El demonio de nombre extraño (40)

El operativo da resultado y no se perdona a nadie. Susto grande de Gisela que no pasa a mayores.

OPERATIVO “PIRATAS”

Los puse al tanto a los muchachos de cómo era la historia con el tema de los “Piratas del Asfalto” y como afectaba esto a Jorge , además les pedí opinión respecto a cómo debíamos actuar, en ésta no iba a cometer el error de actuar “por las mías” , por un lado, los profesionales, los que sabían eran ellos y por el otro porque no tenía ni idea de cómo comenzar a encarar el asunto pues de la vereda de enfrente se podría entender que “no eran mancos” . Roberto , frontal como siempre, me preguntó si podía hablar a “calzón quitado” y, lógicamente le dije que sí…

--Si vamos a tomar cartas en el asunto, a mí particularmente, no me gustaría que su amigo Matías supiera nada de lo que pensemos hacer.

--  No entiendo el resquemor, Matías es un tipo de fiar, ¿a qué viene eso?

--Hablo por mí, es lisa y llanamente porque en el otro lado, según nos dice, hay Policías y posiblemente conocidos de él, lo va a poner en un predicamento muy importante, un Policía de carrera, es Policía toda su vida, trabaje dónde trabaje, prima en ellos un “Sentido de Cuerpo” que no suele darse en otros ámbitos y eso, aún sin quererlo, lo puede llevar a cometer errores que nos perjudiquen, pueden aparecer preguntas e infidencias que lleven a los delincuentes a ponerse alertas y el alerta de ellos nos puede costar la vida a alguno de nosotros.  De todos modos, usted decide, yo lo sigo a muerte en la que emprenda.

No le contesté y seguí escuchando las evaluaciones sobre lo que había que hacer al respecto de esa banda de delincuentes.  Según Tai , habría que ubicar primero el lugar al que llevaban el camión robado, seguramente un depósito de alguna empresa y operar directamente allí, Andrey opinó que si supiéramos el contenido de los camiones podríamos saber, potencialmente, que mercaderías robarían y se podría seguir al camión por medio del satélite pero esto era algo que se dificultaría en el horario nocturno.

Kande dijo que si se hackeara a las empresas de camiones sabríamos que mercaderías iban a trasladar y cuáles eran las rutas que seguirían e Iker dijo que si hablábamos de tecnologías habría que ponerle a cada camión un dispositivo extra y seguirle la pista de ese modo.

Llevaría un poco de tiempo pero no sería tan difícil, sabiendo cuales eran los negocios comerciales y las mercaderías que vendían, se podría actuar sobre los camiones que transportaran las mercaderías afines, es decir, si la Agencia de Seguridad tenía efectivos en un comercio de electrodomésticos o de comestibles, los dispositivos se pondrían en los camiones que podían trasladar estas mercaderías y no en un camión que trasladaba pescados o juguetes pues no cubrían la Seguridad en estos comercios.  Todo estaba relacionado con los negocios a los que le brindaban Seguridad.

La llamamos a Cielo para consultarle si podrían hackear a las empresas de camiones para saber cuáles eran las cargas que transportarían, el recorrido y los posibles destinatarios, además si ese o varios camiones se podrían seguir por medio de algún dispositivo rastreador.  Nos contestó que eso no sería problema, ni con las empresas ni con los camiones pero, a estos últimos el dispositivo se les tendría que colocar de forma manual.

Los “aparatitos” se podían conseguir por medio del proveedor que teníamos desde un principio, no tenían más de cinco centímetros cuadrados y venían provisto de un potente imán que lo fijaría en cualquier parte de la carrocería, sólo hacía falta arrimarlo, no tenían luces titilantes y no interferían al GPS, además, acorde a los equipos de que disponíamos, se podían seguir, de noche o de día, los movimientos de diez camiones a la vez.

El panorama que nos pintaba Cielo era más que satisfactorio, máxime cuando los que robaban el camión anulaban sólo el GPS, incluso nos hizo saber que siguiendo el camión podrían saber si se detenía en algún lugar no estipulado, en ese caso el dispositivo se bloquearía, se apagaría desde la central por el lapso de diez minutos evitando así posibles rastreadores electrónicos que pudieran tener los ladrones.  Ninguno pensaba que tomaran esa precaución pero la idea no estaba mal pues al activarlo nuevamente se podría saber adónde se dirigían y el destino final, que sería, en este caso, la Cueva de Alí Babá.

Le dije a Cielo que se comunicara con el proveedor para conseguir, por lo menos, doce de esos dispositivos rastreadores, me contestó que lo haría enseguida y que mañana mismo los tendría en su poder, también me hizo saber que ya tenía la lista de los objetivos que cubría la Agencia de Seguridad y que los había separado por empresas, por comercios, por particulares, etc…  Eso nos venía al pelo y le encargué que se dedicara sólo a la parte de los comercios, cruzando los datos con las empresas de transportes de camiones buscando similitudes en los traslados de mercaderías, es decir, que era lo que se trasladaba y para que comercios podrían ir esas mercaderías.

