El demonio de nombre extraño. (20)

Cartagena de Indias es un lugar maravilloso y la Familia chino-colombiana nos recibe a cuerpo de rey. Iniciamos el viaje por mar disfrutando del Caribe y Kaila quiere saber.

CARTAGENA - VIAJE MARINO - KAILA.

¡Ahhh, qué placer enorme es levantarse tarde un domingo y/o quedarse remoloneando en la cama pensando pelotudeces hasta que se impongan las ganas de levantarte! Admito que yo ya no tendría una habitación fría en las mañanas de invierno o húmeda, caliente y pegajosa de las mañanas de verano, no había mamá que te viniera a llamar para avisarte de la comida o con el simple y remanido, “levantate que tengo que arreglar la habitación” o pareja que jodiera con él, “arriba amor, ¿vas a estar todo el día en la cama?” o “el día está precioso, dale, salí de la cama” .

Tampoco existían los hijos, ni mayores que se metieran a joderte esos momentos o bebés que lloraran, esto sin descartar lo maravilloso que implica el que existan.  Bastaba con desconectar el teléfono o apagarlo o la orden expresa de “no romper las pelotas hasta nuevo aviso” , lo que unido a la insonorización del cuarto, ayudaba a disfrutar de ese placer efímero.

Pasado un poco el mediodía ya no aguanté y lo llamé por el intercomunicador a Carlos , subió rápido y mientras me daba un regio baño preparó toda la ropa que usaría ese día.  El orden había vuelto a reinar en la casa, no quedaban ni trazas del agitado sábado que habíamos pasado, todo se activó en el momento en que dormía o me rascaba los huevos en mi cama.

Siara , Zulma y Patricia conversaban en la cocina sobre la ropa que llevarían, las saludé y les dije: “no se “maten” demasiado pensando en lo que van a llevar, Siara, ya sabés como es, si necesitan algo se compra allá, en Bogotá el clima es muy distinto pero estaremos poco allí, yo les diría que lleven un sombrero para el sol, lentes, mucho protector solar y sólo tangas, van a ser cuatro días navegando y tendrán tiempo de tostarse bien”.

Patricia se sonreía pero pensaba en que le hubiera gustado ir y les dije a todas luego de acariciarle la cabeza a ella: “No va a faltar oportunidad de realizar otro viaje, no sé si al Caribe pero la “Pato” queda en la lista de espera, lo mismo que Carlos” .  En ese momento regresaba el mayordomo, me escuchó nombrarlo y me miró como interrogando.

-  Le decía a las chicas que faltan Patricia y vos para acompañarnos en otros viajes que surjan, ya veremos dónde.

-A mí me encantaría volver a visitar a Irlanda , soy de Dundrum un suburbio en las afueras de Dublín , la capital de Irlanda , es muy pintoresco, calles tranquilas, un gran centro comercial, ahora posiblemente varios más, pubs, un par de iglesias enormes, allí está la casa paterna que conserva un hermano.

- Listo, cuando vayamos para el lado de Inglaterra, nos llegamos de excursión a Dublín, es una promesa y Patricia, ¿adónde te gustaría viajar “Pato”?**

-Me encantaría visitar el pueblo de mis ancestros italianos, creo que se llama Calcata y está cerca de Roma , según vi en fotos está edificado sobre un lugar de montaña y es todo muy medieval, con casas típicas de la época.

-  Comprendido, cuando vayamos a España nos hacemos una corrida hasta Italia, soluciono las cosas allí y promesa de por medio, nos vamos a visitar el pueblo de tus ancestros.

Los dejé a todos conversando sobre esas posibilidades y me fui para el lado de la pileta donde se encontraban todos los demás. Blago y Andrey se apartaron y me preguntaron si podían salir esa misma tarde para tratar de encontrar a la madre y las hermanas del “espía” , les pedí que se esmeraran con esto, no tenía inconvenientes en que partieran ya y, si las encontraban, tampoco me interesaba saber qué métodos utilizarían para encontrar la documentación que el tipo tenía escondida pero prefería evitar muertes innecesarias.  Lo único que sabía es que podría estar en el cuarto que anteriormente usaba él, me tranquilizaron al respecto y fueron a cambiarse para irse deseando buen viaje. ¿Desear suerte? , ni ahí, en el trabajo que ellos hacían el tema del azar o la suerte no existía.

Cerca de las cuatro de la tarde lo llamé al Canciller, estaba en la casa, según me dijo, tratando de disfrutar del sol, me comentó que había hablado muy seriamente con la hija y ella le aseguró que se había encontrado con este hombre un par de veces pero que era algo circunstancial.  No me gustó lo que me dijo, el video me mostraba a una mujer entregada a los caprichos y ganas del tipo y no sería raro que estuviera engañando al padre que, inconscientemente, estaba proclive a creerle.

Le iba a decir que viajaría al Caribe porque el hombre que nos ocupaba había sido ubicado pero, le cambié el destino, le dije que viajaría al norte de Brasil porque estaría en una finca alquilada y que le avisaría si surgían otras novedades.  Ya veríamos lo que acontecía con esto, el “espía” me diría lo que pasaba con esta chica y hasta que nivel estaba comprometida.

El domingo pasó sin otras novedades y bien descansados y comidos estuvimos en el aeropuerto a las once de la noche, pensábamos partir a las cero hora de ese día, el viaje nos llevaría unas seis horas y media pero, a hora de Cartagena , estaríamos allí a las cuatro y media de la mañana ya que, comparando con nuestro horario, allí eran dos horas menos.  La tripulación nos saludó y le dieron la bienvenida a la nueva pasajera que se maravilló con el avión eligiéndose un buen lugar para ubicarse.

Gisela , ya un poco más acostumbrada a los despegues y aterrizajes, le hacía bromas a una Zulma que comenzaba a ponerse pálida cuando el avión comenzó a moverse.  El viaje fue de lo más normal, salvando un par de movimientos por pozos de aire cuando volábamos por sobre el Amazonas , que las llevó a la pelirroja y a la veterana a abrazarse un tanto asustadas y ahora las risas fueron de todos los restantes incluida Azul .  La llegada al aeropuerto Rafael Núñez se produjo a horario, Roberto , Iker y Danny se hicieron cargo de retirar las camionetas y GPS mediante, bordeando la costa por una carretera muy iluminada, a las cinco y diez de la mañana estábamos en el hotel.

