadora para interiorizarme de todos los datos que me habían mandado Gisela y Cielo .  Al poco rato desistí de la idea de seguir mirando, me estaba amargando con lo que veía y, aun en luna de miel, iba a tener que hacer limpiezas también en esa empresa.  De todos modos no quería apurarme, además, la sede central estaba ubicada en Pretoria , la capital, a unos 50 kilómetros de Johannesburgo , en esta ciudad sólo funcionaba una filial en la que trabajaba Peter .

Dejé todo y me metí al baño con Kande que ya estaba terminando, la ayudé a secarse antes de bañarme y dije que esta noche dormiríamos a discreción, ni puntos de discusión, ya relajados y bañados nos agarró un cansancio tremendo y había que aprovechar la cómoda y enorme cama que parecía llamarnos.  Nos despertaron a las nueve de la mañana para el servicio de la habitación y desistí de ello, además pedí el desayuno en la suite, algo que más que desayuno parecía un almuerzo y asimismo, lo que nos alegró es que los horarios de las comidas eran similares al nuestro.

De acuerdo a la evaluación de las chicas Informáticas, le mandé un mail a Cielo para que me contestara quienes podrían ser los posibles reemplazantes, otro a Kaila pidiéndole novedades y desempeño del Director de la Empresa de Seguridad en Johannesburgo y otro a Miguel para que me diera los datos de los Directivos del Estudio Jurídico en Sudáfrica .  Sabía que no tardarían en contestarme y como el día había amanecido gris y lloviznaba no daban ganas de salir.

Principios del invierno en Sudáfrica pero el clima no era frio en absoluto, decidimos con Kande recorrer el hotel en su totalidad y había bastante para hacer y mirar allí adentro.  El jardín interior nos resultó bellísimo, lleno de plantas y una enorme fuente repleta de peces carpas japoneses de distintos colores y tamaños llamaba a admirarlos.  Cercano a esa fuente había un bar, redondo, techado y con banquetas rodeando el mostrador semi esférico, se estaba bien allí y degustamos un aperitivo que nos preparó el barman, hasta que, notando inquieta a Kande , le dije que se fuera a pasear a mirar vidrieras en los locales que se encontraban debajo de una larga galería cubierta.

No tuve que repetírselo, me besó y se fue a chusmear en las vidrieras y, seguramente, a hacer “hablar” a la tarjeta, me quedé allí, degustando el trago y sin hablar con nadie hasta que la “negra” volvió pidiendo que la acompañara.  Me metió en uno de los locales y me hizo probar una campera de antílope que me quedaba “dibujada” , hizo además que me mostraran un hermoso traje gris puesto que yo no había llevado y a eso hubo que agregarle camisa, corbata, medias y zapatos, hasta allí llegué porque no quise saber nada con el sobretodo que también quería que comprara.

Me salvó el teléfono con las contestaciones a lo que había pedido.  Nos fuimos a sentar al comedor, dispuestos a almorzar y me puse a mirar la información que me mandaba Cielo , era evidente que tenía que hacer varios movimientos en la casa central de esa empresa pero no lo haría personalmente, los Abogados se encargarían de todo.  De la filial en Johannesburgo me ocuparía yo, se me hacía que el Director de Administración era un “negrero” y acorde a lo que había “escuchado” del pensamiento de Peter , tenía los días contados en la empresa.

Con los datos que me faltaban que me habían pasado Miguel y Kaila , llamé por teléfono a los dos representantes más importantes del Estudio Jurídico y al Director de la Empresa de Seguridad para presentarme ante ellos y dictaminar los pasos a seguir, es decir, los que ellos tendrían que seguir porque la “cosa” sería a “cara de perro” .  Me presenté con ellos por medio del teléfono y los cité para las ocho de la noche en el bar del hotel, sólo a ellos y haciendo hincapié en el secreto de la reunión. Kande me miraba cuando hablaba por teléfono y me preguntó qué tan mal venía el asunto, “tan mal como en las otras empresas que visitamos, tendremos que seguir los mismos pasos que con las anteriores” , -le contesté-.

