El demonio de nombre extraño (13)

Hay que ajustar montones de tuercas en las empresas. Conozco uno de los más famosos clubes nocturnos del Mundo y las RR.PP. son espectaculares.

EL “1 OAK” Y LAS RELACIONES PÚBLICAS.

Nuevamente me agarraba la “modorra” de la media tarde, por eso, les dije a todos que estaban liberados hasta las diez de mañana y subí a la habitación, seguramente me dormiría por un rato despertando para la hora de la cena pero cuando vi la computadora portátil arriba del escritorio que había en un costado de la habitación, se me ocurrió comunicarme por Skype con Carlos y la gente de la casa.  Lo llamé por teléfono para avisarle que me iba a comunicar por ese medio y me atendió rápido, estaba con Zulma y con Patricia , Virginia había salido a ver a la madre que estaba un poco mal de salud.

Los saludé a todos, mandé besos para las chicas y pedí novedades.  Estaba todo muy tranquilo y con una temperatura agradable porque el verano se acercaba “pisando fuerte” y hasta habían usado la pileta.  Luego de un par de bromas y de comentarles que Nueva York no era tan lindo, las chicas se despidieron y quedé hablando con Carlos

  • ¿Tenés novedades de lo tuyo?
  • No, no tengo ninguna, posiblemente se haya cansado.
  • Carlos, voy a ser sincero con vos, antes de venir solucioné o mandé a solucionar tu problema, no preguntes nada porque no te voy a dar ninguna información.  Entrá en mi oficina y en el cajón principal del escritorio, que está abierto, buscá las fotos que te interesaban y después de esto, ciego, sordo y mudo.  ¿Está claro?
  • Más que claro Gonzalo y muchas gracias por esto.

Quedé satisfecho con el agradecimiento del mayordomo y cuando me levanté de allí pasé cerca de la cama, ésta parecía estar llamándome y me entregué a lo que quisiera.  Me quedé “frito” enseguida.  De un telefonazo, me despertó Chao como a las nueve y media de la noche para preguntarme si iba a bajar a cenar o quería la cena en la habitación, decidí bajar a cenar luego de una ligera ducha.  Daba gusto entrar en el restaurant del hotel, el lujo se “respiraba” y el nivel de la gente no le iba en zaga, después de todo, no daba para menos pues el precio de la habitación no era nada barato, al margen de esto Chao me esperaba en la mesa y comimos muy bien, a los postres conversé con él respecto al día de mañana.

El tema para mí era muy simple, no tenía ganas de entrar en “tires y aflojes” con nadie, asumía que tampoco iba a tirar o aflojar mucho porque al que me jodiera pensaba dejarlo de lado y se acababa la historia pero, ni ganas de eso tenía.

  • Chao, mañana no tengo ganas ni de verles las caras a estos tipos.  El asunto lo arreglo sencillo, te presentás en la reunión, te hacés bien el tonto respecto a los que puedan “pegar el faltazo”, porque si el “amigo” en común cumplió con sus palabra, hay dos que seguro no estarán.
  • Eso delo por sentado Gonzalo, no creo que mi compatriota chino se la juegue a fallarle.
  • Estoy convencido de eso y no creo que ni el Presidente ni la Vicepresidente puedan “llegar” a la reunión, si no se sabe lo que presuntamente pasó mejor para vos, si algo ya se sabe obvia cualquier comentario y no les des importancia a que no estén, deciles que yo quería hacer correr la renuncia de ambos, nombrá a “fulano” en su lugar y a “mengano” como “Vice”, -le di las carpetas de los nombrados- .  Hacé hincapié en el tema de los traductores automáticos en el mostrador de entrada, si la chica no está trabajando como Encargada “fleta” al responsable, tenés mi anuencia para aceptar la renuncia o despedir a quien creas conveniente.  Que la cosa sea “a cara de perro”.

Chao tenía dudas respecto a los pasos a seguir con el personal de Seguridad, según me había comentado, el Director de la Agencia en Nueva York lo había llamado por teléfono porque había diez efectivos que no estaban en condiciones de trabajar y no sabía si reducir el plantel o contratar a nuevos.

  • Chao, a ver si nos entendemos y dejate de joder, vas a actuar en mi nombre, te entrego toda mi confianza y actuás como si fueras empleado de ellos, así no es como debe ser la cuestión, el Director de la Agencia de Seguridad me chupa tres huevos y para vos debe ser lo mismo, pedís una oficina por si querés hablar con alguno en privado y que se presente con vos el Encargado de Seguridad, si te convence bien, sino lo llamás por teléfono al Director y lo hacés responsable a él por si llega a haber alguna falla en la Seguridad de esa empresa.  Respecto de los efectivos, que lo resuelva él o el Encargado, ni vos ni yo estamos para eso.  Si demostrás dudas en el trato les vas a dar lugar a que te hagan planteamientos o traten de llevarte a su terreno y yo no pienso tolerar eso.
  • Está bien, lo que sucede es que no quiero tener diferencias con usted respecto a lo que yo decida.
  • Chaoooo, me vas a hacer enojar y te aseguro que no te conviene, -se puso un poco pálido-. Entendeme bien, ¡ufffff!, esa mentalidad que tienen los orientales para con él que supuestamente está por encima me pone “del tomate”.
  • Si bueno, yo estoy más “occidentalizado” en el trato pero, convengamos que usted no es un Jefe “común” y eso lo sé de primera mano, -lo dijo esbozando una sonrisa-.

