El demonio de nombre extraño (3)
Surgen cambios importantes, el Poder comienza a manifestarse y cambia toda mi vida.
El lunes por la mañana me estaba por ir y recordé que tendrían que venir las dos chinas, aún quedaba un poco más de media hora para que llegaran y me quedé tirado un rato en el sofá a esperarlas. A las nueve y media de la mañana tocaron el timbre, les abrí la puerta y me saludaron con la reverencia que ellos acostumbraban, las hice pasar y me quedé mirándolas cuando se pararon en el comedor esperándome.
Las dos vestían muy similares, blusas con volados, sandalias con tacos de apenas dos centímetros y jeans elastizados que sobraban bastante en sus culos o, para que se entienda mejor, que sus nalgas chatas no rellenaban, sus glúteos magros no eran para jeans elastizados o viceversa. Por eso las había hecho venir en jeans, las polleras o vestidos disimulan bastante estas carencias de formas de mujer a las que los occidentales estamos acostumbrados.
Una era delgada con rostro afilado y la otra tenía su cara más rellena, lo mismo con su cuerpo sin llegar a ser gorda, los ojos eran vivaces y el cabello parecía recortado con molde “fatto in casa” , el largo era hasta por debajo de las orejas y con flequillo apenas un poco por encima de las cejas, no existían pinturas ni maquillajes. Las hice pasar a la cocina y les indiqué que se sentaran, las dos se quedaron paradas detrás de las respectivas sillas y sus miradas, caras y gestos denunciaban un miedo atroz, algo más o menos lógico ya que habían visto la transformación del día anterior.
-Les pedí que se sentaran porque no es necesario ordenar para algo tan lógico, no tienen que tener miedo, conmigo la relación va a ser distinta a la que están acostumbradas pero, eso sí, jamás me fallen ni me mientan. A ver, comencemos, cuenten que les dijeron que tenían que hacer, -se sentaron cohibidas y habló una de ellas, la más rellenita-.
-Tenemos que hacer la comida, limpiar la casa, lavar, planchar y ordenar su ropa, además, acceder al sexo si lo requiere.
-Ustedes son solteras, ¿acaso hacen lo mismo en vuestra casa o es sólo conmigo?
-Hacemos lo mismo para el señor XXX y para quienes él decida porque tenemos que pagar la deuda por venir a vivir acá.
El Jefe del Clan era un hijo de mil putas, taimado, ladino y solapado, se mostraba servil con los que estaban por sobre él y humillaba y abusaba de quienes tenían necesidades. Mei era el nombre de la chica que hablaba y Yun , la más delgada seguía callada y con la vista baja mientras pensaba en chino, “si no empezamos a trabajar nos va a volver a castigar o cosas peores” .
Yo notaba que una bronca sorda y fea me asaltaba, mi mentalidad entendía sobre los límites y determinados castigos pero no permitía el maltrato ni este tipo de humillación, era evidente que iba a chocar fuerte con el susodicho Jefe del Clan Familiar pues parecía estar acostumbrado a hacer su voluntad por encima de lo que representaba el anciano o quizás éste se lo permitía. Me encontraba con una gran disyuntiva porque no quería afectar su modo de vida aunque, por otro lado, pensaba que esto no tenía nada que ver con lo Cultural y Milenario.
Las dejé trabajando, una en la cocina y otra arreglando mi habitación, yo me encerré en el baño para tratar de “conversar” con el YAOGUAI , necesitaba saber cómo debía actuar para imponer mi modo de ser sin afectar demasiado la vida y el desenvolvimiento de los integrantes de esa familia. Sentado en el inodoro pregunté pensando:
-¿Qué debería hacer en este caso?
-“Este es el primer caso de muchos que se te van a presentar, a mi no me afectaba y nunca actué en consecuencia pero es cierto que el anciano nunca ejerció ningún tipo de contralor o marcó pautas para que se entendiera cual era el rol de estas familias, dejó a los demás para que actuaran acorde a sus propias conveniencias, lo que ha hecho que cada uno hiciera lo que se le antojara y no sólo a nivel de las familias, el conglomerado económico, que oportunamente conocerás, tiene demasiados corruptos y jefes acostumbrados a hacer su voluntad sin que el verdadero dueño de todo cuente para nada, asociándose incluso con organizaciones delictivas”.
-De acuerdo a lo que me está contando parece que tendré que ser yo en que ponga ese orden que se pretende, ¿cómo es que voy a hacer eso?
-“Después del miércoles tendrás acceso a toda esta información y comenzarás a organizarte mejor. En lo que respecta a este jefe de familia, no habrá modo de hacerlo entrar en razón y soy yo quien te pide autorización para actuar en consecuencia, aunque parecerá que eres quien lo hace todo”.
Me extrañó este pedido de autorización pero tampoco estuve por la labor de negarme a esto y le dije que procediera como quisiera conveniente, era evidente que se avecinaban cambios sustanciales en esta nueva vida y debía aprender a vivirla según las exigencias. Luego de esto llamé por teléfono al Encargado de la empresita que yo tenía y le pedí aplazar la reunión para que me liquidara todo lo del fin de semana.
El golpe suave en la puerta fue para que Yun me avisara que estaba la comida preparada. Efectivamente, en el comedor estaba puesta la mesa para una sola persona, me dijeron de sentarme y las dos se quedaron paradas por detrás de mí a mis costados. Les pregunté si habían almorzado y me contestaron que lo harían después de atenderme.
Eso no iba conmigo, para maître, camarero y chef prefería elegir un buen restaurant, mi casa no era para esto. Así se los hice saber, les pedí que armaran la mesa en la cocina y les ordené que almorzáramos los tres juntos en la misma mesa, amagaron con negarse pero mi mirada fue suficiente para que bajaran la vista y prepararan todo de acuerdo a mi pedido.