Las habitaciones eran espectaculares, cómodas y con grandes ventanales que nos mostraban el mar Caribe en primer plano.  A pedido de Azul, Gisela y Cielo habían hablado con Chao y conseguido que éste pidiera una habitación con tres camas para compartirla, las demás tenían dos camas, enormes, cómodas pero quedábamos desparejos porque había reservado seis, ya que no supo hasta último momento que viajaría Zulma , la tripulación (Piloto y Copiloto) tenían otra habitación en otro cuerpo del hotel.  Les pregunté si querían alquilar otra o Zulma se quedaba conmigo, ante las risas de todos la chef dijo que sólo lo haría si yo no la pellizcaba, no lo decía pero estaba feliz de la vida por la posibilidad de estar a solas con quien consideraba “su” hombre.

Habíamos desayunado algo en el avión, así que fue llegar, acomodarse, bañarse y tratar de dormir algo en una cama. Tai y yo iríamos a ver a los chinos aproximadamente a las once de la mañana.  El tema fue que conciliar el sueño enseguida no sería tan fácil, por lo menos para Zulma y para mí.

No me bañé, me quité la ropa y en bóxer me acosté sobre las sábanas pero, la viajera debutante no tuvo mejor idea que salir del baño vistiendo una tanga espectacular que me mostró girando para que la observara de pies a cabeza, la “cosita” de color rosa que tenía puesta apenas si tapaba su vagina dejando todo el culo al descubierto y sus espectaculares y bien formadas tetas apenas estaban cubiertas con tiritas y muy poca tela, “¿te gusta la tanga que me prestó Siara ?, ¿es lo que querías que trajera?” .

Podrías haberme hecho el “cansado” o decirle que teníamos poco tiempo para dormir pero la “carpa” que se me formó de inmediato debajo del bóxer pugnando por salir a mostrarse denunciaba otra cosa, la llamé a la cama diciéndole: “Está bien, vos ganás, ese cuerpo y ese culo me pueden pero no esperes que te dé unos chirlos o te penetre con dureza o colabore con algo, me quedo quieto y hacelo todo vos, vamos a ver si sos capaz de gozar así y hacerme gozar a mí” .  Se le fue la “sumisión” a la mierda, se tiró encima de mi cuerpo, me besó con pasión y dulzura y luego bajó besando y lamiendo cada centímetro de mi piel.

Gemía mientras realizaba esto haciendo que mi miembro recorriera sus labios vaginales mojándolo y lubricándolo, llegó finalmente a posar su boca en mi glande y jugó con su lengua allí ejerciendo también una presión con los labios, aspiraba como si pretendiera secarlo.  Me gustaba eso y por mi parte hacía verdaderos esfuerzos para no comenzar a moverme y tomar la iniciativa pero aguanté, ella tendría que hacerlo todo.

Luego de penetrarse un par de veces la garganta se irguió poniéndose de rodillas con las piernas al costado de mi cuerpo, tomó el miembro con una de sus manos y mirándome con su mejor cara de puta (esto puede sonar “ilustrativo” pero no corresponde decirlo ni escribirlo así, suena a “peyorativo”.  De modo literal, una “puta” es quien cobra en dinero o especias para prestar su cuerpo, fingiendo su placer para beneficio de quien pagó) , en este caso no era así Zulma tenía el placer dibujado en su rostro, su sonrisa y su mirada cuando se penetró despacio la vagina apretando todo el tronco con sus labios vaginales.

Subía rápido y volvía a bajar con la mayor lentitud posible, haciendo fuerzas con los músculos para sentirlo mejor, yo sólo tenía mis manos apoyadas en sus muslos y la acompañaba en sus movimientos pero no hacía nada más, únicamente gozaba de su placer y de sus ganas que me transportaban.  Tenía hasta los huevos empapados cuando lo sacó de la vagina y sin tocarlo lo apoyó en el agujero de su culo para comenzar a “esconder” la dureza en su recto.  El glande entró relativamente despacio, el siguiente descenso guardó la mitad y empezó a gritar por su orgasmo abandonándose y dejándose caer para que todo el miembro llegara hasta lo más profundo.

-Síííí, esto es la gloria, me estoy rompiendo el culo yo sola y gozando como una desquiciada.  Quiero más Gonza, mi cielo, mi hombre, quiero más.

Pedía más y más aunque lo hacía por inercia porque se dejó llevar, en principio por sus estremecimientos y luego por los temblores que continuaban cuando se tiró encima de mi cuerpo y allí sí, utilicé mis brazos para abrazarla tratando de que se calmara poco a poco y el relajamiento la llevó a dormirse apoyando la cabeza cerca de mi hombro.  Creo que aguanté su peso unos dos minutos por reloj, luego la hice girar y me di vuelta hacia el otro lado para entregarme satisfecho a los brazos de Morfeo.

Cuando desperté no estaba a mi lado, dormía en su cama tapada con la sábana, traté de no hacer ruido y entré a bañarme, al salir ya estaba levantada, tenía puesta una robe y esperaba el servicio del desayuno que trajeron unos cinco minutos después, “gracias por todo esto” , fue lo único que me dijo, la miré y no le contesté.

Desayunamos un desayuno caribeño espectacular, cargado de jugos naturales de frutas, tostadas y mermeladas y observando el mar por los grandes ventanales, a las diez y veinte ya estaba Tai golpeando la puerta para irnos a visitar a la familia china.  Pensaba que teníamos que ir al barrio chino de Cartagena o en una zona aledaña al puerto pero, cuando preguntamos por la dirección en la oficina de informaciones de hotel nos informaron, que no había viviendas cercanas al puerto.

Nos hicieron saber que la dirección que teníamos correspondía a la zona del puerto, por lo que, posiblemente, sería la dirección de alguna de las empresas que funcionaban en la zona, es más, también nos dijeron que, si hablábamos de empresarios chinos, era difícil que vivieran en el barrio de su comunidad, pues éste era bastante precario, el 90% de sus calles estaban sin asfaltar, había zonas inundadas casi permanentemente y bastante inseguridad.  Estaba “cantado” que no vivirían en el barrio chino y nos dirigimos para el puerto.

Si bien es cierto que desde el hotel se podía divisar fácilmente el puerto, llegar a sus inmediaciones no era tan fácil.  El hotel se encontraba en una punta de territorio cual si fuera un istmo y había que salir de allí y dar toda una vuelta para llegar adónde queríamos, casi como retornando al aeropuerto pero debimos doblar antes para dirigirnos al Castillo San Felipe y desde allí tomar unas transversales.