De ir a colocar los dispositivos en los camiones determinados por manifiestos de cargas de las empresas, se ocuparían Roberto e Iker , eran los que hablaban Español y, llegado el caso, no habría problemas para comunicarse, por otro lado, por cualquier eventualidad, llevarían credenciales de la Inteligencia Nacional, a agentes de ese Organismo era difícil que se les hicieran preguntas, de todos modos tratarían de hacer el trabajo pasando desapercibidos y estaban capacitados para eso.  Estaba todo encaminado y había que esperar a que vinieran Kaila y Matías con sus parejas a cenar.

Después de los saludos y de los abrazos, tuvimos una cena de lo más agradable y luego de la misma, mientras las mujeres chismoseaban y mostraban trapos y fotos del viaje a Hong Kong , nos sentamos con Matías a conversar.  Encaré la conversación para el lado de la competencia con otras Agencias de Seguridad diciendo que me había enterado que había una que estaba creciendo mucho.  Él me contestó que sabía de una y se explayó…

--Hay una que dirige un ex Comisario Mayor retirado, el tipo profesionalmente es muy capaz pero prácticamente lo echaron de la Fuerza por corrupción, principalmente porque no pudo justificar sus ingresos, estaba a punto de ascender y ser Jefe de la Policía pero la llegada del nuevo Gobierno le cortó las alas, tuvo que pedir el retiro y se dedicó de lleno a la Agencia que tenía desde hace dos años atrás.  La dirige junto a su mujer que es una Subcomisario retirada, muy de armas tomar.  ¿Estás pensando en comprar esa Agencia?

--  No, no quiero tener más problemas, supe que funcionaba porque le brindan Seguridad a un conocido y quería saber si son de fiar.

--Estimo que deben trabajar bien porque incrementaron sus objetivos, ya te digo los dos son muy capaces y los conozco a ambos, si querés le pregunto por lo que le brindan a tu amigo.  Hay buena onda con ellos, es más, al poco tiempo de hacerme cargo del puesto me vino a ver para ver si le podía mandar los objetivos que nuestra empresa rechazara o no tomara y en realidad no le mandé ninguno pero hay un par de objetivos que podrían venirle bien.

--  Ni hablar, mi amigo se enojaría mucho conmigo si me meto en sus cosas, lo demás manejalo vos, apenas si era una inquietud que tenía.  ¿Cómo te llevás con Kaila?

--Sensacional, está en todas y no se le escapa nada, además nadie jode con ella y es una líder nata.

La charla quedó ahí, nada denunciaba que pensaba en ayudar a su conocido pero no descartaba en hacerlo, ergo: preferí hacerle caso a Roberto y no lo puse al tanto de nada, ya vería como me arreglaba con Kaila , sabía perfectamente que ella era una tumba y pasaría por encima a todo aquel que pudiera perjudicarme, de todos modos, para no crear antagonismos, preferí que siguiera ignorando lo que haríamos.  La conversación la cortaron las mujeres que bajaron alborotadas de las habitaciones, las chicas de la casa habían traído regalos para Patricia y Kaila pero, como también había aparecido Sofía , ni lerda ni perezosa Kande había hecho “aparecer” regalos también para ella.

Estaban todas excitadas y me hice a la idea que habían estado hablando de los “juguetes” adquiridos en la visita a los mercados diurnos y nocturnos en Hong Kong .  No quise “escucharlas” , respetando un tanto su intimidad, de todos modos se las notaba “acaloradas” , una era Gisela y la otra, sin lugar a dudas, era Sofía , Patricia estaba relativamente tranquila pero Kaila me miraba con intriga y a ella si la “escuché” , “¿para qué nos habrá hecho venir a los dos?, no creo que haya sido por las ganas de vernos o por los regalos” , -pensó-.  Me acerqué a la pareja, las abracé a ambas y le di un beso en la mejilla a cada una, al momento de hacerlo con Kaila , le dije al oído, “es por trabajo, tengo que hablar con vos pero que no se entere ni Cristo” .

Sofía contó cómo le estaba yendo a la Fundación y no faltó la invitación para que me diera una vuelta, algo que le dije que haría no bien tuviera la oportunidad, Kaila y Patricia aprovecharon ese momento para ir a despedirse de los muchachos pues la relación de amistad se había forjado muy fuerte entre ellos y me lo demostraron los abrazos que les vi darse con cada uno de los custodios.  Luego de eso y de las despedidas con los respectivos agradecimientos por los regalos, la mini reunión y la cena se dieron por concluida.  Todos sentíamos aún una cierta dejadez por el cambio de horarios y nos retiramos temprano a nuestras habitaciones.

Kande me contaba riendo que Sofía estaba desatada, de entre los regalos, había elegido y llevado un consolador, además había manifestado sin tapujos que cuando no lo usara ella, lo usaría con el marido y dio a entender que a él le gustaban, “creo que le gustan más los de carne pero ya sabés que esos “gustos” no me condicionan mientras haga bien su trabajo” , -le contesté-, mi mujer me miró sin poder ocultar su sorpresa pero no hizo ninguna mención al respecto.  Nos sacábamos la ropa para acostarnos cuando vibró mi celular, sin mirarlo supe que era Kaila .

“Si no me sacás la intriga no voy a poder dormir tranquila” , -fue lo primero que dijo al atender-.  Puse el altavoz y le pedí a Kande que se acercara…  Le explicamos con lujo de detalles que era lo que pasaba y el por qué de mi reticencia a blanquearme con Matías

--  Robertotiene razón, Matías es muy bueno en lo suyo pero tiene tendencia a creer que el mero hecho de ser o haber sido Policía convierte a su interlocutor en una persona confiable y que él puede hacerle comprender cuando algo está mal hecho.