En la conversación me enteré que si bien pertenecían a la familia, por decisión del Jefe del Clan no disponían del dinero que les correspondía a cada una de ellas, lo mismo acontecía con los otros miembros porque el dinero de las remesas mensuales destinado para repartir se lo quedaba y administraba él. Ergo: Según mi mentalidad, los “cagaba” y se quedaba con todo, propio de mala persona que no tiene que ver con una nacionalidad específica ni con nada “Cultural” .
Sabiendo esto, lo llamé por teléfono para reunirnos luego de que cerrara el supermercado pues teníamos que hablar sobre el dinero que le correspondía a cada uno de los integrantes de la familia y sobre el trato que les dispensaba. Me contestó casi de mal modo que no podría ser porque estaba cerrado por duelo, me puse firme diciendo que eso no me importaba, que el muerto no incidía y le puse un horario. A las nueve de la noche yo estaría por allí.
Sonsacándole a las mujeres y “escuchando” lo que pensaban pude saber que el susodicho gastaba fortunas en un garito clandestino administrado por un “jefecito” de una supuesta TRIADA local o pandilla conformada por chinos delincuentes y era muy peligroso el trato con ellos, ambas los conocían porque las habían mandado a complacerlos. Al margen de todo lo que me habían contado y/o lo que yo había “escuchado” noté que eran muy dulces y dadas para el trato y se me cruzó por la cabeza averiguar cómo serían las dos en una cama pues nunca me había acostado con una oriental.
Fue una calentura repentina que se diluyó rápido, las dos estaban lavando los platos y me acerqué por detrás para darles un apretón en las nalgas, una mano en cada nalga magra y al unísono, para mi sorpresa, dieron muestras de dolor y Mei no pudo evitar un grito. De inmediato me sobrepuse de la sorpresa por esto y les ordené, con gestos de enojo, que se desnudaran las dos, no pudieron negarse y entre lágrimas, allí mismo en la cocina comenzaron a sacarse las ropas.
La bronca y el asco contra el Jefe del Clan Familiar se amalgamaron con un ansia asesina cuando pude observar la espalda, las nalgas y los muslos de ambas chicas. Estaban surcados de marcas entrecruzadas provocadas por alguna vara fina y en algunas marcas se notaba la falta de la piel, índice evidente de que habían sido castigadas con saña. Con un nudo en la garganta alcancé a preguntarles por qué había sido eso…
-Se enojó mucho cuando el anciano señor XXX no le dio la posibilidad de acceder al YAOGUAI y como forma de rebeldía porque usted nos había pedido para atenderlo se ensañó con nosotros, con la esposa y con otra de las chicas.
-¿Con la esposa es igual?
-Peor, aunque ella tiene una fuerza tremenda para soportarlo y para seguir adelante, es una gran mujer pero en nuestra Cultura, la mujer debe ser sumisa y estar atrás del hombre, aún a pesar de que muchas cosas han cambiado en ese aspecto, en nuestras familias esos modos son como Leyes.
Me hablaban abriéndose con confianza aunque la mayoría de las veces bajaban la vista cuando decían algo. Seguían desnudas, aunque ya sin las vergüenzas iniciales, salvo cuando yo miraba partes de sus cuerpos y, a decir verdad, observé algo que no me gustaba en absoluto y que era común en la mayoría de las mujeres orientales, no se depilaban el pubis y esas matas de pelos lisos, largos y en algunos lados ralos se me antojaron siempre como antiestéticas y antihigiénicas, decidí que por aquí comenzarían los cambios. Les pedí que se bañaran e higienizaran bien mientras yo salía a hacer unas compras y que me esperaran sin vestirse.
Regresé como a los cuarenta minutos con cuatro tubos de crema depilatoria de la mejor marca, tijeras, una maquinita depiladora, otra para afeitar y dos recipientes de crema antiséptica y cicatrizante, más otro de crema humectante. Ambas mujeres menudas me esperaban desnudas y un tanto inseguras, ya dentro de la habitación les expliqué lo que quería y solamente Mei amagó con negarse, mi mirada con dureza la convenció enseguida para prestarse a lo que les pedía.
Puse dos toallones grandes sobre las sábanas, las hice acostar boca abajo y vacié y desparramé sobre sus heridas todo un tubo de crema, no fueron masajes fueron caricias erotizantes y ellas lo tomaron como tal comenzando a proferir gemidos típicos de películas porno con mujeres orientales y muchos más agudizados cuando mis manos se ocupaban de sus glúteos y los interiores de sus muslos.
No eran “los” físicos latinos y con curvas a los que estaba acostumbrado, sus nalgas eran magras y chatas y los muslos finos pero el aroma a hembra excitada logró que me pusiera como un burro, tampoco descarté que era algo nuevo con mujeres distintas y eso ayudaba a mi libido.
Luego de terminar un tubo de crema con las dos, les pedí que mantuvieran la posición porque había que esperar a que la piel y las heridas absorbieran gran parte de la crema y arrodillado y a la altura de sus cinturas me coloqué en medio de ambas. La cama grande me permitía esa posición cómoda y podía actuar con ambas manos sobre cada una de sus nalgas. Eso derivó en un concierto de gemidos sincopados y sus entrepiernas peludas recibieron mis dedos destilando jugos sin tapujos.
No pedí permiso, índice y medio de cada una de las manos se ocuparon de las vaginas de las chinitas y los pulgares se perdieron en el fruncido agujerito anal, todo estaba muy apretado y el pulgar desató los orgasmos que se estiraron con movimientos vivoreantes y grititos contenidos. No tardaron mucho en recuperarse y se giraron para tratar de sacarme el pantalón, no pude dejar de notar que sus pechitos dejaban ver pezones excitados, duros y enormes, les pedí que no lo hicieran, que primero debían depilarse la una a la otra.
Con rapidez pusieron manos a la obra y empezaron riendo con un poco de nerviosismo, yo me fui a preparar y tomar unos buenos mates. Cuando regresé ya estaban terminando, sólo faltaba parte en el culo de Mei que estaba siendo tratado con crema depilatoria y mi olfato sensible percibió que habían aprovechado para jugar un rato entre ellas. Noté que Yun tenía un pubis más prominente y se le notaba el capuchón del clítoris sobresalido, en cambio Mei tenía una línea fina y cerrada que ocultaba todo. Yo ya las miraba con más cariño y comencé a sacarme la ropa.
