El demonio de nombre extraño (34)

Con avión nuevo viajamos todos y Cintia, en agradecimiento por el nuevo empleo, nos hace estrenarlo. Descubrimos Toliara en Madagascar y Silvina tiene un susto que hay que calmar.

AVIÓN NUEVO - CINTIA - TOLIARA - SILVINA.

A media mañana se notaba una actividad diferente en la casa, Carlos , con maestría y rapidez ya había hecho mi valija e imaginaba que la suya estaría lista desde la tarde anterior, Kande hizo la suya porque la valija de la mujer es algo muy personal. Rocío se fue para la casa a preparar su equipaje y para avisar del viaje amén de hablar con las personas que cuidaban a sus padres y con ellos, por supuesto, volvería después del almuerzo, mi hermano con la “novia” llegaría también después del mediodía.  Tenía que hacer tiempo, en la casa era una vorágine y me fui a darle las indicaciones pertinentes a la gente de Seguridad.

Me junté con el Encargado del día y le expliqué que la casa quedaba sola, nadie podía entrar en ella porque se activarían todas las alarmas existentes y las cámaras exteriores e interiores.  Entre ellos deberían arreglarse con los turnos y cualquier problema que excediera sus facultades sería informado al Director o a la Vicedirectora de la empresa.  Nadie, absolutamente nadie que no fuera el personal de Seguridad podría trasponer el portón.  Anotó todo en un libro de novedades para que los demás Encargados lo leyeran, no obstante ello me informó que se lo transmitirían oralmente en los cambios de guardia.

Cuando volvía para la casa me llamó Chao diciendo que estaba todo solucionado y la tripulación estaba trasladando el avión a los hangares del aeropuerto cercano, él estaría llegando unas tres horas antes de partir, algo que estimábamos sería a las seis de la tarde.  Luego la llamé a Kaila para ponerla al tanto del viaje y para pedirle que atendiera cualquier requerimiento extra de los efectivos de seguridad de la casa, lógicamente, contestó que se haría cargo de todo lo necesario y nos mandó besos deseándonos un buen viaje.

En el almuerzo Cielo y Gisela me estuvieron explicando que los equipos quedaban apagados pero en caso de ser necesario ellas podrían activar todo desde sus tablet y se podría acceder a la información que quisiéramos, me quedé tranquilo por ello, uno nunca sabe cuando se necesitaría una información a la que no se accedía por cualquier canal.  Como a las dos de la tarde llegó Rocío , vestía de remera, zapatillas y un short de jeans, las chicas le habían dicho que viajarían muy cómodas y sin necesidad de cargarse de ropa o maquillajes.  Un poco antes de las tres de la tarde lo hizo Lucas con Silvina y detrás de ellos Chao , hubo abrazos y presentaciones entre los primos, lo mismo hice yo con el Abogado y de inmediato las chicas se la llevaron a Silvina para que se cambiara de ropas.

Había venido con sandalias de taco medio y un hermoso vestido veraniego, no tuvo inconvenientes en cambiarse y al poco rato ya estaba igual que todas, de shorcitos y remeras.  Aún vestidas así, con zapatillas, bien peinadas y con escaso maquillaje en sus rostros, se veían esplendorosas, hasta Silvina que era la más delgada de todas se veía bien y ni hablar de Kande , Cielo y hasta la misma Zulma , a la que apenas si se le notaba la diferencia de edad con las otras.  Los hombres íbamos todos de jeans con camisas de manga corta.  Viajaríamos hasta el aeropuerto en mi auto y las tres camionetas, Lucas y Rocío dejarían el coche en la casa.

Entre una cosa y otra se hicieron las cuatro y media de la tarde y salimos en fila india hacia el Aeropuerto al llegar allí nos recibió Gustavo y me felicitó por la nueva adquisición, habló maravillas del nuevo avión y nos llevó inmediatamente a él.  Al verlo nos asombramos todos, era el doble de grande y tenía unas líneas hermosas. Sergio nos pidió que pusiéramos los equipajes al lado de la puerta de carga y fue sellando uno a uno con los sticker otorgados por Cancillería, además nos pidió los pasaportes para hacer el manifiesto de vuelo, se fue rápido a hacer el trámite mientras uno de los empleados de carga introducía los equipajes al avión.

Gustavo , el piloto, me llamó aparte y me acerqué junto con Kande , tenía un plan de vuelo para hacer escala en Antananarivo pero nos dijo que era mejor descender en otro Aeropuerto, en este caso el de Toliara o Tuléar , quedaba en la parte sur de la isla y no nos desviaríamos tanto, aparte era mejor lugar para pasar el día ya que era turístico y en las costas del Mar Índico casi frente a una de las entradas al Estrecho de Mozambique . Kande afirmó que era mejor y éste le avisó a Sergio para que autorizara ese Plan de Vuelo.  Si de afuera nos había gustado, cuando ascendimos al avión quedamos más que encantados.

En la puerta nos recibió Azul que comenzó a los gritos abrazándose con Cielo y Gisela y saludando a todos los conocidos, a su lado estaba Cintia que me saludó y me agradeció la oportunidad, estaba más que feliz con ello, se le triplicaba el sueldo y trabajaba sólo cuando yo viajaba.  La escuché pensar y su pensamiento estuvo dirigido a las mujeres que nos acompañaban, “tenía razón Azul , son verdaderos bombones, no están para entrar en ningún tipo de competencias con ellas, la rubia de nombre Cielo y la negra están, en belleza y en cuerpo, muy por encima de todas nosotras pero parecen todas muy agradables” .

Se me acercó mi hermano que, aparte de maravillado por el avión dijo que lo sorprendía la familiaridad de todos y lo que menos pensó fue en el tema del equipaje “Diplomático” , le contesté que era un arreglo de tipo empresarial con la Cancillería y a nosotros nos convenía por las “herramientas” de los muchachos.

Silvina tocaba asombrada la cuerina de los asientos, Virginia y Zulma miraban y no hablaban y Rocío se agarraba la cabeza recorriendo los lugares junto a Carlos , al que sólo le faltaba dar grititos de alegría, fueron a la sala de estar con la pantalla enorme del televisor, el baño para los pasajeros y el dormitorio con baño que, lógicamente, sería para mí y para Kande . Gisela estaba exultante y Chao me miraba levantando el dedo pulgar en señal de satisfacción.