-- Eso es lo que me dio a entender, por eso decidí dejarlo al margen de lo que pensamos hacer, con vos es distinto, de todos modos, ya averiguamos lo que queríamos y no voy a involucrar a la Agencia en esto.**

--Me acabo de olvidar de todo lo que me dijiste pero… si necesitás a un operativo más no dudes en avisarme, a veces siento que me estoy oxidando y los extraño.

--  Listo belleza, lo tendré en cuenta, besos y cuídense.

Pasó el domingo y el lunes sin novedades pero ya teníamos todo muy aceitado, Cielo había averiguado cuales eran las Compañías de Seguros que cubrían las cargas pues muchas veces se daba que las empresas de camiones tenían unas Compañías que cubrían los vehículos y a los conductores y otras circunstanciales que cubrían las cargas.  Los muchachos el día anterior habían colocado rastreadores en un par de camiones que llevaban mercaderías factibles de ser robadas, estábamos esperanzados pero… no pasó nada, realizaron el viaje sin inconvenientes y regresaron vacíos sin ninguna complicación.  Hubo otros dos rastreadores pero esos camiones estaban en espera y no viajaron.

Al saber las cargas que llevarían, dónde las buscarían (en el Puerto, en Cargas del Aeropuerto y desde las fábricas del interior del país) y que camión la llevaba se nos facilitaba poner los rastreadores cuando los camiones estaban en fila esperando para cargar o en las playas de las empresas, Gisela bloqueaba todas las posibles cámaras de seguridad de las inmediaciones y cualquiera caminando pasaba por al lado del camión y dejaba el dispositivo que se agarraba fuertemente al metal sólo con acercarlo, el imán era infalible.  Asimismo, las rutas al interior del país, hacia las distintas provincias eran casi siempre las mismas y el robo debía producirse relativamente cerca, a lo sumo en los cincuenta kilómetros que se cubrían hasta el primer peaje o en los cuarenta kilómetros que había hasta el segundo peaje.

Creíamos que si la distribución se hacía en el Gran Buenos Aires y en la Capital Federal era más difícil robar en el trayecto hasta el segundo peaje porque luego había que pasar éste al regresar, de todos modos, no lo descartábamos.  Esto era porque en ese segundo trayecto la ruta era más descampada, los destacamentos policiales estaban más alejados y al no existir denuncias, no teníamos referencias de las posibles zonas utilizadas, tampoco podíamos estar preguntando para no alborotar el avispero, teníamos que confiar ciegamente en la tecnología.

El martes no había programado ningún viaje, el único previsto era para el miércoles a la noche y para el mediodía de ese martes yo estaba un tanto alterado, pensaba en lo mal que lo debía estar pasando Jorge y estar inactivo al respecto me tenía un tanto nervioso. Virginia había hecho unas milanesas a la napolitana con jamón que estaban para chuparse los dedos, eran mis favoritas pero apenas si pude comer una de ellas y Kande se dio cuenta que no estaba muy amigable que digamos.

Con sutileza, luego de la comida me pidió que la acompañara a la habitación porque quería mostrarme algo, la seguí sin ganas y allí me hizo abrir los ojos.

--Gonza, cielo, estás irascible y te contenés para no contestar mal ante cualquier comentario, yo lo noto y tal como yo lo noto lo notan todos los demás, ahora bien, resulta que el único que debería estar sereno, equilibrado y frío para atemperar toda la adrenalina que nos circula por el cuerpo, está peor que nosotros.  Un líder mal parado nos puede llevar a hacer cualquier cagada, dormí, báñate o salí a pasear pero no demuestres inseguridades.

--  Tenés razón, me dejé llevar sólo por lo que yo pensaba sin tener en cuenta que a los muchachos les tocará hacer el trabajo más peligroso.  Dormir no voy a dormir, daría vueltas en la cama y me la voy a terminar agarrando con vos, mejor me subo al auto y me voy a dar una vuelta.

Le di un beso a Kande y me metí al baño, estuve debajo del agua caliente por más de veinte minutos y salí relajado de cuerpo y mente, me cambié y salí después de decirle a Cielo y a Gisela que la cortaran con los seguimientos y disfrutaran un rato de la pileta, lo mismo hice con los muchachos pero me dijeron que aprovecharían para acercarse al polígono, esto lo escucharon las Informáticas y pidieron que las instruyeran en el uso de las armas, me consultaron y las derivé a Kande quien se puso en comunicación con Kaila y le darían instrucción en el polígono de la Agencia, allí aprenderían o aprenderían.

Mi humor estaba mejor y ya en la ruta, sin una idea fija de para adónde ir, enfilé para el lado de mi barrio anterior, al llegar a la bajada de la autopista para dirigirme allí cambié de idea y me fui para el centro de la ciudad.  Desde el auto la llamé a Sofía preguntando si estaba disponible porque andaba cerca y aprovecharía para pasar por la Fundación.  No sólo estaba disponible sino que me dijo que me esperaban con ansias, dándome a entender que también estaba María Victoria en el lugar.  Ya vería si se me iba la mufa al estar un rato con ellas.