El tránsito vehicular era engorroso y tuvimos que adaptarnos al ritmo que se imponía porque no eran autopistas.  Para colmo de males, el puerto es enorme y dimos más de una vuelta para encontrar la empresa que buscábamos, hasta que nos dijeron que teníamos que llegar al muelle turístico y eso implicaba llegar más lejos en el recorrido. Tai inmutable y yo me armé de paciencia.

Finalmente llegamos a un edificio con locales de vidrieras grandes y unas oficinas muy bien montadas, al frente se divisaba un cartel grande con el nombre de la empresa escrito en Español, Inglés y Chino, precisamente con el nombre de la familia.  Nos acercamos y fuimos recibidos muy amablemente, mucho más amable con Tai que se puso a conversar con un joven chino de unos 24 ó 25 años que preguntaba que se nos ofrecía.

El custodio chino preguntó por el Jefe de Familia y comenzaron las reticencias, me reía por dentro porque, en su mente, daban vueltas las preguntas, primero nos confundió con Inspectores Fiscales, luego con Policías haciendo de turistas y hasta con gente de la Triada de la zona.  Pensó en si avisarle o no a su padre sobre que lo buscaban dos personas a las que no conocía.

Le dije a Tai que el Jefe de Familia estaba en el edificio, que le dijera al joven que sabíamos que el Jefe de Familia era el padre, que no perdiera el tiempo y le avisara de la presencia del “Portador” , “usted me dice Portador pero ¿portador de qué?” , le preguntó en chino a Tai poniéndose un poco agresivo pero tonto no era y no pasaría de ahí , el físico de quien tenía enfrente no era para andar haciéndose el loco o tratar de intimidarlo,el custodio, casi beatíficamente, le contestó en el mismo idioma, “es evidente que usted hay muchas cosas que todavía ignora, avísele a su padre y repita lo que le dijimos, él sabrá entender en el acto” .

No le quedó más remedio que ir a avisarle.  Esperamos unos cuatro o cinco minutos y apareció, bajando las escaleras apurado, casi corriendo con el joven por detrás, un chino de bigotes recortados sobre el labio superior pero que llegaban, pasando por la comisura de los labios, a los costados de la pera, de unos cincuenta años o un poco más, muy bien conservado, cabello entrecano, bronceado y de buen físico, mediría 1,75 metros y cuerpo indudablemente trabajado en gimnasio, vestía un traje de dos piezas de color azul oscuro, camisa blanca y corbata al tono, en realidad, salvo la ropa, muy similar al hijo aunque con unos treinta años de diferencia.

Me adelanté a extenderle la mano y pasó a mi lado casi sin mirarme para hacerle una reverencia a Tai , pidiendo disculpas por la ignorancia del hijo que miraba y no entendía nada.  El idioma utilizado era el chino y yo me aparté para sentarme en un sofá que había para que los clientes esperaran.  El Jefe no paraba con las disculpas y Tai me miró sonriendo con la mirada porque sabía lo que pasaría enseguida.

Tomándolo de un brazo le pidió que se callara y agregó: “Creo que usted va a tener problemas, yo soy el custodio, el “Portador” es él” .  Se lo dijo señalándome, el hombre lo miró a Tai como no entendiendo pero fue apenas unas décimas de segundos, giró la cara para mirar al hijo y se estiró cuan largo era a mis pies repitiendo, “morimos todos hijo, es el LÁI RÉN, hoy morimos todos.

Mi carcajada sonó limpia, alta y cristalina, me agaché para tomarlo del brazo y, con una sola de las manos, lo levanté e hice que se sentara a mi lado. “Perdón, perdón, perdón LÁI RÉN , repetía mentalmente (luego supe que era la traducción de “Portador”) , el hijo, aún sin entender nada, al ver como lo levanté al padre como si fuera una pluma y lo senté a mi lado, se asustó y repitiendo, “¿qué es esto?, ¿qué es esto?” y cual si fuera un musulmán orando, se arrodilló y clavó la frente en el suelo.

Les dije a los dos con voz autoritaria que se callaran y me dejaran hablar, quedaron como mudos y sin animarse a levantar la vista para mirarme, entonces les hice saber que no tenían nada que temer, que yo no había venido para hacerle daño a ningún integrante de la familia pero tenía que conocerlos a todos y quería saber cuántos eran.

El Jefe se fue calmando lentamente y cuando levantó la vista para hablarme, vi el terror reflejado en sus ojos y estuve obligado a “escucharlo” , “va a asesinar a mi hija y a mis nietos por juntarse con un occidental” .  No le dije nada de inmediato y le pregunté mentalmente al YAOGUAI que era lo que pasaba con eso, me contestó que él no tenía problemas con la unión de personas de distintas razas, mucho más si existían niños de por medio, si el “distinto” mantenía el secreto como lo mantenían todos podía ser considerado como de la familia, si no lo hacía debía atenerse a las consecuencias.

La normativa a que hacía referencia, la de ser sólo chinos, la había impuesto un “Portador” anterior hacía como trescientos años, el mismo dictaba normas como si fuera un Emperador y él no se negó porque le daba lo mismo, no le importaban esas mediocridades, luego me dijo riendo que, del mismo modo que con otras cosas, con las parejas y los amores había que “aggiornarse” a los tiempos que corrían.

Después de que supe eso, le pregunté al Jefe que problemas había con la hija y se asombró aún más cuando se dio cuenta que yo sabía lo que pensaba.  Me contestó tartamudeando, “se enamoraron y como no les permití casarse, se fugó y se juntó con un oriundo de la zona, luego tuvieron dos hijos, mellizos y a instancias de mis padres y mi mujer regresaron a la familia y los perdoné, por favor, perdone a mi hija y a su familia” .  Le dije a Tai que le tradujera que yo le daba la palabra de ambos que respetaría al nuevo integrante como si fuera de la familia, el Jefe escuchó y entendió perfectamente el “de ambos” y le cambió la cara.

El hijo le preguntó en Español quién era ese hombre y el por qué de las reverencias y rogarle por la vida de la hermana, los sobrinos y el cuñado, le contesté yo y en el mismo idioma, no tenían sentido las traducciones porque la dicción de los chinos era casi perfecta…

-  Eso es algo que te tendrá que explicar tu padre pero a posteriori de que le demuestre a toda la familia que, efectivamente, soy quien digo ser.  Va siendo hora de que todos ustedes entiendan las tradiciones y de quien depende esta familia” y le pregunté al padre, ¿viven todos en este edificio? -Me contestó rápido-

-No LÁI RÉN , tenemos una casa en un barrio aledaño y si usted me permite, me gustaría invitarlo a almorzar, lógicamente al señor Tai también”.