Faltando poco para las seis de la tarde se puso en marcha hacía la pista y todos nos sentamos abrochándonos los cinturones.  La aceleración, la corrida y la ascensión fueron completamente distintas, casi ni se sintió y la primera que lo expresó fue Gisela , “ni lo sentí, ni lo sentí, esto es otra cosa” , -dijo- y Zulma estuvo muy de acuerdo con ella, pero los “nuevos” sintieron distinto, su seriedad y palidez ante el despegue “primerizo” se hizo notar aunque, como siempre, fue sólo un rato.

Al poco tiempo de estar en el aire y estabilizados a cierta altura, se asomó Gustavo y nos dio la bienvenida avisándonos que nos pusiéramos cómodos, el viaje hasta la primera escala se realizaría en diez horas e invitó a visitar la cabina pidiendo que fueran de a dos personas.  Los primeros fueron Lucas y Silvina que regresaron maravillados de los tableros luminosos y de las nubes que surcábamos.  Luego le tocó a Virginia y a Rocío que opinaron igual.  Las siguientes que ya no aguantaban las ganas fueron Cielo y Gisela , Kande no quiso ir y me hizo señas para que nos fuéramos al dormitorio.

No bien entramos se estiró en la cama “King” y me hizo señas para que me acostara a su lado, lo hice y me besó con todas sus ganas, luego me dijo: “ El avión es hermoso amor y el dormitorio está “súper”, lo estrenamos ahora o esperamos a que caiga más la noche, no sabés, estoy excitadísima” .  Sí que lo sabía, el aroma de su intimidad me llegaba al cerebro y tuve que apelar al razonamiento más que a los instintos. “Mejor en la noche vida porque me estás poniendo como un burro en celo y en cualquier momento lleno la habitación de mujeres y convierto el avión en una bacanal” .

Se rió con mi salida y me contestó, “yo te las voy acercando de a una, le vengo teniendo ganas a Silvina pero esa azafata nueva está muy buena y estoy seguro que la conocés más que bien, noté como le brillaban los ojos al saludarte” .  Tenía razón el YAOGUAI , no se le “escapaba” una a la negra, “algo la conocí, me atendió muy bien cuando viajé a México” .  Me tomó el miembro semi erecto con una de sus manos por sobre el pantalón y me dijo: “No me contés más, estoy chorreando de imaginármela en cuatro y recibiendo este “pedazo” en ese culito estrecho” .  Decidí darle un beso y salir de la habitación, ella salió detrás de mí pensando en darme una sorpresa pero no quise saber cuál.

Entre la tele, las películas, la cena, las charlas, las risas con las salidas de Gisela a la que acompañaba Azul contando anécdotas y algunos que otro relajado en los cómodos asientos pasaron como cuatro horas, más de uno comenzó a cabecear y la completó la azafata “petisa” cuando apagó varias luces interiores, lo cual llevaba y ayudaba a entregarse al sueño.  Las dos azafatas tenían un compartimento para descansar cómodas y estiradas más un asiento similar a los nuestros.  Había visto un acercamiento entre Kande y Cintia y me pareció que mi mujer la estaba “tanteando” entre risas y cuchicheos pero no quise “escuchar” , me machacaba bastante con eso de respetar sus intimidades.

Me estaba por retirar a descansar cuando Kande me dijo que esperara un poco porque le iba a pedir a Cintia que le ayudara a buscar las sábanas para armar la cama.  Me extrañó porque la cama estaba armada pero como se lo pidió delante de Azul y de Gisela no quise decir nada.  Las dos se fueron a la habitación y esperé un rato prudencial y con todas las luces apagadas se escuchaban algunos suspiros de sueño.  Fui y entré en la habitación sin hacer ruido, me la encontré a Kande en la cama con Cintia encima de ella, las dos semi desnudas. Cintia la besaba con ganas que la negra correspondía a la vez que recibía dos dedos de la rubia en la vagina y el pulgar apretando el clítoris.

Los gemidos eran apagados y la azafata movía el culo excitada, tardé décimas de segundos en sacarme el pantalón y el bóxer y me puse detrás de ella para pincelar toda la zona con el glande, reaccionó y pretendió moverse pero Kande la abrazó fuerte a la par que la volvía a besar muy profundamente, se entregó al beso y a las caricias en su espalda aún semi cubierta por la remera y dejó que la penetrara, lo hice despacio haciendo que sintiera como el ariete iba ganando espacio en su interior y para que pudiera sentirla en todas sus rugosidades, “¡qué te reparió guaso culiao, me encanta pero al principio me cuesta aguantarla!, no te pares metela toda, te envidio Kande que la tenés todas las noches” , -dijo apartándose del beso-.

Entró toda y se la hice sentir empujando para chocar casi con su útero, entré y salí varias veces aunque no tantas y cuando comenzó a temblar con el orgasmo que se le avecinaba, ella misma besó la boca de mi mujer para no soltar el gemido de satisfacción.  Parecía tener contracciones y aproveché el momento para cambiar de agujero, de dos caderazos y con la lubricación que tenía, enseguida la tuve totalmente adentro, ella dejó escapar un ¡ugggggg! por el cual Kande supo que le había entrado por el culo. “¡Qué hijo de puta, me lo volvió a romper!, no se te vaya a ocurrir salir seguí y dale con ganas” .

Kande se reía, le apretaba con intervalos los pezones haciéndola gemir y le dijo que no se iba a poder sentar, “no importa viajaré parada, esto no se puede contar, esta pija hay que gozarla” .  Le di bastante a la par que me aferraba a sus caderas pero no quise absorber y esperé a que tuviera un orgasmo casi violento que la contrajo totalmente, el cuarto de teta negra que tenía en la boca y las manos de la dueña de esas tetas evitando que dejara de chupar, le impidió gritar.  Mi mujer sabía que no había terminado y la corrió a un costado para ponerse en cuatro ofreciéndome sus portentosas y duras nalgas.

Tardé un suspiro en penetrar ese culo que me enloquecía, como pasaba siempre, la sintió al principio pero enseguida comenzó con los masajes de sus músculos anales sabiendo que eso me encantaba.  La tomó de las piernas a Cintia que comenzaba a recuperarse, flexionó sus rodillas y le metió la lengua y toda la boca en la vagina, ésta elevó las caderas y casi se le escapa un gemido alto y profundo, Kande se movió y le dijo: “Usá la almohada” , la rubia entendió rápido y se puso la almohada sobre la cara.