Llegué peor de lo que había salido de casa, tuve que eludir dos manifestaciones de los llamados “piqueteros” reclamando subsidios estatales, no estaba en contra de las Ayudas Sociales, estaba en contra de los modos en que lo solicitaban.  Los “piquetes” estaban formados por muchos extranjeros radicados ilegalmente en el país, otras eran personas nativas pagadas para movilizarse, unos pocos “vivos” que los dirigían y otros tantos a los que les era más redituable pedir que trabajar.  Cuando no que eran afiliados y allegados a Sindicatos reclamando aumentos.

El problema de estos grupos era que jodían a todo el mundo que quería circular e incluso trabajar libremente, rompían veredas, destrozaban plazas y ni hablar si te tocaba quedar en medio de ellos con un automóvil de alta gama, lo rayaban, lo pateaban y te insultaban como si tuvieras la culpa de todos sus males fabricados o auto fabricados por quienes los dirigían, lo mismo pasaba con los automóviles estacionados, no les importaba que fuera de un trabajador de clase media, la violencia incentivada más la ignorancia los hacía ignorar a los otros.

Por suerte pude zafar de estos energúmenos y llegué a la Fundación sin otros inconvenientes pero con una bronca de órdago, me aproximé a la entrada rogando para que el efectivo de Seguridad no se pusiera en pelotudo.  No hubo problemas, ya me estaban esperando y conocían el auto, los saludé con las ventanillas bajas y pasé directamente a la playa de estacionamiento.  En la puerta trasera me esperaba María Victoria , Sofía se encontraba en una reunión con un más que probable benefactor, ésta estaba programada de antemano y no pudo zafar, ciertamente, algo molesto me sentí, si me lo avisaba no viajaba al pedo.

No sé cómo será en otros países, en el mío, las Fundaciones, aparte de su capital inicial, se solventan con aportes de empresas, eventos, festivales, etc…  Los aportes en calidad de donación son deducibles de impuestos, algo similar sucede con las publicidades de productos, las empresas tienen un porcentaje que pueden deducir, como sea María Victoria se desvivía por atenderme y nos tomamos un café.  La reunión había comenzado hacía unos instantes y cuando dijo de avisarle a Sofía le pedí que no lo hiciera.

La chaqueta del trajecito ejecutivo de verano que traía puesto la Vice dejaba ver un hermoso canal que separaba sus dos tetas y no pudo evitar mirarla, quizás de forma descarada porque se ruborizó pensando que se había excedido en el muestrario.  Cuando fui para allí pensaba salir con las dos e ir a tomar una merienda en algún restaurant de hotel y luego pasar la tarde con las dos juntas porque eso es lo que me había dicho Sofía que querían ambas pero, mi ánimo no estaba de parabienes, me daba vueltas en la cabeza el tema de los camiones y no tenía ganas de comenzar ninguna charla para lograr que se excitaran y “contagiaran” a mí instinto.

Decidí irme avisándole que había pasado para invitarlas a tomar la merienda en un lindo lugar con ambas pero, lamentablemente y muy a mi pesar, había recibido una llamada urgente de mi casa y debía regresar, sólo había pasado para dar la cara y no usar la grosería del celular, le pedí que no se enojara, algo que ni siquiera le pasó por la mente, es más, me agradeció la deferencia por haberme llegado hasta el lugar y se lamentó por la oportunidad perdida, en su defecto le dije que la semana entrante las invitaría a cenar a ambas y charlaríamos profundamente de nosotros y de la Fundación.  Le mandé un beso a Sofía , le di uno a ella cerca de la comisura de los labios y me fui un tanto apurado.

Sabía que si me ponía a la tarea respondería pero, era uno de esos días en que no tenía ganas de hacer o, más concretamente, perder tiempo con charlas, estaba más para decirles, “vamos a la cama que tengo ganas de ponerla” que hacer una especie de “entrada” con una mini reunión para tomar la merienda y continuar después en una habitación, menos que menos tenía ganas de escuchar sobre la Fundación o sobre la vida de cada una de ellas y se me hacía que me mostraría un tanto grosero, creo que  mejor fue lo que hice.  Ya vería que otro día o noche me procuraría para pasarla bien después de una buena cena en algún lugar elegante.

Circulaba por el carril más rápido de la autopista y me adelanté a un camión transportando un contenedor que circulaba por el carril central, mientras lo pasaba me di cuenta que había un coche de custodia con dos efectivos que circulaba detrás, unos cien metros más adelante circulaba otro camión de características similares y también llevaba un coche de custodia.  La llamé a Cielo para ver si los podía ubicar, la referencia era mi automóvil y el GPS del mismo, le dejaría la línea abierta para que me avisara, un minuto después me contestó.

Los camiones pertenecían a dos empresas de transportes distintas, según sus manifiestos, el que había dejado atrás llevaba muebles desarmables y el otro llevaba electrodomésticos chicos y televisores plasma.

--Gonza, son los camiones que tendrían que haberse movido la noche de mañana, se adelantó la llegada del barco al puerto, le avisaron a las empresas y adelantaron el viaje, a las empresas les conviene porque no tienen a los conductores esperando por la carga en los camiones.

--  Está bien pero eso implica que no se puede seguir, que nos agarraron dormidos.

