El demonio de nombre extraño (45)

El YAOGUAI propina un castigo que no deja lugar a dudas. Realizamos el gran viaje y tenemos la primera escala.

CASTIGO DE ALTO NIVEL - PRIMERA ESCALA.

A las diez de la noche pasé por la casa de María Victoria , vivía aún en una de las pocas casas que quedaban en un barrio céntrico de la capital.  Al llegar al lugar bajé a tocar el timbre de la casa, algo que ya se estilaba poco, no sé si por inseguridad o porque vivían cagándose en la caballerosidad o es que era más cómodo, resultaba más sencillo o era más fácil una llamada o un mensaje, “salí que estoy en la puerta” que tomarse el tiempo para el detalle.  Como fuere, yo había aprendido distinto o me aferraba a otros principios y ella se sorprendió con eso igual que con el hecho de abrirle la puerta del auto para que ascendiera el mismo, cerrarla y dar la vuelta para subirme frente al volante.

Me sorprendió gratamente, traía puesto un vestido para la noche, negro, elegante, entallado en la cintura y apenas un poco por arriba de las rodillas, poco maquillaje, apenas sombra en los ojos y algo de brillo en los labios y bien peinada aunque no de peluquería, estaba excitante y a pesar de la chaqueta de verano que llevaba sobre los hombros, no podía hacer que sus pechos pasaran desapercibidos.  Cómo lo hacen las mujeres no lo sé pero ella también calzaba unos zapatos de taco alto y fino que la hacían aparecer unos diez centímetros más alta y le quedaba genial.

No pude menos que alabar su belleza sencilla y también se lo dije, altamente seductora, se sintió bien con esto y aunque no pude apreciar su rostro, noté su posible rubor y agradecimiento por lo expresado.  Al tener la ventaja de “escuchar” lo que pensaba, me encantó saber que le había agradado el gesto de descender del auto y luego el de la puerta pero más me agrado “oír” lo que se decía a sí misma, “este tipo es increíble, no hizo nada, no dijo nada alusivo y estoy chorreando, ejerce un magnetismo animal, dan ganas de mimarlo como a un peluche esperando que te coma viva” .

Le pregunté si tenía alguna predilección especial por ir a algún lado determinado y me contestó animada…

--En realidad no pensé en ningún sitio pero me gustaría un lugar íntimo y reservado.

--  Yo pensaba en uno de los privados del restaurant del mejor hotel de la capital pero, es una verdadera pena que los demás no disfruten de la belleza que tengo a mi lado.

--Me hacés ruborizar, yo sólo pensaba en que no haya interrupciones, el bullicio no me gusta mucho.

--  A menos que te esperen para volver a alguna hora determinada, vamos a un lugar y si no te gusta, elegís otro vos.

--Agraciadamente o desgraciadamente, depende de la óptica, no tengo que responderle a nadie sobre mis horas y lo tuyo me resulta muy de señor, no, no, de viejo no, de todo un señor, normalmente el hombre elige y la mujer acepta, luego sabrá si le gusta o no.

--  Normalmente es así, lo que sucede es que yo no te pedí antes que eligieras y me puedo dar el gusto de cambiar de lugar acorde a tu preferencia pero, probemos con este primero.

Entré directo al estacionamiento y luego le pedí al maître una buena ubicación reservada, la propina entregada con discreción sirvió para que nos acomodara en un coqueto reservado y el pasaje acompañado para llevarnos hasta ese lugar hizo que María Victoria admirara el lujo y la calidad del lugar, “jamás pisé un lugar así y se siente fantástico estar dentro de todo este lujo y atención” .  La cena fue amena, divertida y tal como ella quería, íntima y acogedora, esto hasta casi terminar y antes de los postres en que la cosa se puso mejor.

--El sitio, la atención, la gente y la intimidad es fantástica…  ¿Con Sofía también viniste a este lugar?

--  Normalmente no te contestaría esa pregunta pero es evidente que han charlado del tema como amigas íntimas…  La respuesta es no, con ella fuimos al restaurant del Sheraton.

--Soy muy amiga de ella desde que éramos estudiantes y sé que lo pasó fantástico no sólo en la cena, asimismo sé que te contó que fuimos muy “íntimas”.

--  Dicen que un caballero no tiene memoria aunque, si lo afirmás tan enfáticamente, debe ser así.  La pregunta sería, ¿por qué me preguntás de Sofía?

--La respuesta es sencilla y clara, porque tengo ganas de pasarla mejor que lo pasó ella.

--  Concedido y me gusta la franqueza, dame unos minutos y pido una habitación, ¿alguna preferencia?

--Sí, con cama, por favor.

Las palabras sobraban y fui a pedir una habitación, me ofrecieron una de estilo barroco en el quinto piso y la tomé de inmediato, no creía que fuéramos a ponernos a admirar el decorado.  Regresé a la mesa con la tarjeta en la mano notando que la cara y la actitud de María Victoria era la de una loba en celo pronta a saltar sobre su compañero y eso me gustó, mejor fue cuando se paró y dijo que el postre lo comeríamos en otro lugar, acompañó esas palabras acomodándose la ropa y al hacerlo abrió ligeramente sus piernas, su aroma a hembra me inundó el cerebro y la tomé de la mano para irnos al ascensor.

Dentro de éste no tardé en abrazarla y besarla tomándola fuerte por su cintura, respondió a mi beso con ganas, movió su pelvis apretando el miembro erguido contra ella y pensó, “tenía razón, es enorme, ahora a aguantar el cimbronazo, creo que después de esto, nunca más los “normalitos”” .  Me tuve que sonreír para mis adentros pues no sería sólo el “pedacito” , mi lengua ansiaba recorrerla, quería degustarla y sabría que tampoco era normal.  Le di paso en la puerta y luego la abracé desde atrás apoyando el miembro en su cintura y me entretuve besando su cuello.

