El demonio de nombre extraño (38)

Retos generalizados en la Familia número 1 y correctivo ejemplificador junto a curación inesperada. Kande, Virginia y Rocío quieren “jugar” con juguetes recién comprados.

LA FAMILIA Nro. 1 - CUARTETO CON JUGUETES.

Cuando arribamos al hotel eran casi las tres de la mañana y aunque ambos parecíamos emanar un olor hediento en el que se mezclaba el aroma acre de la pólvora y el agridulce del sudor de la adrenalina los demás no lo notaban.  Era una mezcla rara que tenía impregnada en mis más que sensibles pituitarias que se auto alimentaba con las “películas” de lo que recordaba.

No quise “escucharlo” a Tai pero era probable que por su cabeza pasara algo similar pues, a su gesto adusto y serio se le sumaba un alerta que se trasuntaba en todo su cuerpo, aún no había terminado de relajarse, tampoco sabía como lo haría pero, le pedí que me acompañara a la confitería para tomar una copa en un ambiente tranquilo.

El whisky que había pedido mientras interrogaba a los traicioneros, seguramente había sido de lo mejor, era improbable que consumieran una marca de segunda o tercera línea pero, no le había sentido ni el gusto y en ese momento necesitaba tomar algo que me hiciera sentir satisfecho de su calidad.  Extrañamente porque nunca lo había visto consumir alcohol, Tai pidió un cogñac francés, el cual le sirvieron luego de calentar su copa y se notó que le tomaba el gusto y saboreaba cada uno de los tragos.  Luego de un par de tragos le hablé…

--  No esperaba estos acontecimientos cuando fui invitado a esa cena, lamento haberte involucrado aunque cualquier otro no hubiese actuado como lo hiciste.

--No tiene nada que decir Gonzalo , allí donde usted esté, para las buenas o para las malas, voy a estar a su lado, -contestó sin poder disimular un cierto orgullo-.

--  Creo que ni ellos mismos esperaban lo que pasó, mi temor es que, al haberles ofrecido mi ayuda, aprovechen la oportunidad para consultarme a cada rato y, de alguna manera hacerme partícipe de sus actividades.

--Yo no lo creo tan así, se van a cuidar mucho de tenerlo al lado, lo que menos quieren es a alguien que pueda conocer todos sus negocios legales e ilegales o sus cosas personales, salvo que sea algo de extrema gravedad no lo contactarán, lo que sí es seguro es que dónde sea que estén darán una mano si usted lo pide, lo de esta noche los ha comprometido de por vida con el “Portador”.

--  Eso espero aunque no quisiera estar en todos los archivos de las Agencias de Seguridad del Mundo como un colaborador de ellos.

--Tenga por seguro que lo van a proteger a capa y espada, de última muestre otra cara, me sorprendió el cambio que hizo.

--  No estaba seguro si iba a salir, lo sabía desde el primer día pero nunca lo puse en práctica hasta hoy y fue con sólo pensarlo.

Ya no preguntó ni dijo más nada y como noté que una morocha muy agraciada nos miraba desde una de las esquinas de la barra, seguramente con ganas de hacer algún tipo de “negocios” , le dije que me iba a dormir y agregué: “Si tenés ganas disfrutá lo que queda de la noche, alguien parece mirarte con “cariño”, luego tenemos que ir a la casa de la Familia pero después de las cuatro de la tarde” .  Le toqué el hombro y me fui para el lado de los ascensores sin volver a mirar hacia atrás.

Al llegar a la suite, no la pude engañar a Kande , el click de la tarjeta magnética al abrir la puerta la despertó, parecía una pantera negra durmiendo estirada sobre las sábanas blancas, no se movió pero en la oscuridad pude ver cuando abrió los ojos verdes y me miró dispuesta a saltar para abrazarme.

Es curioso cómo actúa la mente del ser humano, recuerdo que al comparar a Kande con una pantera negra, enseguida me vino a la mente que las panteras negras no existen, es una especie de eufemismo para denominar a un leopardo que sufre una alteración en el color de su pelaje por un Melanismo exacerbado que los convierte en negros, es exactamente lo contrario al Albinismo que los convierte en blancos.

Como fuere, saltó rápido de la cama y me abrazó besándome con ganas, le respondí el beso y como la noté un tanto “acelerada” le pregunté que le pasaba…

--No sé, estaba muy preocupada, me agarró de pronto y después de cenar no quise quedarme con las chicas, necesitaba estar aquí pensando en vos, me dormí hace un par de horas y fue como que me ganaba la tranquilidad hasta hacerme cerrar los ojos.

--  ¿A sí?, mirala vos a la negra brujita.  Te cuento que la cena que al final no fue tal, estuvo más que movida.

--¿Qué pasó cielo, hubo algún peligro?

--  Noooo, apenas unas “intrigas palaciegas”, mejor me baño y te cuento mañana, desespero por acostarme y dormir.