--No Gonzalo , quedate tranquilo, los estamos siguiendo desde que se movieron, los dos camiones tienen rastreadores que les pusimos el lunes cuando fueron al puerto a esperar y llevan sus propios GPS activados.  Están monitoreados en este momento.

--  Bueno, yo los dejo y estoy yendo para casa.

Tenía un buen presentimiento con esto y de acuerdo al plan trazado, si tenía que pasar algo que pasara, lo que nos interesaba era ubicar el lugar dónde descargarían la mercadería robada, si es que la robaban.  Llegué a casa y luego de saludar a Kande , me fui directamente al sótano acompañado de ella a ver qué era lo que seguían las chicas.  En la pantalla grande se veía perfectamente un croquis de la ruta y cuatro puntos rojos, dos de ellos titilantes de nuestros rastreadores, los otros dos de los GPS que tenían los vehículos, esos eran los camiones que se desplazaban, ya había pasado por el primer peaje y unos quince kilómetros más adelante se detuvo el primero de ellos.

Ante esto todos nos alarmamos y fijamos la vista en la pantalla pero Cielo nos calmó rápido al agrandar la imagen que nos mostraba el satélite, la parada correspondía a una estación de servicio dónde también funcionaba un bar-parador de los que suelen utilizar los camioneros en la ruta para comer algo o “visitar” a alguna “amiga” y desde ya descartábamos que allí se produjera algún robo.  El otro camión lo hizo unos cinco kilómetros más adelante y también la parada correspondía a un parador de ruta.  Sólo restaba esperar a que reanudaran la marcha porque el manifiesto de carga acusaba la entrega en provincias más alejadas.

Estimamos que, debido al adelanto en la entrega de la carga los conductores se tomaban su tiempo para movilizarse o bien les convenía viajar de noche porque la ruta estaba más despejada.  Como fuere, ya caía la tarde-noche y luego de que Gisela colocara una alarma para cuando comenzaran a moverse los vehículos, subimos a comer algo. Virginia nos había preparado comida fría en base a ensaladas, la cual fue pedida por los muchachos ya que no sabíamos si teníamos que salir de apuro y con el estómago lleno no es aconsejable.

Las camionetas estaban cargadas con todas las armas y los equipos, se usarían armas cortas con silenciador, esto es pistolas automáticas y pistolas ametralladoras con munición 9mm común, la única arma larga era un rifle de precisión que usaría, de ser factible, Blago pues a cien o ciento cincuenta metros de distancia era infalible y cubriría nuestros movimientos en tanto y en cuanto pudiera acceder a algún sitio que le permitiera dominar la escena desde un lugar elevado.

El destino en si no lo conoceríamos hasta saber dónde llevaban los camiones pero, una vez ubicado, Gisela nos daría rápidamente la distribución de las dependencias y la cantidad de personas que habría adentro, lo mismo haría con las cámaras de seguridad viales y privadas bloqueándolas desde dos kilómetros antes de ese supuesto lugar de descargas ilícitas.

Estábamos en la duda al respecto de cómo actuar con la energía eléctrica pero al no conocer por dónde tendríamos que movernos respecto a que si habría poca o mucha iluminación, decidimos llevar los visores infrarrojos, de última Cielo desde el sótano y con sus equipos podría provocar un corte de suministro en la zona, aunque en ese caso habría también que averiguar si no había algún generador para paliar esto y, en ese caso, habría que destruirlo primero.  Creíamos que no teníamos ningún tema sin cubrir aunque, como siempre están los imponderables, la cena fría se desarrolló con sobriedad, todos estaban imbuidos en los pensamientos sobre el posible trabajo a realizar.

Era el momento de los cafés cuando la tablet de Gisela sonó con un pitido anunciando que los camiones se habían puesto en movimiento y nos levantamos rápido para verlos en la pantalla, ya no se podían ubicar imágenes claras por el satélite debido a la hora pero las luces rojas titilando y las fijas estaban allí, además estaban marcadas determinadas referencias (estaciones de servicio, cabinas de peaje, entradas a pueblos de la zona, etc, etc.) .

Parecía que no pasaría nada, los dos camiones ya habían transpuesto el segundo peaje y según nuestro entender, a pesar de que la ruta estaba rodeada de campos, robar el camión para regresar con éste y pasar nuevamente los mismos peajes era peligroso e ilógico, las caras de los conductores y los camiones quedarían registrados en las cámaras de los peajes.

Desistí de seguir con eso y subí, los muchachos estaban en el living esperando y les dije que era una falsa alarma pues, según mi entender, estaban demasiado lejos como para robarlos y regresar con ellos.  Algo que mis custodios y Kande me habían metido en la cabeza es que siempre hay que aplicar la mentalidad del delincuente si es que se pretende atraparlos con algún tipo de plan de por medio, es decir, al margen de lo que los “buenos” hagan para lograr sus resultados, había que basarse mucho en pensar en lo que harían los “malos” .

En apariencia ellos operaban con un cierto grado de inteligencia y no actuarían tan lejos, la “colorada” me había dicho que las cámaras de los peajes y de las autopistas funcionaban a la perfección, no se habían “hackeado” ni bloqueado, tampoco había caminos alternativos gratuitos en todo ese tramo de la ruta, éstos sólo aparecían al costado de la autopista unos treinta kilómetros antes de entrar en la ciudad capital porque ya la zona era más urbanizada.