Cuando el primer gemido de satisfacción llegó cubrí con mis dos manos sus pechos, eran duros, perfectos para el tamaño de mis manos y los abarqué a los dos notando que su lencería era de media copa y dejaba a disposición de los dedos inquietos unos pezones medianos que ya estaban endurecidos.  Atraparlos entre los índices y los pulgares la hizo estremecer, pareció que sus piernas se aflojaban e intentó girar para besarme estando de frente, “los pezones no, si seguís no me voy a aguantar, llevame a la cama” .  La hice girar y dejó caer el vestido para quedar sólo con su ropa interior de fina lencería, medias al muslo y los zapatos puestos.

Llegamos a la cama a los apurones y yo a medio vestir y si lo de los pezones la ponía loca con los dedos, con mi lengua se desfasó gritando y moviéndose como desesperada.  No llegó al orgasmo porque abandoné antes la tarea pero estuvo a punto y me dediqué a bajar por su cuerpo besando y lamiendo todo lo que podía.  Parecía entumecida, agarrotada y sólo repetía, “sí, sí, sí” cuando me detuve en su vientre para acercarme a su entrepierna.  Desde allí a descender un poco más fue un suspiro y se enloqueció.

Al margen de que me esmeré besando y lamiendo sus labios inferiores mi lengua pareció crecer y la movía para recorrer el interior de la vagina anegada con sus jugos.  No la dejaba moverse porque la retenía de sus caderas y mi fuerza era superior aunque ella tratara de moverse hacia los costados tratando de escapar del placer casi doloroso que estaba experimentando. “¿Qué me hacés, por Dios, esa lengua me está matando?, que no se te ocurra chuparme el…  ahhhhh” .  No le di tiempo, mis labios se apoderaron del clítoris diminuto, endurecido a más no poder y absorbí con ganas.

La contracción fue tremenda y el grito rebotó en las paredes al mismo tiempo en que me mojaba hasta el cuello con el chorro de flujo que no pudo contener pero a pesar de que sus manos intentaban retirar mi cabeza del lugar, no la dejé y seguí jugando con mi lengua, al recorrer por segunda vez sus labios, se abandonó dejando caer su cuerpo sobre las almohadas, pareció quedar laxa pero sus contracciones esporádicas y sus temblores junto a un sollozo tenue me hacían saber que una cadena de pequeños orgasmos chicos la había alcanzado y la hacía subir y bajar en placenteros y agónicos grititos.

Apenas podía hablar hasta que se le entendió, “por favor Gonza, nunca me pasó esto, me estás llevando al Cielo y me hacés recorrer nube tras nube” , allí fue cuando la dejé y repté sobre ella sacándome el bóxer ayudado por mis propias piernas, besé sus labios y toda su cara mientras me acomodaba para un “misionero” clásico.  Por las dimensiones de lo que había estado tocando, sabía que no podría contener el grito al penetrarla y sería de una y hasta el fondo, Sofía dijo que ella me tenía ganas, pues yo se las sacaría.

Calzar el glande fue un trámite que la hizo tensarse pero el beso profundo junto a la penetración le impidió gritar.  Mi peso le impedía moverse y sus ojos agrandados por lo sorpresivo de la intrusión se anegaron de lágrimas pero no las soltó.  Dos cosas impidieron que chocaran las pelvis, la posición y su profundidad pues choqué con su pared interior y quedaron afuera un poco más de tres centímetros de miembro.  Al dejar de besarla me hizo señas con la mano para que me quedara quieto hasta que sola comenzó a mover la cadera en un ir y venir que se incrementaba, “ahora movete vos, nunca tuve nada tan grande allí adentro pero ya pasó, ahora la entiendo a Sofía , cogeme con todo lo que puedas” .

Aceleré en mis entradas y salidas y ella se acopló al ritmo hasta que no aguantó y se desmadró en un orgasmo que pareció tomarla de sorpresa y sólo atinó a mover la cabeza y morderme el brazo con todas sus fuerzas, luego quedó desparramada con sus brazos abiertos en cruz.  No la iba a dejar así, su culito tenía los minutos contados y haciéndola girar como si fuera una pluma la puse boca abajo, no se resistió, estaba casi sin fuerzas y tuve que poner una mano en su estómago para levantar sus grupas, allí volví a penetrarla y esta vez entré un poco más pero también la sintió más y no pudo retener el “ayyyyy” que soltó con ganas.

Enseguida el placer se impuso sobre el dolor de la penetración y con lo que le quedaba se arrodilló y colaboró, de ese modo la posición me favorecía y le di hasta que estuvo a punto de un nuevo orgasmo pero la dejé en la puerta y aminoré los movimientos para ponerme a jugar con los dedos en su culito, era chiquito, bien armado y de nalgas duras que apretaba con mis palmas mientras los pulgares jugaban con el orificio que dilataba, “no Gonzalo , por favor, el culo no, me lo vas a partir, ese sólo lo use con “plásticos” y nunca tan grandes” , -pidió como rogando-.

Se negaba a la penetración y trataba de cerrar el orificio haciendo fuerza con su músculo pero su pensamiento la traicionaba, “que lo meta de una vez aunque me raje, no sé si volveré a tener otra oportunidad” , -pensaba- y no la hice desear.  Estaba bien lubricado y me tomé mi tiempo para entrar escuchando sus exclamaciones y sus sollozos, cuando estaba por la mitad pretendió zafar y el soberano chirlo en una de sus nalgas la aflojó toda lo que me permitió olvidarme de ir despacio.  Empujé con fuerza y el choque de mi pelvis contra sus nalgas se hizo sentir, su grito desesperado también.

Llevó una mano hacia atrás tratando de separarnos y movió la cabeza mirándome con los ojos llenos de lágrimas que apenas pude ver de costado, no dudaba de que lo había sentido pero no me detuve por ello, mis movimientos se intensificaron y luego de un momento se obligó a participar.  Me sorprendió porque de a ratos era ella la que se movía más hasta que puedo coordinar bien las palabras y me pidió que le diera más fuerte, “más fuerte Gonzalo , dame más fuerte, mete sin miedo, me están doliendo hasta las pestañas pero quiero que me lo rompas” .

Y le di, claro que le di y con ganas, ella sólo se movía desaforada y repetía como disco rayado, “sí, más, sí más, sí más” hasta que su cuerpo se tensó, enmudeció y tuve el tiempo suficiente para tirarme hacia adelante, penetrarla hasta lo más que pude y taparle la boca para que no dejara salir el grito que acompañó la explosión de su orgasmo, además como yo tampoco podía más, la acompañé inundando su recto potenciando sus, a esas alturas, gemidos.