Me di un regio baño y llegué a la cama a medio secar, Kande se arrimó a mí lado y ya no supe más, me quedé profundamente dormido, ni la sentí cuando me abrazó.  Me desperté cerca del mediodía con un hambre atroz, lo hicimos casi al mismo tiempo y pedí el almuerzo en la suite.  Lógicamente, mientras esperábamos la comida cayeron las preguntas y tuve tiempo para contarle todo, “por algo estaba un poco intranquila, si te pasaba algo iba a destruir a esos chinos uno por uno” , -lo dijo totalmente convencida de ello-.

Luego de almorzar nos cambiamos y salimos con Virginia , Cielo y Rocío a caminar por el centro comercial, pensé que me divertiría siguiéndoles el tren a cuatro “lobas hambrientas” de vidrieras, escaparates y locales abiertos pero fue peor el remedio que la enfermedad.  El famoso “hormiguero de gente” a que se hacía referencia cuando se hablaba de Hong Kong y/o de alguna otra ciudad oriental donde podían conjugarse el turismo internacional con la gente local era más que cierto, traté de armarme de paciencia porque el ritmo en que la gente se movía era enloquecedor, si no te pegabas a las paredes para caminar más despacio, te llevaban en andas.

El oasis fue una gran galería comercial con una hermosa confitería de enormes ventanales a la calle, me busqué una buena ubicación junto a uno de esos vidrios y les dije a las chicas que se “perdieran” por una hora u hora y media.  La galería abarcaba toda una manzana con infinidad de locales de primerísimas marcas y los ojos les brillaron por igual a las cuatro, tanto así que no quisieron pedir nada para tomar y “desaparecieron” como por encanto.  En definitiva era lo que quería y, con un aperitivo de por medio, me puse a observar a los especímenes que pululaban por la zona.

Me llamaba mucho la atención la disparidad de colores en sus transportes públicos, los taxis eran de color rojo con el techo blanco aunque en otros lados los había visto de otros colores, muy pocos vehículos particulares y una cantidad enorme de autobuses de doble piso, había visto también tranvías de doble piso e imaginé que era la mejor forma que tenía toda esa gente para movilizarse, subían y bajaban constantemente de ellos y las aceras nunca estaban vacías de transeúntes.  Para mí, que odiaba la acumulación de gente y que me molestaba ir al centro de la capital federal de mi país, esto me parecía un loquero multiplicado por cien o más veces.

Los que parecían entorpecer el movimiento de la marea humana eran los turistas, se notaba muy a las claras que su ritmo no era el mismo que tenían los locales, nunca iban solos y pararse para comentar algo sobre los lugares o para sacar fotos generaba una especie de “tapón” .  De todos modos, como la mentalidad del “local” estaba “acondicionada” para el turista, se los esquivaba o sorteaba para seguir.

En el rato que estuve mirando, no encontré situaciones de discusiones por el tránsito y aunque pensé que sería estresante estar manejando todo el día en ese infierno vehicular, la paciencia oriental se hacía notar y otra cosa que noté fue la presencia en grupos de dos o tres de Policía con sus quepis, pantalón negro y camisa blanca con un chaleco amarillo fluorescente, había otros de camisas azules aunque sin gorras, esto lo noté en la parte céntrica, no sé cuantos más habría en las adyacencias.

Parecían muy dados y amables con los turistas, incluso con muchos “locales” pero, ya Chao me había comentado que con la Policía de Hong Kong , “no se jodía” porque eran más de “dar palos” que de conversar.  Eso a mí me tenía sin cuidado, sólo era anecdótico, además, hay que decir las cosas como son, el trato no era igual, el dinero y el Poder te abría las puertas hacia otro tipo de atenciones y consideraciones, nunca traté de hacer hincapié en esto ni pasárselo por la trompa a nadie pero camionetas de lujos, custodios, buena ropa y presencia hace que, en cualquier parte del Mundo, se te trate distinto al común.  En hipótesis los de arriba, los del medio y los de abajo no deberían existir pero… guste o no existen y lo deplorable es quienes se aprovechan de esto.

Las chicas regresaron alborotadas y cargadas de paquetes, comentaron de las atenciones que recibieron, tomaron rápido un aperitivo, Virginia me dijo que le habían comprado un par de cosas a Zulma y que se las mandaría junto con todas las demás encomiendas, “siempre y cuando no me agarre un ataque de ansiedad y en la vuelta hagamos una parada en Toliara para saber cómo le está yendo” , -les dije-, a ninguna le pareció mala idea, luego nos volvimos al hotel, había que prepararse para ir a lo de la Familia.

