El demonio de nombre extraño (46)

En Londres y con la familia me encuentro a un Jefe conocido, Inglaterra no nos gustó para nada y cumplo la promesa a Carlos.

FAMILIA LONDINENSE - PROMESA CUMPLIDA.

La fachada del hotel era esplendorosa, tenía un portero vestido con librea y galera en la puerta, muy propio de ingleses y, aún estando acostumbrado a lujosísimos hoteles modernos no me desagradó, había leído que se inauguró en el año 1906 apenas salido de la Época Victoriana (1837-1901) en que Inglaterra tuvo su apogeo comercial y el gran despegue económico.

Las fotos que había visto de las instalaciones y las habitaciones me hablaban de un decorado muy de la época en que fue construido aunque adaptado a lo moderno de lo actual.  Cuando ingresamos al mismo, el lujo del ambiente y las luces de grandes arañas colgantes, junto a las alfombras y el mobiliario superó mis expectativas y por lo que observé, la de todos.

Me habían dicho que allí había muerto Margaret Thatcher porque era el lugar dónde vivía desde hacía muchos años pero no quise averiguar ni saber en qué habitación aunque no hubiese estado mal cruzarme con su fantasma, me habría dado el gusto de re-putearla a viva voz, no existe, para cualquier argentino que se precie, una mujer más repudiable y odiada que la ex Primer Ministro inglesa.  Las habitaciones ya estaban determinadas por parejas, salvo la de Virginia que quedó sola en una de ellas.  Todas las habitaciones estaban en el tercer piso, la que yo ocupaba también.

La suite en que estábamos con Kande , no se puede describir, las paredes de un suave color pastel contrastaban con los muebles de pana, los cortinados, la cama enorme, ni hablar del baño, antebaño, la sala de estar, la iluminación con arañas colgantes de gran porte y la vista magnífica al Green Park desde un espacioso balcón.

Era verdaderamente un lujo de época, sencillamente espectacular.  A todo esto contando la hora perdida en la recepción del Aeropuerto, los casi treinta minutos de viaje hasta el hotel, la distribución de las habitaciones y demás, se habían hecho las seis de la tarde, habíamos perdido la famosa hora del té de los ingleses pero a ninguno de nosotros eso nos hizo mella, queríamos bañarnos y descansar, por lo menos hasta la hora de cenar.

Algunos dormimos, otros recorrieron el lugar y tomaron algo en las lujosas instalaciones del bar del hotel, que tenía una barra relativamente chica y mesas con sillas, por lo que se asemejaba más a una confitería que a un bar propiamente dicho.  Para cenar tuvimos que conformarnos con minutas porque a las diez de la noche el restaurant cierra y ya no hay cena para nadie, lo mismo pasa en casi todas las casas de comidas típicamente londinenses, creo que es un horario determinado por Ley y me cago en la vida que llevan, parecería que a tal o cual hora las “ovejas” deben estar en el redil.

Incluso, como pudimos saber por Graciela y Cynthia , ayudadas con las traducciones por las azafatas, las discotecas y boliches bailables funcionaban hasta las tres de la mañana los viernes y sábados y hasta la una de la mañana los domingos y días de semana.  Otro tanto sucedía con pubs y lugares de reunión, estos a las once de la noche bajaban las cortinas pero de nueve de la noche hasta casi las once los concurrentes a estos lugares aprovechaban para tomarse hasta el agua de los floreros.  Acostumbrados a que nuestras discotecas comenzaban a funcionar después de la medianoche, la famosa “vida nocturna” de Londres nos pareció un cuento que sólo funciona con algunos desprevenidos.

Como fuere, a eso de las once y media de la noche salimos a dar una vuelta por Piccadilly Circus que quedaba a pocas cuadras, éramos varios y las chicas vestían de campera y jeans.  La noche estaba un tanto fresca y nos acercamos a los lugares de diversión que por allí abundan, un par de bailables aún abiertos y varios pubs cerrados, se notaba que había turistas y bastante juventud dando vueltas por el lugar.

Los muchachos “locales” miraron y piropearon a Gisela , Cielo , Azul , Cintia y Virginia que iban solas y tomadas del brazo y a las inglesas que los acompañaban no les hizo mucha gracia y dicho sea de paso, en los dos días que estuvimos en Londres no vi a ninguna inglesa bonita o digna de mirarse.  Para mi gusto eran horribles, poco culo, chatas, pechos flácidos, narices ganchudas, cabello pajizo, faltas de gracia, creo, estoy seguro que alguna bonita debe haber, yo no las vi.

Las únicas mujeres más o menos bonitas y bien vestidas que vi, estaban en el hotel, eran turistas y además alguna que otra escort disimulada que ni pregunté si eran inglesas, tampoco lo parecían.  Nos regresamos al hotel un poco desilusionados de lo que habíamos encontrado en la capital de Inglaterra pero si había algo que a todos nos importaba por igual, la cama nos esperaba y la falta de sueño, el viaje y el traqueteo del día nos había quitado demasiadas energías.  Cuando llegué a la habitación me “desmayé” rapidísimo sobre las sábanas, a Kande le pasó igual y creo que la comitiva en general pasó por lo mismo.

Para variar, el día amaneció nublado y lloviznaba una lluvia finita de esa que, si te descuidás, te cala hasta los huesos y te tira el ánimo por el suelo, quizás ellos estén acostumbrados, a nosotros nos daba ganas de llorar.  Desayunamos todos juntos y noté que Carlos y Miguel se estaban haciendo “muy amigos” , Gisela los miró con picardía y aunque lo pensó, se abstuvo de hacerle alguna broma pero la que recibió las bromas y cargadas de todas ellas fue Maylín , la china-colombiana se prestaba a la jarana y devolvió con sonrisas y abrazos con Tai las chanzas por su llegada al comedor cuando ya casi todos terminábamos de desayunar, jajaja, en cualquier momento la embarazaba por sobre su embarazo.