El líquido caliente la ayudó a sumar algunas contracciones más y aproveché para absorber un poco de su energía, ergo: cuando salí de ella, aparte del hueco que apareció en su culito chiquito, se desplomó completamente sobre las sábanas y quedó como desmayada sin ganas de nada más.  Aproveché ese momento para ir al baño a lavarme el miembro y también para darme una ducha.

Cuando regresé al lado de la cama seguía en la misma posición pero tenía los ojos abiertos y me miraba sin articular palabra, le acaricié el cabello, le di un beso en la mejilla y fui hasta el refri-bar para servir en sendos vasos un par de botellitas de whisky, le agregué hielo y volví a acercarme a ella ofreciéndole uno.  Tuvo que sentarse y tomar el vaso con ambas manos, dio un par de sorbos y sólo dijo, “no tengo palabras” , luego dejó el vaso a un costado, se levantó y fue a bañarse.

Se tomó su tiempo pero cuando regresó envuelta en un toallón grande estaba reanimada y se la notaba, ¿feliz? , no sé, por lo menos, satisfecha.  Tomó el vaso nuevamente y luego de tomar un poco me dijo:

--  Sofíame había comentado que la habías dado vuelta y no quiso entrar en detalles, mucho no le creí porque es bastante fría, además me dijo que eras “grande” y con el problema de su estrechez tenía mis dudas.  El otro día estaba dispuesta a hacer un trío para ver como eras pero no se dio y cuando me invitaste a cenar vi la oportunidad de un “polvo” y si resultaba que me había “faroleado” me tendría que escuchar pero lo que viví hace unos instantes no se puede contar.

--Mis relaciones hasta con mujeres fueron siempre de un “polvo” y paremos de contar, hoy creía que me moría, en un momento no podía parar con los orgasmos y los fuertes fueron destructivos, ni siquiera pensé que podía, ¿cuándo nos vemos de nuevo?

No tuve necesidad de contestarle, ella misma se encargó de darse la respuesta… “Sé como es la historia y tengo claro que no debí preguntar pero tenía que hacerlo, esto me va a quedar dando vueltas en la cabeza por mucho tiempo, por favor, no te olvides de los necesitados” .  Esto último nos causó gracia a los dos y terminamos el whisky riendo, además continuamos las risas cuando tuve que ayudarla a vestirse porque decía que no coordinaba, que las piernas no la sostenían y afirmaba que esto tampoco le había pasado nunca, ¡si supiera! La llevé a la casa y cuando bajó del auto me comentó riendo, “el restaurant del hotel estaba espectacular, lo que no recuerdo es la habitación, por mi mente sólo aparece una cama, jajaja” .  El beso fue cariñoso y nos agradecimos mutuamente.

Llegué a casa como a las tres y media de la mañana, me extrañó porque las luces del living y la cocina estaban prendidas y al entrar también noté que estaban encendidas las luces de la escalera que llevaban al sótano.  En la cocina estaba Kande haciendo café y le pregunté de mal talante a que se debía que estuviera levantada a esa hora.  No bien terminé de preguntar se me cruzó por la cabeza el tema de Chao y su novia, lógicamente, no hice mención a nada relacionado con ésta pero fue Kande quien lo aclaró.

--Hola cielo, estoy haciendo café para Cielo y Gisela , hace un rato se fue pero hoy, un poco antes de la medianoche vino Chao , está desesperado buscando a Shui porque salió del Estudio y no regresó a la casa.  Las chicas están tratando de ubicarla por medio de las Cámaras de Tránsito y las de Seguridad cercanas al Estudio y a la casa pero no hay ni rastros de ella.

--  ¿Tuvieron alguna novedad?, ¿trataron de ubicarla por el celular?

--No, no encontraron nada y el celular está apagado. Chao no sabe qué hacer porque dice que ella no conoce a nadie, puso a gente conocida a buscarla pero no hay rastros.

Nos fuimos los dos al sótano, tenía sueño pero tenía que seguir el paripé. Cielo y Gisela habían prendido todos los monitores y escaneaban las cámaras.  La pelirroja tenía dos monitores exclusivamente en lugares de diversión nocturna y en hoteles por horas. Chao les había contagiado la desesperación y buscaban sin ton ni son.

--  Chicas, están pensando con los pies, me extraña de ustedes.  Vean las filmaciones desde cuando entró con Chao al Estudio y sigan desde que Chao la dejó sola, a partir de esa hora escaneen la posible salida a pie o desde el estacionamiento, no pierdan tiempo con todo lo demás.  Usen los filtros nuevos para los vidrios polarizados que trajeron de China, puede que se vea si salió con alguien en un coche, si obtienen alguna pista después la siguen.

--La reputa madre Cielo , Gonzalo tiene razón, perdimos un tiempo enorme por hacerle caso a Chao** .

-expresó Gisela al tiempo que apagaba los monitores que escaneaban el tránsito y las veredas-.

Rebobinaron todo lo que tenían en video y comenzaron a pasar a las personas que salían del edificio, con los coches que salían del estacionamiento se tomaban más tiempo porque Gisela se ensañó y acercaba la imagen del rostro del conductor y cuando había vidrios oscuros, los aclaraban por medio de filtros especiales.  Yo sabía el coche de quien tenían que mirar pero no se los dije.  Ese coche salió cinco minutos después del horario de cierre del Estudio y se vio clarito el perfil de Shui sentada al lado del conductor, “Acá está, se fue con ese coche, al tipo no lo conozco” , -gritó la colo-.  Entonces le pedí que lo siguiera para ver hasta dónde iba.