Ya la había visto en funcionamiento otras veces y sabía que la lengua de la africana era casi mortal y eso debía estar experimentando Cintia porque no paraba de gemir y de retorcerse teniendo contracciones continuas.  Me desentendí de ellas y me dediqué a la perforación de ese hoyo negro que curaba todos mis males.  Ni juntando todos los orgasmos de Cintia se podían comparar con el que tuvo Kande , el apretón en la base del pene fue tremendo y su grito “penetró” a la azafata rubia que se arqueó en la cama mordiendo la almohada con fuerzas y ganas.

No salí enseguida después de inundarla de leche, seguí “jugando” un ratito más esperando que se recuperaran y aún medio “desinflado” al salir se escuchó el “plop” que ella provocaba apretando sus músculos. “Me han recontra reculiado, miralos vos a los “patroncitos” se recogieron a la azafata y ella está feliz de la vida.  Me duelen hasta las pestañas, ayudame a pararme Gonza y fijate si todavía tengo la conchita, creo que Kande me la devoró, jajaja, esa es una deuda que me queda” .

Kande la miró y le contestó: “Cuando se pueda, te está esperando pero… siempre que esté Gonzalo y sin usar mi culo, ese tiene un único dueño” .  Agachó la cabeza comprendiendo y se lanzó a hablar…

--Tenía muchas ganas de volver a estar con Gonzalo , ya creo que te diste cuenta que no es la primera vez pero vos me subyugaste de entrada, no me disgustan las mujeres pero la “tranca” de tu marido es gloriosa, hasta lo del tamaño es relativo, se siente pero, ¡por Dios, como la usa!

--Jajajaja, decímelo a mí, para muchas cosas fue y será siempre mi primer hombre, con él no sólo estás dispuesta a recibir, te despierta unas enormes ganas de dar.  Respecto a lo anterior de ustedes, no me afecta, sé que él me ama a mí.

--¿Y con las otras chicas?

--Ninguna te lo va a decir salvo que compartamos el momento pero lo “conocen” todas.  Yo soy su pareja y su mujer, lo demás es sólo sexo, ¿se entiende?

--Sí, está muy claro y por mí quedate tranquila.  Es más, no sé si él lo recuerda, lo quiero ver partiéndole el culito a Azul , la “petisa” no cuenta nada y nunca nos decidimos a hacer algo entre nosotras pero está en el aire flotando.

--  Yo te dije que veríamos si se daba, yo no cuento de mis cosas con ellas, del mismo modo en que no las pongo en evidencia hablando lo que no debo delante de nadie.  Si se da con Azul, no dudes que me vas a ver rompiéndole el culito aunque el trabajo y el trato no tienen nada que ver con el sexo, jamás utilizo mi posición para esto.

--Yo quiero estar, nunca lo pensé con Azul pero ese cuerpito debe ser muy manuable.

--  Manuable y de “calentarse” enseguida, busquen el momento y yo soy materia dispuesta.

Luego de la pequeña charlita mientras tomábamos una copa, le pregunté a Cintia que le diría a Azul“Jajaja, si me ve caminar se va a dar cuenta que me dejaste el culito a la miseria pero una charla con los dueños del avión para aclararme algunos puntos del trabajo ameritaba el rato” .  Luego de esto, se arregló un poco, se peinó y se fue para su lugar asignado. Kande y yo nos dispusimos a dormir y fue fantástico hacerlo a más de 13.000 metros de altura y sin que se escuchara ningún ruido.

Nos despertamos como a las cinco de la mañana y entraba una claridad tremenda por las ventanillas, las cinco para nosotros, acorde a nuestros relojes sin ajustar, implicaba que eran las once de la mañana para Madagascar pues la diferencia horaria estaba en seis horas más.  El avión volaba más bajo, no había nubes y Kande se pegó a las ventanillas para divisar parte del sur del territorio africano, se sentía acongojada y no quiso desayunar.

Lo hice yo sólo y mientras Azul me servía, se me acercó y me dijo: “Tenemos que hablar” .  Los ojitos le brillaban, tenía una mirada que parecía “dibujar” un enorme signo de interrogación en la frente y me puse a “escuchar” lo que pensaba, “creo que Gonzalo me va a contar, estoy segura que anoche se la cogió a Cintia cuando fue a hablar con ellos dos, lo que no me cierra es lo de Kande ”. Me acerqué a su oído y le dije, “tratá de pensar menos, cuando estemos en una cama te cuento” .

De la sorpresa movió la mano para contestarme y olvidó que tenía una taza vacía y un plato en ella, ¿cómo? , no sé, la cuestión es que di un manotazo y no la dejé llegar al piso, a la taza porque el plato se hizo añicos.  Quiso pedir disculpas de inmediato y le dije que no era nada, que no se hiciera problemas, que en otro momento hablábamos.  La dejé con todas sus dudas y me acerqué a Kande

--  ¿Qué pasa cielo, recuerdos?

--Viendo el territorio como si fuera un mapa de pronto me vinieron a la cabeza un montón de recuerdos, de los malos no, esos ya fueron, parece que la tierra te llamara, ahora mismo me parece sentir el olor a África en la punta de la nariz, cuando pisemos la tierra teneme fuerte porque creo que me van a fallar las piernas.

--  Te entiendo vida y contá conmigo.

La inmensa mancha de un celeste azulado nos hacía saber que cruzábamos el Océano Índico por el Estrecho de Gibraltar y tomándola de la mano la llevé a la cabina, Gustavo no puso inconvenientes ante mi pedido y vinos los dos como se acercaba y se agrandaba el territorio verde de la Isla de Madagascar.Kande estaba muda y callada pero se le deslizaban por las mejillas sendos lagrimones, no quiso presenciar el aterrizaje y nos volvimos al estar, a sentarnos para ponernos los cinturones de seguridad.  Eran un poco pasadas las doce del medio día cuando aterrizamos en el Aeropuerto de Toliara .

Bajamos del avión, Gustavo , Kande -que no se aflojó en ningún momento- y yo rodeados por unos diez efectivos de la Policía del Aeropuerto, un Oficial, en un perfecto Francés nos pidió que lo acompañáramos porque debían hacernos unas preguntas, los demás efectivos hablaban en la Lengua Malgache alabando a la mujer que iba con el Oficial, el Piloto y el otro hombre.  Recordé haber leído que la Lengua Malgache es una mezcla del lenguaje Malayo con el de la Polinesia y que se hablaba solamente en Madagascar , aparte del Francés que era el idioma Oficial internacional.  Lógicamente, entendía perfectamente lo que hablaban, tanto por el Idioma como por la Lengua.