Si yo fuera de los “malos” no me arriesgaría a pasar nuevamente el peaje, que me vieran y que me investigaran y siguieran todas las cámaras de la ruta y la ciudad. Habría que esperar un próximo viaje para chequearlo.  Hablaba eso con los muchachos y se acercaron al grupo Kande y Cielo diciendo que Gisela estaba “emperrada” en seguir esperando y la habían dejado sola.

Pensábamos que iba a ser una noche larga y, como no resultó así, en ese momento estábamos relajándonos con una copa de por medio, hacía como diez minutos que Kande y Cielo departían con nosotros hablando de cualquier “verdura” cuando el grito de la “colo” por el intercomunicador nos sorprendió y nos hizo pegar un salto, “lo robaron, lo robaron, desconectaron el GPS y se están yendo por otro lado” .  Salté por sobre el respaldo del sofá en que estaba sentado y salí disparado hacia la escalera del sótano, detrás corrieron los demás y lógicamente felicitamos la iniciativa de la “colo” .

Efectivamente, el camión con dos luces seguía el trazado de la ruta pero el otro al que sólo se le veía una lucecita titilando, siguió la ruta hasta un kilómetro más adelante y luego se desvió hacia la derecha entrando en uno de los pueblitos de la zona y retomó una ruta secundaria que bordeaba la ruta del peaje regresando hacia la ciudad.  Sabíamos que esa ruta existía pero se utilizaba para comunicarse de pueblo a pueblo y no llegaba hasta el peaje, es decir, no pasaba al costado de las cabinas de control y no existían cámaras en todo el trayecto.  La pregunta que rondaba era, ¿adónde se dirigen?

Cabía la posibilidad de tener depósitos en el pueblo en que se terminaba esa ruta pero era muy raro, en un pueblo chico sin sector industrial no pasarían desapercibidos.  La ruta terminaba en campos particulares y el camino seguía internándose hacia los fondos del pueblo, razón por la cual seguíamos atentos el recorrido.  Al cabo de un rato llegó al final de la calle y dobló a la izquierda como adentrándose a los fondos del pueblo en cuestión, fueron más o menos dos kilómetros y volvió a doblar a la derecha, allí la sorpresa fue total.

El camión no aminoró su marcha bastante moderada y se internó en una propiedad privada, de inmediato le pedí a Cielo un plano de esos campos, ¡hijos de miles de putas! , el campo comenzaba un kilómetro antes del peaje y su límite estaba un kilómetro después del mismo, por allí volvían y seguramente harían lo mismo con el primer peaje que habían pasado aunque esto lo deberían hacer por la otra mano de circulación.

En el mismo plano que nos mostraba Cielo en la computadora seguimos la posible ruta del camión, tendría que salir del campo y tomar una ruta interior alternativa que, por medio de un puente, pasaba por sobre la autopista grande, luego del puente, doblando hacía la izquierda, existía una ruta que también bordeaba la autopista.  Ésta ruta alternativa llegaba hasta topar con los terrenos de una industria pero bordeándola se llegaba a las afueras de una ciudad que contaba con una ruta provincial que eludía completamente el peaje, desde allí en más tenían acceso a la ciudad capital o a otras ciudades del conurbano que contaban con Centros Industriales donde podía haber grandes depósitos.

Luego de ver esto salimos y subimos a las camionetas para ponernos en marcha, el plan era estar cerca del posible destino del camión, no nos importaba acercarnos, una más que dispuesta Gisela se había subido a mi camioneta con la tablet en la mano, ella era quien bloquearía las posibles cámaras y ubicaría el destino del camión, estuviera dónde estuviera.  No nos apuramos y cuando llegamos al cruce de rutas predestinado el camión ya había pasado hacía unos minutos, no importaba, era lo que pretendíamos y dejamos que se fuera.

Unos veinticinco minutos después ya teníamos el lugar en que estaba y nos ubicábamos para irrumpir en el sitio que parecía ser una empresa de repartos de mercadería.  Dejamos las camionetas afuera del alambrado perimetral de la empresa, Blago comenzó a subir a una torre de alta tensión que estaba a unos cincuenta metros y mientras él se preparaba para hacer su trabajo la “colo” nos fue diciendo cuanta gente había en el interior del enorme galpón y le pedí que se tomara su tiempo para ello porque queríamos estar seguros.

En total eran catorce personas, seis de ellos portaban armas largas, dos parecían dar las órdenes y seis estaban en la tarea de descargar el camión.  No había equipo generador alternativo y como estábamos todos comunicados, cuando estuvimos listos, luego de cortar los alambrados, le avisé a Cielo que procediera con el apagón de dos manzanas a la redonda, la orden a los muchachos fue clara, “ahí adentro no hay inocentes, en mayor o menor medida, todos son delincuentes, que queden vivos sólo los que descargan y el único que habla en Chino es Tai” .  Con chinos de por medio no revolverían tanto por temor a represalias.

La oscuridad era total porque no sólo faltaba la luz en el interior, la playa de estacionamiento y descarga junto a las columnas de alumbrado público también fueron apagadas.  Entramos rápido al predio viendo perfectamente al lugar y a los protagonistas con el tono verdoso pero claro de las lentes nocturnas.  Los dos tipos más cercanos a la puerta fueron abatidos de inmediato, no hubo ruidos, sólo el seco “plop” del silenciador, fueron rematados con un tiro en la cara y los sentamos enfrentados frente al portón de entrada al galpón, como si estuvieran durmiendo, ante el aviso de Gisela esperamos a dos más que se acercaban a la escena.