Ambas abrieron los ojos grandes cuando vieron mi miembro y pensaron al unísono, “no vamos a poder con eso, nos va a romper todo, vamos a sufrir la penetración, nos va a doler” . A pesar de lo que pensaban, rápidamente sacaron los toallones que había sobre las sábanas, dejaron las cremas y los utensillos utilizados sobre la mesa de luz, hicieron un bollo con las toallas y una tomándome de la mano y otra abrazando mi cintura, me acercaron a la cama y se dejaron caer boca arriba mostrándome el trabajo recién realizado con sus entrepiernas.
Les comenté que estaban hermosas y las premié con sendos besos en cada una de sus vaginas pasando la lengua pero sin profundizar, sus grititos agudos no se hicieron esperar y luego me estiraron boca arriba en el medio de la cama para dirigirse ambas a jugar con sus bocas y manos en mi miembro erecto. Era evidente que sus bocas no podrían abarcar mi grosor y forzarlas no sería nada más que para lastimarme, entonces les dije que se pusieran en cuatro en el borde de la cama, mirando sus culitos elegiría en cual orificio entraría primero.
Las dos estaban excitadas pero ambas reaccionaron distinto al pensar, Mei pedía a gritos silenciosos que la penetrara por cualquier lado aunque la rajara y Yun comenzó a llorar con miedo porque se imaginaba abierta en canal. Yo íntimamente lo gozaba porque, a decir verdad, me importaba muy poco rajarlas o no, entraría despacio porque así estaba acostumbrado pero transpuesto el glande, no me detendría porque era como me gustaba le pareciera bien o no a cualquiera.
La elegida fue Yun y luego de ponerle suficiente crema al miembro y a su vagina, lo intenté, costó porque era muy estrecha pero la naturaleza es sabia y cuando el glande pasó, ya no me detuve, hice tope enseguida y me quedó una tercera parte afuera. La tenía fuerte de las caderas porque ya no fueron gemidos, lanzó un largo grito destemplado y comenzó a moverse para zafar por lo que tuve que recurrir a un par de cachetazos fuertes sobre las nalgas anteriormente castigadas y esto actuó como “sedativo” , se quedó quieta pero no dejaba de llorar por ello le dije a Mei que se ocupara de darle placer, pareció estar esperando ese pedido porque se metió debajo del cuerpo de Yun y le “gastó” los pezones con fuertes chupadas que la chinita más delgada agradeció comenzando a moverse despacio.
Lubricación natural y de la crema no faltaba y renacieron sus ganas, después de varias entradas y salidas que me costaban porque me apretaba muy fuerte con sus músculos y se movía como electrificada, le puse la guinda al postre. Mi dedo medio se aventuró en su culo y lo metí hasta chocar la palma de la mano en las nalgas, entré y salí un par de veces y se notaba que le encantaba, “nunca así, nunca así” pensaba y el orgasmo fue un estallido con chorro de flujo incluido.
Se dejó caer girando para no aplastar a Mei y el ¡plop! cuando salí de ella se dejó escuchar. La china más gordita no dejó que tomara frio, enseguida se adueñó de mi pene e hizo esfuerzos para introducirlo en su boca, apenas pudo con el glande y un centímetro más, lo dejó rápido y se puso en posición esperando la ensartada.
Con ella fue un poco más fácil para entrar, incluso quedó menos afuera pero el grito fue similar aunque se recuperó más rápido y comenzó a mover su culo más relleno mientras los grititos y gemidos de nena que, en las películas no me gustaban, acá parecían tener otro sonido más placentero. La cosa fue un poco más larga y ella aprovechó para acercar a Yun y prenderse con toda la boca y la lengua a su vagina empapada, resultado, más grititos de las dos y movimientos desaforados del culo de Mei .
En un momento no me aguanté y la saqué para intentar en el otro agujerito, ella se tensó pero abrió sus cantos con las manos esperando el “pijazo” , apenas si intenté, no era fácil y yo tenía ganas de terminar por eso, le di dos o tres bombeadas más a su vagina hasta que terminó, luego las junté a las dos y con lo justo las rocié de leche en la cara y el torso.
Los tres quedamos satisfechos, había sido un regio polvo con las chinitas y una pensaba, “fue maravilloso, nunca pensé tener un pene tan grande adentro de mí” , la otra pensaba, “pude, al final pude aguantarlo bien, el orgasmo fue tremendo y me encantó sentirme toda peladita” . Por mi parte, aunque me quedé con las ganas de, literalmente, romperles el culo, estaba muy conforme.
Les pedí que fueran a bañarse y que antes de vestirse se volvieran a poner la crema para las heridas, además que se llevaran todo lo que había comprado para la depilación. Después de bañarse y de volver a la habitación dando grititos y saltitos de alegría como si fueran nenas, entré a bañarme yo, ya eran las ocho de la noche y en un rato me las vería con el Jefe del Clan familiar.
A las nueve menos cuarto salimos para el supermercado y comencé a notar que las chinas se ponían más nerviosas a medida que nos acercábamos a la casa. Tocamos el timbre de la puerta del costado y nos abrió el Jefe, las chicas entraron y el tipo les gritó en chino, “después me voy a encargar de ustedes” , estuve a punto de reaccionar y la voz en mi cabeza me dijo: “no lo hagas, dejame decidir a mí cuando” .
Asentí en silencio y el tipo me llevó a una habitación dónde esperaban dos chinos un poco más jóvenes y bastante mal entrazados, los dos calzaban zapatillas deportivas, jeans y camperas, uno de ellos tenía el cuello lleno de tatuajes y sendos aros redondos en sus orejas. Me los presentó como el Jefe señor XXX y su mano derecha, al que noté temeroso pensando en lo que yo podría hacerles.