Almorzamos más que bien y se notaba que la cocina era un rejunte de varias comidas europeas y orientales pero más cercana a nuestros gustos.  El exquisito vino tinto que me recomendaron, un “Bouchard Finlayson Hannibal me cayó de maravilla aunque la modorra que me asaltó sólo podría ser atemperada con una buena siesta.  Así se lo hice saber a Kande que bromeó por esto y agregó que me dejaría dormir porque ella iba a aprovechar a ir al spa y allí se iba a encontrar con Azul y Cintia para una sesión de sauna y masajes. “Preguntales si no quieren ir pasado mañana a recorrer una reserva de animales salvajes”** , -le dije y me fui para la suite-.

A las seis de la tarde ya estaba levantado y entraba a bañarme cuando llegó Kande con las dos azafatas, venían resplandecientes de la sesión de spa y masajes, a preguntar por cuál de las reservas de animales podían optar y si podíamos ir con los pilotos, debido a que ellos habían hablado también de esa posibilidad, de hecho Sergio había traído una buena cámara de fotos con un zoom que le facilitaría las tomas desde lejos.  Respecto de las reservas, lo dejé a criterio de ellas para que se ocuparan de averiguar y como aún seguía lloviznando no lo haríamos al día siguiente.

Luego de que las chicas se fueron le dije a Kande que se cambiara porque tenía que estar en la reunión con los Abogados y el Director de Seguridad.  Pedí una mesa reservada para seis personas en la zona de la confitería del hotel pues había visto que existían esos “privados” y me venían de perlas.  Los esperamos sentados frente a la barra y fueron puntuales, nos presentamos con ellos que vestían de riguroso traje en tonalidades del negro al gris.  Los cuatro porque el Director de Seguridad vino acompañado de su segundo al mando, no me pareció mal y los invité a pasar al reservado.

Los cuatro tenían una altura que oscilaba en el metro ochenta y cinco, el Abogado principal de piel negra similar a la de Kande y su segundo era rubio, tipo nórdico, en cambio los Directores de Seguridad eran de raza negra pero más “amarronados” .  Como no podría ser de otra manera, se asombraron de la belleza de Kande pero, salvo admiración, no trasuntaron ni pensaron nada fuera de lugar.  Luego de “escudriñar” un rato en sus mentes, ya la practica me permitía hablar con uno y “escuchar” a los otros, llegué a la conclusión de eran absolutamente de fiar y expuse la estrategia que quería aplicar.

El Abogado negro, Director General del Estudio tenía dudas al respecto de la actuación y luego de exponer lo miré y le dije: “Doctor, las dudas que tenga, por favor, expóngalas, no soy un tirano cerrado a escuchar” .  Primero me miró algo sorprendido y después preguntó sobre que iban a hacer un procedimiento sin ningún tipo de pruebas.

--  Doctor y esto va para conocimiento de todos, yo no necesito pruebas para dejar cesante a ninguno de los Directivos de cualquiera de mis empresas, me basta sólo con desearlo, me extraña que me pregunte eso cuando usted ya sabe que es así. -Me di cuenta que el comentario de él estaba dirigido a que su segundo al mando tuviera la confirmación de algo que ya habían hablado entre ellos-.

--Ninguna duda señor, se hará como usted decida.

--  No quiero dudas respecto de mis decisiones pero siempre estoy dispuesto a aclarar las cosas, tal como lo está usted haciendo con su colega, -los dos se miraron asombrados-. De todos modos, le voy a dar una lista detallada de los ingresos y gastos desmedidos de, por lo menos cuatro Directores de la empresa y del uso de propiedades de la misma para usufructo personal, algo que estoy corrigiendo en todas las compañías de mi propiedad, también los nombres de quienes lo reemplazarán.  Las propiedades serán vendidas y el Estudio se encargará de ellos dando un plazo de una semana para desalojarlas.  A partir de ahora el control de la empresa y el desenvolvimiento de sus Directores serán más estrictos y ya tengo gente preparada para eso.

--¿Cuál será nuestro rol en esto?, -preguntó el Director de la empresa de Seguridad-.

