El demonio de nombre extraño (2)

Surgen las aclaraciones y, a pesar de las sorpresas comienzo a entender. Aparecen Graciela y la prima para agradecer.

La recorrida por los distintos antros nos sirvió a los dos, a ella porque conocía lugares de los que había oído sólo por comentarios de la prima y a mí porque me enteré de varias cosas. Supe por ella que su padre era Administrador de una gran Estancia situada en uno de los pueblos chicos del interior, ella se había criado allí y por un problema de salud de la madre, hacía un mes que vivían en la Capital y que había tenido un novio al que dejó por el cambio de radicación.

Según las preguntas que orienté para que lograra pensar las respuestas verdaderas, virgen no era pero carecía de experiencia y, aunque quería soltarse, tenía muchos temores, se demostraba como desenvuelta y le había hecho creer a la prima que era bastante ducha pero conmigo era distinta. No se animaba a engañarme, se encontraba interiormente muy cohibida.

Mi edad le pesaba en contra y mi desenvolvimiento con la gente y los lugares que visitábamos, le hacían saber que yo dominaba un ambiente que ella no conocía. De hecho, yo no abonaba entrada ni consumiciones en ninguno de los lugares a los que fuimos y eso la sorprendía bastante, además, había creído a pie juntillas que yo podía leer la mente. Las chicas habitúes, los “roperos” de Seguridad, los que atendían las barras de bebidas, los dueños o encargados que me saludaban, en realidad a ambos porque no me privé de presentarla a todos, la hacían aferrase a mi brazo.

El problema se presentó en el tercer lugar al que fuimos y aclaro que caminando, porque en un recorrido de tres cuadras se encontraban la mayoría de los locales, a razón de cuatro o cinco por cuadra, a veces bastaba con cruzar la calle en la que circulaban muy pocos vehículos. No bien entramos me percaté que en la barra junto a una amiga y tres jóvenes que trataban de “entrarles”, se encontraba la que, hasta esa mañana, había sido mi “novia” y faltó poco para que se viniera disparada a encararnos, la amiga la tomó del brazo y se lo impidió, yo no quise ni saber lo que pensaba.

Cynthia dijo de ir al sanitario y no bien ingresó en él, las vi a las dos amigas rumbear para el mismo lugar, ni problemas que me hice. Al rato volvió mi compañera, alterada y un tanto desalineada, ante mi pregunta contestó que no pasaba nada y me pidió algo para beber, se acodó en la barra y, a pesar del ruido de la música, parecía que le sonaban los dientes al apretarlos. “Escuchando” sus pensamientos me enteré que había habido un altercado con aquellas dos, que la habían zamarreado y que mi “ex” le había dicho que si se acostaba conmigo le iba a cortar la cara porque yo “le pertenecía”.

No estaba acostumbrada a esto y sus temores se acrecentaron, me pareció que ameritaba explicarle algo y le pedí que nos fuéramos a otro lugar para contarle que la rubia había sido mi novia y que no le diera mayor importancia. Ella apuró el vaso de vodka con naranja y me pidió que nos aguantáramos un rato a la par que le pedía otro vodka al chico de la barra y pensaba mirando hacia la puerta del sanitario de damas, “cuando salga la rubia le voy a demostrar que yo a Gonzalo me lo cojo cuando quiera sin pedirle ningún tipo de permiso. Le voy a partir la boca en la cara de ella y de la amiga”.

Tenía “mierda” en la cabeza si pensaba que yo se lo iba a permitir y al asomarse la “ex” desde el sanitario mirando hacia nosotros dos, le tomé la cara a Cynthia y le dije al oído:

-Ni se te ocurra hacer la pendejada de besarme para demostrarle algo a mi ex novia porque te parto la cara a sopapos delante de todos y te llevo a los reservados para que te rompan el culo un par de amigos, ¿lo entendiste o te lo explico más clarito? Vamos a ir a otro boliche y luego, si seguís con ganas de que te coja, nos vamos a mi casa y no te dejo ningún agujero sano.

El susto que se pegó se le notó en la cara, se quedó dura mirándome y comprendiendo que yo sabía lo que pensaba hacer pero hizo un esfuerzo por recuperarse y volvió a vaciar su vaso diciéndome que cuando yo quisiera irme, me seguía, que no quería que me enojara con ella. La rubia se quedó mirando pero no se acercó, sabía que era contraproducente si pretendía aspirar a algo a posteriori conmigo, de todos modos, yo ya sabía que había perdido cualquier tipo de oportunidad. Nos fuimos de allí con la “primita” aferrando mi brazo y cruzamos la calle para ir al otro boliche bailable.

Ahora la bebida fue champan que nos regaló el dueño del lugar y luego de presentársela, entre risas y desenvolturas fingidas, ella le “entró” a varias copas, tomó como media botella y al salir de allí para ir a otro lugar, ya sabía que con apenas pisar un corcho tendría que cargarla en andas. El gin tónic en el otro boliche la terminó de destruir y tuve que ir a buscar el coche para llevarla a mi casa, me tuvieron que ayudar un par de tipos de la Seguridad para introducirla en el habitáculo delantero. Decidí ir a mi casa porque ni siquiera sabía decirme dónde vivía además que, llegar a la casa, un tipo mayor solo, sin la prima y con el pedo que llevaba la niña, seguramente no sería la mejor presentación.