Le hizo el seguimiento empalmando el recorrido con las distintas cámaras de Tránsito hasta que unos diez minutos después ingresó en el estacionamiento de un edificio de pleno centro de la ciudad. “Ahí los perdemos” , -dijo Kande - y Gisela que estaba enfervorizada dijo que no, ubicó la dirección y comenzó a teclear en la máquina, “está buscando si tiene cámaras interiores” , -nos aclaró Cielo - y prestamos atención a la posibilidad. ¡Sííííí! fue el grito fortísimo de Gisela cuando en la pantalla gigante apareció el interior del estacionamiento subterráneo, buscó hasta que encontró estacionado al auto que venía siguiendo y siguió hablando, “el auto está ahí, esperen un poco” , -dijo y siguió tecleando-.

Rebobinó la filmación de esas cámaras hasta que se vio entrar al auto en que venía la novia de Chao , el tema fue el momento posterior al estacionamiento cuando el tipo bajó del auto, dio la vuelta al mismo y se dirigió a abrir la puerta de Shui , le dio la mano para salir y tras cerrar la puerta la apretó contra la misma y se partieron la boca como en la mejor de las películas y después se fueron caminando abrazados hacia el ascensor.

--¡Hija de mil putas!, debe estar cogiendo y nosotros preocupados y sin dormir por el cornudo este que nos vino a hinchar los ovarios.

--  Ya está Gisela, no te enojes, grabá todo eso que yo mañana me ocupo de Chao.

Hasta ahí llegó mi seriedad porque no pude aguantar la risa y la carcajada salió como si fuera un disparo, me siguió Kande y Cielo trataba de abrazarla a Gisela que devorada por la bronca dejaba caer un par de lágrimas y había pegado un manotazo en la mesa arrojando al suelo una pila de papeles.  Nos acercamos con Kande y la abrazamos los dos a la vez hasta que se calmó totalmente.

--No hay derecho, Chao puede ser un pelotudo pero venirse de China con él para cagarlo en la primera de cambio es proceder como una hija de mil puta.

--  Tenés razón pero ninguno de nosotros sabe nada de esa relación y podemos estar opinando por opinar.

--No me jodas Gonzalo , si fuera algo consensuado le hubiese avisado y no habría apagado el teléfono, lisa y llanamente lo está cagando, ¿para qué se puso de novia y viene hasta acá para joderlo con los cuernos?

Estuve tentado de decirle que era bastante “ligera de cascos” y que yo me había hecho el boludo ignorándola o que Kande le tuvo que parar los pies en el probador pero, aunque con ellas existía una confianza a toda prueba, sería como entrar en un terreno que no era conveniente.  Opté por decirles que dejaran todo ahí y nos fuéramos a dormir, en la mañana se aclararía todo y/o se terminaría de pudrir, no valía la pena seguir desvelados, de última, no sabíamos nada.  No dije nada más y me fui para arriba murmurando solo y preguntando mentalmente que había pasado…

--“En la mañana te cuento bien, ahora dormí, esos dos no joden más a nadie, ni el tipo a la esposa ni la novia a Chao -me contestaron-.

Me dormí enseguida porque el cansancio me ganó, sólo atiné a decirle a Kande que en la mañana tendríamos todo más claro, ella no preguntó nada y se abrazó a mí para dormir.  Nos despertamos como a las once de la mañana y tomamos sólo un café bebido porque ya estaba el almuerzo a punto. Cielo nos dijo que había llamado Chao y le habían dicho que no había novedades, además nos hizo saber que el pobre estaba destruido, había pasado toda la noche recorriendo lugares de copas y no tenía ninguna novedad. “Ya se va a enterar, que se cague buscando” , -dijo Gisela y aún se la notaba enojada-.

Luego de almorzar me fui a tomar el café en el despacho, quería hablar tranquilo con el YAOGUAI porque la intriga me carcomía.  Me senté muy cómodo en el sofá y le pedí que por favor me contara que era lo que había pasado…

--“Estás intrigado y sos un morboso, está bien te voy a explicar de pe a pa…  El Abogado “galancete” usaba ese departamento para llevar a sus “amiguitas” y estaba bastante surtido, consoladores, esposas, mordazas, cocaína, cigarrillos de marihuana, máscaras de látex, había de todo un poco.  Ella se iba a dejar hacer lo que el tipo quisiera porque después lo utilizaría con su puesto en la Mesa Directiva, aspiró un par de líneas blancas que ella misma preparó y parece que tenía bastante práctica porque comentó que era “de la buena y pegaba bien”.  El tipo estaba apurado y se la cogió rápido pero no duró mucho, la dejó en la cama y se fue al baño, yo la vi acostada, esperando y me dieron ganas de embocarla, era un manjar”.

--  ¿No me digas que te cogiste a la novia de Chao?

--“Y sí, ya que estaba.  Fui al baño, lo dejé duro al tipo y salí como él, le di como decís vos, “para que tuviera y guardara”, se puso loca gritando y ni te cuento cuando la puse boca abajo y le reventé el culito, gritó como loca pero el sonido no salía para afuera, quedó como ida, entonces la giré, le puse una mordaza y como si hubieran practicado “bondage”, la até de las muñecas y los tobillos a la cama, ni se resistía porque la había agotado sacándole energía por demás”.

--  Y a mí me decís que me cuide para no “secarlas”.

--“Ésta no importaba, no iba a salir de allí como entró.  La pobre tuvo un derrame cerebral masivo y no creo que aguante más de diez días en estado vegetativo, eso sí, antes de su “sorpresiva” enfermedad lo vio al “oso” y fue un verdadero placer ver su cara de terror”.

--  Uffff, me lo estoy imaginando, pobre mujer.

--“¡Pobre mujer las pelotas! era una víbora y de las venenosas.  Con el tipo fue más fácil, la droga, el “polvito” que se echó más el consolador que le metí en el culo, de maldito nomás y un poco de “ayuda” de mi parte, lo llevó a tener un infarto masivo, quedó seco tirado a todo lo largo sobre ella que no se podía mover por su condición y por el peso del tipo.  Hace cosa de media hora los encontró la mujer que siempre le iba a hacer la limpieza, después que el tipo usaba el departamento, ya estaba sobre aviso y ya llegó la policía al lugar”.

--  Menudo lío debe haber ahí.

--“El normal que vos conocés en estos casos, fotos, peritos, médicos, análisis, morgue y autopsia en el caso del tipo, hospital para ella y ubicar a los parientes más cercanos.  En cualquier momento te llama Chao que, dicho sea de paso, ya no te va a servir en el Estudio, se va a volver a China con el que sería el futuro suegro y ya no ejercerá”.