El Oficial no quería dejarnos entrar al país aduciendo, con razón, que no teníamos ni Visas ni certificados de vacunación para las vacunas que te exigen al entrar en territorio africano.  Estaba intransigente hasta que Kande cambió con él algunas palabras en Malgache y en trato se moderó, le decía que ella era africana y pedía saber si había alguna manera de solucionar el inconveniente con él y/o con otro Jefe puesto que la idea era pasar unos dos días como turistas pero no querían generar inconvenientes.

El tipo entró en la variante y le dijo que con quinientos Euros sólo para él porque era el único Encargado de la seguridad de los turistas y habitantes en treinta kilómetros a la redonda, nos ponía hasta custodia privada en el avión.

Kande me miró y me hizo una seña con los cinco dedos de la mano abierta, “ya entendí, decile que le puedo dar un poco más si me pone una custodia sólo en el avión para que no se acerque nadie, que nos diga dónde cambiar dinero por la moneda oficial, dónde alquilar unas camionetas y que nos recomiende un buen hotel a orillas del mar” . Kande se lo transmitió, le pasó siete billetes de cien Euros, la sonrisa se notó a pleno, era un dineral teniendo en cuenta que un sueldo mensual oscilaba en los cincuenta o sesenta Euros, además no dejó entrever en sus pensamientos ningún tipo de mala intención para con nosotros.

Llamó a dos maleteros para que bajaran el equipaje y nos dijo que, no bien tomara los datos de todos autorizándolos a entrar al país, aunque figuraríamos como que estábamos en tránsito, él mismo nos acompañaría a cambiar por dinero local, a alquilar las camionetas y nos llevaría al hotel para que no hubiera ningún inconveniente con ninguno de nosotros, asimismo nos entregó una tarjeta con su nombre y cargo para que la mostráramos o lo llamáramos ante cualquier problema.

Cambiamos sólo doscientos Euros a MGA o Malgache Ariary que es la moneda oficial y nos llenaron de billetes coloridos y distintas monedas.  De todos modos nos dijeron que no tendríamos problemas con el Euro, el cambio era a razón de Un Euro igual a Tres mil cuatrocientos Ariary pero que redondeáramos en Un Euro - Tres mil Ariary .  Alquilar las tres camionetas todo terreno por dos días nos costó un total de cuatrocientos Euros y el Oficial nos recomendó expresamente no transponer los límites de su jurisdicción, lo cual nos marcó en un mapa.

Luego no llevó al Hotel “La Bella Dama”, a unos cinco kilómetros del centro, eran como cabañas tipo dúplex, todos con vista a la playa, que por otro lado eran de arenas blancas pero no muy extensas, jardines maravillosos, limpieza, todos los servicios y un restaurant de lo mejor, el dueño, de nombre Petro , de nacionalidad italiana y que hablaba Español nos atendió maravillosamente y se las ingenió para acomodarnos de a dos, tres o cuatro personas.  El hombre era chef y cocinaba él para sus clientes, así que ya pueden imaginar con quien hizo las mejores migas. Zulma estaba en su salsa y aprendía platos nuevos, la atención era de lo mejor y motivó que, propina mediante con el Oficial, nos quedáramos tres días allí.

En el mismo lugar funcionaba una oficina de cambio, así que no hubo problemas con los Euros, no se usaba la tarjeta de crédito en ningún lugar pero eso no era problema para mí, nunca viaje con menos de cien mil Euros en efectivo.  De acuerdo a sus indicaciones conocimos varios lugares a los que nos mandó.  En realidad, no fueron muchos, un par de Reservas con flora y fauna autóctona, fuimos a ver Lémures , entre ellos a los Indri-Indri que es el más grande de esta especie de monos, bueno, no son monos pero hacen “monerías” .  Vimos tortugas raras e infinidad de pájaros.

No bien llegamos y nos acomodamos, salimos a recorrer el lugar, era de una belleza total porque amalgamaba la limpieza y el orden con la proximidad de la naturaleza en la vegetación circundante y, naturalmente, con el océano por delante de nuestros ojos. Gustavo nos recomendó que tratáramos de dormir un poco y levantarnos para la cena porque el cambio de horario por el viaje se haría sentir.  Ni punto de discusión, cada uno de nosotros lo sentía en el cuerpo y la siesta de Toliara se estiró casi por tres horas.

Ya en la cena se notó otra disposición y los planes para ver que se hacía en la mañana siguiente comenzaron a aflorar. Petro , el dueño del hotel, les comentó a los muchachos que podrían ir a tomar algo y escuchar un poco de música, autóctona e internacional, a la confitería de tal hotel en el centro de la ciudad puesto que allí solía reunirse el turista.  Se prendieron todos para eso, sólo quedamos en el hotel Zulma que había ayudado a Petro a cocinar y se encontraba de muy amena charla con él, Kande que me pidió quedarse porque quería ver las estrellas y escuchar el mar y Silvina que quería nadar en el mar nocturno, algo con lo que mi hermano no transigió, yéndose con todos los demás.

La temperatura era muy agradable, calurosa como era normal en casi todo el año en ese lugar pero no era un calor pegajoso y húmedo.  La playa no era muy extensa y una gruesa pared dividía los terrenos del hotel con la playa misma, desde allí a la orilla del agua habría unos veinticinco o treinta metros, la primera rompiente estaba a otros veinte o veinticinco metros pero a escasos metros de la orilla ya tenías un metro y medio de profundidad, ideal para el que supiera nadar.

Con mi mujer encendimos una fogata en un lugar preparado para el efecto y nos sentamos alrededor.  Como estábamos cerca del paredón que dividía la playa podíamos ver la playa iluminada pero sólo hasta el borde del agua o un poco más, el resto era oscuridad, alguna que otra cresta de espuma y el ruido del mar. Silvina , enfundada en una bikini bastante común, se acercó a dejarnos la toalla y nos dijo que no iría muy lejos porque no conocía pero le encantaba nadar de noche.