-Bien, ese es un tema suyo pero estos dos no tienen nada que hacer aquí y menos que menos en mi presencia.
-Eso es lo que usted se cree, acá en esta casa el que manda es el Jefe del Clan, yo lo defiendo y lo protejo ante cualquiera que se quiera aprovechar y porque tiene una deuda grande conmigo. -dejé de escucharlo, le di la espalda y me dirigí al chino del Clan-.
-Hablando de deuda, usted me va a tener que explicar el maltrato a los integrantes de la familia y por qué ellos no han recibido el dinero que les corresponde. Ya le dije que muchas cosas iban a cambiar, por lo pronto llame a su esposa y a su cuñado, -ante esto saltó el jefe pandillero-.
-El que parece no entender es usted, ya me contó un cuento de cómo es si se enoja pero acá no hay mitología ni estupidez de posesión que valga, me está cansando con su habladuría y si no quiere morir ahora mismo es mejor que se vaya, -lo seguí ignorando-.
Ante mi mirada inquisitiva y dura, mucho más sabiendo en lo que me podía convertir porque lo había visto y porque había cometido la imprudencia de contarlo, el Jefe del Clan Familiar entró en dudas y el miedo le comenzó a ganar la partida, por ello llamó a la esposa y al cuñado, los que no tardaron en aparecer, bastante asustados y me hicieron las reverencias del caso al saludarme.
-Oiga infeliz, usted está loco si cree que lo escucharán y que va a salir vivo de aquí, ya ha firmado su sentencia de muerte y no va a ser nada agradable , -dijo el tipo tatuado-.
-Ahora lo atiendo a usted , -contesté con una frialdad que hasta a mí me sorprendió-. Señora, señor, los mandé a llamar porque el Jefe del Clan Familiar ha procedido mal, ha ventilado secretos milenarios, se ha rebelado y desconoce la autoridad del YAOGUAI, por eso debe ser castigado sin que tenga oportunidades de redención y quiero que ustedes sean testigos de ello, lo mismo pasará con este individuo impertinente y mal educado.
No bien terminé de decir esto, me moví con una celeridad que ni yo esperaba y colocándome detrás, los tomé a ambos de la nuca, una nuca en cada mano y no tuvieron oportunidad de reaccionar ni defenderse. De inmediato noté que no podían moverse y comenzaban a perder su energía y su esencia. Literalmente comenzaban a secarse hasta que en pocos menos de treinta o cuarenta segundos terminaron ambos sumidos y achicados dentro de sus ropas, absolutamente sin vida, apenas piel arrugada, sin huesos que los sustentaran, pasaron a ser dos cuerpos completamente amorfos y fácilmente desechables que eran sostenidos por mis manos sin que se hiciera notar ningún peso.
La cara de las tres personas restantes que había en la habitación era de infinito terror, tanto así que el ladero o mano derecha del jefe pandillero se orinó encima y se quedó estático mientras un charco se formaba a sus pies. Soltando los “paquetes” golpeé las manos con fuerza para que reaccionaran y cuando entendí que volvían a tomar conciencia, les hablé, en principio dirigiéndome al pandillero:
-Ahora el sentenciado es usted pero lo puedo perdonar si se hace cargo de dos premisas que tendrá que cumplir sin discusiones, la primera es llevarse estos dos bultos de aquí y quemarlos, cualquier fogata le servirá para eso y no se le ocurra abrir la boca nunca sobre lo que hoy vio aquí, la segunda es que se olvide de la supuesta deuda y no vuelva a pisar esta casa, ni a molestar a ningún integrante de esta familia, es más, ni a usted ni a ninguno de sus esbirros los quiero ver rondando y ni comprando un chicle en este supermercado, si alguno de sus hombres se encuentran en la calle con alguien de esta familia los dejarán circular demostrando respeto o se cruzarán de vereda. Si no cumplen alguna de estas premisas, el desobediente, usted y toda su familia pagarán las consecuencias porque los borraré a todos de la faz de la Tierra, ¿entendió?
-Sí señor, sí señor, por favor señor perdóneme y si, si entendí y quédese tranquilo, todo se cumplirá de acuerdo a su pedido.
Pidió una bolsa de residuos grande, metió lo que quedaba de los cuerpos con sus ropas y se retiró casi corriendo. Luego de que se retirara el tipo en cuestión me dirigí a la reciente viuda y a su hermano pidiéndoles que reunieran a la familia y una vez estuvieron todos, salvo los niños, me dirigí a ellos…
-Es para que sepan que algunas cosas van a cambiar, en esta familia se terminaron los castigos indiscriminados, las humillaciones y las sumisiones, el ex Jefe del Clan ha partido en un viaje sin retorno castigado por el YAOGUAI, ellos dos ya les explicarán a todos y a partir de hoy el liderazgo lo tomará su esposa, sin que haya discusiones ni dudas con ello. Cada uno de ustedes recibirá el dinero destinado que hasta ahora no recibían, en lo particular tomarán sus propias decisiones y vivirán sus vidas a conveniencia pero asumiendo sus responsabilidades, no voy a permitir desobediencias, berrinches, rebeldías ni nada que perturbe el desenvolvimiento de la familia.
-La palabra de la señora XXX será Ley, no castigará por castigar haciéndose responsable ante mí por esto pero guay con que traten de desconocerla porque sufrirán el castigo desde mis manos y yo no perdono. Señora, por lo pronto hay que “occidentalizar” un poco el entorno, por ello, contratará a un Arquitecto, modernizará y le dará más vida al supermercado, lo mismo para la casa, dinero no faltará y esto no tiene discusión, además tendrá que abrir una cuenta bancaria a su nombre para operar comercialmente porque nunca hubo ninguna. Yo no sé si podré volver seguido pero tendrá como comunicarse conmigo o con mis representantes ante cualquier eventualidad.