Fuimos Kande , Tai y yo, todos sabían que si tenía que visitar a las Familias me movía exclusivamente con ellos.  El Jefe de Familia con sus más allegados vivía en una casa enorme en la que se mezclaba los estilos orientales con los occidentales, se ubicaba a escasos cinco minutos del centro de la ciudad y después de trasponer un gran portón nos encontramos con un jardín y un parque inmenso al que rodeaba toda una calle que te llevaba a la puerta de la mansión.  La Familia número 1 era inmensa pero esa comunidad familiar vivía en propiedades que pertenecían a la Familia y rodeaban a la mansión en un radio de dos manzanas.

Fuimos recibidos en la puerta de la casa por el Jefe y todo un séquito de mujeres,  hombres y jóvenes de distintas edades, algunos, los mayores vestían al modo tradicional pero en los demás imperaba lo occidental.  Las reverencias en los jóvenes y de mediana edad no fueron ostentosas y fue evidente que tanto Chao como el Jefe los habían puesto al tanto de mi poco gusto por ellas, sin embargo no pude evitar éstas en las personas mayores, mucho de ellos ancianos y tenían frente a ellos al exponente de una leyenda que pasaba a ser realidad, durante toda su vida habían escuchado hablar del “Portador” y del YAOGUAI y era la primera vez que lo tenían enfrente.  Había dudas, temores y una pregunta que rondaba, ¿cómo podía ser tan joven?

Esas dudas y temores por no saber cómo actuar frente al “Portador” , encima joven y occidental, los tenía bastante cohibidos, esta especie de “hielo” lo rompieron Shui y Lixue , las hijas del Jefe de Familia.  Sin que nadie lo esperara Shui me abrazó y me saludó con un beso en la mejilla mientras Lixue se presentaba ante Kande que también recibió un abrazo, nosotros contestamos de buen modo a estas demostraciones y el ambiente se torno más que agradable.  Lo presenté a Tai más como un amigo que como mi custodio y ya se acercaron todos a departir, me aislé para no “escuchar” sus pensamientos pero el concierto de voces y preguntas no podía callarlo, Kande me miraba y se reía.

Nos hicieron pasar y me dieron un lugar preferencial en una larga mesa, el Jefe nos hizo saber que además de la alegría por nuestra presencia, habían festejado el compromiso de Chao y Shui , ante esto Kande sacó un paquete que llevaba Tai en una mochila y se lo entregó a la novia, ella agradeció el gesto y dijo que no podía mostrarlo, sólo lo haría luego con las mujeres, imaginé que el conjunto de ropa interior sería espectacular, Kande tenía un gusto exquisito para esto.

Otra que se acercó a darme un abrazo muy fuerte y sentido fue Yun , la prima se arrimó a mi oído y deslizó un “gracias” .  Los mayores no lo hacían pero los de mediana edad y los jóvenes hablaban un Inglés bastante fluido y un Español que se hacía entender.  Todos se arrimaron a mí y me fueron saludando y presentando uno a uno, al igual que lo hicieron con sus hijos adolescentes y con los más chicos que pronto me rodearon sintiéndose muy a gusto a mi lado.

En el momento de las presentaciones “escuché” a algunos adolescentes, principalmente a las mujeres y a algunos hombres de miradas huidizas, como era lógico de suponer, me encontré con suspicacias y resquemores respecto a la existencia del YAOGUAI y decidí aclarar algunos puntos a los casi sesenta miembros presentes…

--  Hoy ustedes van a tener la oportunidad de ver algo que nunca se imaginaron, algunos lo esperaron toda la vida y otros están descreídos de todo esto, pues bien van a tener que aprender a creer y a callar.  Mal o bien que les pese el YAOGUAI existe y hay cinco personas de esta Familia que ya lo han visto, no me dejan mentir y saben que no trataré de engañarlos. -Me tomaba mi tiempo para que Tai y Chao fueran traduciendo y seguí-…

--  Yo soy sólo un “Portador” y más proclive a entender las mentalidades de la época y adaptarme a los tiempos, en cambio el YAOGUAI no es así, está hecho a una época en que las cosas eran más taxativas y concluyentes, si no se cumplía, había que morirse sin que mediara amistad o parentesco.

--  También me podrán decir que el tema de las Familias, la pertenencia u obediencia de sus integrantes hacia él es algo que no es de esta época, sin embargo, las Familias, todas ellas han vivido y han progresado bajo el respaldo económico y la protección del YAOGUAI.  Hoy por hoy algunos pueden auto exiliarse, es cierto pero perderían todo sustento y apoyo y jamás podrían volver a tomar contacto con algún familiar, moriría quien fuera por sólo el intento.

--  La creencia de los más jóvenes respecto a que pueden hacer “lo que quieran”, es utópica en el seno de esta Familia, para hacer “lo que quieran” primero deberán respetar las enseñanzas escritas y las Tradiciones.  Me dice el YAOGUAI que muchos de ustedes han dejado de lado el respeto a las Tradiciones y a sus mayores y aquí hay responsabilidades que le tocan al Jefe de Familia porque no supo encaminar esto.