Se acercó Petro a preguntarnos si podía apagar las luces, sólo dejaría prendidas las de la casa y la recepción, con el fuego crepitando no nos importó y nos olvidamos completamente de Silvina .  El lugar quedó totalmente a oscuras y en la quietud me puse a acariciar las tetas de Kande , me respondió enseguida excitándose y buscó mi boca para besarme con las ganas de siempre mientras se sentaba sobre mis piernas extendidas y me abrazaba pasando sus brazos por mi cuello.  Las remeras desaparecieron y no tardó en sacarme el short y desnudarse rápido para volverse a sentar, esta vez sobre el miembro endurecido.

Se acariciaba los labios inferiores con él en un movimiento pausado y tranquilo de sus caderas, de inmediato quedó lubricado y con la mano llevó el glande a la abertura, “entrá despacito mi vida, quiero sentirte desde el principio al fin” , -me pidió con dulzura-.  No hice movimiento alguno y la dejé que comandara ella la penetración, sus gemidos de satisfacción no tardaron en hacerse oír y yo aguantaba lo más que podía para que lo estrecho del lugar y los músculos que apretaban no me hicieran terminar.  Ella no se privó y el gemido casi grito dejó que el orgasmo ganara todo su cuerpo.  Pasaba mis manos por su espalda transpirada esperando que disminuyeran los temblores y la voz desesperada que nos llamaba desde el mar sonó clara en los oídos de los dos.

Silvina no ve la costa” , -gritó Kande -, se levantó rápido y corrió hacia la playa, yo fui detrás y desde la orilla la llamábamos para orientarla, finalmente luego de varios gritos y de contestaciones vi su silueta aparecer a pocos metros, se la señalé a Kande que no tenía mi vista aguda y fui hacia ella, apenas la vió se metió en el agua para ayudarla a salir, la traía abrazada y trataba de calmarla, ella sollozaba y decía que se había pegado un susto bárbaro al no ver las luces, que había nadado para un lado y para el otro hasta casi desesperarse.  Siempre abrazándola y calmándola la llevó hacía la fogata que había disminuido bastante su intensidad y luminosidad.

Agregué unos leños finos y enseguida recuperó, esto permitió que nos viera desnudos a los dos, “gracias chicos, pensé que me ahogaba, me salvaron la vida…  ¿Qué hacen, están los dos desnudos?” . Kande se largó a reír, me contagió la risa y me apuré a contestar, “estábamos cog…” , “haciendo el amor mi cielo, haciendo el amor” me corrigió. Silvina pensó sin empachos y lo que pensó lo dijo en voz alta, “que suerte que pueden hacerlo, Lucas con sus ejercicios me tiene a pan y agua” .

A Kande se le juntaron las ganas que le tenía con lo que escuchó y la abrazó fuerte diciéndole al oído, “si te animás vas a pasar una noche maravillosa y nadie tiene porque enterarse” . Silvina bajó los ojos y asintió con la cabeza.  Fue más que suficiente para que le diera un par de besos en el cuello que la hicieron suspirar y para que sellara sus labios con uno de los besos que te “daban vuelta” , “estoy dispuesta a que hagan lo que quieran conmigo” pensaba Silvina y como adivinando Kande la tomó de la mano y la llevó a nuestra habitación.

Me tomé unos segundos para recoger nuestras ropas y la toalla de la “amigovia” de mi hermano, los suficientes para verlas entrar a nuestro bungalow apretándose las nalgas con una de las manos, Kande sobre la bikini mojada, Silvina sobre la piel negra de mi esposa.  Al ingresar, medio difusas por el tul que caía cumpliendo la función de mosquitero, las vi a las dos completamente desnudas, la flaca estaba semi apoyada contra el respaldo de la cama y Kande tenía la cara metida en su entrepierna.  Era indudable que gozaba de esa mamada porque tenía los ojos en blanco y gemía moviendo sólo el torso, debido a que estaba inmovilizada de la cintura para abajo por los brazos fuertes de mi mujer.

“Te acabo en toda la cara, me estás matando negra divina” , -decía sin importarle que cualquiera la escuchara-.  Levantó el torso para gritar su orgasmo como desaforada y me apresuré a taparle la boca con mis labios a la par de aferraba uno de sus desarrollados pezones que sobresalían casi un centímetro de su teta, en la quietud de la noche de Madagascar , su grito se oiría a kilómetros.  Gritar ya no gritó pero se movió como enloquecida bufando y elevando la pelvis para que la lengua de Kande ingresara más.  Sus pezones eran extremadamente sensibles y al apretarlos se potenció su orgasmo. Kande no abandonó su lugar a pesar de los golpes que daba con su mano sobre las sábanas y logró que comenzara nuevamente con sus temblores.

“La cola Gonzalo , metela en la cola, te necesito ahí” , me pidió mi mujer dejando por unos segundos de absorber el clítoris de Silvina .  La placentera historia, repetida miles de veces a través de los años con ella, se volvió a repetir y penetré en dos movimientos su culo expectante, pasaba del dolor al placer en segundos y comenzó a mover las caderas acompasando mi ritmo de entradas y salidas.  No tardó en acabar trasladando su placer a la vagina de Silvana que hecha una piltrafa gozaba en otra acabada brutal.

La negra dejó la mamada, yo me salí y fue subiendo por el cuerpo de “mi cuñada” acariciando sus muslos, luego sus costados y finalmente sus dos tetas, las manos quedaron en sus pezones y subió su cabeza para besarla profundamente traspasando sus aromas.  La respuesta de Silvina abrazando su cuello y cruzando las piernas sobre el cuerpo negro, no se hizo esperar pero yo también quería participar, me paré al lado de sus cabezas para puntear con el glande las comisuras de sus bocas casi soldadas y logré que ambos labios lamieran y besaran el costado de mi miembro.

Kande no aguantó y fue la primera que se lo llevó hasta la garganta dejándolo unos segundos allí para sacarlo completamente salivado y volver a introducirlo, la cara de sorpresa y el ¡ohhhhh! que profirió Silvina nos hizo saber que o era grande para ella o no estaba acostumbrada a la “garganta profunda” .  Fueron las dos cosas porque cuando Kande le dejó el lugar dijo que era muy grande y que con Lucas nunca pasó de la mitad.