Dicho todo esto, le agradecí a Mei y a Yun el día que había pasado junto a ellas, luego me despedí y no les permití reverencias, sólo un “buenas noches” y, eventualmente, el uso de Gonzalo, mi nombre de pila. Me fui de allí satisfecho, quedarían otros problemas por resolver pero en esta familia ya estaba todo encaminado. En mi interior yo sabía que era casi imposible que “por las mías” hubiera tomado esas determinaciones pero “alguien” si sabía como yo podía actuar y por eso el pedido de permiso para actuar en mi nombre o por mí…
-“¿Te diste cuenta cómo es? Vos podés imponer muchos cambios pero no se puede con sólo conversar, ellos están acostumbrados por su Cultura a que los cambios deben partir de un pedido en modo imperativo y las más de las veces violento como el de esta noche. Ahora nadie va a discutir nada de lo que propongas, el miedo es el detonante pero es fundamental que sepan que vos cumplís y no dudas en sacarte de encima al que no respeta tus mandatos. Tal como ha sido desde los siglos de los siglos, unos deciden y otros acatan y ejecutan y quien no lo hace debe ser castigado”.
-Lo comprendo y lo tomo como una lección absolutamente necesaria aunque a veces no es tan así.
-“¡Por favor Gonzalo !, no me vengas con “pelotudismos de ignorantes”, no podés esperar a que ningún ser sobrenatural te diga cómo son las cosas, a esta altura de la vida tendrías que haberte dado cuenta de cómo es la historia. Se le ponga el nombre que se le ponga, se adopte tal o cual sistema “salvador” o se utilice la “camiseta” política o ideológica que se les ocurra, en definitiva, unos pocos mandan, los del medio obedecen, ejecutan algo y trasladan, por último, los de abajo obedecen, acatan y ejecutan, ahora bien, si los de arriba no hacen las cosas bien y se imponen, los del medio y los de abajo comienzan a dudar y descreer, hacen lo que ellos quieren y la pirámide se resquebraja con riesgo de colapsar. En muy poco tiempo lo comprenderás mejor”.
Ya no me dijo más nada y no me quedaron dudas que muchas veces tendría que actuar, sí o sí y como fuere para hacer respetar sus designios y mis propios intereses. Eran casi las doce de la noche, estaba a punto de entrar a mi casa pensando que había sido un día bastante agitado y se me ocurrió ir a relajarme y tomar un trago en una de las confiterías-bar que funcionaba las 24 horas. El whisky con hielo me cayó fantástico y la charla insustancial con algunos conocidos demasiado superflua para mi actual modo de proceder y actuar, por ello, luego del trago saludé a unos pocos y me fui a dormir, relativamente temprano.
Dormí muy bien y en la mañana, bien bañado y desayunado me fui para la empresita para ver como marchaba el negocio. Estuve arreglando un problema de papeles que tenía atrasados, cobré unos cuantos pesos por lo recaudado el fin de semana y casi sin quererlo me llevé una sorpresa desagradable. El Encargado de los fines de semana era un muchacho amigo de mi hermano, me había pedido que lo contratara porque la estaba pasando mal y ya hacía cinco meses que estaba cumpliendo ese trabajo todos los sábados y domingos y feriados.
Por ser amigo de mi hermano y porque justamente no tenía francos los fines de semana, cobraba un sueldo similar al del otro Encargado que trabajaba de lunes a viernes. Acepto que no era un sueldo para hacerse millonario pero para un hombre soltero era un ingreso respetable y con todos los beneficios. Le comenté como al pasar que el fin de semana había estado flojo y dudaba sobre la conveniencia de seguir explotándolos… ¡Qué cagada!, si saca los fines de semana me quedo sin trabajo y sin los extras por lo que no facturo y me guardo para gastármelo con la putita dominicana” , -pensó-.
Me cayó como una patada en los huevos porque por la confianza existente yo no lo controlaba y él aprovechaba para robarme la mitad de lo que debía ser la recaudación total, ni siquiera era por una necesidad imperiosa, era para gastarlo con una puta y “cada cual con su culo un pito” porque no estaba para juzgar los gustos de nadie pero que lo hiciera con el dinero de su propiedad no con el mío, no toleraba que me jodieran así. Iba a saltar y tomarlo del cuello pero decidí aprovechar la situación para preguntarle cosas que lo llevaran a pensar en la dominicana, en el boliche que frecuentaba, en el dinero total que se había llevado y desde cuando venía haciéndolo.
Después de “escucharlo mentalmente” y de recopilar suficiente información, le dije que iba a denunciarlo porque me estaba robando, que seguramente al Jefe de calle de la policía (él sabía que yo lo conocía de “amigote” de la noche) le iba a encantar interrogar a todos los cadetes repartidores, los viajes que hicieron, cuánto cobraron y a quien le rindieron y que incluso era probable que actuaran contra el dueño del boliche en el cual trabajaba su conocida acusándola de cómplice. Luego de eso lo completé con todo el enojo y la bronca que pude poner en mi tono de voz:
-Ahora estás avisado y te perdono la deuda pero tenés dos opciones, vas al correo y mandás un telegrama de renuncia a partir de la fecha o llamo a ese Oficial amigo y hago la denuncia para que investiguen los faltantes de la recaudación hasta que logre meterte preso.
-No, Gonzalo , ¡por favor!, no lo hagas, no es necesario, te pido perdón ya sé que me mandé una cagada enorme, ya mismo voy a hacer el telegrama de renuncia.
Se puso a lagrimear y a pedirme otra oportunidad pero no me conmoví en absoluto, tenía mucha bronca encima, me había robado aprovechando la confianza y la había sacado bastante barata. No bien se fue lo puse al tanto al Encargado diurno, que esperara el telegrama y se hiciera cargo de todo porque yo iba a estar ocupado toda la semana. Lo que me contestó y lo que pensó coincidían totalmente y me gustó su modo de encarar el tema y los controles de los repartidores.
Yo me fui para la casa de mis viejos a almorzar y llamé a mi hermano para que hiciera lo mismo, además le conté lo que había pasado con el amigo recomendado y se enojó bastante con esto. Contrariamente a lo que pensaba, la conversación con mis padres y con mi hermano resultó muy bien, mucho que digamos no me creyeron porque las dudas e interrogantes fueron variados pero quedaron a la espera de acontecimientos, es más me pidieron que no “volara” con las ideas hasta saber que podía pasar o si realmente pasaría algo porque ya había “patinado” varias veces por creer.