En casa, cuando la ayudaba a bajar del auto apenas me dio tiempo a correrme y levantarle los cabellos para que no los ensuciara, tras varias arcadas y vomitadas en que pareció que echaría las tripas, el asfalto quedó regado con todo el alcohol ingerido y algunos pocos rastros de comida. Ella estaba semi desvanecida y adentro, mientras le sacaba las sandalias, la camperita, la remera y el jeans siguió así. La llevé al baño, hice que se enjuagara la boca y luego la acosté en mi cama boca arriba, observé su sexo cubierto por una exigua tanga y sus pechos descubiertos, erguidos, lozanos y abundantes que no necesitaban de sostén, ella se giró quedando boca abajo y pude apreciar esas nalgas duras que no me privé de acariciar, lamentándome de no haberla sacado antes de la gira bolichera.

Me calenté al tocarla pero con el pedal que se había levantado la “niña” no daba ni para probar un poco, aún a pesar de que estaba más que bien… yo tenía muy arraigado el concepto de que “esto”, en principio y como mínimo, era “de a dos” aparte que, acostarse y “embocarla” con una borracha siempre era desaconsejable y poco placentero. Eran casi las cinco de la mañana y le mandé un whatsapp a la prima avisándole que estábamos en mi casa con la prima muy borracha y que le dejaba la puerta sin llave para que entrara y viniera a buscarla, después me llevé un cubrecama, una almohada y me acosté en el sofá, quería dormir bien porque me rondaba en la cabeza el tema de ir a conversar con el chino a eso de las once de la mañana.

La prima apareció con una amiga, las escuché a ambas por más que trataron de entrar silenciosamente y el celular me “cantó” las 06,20 de la mañana, se acercaron a verme en el sofá y yo me hice el dormido. Ésta (Graciela) le dijo a la amiga:

-Viste, yo te dije, si la estúpida se puso en pedo, Gonzalo no se la coge ni amenazándolo, vamos que debe estar en la habitación.

-Tenías razón pero venía con la esperanza de que nos “atendiera” a las dos o a mí sola porque me dejaste recaliente contándome de la pija que tiene y esos dos boludos “faloperos” que no se les paraba, nos dejaron con las ganas.

-Bueno pero ahora ya está, quedaremos calientes las dos y no se te ocurra despertarlo porque te saca “como rata por tirante”, veremos más tarde porque seguro que vamos a almorzar acá y me toca cocinar.

Apenas si escuché cuando iba una de ella al sanitario y me quedé profundamente dormido. Me desperté a las nueve y media de la mañana, empalmado y con un hambre atroz, fui al baño y por la puerta abierta de par en par de mi habitación pude ver a tres “monumentos” que dormían boca abajo, “a pata suelta”, destapadas y con sus culos como llamándome, desistí de la idea primaria que me cruzó la cabeza y sólo con el bóxer puesto fui a la cocina, me puse a preparar el café y a tostar varias fetas de pan lactal. Desayuné un café con leche con tostadas, me di una ducha rápida y tapado con la toalla a la cintura, me fui a cambiar a mi habitación.

Desnudo y dando la espalda a la cama saqué la ropa de los cajones de la cómoda y el pantalón colgado en el placard. La primera que despertó fue la prima mayor, las otras, refregando sus ojos y bostezando, lo hicieron al hablar ésta…

-Así da gusto despertar, semejante lomo todo desnudito no se ve todos los días. Buen día Gonza.

-Buen día princesa, como verás, tu primita está sana y salva, jajaja, la resaca le va a durar un rato, luego dale unas pastillas que la van a ayudar, están en el botiquín del baño y en la cocina hay café fuerte recién hecho y tostadas.

-Jajaja, cuando se dé cuenta lo que se perdió por “empedarse” se va a querer matar.

La amiga se terminó de despertar, sentándose en la cama y mostrando las tetas descubiertas sin ningún pudor, me saludó y preguntó:

-Buen día Gonzalo, ¿no te querés quedar un ratito con nosotras?, por lo que veo y por la propaganda que te hicieron se me está haciendo agua la boca y demás.

-Me encantaría chicas pero tengo cosas que hacer. Ustedes hagan lo que quieran, Graciela conoce todo lo de la casa, báñense, desayunen y, si quieren, preparen el almuerzo, comida hay de sobra, yo creo que regreso como a las dos de la tarde.

Las saludé a las tres con un beso en los labios y me fui al supermercado chino para tratar de hablar con el viejo, en el camino iba pensando que me sentía con una energía tremenda como para “atender” a las tres chicas y no me cabían dudas de que me iban a esperar. En el supermercado la cosa fue de sorpresa en sorpresa, en principio me saludaron con reverencias, me pidieron amablemente que esperara un momento, despacharon rápido a una clienta, pidiéndome disculpas porque no podían hacerlo más rápido y luego cerraron el local, de seguido me hicieron pasar al interior, a lo que sería la casa familiar, desde el comedor de la misma pasamos a un enorme patio donde colgaban ornamentaciones diversas y estatuillas de distintos tamaños situadas en varios estantes.