Le contesté que aceptábamos con todo gusto y dije que además tenía que hablar con él para solicitarle una ayuda, “será un grandísimo honor ayudar al “Portador”, sólo exprese lo que desea y buscaré de satisfacer cualquier demanda” , palmeándole el hombre le dije que después se lo diría.  Llamó a dos empleadas para decirle que se retiraban con el hijo y que controlaran el negocio, una, la que parecía de más confianza, le contestó que fueran tranquilos, que trataría de no llamarlo por cualquier cosa.

Cuando salíamos, en la puerta me expresó que el padre era muy aferrado a las tradiciones pero andaba mal de salud y no sabía cómo podía afectarlo el conocerme.  Mi “voz interior” me aseguró que no lo afectaría, que la impresión pasaría rápido y se alegraría mucho saber que contarían conmigo pues nunca pensó que conocería a ningún “Portador” en su vida.  Al subir a la camioneta le dije a Tai en total confianza…

-  Tai, ya sabés que el YAOGUAI existe pero, como ya te dije, yo debo mostrárselo sólo a los integrantes de la familia, cualquier otro que lo vea será eliminado por él sin que yo pueda interceder, por eso, yo debo “sacarlo” ante cada integrantes de las familias que visitemos para que puedan verlo y que no duden nunca jamás de su existencia y vos te tenés que mantener al margen de eso, el único modo sería si te convertís en miembro de alguna de las familias casándote con alguna china que te enamore, jajaja y no te veo para eso, aunque nunca se debe decir, “de esta agua no he de beber””.

-Es verdad, uno nunca sabe pero, por ahora paso y le agradezco sinceramente la confianza que me brinda, mi honor le pertenece al igual que toda mi persona.

-  No me jodás con esas cosas, ya sabés que no me gustan que me lo digas, yo lo sé y para mí es suficiente.

El chino enorme que me custodiaba y su orgullo parecían que no entraban dentro de la camioneta cuando yo le dije eso y, aunque ya lo sabía, tuve más que claro que éste hombre daría la vida por mí, más allá de cualquier contrato laboral que me uniera con todos los custodios.  La casa de la familia que visitábamos resultó ser casi una mansión con un terreno que ocupaba más de un cuarto de manzana, ubicada en un barrio privado bastante cercano al Centro Histórico de la ciudad.

El muro alto tenía cámaras móviles de seguridad en distintos puntos y el portón de rejas artísticamente labrado estaba custodiado por cuatro hombres chinos, uno de los cuales, parecía ser el encargado, quien se acercó a la camioneta como para identificarnos y la orden seca del Jefe de Familia dada desde la ventanilla de su automóvil lo impidió.

Entramos y cuando descendimos y nos acercamos los cuatro a la puerta de la casa, salió el padre del Jefe de Familia, seguramente fue el Jefe de Familia anterior porque su voz de mando no lo perdió y le gritó al hijo por mi presencia allí, eso me volvió a causar una repulsa que se me notó en la cara, (reitero que odié siempre que levantaran la voz con enojos que se convertían en gritos histéricos tratando de imponer su voluntad) , le preguntó también en el mismo tono quién era el chino (por Tai ) .

El joven se sonrió al escuchar a su abuelo, según supe “escuchándolo” , el padre le había explicado todo en el viaje pero no le creía absolutamente nada y esperaba que su abuelo nos pusiera en nuestros lugares.  El Jefe actual, al verme a mí cruzado de brazos y mirando con seriedad, sintió temor y vergüenza por el trato que me dispensaba el padre y le contestó de mala manera, “el occidental es el “Portador” y te dejo a ti para que le sigas gritando y asumas las consecuencias” .

El hijo-nieto se extrañó por la respuesta de su padre pues dejaba de lado toda regla inculcada de respeto pero más se extrañó y abrió sus ojos tremendamente sorprendido cuando el abuelo se acercó a mí y se postró con el rostro pegado al suelo pidiendo perdón por su soberbia y su ignorancia.  Me agaché para ayudarlo a levantarse y dije en voz alta que las aceptaba como parte de la manifestación de su cultura y modos de pensar pero que no era amigo de las reverencias.

Los dos nenes de unos cinco o seis años que se acercaron gritando “abuelo, abuelo” se pararon en seco cuando me vieron pero de inmediato se acercaron a saludarme con las manos extendidas, el viejo pensó, “sin dudas que es él, los niños no se hubieran acercado si no lo fuera”(ya una vez el YAOGUAI me había explicado que él jamás le haría daño a un niño y tenía con ellos una comunicación muy especial) .  El viejo me pidió por favor que pasara a la casa y cuando pasé por al lado del joven chino, le dije al oído, “ya vas a aprender cuanta verdad hay en lo que vos crees que son sólo “historias”” .

Ya en el interior de la casa, fue el viejo quien, entre temeroso y orgulloso, se encargó de llamar a toda la familia que se reunió rápido.  Había cinco mujeres, una de ellas más anciana, otra seguramente la esposa del Jefe y tres más jóvenes de 24, 25 y 26 años que eran las hijas del Jefe, otro chino que estaba al lado de la de 25 años y un occidental parado al lado de la de 26.

El hijo más joven que nos había acompañado tenía 23 años y sus padres pararon la “producción” cuando llegó el varón.  La única que parecía ser soltera le preguntó en chino al abuelo quiénes éramos nosotros. “Es el dueño de nuestra familia, es el “Portador”” le contestó en el mismo idioma y el Jefe de Familia pidió que hablaran en Español.

La mayor que algo sabía del tema se abrazó a su marido occidental y las dos mujeres más grandes se doblaron casi a 90° reverenciándome.  Les pedí que por favor no lo hicieran, no me gustaban las reverencias, además mi modo de pensar occidental no congeniaba con el tema de la “propiedad” de la familia, aunque así estuviera contemplado ancestralmente.  Yo estaba allí para que supieran que podían contar conmigo y respecto al occidental sería contemplado como parte de la familia, en tanto y en cuanto guardara el secreto que conocerían todos para con cualquiera del exterior.