Mi mamá, sin saber casi nada de lo que hablábamos, ayudó un poco diciendo que el Supermercado chino estaba cerrado por duelo porque había muerto el anciano que vivía allí. Después de almorzar volví a mi casa, me puse a pensar en todo un montón de posibilidades y cosas que debía hacer pero todo llegaba al punto ciego cuando me daba cuenta que no sabía ni tenía nada en concreto. Apenas si cené y a las once de la noche me quedé completamente dormido.
A las nueve de la mañana me despertó el sonido del teléfono celular vibrando, la voz de la persona que hablaba me despabiló completamente, era el Abogado chino que ya había hablado conmigo el domingo. Llamaba para avisarme que me buscaría con un coche a mi casa para trasladarme al edificio de una gran empresa multinacional pues debía presentarme en la misma para una reunión en la que se efectuaría el traspaso de los bienes. Le expresé que me parecía correcto y que quedaba a la espera.
Salté de la cama, me bañé y apenas con un café como único desayuno me vestí con el traje “only one” que tenía. Sólo tres minutos después tocaron el timbre y se presentó el Abogado conocido, en la calle esperaba un automóvil de alta gama de marca alemana con un chofer chino que, parado junto a la puerta del vehículo, rompía todos los cánones físicos de la raza, era enorme, completamente calvo, de espalda ancha y calculé que debía medir unos dos metros. Me saludó muy deferente con una pequeña reverencia y abrió la puerta del vehículo para que ingresara, le di las gracias y pensó, “es un honor” , no pude captar ningún tipo de gesto en su rostro.
El Abogado ingresó por la otra puerta, pulsó un botón y se elevó un vidrio que separó la parte delantera del vehículo de la trasera, de inmediato comenzó a hablar para ponerme al tanto de lo que pasaría en la reunión. En esencia era un formalismo pero había viajado el Director General del Estudio Jurídico con domicilio en Hong Kong para el traspaso de los bienes a mi persona. Quien hablaba conmigo era el Presidente del Estudio Jurídico para toda América y se ponía a total disposición para lo que yo quisiera saber, me gustó lo que pensaba y su predisposición pues, sabiendo cómo pensaba, me di cuenta que era honesto y conocía perfectamente lo que yo representaba.
En el viaje de una hora me enteré con enorme sorpresa que yo poseía el 55% de las acciones del total de diecisiete empresas de primer nivel internacional, con el Estudio Jurídico de marras incluido en estas empresas y también con una empresa de Seguridad con efectivos de primer nivel, con subsidiarias en distintos países y con la más moderna tecnología, los cuales se ocupaban de la Seguridad de las empresas del conglomerado y de todas las propiedades, lo que implicaba que era una especie de ejército privado, yo pasaba a ser dueño de todo esto y de las propiedades y vehículos que estaban a mi disposición en varias partes del Mundo. No me daba la cabeza para calcular el alcance del Poder que se me otorgaba y comprendí que era algo que tendría que madurar de a poco todo esto aunque para muchas cosas se necesitarían decisiones rápidas.
Entre otras cosas que me contaba, me hizo entrega de una tarjeta de crédito de color fucsia con la que podía gastar sin ningún tipo de límites y una caja en la que, dentro de distintos separadores, había un archivador USB para cada una de las empresas, allí constaba todo lo referido a la conformación de la empresa y la nómina de todo el personal directivo, así como las renuncias de todos ellos, sujetas a mi evaluación, de hecho, sacando un dispositivo al azar, me mostró en su computadora un detalle de lo que encontraría en cada uno de estos archivadores. Según me decía esto pensaba, “él puede presentarse en cualquier empresa y despedir y cambiar a todo el plantel directivo sin que nadie pueda negarse a ello ni impedirlo” . Lo mismo pasaba con todo el personal que moraba o dependía de las propiedades en todo el Mundo.
Estúpido no era y por lo pronto no tocaría nada ni actuaría en contra de nadie pero no faltarían oportunidades para presentarme en alguna reunión y “escuchar” lo que pensaba cada uno de los integrantes del Directorio de esas empresas, después vería como tenía que actuar, posibilidades para hacer esto me sobraban. El acabose fue cuando me dijo que legalmente mi disponibilidad en efectivo ascendía a los Mil Millones de Euros que se incrementaban mensualmente por los intereses acordados con Bancos de primer nivel mundial, aunque con la tarjeta no era necesario usar efectivo pues podía gastar de allí lo que quisiera. La sorpresa no me hizo dejar de pensar que me daría el gusto de caminar con una billetera repleta de billetes de cien, doscientos o quinientos Euros.
Le hice saber que, debido a que, a la brevedad, tendría que viajar a distintas partes del Mundo iba a necesitar a un equipo de siete u ocho personas de extrema confianza, capacidad e idoneidad para que me acompañaran y que lo quería a él muy atento para que, sin dejar de ejercer sus funciones, estuviera dispuesto a zanjar cualquier requerimiento. Me contestó que para él sería un gran honor estar a mi disposición las 24 horas del día, luego me preguntó qué es lo que tenía en mente para las otras personas.
Expresé que iba a necesitar un mínimo de cinco custodios personales, una mujer y cuatro hombres con tallas similares a la del conductor de vehículo, todos expertos en el uso de distintos armamentos, explosivos, artes marciales y conducción de cualquier vehículo, lo mejor que podrían brindar las Fuerzas Especiales de cualquier país sin distinción de rango o nacionalidad pero hechos a la idea de cumplir a rajatabla y sin discusión con cualquier orden que les diera, dependiendo exclusivamente de mi mandato.