Venían con linternas, vociferando por el corte de luz y llamando a los de la entrada, “¿dónde están pedazos de boludos?, estén atentos, esto nos complica la noche” , fue lo último que dijo antes de que Tai se encargara de su cuello con uno de sus cuchillos y Andrey hiciera lo mismo tapándole la boca al otro tipo y hundiendo el cuchillo de comando entre sus costillas, éste fue el único que rompió el silencio de la noche, tenía el dedo en el disparador del fusil y lo apretó, el disparo dio en el techo e hizo reaccionar a los dos restantes pero sólo tuvieron tiempo de girar para tratar de ver, Kande , Iker, Danny y Roberto los acribillaron.

Los dos tipos que parecían mandar, no atinaron a nada, tenían pistolas en sus cinturas pero ni las tocaron, en la más completa oscuridad sólo levantaron las manos y los que hacían las descargas del camión únicamente atinaron a tirarse de bruces entre las cajas apiladas al costado de las puertas abiertas del contenedor.  Ya habían descargado más de la mitad del mismo y quedaban aún unas cien cajas de muebles desarmables, todos ellos fueron amarrados con las manos a su espalda y en los tobillos con pulseras plásticas y quedaron sentados en el lugar. Tai vociferaba en chino contra uno de los tipos que permanecía parado y le aplicó en golpe fortísimo en el estómago, “no entendemos, no entendemos, llévense todo” , le contestaba el tipo con un miedo más que palpable.

“Luces” dije en voz alta y atinamos a ponernos los visores sobre la frente cuando volvió la luz eléctrica al lugar.  Era un depósito grande, en un rincón del mismo se encontraban siete camiones chicos que seguramente eran los que llevaban la mercadería a repartir, de ellos se estaban ocupando Iker y Roberto , había que incendiarlos a todos, primero pensamos en dispositivos plásticos inflamables que teníamos pero… dejaríamos rastros, entonces optamos por el propio combustible de los camiones y ya los rociaban a todos ellos con este material inflamable, previo a esto, sin que nadie viera había retirado nuestro dispositivo del camión.

Danny y Andrey se ocupaban de recoger cualquier documentación posible en una oficina que había armada con paneles en un rincón del galpón que tendría unos 40x10 metros, lo mismo hicieron con los discos de las dos computadoras que había, llenaron un bolso con todo eso y Tai seguía vociferando en chino contra los dos tipos.

--No entendemos, llévense todo y no se compliquen los van a buscar por todos lados, no saben con quienes se metieron.

--  Él decir que avisarle a jefes que no poder robar más, decirle a Claudio XXXX y a Greta XXXX que no robar más, serán próximos a morir y todos los que trabajar con ellos también .

Se lo dije hablando como si apenas comprendiera el Español y tratando que todos prestaran atención. “Escuchándolos” supe que eran dos Oficiales medios y en actividad de la Policía Provincial, los dos eran quienes habían robado el camión y lo trasladaron hasta el lugar en que nos encontrábamos.  No valía la pena seguir hablando, si vas a eliminar a alguien eso de hablar, hablar y hablar es sólo para las películas y para los estúpidos que pierden tiempo tratando de justificar lo injustificable.

--  Ustedes muertos por delincuentes y por ser Policías corruptos, todos los demás morir igual.

No tuvieron tiempo a contestar nada, eran “cumplidores de órdenes” y no tenían más nada en la cabeza.  Uno yo y uno Kande y los sesos de los tipos quedaron estampados contra la pared, los movimientos y los ojos atemorizados de los demás que estaban atados fue de terror, para mal de ellos Tai seguía gritándoles en chino y les dije que hoy no morirían pero si seguían trabajando con ellos morirían junto a sus familias, de paso les sacamos todos los documentos de identidad para que creyeran que hablábamos en serio, de hecho más de uno lo pensaba y del miedo no podían ni hablar.

Ya nos íbamos después de dejarlos en un rincón apartado del incendio de los camiones de reparto y la oficina (el camión robado y la mercadería no se tocó y las llamas no llegarían hasta allí) , de pronto, casi al llegar a la puerta del galpón, nos paralizó una sorpresa no esperada.  En nuestros oídos, por medio del intercomunicador nos llegó una voz desconocida…

--¿Quién sos pendeja, qué estás haciendo?, baja de la camioneta con las manos en alto, ¿qué es esa computadora, con quién estás?

--No, sí señor, baje el arma yo le explico…

--  Blagooo… -Atiné a decir-.

Los sonidos secos de dos “plop” seguidos y el grito angustioso de Gisela amortiguado seguramente por su mano, nos dio la respuesta que esperábamos… Blago se había encargado de la sorpresa.  Al llegar a la camioneta vimos a un tipo tirado al costado de la calle con un disparo en la cabeza y uno en el pecho, mientras subíamos a la camioneta Blago lo revisó y me dio una identificación policial, era un Oficial Principal de la Policía Federal y resultó ser uno de los integrantes de la mesa directiva de la Agencia, era evidente que los efectivos policiales corruptos pertenecían a los dos Cuerpos más importantes de la Policía Nacional, después revisó la camioneta y trajo una agenda, dos celulares y un par de carpetas que allí había.