El que oficiaba de Seguridad todos los días en el Súper, que resultó ser el Jefe del Clan Familiar me pidió autorización para ser el intérprete de lo que conversara con el viejo, al decirle que no tenía inconvenientes aplaudió fuerte dos veces e hizo su aparición toda la familia, cinco niñas y niños de entre cuatro y seis años que me sonrieron y conté unas quince personas más, entre ellas dos jovencitos y tres hombres adultos en total (el viejo, el jefe y otro hombre más), las restantes eran todas mujeres, de cinco de ellas podría afirmar que no pasaban los veinte años, casi seguro que entre quince y diecisiete años, puede que menos, las restantes tenían una edad indefinida pero no eran viejas. A un grito del viejo en su idioma, todos, los cuales vestían con ropas tradicionales, se postraron ante mí de cara al suelo.

Yo no sabía qué hacer y me sentí muy incómodo, no conocía el idioma, ni hablar de las costumbres o su Cultura, ¿a qué venía todo eso?, ¿cómo y que seguía?, lo toqué con el pie al Jefe y, al mirarme, le hice señas con la mano para que se levantara, se acercó a mí con un temor casi pánico al que yo sentía latir y hasta oler, entonces le pedí que les dijera a todos que se levantaran, que conmigo una inclinación de cabeza como saludo era suficiente. Se expresó en su idioma con altisonancia, gritos y ademanes, justamente los que siempre me molestaron, mi mano en su hombro y la cara de enojado haciéndole señas para que dejara de gritar fue como palabra santa.

Luego de explicarles bien y que todos se levantaran, me dijo que cuando yo quisiera podíamos hablar con el anciano, me giré para mirarlo y quedé sorprendido por la beatitud y paz de su mirada que imaginé como agradecida, también y esto fue, si se quiere más dramático, la sonrisa serena que esbozó cuando “escuché” sus pensamientos en su lengua de origen, “no me equivoqué al elegir, el hombre tiene fuerza, temperamento, juventud y no se aprovechará de su Poder para perjudicar al más débil, tendrá que aprender pero le sobrará tiempo”.

Me quedé mirándolo con la boca abierta, ¡había entendido completamente los pensamientos en idioma Chino¡ estaba anonadado. El viejo le habló serenamente al Jefe, le dijo unas palabras que también entendí pero no comprendí en su significado, éste se volvió para traducírmelas…

-Él me dice que tiene que mostrarlo para que todos lo vean, que se relaje y lo deje salir, dice que usted sólo tiene que decir “Sal YAOGUAI, sal” y que no se sorprenda porque no le hará daño.

No entendía una mierda, acorde a mi mentalidad occidental, tenía mucha incomodidad y un poco de vergüenza, me tensioné bastante porque lo primero que pensé es que quería que les mostrara el miembro a las mujeres y ya me estaba por negar a eso pero, como si me lo ordenaran… dejé de pensar para mal y dentro de lo que podía por la tensión que experimentaba, decidí relajarme y decir las palabras que este hombre me había repetido del viejo, tal como lo había entendido de sus pensamientos. El resultado de esa primera vez es algo que no voy a poder olvidar jamás y tengo claro que no alcanzarán las palabras para definirlo.

Mi cara no me la pude ver pero vi mis manos, brazos y la parte de adelante del torso, era el cuerpo de un enorme y musculoso oso de color pardo rojizo y como con placas más oscuras como si fuera una armadura o algún tipo de escamas enormes que parecían proteger el pecho, en las manos o dedos de la mano destacaban garras como garfios. No quedó tiempo para ver más, la aparición tardó unos veinte segundos en desaparecer y no bien se normalizó mi cuerpo, me percaté de dos cosas, de la cara de terror absoluto de todos los presentes, exceptuando al viejo que me miró y luego cerró los ojos afirmando con la cabeza y de mi remera destruida, de inmediato el anciano me dio una especie de chaqueta de seda de color rojo con negro que me sentó muy bien y pensó mirándome, posiblemente sabiendo que lo entendía, “el traspaso es definitivo, mi misión está cumplida”.

En la conversación con el anciano me enteré que, como ya no podía seguir usándolo a él, yo había sido elegido y tomado por el YAOGUAI, el cual era un Espíritu maligno o benigno según como se dieran las circunstancias, éste se había se había aposentado en mi cuerpo y en mi mente para morar allí pero no me perjudicaría. También me dijo que se presentaba con las fuerzas, la apariencia y la ferocidad de un gran Oso, era el más fuerte y respetado de todos, además recalcó que podía presentarse con la sabiduría, carisma y estrategia del zorro para subyugar y convencer. Todo lo hablaba sin mirar al que traducía, sabiendo en todo momento que yo lo entendía aunque, quizás por deferencia o para que no se supiera, esperaba que el otro tradujera.