Lo intentó pero al tenerlo adentro de su boca por la mitad, la arcada por poco no la hace vomitar, los ojos le lagrimeaban pero le dijo a Kande que quería intentarlo de nuevo, ésta lo hizo mejor, la movió para que la cabeza le colgara en el borde de la cama, me dejó a mí para que intentara con su garganta y ella se deslizó para jugar con sus dedos en el culito y la vagina.

El tema venía bastante bien porque cuando se sentía atorada me tocaba la pierna y yo aflojaba para que no se ahogara parecía que estaba todo sincronizado y me faltaba muy poco para que se la tragara toda, hasta que empezó a mover las caderas y ya no me tocó las piernas, las apretó con todas sus fuerzas y la escuché gritar mentalmente, “acabo, acabo, acabo, lo del culo me vuelve loca…” , tuve el tiempo justo para sacarla y taparle la boca evitando el grito pero no pude evitar sus movimientos desesperados.

Kande con el pulgar en la vagina horadaba su culo con tres dedos restante y le imprimía una velocidad media constante.  No sólo acabó pareció que orinaba la cama y quedó como laxa después del tremendo polvo, la acostó apoyándole la cabeza en las almohadas, le acomodó el cabello y la dejó que se recuperara mientras nosotros dos nos tomábamos un par de petacas de whisky sacadas del frigo-bar.

Nos habíamos sentados mirando al mar con las luces apagadas y abrazados y me dijo lo que estaba pensando, “no aguantó demasiado pero me parece que tu hermano no la sabe coger” , le contesté que en esas cosas yo no me metía y se escuchó la voz de Silvina parada detrás nuestro…

--Es uno de los problemas que tengo con él y por eso no creo que lleguemos a buen puerto, es una persona maravillosa pero yo necesito dar y recibir más en una cama y hablando de dar, me dieron con todo, nunca pensé que podría llegar a gozar tanto y con tanta intensidad aunque yo no pude corresponderle y no saben las ganas que tengo de darles algo a los dos.

--Pensé que ya no querías más.

--Si hubiese sido algo “normalito” como lo de día por medio me habría puesto a dormir ya pero estaba pensando en la oscuridad y recordando el “pijazo” que te comiste por el culo comencé a calentarme de nuevo, ahora estoy empapada.

--Se notó que te encantaron los dedos en el culito.

--No sabés lo que fue Kande , hice sexo anal con otro novio que tenía y algunas veces con Lucas pero esto fue… no sé… no se puede explicar.

--De una cosa podés estar segura, hasta que no tengas el “pedazo” de Gonzalo muy adentro de tu culito no vas a saber lo que es que “te hagan la cola” y no sabrás lo que se disfruta.  Hoy te tenés que ir muy bien cogida de acá porque no sabemos cuándo se podrá volver a repetir.

--No me lo digas así porque me está latiendo todo allí abajo y por lo otro quedate tranquila, sé ubicarme.  Lo que no sé es si Gonzalo querrá o podrá.

Yo las miraba, no decía ni esta boca es mía y la negra se empezó a reír con ganas, la tomó de la mano y le dijo: “dudar de lo que diga o haga Gonzalo es de locos pero dudar de lo que puede hacer en una cama es para chaleco de fuerza.  No le pidas nada sólo mimalo, nunca está totalmente dormido” . Silvina entendió perfectamente y se arrodilló frente a mis piernas entreabiertas para acariciar y besar al “morcillón” , estando así lo llevó una sola vez hasta el fondo de su garganta, luego no lo pudo intentar más, se había encabritado y erguido como estaba sólo me lastimaría. “Ayudame Kande , mete miedo”…  “Jajajaja, el miedo se te va a pasar rápido cuando la tengas adentro y además, con la boca ocupada” .

Nos fuimos nuevamente a la cama y Kande se estiró en ella recogiendo las rodillas para que Silvina, que llegó gateando en cuatro patas, estampara su boca en la oscura vagina.  No tenía experiencia pero a la negra eso no le importaba, ella gozaba igual y gozaría más cuando la sintiera moverse y gemir con el miembro profundamente clavado en su interior.  Me encantó tener ese culito mediano entre mis manos, sus nalgas y sus muslos eran pura musculatura y aunque sabía que dilataría, el agujero de la vagina me pareció chiquito para lo que iba a recibir.  Igualmente razoné rápido a mi favor, eso era un problema de ella, yo la cogería así gritara o pidiera por la madre.

Pincelé su zanja tocando los dos agujeritos y se estremeció contrayendo un poco su cuerpo pero no dejó de hacer lo que estaba haciendo, había encontrado el clítoris de mi mujer y la hacía gemir y suspirar.  Primero tenía que lubricarme bien y a ella le sobraba por ello apoyé el glande y comencé a penetrar su vagina, lo que en un principio parecía muy chico comenzó a dilatar de inmediato y ella movió las caderas para permitir mejor el ingreso, le gustaba y le cabía, ella pensó, yo la “escuché” y entonces fue como a mí me gustaba, hasta el fondo y de una, quedaron más o menos dos centímetros afuera cuando choqué con su útero y la vi levantar la cabeza sacándola de dónde estaba.

No gritó pero expresó un sonido de dolor que trocó rápidamente a un gemido de placer, sus caderas parecieron renacer y moverse a otro ritmo, “adivinaste justo como me gusta, hasta el fondo y de una, me dolió porque nadie había chocado así en mi interior, movete con ganas que la concha de tu mujer me está encantando” .  No se lo iba a decir pero no lo había adivinado y la sonrisa de Kande me dio a entender que ella sabía lo de la supuesta “adivinación” .  Quería que me moviera con ganas y no la defraudé aunque la que pagó las consecuencias fue la negra porque “la concuñada” ya no pudo seguir con su entrepierna.

Yo jugaba con mi pulgar en la entrada de su culito a la par que la embestía casi con violencia y no quiso ni pudo aguantar la seguidilla de orgasmos que la alcanzaron.  Luego de tres o cuatro contracciones, de gemir fuerte apoyando la cara sobre uno de los muslos de Kande y de mojarme los huevos con sus descargas, cambié de lugar.  La ex custodio vio mi movimiento y supo lo que haría, por ello la tomó de la cabeza y volvió a sumergirla entre sus piernas, sabía que iba a gritar pero así y todo le costó mantenerla cuando quiso apartarse al sentir como el ariete penetraba rápidamente en ese apetecible culo.