Cuando dije esto lo miré al Jefe de Familia y su temor se hizo evidente, la palidez no la pudo disimular, lo mismo pasó con las hijas y con Chao que era el que más interiorizado estaba de las reacciones del Espíritu…

--  Él, ocupado en su crecimiento personal ha olvidado atender todas las necesidades de los miembros de la Familia pues sólo con el dinero no alcanza, dejó de lado las enseñanzas profundas de las Tradiciones y no supo aplicar los correctivos y castigos pertinentes.  Les voy a ser completamente sincero, vine con la orden de eliminar al Jefe de Familia y a varios de esta Familia que no están haciendo las cosas bien desde hace tiempo, -el murmullo fue in crescendo-.

--  Me costó convencerlo de lo contrario pero Él está muy al tanto de todo lo que se hace y no perdonará nuevos errores.

Cuando Chao , con cierto temor tradujo esto último, me dediqué a “escuchar” los pensamientos de los más jóvenes y como las cosas estaban repartidas entre temores, descreimientos y rebeldías, me decidí a “emparejarlas” un poco…

--  Pueden que ustedes no lo crean pero el YAOGUAI sabe absolutamente todo lo que ustedes hacen para bien o para mal.  Trataré de no hacer nombres, sólo diré que él sabe, por ejemplo, de las infidelidades que cometen dos de las mujeres de esta Familia con hombres que no pertenecen a ella, sabe que hay dos chicas que preferirían estar ahora fumando marihuana con su amiga May, hija de un empresario importante de la ciudad en lugar de escuchar a este occidental estúpido, bueno ahora no tan estúpido porque sabe cómo piensan.

--  Sabe de dos que son homosexuales pero que no han blanqueado su situación y hacen todo a escondidas, sabe de aquel de más de treinta años que vive a costillas y exigiendo a su tía, vivienda, dinero y una atención que no merece porque es drogadicto y jugador empedernido, sabe de aquel que le pega a su mujer y cree que habría que cortarle las manos o de aquel que toquetea a su hermanito más chico, así podría seguir por un rato largo y enumerar los castigos para éstas personas, si por el YAOGUAI fuera, diezmaría a esta Familia.  El primero sería el Jefe de Familia porque no supo inculcar el respeto y mucho menos hacerse respetar con enseñanzas y con castigos para que estos errores no acontecieran.

A esta altura de lo que yo hablaba los pensamientos de muchos ya no fueron tan incrédulos, muchos pasaban por querer averiguar quiénes eran los “apuntados” y otros que aún no se explicaban cómo es que sabía todo lo que sabía.  Yo seguí hablando sin que me importaran los comentarios.

--  Hoy van a conocer finalmente al YAOGUAI, el Jefe, a pedido mío, seguirá siendo el Jefe de Familia pero tendrá que ponerse más firme con los problemas de ésta que el Espíritu no permite.  Les recuerdo que el que haga algún comentario al respecto de él, fuera de los integrantes de la Familia, será condenado sin interpelaciones que valgan.

--  Yo ya no quiero hablar más, esta Familia me ha traído más problemas que ninguna pero, en atención al compromiso de Chao y Shui hoy no habrá represalias aunque el aprendiz de Pedófilo, el Abusador y Golpeador y el Drogadicto y Jugador tienen 24 horas para abandonar a la Familia y no regresar jamás, el mero intento de hablar con ellos o tratar de ayudarlos implicará también la desaparición de quien lo hiciere.

Le pedí al Jefe una habitación grande y pasarían a la misma primero los jóvenes y los de mediana edad hasta treinta años, los chicos menores de diez años quedarían afuera, Chao se quedó con los mayores afuera, Tai custodió una puerta y Kande la otra pero antes corrieron los muebles para dar más espacio.  Eran casi treinta personas y las hice sentarse haciendo una media luna, comencé a sacarme la ropa pidiéndoles a los más chicos y a las mujeres que no miraran y sólo lo hicieron cuando yo me tapaba las partes con las manos, hubo risas y murmullos que se cortaron abruptamente cuando el oso completo hizo su aparición.

La desesperación, el miedo y casi pánico los atacó como por asalto, lloraban, gritaban, se tiraban al suelo apoyando la frente en el piso, nadie sabía para adónde correr hasta que Tai les gritó imponiendo su voz para que se quedaran quietos.  Esta vez el oso se tomó más tiempo del normal, primero se elevó hasta tocar el techo y luego en cuatro patas se fue acercando a las caras de cada uno de ellos y les habló con una voz gutural indicándole sus errores y pidiéndoles que no los repitieran porque no habría próxima vez y esperó por lo que sabía que sucedería.  El drogadicto, gritando y blandiendo una navaja se lanzó contra él, lo paró a Tai con una garra en alto y dejó que el estúpido intentara acuchillarlo.