“De que secreto nos está hablando” -preguntó el “occidental” de un modo casi despectivo-, lo miré serio y cuando amagué con dar un paso hacia él, las tres mujeres mayores me rogaron a los gritos para que tuviera piedad. “Necesito privacidad para que me conozcan y para que ese señor aprenda a callar y a respetar para no traer desgracias a esta familia” .

De inmediato la anciana nos hizo pasar a un dormitorio grande que tenía una sola ventana tapada por cortinas gruesas y una puerta gruesa que Tai se encargaría de custodiar, no dejando salir ni entrar a nadie hasta que yo lo llamara.  Los niños entraron también y les pedí que los dejaran con mi custodio, que él los cuidaría.

La abuela los sacó y cerró la puerta lo que motivó que el padre de los chicos se me viniera encima gritando, “con mis hijos no se meta” , cuando llegó a mi lado el golpe, con la mano abierta sobre su pecho, lo arrojó al otro lado de la habitación haciéndolo rodar por sobre la cama, los miré serio y le dije a la mujer, “atiéndalo pero si vuelve a abrir la boca lo asesino delante de todos por irrespetuoso” .

En las mentes de todos se instaló el miedo y mientras me sacaba la remera les dije que no temieran que el “correctivo” aplicado era sólo eso un correctivo, yo no venía a hacerle daño a nadie, “más de uno de ustedes tendrá que escuchar a sus mayores y estudiar un poco más sobre la Cultura y las Creencias de sus ancestros” .  Asintieron aunque algunos aún no creían y la chica más joven preguntó si me iba a desnudar, le contesté que no, que era para no romper la remera y procedí con el “secreto” al ver que el que estaba en el suelo había reaccionado bien.

La aparición del “Oso” volvió a ser dramática para algunos, el hombre que estaba en el suelo sentado al lado de su mujer, la abrazó y comenzaron a gritar y a llorar ambos, el hijo amagó a correr gritando hacia la puerta y el padre lo abrazó arrojándolo al suelo para que se hincara, lloraba diciendo a los gritos, “estamos muertos, mamá, papá, estamos muertos” .

La otra pareja estaba hincada y abrazada y parecían orar, los mayores estaban arrodillados con la frente en el piso y la joven se había subido a la cama y hecha un bollo agarrándose las rodillas sólo decía, “ ta,ta,ta,ta,ta,” y, sin aspavientos, las lágrimas le caían por el rostro.  Me acerqué al “occidental” y a la mujer y con ellos dos mirándome con el terror reflejado en su mirada y en toda su cara, volví a ser Gonzalo . “¿Estás conforme con el secreto y vas a jurar que jamás saldrá de tu boca esto que viste, con nadie que no sea de la familia? ... “Si señor, jamás diré una palabra y respetaré a los mayores” .

Poniéndome la remera le grité a Tai para que dejara entrar a los chicos, estos entraron y fueron a abrazar a sus padres preguntando por qué gritaban, le contaron que el padre se había caído de la cama y se había golpeado fuerte en la cabeza y eso dio lugar a risas varias.

Fuimos al comedor y hablando con ellos y “escuchándolos” supe que en uno u otro lugar de la empresa todos trabajaban y hacían rendir a la misma, no detecté malos pensamientos o irregularidades delictivas en su conducta, les pregunté si eran molestados por alguien o tenían problemas y me dijeron que no, incluso eran “intocables” para la TRIADA local.  La Seguridad que demostraban con cámaras y custodios estaba porque la inseguridad en la zona ejercida por banditas de jóvenes delincuentes era muy conocida y así se evitaban problemas.

Les di mi teléfono personal y aunque el respeto de los mayores era excelso y me costó hacerles entender que debían tratarme como a alguien normal, con los más chicos el trato se hizo más distendido de entrada aunque tenían muy claro con quien trataban.  Comimos como para dos días y se esmeraron para atendernos, cuando estábamos en los postres le dije en broma al Jefe de Familia, “ya que todos conocen el mayor secreto de esta familia, habría que regularizar situaciones de parejas, ¿no?” El Jefe entendió la broma y, mirando a su hija y al yerno (no oficial) me contestó que habría que preguntarle a los interesados, “sí, sí, sí, cuando quieran nos casamos” contestó apurado el hoy ferviente creyente y la risa estalló en todos.

En un momento dado le dije al Jefe que tenía que hablar con él algo privado y todos los demás me pidieron permiso para retirarse, les contesté que por mi parte no había inconvenientes pero según creía, eso era potestad del Jefe de Familia quien se sintió bien con el reconocimiento, éste tampoco puso trabas y quedamos para la conversación, el abuelo, el Jefe de familia, el hijo, Tai y yo.  No quise perder tiempo…

-  Conmigo viajan diez personas de mi absoluta confianza y necesitamos trasladarnos hasta una isla que se encuentra a dos mil kilómetros de aquí, bordeando Venezuela, allí tenemos que realizar un trabajo que amerita una discreción absoluta.  Usted me tiene que decir quién me puede alquilar un yate rápido para hacer el trayecto en el menor tiempo posible y me recomiende a una tripulación que sea, “ciega, sorda y muda”.

-No me diga más nada, la solución a su pedido está a mi alcance.  Tengo un yate aliscafo nuevo que alquilo en muy contadas ocasiones porque es para uso personal, tiene ocho camarotes con distintas literas y viaja a una velocidad crucero de 65 a 70 Km por hora, mi hijo, mi hija y yo mismo podemos ser su tripulación porque lo manejamos como una bicicleta y conocemos el mar con sus mejores rutas.

-  Eso sería fantástico pero no quiero abusar de su confianza.

Ahora fue el anciano quien se metió en la conversación aunque a medida que hablaba pensaba con temores en si había hecho bien en meterse en la conversación que el hijo mantenía conmigo.

-Jamás abusará de nuestra confianza, es un honor muy grande serle de utilidad al “Portador” pero tú no deberías ir hijo, el negocio queda sin rumbo por, al menos cuatro días, no hay quien se ocupe del personal y las embarcaciones, -dijo el anciano dirigiéndose al Jefe de Familia-.

-Si mi hermana va conmigo, parando en algunas islas determinadas para repostar podemos hacer el trayecto en dos días o puede que apenas un poco más, -dijo el hijo-.

-  Si ustedes no tienen inconvenientes por mí no los hay, sólo díganme cuando podría estar lista la embarcación para avisarle a mi gente y salir.

-Podríamos partir a medianoche y repostamos a la madrugada en una isla a 300 kilómetros de aquí y así lo vamos haciendo con otras islas, lo mismo para regresar.