--“Si te sirve, estuve viendo a los candidatos a sucederlo y el tercero en la sucesión es el indicado, tiene más conocimientos que Chao , es joven, no le tiembla la mano, es obediente y todos los contactos, en realidad son suyos, además es una “tumba”.  Tiene tu edad y una madre que está muy bien para la edad que tiene, ella es dueña de una Galería de Arte”.

--  No tengo que pensarlo, si vos lo recomendás es como número puesto y por lo visto ya le hiciste una buena radiografía.

--  “Te guste o no, siempre estoy varios pasos adelante.  Espero haber satisfecho tu curiosidad y la morbosidad que sé que tenés.  Ahora te dejo, no me jodas más por un rato largo”.

Tenía la información de primerísima mano y la llamé a Kande para informarle de la situación.  Lo primero que le dije cuando entró es que, desgraciadamente, ya sabía lo que le había pasado a Shui , ni en pedo le iba a decir que lo había hecho el YAOGUAI pero le dije que le había preguntado y me había dado toda la información pertinente, “habría que ver si es cierto y en todo caso ver qué hacemos con Chao”

--  Gonzalo, que es cierto es cierto, según vos no te dice nada por decir, no deberías ni dudarlo.

--  Si cariño, lo sé, pasa que se me mezcló con la duda de decirle a las chicas o no, después de todo estuvieron al pie del cañón tratando de ubicarla.

No pensamos demasiado y las llamé a las dos para irnos al sótano, allí desgrané todo lo que ellas deberían saber pero para ellas fue una información que me había hecho llegar un Oficial de Policía de Homicidios al que “ayudaba” siempre con algunos Pesos, no podía decirles de dónde había salido esa información.

Gisela no dijo nada, se limitó a sentarse frente al teclado y mirando al monitor comenzó a mover los dedos, en instantes tenía el informe del ingreso al hospital, en él se detallaba el ingreso de un femenino vivo con aparente derrame cerebral masivo, noté que en el casillero de la nacionalidad se leía “asiática” y un masculino fallecido.  No conforme con eso, volvió a teclear y en poco tiempo obtuvo el archivo policial que tenía las fotos del hecho…

--Esto es más fácil y rápido porque el fotógrafo manda el archivo de las fotos que sacó a la central informática de Homicidios que atiende el caso, es casi instantáneo y se hace todo por Internet” , -nos dijo y comenzó a imprimirlas-.

Igualmente, no tuvimos que esperar el resultado de la impresión pues las puso en la pantalla grande para pasarlas de una en una.  Tuve que contener una sonrisa cuando vi el consolador en el culo del muerto y la cara de Shui atada a la cama que miraba sin ver, además de las fotos de los cuerpos había también de varios “juguetes” , la documentación de ambos, la cocaína con dos líneas sin usar, las huellas de cinco ya aspiradas y la tarjeta de crédito de ella usada para esto.

--  Es probable que se haya pasado de rosca con la droga, algo así como una sobredosis y tuvo un derrame ,

-opinó Gisela y siguió-: Gonza, si viene Chao , no lo hagas hablar con nosotras, por lo menos no conmigo, le voy a terminar diciendo que la novia era una reverenda puta y lo tuvo merecido, estoy furiosa con esa mina y en cuanto él llegue a decir que era buena, lo puteo .

Me fui de allí para no contestarle pero algo bastante de razón tenía y además estaba creído que el problema principal pasaba por la confianza que ellas le habían dado, confianza que, evidentemente, había sido defraudada.

Unos cuarenta minutos después llamó Chao , estaba destruido, había hablado con sus contactos policiales y estaba al tanto de la escena con la que se había encontrado la Policía, no me dio muchas explicaciones ni se las pedí, sólo me contó que ella estaba con otro tipo que también era Abogado del Estudio y que no entendía que había sucedido, estaba en la habitación del hospital preguntándose lo mismo una y otra vez.  Le pregunté si había llamado a los familiares y me contestó que ya lo había hecho, expresó que el padre viajaría esa misma noche y que no le pudo contestar todas las preguntas que le hizo.

En definitiva, Chao se encerró en sí mismo, permaneció pegado al lado de la cama de Shui y me tuve que hacer cargo de las explicaciones para con el Director General del Estudio.  Traté de explicarle tranquilamente la situación hasta que la cosa se salió un poco de los carriles debido a que comentó que el problema fue haberla dejado venir con Chao a este país y allí lo vio a Gonzalo enojado, se las canté más que claras y me “saqué” un poco cuando le tiré las fotos encima del escritorio…

--  Usted no tiene ni puta idea de lo que está diciendo y es el mayor culpable de todo esto que ha acontecido.  Su hija era una mala persona y una mujer deplorable, calculadora, cínica, egoísta, drogadicta y bastante puta como para demostrar algún tipo de fidelidad.  Es todo producto de la Educación de mierda que usted les dio a sus hijos junto a la desatención, cierre la boca antes de echar culpas y mire a su interior antes de acusar a nadie de su desgracia.

--  Es usted el que debería estar en esa cama de hospital, ya me ha dado muestras de la mala conducción de la Familia y me lleva a pensar que en el Estudio puede pasar algo similar, no me obligue a echarlo a patadas a la calle pues si descubro que hay anomalías en la empresa será el primero en salir de allí y no precisamente con honores.

--  Lo único que se le puede achacar a Chao es haber sido un idiota manipulado por la mujer a la que quería y posiblemente a espaldas suyas también haya hecho otras trastadas, motivos por el cual voy a investigar todas las actuaciones de ella en el Estudio.

--Está hablando de mi hija que está casi muerta en la cama del hospital, -me contestó dolido y con enojo evidente-.

--  Me importa poco que sea su hija, para mí es una mujer de mierda que fingió estar enamorada y tardó menos de tres o cuatro días en llevarse a un desconocido a la cama y compartir drogas y juguetes sexuales, ergo: o usted es ignorante o no quiere reconocer las falencias y le es más cómodo echarles las culpas a Chao.