El puntazo rebotó contra una de las escamas que tenía como un peto protector, la hoja de acero se quebró y con una de sus garras lo aferró del brazo haciendo que soltara la navaja, se paró en dos patas elevando al tipo para que quedara suspendido en el aire, luego lo hizo hincar de rodillas y aún sosteniéndolo del brazo no lo absorbió, directamente lo fue convirtiendo en cenizas, algo así como lo que se ve en las películas cuando se mata a un vampiro pero… esto fue una realidad a los ojos horrorizados de todos los que miraban.

Shui y Yun junto a varias de las personas presentes no pudieron contener sus arcadas, en algunos pasó al vómito y varios charcos de orina se hicieron notar.  También ante sus ojos volví a ser Gonzalo y Kande me arrimó una toalla grande para que me cubriera a la par que se fijaba si tenía alguna herida, no había ni rasguño.  Me giré hacia todos ellos y les dije:

--  Cambien, estudien las Tradiciones, cierren la boca, vivan su vida pero obedezcan, no son esclavos aunque están obligados a ser honestos y a respetar reglas.  Tai, Kande, los miembros ya pueden salir.

A varios de ellos hubo que ayudarlos a que se movieran porque estaban como remachados al piso y temblaban sin poderse contener.  Luego le pedí a Chao y a Tai que usaran un recipiente para sacar el montículo de cenizas y el Jefe les pidió a las mujeres que limpiaran el lugar.  Nadie mencionó nada de lo que pasó y a los que salieron les costaba explicar lo que vieron.  Quedaban los mayores y a estos no era necesario explicarles nada, su mentalidad era distinta y tenían una oportunidad que ni sus padres habían tenido, para mejor, se presentó un caso especial que el YAOGUAI resolvió favorablemente.

El tema fue con una mujer de una edad cercana a los sesenta, a la pobre tuvieron que traerla entre dos, se babeaba toda, no controlaba su esfínter y había perdido el habla.  De inmediato el YAOGUAI me dijo que tenía un tumor cerebral que la medicina tradicional no podía tratar y me hizo pedirle al Jefe una aguja fina y larga como de diez centímetros.  Le dije al esposo de la enferma que era eso para más de veinte años de vida o sólo una semana si no se hacía nada, aún dudando, miró a todos y accedió a que hiciera lo que quisiera.  Senté a la enferma en un banco chico sin respaldo y guiado por él, inserté la aguja, previamente esterilizada con alcohol y fuego, unos ocho centímetros por arriba de la nuca de la mujer que no tenía cabello.

A mitad de camino me encontré con una dureza y me pidió que pinchara con fuerza y luego la moviera de derecha a izquierda teniendo la precaución de tener una gasa para evitar la salpicadura.  La mujer tuvo como una especie de estertor y se desmayó inclinando la cabeza hacia adelante, de inmediato comenzó a salir un líquido blanco amarillento que empapó las gasas que Kande me iba alcanzando, cuando en la gasa se comenzó a notar que el líquido cambiaba de color al rojo de la sangre me pidió que sacara la aguja lentamente, así lo hice y un último chorrito de sangre me mojó la mano.

Esperamos un rato a que recuperara la conciencia y mientras tanto les expliqué lo acontecido con el YAOGUAI y los jóvenes, además, lo que había pasado con el drogadicto, la tía lo entendió diciendo que ya no tenía remedio.  Cuando la enferma se recuperó abriendo grandes los ojos y mirando a todos girando la cabeza hacia un lado y el otro de la habitación, les pedí que no se asustaran y que se colocaran igual que lo estuvieron los jóvenes.  Hice lo mismo con la aparición del oso pero en este caso, si bien hubo miedos y reverencias fue todo más cercano al agradecimiento.

Nos fuimos de allí cerca de las nueve de la noche, seguidos por Chao y Shui que pasarían la noche en el hotel.  Habíamos conversado con los jóvenes pero ahora con otro tenor, allí les dije que el YAOGUAI no hacía hincapié en prohibir las relaciones entre ambos sexos pero no toleraba engaños ni nada que perjudicara a algún miembro de las Familias, ni directa ni indirectamente.  Al Jefe le dije que le daba un voto de confianza pero que tenía que ponerse al tanto para saber cómo actuar con los miembros, me agradeció esto prometiendo que repasaría todas las Escrituras.

Camino al hotel estaba en un estado de semi erección casi permanente, Lixue , Yun , otra prima que no recuerdo el nombre y un par de chicas jóvenes se me habían ofrecido abiertamente, ninguna estaba para despreciar y sus culitos eran más que tentadores, todo eso me daba vueltas en la cabeza cuando descendí de la camioneta y me puse detrás de Kande a la que me arrimé abrazándola y apoyando el miembro semi erecto en la zanja de sus nalgas duras, ella lo notó enseguida y se movió para sentirlo más, yo necesitaba la descarga y ella, como de tonta no tenía nada, me tomó de la mano y me dijo que antes de cenar teníamos que subir a la habitación.