Como a las diez de la mañana Graciela me salió con un pedido extraño, me dijo que quería ir a comer a un restaurant chino con Cynthia , alegó que había contado en la peluquería que viajaría a Inglaterra y una china que es clienta de la misma estilista y dueña del supermercado del barrio le había pedido como un favor muy grande que le hiciera llegar una carta a su prima que tenía un restaurant muy importante en el barrio chino del Soho .

Cuando yo digo que el Mundo es un pañuelo no hablo al pedo. ¿Casualidades?, ¿causalidades? , lo que es cierto es que ciertos tipos de imponderables existen y no podemos manejarlos.  La Jefe de Familia del barrio en que antes vivía tenía una prima en Inglaterra , ¿quién diría?“¿Le dijiste a la dueña del supermercado con quién te ibas a Inglaterra?” …  Antes de que Graciela me contestara, la “voz” sonó en mi cabeza, “te vas a llevar una sorpresa con esta Familia”

Me sorprendí con lo que me dijeron y no pregunté porque la escuché contestar a Graciela , “no, no le dije con quien pero sabe que estoy en el Complejo y quien lo hace aunque no creo que esa china te conozca ni que vos sepas quien es, antes ni siquiera atendía el negocio, yo la conocí como clienta cuando, después de que el marido se mandó a mudar de un día para el otro, vino a depilarse y desde ahí charlamos siempre” , -me dijo, sin saber cómo era la realidad-.

Cada vez entendía menos y me quedé pensando sin notar que Graciela me mostraba un sobre de papel madera que parecía contener algo aparte de papeles. “Esto es lo que me pidió que le llevara y en una de esas, por el favor, comemos gratis aparte de conocer el barrio chino” .  Me extendió el sobre escrito con caracteres chinos, lo tomó Tai para leerlo y me dijo en chino, “es la misma dirección del lugar donde reside la Familia de Londres .

La única manera de desentrañar todo eso era ir al lugar, le dije a Tai que le avisara a Maylín y nos fuimos las dos parejas y las chicas, de paso aprovecharíamos a almorzar.  Todo el barrio chino, desde el arco característico de la entrada resultó muy pintoresco y con montones de atractivos para el turista.  No había apuro y por primera vez las chicas se cansaron de sacar fotos al lugar, además, a instancias de Kande que hacía punta, “desvalijaron” varios negocios.

El tema es que, cerca del mediodía ingresamos al restaurant, se notaba que era el mejor de la zona y aunque estaba decorado con motivos chinos característicos, el lujo se hacía notar, no sólo en el mobiliario sino también en la vestimenta tradicional de los que atendían el lugar.  De inmediato, al decir que veníamos juntos arrimaron un par de mesas y nos pudimos sentar cercanos.

Le dije serio a Graciela que primero comiéramos, no fuera a ser cosa que trajera algo desagradable de regalo y terminábamos todos envenenados, ella y Cynthia se tensaron y las carcajadas de los demás se escucharon en todo el lugar.  Luego pasó lo de siempre, yo no decía nada, Kande lo tomaba por sabido y sólo se sonreía, esto debido a que era Tai junto a Maylín quienes recibían las atenciones de los camareros y siempre se dirigían a ellos en su idioma. Maylín amagó con hacerles la aclaración y Tai la detuvo diciéndole, “almorzá tranquila, si Gonzalo no dice nada está todo bien” .  Cuando ya terminábamos de comer, opíparamente por cierto, se dio una situación que les demostró a todos que yo no era un turista más.

Estacionaron dos camionetas similares a las que teníamos en casa, negras, con vidrios polarizados y seguramente a prueba de balas, de ellas descendieron cinco chinos muy bien vestidos y un sexto que era un gentleman al que le abrieron la puerta y lo rodearon al descender y entrar al restaurant.  El tipo entró con paso seguro y se dirigió a la que parecía la dueña del sitio que estaba detrás de la caja registradora.

La saludó con deferencia y con las reverencias tan comunes entre ellos, ella le respondió del mismo modo y le mostró el sitio que tenían reservado en unos de los rincones del lugar, allí se fue a sentar junto con quienes lo acompañaban.  Desde allí dominaban todo el salón, Maylín , conociendo el paño opinó: “Debe ser un jefe importante de la Triada .

Nadie le contestó nada pero Cynthia preguntó, “¿un jefe de la qué?” y junto a Graciela giraron la cabeza para mirar hacia donde estaban ubicados.  Los de la mesa prestaron atención de inmediato y el que parecía ser el jefe me miró fijamente y luego lo hizo con Tai , de inmediato se levantó como un resorte y se vino hacia adonde estábamos sentados.  A mitad de camino giró y los paró en seco a los custodios que se levantaron detrás de él para seguirlo, se acercó a la mesa, le hizo una reverencia a Tai que se notó como de profundo respeto pero luego, frente a mí, le faltó poco para ponerse de rodillas y darme la bienvenida a Londres .

Me levanté de inmediato para saludarlo y le pedí que aceptara sentarse a mi mesa, para lo cual, muy solícitamente un camarero, ante su seña, se apuró para acercarle una silla.  Habló conmigo en un Español medio enrevesado con palabras en Inglés pidiendo disculpas por la intromisión, Tai se adelantó para decirle en chino que no todos en la mesa me conocía como el “Portador” y asintió con un movimiento de cabeza.

Le presenté a los que me acompañaban y la elogió a mi mujer, además lo hizo con Maylín diciendo: “Ustedes tienen toda la suerte del Mundo por tener a estos hombres a vuestro lado” , la que contestó fue Kande , “lo sabemos señor, agraciadamente lo sabemos” .  Después me preguntó por qué no le había avisado de mi llegada para atenderme como correspondía y siguió sin que lo pudiera parar…

--Aparte de saber quién es, nunca olvidaré que salvó a nuestra Organización y la vida de varios de nosotros.

--  Eso ya pasó, creí que era mi obligación y lo mismo pensó Tai, respecto a no avisar, jamás lo hago, cuando visito a las Familias.