Éste Espíritu tenía además una serie de características provechosas para el portador humano, un sentido de la vista y el olfato súper desarrollado y la posibilidad de la lectura de los pensamientos de quien eligiera para hacerlo (características que ya había experimentado), rapidez, fuerza inusitada, agilidad y mimetismo como para transformarse en el humano que el portador quisiera, además como la tenencia era de “beneficio mutuo”, al necesitarlo y haber usurpado mi cuerpo estaba obligado a brindarme la complacencia de deseos que él no sabría explicar, esto porque éste no había necesitado de otros deseos más que los que su época imponía o por conceptos culturales arraigados. También con pena y acusándose de haber mancillado su propio honor, reconocía que no había sabido estar a la altura de lo que el Espíritu necesitaba. Me di cuenta que esto y muchas otras cosas no las decía en voz alta, sólo las pensaba, me las transmitía y me miraba mientras el intérprete esperaba para traducir.

Me enteré con sorpresa que el viejo había sido varias veces “bisabuelo” porque el Espíritu también te otorgaba longevidad, para mi asombro, me hizo saber que tenía doscientos años de edad, quizás un poco más y que mi cuerpo sólo comenzaría a cambiar a partir de los ciento cincuenta años, también supe que él ya era un anciano cuando el Espíritu tomó posesión de su persona. Por esto, por la edad y porque no se producirían cambios notorios, llegado el momento, debería adoptar otras identidades y residencias. Me aconsejaba no pasar de los setenta años con cada identidad. Yo estaba cada vez más asombrado y ni con la peor de las borracheras hubiera creído esto que sonaba como cuento chino pero la transformación experimentada, la lectura de pensamientos ajenos y el olfato no me dejaban mucho por discutir.

Yo me abstraía pensando en cuáles serían las posibilidades a futuro que podría explotar para mi mejor pasar y darme algunos gustos hasta el momento vedados aunque mis pensamientos no pasaban por el tema del dinero, iban más por el tema del “chusmerio” y del “cotilleo”, de enterarme cosas de los otros o de lograr que no me engañaran. El viejo me llamó a la realidad hablándome, me hizo saber por medio del intérprete que debía juramentarme con dos cosas que eran ineludibles. Le pedí que las enunciara y me expresó que el juramento debía ser firmado con mi propia sangre en un acto anterior a su pronunciamiento y conocimiento.

Por un momento “se me vino la noche”, ¿un Pacto de Sangre?, ¿de qué hablábamos ahora?, ¿acaso no había dicho que no me perjudicaría?, ¿cómo debía tomar esto? En nuestra idiosincrasia religiosa occidental, un Pacto de Sangre implicaba algo oscuro y maligno y mentiría si contara que no se me frunció el upite con esto aunque, dejando de pensar en idioteces religiosas llegué a la conclusión que seguramente esperaba o esperaban, ya “estaba en el horno”, ¿qué peor o que mejor podría ser?, tardé segundos en decidirme, después de todo, el Espíritu chino del que hablaban ya lo tenía incorporado a mi cuerpo. Le contesté que sí, que estaba dispuesto y la pila de temores me los guardé para mí.

El viejo sacó de entre sus ropas una especie de pergamino escrito con caracteres de su idioma, me pinchó el dedo medio de la mano izquierda, vertió unas gotas de mi sangre en un pequeño recipiente, mojó una vieja pluma en el líquido rojo y me la dio, indicándome con el dedo que firmara en determinado lugar. Con un montón de dudas a cuestas le puse el “gancho” al pergamino y que fuera… lo que ese Demonio o Espíritu quisiera. Luego de esto enrolló el pergamino, lo guardó entre sus ropas y limpió el recipiente con un papel absorbente. De seguido golpeó sonoramente las manos por dos veces e hicieron su aparición dos chinos de mediana edad, vestidos impecables de traje y corbata.

El anciano aprovechó para retirarse, me saludó con una inclinación y fue saludado con sumo respeto y deferencia por los hombres recién ingresados, el Jefe aprovechó a pedirme permiso para que todos pudieran retirarse y nos quedamos los tres solos. Se sentaron a mi lado, uno de ellos se presentó y me habló en un perfecto español…

-Estimado señor, nosotros somos representantes del Estudio Jurídico tal …(me dijo el nombre en Chino y me entregó dos tarjetas de presentación en que figuraba, en Inglés y en Chino, el nombre del Estudio, los nombres de cada uno de ellos y una dirección de Hong Kong)por medio del juramento de sangre firmado, usted se ha hecho responsable de la seguridad de la familia del portador anterior, todos pasan a ser de su pertenencia y no podrá renunciar a ninguno de ellos ni a sus descendientes hasta el día en que le toque partir.

-El bienestar económico de ellos ha sido asegurado de por vida por lo tanto no será necesario su aporte para manutención pero estará obligado a estar si lo necesitan para defenderse o escarmentar, acorde a su criterio, a quienes los perjudiquen, en su defecto ante su ausencia, arbitrar los medios para que así acontezca.