--¿De qué me está hablando?, ¿por qué la trata así?, ¿qué es lo que no sé?

--  No sabe nada, usted vino del otro lado del Mundo a despotricar sin conocer todo lo que pasó y eso me violenta, mire, observe, evalúe y si después le quedan ganas póngase a hablar sin ton ni son.

Allí fue dónde le tiré sobre el escritorio los informes policiales, el video que habían grabado las chicas del seguimiento del auto y todas las fotos que figuraban en el expediente del caso. Tai que estaba a mi lado haciendo de intérprete se quedó estático sin proferir palabras, sólo revoleaba los ojos a medida que el padre de Shui pasaba las fotos encarpetadas en un tamaño carta.  El resultado de todo esto fue un viejo llorando a lágrima viva que hincado de rodillas en la alfombra de la oficina principal del Estudio pedía perdón a los gritos y suplicaba.

--  Es a Chao a quien debería pedirle perdón porque ahora mismo está metido en la habitación de un hospital tratando de explicarse que hizo mal con la mujer que amaba.  Hable con él, haga los trámites que tenga que hacer y vuelva rápido a Hong Kong, no quiero volver a hablar con usted y espere novedades respecto a una intervención en el Estudio-madre, yo voy a decidir cuándo , -le dije en un tono que no admitía réplicas y me fui de la oficina-.

Estaba repodrido de hablar con el chino, me molestaba horrores que primero se mandaran las cagadas y después trataran de solucionar las cosas con reverencias y pidiendo perdón.  Salí de la oficina y me dirigí a la Secretaria de Chao , a ella le pedí que me dijera dónde estaba la oficina de “fulano de tal” , me lo dijo y me fui directamente a verlo, iba a salir de allí y me giré para recalcarle a la empleada, “ni palabra de esto a nadie, no quisiera llegar a ese piso y que todos sepan que fui” , asintió y bajé un piso a las oficinas del que sería el sucesor de Chao a instancias del YAOGUAI .

La Secretaria de éste me atendió muy amablemente pero dijo no entender por qué no le habían avisado desde la planta baja y que, lamentablemente, el Doctor no podría atenderme sin cita.  La pobre chica “pagó el pato” del mal rato que había pasado con el Director General.

--  Tengo las pelotas al plato con el tema de las citas, ¿está o no está?, si no está ubíquelo y que me venga a ver a la oficina de Chao, avísele que soy Gonzalo XXXX” , -le dije de muy mala manera-.

Regresé al piso anterior seguido siempre por Tai y vi que se marchaba el Director de la Casa Central, ni me molesté en saludarlo y entré directamente al despacho de Chao sin decirle ni pio a la Secretaria que, lógicamente, sabiendo quien era, no atinó a decir absolutamente nada.  Desde la oficina, por el intercomunicador le pedí que me mandara dos cafés cortados y que dejara pasar directamente al Doctor Miguel cuando llegara, “sólo al Doctor Miguel, que no aparezca ningún otro pelotudo lameculo a hablar conmigo” .  Estaba que trinaba.

El Abogado llegó a los tres minutos y luego de golpear la puerta lo hice pasar, venía arreglándose la corbata y le pedí que se sentara, no quiso tomar nada y mientras Tai y yo tomábamos el café lo “escuché” pensar a la par que le hacía una serie de preguntas relacionadas con la marcha del Estudio y con los contactos zonales en toda la parte americana.  Estuve unos cuarenta minutos hablando con él hasta que quedé plenamente satisfecho, entonces le dije:

--  Mire Miguel, no sé qué va a acontecer con el Doctor Chao, en lo que a mí respecta aún sigue a cargo del Estudio pero no creo que sea por mucho tiempo, además el problema que hoy tiene entre manos le va a impedir atender los asuntos como corresponde, por lo tanto usted será el encargado de sucederlo, incluso en la atención de mis asuntos personales .

Se sorprendió con esto pero se repuso rápido y me dijo que contara con él para lo que fuera.  Le pedí también que redactara su nombramiento y que, aunque aún no se efectivizaría hasta saber que haría Chao , dispusiera el destino de los Abogados que en hipótesis estaban por encima de él en el escalafón, podían ser dejados de lado, jubilados o continuar en sus puestos pero sin revanchismos ni inquinas pues a la mínima controversia la “limpieza” la haría yo.  Aceptó todo sin restricciones, quedó a la espera de mi confirmación y dijo que me haría llegar por mail el nombramiento para que yo decidiera.  Se fue contento y apurado por hacerle saber a la madre de la posibilidad que se le ofrecía.

Pasaron un par de días, Chao se fue de regreso a Hong Kong con el suegro y su “novia vegetal” pidiendo un tiempo para saber que haría con su vida y con su profesión, le contesté que tendría las puertas abiertas pero que, en lo inmediato, nombraría un sucesor en su puesto y hablaríamos cuando decidiera regresar.

El Doctor Miguel tuvo una muy buena acogida en la casa y todos lo consideraron un “tipo serio” , para variar, Gisela opinó al respecto, “está para casarse” y Carlos“olfateó” lo que yo había descubierto “escuchándolo” , no le iban mucho las mujeres.  Demás está decir que todos fueron invitados a una muestra en la Galería de Arte, principalmente para conocer a la madre, ya que Miguel era hijo único de madre viuda pero esto quedó para después del viaje que se nos venía encima.

Primero iríamos directamente a Inglaterra y nos esperaban trece horas de viaje hasta llegar a Londres .  No me hacía ninguna gracia el tema de los vuelos, no por miedo, me “embolaba” estar adentro de un avión por tanto tiempo pero era algo que no podía evitar.  Las chicas se habían puesto de acuerdo en ir primero a Inglaterra y después continuar con Irlanda que estaba a un paso, luego Italia y por último España , iba a ser una maratón de viaje y con distintos cambios de horarios.  De hecho con Londres teníamos una diferencia horaria de tres horas, había que salir más o menos a la medianoche de Buenos Aires para llegar tipo cuatro de la tarde hora londinense y tener tiempo con el hotel y demás.