--¿Todavía no lo saben?, no puedo creer que estén tan despreocupados sabiendo que es usted.

--  No, no lo saben, estaba esperando el momento propicio que será posiblemente después de tomar el café.

--No lo van a poder creer, yo siempre que puedo almuerzo o ceno aquí, siento que estoy en deuda de vida con esta Familia por una especie de carácter transitivo y le aclaro que pago la cuenta, jajaja.  Si me permite regresaré a mi mesa y lo dejo que haga usted su voluntad.

Se retiró volviendo a pedir disculpas por haberse acercado a la mesa y saludó a todos, uno por uno.  Nadie entendía nada, los que lo conocían sabían que era el jefe máximo de la Triada en Inglaterra además de un importante empresario y se extrañaron muchísimo de sus saludos y reverencias de sumo respeto. Maylín me miraba asombrada, también lo hacía con su novio que recibió los respetos de ese jefe casi intocable para todos. “Bueno, -dijo Kande - ahora, vayamos donde vayamos vamos a estar protegidas sin que nos demos cuenta de ello” .

A Graciela y a Cynthia se le cruzaban miles de preguntas por la cabeza, Kande les contó rápido que era la Triada y no entendían como “el amigo de los boliches” recibía semejantes reverencias y muestras de respeto de uno de los jefes más importantes de la mafia china. “¿Te conoce?” ,

-preguntó Maylín a pesar del toque de Tai en su brazo-.  Me di cuenta en qué sentido lo preguntaba y le contesté parco: “Algo, no completamente porque no es de las Familias” , allí lo corté y ella pidió disculpas por la pregunta.  Los camareros cuchicheaban entre ellos y la que estaba como loca queriendo saber era la dueña del restaurant.

Se había acercado a la mesa del jefe chino para preguntar y no obtuvo respuestas y como llegaba el momento de los café le dije a Tai que los pidiera y le avisara a la dueña que se acercara a la mesa porque había una encomienda para ella.  La había mirado de pasada sin prestarle mucha atención pero cuando se acercó un tanto temerosa a nuestra mesa pude apreciar que era una mujer para tener en cuenta, tenía una personalidad firme y segura pero, además, un físico que acaparaba las miradas.

El traje tradicional no ocultaba sus curvas, al contrario, las resaltaba y sus tetas, que se me ocurrieron operadas, no pasaban para nada desapercibidas, rondaría los cuarenta o cuarenta y cinco años.  Era alta para el común de las chinas, de cabello renegrido que le caía como cascada y de ojos vivaces y activos, se paró delante de mí mirándome profundamente como si pudiera saber algo con la mirada y Tai le dijo en su idioma que la que traía algo para ella desde Buenos Aires era Graciela .

Le pedí que tomara asiento y Graciela muy gentilmente le alcanzó el sobre, lo tomó con desconfianza hasta que leyó de quien provenía, lo tanteó y rasgo el papel para abrirlo.  Miró adentro del sobre y los ojos se le llenaron de lágrimas, luego sólo sacó los papeles para leer, las chicas se miraban alarmadas sin entender y yo supe que dentro del sobre estaba era la coleta del antiguo “Portador” .

Por la hora que se había hecho, en el restaurant quedaban dos comensales chinos, la gente de la Triada , los de la casa y nosotros.  A medida que leía la mujer se iba poniendo pálida, de pronto se paró, retrocedió unos tres pasos, se dejó caer de rodillas y luego extendió todo el cuerpo sobre el piso en una reverencia de sumisión y respeto.  Nadie atinó a hacer nada y todos me miraron a mí, el Jefe de la Triada se levantó, hizo que los comensales se retiraran y se fue con sus custodios sin proferir palabras pero hizo señas para que los camareros cerraran el local. “Le pertenezco, le pertenezco” repetía la mujer y se notaba que lloraba a lágrima viva.

Cynthia la tomó del brazo a Maylín y le preguntó casi gritando: “¿Qué le está diciendo?” , ésta contestó maquinalmente, “dice que le pertenece” , Graciela y la prima quedaron con los ojos como el dos de oro de la baraja española… Kande y yo la ayudamos a incorporarse y mi mujer le alcanzó una servilleta para que limpiara su cara, la abracé apretándola contra mí y noté como se aflojaba entregándose, de seguido le dije a Maylín y a Kande que la acompañaran a arreglarse, las otras dos se prendieron enseguida pero las que “sabían” hablarían sólo en Inglés o en Chino.

Se fue apretando el sobre contra su pecho, yo tenía que hablar con la Familia china del lugar y la presencia de Graciela y Cynthia me generaba un problema, esto era solamente entre los familiares y yo, con la excepción de Kande , Tai y ahora Maylín que era de las Familias.  La mujer regresó con las chicas, le agradeció de todas las formas posibles la diligencia que había hecho Graciela y le pedí que nos contara lo que le habían mandado.  Lo hizo en Inglés y Kande que traducía obviaba algunas palabras para que las chicas no se percataran de todo lo que hablaba.

La mujer nos contó que su prima le había mandado la coleta de su bisabuelo y además de contarle algunas cosas que acontecieron en su familia, le hacía saber que el “Portador” que sucedía al anciano, seguramente estaría acompañando a la mujer que le estaba llevando ese bien tan preciado.  Al leer y sumando el saludo respetuoso del Jefe chino, no tuvo dudas de que el “Portador” era yo, el hombre en cuestión jamás se hubiera inclinado ante nadie de la manera en que lo hizo ante mí.

Amagó, como si fuera natural, con tomarme de las manos, se arrepintió a mitad de camino y por sus ojos pasó un ramalazo de temor que logré descartar enseguida al asirla de las dos manos con una de las mías y acariciar su cabeza, la entrega que demostró cual si fuera un felino al que se lo acaricia y lo acepta fue de entrega total en lo físico y en lo mental.  Le faltó apoyar la cabeza en mi pecho pero reaccionó rápido y me pidió disculpas, lo mismo hizo con Kande y los demás aludiendo al hecho que nunca había tenido la oportunidad de estar al lado del “Portador” y por ende del YAOGUAI pues al bisabuelo nunca lo conoció personalmente.