Seguramente ante el corte de luz en la zona o simplemente para verificar la descarga del camión se había dado una vuelta por el lugar encontrándose con tres camionetas negras desconocidas y a una chica con una computadora adentro de una de ellas.  Sumó dos más dos, asumió que algo pasaba y para nuestra suerte decidió actuar solo.

Nos fuimos andando despacio para no dejar huellas de neumáticos y Kande la abrazó fuerte a Gisela que aún temblando movía los dedos sobre el teclado para bloquear las cámaras de Seguridad viales y extrajo todos los datos de los teléfonos que habíamos rescatado y a medida que lo hacía tirábamos la tarjeta SIM por un lado y el aparato por el otro.

Un par de llamados con un teléfono no identificable, uno a la Fiscalía y otro a la empresa del camión robado avisando del lugar en que se hallaba el problema y el camión dio por finalizado el trabajo.  Ninguno habló nada en el viaje de regreso y a lo lejos escuchábamos las sirenas de los Bomberos, los que seguramente tratarían de hacerse cargo del problema del incendio.  Llegamos a casa como a las tres de la mañana, el bolso con la documentación quedó en mi despacho y cada cual se retiró a sus habitaciones para, seguramente bañarse y dormir, por lo menos es lo que a mí me urgía.

Unos cuarenta minutos después de habernos acostado, llamaron tímidamente a la puerta del cuarto, era Gisela , vestía un camisón muy cortito que apenas llegaba por debajo de sus nalgas y una tanga mínima, todavía tenía el cabello mojado y nos pidió dormir con nosotros, nos dijo que aún temblaba porque en el momento en que el tipo la apuntó se vio morir y tenía una especie de pesadilla por eso, lo que no la dejaba conciliar el sueño.

Kande la abrazó y le partió la boca con un beso, comenzó con un “piquito” de dulzura, como calmándola y con sólo arrimar sus labios la “colorada” se encendió.  Apenas entró me había dado cuenta que lo que decía respecto al temor que experimentaba era cierto pero ahora ya no tenía temores, lo que sí tenía era una calentura tremenda y nos contagió a Kande y a mí.

Llegaron las dos primero a la cama y se trenzaron en una lucha de labios y bocas, quedaron de costado con la “colo” en el medio de la cama, no tuve más que ponerme detrás de ella y besar su nuca para que se estremeciera y me pidiera, “ponela Gonzalo , ponela así como estoy, por donde quieras ”, para eso pasó una pierna por sobre las de mi mujer y me dejó expuestos los dos agujeritos, no tardé en pasar mi brazo por entre las dos y aferrar sus pechos mientras el glande buscó y encontró el agujero más mojado.

El gemido de Gisela fue largo y profundo cuando entré sin detenerme y Kande aprovechó su boca abierta para tapársela con su boca.  Estaba incómodo y no podía moverme a gusto por ello, luego de algunos movimientos en que se empapó toda la zona me salí de ella y la tomé de la cintura para retirarla de la “negra” y ponerla de rodilla, mi mujer entendió enseguida y se acomodó boca arriba abriendo bien las piernas para que Gisela bajara la cabeza y se dedicara a atender su entrepierna.  Se quejó al recibirla de una hasta el fondo pero su grito fue ahogado por la concha rojinegra que estaba atendiendo.

No me detuve y comencé a acelerar, estaba seguro que le sacaría todos los miedos que ya no eran tales aunque lo que se trasuntaba era una desesperación in crescendo, las caderas se movían acopladas a mi ritmo de entradas y salidas y parecía querer meter la cabeza en la vagina que tenía a disposición.  Hablaba de forma ininteligible y lo único que se le escuchaba era, “más, más, más” pero no descuidaba a mi mujer que se vio envuelta en su vorágine y acabó como una desaforada mordiendo la almohada que se había puesto sobre la cara.

Gisela la siguió descontrolándose, parecía que se hacía buches con los líquidos que vertía Kande y su orgasmo le llenó el cuerpo de temblores y contracciones, yo no me quise aguantar y me dejé ir terminando en lo más profundo, algo que incrementó por unos momentos sus movimientos.  Quedamos los tres para el arrastre porque pareció que en ese polvo descargábamos las tensiones del día. Gisela que se había derrumbado boca abajo en la cama, torció la cara sólo para decirme, “la cola mañana Gonzalo , no puedo más” y aunque no le había absorbido energía, se durmió sin más.

Tuve que levantarla a pulso para acomodarla mejor y quedó en el medio de los dos, “mañana seguimos amor” , -me dijo Kande - y se giró para el otro lado quedándose dormida casi al instante.  La cama era enorme y me acomodé cerca de la “colo” que, como algo premeditado, pasó su brazo sobre mi pecho y apoyó la cabeza en el mismo, quise “escucharla” para saber si lo hacía a propósito pero estaba en un feliz mundo de sueños.

Me extrañó que Kande se hubiera dormido mirando para el otro lado pero fue apenas un instante, no terminé de pensarlo que ya estaba abrazando a la “colorada” pasándole una pierna por sobre las suyas.  El famoso “mañana” , por el horario, ya era, veríamos que pasaba cuando despuntara el día.

Continuará…

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