Necesitaba también un experto/a en informática capaz de meterse en cualquier sistema y una secretaria trilingüe como mínimo, todos deberían ser solteros y sin obligaciones. Daba por descontado que existirían avión, aviones o helicópteros, en ese caso evaluaría a posteriores sobre la permanencia o no de los pilotos y el personal de a bordo.
Me dijo que, en principio, podría contar con el conductor que nos llevaba pues cumplía con creces lo que yo pedía y que para mañana tendría el curriculum de varias personas para que yo, luego de entrevistas con los interesados, eligiera a los más convenientes. Después de esta conversación que terminamos en el estacionamiento de la empresa, subimos hasta el Penthouse por un elevador directo, al bajar del ascensor, el Abogado se adelantó unos metros para anunciarse ante una secretaria y de los tres tipos de custodia que allí había se desprendió un tipo alto y flaco de unos cuarenta y cinco años, con rasgos orientales.
Sorpresivamente me tomó del brazo y me preguntó de malos modos que era lo que yo estaba haciendo allí, a la par que llevaba la otra mano a la empuñadura de una pistola. El grito del Abogado diciendo que yo estaba con él no me dio tiempo a reaccionar, lo frenó y el tipo le contestó con altanería que no esperaba a ningún occidental. De inmediato la secretaria nos pidió que pasáramos y nos encontramos con tres personas más. El Presidente y Vice en ejercicio de la empresa y el Abogado principal del Estudio, éste, lógicamente, era chino y como deslicé por allí, el Jefe del Clan familiar de la familia afincada en Hong Kong , sin ninguna duda un hombre mayor aunque de edad indefinida, los otros dos eran occidentales.
Me saludaron con deferencia, el chino con una reverencia dejando trasuntar un respeto inocultable y los occidentales con un apretón de mano. El Abogado chino pensó: “Es un enorme honor poder saludar al portador” , el Presidente de la empresa pensó: “Espero que este tipo no venga a meter las narices en nuestros negocios” y el Vicepresidente pensó: “Parece que es buena persona, ya veremos cómo es, que es lo que sabe del negocio y cómo quiere actuar” . Con eso ya me hice una composición de cada uno. Les pedí que trataran de abreviar y pregunté quién era el hombre alto que estaba junto a los otros custodios, el Presidente me contestó que era el Jefe de Seguridad y que era un excelente profesional, además agregó pensando, “espero que ese idiota no se haya mandado ninguna cagada” .
Después de que me leyeran unos papeles escritos en chino que el Abogado conocido me traducía, aún a pesar de que yo entendía todo lo que hablaban, me hicieron firmar, firmaron ellos, me dieron una copia y todo lo enumerado y explicado por el Abogado en el viaje, pasó a ser de mi casi absoluta propiedad, de buenas a primeras era inmensamente rico y con un poder de decisión incalculable que, sin dudas, tendría que aprender a “manejar” aunque estaba suficientemente bien apuntalado.
El Presidente de la empresa, según pensaba, con muchas más ganas de escaparse para almorzar con la secretaria, se ofreció a mostrarme la empresa pero le dije que sería en otra ocasión, saludé con deferencia al Abogado chino más viejo diciéndole que ya lo visitaría en Hong Kong y le pedí al Abogado conocido que llamara al conductor porque tenía que bajar un par de cajas con carpetas e informaciones de lo que pasaba a ser de mi propiedad.
El conductor tardó un rato hasta que preguntaron desde la oficina de Seguridad si lo dejaban subir o no y el propio Presidente pidió que lo dejaran subir, era una falla de la Seguridad ya que el susodicho conductor aunque trabajaba para la misma empresa de Seguridad, ya estaba esperando en una sala junto al ascensor y nadie se había preocupado por identificarlo, había entrado con nosotros así que ya debería estar debidamente identificado, yo meneé la cabeza con un rictus de disconformidad y el Abogado joven lo notó.
Cuando salimos de la oficina de la Presidencia estaba el Jefe de Seguridad, los dos custodios, la secretaria y el conductor que estaba a mi servicio. Le pedí al Presidente si podía designar a alguien para llevar las cajas y el de Seguridad se metió como para hacer notar determinada autoridad, sin dudas, apañada por los directivos que custodiaba…
-No es necesario, el conductor las puede llevar.
Lo llamó empleando un modo autoritario y le puso las cajas en las manos con prepotencia, esto me calentó sobremanera. Hay gente que por el determinado Poder que se les otorga por un título o un cargo abusan de él y de sus subalternos, sin pensar jamás que siempre hay y/o puede aparecer alguien que lo ponga en su lugar y le haga tragar sus abusos.
Por una milésima apreté los puños y apreté los dientes, luego, haciéndole una seña para que se detuviera, le pregunté al conductor:
-Usted es mi custodio y está armado, ¿verdad? -contestó que sí un tanto avergonzado-, ¿me puede explicar entonces cómo va a defenderme si tiene las manos ocupadas?... Señor Presidente, éste tipo es la segunda trastada que me hace, primero tomándome del brazo y mostrándome que estaba armado, sin educación y propio de un modo mafioso y segundo metiéndose con mi personal, algo que no pienso permitirle a nadie…
-¿Usted me dijo que el señor era el Jefe de Seguridad de la empresa, no? , -también me contestó que sí-, entonces empleé bien el verbo, “era” el Jefe de Seguridad porque a partir de este momento está despedido, que entregue todo lo que tiene que entregar, que le hagan las liquidaciones de dinero y que se retire de la empresa, personalmente me voy a ocupar de ver que no figure en ninguna nómina de ninguna de mis empresas y quien quiera interceder a su favor correrá la misma suerte, deje de pensar en el almuerzo que tiene con su secretaria y ocúpese de hacerme llegar esas cajas al coche, buenos días.