No pudo hacer nada porque actué en esa parte de su cuerpo y ya no pudo moverse, sólo sentía las entradas y salidas de su orificio y el grosor del miembro que la penetraba.  Tenía las nalgas rojas de los golpes que daba con mi pelvis sobre ellas y hablaba, sollozando y entremezclando los comentarios. “Dame más, me lo rompiste, no la aguanto, es enorme, ¡qué placer!, hacelo mierda, reventalo, ¡qué pija, por Dios, me llega hasta la panza!, seguí así hasta mañana” . Kande la completó porque se incorporó y metiendo la mano por debajo le aferró el clítoris y lo acarició, haciendo que perdiera todo control.

El orgasmo no tardó y, como la negra y yo pensábamos, iba a ser brutal.  Así fue pero el grito no se escuchó, tuvo el buen tino de hundir la cara y la boca en las sábanas y quedó amortiguado allí.  Aproveché que tenía las manos en sus caderas y absorbí bastante de su energía como para dejarla casi destruida, me controlé pensando en que había que llevarla a su habitación y no quería cargarla. Kande se puso al lado de ella en la misma posición, sabía que no había terminado y me reservaba el lugar para ello.  Acabé en su vagina luego de cinco o seis entradas y en un orgasmo compartido que nos dejó a los dos muy satisfechos.

Luego de un rato Kande la vistió con el bikini, le puso la toalla enrollada sobre los hombros y yo, vestido sólo con el short, la llevé al bungalow en que dormía.  Al regresar no tenía sueño y pensaba tomar un whisky acompañado por mi mujer, entré y me encontré con que el cuerpo negro que descansaba sobre las sábanas blancas sumergido en un mundo de sueño no estaba para charlas ni para tragos.  La dejé allí y me fui a sentar debajo de una galería que había en la entrada al bungalow.

La sombra femenina que se movía silenciosa me llamó la atención, supe enseguida que era Zulma y venía de la casa del Italiano chef, dueño del hotel.  La llamé y se sorprendió pero enseguida se arrimó hacia dónde yo estaba.  Noté enseguida que no había hecho nada con él pero, ganas no le faltaban y había en ella sentimientos nuevos, más que florecientes.  Se encontraba ante el italiano como una adolescente que está por recibir su primer beso, con ganas pero con muchos temores…

--  ¿Con quién me estabas engañando vos?...  Vení sentate a mi lado y contame porque me parece que estoy por perder a la mejor chef del mundo, además de otras cosas que me has sabido dar con amor y cariño.

--No me lo explico Gonza, tengo un lío enorme en la cabeza.  Con Petro congeniamos maravillosamente de entrada, tenemos las mismas inquietudes, los mismos gustos y, no te enojes, yo sé que estás vos pero no me es indiferente.

--  Ya sabés que tanto para mí como para todos, tu felicidad es muy importante.

--Lo sé y sólo por no jugarte sucio no me acosté con él esta noche, te pueden parecer cosas de chiquillas y no sé si es mejor o peor pero él siente lo mismo.  Me acaba de decir que quiere que sea su pareja y que me quede a vivir y compartir con él y, a decir verdad, la idea no me disgusta.

-- Vos tenés un contrato de exclusividad conmigo pero eso no sería problema, el problema para él se presentaría si se llega a demostrar como tu primer pareja, si sucediera algo parecido, si te toca un pelo y tengo formas de enterarme de esto, lo elimino de la faz de la Tierra, sabés que no bromeo con esto.**

--Te aseguro que no yo lo permitiría, estar con vos y a tu lado me hizo comprender la calidad de mujer que soy, por otro lado existen los teléfonos y la Internet para estar en contacto con el hombre que me hizo siempre la mujer más feliz del Mundo.

--  Bueno, anda a dormir tranquila porque si te sigo mirando el culito lo hago cornudo de entrada al itálico.  Mañana lo charlamos tranquilos.

Se fue riendo, pensando en lo que le gustaría que le hiciera y moviendo ese culo que me había respondido siempre a las mil maravillas.  De todos modos, no me quedaría tranquilo hasta conversar un rato con el “aspirante” exprimiría su mente para saber todo de él y le pediría a Cielo y a Gisela que “desnudaran” todo su pasado, para eso sólo bastaba una simple huella digital y la parafernalia electrónica que ellas activaría desde su tablet.

La noche no daba para más y cuando me levantaba del cómodo sillón para irme a dormir escuché que llegaban las camionetas.  Los observé desde la oscuridad que me amparaba y las risas, los gestos y las torpezas me daban a entender que el alcohol no había faltado en su noche de diversión.  Faltaban dos de los muchachos y por las siluetas supe que eran Roberto y, extrañamente, Andrey , en la mañana me enteré que había dos jóvenes turistas rusas que los acapararon.

La cuestión es que Chao sobrepasado de “alegrías” y también mi hermano pretendían acompañar a Cielo y a Gisela a su bungalow y Cielo le “paró los pies” murmurando para él y demás está decir que escuché todo.

--No te equivoques, lo pasamos bien y nos divertimos pero hay varios factores en tu contra, uno; en la habitación, con Gisela , Azul y Cintia somos cuatro, dos: sólo tu hermano puede hacernos gozar a las cuatro juntas y tres: no nos interesás, no insistas.

Lo tomó bien y se despidió de ellas pero me dio por las pelotas escuchar eso, alcohol o no alcohol de por medio, él sabía que no podía intentar nada con las chicas de la casa y mucho más lo sabía Chao .  A mi hermano no le diría nada, la “parada de pies” de Cielo fue más que suficiente porque enseguida pensó que había “meado afuera del tarro” pero con Chao la cosa sería distinta, el “cagazo” no se lo quitaría nadie porque si no me entendía a mí, obligadamente debería hacerlo con el “oso” .

En la mañana no supe si alguno desayunó pero antes del mediodía me puse a conversar con el italiano.  Fue un interrogatorio sutil, me contó, oralmente y mentalmente, de su vida anterior, del desengaño amoroso que lo hizo irse muy joven de Italia y recién recibido de chef, con algunos ahorros se largó a la aventura y a hacer el hotel que dirigía.  En cualquier momento de la conversación se le cruzaba Zulma por la cabeza y entendí que estaba “hasta las manos” con la joven-veterana cocinera de casa e intentaría lo que fuera para lograr que se quedara a su lado.