Lo primero que hizo al entrar fue darme un beso que me puso a mil y tomándome de la mano me llevó hacia el baño, las ropas quedaron en el piso y nos metimos los dos en la bañera, abrió el agua hasta que salió tibia y se agachó para “devorarme” el miembro hasta pincharme el pubis con su nariz, como sólo con ella me sucedía, el masaje lingual y los apretones de los labios en el miembro me provocaban hasta escalofríos, le avisé que así no aguantaría y movió la cabeza y una de sus manos como para darme a entender que no le importaba.  Me descargué en el fondo de su garganta y pude sentir sus contracciones porque ella hacía lo mismo por el orgasmo procurado por su mano.

“Luego lo hacemos mejor mi cielo, vamos a bañarnos para ir a cenar” , -dijo- y nos ayudamos mutuamente.  En tres mesas grandes nos acomodamos todos y, como pasaba cada vez que nos juntábamos, la buena onda se hizo reina. Kande contó que habían comprado unos regalos para mandarle a Zulma y todas se prendieron a la idea aportando su presente, alguien dijo que en la mañana irían a comprar algunos regalos más y Gisela preguntó por qué no lo hacían esa misma noche.  Nos dijo entonces de visitar los Mercados Nocturnos de Temple Street , según lo que había averiguado había para elegir lo que quisiéramos y no quedaba lejos.

Nos preparamos enseguida para partir, mujeres todas, los hombres, Tai , Roberto , Danny y yo, los demás prefirieron quedarse en el hotel.  La gente de RR.PP. del hotel nos avisó que el horario era sólo hasta medianoche pero hablaron por teléfono y lo mantendrían abierto una hora más.  Teníamos o tenían dos horas para recorrer las instalaciones, nos esperaron con dos guías que hablaban Inglés y orientaron a las “desesperadas” hacia los locales que preferían.  Dicen que es un lugar turístico que no se puede dejar de visitar y es evidente que saben explotar esto porque no dejaba de ser otra Feria Americana o algo similar donde se ponían a la venta los más variados artículos, desde los típicos hasta los importados.

Al final, merced a algún tipo de pedido “especial” , ya me imaginaba de quienes, la visita se estiró hasta las dos de la mañana.  Nosotros, los hombres, luego de caminar un poco, nos fuimos a sentar a una confitería muy coqueta y tomamos algo mientras esperábamos que las “fieras” amainaran sus ímpetus.  Cambiaban de puesto a cada rato y de cada uno llevaban algo, Kande y Gisela parecían dirigirlas, la “colorada” con casi todas, la “negra” andaba del brazo con Virginia y Rocío .  Ninguna perdía tiempo en regateos, le gustaba algo y lo compraban pero donde perdieron más tiempo fue en el puesto de lencería erótica y en el porno-shop.

Al final, les agradecí a las chicas de RR.PP. del Mercado por las deferencias y las hice aceptar la propina que no querían recibir.  Paquetes, paquetitos y bolsas de compras inundaron las camionetas al son del parloteo incesante de las féminas, era enloquecedor y por lo que pude “escuchar” de pasada, esa noche algunos/as iban a tener algún tipo de movimiento inter-corporal con aditamentos y lencería excitante.  Estaban todas excitadas y, acorde a mi “lógica animal” me trasladaron la excitación pero al llegar al hotel quisieron quedarse un rato a solas para comentar y mostrar lo comprado, ergo: nos mandaron a las habitaciones.

Casi las tres de la mañana y no tenía nada de sueño, todavía me duraba lo de la tarde-noche en la casa del Jefe de Familia, sabía que las cosas se haría acorde a lo pedido y a mi voluntad pero… se me hacía que quedaban pendientes, posiblemente relacionados con la libido del oso, verdaderamente las chinas estaban más que bien y era evidente que, aun a pesar del instinto animal, el oso era bastante selectivo al mirarlas o apreciarlas, las feas, poco atractivas, sin curvas o con las piernas arqueadas o flacas no le llamaban la atención, me sonreí pensando que en eso primaba algo de mi propia selectividad.

El mini-bar de la suite estaba situado a un costado, tenía forma de bombé, por uno de los lados se pasaba detrás del mostrador y el otro extremo estaba apoyado en la pared, de frente tenía unos ventanales inmensos que daban al puerto y a los costados el paisaje era el de la bahía, entre ese extremo y el vidrio había unos dos metros de distancia y el asiento en esa punta era mi preferido.  Era una fijación mía desde siempre, no me gustaban tanto los espacios abiertos y, estuviese en el lugar del Mundo donde estuviese, buscaba siempre esos rinconcitos, eran algo así como, mis espacios particulares y allí estaba sentado, vestido sólo con el bóxer, tomando un whisky, mirando las luces del puerto y con las luces apagadas cuando las vi llegar.