--  Estarán apoyando a los Abogados actuantes para no permitir ningún conato de rebeldía y en esto quiero ser claro también, al que ponga el mínimo “pero”, lo sacan a patadas de su oficina y de la empresa, ninguno de ellos retirará documentación y ordenador ninguno, salen de allí con lo puesto, ¿queda claro?

--Clarísimo señor.

--  Los nuevos Directores se ocuparán de hacerles llegar al Estudio un informe de todo lo encontrado en los ordenadores, aunque esto, sólo para conocimiento de ustedes, es sólo para cotejar con lo que ya tengo porque esos ordenadores ya fueron hackeados.  Lo único que me resta por decirles es que estoy orgulloso del trabajo que realizan en sus respectivas áreas, ya que si hablo con ustedes hoy es porque tengo la plena seguridad de que están haciendo las cosas bien, otro “cantar” sería si supiera que están “sucios” de algún modo.

Todo quedó meridianamente explicitado y cualquiera de ellos tuvo claro que conmigo no se “jodía” , que estaba enterado de todos los movimientos de los Directores de cualquier empresa.  No era tan así pero, me convenía que lo creyeran.  Asimismo, le hice saber al Director de la Seguridad que el mismo día yo me presentaría en la filial de Johannesburgo para hacer una “limpieza” similar pero me iba a comunicar antes con el Jefe de Seguridad del día en esa empresa y le pedí al Director que lo pusiera sobre aviso.

Estos Directores estaban más que convencidos de llevar adelante la depuración de la empresa en Sudáfrica y tragos de por medio, se fueron distendiendo y entendiendo que no eran una cuestión de capricho o maldad, era de saneamiento y eficiencia.  Luego de hablar de corrupción y de temas relacionados con el trabajo, los invité a cenar y departimos durante toda la cena de las familias y de la vida personal de cada uno.  No me llamaba demasiado esto pero me sirvió para que me conocieran más íntimamente y ninguno de ellos “falseó” ningún dato al respecto de lo que hablaban y eso me alegró.

Se fueron de allí alrededor de las once de la noche, más que contentos conmigo y, para variar, “enamoradísimos” de Kande .  Los despedimos en la puerta del hotel y luego de eso la abracé a mi mujer diciéndole al oído: “Ahora nos vamos a la suite y, como dice Azul, te voy a hacer “tronar” el culito porque estoy celoso de la forma en que miraban los sudafricanos” .  La “negra” se largó a reír a carcajadas y me contestó: “Como si hiciera falta ponerte celoso, “él” siempre está a la espera y dispuesto para vos, jajaja” .  Subimos al ascensor riendo los dos.

No bien entramos en la suite recordé algo y lo llamé a Peter para que estuviera a las ocho y medía en la confitería del hotel, desayunaríamos juntos y le dije que trajera a la esposa y al hijo.  El muchacho comenzó a titubear por esto, excusándose porque la señora no se encontraría en ese ambiente.  Al tener puesto el altavoz para que Kande escuchara, me pidió el teléfono y pidió hablar con la señora, comunicada con ella, le preguntó en qué idioma o lengua se comunicaba mejor, si en Sepeli , Ndebele , Afrikaans , Zulú , Sesotho o alguna otra, la mujer de Peter , muy tímidamente, le contestó que podía hablar en Afrikaans pero su lengua de origen era el Sepeli .

¡Cuánta razón tenía el YAOGUAI cuando me decía que Kande siempre estaba un paso adelante! ...  De inmediato se puso a hablar con la mujer en la lengua de origen de ella y yo notaba la felicidad que la embargaba a la “negra” por poder expresarse en lenguas originarias.  De resultas de la conversación, con risas incluidas, la convenció de venir a desayunar, de jeans y zapatillas para estar acorde a nosotros.  Luego de cortar la comunicación me tocó cumplir con lo de la “tronada” pero Kande , aparte de receptiva estaba más que feliz y tuve que esforzarme para cumplir.

A Las ocho y veinticinco ya los estábamos esperando y entró Peter acompañado de una jovencita un tanto intimidada por lo lujoso del lugar, entendí que rondaba los veintidós años, en realidad tenía veinticuatro pero, como antes ya expresé, en la gente negra y/u oriental me es muy difícil calcular la edad.  Caminaba detrás de Peter llevando de la mano a un hermoso niño de cabello enrulado y ojos negros muy vivaces.  No llegaba al metro setenta y tenía un físico envidiable que resaltaba en su culito parado que, aún viéndola de frente, se dejaba adivinar.  Las tetas no parecían muy grandes o estaban disimuladas por la blusa y la campera.