Se me cruzaron todos los cables, cada vez entendía menos, ¿cómo era eso de que eran de mi pertenencia?, me sonaba a algo parecido a la esclavitud, algo que mi raciocinio no llegaba a admitir, ¿qué era eso de no poder renunciar a ellos?, ¿qué significaba eso de defenderlos y/o escarmentar a quienes los perjudicaran?, ¿cómo podría hacer algo así?... El Abogado se dio cuenta de mis dudas o las esperaba y, de alguna manera, comenzó a aclararlas…

-Para entender el tema de la pertenencia debería entender milenios de nuestra Cultura, a su mentalidad occidental le costará comprenderlo de entrada pero todas estas familias se formaron, se desarrollaron y seguirá así por los siglos para la atención, servicio y pertenencia del portador. La vida de cada uno de ellos, aún moviéndose de modo independiente estudiando y/o progresando aquí o la que están en el exterior están íntimamente ligadas como con un cordón a la vida del portador.

-La palabra y el deseo del portador está por sobre sus vidas, por eso éste se compromete a protegerlos con toda la fuerza del YAOGUAI o a castigarlos con la misma fuerza si no lo obedecen. En cuanto al tema de defenderlos o escarmentar a quienes los perjudiquen, no será tan literal porque aún LA TRIADA más poderosa sabe que con ellos no pueden meterse ni por casualidad pues el castigo sería la desaparición del culpable o culpables y de toda la familia del ofensor y ni usted podrá incidir sobre el YAOGUAI si él así lo decide.

Para colmo de males comenzó a explicarme las cosas hablando en plural, ya no era “la”, eran “las” familias y por otro lado, era evidente entonces que habría decisiones que yo no podría tomar, el Espíritu las tomaría por mí y yo sólo sería un “partícipe necesario” o algo similar. Mi cabeza era una “pensadera revoloteada” y en todo ese remolino de ideas se me cruzó lo que el Abogado no sólo había hablado en plural, también había dicho algo respecto a “aquí o en el exterior”, entonces le pregunté sin más, ¿cuántas eran “las” familias y dónde vivían?

-En total son veinte familias con distintas cantidades de integrantes y se las puede encontrar en varias capitales del Mundo dedicándose a distintas ocupaciones, empleos, estudios y profesiones, de hecho, quien me acompaña es mi primo y quien dirige el Estudio Jurídico como Director General es el Jefe del Clan Familiar de nuestra familia radicada en Hong Kong, sino no podríamos estar hablando ni conocer de esto.

-Ahora le entiendo, no todo pero algo le entiendo aunque se me complica aún más la cosa pues se me ocurre pensar en cómo ayudar a cualquiera de ellas que no viva cerca porque mis recursos son limitados.

-Por ahora no podemos informarle nada más pero, como tenemos que dejar pasar dos días, seguramente el miércoles tendremos otra reunión en la que le aclararemos y dilucidaremos mejor todas sus dudas.

La dejaron ahí, “cortita y al pié” como decimos los amantes del fútbol y lleno de interrogantes. Se retiraron después de saludarme respetuosamente y se acercó el Jefe con todas las mujeres de la casa para decirme que tenía que elegir a dos de ella, las que se ocuparían de mi persona, de mi casa, de mi ropa, de mi comida y de todo lo que se me ocurriera, para ello les gritó y las hizo parar nuevamente enfrente de mí. Me dio por las pelotas esta manifestación imperativa, de entrada íbamos a chocar o a estar en desacuerdo pero, si yo mandaba, las cosas, sí o sí deberían ser a mi modo.

-Mire, yo respeto sus costumbres y su Cultura aún cuando no las conozca pero hay cosas con las que no estoy de acuerdo y como las decisiones desde ahora en adelante serán mías desde ya le digo que los gritos y las imposiciones del tipo oriental como las que le vi ejercer hoy no son lo mío, traté de no manifestarse así en mi presencia porque nos llevaremos bastante mal, cada cual tiene que saber lo que debe hacer y cómo hacerlo sin necesidad de gritos. Hoy nadie se va conmigo, las más chicas que se dediquen a estudiar y a progresar, señalé a dos que debían andar en los 25 a 30 años, ¿ellas tienen hijos o maridos?

-No señor, las dos solteras y hablan bastante mucho Español.

-Bueno, mejor que mejor, que vayan mañana a mi casa, a eso de las 9 de la mañana, vestidas con jeans y remeras o con polleras a estilo occidental, van a arreglar mi casa y mi ropa y veremos que saben cocinar. Después hablaré con usted para saber que hacen los demás.

Sin más me retiré, todos saludaron con reverencias a las que no contesté y me volví para casa. En todo esto había algo que me sacaba totalmente de quicio, odiaba, bueno, en realidad no sé si era odio pero me molestaba sobremanera y me rebelaba el proceder de los orientales respecto a quienes ellos consideraban un “Superior”, se me antojaban como genuflexos y asquerosos serviles, ni hablar de los gritos, ademanes, humillaciones destempladas y golpes que los “Superiores” ejercían contra los que tenían “debajo de su suela”. Era algo que no toleraba ni en las películas y que no me vinieran a hablar de “Cultura Milenaria”, unos eran asquerosos por ejercer esa violencia disfrazada de respeto y otros por permitirla como esclavos sumisos.