En la habitación había un velador de luz tenue encendido que daba una luz difusa que no llegaba a iluminar mi rincón. Kande les dijo que no prendieran las luces, que a mí no me gustaba, se sacaron la ropa en penumbras y fueron para el lado del dormitorio.  Vi clarito como Virginia y Rocío caminaban como siamesas pegándose de costado y con una de las manos en la nalga de la otra.  Ya al sacarse la ropa el intenso aroma a hembra impregnó la habitación, intenso para mí por mi particular olfato y más que suficiente como para que se me activaran todos los sentidos.  Yo no me moví y escuché a Kande decir, “no está, ¿dónde se habrá ido?, Virginia mirá si está en el sofá” .

Fue hasta el sofá y el chistido la sorprendió pero se recuperó rápido y se acercó a mi lugar, el beso y el abrazo no se hicieron esperar, las lenguas iniciaron su erótica danza, sus manos no se quedaron quietas y desprendiéndose del abrazo se dirigieron a acariciar el bulto que el bóxer no podía contener.  Tocarlo y el “te necesito” fueron el detonante pues dejó mis labios para bajarlos presurosa y como yo permanecía sentado en la silla alta, inclinó su cuerpo casi a noventa grados, apoyó sus manos en mis muslos y absorbió el miembro tal como lo esperaba.  Primero fue de una y le provocó una arcada, luego salió y lo fue “comiendo” por partes hasta arribar a lo que queríamos, ella tocar mi pelvis con su nariz y yo, que la tocara.

Cerré los ojos porque la mamada, con subidas y bajadas intermitentes, lamiendo y apretando los labios sobre la estaca endurecida, era espectacular.  Las escuché llegar a las otras dos y el chirlo en la nalga de Virginia sonó como un disparo, “egoísta” , -le dijo Rocío - y en algún lado metió su mano porque el gemido de quien tenía la boca ocupada no se hizo esperar.  Ni el chirlo ni lo que hacía con la mano se tradujeron en un gemido de disgusto, para más, Rocío recostó su pecho sobre la espalda de Virginia y la otra mano se ocupó de los pechos de ésta, la mamada pretendía seguir a buen ritmo pero comenzó a salirse de coordinación.

En un momento el gemido profundo fue de Rocío y la vi a Kande parada detrás, gemía ella y la hacía gemir a mi prima que, a la vez hacía enloquecer a Virginia .  Mi mujer estaba erguida detrás de Rocío y cuando vi que tenía las dos manos apoyadas en las caderas de ésta comprendí que una de las compras había sido un strapón y la negra lo usaba de maravillas llevándola a la ex escort a un éxtasis placentero. Rocío debía estar usando algo similar porque Virginia no podía disimular su placer y aunque trataba de concentrarse en la mamada su ritmo no era igual que antes.

No me hice mayor problema e imaginando lo que pasaba con ella mi cabeza caminaba a mil y me tenían como un burro en celo. Virginia tuvo que dejar lo que hacía, se aferró fuerte a mis muslos y apoyando la cara contra el miembro erguido dejó que el orgasmo hiciera presa de ella, el gemido fue profundo, sentido y casi caótico porque se acompañó de contracciones que parecían trasladarse a todo su cuerpo. Rocío la siguió elevando el torso y pegado al gemido profundo de las dos se escuchó a Kande pero lo suyo fue un grito más alto y más corto pues al darse cuenta pudo contenerse.

Como pude salí de dónde estaba y prendí una luz situada sobre el mini-bar. Virginia , con la cara apoyada sobre el asiento de la silla, aún temblaba porque el consolador insertado en su vagina seguía vibrando y alargaba su placer, Rocío se había movido haciendo que Kande quedara parada portando un falo erguido y con unas medidas similares a las mías, temblaba y lagrimeaba cuando me pidió que le aflojara la cinta para sacárselo y al hacerlo entendí el por qué.  El strapón tenía un aditamento que servía para auto penetrarse la vagina, era más chico pero la protuberancia que apoyaba sobre el clítoris vibraba y la tenía loca a Kande que no sabía cómo apagarlo.

La miré serio a mi mujer, me hice el ofendido diciendo que no me necesitaban y me fui para la habitación, de inmediato se les pasaron los temblores y me siguieron apuradas, subí a la cama como disponiéndome a dormir y Kande me abrazó diciendo, “No son míos cielo, no te enojes, los compraron las chicas para ellas, dicen que de esa manera no te van a extrañar tanto y la ocasión se dio para usarlos enseguida” .  Les hice una seña a Virginia y a mi prima para que subieran a la cama porque, expectantes por mi reacción, se habían quedado paradas a un costado, lo hicieron rápido y aliviadas.

Las abracé a las dos que se arrimaron a mis costados y Kande se montó sobre mí acariciándome el pecho mientras yo besaba a una y a otra.  El miembro estaba empapado por la negra lo había colocado entre sus labios inferiores y se movía trasladando lubricación, en cualquier momento lo expropiaría y lo guardaría en el interior de su vagina que, como siempre, parecería un horno que hervía y me hacía hervir.  Dejé de besarlas a las dos y les dije: “En castigo por haberme buscado “reemplazantes”, el agujerito más chiquito pagará las consecuencias” .  Como si ello les hiciera alguna mella, al contrario y fue Rocío la primera en contestar, “yo primero, yo primero, porfa primo” .