Le iba a pedir a Carlos que se ocupara del alojamiento pero en esto estaba también incluido el tema del alquiler de las camionetas, que en este caso debía ser con conductores por el sentido del tránsito inverso y el que se ocupaba siempre de esto por los contactos con los Estudios Jurídicos era Chao , así que Miguel fue incluido también en el “paseo” , se lo dije el jueves y le pedí también que consiguiera las habitaciones en el hotel Ritz , viendo fotos me encantó lo señorial de sus habitaciones y estaba situado en pleno centro de Londres en Piccadilly Street. , cerca del Soho londinense donde se encontraba el barrio chino o Chinatown de la capital inglesa.

Los datos que yo llevaba respecto a la marcha de la empresa, de la filial inglesa del  Estudio y de la empresa de Seguridad eran de lo mejor y no tenía que hacer ningún tipo de movimientos de personal jerárquico allí, así que era un día para visitar a la Familia correspondiente y un día o día y medio para recorrer turísticamente el lugar pero la inexperiencia de Miguel en el tema o haberme confiado en él para no aclarar mi forma de ser, me la jugó en contra, no fue tan dramático pero yo le escapaba a ciertas cosas, ya lo explicaré.

Estábamos a mediados del verano en Buenos Aires y había que estimar que en Londres estarían en mediados del invierno, así que, para variar, sería un clima de mierda, de todos modos, les pedí a todos que no llenaran sus equipajes con ropa de invierno, sería demasiado bulto al pedo, ya veríamos en el lugar.  Bueno, entre pitos y flautas, el sábado del viaje la casa se llenó de gente excitada y bulliciosa ante la posibilidad del “paseo” y ese mismo sábado a la noche, apretándonos en los vehículos, nos fuimos todos para el Aeropuerto cercano.

Los trámites fueron iguales a los de siempre y de todo eso se ocupaba Sergio . Kaila y Patricia caminaban junto a nosotros hacia el avión y la israelí no pudo dejar de alabar a la nueva máquina, “antes viajábamos de lujo, ahora parece que la cosa es de súper lujo” , -expresó tomándome del brazo-. Gisela más que exultante se abrazaba con unas impecables y atractivas Azul y Cintia como si hiciera años que no se veían a pesar de que hacía pocos días que habían estado juntas en la reunión.  Las que estaban serias y más que sorprendidas eran Graciela y Cynthia , no atinaban a decir palabras sólo admiraron la figura del avión y más aún el interior.

Se acomodaron todos, Carlos al lado de Miguel e intenté “escuchar” algunos de los pensamientos en el momento del despegue, fue un caos y tuve que desistir para que la cabeza no me explotara, lo que si capté claro fue el pensamiento de Graciela , “miralo a Gonza, el de la empresita de Servicios y entregas, pedazo de salto que dio, es una suerte haber sido sincera y leal con él desde siempre” .

También me centré en Gisela y esos momentos que creía superados en el carreteo del avión volvieron a su cabeza, “no me puedo acostumbrar, me entra como pánico al despegar” .  No me pude aguantar y dije en voz alta y riendo: “No se acerquen a Gisela, me parece que está cagada hasta el pecho” …  La pelirroja se acopló a las risas y se distendió bastante, lo que le permitió pasar mejor el mal rato.

El avión despegó a las once de la noche, al poco nos tocó ver las luces de Buenos Aires y un poco las de Uruguay por las ventanillas, luego fue todo oscuridad, el Océano Atlántico no tenía lamparitas.  Cuando ya pudimos movernos Gustavo vino a saludarnos y a presentarse con todos, Cynthia y su prima Graciela nos pidieron permiso a Kande y a mí para ver más del interior.  No podían creer el lujo y la comodidad que tenía el dormitorio y el baño anexado al mismo, las dos estaban excitadas con esto y Kande lo notó.

Me señaló con la mirada los pezones endurecidos de las primas y no las quise “escuchar” para no embalarme, a más le hice una seña a mi mujer para decirle que no, que no intentaría nada con ellas, era una de las pocas veces que me pasó, sabía que ambas me responderían, ya habíamos “probado el postre” y a ninguna de las dos le parecería mal repetir aunque después se arrepintieran pero… yo me sentiría mal por Roberto y por Danny y salí del lugar antes de que llegaran algunos “aromas” a mi olfato.

Comimos algo ayudándolas a Azul y a Cintia a servir el catering y luego de comer me fui un rato a la cabina a charlar con Gustavo y con Sergio , nunca me había tomado ese tiempo para ellos y supe que los dos eran casados y estaban más que conformes con el trabajo que realizaban, al salir de la cabina me encontré en el habitáculo de las azafatas con las dos que se aprestaban a descansar en sus cómodos sillones. Azul estaba sentada y el beso que le di a Cintia apretando con las dos manos sus nalgas catapultó a la “petisa” que parándose se metió en el medio de esa “conversación” y recibió su beso y las caricias que deseaba.

Quedaron recalientes pero les dije que en ese momento no haríamos nada pero que les prometía que en algunos de los lugares a los que fuéramos serían obligadas a gritar sintiéndome adentro de ellas.  Rápidamente Azul se “hizo la película” y se sentó gimiendo, casi, casi podría decir que tuvo un orgasmo o estuvo a punto de ello, Cintia me apretó el miembro y me dio otro beso, luego me dijo que mejor me fuera porque iba a hacer un escándalo.

Ya todos estaban dormitando y me fui al dormitorio, la que tuvo que morder la almohada fue Kande , me estaba esperando y todo comenzó haciéndonos el amor, con besos, con caricias y con mamadas recíprocas.  Gimió bastante cuando tuvo un orgasmo al ser penetrada hasta el fondo de su vagina estrecha y me desfasé mal cuando giró su cuerpo y me presentó sus nalgas diciendo, “si lo querés, siempre te espera” .

Ya no pude pensar y entré como desesperado en ese culo que me daba vuelta, mi ritmo se hizo enloquecedor y noté perfectamente cómo se aguantó el dolor de la penetración imprevista y como se contuvo para no gritar el placer que sentía con su entrega y con mi toma de posesión.  Intentaba apretarme con sus músculos pero apenas si lo lograba y cuando sintió mi líquido caliente en sus entrañas apeló a la almohada para no dejar salir con gritos lo que me estaba demostrando con los temblores de su cuerpo oscuro.  Luego dormimos como lirones.