Como fuere, en el camino me decidí a no darme “máquina” con todo esto, ya vería cómo evolucionaba todo, lo que si tenía claro es que se me había otorgado un Poder de Mando y Decisión que estaba más allá de cualquier negativa debido a esto, serían ellos los que deberían adaptarse a lo que yo decidiera, asimismo, tenía que buscar la manera de sacarle partido al Espíritu que moraba en mí… “Todo es más simple de lo que piensas, sólo pide lo que deseas que haga o que suceda y yo lo haré o te diré si es factible o no”…

Lo escuché total y absolutamente claro en mi cabeza y me detuve en seco, tuve que apoyarme en la pared porque se me aflojaron las piernas y pregunté:

-¿Usted, -no sabía cómo dirigirme a él- puede comunicarse conmigo?

-“Si puedo comunicarme pero lo haré sólo cuando sea necesario o lo pidas y utilizando tus mismos modismos e idioma. Es evidente que hay cosas que no te dijeron o no te supieron explicar, me podés pedir lo que fuere sin necesidad de utilizar ningún nombre específico, sólo tendrás que recordar que en un animal no hay conciencia ni clemencia. No hay idioma del Mundo que yo no conozca y aunque no podrás hablarlos, los entenderás todos, esto es un secreto a guardar y nadie debe enterarse, lo mismo sucede con tu capacidad para “escuchar” lo que se piensa, sólo muy pocos podrán saberlo”.

-Entiendo pero a mí me preocupa el tema ese de la “defensa” de las familias y…

-“A partir del miércoles ya no tendrás problemas económicos y dispondrás de un dinero que podrás gastar a discreción sin rendirles cuentas a nadie, eso implica poder viajar adónde quieras, te lo van a explicar el miércoles ya que el señor XXX acaba de fallecer y hay que hacer los funerales y la papelería pertinente sobre el legado. De entrada y esto es importante, tendrás que “poner en vereda” a muchos y viajar a conocer a todas las familias y, de alguna manera, “desprenderte” de tu propia familia pero no quedarán desprotegidos”.

Yo me veía como un loco hablando solo en la calle y apoyado en una pared, no era nada lógico y opté por sacar mi teléfono para que pareciera que hablaba por él.

-¿De qué modo o manera debo “pagar” por estas supuestas “facilidades” que dice que se me darán?

-“Nadie exige “pagar” nada, es mi agradecimiento por ocupar tu cuerpo, sólo debés tener en cuenta que no puedo quedar expuesto ni debés permitirlo, si el oso o partes de él salen a la vista y el humano que lo ve, sea quien sea, sin ser de las familias, no lo conocía de antes, éste debe ser silenciado, algo de lo que me ocuparé yo sin que tengas injerencia en ello ni puedas influir”.

-Si se dan todos estos cambios y debo viajar seguido, ¿cómo lo explico en mi familia o amistades?

-“Después del miércoles y sólo para tu familia, habrás recibido una herencia de un anciano chino solitario al que le salvaste la vida de forma circunstancial, el mismo perdió la vida a los dos días por las heridas y te legó su empresa. Parte de esa herencia sorpresiva implica hacerse cargo de una empresa de transportes en China a la que deberás viajar para hacerte cargo a la brevedad y solamente podrás verlos a ellos cada cuatro o cinco meses, eso si tú así lo quieres. De hecho ya podrías anticiparles algo, sin muchas explicaciones y decirles que ellos recibirían un dinero por intermedio de un Representante de la empresa pero no sabes cuánto”.

-Me van a “coser” a preguntas, además imagino que a mis amistades no podré decirles nada.

-“Les estarás diciendo la verdad, no puedes informar lo que no sabes, en principio es todo lo que te dijeron y en cuanto a las amistades, hay un solo amigo, procedé igual con él, aunque, hoy por hoy, está “en otra””.

Me sonreí imaginando que lo de estar “en otra” implicaba tener un determinado “tajo” entre ceja y ceja. Había reanudado mi camino y ya estaba llegando a las puertas de mi casa cuando recordé que podrían estar las mujeres en el interior y estaba por preguntar cuando escuché nuevamente a la voz interior.

-“Jajaja, con respecto a las mujeres yo no me meto, tendrás una capacidad magnificada para dar y darte cualquier tipo de placeres, es más cuando sientas que tus energías se reducen, con sólo desearlo, las tomarás de tus acompañantes, eso sí, tendrás que aprender a dosificar esas “tomas” para no “secarlos” y esto es literal”.

Ya vería como sería ese tema de “tomar energías” de mis acompañantes, en ese momento eran casi las tres de la tarde y entré en mi casa con un hambre tremendo, había desayunado poco y las emociones habían sido fuertes, desconcertantes y muy variadas. La casa estaba en silencio, parecía no haber nadie y me fui para la cocina a comer algo. Sobre la mesa estaba colocado el plato con los cubiertos y sobre una fuente tapada había carne asada fría y en un bol ensalada preparada. Comí con ganas y lamenté que las chicas no estuvieran, de buena gana hubiese comprobado que tanta experiencia tenía la pendeja que había llevado borracha a casa. No bien había terminado de comer y mientras recogía todo de sobre la mesa me llegó un mensaje al celular.