Quedamos en que partiríamos a medianoche y la más entusiasmada de todos fue la jovencita que se quedó prendada de Tai y a él no se lo dije pero la niña pensaba en tratar de “arrimarle el bochín” a mi custodio personal durante el viaje y vaya que lo logró, utilizó todo el arte y las sutilezas femeninas para enamorarlo y demás está decir que la belleza no estuvo exenta en esto porque la chinita de nombre Maylín que significa “Jade” era una preciosura de mujer, alta, de más de un metro sesenta y ocho, delicada, dulce y simpática pero con un carácter y una determinación de acero.

Lo quiso “cazar” y no sólo lo logró apareciendo sola, tres meses después, por nuestra casa, sino que también, un tiempito después de esto, lo “casó” .  No voy a contar las intimidades de Tai pero siempre estuvo a mi lado y me acompañó hasta que lo obligué a jubilarse aunque nunca perdimos la relación y la cercanía, eso sí, su regalo de casamiento fue una hermosa casaquinta de 900 metros cuadrados construida dentro de 5.000 metros de terreno, parque, pileta, árboles y a escasos 800 metros de la vivienda que ocupaba yo.  Dejo a Tai aparte y sigo con el relato del futuro viaje por mar que nos esperaba.

Regresamos al hotel después de los agradecimientos de todos los miembros de la familia, en particular del abuelo que había realizado el sueño de su vida, conocer al YAOGUAI , para más, ayudarlo y agasajarlo en su propia casa. Tai manejaba particularmente contento, no porque se riera, sino porque sus rasgos circunspectos y serios habían cambiado, quise “escucharlo” y surgió el nombre Maylín por eso sólo desistí de enterarme del porqué de su alegría.  Era una cuestión de respeto, ya me enteraría si él tuviera ganas de contarme.

Ni en el hall del hotel ni en las habitaciones pudimos encontrar a nadie, unos habían ido a la enorme pileta del hotel y otros/otras se habían llegado hasta la playa privada que éste tenía y disfrutaban del sol y el mar.  No quise llamar a nadie y tampoco que lo hiciera Tai , lo liberé para que fuera a la playa o a la pileta o que hiciera lo que quisiera, yo me “desmayaría” un par de horas disfrutando de la cama para mí solo, es más, desde que pulsé el botón llamando al ascensor, me desentendí de todos.

Estaba bastante avanzada la caída de la tarde cuando apareció Zulma en la habitación, radiante de felicidad, colorada como un tomate, sólo con un pareo semitransparente que la cubría desde la cintura a los tobillos y con un par de bolsas de compras en las manos.  Después de la playa de la mañana habían ido con las demás chicas a recorrer partes de la ciudad visitando las murallas, el centro histórico y otros puntos turísticos, la habían completado pasando por distintos locales comerciales en que compraron recuerdos y alguna que otra ropa que, según dijo ya me mostraría.

Se desnudó delante de mí y me preguntó si la necesitaba para algo o se iba a bañar, le dije que sólo quería un beso y que había que prepararse porque nos iríamos a la medianoche.  Feliz con el pedido se acercó a la cama y me devoró la boca, yo no me quedé atrás y además de colaborar con el beso mi mano se perdió en su entrepierna entrando desde sus nalgas, me encontré con una laguna allí y se estremeció toda cuando el pulgar se movió penetrando su culito y otros dos dedos lo hicieron en su vagina.

Se movía acomodándose para sentirlos mejor y gemía totalmente entregada, mi otra mano se deleitó con su teta plena hasta que dos dedos pinzaron su pezón endurecido.  La maniobra derivó en un hermoso orgasmo que no pudo gritar porque tenía sus labios ocupados pero eso no le impidió gemir como si fuera el bufido de un animal.

Se recuperó bastante rápido y se hizo dueña del miembro excitado y erecto, primero fueron sus manos quienes lo recorrieron y luego su boca y su garganta tomaron posesión, lo sacó de la boca sólo para decirme que su culito necesitaba de mis dedos o de toda mi mano.  No la dejé con las ganas y empapándolos en su vagina entré con los primeros dos, los sintió y acusó la introducción pero siguió incrementando los movimientos de su cadera.  La pija en el fondo de la garganta no le permitía hablar y yo sólo escuchaba los sonidos entremezclados de una especie de gárgara y de arcadas.

Ya fueron tres los dedos que movía de forma casi violenta y no me quise aguantar, al sentir que orgasmaba con contracciones y absorbía el tronco como para arrancarlo le vacié mis huevos en la garganta.  El glande traspasando la glotis y su laringe inundada le provocó una arcada que la obligó a sacarlo de su boca pero enseguida lo volvió a tragar para que nada escapara.  Luego se incorporó y sacándose los pelos de la cara me miró con el rostro resplandeciente, me gustó verla así y con un dedo recogí un hilillo de semen que caía junto a la comisura de sus labios para llevarlo a su boca y dejar que lo chupara limpiándolo.

No se conformó sólo con limpiarlo, la “chupada de dedo” me estaba poniendo otra vez en órbita y un chirlo en sus caderas diciéndole que se fuera a bañar que teníamos que bajar a cenar la sacó de su placer y ensueño, “sos muy malo” -dijo caminando hacia el baño-.  Toda ella, incluso con el desparpajo de su desnudez, parecía una mujer renacida y me gustó verla así.

Cenamos todos juntos a las nueve y les dije que a las once y media de la noche debería estar listos para partir, tenían una hora para preparar todo sabiendo que, con ida y vuelta, serían casi cinco días arriba de un barco.  Les explicaba esto y me percaté de la presencia de Azul , en su rostro y su mirada se notaban las ganas de prenderse en la aventura, entonces dejé de hablar y le dije:

-  Azul, no te había contado en esto pero si te sentís capaz y me das la seguridad de que lo que pase en este viaje será un secreto toda tu vida, andá y prepará todo vos también” .  Su alegría fue manifiesta y pensó en comerme la boca delante de todos pero sólo dijo:

-Podés estar muy tranquilo que nadie sabrá nunca nada de este viaje” y yo supe que cumpliría.

Fueron todos a prepararse y quedé sólo con Tai .

-  Tai, necesito que no quede ningún rastro de los cuerpos y nada mejor que el mar para desaparecerlos, el problema es que no podemos llevar los cuerpos al barco porque los verían todos, tendrás que llevar sus restos hechos bultos en una bolsa y luego tirarlos en el viaje pero para aplicarles lo que ya conoces no tienen que estar muertos, puede que heridos pero no muertos.