Llegamos al Aeropuerto Internacional Heathrow , cerca de las tres de la tarde, hora londinense, luego de descender entramos en la zona de pasajeros privados para esperar que Sergio se ocupara de la documentación y aquí fue dónde me di cuenta que no lo había aleccionado bien a Miguel y me la tenía que aguantar porque había sido culpa mía.

Se acercaron tres señoritas que vestían un uniforme de RR.PP. , preguntaron por mí y, en un perfecto inglés de manual, me hicieron saber que la gente que nos esperaba se encontraba reunida en el salón VIP principal y nos invitaron a seguirlas, las había entendido pero Kande me dijo, “nos esperan” .  Giré la cabeza para mirarlo a Miguel que se sonreía satisfecho y escuché que Carlos , con lo que le dijo le borró la sonrisa de un plumazo, “te mandaste una cagada enorme, a Gonzalo no le gusta que lo vengan a recibir” , el Abogado no sabía adónde meterse y su palidez fue evidente.

Recorrimos más de cincuenta metros en un Aeropuerto muy bonito y ajetreado llenó de gente pero a la que sólo veíamos a través de vidrios, en ese interín les dije a Gisela y a Cielo que se pusieran los intercomunicadores, sacaron rápido los que ellas tenían y se los colocaron en los oídos, eso me facilitaba mucho para que me dijeran que puestos ocupaban los interlocutores.

En el salón había como doce personas, pertenecían al personal de la Mesa Directiva de la empresa y había otros tres que representaban a la filial londinense del Estudio Jurídico. Gisela había quedado en un aparte y con su tablet abierta me iba diciendo que puesto ocupaba cada uno de los que se me presentaban.  Lógicamente los primeros fueron los Directivos de mayor cargo y luego lo hicieron los Directores de Áreas. Tai estaba detrás y a mi lado se situó Kande que oficiaba de intérprete y a la que presenté como mi esposa, ella fue quien se encargó de enfatizar en que yo no hablaba ni una palabra en inglés.

Luego de las presentaciones de todos y de brindar con una copa de champan para darme la bienvenida, me hicieron saber que habían preparado una recepción con cena-show en el salón principal del Hotel Ritz para la noche siguiente, lo agradecí puteando para mis adentro porque no podría zafar de eso y Kande se reía gozando de la situación, “no hagas ni una mueca porque mato a todos estos acartonados” . Kaila se agarró de mi brazo y me dijo jocosa, “esto está buenísimo, el jefe nos va a llevar a una fiesta” , no pude más que sonreírme con ella y les comenté a las dos que iba a desollar vivo a un Abogado.

En un momento la cosa se distendió bastante y ya me puse a hablar con unos y con otros, siempre con Kande a mi lado repitiendo en Español lo que me decían en Inglés, de a poco me fui acercando a unos de los pelotudos carilindos que nunca faltan en ningún tipo de reunión, el tipo, bien vestido, elegante y bien puesto, se estaba poniendo pesado con Gisela que era de las chicas que no hablaba en ese idioma.

Con una copa en la mano y otra apoyada en la pared la tenía un poco acorralada y le hablaba haciéndola poner incómoda, lo escuché clarito cuando le decía que quería “echar un polvo” con ella y que dejara la tablet a un lado, que él le podía conseguir una buena ubicación en la empresa.  Por esto, le dije a Kande que se fuera al baño o para el otro lado, que me dejara solo y la vi a Kaila que se había dado cuenta de esto y se venía para el lado del tipo.

Le hice una seña con la mano para que me dejara a mí, de inmediato pensé que con ese idiota me sacaría la pequeña bronca ocasionada por la reunión.  Me acerqué a Gisela y le pedí un poco de paciencia preguntando además quién era el tipo, me contestó que era unos de los Directores de Personal, más específicamente el Subdirector de Recursos Humanos, la tomé de la mano para sacarla de allí sabiendo que el tipo reaccionaría como un estúpido y ayudado por los tragos que tenía encima.

--  ¡Hey! , -me dijo acercándose a mi oído y lo miré con la sonrisa idiota del tipo que no entiende-, déjela acá que nos íbamos a “echar un polvo” rápido, todos ustedes son unos sudamericanos estúpidos, mucho dinero y no sirven para nada .

Seguí mirándolo con esa sonrisa tonta y le dije a Cielo por el intercomunicador que le avisara a Kande que se acercara con el Director General, tardó muy poco en hacerlo porque estaba conversando con él y cuando llegaron a mi lado, el infeliz aún le dijo algo al oído a Gisela y sonriendo le hablé a Kande mirándolo al Director General.

--  Kande, decile por favor a este señor que lo de la fiesta de la noche no va a poder ser, que yo no hablo ni una palabra en Inglés pero comprendo perfectamente el idioma y lo que se habla, por eso y de resultas de lo que dijo este fulano insultándome y tratando de propasarse con Gisela, quiero que lo echen a patadas de la empresa y por su culpa voy a mandar a investigar a todos los Directivos.  Decile también que la mínima falla que encuentre en las finanzas personales o en sus comportamientos será motivo de despido inmediato para quien sea .

Kande le tradujo a pie juntillas al Director que abrió los ojos y se puso pálido, de inmediato pidió disculpas, ni lo miré y lo llamé a Miguel , “el Subdirector de Recursos Humanos ya no pertenece a la empresa, lo mismo para el que lo recomendó y el que no esté de acuerdo se va con él, además decile a este señor que yo no acepto disculpas” .

Habíamos perdido casi una hora en ese lugar y como sabíamos que las camionetas con los choferes esperaban en la puerta del Aeropuerto, golpeé las manos y dije: “Nos vamos, no perdamos más tiempo acá” .  Los Directivos se lo querían comer al estúpido y los Abogados del Estudio no entendían nada, ya no me preocupé por ellos, salimos y nos distribuimos en las distintas camionetas, nosotros fuimos con Tai y Maylín que no podía parar la risa de Kande .

Continuará…

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