Nos contó que tenía cuarenta y dos años, que se había casado siendo muy jovencita ante “arreglos” de familias y había quedado viuda hacía cuatro años por un accidente de tránsito, debido a esto había asumido la jefatura de esta Familia sucediendo al esposo porque los padres de él, que ya eran mayores, en su momento habían cedido la jefatura al hijo que era quien llevaba adelante todo el negocio y ella tuvo que hacerse cargo.

Tenía una hija de veinte años que estudiaba en una universidad privada con residencia y los demás eran cuñados y hermanos repartidos entre hombres y mujeres que trabajaban todos en el restaurant que además tenía una sucursal no muy lejos de allí.  Le pregunté cuántos eran de la Familia porque yo quería conocerlos y darme a conocer y me contestó que eran nueve pero que en ese momento sólo podía reunir a ocho de ellos si los mandaba a llamar porque la hija no podía hacerse presente.

Se repartían el trabajo, la suegra atendía el otro negocio, el suegro no hacía nada y había además dos camareros y dos camareras pero aunque eran chinos no pertenecían a la Familia.  Los hermanos (dos hombres y una mujer) y los cuñados (un hombre y una mujer) eran solteros y sus edades oscilaban entre los veinticinco y treinta años.

Vivían todos en una casa principal que tenía distintos departamentos individuales y su domicilio estaba ubicado en los fondos del restaurant en un terreno enorme de unos 25x90 metros que tenía salida a una calle paralela.  La conversación estaba distendida y tomábamos un aperitivo, ya las chicas se habían presentado con ella en el baño, la saludó afectuosamente a Maylín cuando se enteró que pertenecía a la Familia de Colombia y con sumo respeto a Kande por ser mi esposa, también acotó que le había causado mucha extrañeza que el “Portador” fuera occidental.

Seis o siete personas, ubicadas detrás de un mostrador, espiaban nuestra conversación pero no osaban intervenir, Liu(era el nombre de la anfitriona) les dijo a los empleados que podían marcharse, estos agradecieron y parecieron volatilizarse de lo rápido que salieron, luego llamó a un cuñado, a la hermana, muy parecida a ella, quien también vestía el qipao tradicional de mangas cortas, elegante y sensual y al suegro que se acercaron dubitativos.

El chino más viejo, de unos setenta años, (cuando no) hizo gala enseguida de su supuesta capacidad de mando y autoridad preguntando en su idioma, con un cierto tono de soberbia, quiénes eran los occidentales, todos notamos que la contestación de Liu tuvo cierto tono de reproche haciendo notar que era un desubicado porque se dirigió a mí hablando también en chino.

--Le ruego que disculpe la falta de Educación y de respeto de mi suegro, ubicarse con los clientes y los visitantes nunca ha sido su fuerte, para su desgracia, tampoco tiene idea de que es usted el “Portador”.

Como ya había comprobado en otras Familias, la “famosa” denominación obraba maravilla entre los miembros que sabían de él.  Los restantes, al instante, hicieron una reverencia de respeto pero el viejo tozudo para no dar el brazo a torcer ante desconocidos y seguramente porque provenía de una mujer le contestó airado, “¿cómo puedes saber eso, cualquiera viene, te dice algo así y tú le crees como si su palabra fuera verdadera?” .

No contesté nada y mentalmente le pedí al YAOGUAI sólo mostrar la mano, “las chicas, dormí a las chicas” , -pidió mentalmente-.  En el acto y sin saber cómo saldría todo, les pedí a las chicas que se sentaran en otra mesa porque tenía que atender al viejo, lo hicieron extrañadas y las toqué en el hombro con cada una de mis manos, quedaron mirando pero con los ojos abiertos sin pestañear, cual si fuera muñecas, luego, dándome vuelta, lo miré fijamente al viejo y le dejé ver la garra que hice golpear fuerte sobre la mesa.

Eso sólo de por si hasta a mí me impresionaba, Liu se levantó de inmediato y se dobló haciendo una reverencia, lo mismo hicieron los dos más jóvenes, Maylín no pudo levantarse de un salto porque Tai la detuvo, el olor del miedo se expandió en el lugar y el viejo se largó a llorar presa del terror que lo asaltó, se estiró cual largo era en el suelo pidiendo perdón con grititos lastimeros.  Ya lo había experimentado varias veces y cada vez me molestaba más que primero hicieran las cagadas y luego pidieran disculpas.

No hablé, no dije nada, sólo me levanté y lo tomé de la nuca cerrando la garra y lo levanté como si fuera una pluma, hice girar su cuerpo torciendo la muñeca y lo miré fijamente, “estoy cansado de las soberbias y que después lo quieran arreglar con disculpas, usted va a tener que hacer voto de silencio y obedecer ciegamente lo que dice la Jefa de Familia, no quiero volverlo a escuchar” .  Moví el brazo hacia atrás como para lanzarlo y la mano de Kande sobre el brazo lo salvó de, por lo menos, un par de huesos rotos, cuando lo solté todos respiraron aliviados y el olor y la mancha en su pantalón denunciaban que se le habían aflojado los esfínteres, ante esto el hijo se lo llevó rápido.

Le dije a Liu que nos iríamos y que volvería a la hora de la cena para verlos a todos porque en ese momento mi ánimo y mi carácter estaban un tanto trastocados y podía reaccionar mal ante cualquier cosa que no me agradara, le hice saber que las reverencias exageradas no me agradaban y que, salvo ese pequeño inconveniente, había sido un gusto conocerla.  Contestó que me esperarían y que hablaría con todos ellos para que no tuviera inconvenientes, volví a tocar a las chicas que pestañearon y sólo miraron la mesa en que estaban sentadas, la jefa saludó con deferencia a todos y nos fuimos de allí para volver al hotel.