Era Graciela y en él me decía que tuvieron que irse con urgencia porque la madre de Cynthia no se sentía bien y el padre estaba muy preocupado, además que Flor -la amiga de Graciela- no se animó a quedarse sola esperándome. Le contesté que era una lástima pero que estaba bien, que no faltarían oportunidades y que esperaba que la madre de Cynthia se sintiera mejor, les mandé un beso y me fui a dormir una regia siesta, dentro de todo me vino bien que no estuvieran, la cama tendida y arreglada con una mezcla de los perfumes de las tres, me recibió con los brazos abiertos.

Me olvidé del Mundo en los brazos de Morfeo, no hubo Espíritu, sueños raros, pena porque las mujeres no estaban, ni sonidos de teléfonos celulares que me jugaran en contra, me desmayé por casi cuatro horas. Cuando desperté me di una ducha caliente y relajante y luego, en el living, me puse a pensar en el modo en que le explicaría las cosas a mis padres y a mi hermano, mucho no les podría decir y decidí que les diría algo similar a lo que me había hecho saber telepáticamente el Espíritu. El timbre tocado insistentemente me sacó de mis pensamientos y me encontré en la puerta a las dos primas, estaban solas y me hizo saber Graciela que Cynthia quería hablar conmigo.

Las hice pasar y pregunté por la salud de la madre de Cynthia, me contestó que estaba bien, que se había descompensado un poco por la medicación que le habían dado el viernes pero que fue más que nada porque el padre se alarmaba bastante ante cualquier amago de recaída. La que siguió hablando fue Graciela…

-Gonzalo disculpá que hayamos venido sin avisar, yo sé que no te gusta pero mi prima se pone insoportable cuando quiere algo y quería disculparse con vos cara a cara.

-No tiene porque disculparse, lo pasamos lindo, lo único penoso es que por el pedo no pudimos pasarlo mejor. Cynthia, te voy a contar un secreto y de aquí no va a salir, creo que me porté bien, aún cuando te desnudaba porque me calenté bastante, tenés un cuerpo hermoso, debe ser de familia porque conociéndola a Graciela, no sé cual es más bello y excitante.

El rubor se hizo notar en las mejillas de la jovencita y el aroma a hembra de las dos me inundó las narices… “¡Qué hijo de puta!, estoy toda mojada, no me puedo ir sin que me rompa el culo como él sabe”, Graciela no sólo pensaba eso, también me miraba como con ganas de comerme a mordiscones. Por su parte Cynthia me lanzó mentalmente una especia de desafío… “Estoy recaliente, si es cierto que sabe como pienso, me gustaría que me parta la boca con un beso y haga lo que quiera conmigo”. Yo las miré a las dos, pensé que las dos merecían el rato de placer que podríamos pasar juntos y les hablé a ambas:

-¿Qué les parece si pedimos un par de pizzas con gaseosas y les concedo el deseo a ambas?

De inmediato se miraron y me miraron como interrogándome pero aceptaron que pidiera las pizzas. Tomé el teléfono y llamé a la pizzería acostumbrada, en unos veinte minutos traerían el pedido, cuando corté la comunicación dejé el teléfono sobre la mesa y me acerqué a Graciela, la abracé y acercándome a su oído, con un tono que pudiera escuchar la prima, le dije:

-Te voy a dar el gusto, te vas a ir de mi casa con el culito roto como a vos te gusta pero antes tengo que cumplir con Cynthia y partirle la boca con el beso que está deseando.

-No, no podés, ¿qué estás diciendo?, -dijo Graciela pero su cuerpo se aflojó como acurrucándose en mi abrazo-.

-Si Gonzalo si, hacelo, viste, te dije que sabe lo que una está pensando, -dijo Cynthia pegando su cuerpo a mi costado y ofreciendo toda su boca, la que no tardé en devorar-.

Sus labios llenos se abrieron y ambos nos prodigamos con salivas, lenguas y mordiscos suaves, de inmediato sus gemidos llenaron la habitación y la mano que abrazaba a Graciela descendió apenas un poco para acariciar sus tetas duras de pezones sobresalidos y excitados. Ella también gimió ante la caricia y no tardó en deslizar su cuerpo para hincarse y bajar mis pantalones cortos junto con el bóxer. No hizo falta dar indicaciones extras, sabía perfectamente que y como hacer.

Una mano se ocupó de abarcar mis huevos, la otra se aferró al miembro al que comenzó a besar, apenas un par de veces, para luego iniciar una mamada prodigiosa matizada con saliva y arcadas para introducirlo hasta lo más profundo. El beso no cesaba y mis dos manos se ocuparon de las tetas de Cynthia, eran apenas un poco más chicas que las de su prima pero igual de duras, sus pezones eran también más chiquitos aunque parecían más duros y más que sensibles porque me bastó apretarlos un par de veces para que su orgasmo se hiciera sentir con un gemido alto y temblores en todo el cuerpo.