-Va a ser difícil aplicar lo “suyo” sin que los demás vean.

-  Ya lo sé, la excusa será juntarlos en un sólo lugar para interrogarlos.  Vos y yo solos, a lo sumo Siara que me merece toda la confianza, los demás tendrán que esperar junto a la lancha.

-Delo por hecho, nadie discutirá las órdenes.

Salvado ese problema, nos fuimos a preparar y a las once y media de la noche estábamos en el muelle junto a Maylin y a Mao que así se llamaba el hermano menor.  Se presentaron todos demostrando una gran predisposición y el muchacho me dijo que su padre y su abuelo estaban en la camioneta pero no se habían acercado para no incomodar a nadie viéndoles las caras.

Me acerqué con Tai a la camioneta que estaba como a unos cincuenta metros y descendieron ambos para agradecerme el honor que les brindaba pudiéndome ayudar y no pudieron evitar hacerme las reverencias acostumbradas que todos pudieron observar desde lejos, les di las gracias diciendo que el honrado era yo y volvimos al muelle.

El yate era enorme y bellísimo, provocó los comentarios de las chicas e Iker y Roberto opinaron que vivirían cómodamente en él dándose una gran vida, tenía reposeras y asientos en gran parte de la proa, una escalera que te llevaba a una gran terraza donde también había asientos reclinables y la entrada a los camarotes que tenían hasta tres o cuatro literas con dos baños para compartir, había una cocina muy bien montada alimentada con gas envasado y una gran sala de estar con un bar en uno de sus costados.

Un verdadero lujo que nos asombró aún más cuando, luego de salir del puerto, comenzó a levantar velocidad apoyado sobre sus alas y casi sin tocar el agua. Mao lo conducía con serenidad observando la ruta y la cantidad de relojes e indicadores que tenía en la consola.  Me preguntó a qué lado nos dirigiríamos y cuando le mencioné la isla Barbuda buscó las coordenadas en el mapa y las fijó al piloto automático y al GPS marino para surcar el mar por rutas determinadas que no nos ocasionaran problemas, fijando incluso las islas en que repostaríamos el combustible y la comida junto con el agua.

Yo estaba desorientado como “Adán el día de la madre” y me explicó algunas cosas de las funciones que tenía el yate que me maravillaron, entre ellas, un potente faro que iluminaba a giorno el mar formando un túnel por el que parecía que nos desplazábamos.

El camarote más grande de cama matrimonial y con baño incorporado quedó para mi uso exclusivo y estaba ubicado sobre la cocina con entrada por la terraza del yate, todos los demás se fueron ubicando en los distintos camarotes y hasta sobró uno de ellos.  No tardaron en dejar sus cosas y salir a disfrutar del aire marino y sueter mediante ponerse a mirar la noche y las estrellas sentados en las cómodas reposeras, el espectáculo era de ciencia ficción y ni siquiera molestaba el zumbido de los dos potentes motores turbo de la nave.  Luego de un par de horas de viaje Tai se quedó conversando con Maylin , Kaila lo acompañó a Mao y todos los demás nos fuimos a dormir.

Una hora después aún no había conciliado totalmente el sueño pensando en que le preguntaría al espía para poder obtener la información correcta y noté que se abría la puerta de mi camarote, el inconfundible perfume de Kaila impregnó la habitación.  Se sentó en la cama, al lado de mi cuerpo, sin hacer ruido y me habló preguntándome si estaba despierto.  Antes, apenas la oí ingresando al camarote me puse a “escuchar” lo que pensaba, “Se lo tengo que decir porque no quiero ocultarle lo que me pasa ni engañarlo con eso pero además estoy recaliente con él, es de los pocos hombres que ejercen un magnetismo especial, necesito sentirlo” .

Esos pensamientos me sorprendieron y le contesté que estaba despierto a la vez que imaginaba su escultural cuerpo desnudo y me ponía “hasta las muelas” , por eso le agregué:

-  Sí, estoy despierto y me gustaría que me contaras lo que te pasa con Patricia, es más, no me disgustaría acariciarte antes o después de que lo hagas

-Es imposible, ¿cómo hacés para saberlo todo?, siento que estoy mojada como nunca” .

Abrí las sábanas para que entrara en la cama y no lo dudó pero, al sentir su piel desnuda junto a la mía, no esperé a que me contara, busqué su boca y me agradó notar que sus labios llenos se abrían para recibirme y participar a pleno del beso, sus gemidos, indudablemente, eran de entrega total.

Hay bocas y bocas, la de Kaila te podía llevar al clímax sólo con besos pero no me detuve ahí, cubrí toda la cara con mis besos y me fui después hacia su cuello que, de uno y otro lado, me entregó como la víctima hipnotizada al vampiro.  Me arañaba suave la espalda y gemía sensualmente a la par que movía el cuerpo y abría las piernas hasta que logró que el miembro quedara instalado entre ellas, fue sólo un instante porque no me quedé mucho en su cuello, comencé a descender para lamer y besar el interior de sus brazos y axilas logrando con esto que tuviera contracciones que parecían producidos por golpes eléctricos.  Tampoco me entretuve allí y me fui para su pecho.

Pasé mi lengua alrededor de una de sus tetas firmes pero no la besé ahí, mis labios junto a mi lengua se posaron en el valle que las unía a las dos y traté de absorber como si existiera un pezón, ambas manos acariciaron y apretaron los pechos altivos y, finalmente, índice y pulgar de cada mano se ocuparon de apretar y masajear con cierta rudeza a sus pezones salidos y convertidos en piedras.  La cara y boca pegada al pecho y los primeros apretones a los pezones comenzaron a gestar el orgasmo que no tardó en manifestar con fuertes temblores y gemidos y con un brazo sobre la boca para no gritarlo como desesperada, “¡por Dios, como me hace sentir y que lo sienta, nada más me importa!” , -pensaba y se dejaba llevar-.

No le di mucho tiempo para recuperarse y enseguida bajé hasta el vientre pasando la lengua por el ombligo, al llegar al pubis y muy cercano a su entrepierna, el estremecimiento fue casi violento y me cruzó las piernas sobre la cabeza como tratando de que su vagina absorbiera mi boca.  La cosa fue al revés porque fui yo quien se apropió de sus labios vaginales y mi lengua se dedicó a recorrer todo lo que más podía tratando también de introducirse hasta lo más profundo.