En la camioneta había hablado poco y nada, sólo le dije al conductor que nos paseara un rato por algunos lugares para ver y las chicas aprovecharon para sacar una pila de fotos, cuando llegamos al hotel lo único que quería era darme un baño y dormir un rato. Kande les explicó a las chicas que aceptar la herencia conllevaba el compromiso de hacerme cargo de las veinte Familias chinas diseminadas por el Mundo a las que tenía que apoyar y ayudar, de allí algunos conocimientos “extras” con otros chinos.  Lo explicado estuvo bien y no me preguntaron nada más, cosa que me alegró la tarde, no tenía ganas de dar ninguna explicación a nadie.

Se quedaron todos hablando en el hall, de paso esperaban a los demás que habían salido a recorrer algunos de los lugares turísticos de la capital inglesa.  Dormí un par de horas y verdaderamente la habitación era muy acogedora sin ruidos molestos que provenían del exterior, me despertó Kande que venía a cambiarse porque quería acompañar a Graciela y a Cynthia a unas de las discotecas y se habían prendido todas en la visita, por medio del hotel habían conseguido entradas a una que se llamaba “CARGO” , según decían verían si se podía “copiar” algo de la decoración para el Complejo, luego, si había tiempo irían a otra que se llamaba “PROUND” en que se reunía gente más joven.

La idea no me pareció mal y tuve que decírselo porque se había quedado expectante esperando por mi respuesta. Maylín no iría sola sin Tai y cuando los encontré en la confitería del hotel le dije que nos acompañara, de paso aproveché a hablar con Miguel para decirle que en la mañana debía ir a la empresa como mi Representante y verificar el despido del Subdirector y de quien lo había recomendado y de paso, meterles un poco de miedo, lo acompañaría Andrey y Kaila que escuchaba me preguntó si lo podía acompañar para rememorar viejos tiempos, me reí recordando que con ella no se jugaba y le dije que fuera pero que tratara de no romper nada.

Cuando entramos al lugar, el restaurant funcionaba a un buen ritmo y noté que los clientes no hacían mucha sobremesa, terminaban su postre o café y dejaban el lugar, nada que ver con nuestra mentalidad al compartir una cena. Liu que en esta ocasión vestía un qipao negro con tonos grises y dorados que parecía ser de seda y que se acoplaba a sus curvas como una segunda piel estaba exquisita, su hermana también, ésta quedó encargada en la caja y Liu nos acompañó a un privado situado lejos de las miradas del público, noté porque no pude resistirme a eso, que las medidas de sus tetas eran similares y descarté la cirugía.

No tomaron más clientes y ya para las nueve y media de la noche cerraron el local.  La había estado “escuchando” cuando hablaba muy animadamente con Maylín y no pudo dejar de pensar en mí como hombre, habida cuenta que se sabía favorecida físicamente pero se prefería como viuda deseable a tener que casarse o juntarse nuevamente con un chino, le gustaba el Jefe de la Triada pero no congeniaba con sus “negocios ocultos” y prefería evitarlo desechando sus invitaciones, por otro lado, se sintió profundamente complacida con la lección dada a su suegro, era quien más molestaba con sus comentarios y ahora hasta la propia familia de sangre lo hacía callar la boca.

Luego de cerrar nos invitó a pasar al interior de la casa.  El lugar era acogedor y aunque a mí no me agradaban mucho las decoraciones con motivos chinos, debí aceptar que aquello era algo que no pasaba desapercibido pero no agobiaba, además existía un mobiliario bastante moderno más de tipo occidental.  Dentro de la casa estaban todos los familiares pues el otro restaurant, previendo mi llegada, no había sido abierto.  El saludo de todos fue apenas con una reverencia agachando la cabeza y moviendo de forma imperceptible el torso, índice evidente de que habían sido aleccionados por Liu .

El anciano estaba cabizbajo pero no lo “escuché” enojado, estaba muy avergonzado y sin poder hablar no sabía cómo hacerlo notar, del modo que fuere, no le di mucha importancia pero no lo ignoré al saludar.  Me dirigí a la mujer más anciana, esposo del “mudo” y le hice una reverencia tomándola de las manos, era una clara muestra de respeto y lo más apropiado con los ancianos que esperaban desde hacía mucho tiempo la llegada del “Portador” del YAOGUAI.

Los más jóvenes siempre estaban un poco más reacios a creer en cuentos de chinos viejos pero en este caso parecían bien enseñados y se encontraban expectantes, además, sabían lo que había pasado al mediodía, luego de mirarlos uno a uno, le pedí a la Jefa de Familia un lugar seguro y discreto para poder demostrarles que lo que se podía creer como leyenda era una realidad concreta.  No bien Tai le tradujo me señaló la puerta de un dormitorio que resultó muy agradable y bien decorado pero típicamente femenino, no dudé en creer que era el de Liu .

Les pedí que no se sorprendieran, que el YAOGUAI no les haría daño porque ya había notado que eran buenas personas.  Decir les podía decir cualquier cosa, el tema era aguantar la aparición, en algunos no fue miedo, fue liso y llano terror, los dos viejos casi se mueren de un paro cardíaco pero felices de poder ver a quien tanto anhelaban, la mujer, con más entereza, se encargó de abrazar al marido y hacerle mantener la vista en el “oso” pero aunque estuve atento a sus reacciones, se recuperaron rápido, la hermana de Liu se desmayó y la cuñada tuvo una especie de orgasmo que la dejó desparramada y sentada en la puerta al lado de Tai que cuidaba que nadie saliera.

La que se volvió a asustar mucho fue Maylín pero permaneció sentada en un sillón, aferrando con sus manos los apoyabrazos, sólo miraba con los ojos muy abiertos y las lágrimas corrían por sus mejillas sin hacer gestos ni decir palabras.  Me acerqué a Liu y con el dorso de la garra le acaricié la mejilla y ella, a pesar del miedo, no se aguantó y me la tomó con sus dos manos para besarla repetidas veces.