Quedaron todos duros de la sorpresa, el Presidente con una palidez evidente y nos retiramos de allí. Ya en el ascensor el Abogado pensaba, “me parece que con este portador les ha salido un grano en el culo a varios” , se sonreía con una alegría interior que no podía disimular y le dije que ya tenía el primer trabajo que debía realizar para mí la gente de la empresa de Seguridad. Le pedí un dossier completo de todo el cuerpo directivo de ésta empresa…
-No sólo lo que ya me dieron, quiero saber de sus amantes, sus gustos sexuales, su familia, el valor de sus propiedades y sus autos, cuánto gana y cuánto gasta mensualmente, saldos de cuentas bancarias, empezando por el Presidente, quiero saber todo y si es necesario armaremos un equipo de investigación fiable para esto porque lo mismo pienso hacer con todas las demás empresas, voy a limpiar toda la escoria que la inoperancia del portador anterior alimentó.
Me contestó que arbitraría los medios a la brevedad y me preguntó dónde quería almorzar, yo ni había pensado en almorzar pero al recordármelo me entró un hambre atroz. Le pregunté que tenía pensado y me contestó que podríamos ir al piso que quedaba en pleno centro de la ciudad o a la casa-mansión pero para esto tendríamos que viajar unos cuarenta minutos. Era más cerca y me decidí por el piso, entonces llamó por teléfono para avisar que iríamos para allí.
Resultó ser un edificio lujoso de veinte pisos, pertenecía a la empresa y tenía, junto a otros dos comunes, según me dijo, un ascensor privado que se detenía sólo en el décimo noveno y vigésimo piso. En la entrada del garaje había dos custodios occidentales que al identificar al conductor y al Abogado nos dejaron ingresar.
En el subsuelo, dónde estaba el estacionamiento había un ascensor apartado de otros dos y luego de identificarse con la huella ocular del Abogado éste se abrió, al ingresar noté que en el tablero había sólo dos botones marcados con el número 19 y el 20 y un tercero y cuarto con las letras PB y SUB. El Abogado me hizo fijar el ojo derecho en una pequeña pantalla y quedé autorizado en el sistema para sucesivos ingresos a cada una de las propiedades, para más seguridad, también debí apoyar mi mano derecha en un lector, de cualquiera de las dos maneras estaría autorizado a ingresar en cualquiera de los lugares de mi pertenencia.
El piso era espectacular, un gran y lujoso espacio tipo loft abarcaba gran parte del piso, había una mesa grande con ocho sillas, distintos sofás y asientos diseminados, un enorme bar con barra, butacas y con sus anaqueles surtidos de cualquier bebida que se me ocurriera pedir, además, grandes ventanales me daban una vista maravillosa a gran parte de la ciudad, miré al Abogado y sonriendo me dijo que los vidrios eran muy seguros y podrían aguantar el impacto de un misil.
El dormitorio estaba separado, la cama era inmensa y tenía un vestidor llenó de ropa de última moda nueva, sin usar y diversos calzados, luego el baño incorporado con jacuzzi y a un costado una habitación más pequeña que era un sauna, los espacios eran enormes, sin olvidar la cocina en uno de los extremos y dotada de todo lo necesario.
Aparte pero sin desentonar en el ambiente había tres habitaciones más, en una toda una parafernalia de computadoras, monitores de seguridad y equipos electrónicos, la otra era un despacho privado y la restante un dormitorio un poco más chico con baño y dos camas de plaza y media, seguramente para el personal.
Después de toda esa recorrida me acerqué al personal que estaba parado junto a una de las paredes para que me fueran presentados. Eran dos hombres, uno de ellos en los 30 años y el otro debía andar cerca de los 50, éste era el mayordomo, el más joven era el encargado de los equipos electrónicos, faltaba otro que cubría el turno nocturno. Las restantes personas eran mujeres, de entre 25 y 45 años, la mayor era chef internacional y las otras dos se ocupaban de lo concerniente a la limpieza, ayuda para la chef y cualquier otro servicio.
Las tres producidas y maquilladas parecían haber sido sacadas de un desfile de modelos, ninguno de los presentes pensó nada malo con respecto a mí, sólo la más joven pensó: “Está muy bueno, sería un placer servirle en lo que fuere” , yo la miré sonriéndole, en definitiva, estaban contentos de servirle a alguien porque hacía un año y medio que trabajaban allí y no conocían a ningún dueño. Les hablé a todos ellos…
-Encantado de estar con ustedes y no les voy a hacer la “sanata” que les diría cualquier empleador, no voy a estar mucho por aquí pero cuando lo haga no quiero quejas ni discusiones por cargos o trabajos, cualquier tipo de discordia la corto rápido, despido a ambos discordantes y santo remedio. Mis órdenes o pedidos no se discuten, prefiero que me digan que no están de acuerdo o que no quiere hacer tal o cual cosa a que traten de engañarme, tengo una rara habilidad para descubrir mentiras, por ello, que no se les ocurra tratar de hacerlo ni una sola vez, les voy a dar prioridad para que se sienten conmigo y me cuenten sus problemas, cualquiera fuere pero siempre con la verdad.
-Todos tienen firmados sus acuerdos de confidencialidad y espero que los respeten. Veo que tienen una vestimenta tipo uniforme, pues bien, a partir de ahora la vestimenta deberá ser informal y cómoda para ustedes, si no tienen ropa elegante pero informal se les comprara todo un vestuario nuevo, yo me fijo sólo en su capacidad para cumplir sus labores y esa uniformidad no me gusta. Nadie da órdenes entre ustedes y sólo acatan mis pedidos, sin injerencias externas de ninguna clase.
-¿Y si el Jefe de Recursos Humanos de la empresa, el Presidente u otro quiere darnos órdenes o mandarnos a hacer algo? , -preguntó la chica más joven-
-Me parece que no me entendés, NADIE les puede pedir nada ni darles órdenes, salvo yo, si cualquiera de afuera comete esa estupidez será despedido sin más vueltas, Doctor, -me dirigí al Abogado- espero que todos lo tengan claro.
-Sin ninguna duda señor Gonzalo .
Nos sirvieron de comer Sushi hasta que me salía por los ojos y luego de un rato de sobremesa nos fuimos con el Abogado a trabajar al despacho, había que “sacarle punta” a muchos lápices.
Continuará…
Por favor, valoren y comenten.
Guilleos1