Graciela se incorporó y terminó de desnudarme, ahora fue su turno para que nuestras bocas se prendieran en un beso feroz. Nos separamos para que Cynthia sacara por la cabeza de su prima la remera de ésta y nos volvimos a besar mientras la primita le sacaba la minifalda, Graciela le hizo señas para que no bajara su tanga, yo sabía que le gustaba que se la sacara despacio al tiempo que lamía su entrepierna. Ya Cynthia estaba totalmente desnuda y me encantó notar que los dos cuerpos eran muy similares, uno más juvenil aunque igual de hermosos y dispuestos a dar y recibir placer. Las abracé a las dos para irnos a mi cuarto y Graciela no pudo reprimir su curiosidad.

-Gonza, ¿cómo es eso que podés leer la mente?, ¿cómo sabías que quería que me lo rompieras?

-No seas tonta, como si no supiera que te “enloquece” que te haga la cola, de hecho me lo pedís siempre que podemos estar juntos y lo de tu prima lo adiviné porque me miraba y le temblaban los labios como queriendo que se los besara, es nada más que simple observación y en tu caso, conocimiento de lo que te encanta.

Ya no hubo más que hablar, al llegar al dormitorio caímos los tres sobre la cama y ellas se ocuparon de mí placer besando y lamiendo todo mi cuerpo, mi participación sólo estaba dada por el movimiento de los dedos de mis manos que se ocupaban de acariciar y, a veces, horadar en los orificios de la más cercana. Graciela quedó lejos del alcance de mis manos porque toda su atención estaba en la parte baja ocupada con manos y boca a satisfacer a mi miembro que palpitaba desesperado ante su mamada.

Cynthia se ocupaba de besar mis tetillas, todo el torso, el cuello, la cara, la boca y no tardé en pedirle que se sentara abierta de pierna ante mi cara para alcanzar sus intimidades, así lo hizo y me deleité con sus jugos, gemidos y espasmos cuando mi lengua alcanzaba el orificio cerrado de su culo. No tardó en tener un orgasmo fuerte acompañado de un grito que no pudo retener.

Apenas unos segundos antes de que Cynthia tuviera su orgasmo, la prima se había sentado sobre mi miembro y luego de penetrarse despacio por la vagina estrecha -siempre me había asombrado esto en Graciela- comenzó a cabalgarlo sin escatimar exclamaciones de placer, movía sus caderas acomodándolo para que recorriera todo los puntos más erógenos de su interior y se aferraba con ganas a las tetas de su primita impidiendo que ésta se desplomara sobre mi cara al orgasmar. Un par de movimientos más y ahora fue ella la que no se privó de gritar cuando dejó que su placer estallara, con una giraba la cara para que no me ahogara y “escuchaba” a la otra pensar… “¡Por Dios, cuanto necesitaba un orgasmo así!, con Raúl (el flaco con el que salía) nunca puedo lograrlo con tanta intensidad”.

Cynthia salió de encima de mí y Graciela se estiró lo más que podía para darme un beso profundo sin que el miembro abandonara por completo su interior, movía su cuerpo y me comía la boca gimiendo, se estaba bien con ella estirada sobre mi cuerpo y el ¡Ohhh! que profirió Cynthia nos sacó del momento, giramos para mirarla y tenía la vista fija en el miembro que quedaba al descubierto con el glande dentro de la vagina de su prima. Graciela se movió y los ojos de la primita se abrieron aún más cuando todo el miembro descubierto y en todo su esplendor quedó a su vista plena. “Eso no me va a entrar” pensaba y luego repetía en voz alta y la recién cogida la abrazó riendo sin poderse contener.

-Jajaja, quedate tranquila prima, te lo vas a poder “comer” todo por todos lados y lo vas a disfrutar, eso te lo firmo donde quieras.

-Dale, acercate y comenzá a hacerte amiga, jajaja, -le dije-.

No pude continuar, el sonido del timbre nos sobresaltó, era el catering de la pizzería, salté de la cama, busqué el pantalón corto en el comedor y salí a atender al repartidor. Con las cajas de pizzas en mis manos las llamé para comer, después seguiríamos nuestra “conversación”, en ese momento se imponía comer la comida caliente. Comimos, bromeamos, nos aprovechamos un tanto de la inocencia de Cynthia y luego de un rato de sobremesa, continuamos con nuestro “metiers” a instancias de Graciela que había vuelto a calentarse y me pedía que cumpliera con la “rotura” deseada.

Cynthia nos sorprendió a los dos, comenzó sufriendo el miembro cuando penetraba por cualquiera de los agujeritos y terminó gozándolo como toda una mujer avezada, hasta se animó a intercambiar fogosos besos con su prima y pedía a gritos que ésta le mamara los pezones. Quedamos los tres muy satisfechos y se fueron como a las dos de la mañana, yo me dormí enseguida tratando de adivinar que me depararían estos días.

Continuará…

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