Además y juro que en eso no tuve nada que ver, que fue cosa del espíritu libidinoso obsesionado con las chinas el que, como su cuerpo tapaba la vista de todos, bajó la mano y apretó uno de los pechos macizos de la china que poco le faltó para acabar gimiendo como desaforada.  Él se calentó, la china se recalentó dejando salir sus aromas y tuve que volver rápido a ser Gonzalo para no hacer ninguna cagada a la vista de todos.

Después de esto me arreglé la ropa y los fui calmando, estaban todos bien y pedí algo para tomar, salimos de la habitación y hubo tragos y risas como para distender un poco el momento. Liu no se aguantó y dijo que tendría que hacerme algunas preguntas a solas, le contesté que podía hacerles en Inglés que yo lo entendía perfectamente y anotaría las respuestas en Español para que después se tradujeran.

Le pedí a Tai que nadie interrumpiera y nos fuimos los dos a la misma habitación, ya no era necesario que ella dijera nada, yo sabía perfectamente lo que quería y no bien terminó de cerrar la puerta, la abracé resbalando las manos por la seda de su vestimenta y le partí la boca con un beso introduciendo y moviendo mi lengua por todo su interior.

Se apretaba contra mi miembro endurecido y se aguantaba de gemir, no la dejé que jugara con sus besitos de lengua y giré su cuerpo para tomarla desde atrás, la apoyé el ariete en sus nalgas y las sentí mullidas y rellenas, algo no tan típico de las chinas, definitivamente, me gustó.  El beso en el cuello la desarmó y bajó su vestido junto con las copas del sostén, las tetas quedaron a merced de mis manos y allí no noté siliconas.

Amasaba, acariciaba y apretaba sus pezones haciendo que se revolviera contra mí y después de levantar la parte de abajo de su vestido que quedó reducido sólo a su cintura, a su pequeña cintura que abarcaba con mis dos manos, tomó una remera o similar y se la llevó a la boca para apagar los gemidos que le costaba mantener.  Se acercó a la cama, apoyó las manos en ella y ladeó la cabeza para mirarme como pidiendo que continuara.

No usaba ropa interior o no se la había puesto esperando esa ocasión, el caso es que no estaba depilada, eso no lo vi pero lo noté en la punta del glande y al pasar el cuerpo del ariete por sus labios mojados.  No quise ni podíamos esperar y comencé a empujar, no fue violento pero igual lloró por el dolor y se insultaba mentalmente en chino porque nunca pensó en el tamaño que la penetraba.

Viendo sus nalgas y sus muslos me di cuenta que allí había mucho gimnasio y entendí lo de su cuerpo más que apetecible.  No me animaba a empujar más por miedo a lastimarla, ya había notado como se abrían sus carnes desacostumbradas a este “ejercicio” y seguramente al tamaño pero ella solucionó el tema empujando sus ancas con fuerza y decisión.

Mi pelvis chocó con sus nalgas y me moví relativamente suave para lo que acostumbraba, ella fue la que casi enloqueció y comenzó con contracciones y temblores a la par que gemía con sordina por el trapo que tenía en la boca, de pronto se desplomó en la cama, había tenido varios orgasmos seguidos pero yo no, por eso la levanté de la cintura y aumenté mis entradas y salidas, esto la hizo reaccionar y movió más el culo y las caderas cuando uno de mis pulgares penetró el orificio de su culito bien formado.

Estaba casi a punto e hice un último intento, cambié de lugar y empujé a la par que apretaba su cara contra la cama.  No pudo gritar ni moverse cuando unos diez centímetros de miembro entraron en su culo prácticamente virgen, allí comprendí, con suerte para ella, que si seguía la rompía toda y me moví apenas un par de veces para después inundarla de leche.

¿Le gustó?, claro que le gustó, gozó bastante al haberse dejado romper el culo por el “Portador” y aún se movía y tenía contracciones cuando aflojé la presión que mantenía la cara sobre la cama.  Salí limpito por su apretón y le quedó un túnel importante pero giró el cuerpo y me limpió metiendo todo lo que podía en su boca para después lamerme todo el miembro.

Luego se limpió con la remera húmeda de su saliva, me dio las gracias, se arregló quedando impecable y comenzó a reír sin parar, me di cuenta que era felicidad pura y la concreción de algo esperado y no porque había cogido con el “Portador” , sino porque se daba cuenta que podía gozar con un hombre, yo pensé que eso que me demostraba era propio de una “mal-cogida” de años.

Estar con ella siempre te dejaría gusto “a poco” , era una mujer para tomarse el tiempo y “gastarla” o dejar que te “gastara” pero, lamentablemente, no había tiempo, ni lo habría, siguió riendo cuando me acercó un papel con un bolígrafo y escribí varias respuestas de una o dos palabras para que Tai le leyera.  Se lo entregué y sonrió con picardía.

Permití que nos sacaran algunas fotos pero hice hincapié en el secreto a guardar sobre mi “interior” pero eso no había que pensarlo era un “secreto de familia” que se defendería con la vida.  Cuando nos íbamos le levanté el voto de silencio al viejo aunque le dije que si se excedía, que no dudara de que yo lo sabría.  Ya más suelta Liu se tomó de mi brazo al salir y me dijo al oído que a la hermana también le gustaría conocer algunos “secretos” , sólo le contesté con mi risa y le dije a Tai que le tradujera que me avisaba tarde, que podría haber contestado las dudas de las dos.  Ella se rió agarrándose la cabeza.

La vuelta al hotel fue con risas y con una Maylín que afirmaba que por más veces que lo viera no se acostumbraría y ante una pregunta del novio respondió que no podría explicar el por qué de las lágrimas, que éstas sólo salieron pero que no fueron por angustias, creía que era una conjunción de una realidad que tenía ante sus ojos y todas las cosas que le había contado el abuelo.  Luego de explicar esto apoyó mimosa la cabeza en el hombro de Tai e imaginé que al llegar los perdería de vista rápido.