Sus gemidos, sus brazos casi en cruz aferrando las sábanas y la elevación de su pelvis buscando aún más mi boca, me hacían saber que no lo estaba haciendo mal.  El detonante fue aferrar su clítoris sobresalido casi un centímetro y absorberlo con fuerza.

El ¡ahhhhhh! y su contracción dejaba entrever un orgasmo brutal y me tomé fuerte de sus caderas para que no me hiciera daño al moverse, chupé con más fuerza y sucedió… tuvo la precaución de tapar su boca con una almohada y se encabritó como un animal salvaje moviendo sus caderas de un lado para el otro y elevándolas.

Yo seguí en lo mío hasta que se calmó un poco a pesar de seguir con sus temblores casi espasmódicos, “por favor, por favor, ya no más” , me pidió para que soltara su clítoris.  Salí de allí pero de inmediato volví para besarle la boca y quedar extendido sobre su cuerpo, por lógica, mi pija pareció buscar sola su lugar y quedó con el glande expectante a las puertas de su vagina.

Tremenda dicotomía la de la israelí, por un lado me pedía, “por favor Gonzalo , entrá despacio, no está muy acostumbrada” y por otro lado pensaba, “sí, sí macho, ahora rompeme la concha, haceme sentir lo que es un macho que domina, entrá ya, entrá, por Dios, entrá” .  Por un instante me vi tentado de entrar de un sólo un pijazo para llegar hasta donde llegara pero me contuve, podía llegar a ser una crueldad innecesaria y ella necesitaba en lo profundo que “le hiciera el amor” .

Se puso muy tensa cuando el glande empezó a penetrarla y más tensa aún cuando le dije, “no te voy a romper nada, quiero gozar contigo y lograr que goces conmigo” .  Luego se aflojó y toda su intimidad junto a sus músculos vaginales interiores sintieron la presencia del miembro que se internaba en ella y lo gozó como no esperaba.  Gozó, sintió e hizo fuerzas para que pudiera penetrarla más allá de lo que se podía, el lugar era profundo y calzaba justo porque cuando la punta del pene tocaba su útero era porque yo hacía mi mejor esfuerzo por entrar hasta lo profundo.

Mentalmente supe cuando hacía todo lo que podía y se aguantaba para no acabar, se sentía plena y gozaba tanto que no quería terminar y esto sólo se puede hacer un par de veces porque aguantarse y a la vez gozar de las penetraciones hace que el placer se acumule y no tarde demasiado en manifestarse.  Así sucedió, al querer aguantar la explosión de su placer por tercera vez, no pudo y estalló, cruzó sus piernas en mi cintura y volvió a encabritarse moviendo la pelvis y sus caderas como enloquecida, no sé como hice para taparle la boca y no permitir que gritara, si la hubiera dejado, hasta los peces del mar se habrían sorprendido y asustado.

Estuvo un par de minutos con contracciones y como, para no gritar, se tiende a morder lo que se tiene cerca, sufrí una tremenda mordedura en el costado de la mano y aguanté lo más que pude, el YAOGUAI debía estar actuando porque sólo en una pequeña parte sentí que me lastimaba y “escuché” la desesperación de ella porque lo pensaba y no podía contenerse, “lo estoy lastimando, no me puedo aguantar, es más fuerte que yo, el placer es incontrolable” .  Se tarda más en contarlo que en vivirlo y por fin terminó de moverse, lloraba por lo experimentado y por, según ella, haberme arrancado un pedazo de la mano.

Saltó enseguida de la cama, prendió la luz y todo se enfrió, bueno, lo de ella porque yo seguía “al palo” .  Tomó mi mano y secándose los ojos trató de observar el daño infringido, se sorprendió al notar que sólo había un puntito rojo y apenas una marca de dientes. “Estoy segura que se me fue la mano y lo mordí como para lastimarlo feo, sin embargo, casi ni marca tiene, hay algo muy raro en Gonzalo , -pensó-…  La saqué enseguida de sus pensamientos.

-  ¿Qué pasó Kaila?, me dejaste con los huevos a punto de reventar, vení sentate a mi lado y contame cuál es tu problema” , -eso la haría pensar en otra cosa-.

-Pasa que necesitaba estar con vos, existe una atracción que no puedo manejar, no podía decirte que quiero alejarme de todo esto sin tratar de estar íntimamente con vos.

-  Hasta ahí todo bien pero yo no pensé nunca en joderte la relación con Patricia y ninguno de nosotros opinará en contrario.

-Me quedará siempre la duda de cómo te enteraste pero es verdad, con “Pato” surgió algo que ni yo esperaba y queremos formalizar algo, para eso creo que debo abandonar esta vida y comenzar una nueva, de hecho esta será la última salida con ustedes.

-  Ahora me voy a poner en Jefe de Familia, ¿adónde van a vivir?, ¿conseguiste trabajo?, ¿tenés dinero?

-Tengo algo de dinero ahorrado, compraremos algo aquí o en otro país y luego veré de conseguir un trabajo distinto, tengo estudios y ganas.

-  Está bien, hacé lo que debas, por ahora yo te puedo prestar la casa que tenía antes de todo esto, llevate unos de los coches que quedan en la mansión(de los diez que había aún quedaban ocho, tres camionetas y cinco más chicos, a mí, eso de tenerlos guardados me parecía un sacrilegio) y esperá por lo del trabajo porque tengo varios puestos de Directores vacantes en otros países, incluso en el mío.  Espero que sean felices y no como yo que me quedé con las ganas de probar un culito israelí.**

-Jajajaja, sos de lo que no hay, gracias por todo lo que me ofrecés y me decís, te lo presto por única vez pero sin mimos ni besos porque con tu ternura y modos me hacés dudar de mi condición y de mi amor por Patricia .

No voy a contar lo delicioso que fue hacerle el culito a la israelita, tuve que armarme de mucha paciencia para no rompérselo a lo tonto y a lo loco pero me terminó demostrando que tenía una fuerza tremenda en esas mandíbulas.  Entre las mordeduras por el dolor que experimentó al penetrarla totalmente y el goce que no esperaba y tuvo con su primer orgasmo anal, me destrozó la almohada pero, quedó feliz y contenta con el culo abierto y lleno de leche.  Luego apenas si se lavó porque salió corriendo, tirando besos y expresando agradecimientos ya que el yate aminoraba su marcha para acercarse a la primera isla en que repostaríamos.

Continuará…

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