Quedé muy conforme con lo “escuchado” , no obstante eso, le pedí a Cielo que me averiguara sobre él y su pasado.  La rubia regresó a los cuarenta minutos y me dijo que no encontró nada extraño, tenía una cuenta en un Banco Italiano donde depositaba mensualmente algunas de las ganancias del hotel por medio de giros bancarios y no tenía mal pasar.  Le pedí el saldo de la cuenta y estaba apenas por encima de lo que tenía Zulma ahorrado quien también contaría con mi respaldo ante cualquier eventualidad. Cielo , mujer al fin, no se aguantó y me preguntó si pasaba algo con el tipo.

--  Nada en especial, quiere hacer pareja con Zulma y yo quería saber cómo era.

--¡Es genial!, le hacemos una fiesta antes de irnos , -su alegría fue espontánea y muy sincera-.

--  Por ahora no digas nada, pónganse de acuerdo con Kande, hacemos algo la última noche y nos despedimos de ella.  Cielo… hablo de fiesta en el restaurant, todos juntos.

--Sí, sí, ya entendí, que lástima…

--  Hablando de otra cosa, ¿qué pasó anoche con mi hermano?

--Nada en especial, se confundió, no sabe que cualquiera de nosotras tiene una auto pertenencia con un sólo hombre y que cuando no está nos arreglamos “a dedo y lengua”, ya está, ya pasó.

La cosa quedó ahí y se fue apresurada a hablar con Kande que estaba en la playa junto a las demás chicas.  Aproveché a llamarlo a Tai y a Chao y les dije que quería hablar algo con ellos dos.  Nos fuimos los tres al bungalow y se nos sumó Kande que venía a preguntar si era cierto lo de Zulma .  No le contesté y le dije que también viniera con nosotros.  Al entrar le dije a Tai que corriera unos muebles para hacer espacio y que se quedara en la puerta del lado de adentro, cerré las puertas-ventanas del balcón y corrí las cortinas para que quedara en una penumbra clara.

Los tres me miraban sin entender que era lo que pretendía, sólo creí ver una pequeña sonrisa en la cara de Tai , entonces me dirigí a Chao

--  Nunca te hice problemas porque salías con putas caras pero vos sabías perfectamente que las chicas de la casa, ni se miran ni se tocan, te tomaste dos copas y la cagaste pretendiendo acercarte a Gisela, por eso hay un “amigo” que me dijo que tomaría medidas él porque a mí no me das pelota.

A medida que le decía eso me saqué las zapatillas y el short, Kande se la vio venir y se sentó dejándose caer en el sofá, Tai se cruzó de brazos y miraba impertérrito.  La palidez inmediata de Chao cuando el oso hizo su aparición de cuerpo entero y acercó la trompa a su cara se notó parecida a la de un muerto después de estar dos días en un congelador.  Un olor fétido inundó la habitación porque su esfínter se aflojó completamente y un charco de orina se hizo notar debajo de su cuerpo arrodillado que pedía perdón para su vida con una voz entrecortada y juntando las manos.  La garra derecha se apoyó en su cabeza y lo levantó de los cabellos para mirarlo de frente, sus ojos llenos de lágrimas denotaban el terror en su máxima expresión.

El oso empujó su cabeza y quedó extendido a todo lo largo, cuando levantó su cara yo estaba poniéndome el short y le dije: “Kande y Tai son los únicos autorizados por el YAOGUAI para qué lo vean sin ser de las familias, espero que hayas entendido el mensaje, es la única y última oportunidad que te doy, ahora andá a tu habitación a lavarte” .  No me contestó con palabras, le era imposible hablar pero afirmó con la cabeza y salió despedido de allí. Kande preguntó:

--¿Era necesario?

--  Con él si porque es de las familias, a cualquier otro que me desobedeciera tendría que desintegrarlo.  Tai acomodá los muebles y ventilá la habitación” .

Salí de allí y me fui para la playa seguido por la africana que no decía una palabra.  Cosa rara en mí, me metí en el mar a nadar un rato, el agua estaba templada y la llamé a Kande que se levantó de la reposera en que estaba y se acercó rápido.  Jugamos un rato en el agua y cuando nos llamaron las chicas para almorzar tuvo que salir con las tetas al aire porque le había sacado el sostén, ni problemas que se hizo por esto y las lucía orgullosa ante las chanzas de las seis que nos rodeaban ya que Silvina estaba con mi hermano mirándonos desde otro lugar de la playa.

Carlos sentado en una reposera nos miraba y también se sonrió, me acerqué a saludarlo y a preguntarle cómo se sentía y como lo estaba pasando, me dijo que se sentía maravillosamente bien y se puso colorado al mirarme porque pensó en el jovencito negro que lo había “partido” anoche en un baño del hotel, incluso en la mamada que le había hecho.  Me fui para el lado del restaurant haciéndole una señal de aprobación con el pulgar levantado y me lo agradeció con un gesto de su cabeza.

Comimos mirando el mar y fueron todos productos frescos que el italiano le compraba a los pescadores del lugar, estuvo de maravilla y cuando estábamos en el café les pedí algo a todos, el tema era llamarla a Zulma y no bien estuviera a nuestro lado, hacerle una señal al unísono, consistía en el pulgar levantado, allí les dije a todos que Zulma no volvería con nosotros, de común acuerdo se iba a quedar con Petro en Toliara .

Ella se acercó confiada y le dije: “Zulma por la comida y por lo que hablamos anoche, esta es nuestra respuesta” .  De inmediato todos le levantaron el pulgar, lo entendió enseguida y se largó a llorar ante los aplausos, silbidos y felicitaciones a los que se tuvo que plegar Petro que recibió lo suyo.  El abrazo de Zulma con un lloroso Carlos nos emocionó a todos, sólo quedaba salir rápido de allí porque estábamos de turistas no de amigos llorones e hicimos planes para pasear.

Paseamos por el centro de la ciudad y nos dividimos porque algunos fueron a visitar los dos museos que había, Kande , algunas chicas, Tai y yo caminamos y me encantó ver a mi mujer compartir charlas y saludos con los nativos del lugar.  A Roberto se le ocurrió darle una moneda a uno de los chicos y pronto tuvimos un enjambre rodeándonos para recibir su moneda, muchas de las cuales se encargo de repartir una africana emocionada sin que nos importara el valor de cada moneda.  Fue una tarde fantástica conociendo algo de Toliara , en el sur de Madagascar .

Continuará…

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GUILLEOS1 se los agradece.