Kande regresó alrededor de las tres de la mañana y cuando vio que estaba despierto me pidió que aguardara un poco, se dio una ducha y se metió a la cama fresca como una lechuga.  Le pregunté cómo les había ido y me contestó que si se hubiesen quedado en el hotel, hubiese dado lo mismo.

--¿No sé que entienden los ingleses por divertirse?  Las mujeres son insulsas, desabridas y los hombres puras risotadas y empujones de tontos, parecen chicos de secundaria saltando y haciendo estupideces, eso sí, se toman hasta el pulso, unos y otros le dan al trago como si fuera la última vez, la mayoría con cerveza y ni hablar del consumo de pastillas y humo.  Estoy como si hubiera fumado “maría” toda la noche.

--  ¿Tanto así?, ¿qué tal era el lugar?

--En el boliche en que había más jóvenes no había nada para rescatar, en el otro en que van más turistas y gente de mediana edad sólo resaltó la cabina del D.J. con algunas chicas bailando en tanga en dos tarimas alrededor de él a las que sólo le dan bola los babosos y ni siquiera incide en la consumición, si las miran no bailan, no transpiran y no necesitan agregar líquidos al cuerpo. -(Alguna vez fue moda en La Argentina que hubiera chicas bailando sobre los bafles y mostrando el culo con tangas pero no resultó, esa moda pasó pronto)-

--  ¿Entonces no hubo nada para rescatar?

--Para mí no y para Graciela tampoco, es más, las únicas que bailaron fueron Gisela y Azul pero poco, muy poco, dijeron que los tipos son estúpidos o pesados acartonados. Cynthia dijo algo que creo que es verdad, por lo menos para la mentalidad que tienen ustedes, “no se puede venir a bailar y estar pendientes de una hora para terminar e irte a tu casa ya que no hay “after” en ningún lado” .

Menos mal que yo no había ido con ellas, seguramente hubiera estado de acuerdo con sus pareceres, en definitiva la famosa “noche londinense” había sido un fiasco, es más, se me hacía que en Dublín sería igual o peor, además allí no tenía ni empresas ni Familias para distraerme.  Como sea, le dije que aprovecharan el día de mañana para recorrer algunos lugares y nos íbamos más que volando de la insulsa Inglaterra . “En la mañana vemos” , -me contestó Kande - y se abrazó a mí para dormirse enseguida.

En la mañana, en la mesa del desayuno, le pregunté a Gustavo cuanto tardaríamos para ir hasta Irlanda , más precisamente a Dublín , me contestó que el viaje de Londres hasta allí duraba aproximadamente una hora con quince minutos, lo que implicaba que, entre el viaje de regreso al Aeropuerto Heathrow y los trámites de documentación, nos llevaría unas dos horas estar en Dublín .

Le pedí a Carlos que pidiera reservaciones en un hotel de Dundrum para todos y les pregunté quienes se querían quedar en Londres más tiempo, la idea general era largarnos de allí y luego de pedirles que fueran a prepararse lo llamé por teléfono a Miguel para decirle que activara todo y que a las once a más tardar estuviera de regreso en el hotel listo para viajar, por teléfono me contó que estaba todo solucionado y los Directivos cagados hasta el pecho por mis presuntas reacciones.

A la mierda con Londres , luego de esperar a las chicas que hicieran unas compras de último momento en el Aeropuerto salimos de allí a las doce y media del mediodía y a las dos de la tarde estábamos alojándonos en el IMI Residence en Dundrum , bastante cercano al centro de Dublín , el hotel estaba muy bien, era de tres o cuatro estrellas pero eso no importaba tanto, sería una, quizás dos noches en él.

Como el vuelo no nos afectó porque no había diferencia horaria, nos largamos a recorrer un poco del lugar y verdaderamente era un sitio pintoresco, tranquilo, de calles angostas y, para beneplácito de las mujeres, muy comercial.  Desde el momento en que descendimos en el Aeropuerto a Carlos se lo notó muy emocionado, se acercó a mí para agradecerme por haberlo llevado y cumplir mi promesa y le contesté muy en argentino, “dejate de joder con los agradecimientos y disfrutá” .

Su sonrisa fue elocuente aún a pesar de los ojos llorosos, Miguel caminaba con él pero Gisela y Cielo se aferraron a sus brazos haciéndole bromas sobre los “tugurios” de su ciudad que tendrían que visitar, lo que generaba la respuesta enfática de Carlos respecto a que ya verían, “nunca olvidarán lo que es Dublín , ni lo que es Dundrum , mi lugar de nacimiento” .

Recorrimos veinte kilómetros desde el aeropuerto hasta Dundrum y lo hicimos en una caravana de taxis, Carlos nos había dicho que era mejor moverse con ellos que alquilando autos porque se nos iba a dificultar con el manejo del volante a la derecha y tuvo razón, lo mismo haríamos luego desde el hotel hacia donde quisiéramos ir. Carlos traía un bolso repleto de regalos que había comprado en La Argentina , eran para el hermano, la cuñada y los dos sobrinos adolescentes, me pidió de ir solo hasta el lugar y quedarse allí esa noche, algo a lo que no me opuse, ese momento era algo muy de él y para respetar.

La caminata nos hizo bien aunque no había mucho que ver en Dundrum en lo que a Turismo se refiere, una hermosa iglesia hecha en piedra, un parque, entretenimientos más aptos para chicos que otra cosa, un salón de golf para jóvenes y chicos, (nosotros le llamamos “golfito”) , un cementerio que no visitamos, lo que era agradable en sí era el lugar y ameno para disfrutar caminando.  Eso hasta que descubrieron el centro comercial y, para variar regresamos al hotel, yo no pero las chicas cargaban bolsas y bolsitas a dos manos, yo las dejaba, me daba por bien pagado viendo sus caras de satisfacción por los regalitos y para mí eran “chauchas”.