Los tres vestían de modo informal y cuando Peter nos vio aceleró el paso seguido rápidamente por ella.  La presentó como Ashanti , luego me enteraría que significaba “gracias” , el hijo se llamaba Yaro que significa, precisamente “hijo” .  El abrazo sentido de Kande, primero a ella y luego a la criatura que se rió sin complejos ante la buena onda de mi mujer, la hizo poner cómoda enseguida y se soltó retribuyendo con una gran sonrisa a la que yo le dispensaba.

Tomamos un desayuno espectacular y, ante la pregunta de Peter relacionada con lo que pensaba hacer en el día, le contesté que nada, que por lo que estaba escuchando Kande acapararía a la esposa y al hijo y se irían de compras.

--  Tenés dos opciones, las acompañás, cosa que no te aconsejo porque te van a correr cuando comencés a estorbar y aburrirte al entrar y salir de los negocios o te vas a hacer alguna otra cosa esperando a que te llamen.

--Mucho no van a tardar porque tienen que regresar a almorzar.

--  Jajaja, que iluso que sos, ellas van a almorzar por allí y no van a quedar libres hasta pasada la tarde.  Yo te diría que te vayas a visitar a algún conocido o a tu casa.

--Me gustaría ir a visitar a la gente de la granja en que me crié, vivo en la ciudad pero extraño mucho todo eso, el tema es que queda como a treinta kilómetros.

--  No lo pienses más, avisale a tu mujer y andá tranquilo, yo pienso caminar por un parque cercano y luego de almorzar me voy a dormir un rato largo.  Movete tranquilo, yo te voy a dar un dinero cada vez que vengas a atendernos y esto es por decisión de mi mujer y mía, prohibido negarse, jajaja.

Le dejé trescientos Euros en la palma de la mano y abrió los ojos enormes y oscuros.  Le hice señas para que no hablara, algo que, por la sorpresa, le iba a resultar difícil hacer.  Yo sabía que ese dinero era lo que cobraba mensualmente, ya que el sueldo básico fijado en Sudáfrica era de Tres Mil Quinientos Rand, lo que equivalía a unos 290 Euros y le acababa de decir que se llevaría eso cada vez que utilizara el auto.  Estaba anonadado y vi con agrado que se lo daba a la mujer, a la que tampoco le permití agradecimientos.

Luego de que se fueron todos, me fui a la habitación y la llamé a Cielo para pedirle datos sobre los Directores de la filial en Johannesburgo , me contestó que ya se ponía a ello y se metió Gisela en la conversación:

--Gonza, estás de luna de miel, dejate de joder con el trabajo, salgan a caminar y a conocer …  -Me reí y le contesté a la “colo” -:

--  Hola mi vida, es sólo un par de días y después quedo libre, además Kande no está, se hizo de una amiga africana y salieron a “mirar vidrieras””.

--No me contés, no me contés porque ya los estoy envidiando.  ¿Fueron con Azul y Cintia ?

--  Si viajaron las dos pero ya les dijimos que no queremos que se acerquen, esto es para Kande y para mí.

--Está bien, disfruten, en cuanto te tengamos algo listo te lo hacemos llegar.  Besos.

Ni ganas tenía de salir de la suite, me hice subir el almuerzo a la habitación y se me antojó un guisado de carne de avestruz de Kudú, no sabía lo que era pero el camarero de la confitería me lo recomendó y Peter me dijo que era un manjar.  Me imaginé carne de ave, seguramente más dura pero si era ave, yo le entraba hasta a la polenta con gorriones.  Resultó ser un manjar, que adobado con un buen vino blanco me dejó culo al norte y con la cama a dos pasos, lógicamente, ni lo pensé, ¡que paseo por el parque ni ocho cuartos! , si “pintaba” la siesta yo no le hacía ascos, estuviera dónde estuviera.

Continuará…

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