Pedí verlos en acción y Virginia se puso el strapón, se acostó boca arriba con el aparato erguido, Rocío se sentó y se fue penetrando despacio, las exclamación de placer eran de las dos, una por el vibrador en el clítoris y la otra “perdiendo” el grueso falo en su interior. Kande se puso de costado y pasaba el vibrador grande por los pezones de ambas haciendo que se contrajeran como si recibieran electricidad, yo me arrodillé detrás de Rocío y mi mujer, entendiendo la maniobra empujó la nuca de mi prima para que besara a Virginia que la esperaba con la boca semi abierta.

Un tubito de crema lubricante íntima con algo de Xilocaína de aroma a vainilla que Kande me había dado segundos antes fue suficiente para que, con muy poca cantidad, el miembro se encontrara en condiciones de penetrar sin causar tanto dolor.  En lo mejor del beso de las dos empujé en el culito de Rocío , lo esperaba porque se movió un poco para acomodar la entrada pero igual lo sintió aunque trató de relajarse lo más que pudo.  No paré hasta llegar al final, luego entrar y salir, siempre chocando sus nalgas al llegar al fondo, se convirtió en un placer inesperado pues, a la lubricación que facilitaba todo se sumaba la vibración del aparato que se transmitía a mí, a esa altura, encabritado pene.

Mi prima no aguantó demasiado la doble penetración, mis movimientos y la vibración la sacaron totalmente de quicio, el orgasmo fue contundente, la puso a temblar y a vibrar a ella también y para agotarla aún más el toquecito de absorción de energías con mis manos en sus caderas ayudó bastante a que se quedara medio grogui.  El de Virginia fue un poco menor, estuvo bastante quieta y casi aplastada por el peso de Rocío pero el vibrador en el clítoris tampoco la perdonó. Kande , por su parte, estaba en una posición fetal y se penetraba sola con el consolador pero éste fue el menos intenso de las tres.  La energía robada a Rocío me hizo aguantar y pude contenerme.

Me quedaba el hermoso culo de Virginia y como Rocío quedó tirada a un costado, el strapón se lo volvió a poner mi mujer y fue la que ocupó el lugar que antes había tenido Virginia .  Ésta no tardó en montar sobre el rígido falo de plástico, se fue penetrando lentamente y cuando lo tuvo todo en su interior me miró, se golpeó una nalga con su mano y me dijo: “Es todo tuyo, haceme sentir la pija de mi único hombre ”.  Esta vez el lubricante no fue sólo en el miembro, tuve que usar mis dedos para aflojar un poco su esfínter y aproveché para embadurnarlo, luego de esto, aunque costó un poco más y ella se mordió para aguantar, entré también sin detenerme y sin hacer caso de su gemido entremezclando el dolor y el placer.

Fue chocar contra sus nalgas y volver a salir para llegar nuevamente hasta el fondo, ya no me detuve y el ritmo se hizo intenso.  Aguantó un poco más que Rocío , como quien dice, “se aguanto lo que venía” y cuando comenzó con los temblores que anunciaban su orgasmo, se le unió Kande que la abrazó pasando sus brazos largos por la espalda e hizo que se “soldaran” sus labios.  Ya no tenía ganas de aguantar ni esperar a terminar en Kande , entonces, mientras ellas orgasmaban usé una mano en cada cadera y absorbí lo suficiente como para dejarlas a las dos sin ganas de más, yo apuré mis movimientos y con placer y ganas llené las tripas de Virginia que, con el líquido caliente tuvo un par de contracciones más.

Ellas no sabían el por qué, era siempre atribuido a la tensión que liberaba él o los orgasmos pero, ayudado a no, me encantaba dejarlas casi desfallecientes mientras yo obtenía mi placer.  En este caso no fue distinto y yo sabía que al despertar en la mañana estarían recuperadas, del cansancio pero del culito dolorido tardarían un poco más en recuperarse, como caminaban o las posiciones que elegían para sentarse era un tema exclusivamente de ellas aunque contentas y bien cogidas quedaba, eso no se dudaba y el brillo de sus ojos no las dejaba mentir.

La levanté en brazos a Kande que, casi como por acto reflejo se abrazó a mi cuello y la deposité en la otra cama, hice un poco de malabares porque no quería soltarse de mi cuello y finalmente nos quedamos dormidos los dos en las mismas posiciones en que lo hacíamos siempre. Virginia y Rocío quedaron un poco torcidas pero de esa cama no se caerían, además parecían “atornilladas” a ella, por mi parte ya no quería resistirme y dejé que Morfeo se hiciera dueño absoluto de la situación.

Continuará…

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