A pesar de que recién estaba oscureciendo, en el hotel comenzaba el horario de la cena y como ya lo habíamos arreglado antes de salir, una gran mesa para todos nos esperaba.  Nos sirvieron Boxty que es una especie de pastel de papas y junto con ello Irish Stew que es un estofado con cordero, papas, cebollas y perejil.

Había también una especie de milanesas de pescado con guarniciones, chorizos y salchichas con salsas metiendo porotos y legumbres a casi todo, probé un poquito de todo porque nada me caía mal pero… ¿qué quieren que les cuente? , terminé pidiendo una especie de bife de cordero con dos huevos fritos en aceite y tomando una cerveza negra espectacular.

Las comidas típicas de cada región suelen ser geniales para los lugareños, alguna que otra es deliciosa pero, cada cual tiene sus gustos y los míos estaban muy arraigados, el argentino, si no hay mucho dinero sólo se alimenta de lo que tenga a mano para cocinar y para esto las amas de casa se dan una maña que es difícil explicar pero, si hay para comprar, es carnívoro de carne vacuna en cualquiera de las variantes, si es cocida, hervida o asada da igual, lo importante es que sea de vacuno, luego el pollo junto con el lechón o cerdo o chivitos y/o, de vez en cuando, un pescado de río grande a la parrilla, el cordero sólo se estila en la parte sur del país, allí se cría mucho y hay mucha producción lanar.

Como sea, luego del café y unos tragos, se terminó el Mundo, por esos lares era como si se “bajara la cortina” , además el clima no ayudaba porque se había puesto a llover con ráfagas que te hacen picar el agua en la piel y había que dormir o, por lo menos, irse a las habitaciones.  La abracé a Kande a la que noté mimosa pero también vi las miradas de las azafatas y, promesas son promesas, le pregunté a Kande si se animaba con Azul y Cintia .  No me contestó nada, sólo me mandó a la habitación.

Sabía que les hablaría con discreción y me fui a esperarlas, me saqué toda la ropa y esperé, al rato regresó sola, no pregunté esperando que ella misma se dignara a contarme y me dijo con una sonrisa casi, casi que maligna:

--¿Querías un rato de “guerra”?, preparate entonces porque se plegaron Gisela y Cielo , dice la “colo” que les da miedo irse a dormir solas con este mal tiempo.

--  Hecho, entro en la batalla pero a mi voluntad y ya sabés que tu culo es sólo mío.

--Jajaja, lo de tu voluntad lo tenemos claro todas, como siempre mi vida, como siempre, -me besó con ganas-.

Vinieron las cuatro envueltas en la robe del hotel y no bien entraron se las sacaron para mostrarnos que debajo sólo llevaban piel, unas maravillosas pieles de hembras deseosas.  No tardaron nada en lanzarse sobre la cama y emprenderla a besos conmigo y con Kande . Gisela acaparó a Azul en un 69 infartante y la petisa quedó con el culo al aire, mi mujer se ocupaba de Cintia y yo la enloquecía a Cielo en base a lengua que parecía haber crecido recorriendo sus labios inferiores y el interior de su vagina empapada.

De soslayo vi el culo de Azul y no bien Cielo tuvo su primer orgasmo la dejé para apuntar a ese culito que siempre me recibía tan bien.  El ¡Aggggg! de Azul fue bastante profundo cuando sintió que la barrenaba en dos intentos para chocar con sus nalgas, la impresión o el dolor le duró un suspiro porque enseguida comenzó a moverse de tal manera que obligó a Gisela a dejar de mamarla, salió de allí abajo y me gritó: “que se siente encima de ti Gonzalo .

La giré sin sacarla porque imaginé por donde venían los tiros, seguramente la “colorada” había traído sus “juguetes” .  Tardó muy poco en ponerse detrás de Azul y yo la saqué de su culito para entrar en la vagina mientras arrimaba su cara y la abrazaba para darle un beso profundo, gimió con esta penetración pero no pudo ni patalear ni gritar con la otra, Gisela la embocó al primer intento con el strapón y quedó ensartada por ambos lados y buscando aire.

Me quedé quieto, estaba apretado por el peso de las dos y me extrañó, tenía las piernas como entumecidas pero lo solucioné rápido, las manos sobre la espalda de Azul actuaron, a la pobre le sobrevino un orgasmo desbastador que la dejó boqueando y me nutrió de energía que necesitaba. Kande y Cielo hacían lo mismo con Cintia , la tenían emparedada, el 69 que estaban haciendo Cielo y Cintia fue interrumpido por el strapón de Kande que le perforó el culito a la azafata rubia y la otra que estaba abajo, manoteó un consolador y se lo metió en la vagina, lo movía sin ritmo ocupada en lamer la vagina de Kande que se movía con entradas y salidas no tan acompasadas.

Le toqué el hombro a Kande y me dejó el lugar saliendo de ese culito apretado, Cintia suspiró un tanto aliviada pero lo que le entró no era tan normal como el strapón de Kande y el grito que no pudo contener se lo tuvo que tapar Gisela con la mano.  Las entradas y salidas no fueron violentas porque le permitían a Cielo a lamer los testículos que colgaban frente a su cara, a la vez la ayudó a Cintia para recuperarse de la primera impresión y comenzar a gozar moviendo las caderas y acoplarse a mi ritmo.  Le tocó perder energías como a Azul aunque en ésta se notó más porque después del orgasmo quedó para no querer nada de nada.

Salí de Cintia y me fui a lavar, desde la puerta del baño, mientras las dos azafatas quedaban casi abandonadas a un costado de la cama, las vi a Kande , Cielo y Gisela que se enzarzaban en una maraña de bocas, manos y consoladores.  Me tomé mi tiempo para lavarme bien y cuando salí me senté en un sillón para, desde lo oscuro de ese rincón, ver a esas tres fieras sexuales brindándose sexo, amor, besos, caricias y placer.

Continuará…

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