Me causó gracia la contestación y no pude menos que reírme, le aseguré que podía hacer y deshacer como le viniera en gana y que por eso y para eso lo mandaba en mi nombre, le dije además:

  • Si se te ocurre que tenés que desmantelar y reemplazar a todo el Consejo Directivo, lo hacés, con los de Seguridad igual.  Vas a ir al lugar con Kaila, Danny y con Blago, los tres hablan Inglés y que no vaya a ser cosa que algunos de los que despedí ayer permanezca en la empresa, si es así, ubicá al responsable y lo despedís sin vuelta de hoja y sin escuchar razones, si quieren hacer reclamaciones, que se ocupe el Estudio Jurídico y si te es más fácil, citá en el lugar a los dos mejores Abogados que tengas pero, que no abran la boca, salvo que vos les des el lugar.

Con lo que le dije quedó más que conforme y daba por descontado que los dos mejores Abogados del Estudio que él dirigía y/o que de él dependía se presentarían como un modo de hacer “bulto legal” .  Ese tema lo daba por finiquitado y no bien terminamos el café lo invité al Abogado chino a tomar algo en el bar del hotel, demás está decir que si es restaurant era apacible y lujoso, el bar no se quedaba atrás.

El lugar era tranquilo, de estilo muy moderno con algunas plantas ornamentales naturales que le daban un tinte más íntimo y acogedor, las dos camareras que atendían las mesas parecían modelos de pasarelas, una rubia y la otra morocha, altas, estilizadas y de tetas “armadas” pero… absolutamente yanquis, de culo chato, que, a mí en particular, nunca me provocó el mínimo gusto.

Me podían y “ponían” los culos parados, duros, agresivos, sin gordura ni nalgas flojas, de tamaño chico o mediano (nunca entendí como pueden gustar esos culos grandes y flojos, de nalgas abundantes que se mueven como independientes de todo el cuerpo.  ¡Ya sé, ya sé!, es cuestión de gustos, a mí no me “llaman”.) y esos culos “a mi gusto” sólo se podían encontrar en las latinas o en sus descendientes, como sea pedimos unos tragos largos al barman y nos sentamos junto a la barra, me desentendí de la “chatura nalgosa” .  La música era suave y me propuse disfrutar del trago.

Chao había mirado un par de veces a las camareras, me di cuenta que no sabía nada de su vida amorosa y me propuse “escucharlo” para enterarme de algunas cosas.  El primer pensamiento que me sorprendió fue un interrogante referido a las camareras, “¿cuánto me cobrará la rubia por pasar la noche con ella?”…¡Joderse con Chao , era un “paganini” cuando se trataba de mujeres!...

  • Parece que la rubia te encandiló Chao, sabés algo, ¿nunca te pregunté si sos casado o estás de novio?
  • Ni una cosa ni la otra, jajaja, soy una especie de “viudo” -la bebida de la cena más el trago que ya casi se había terminado le aflojaba la lengua al Abogado-, tuve que “matar” en mis sentimientos a la mujer que amaba, yo era apenas un estudiante de Derecho en el tercer año y la mujer que amaba y con la que compartíamos todo, fue obligada por la familia a casarse con un tipo mayor y la “maté” porque no tuvo la valentía de negarse a ello, aunque al final no llegó a casarse.
  • Esas son algunas cosas que no entiendo o me niego a entender de determinadas culturas.
  • Hace un largo tiempo de aquello, primero porque la comparaba con todas las que se me arrimaban y ninguna salía favorecida, después porque el estudio me insumió todo el tiempo, quería recibirme y triunfar para demostrarme a mí mismo y a varios que yo podía ser más de lo que era.
  • ¿Tu familia no te ayudó con eso?
  • Los occidentales son muy distintos, yo tenía todo lo material pero jamás se me ocurriría hablar con mis padres sobre el tema sentimental y ellos mucho menos preguntar y luego de ella nunca más apareció alguien que, como dicen ustedes, “me moviera el piso”.
  • Yo viví solo la mayoría de mi adolescencia y mi adultez y aunque podía consultar lo que fuera con mis padres, nunca los involucré en mi vida, algo te entiendo pero, ¿cómo te arreglas con las “necesidades”?
  • Pago, elijo la mejor y pago, es mucho más barato que “hacer el novio” y es “a elección”.

Podría ser el alcohol o las ganas de hablar, lo que sí tenía claro es que lo que me estaba diciendo era la pura verdad y coincidía totalmente con lo que estaba pensando.  Le dije que lo comprendía le conté que tenía a varios conocidos que hacían lo mismo que él y también opinaban que era más barato y sin remilgos, es más, le conté también como hacía yo con mis “supuestas novias” y le causó bastante gracia aunque me comentó que nunca lo había pensado porque no era de “bolichear” , iba a un buen lugar donde abundaban las “escort” o “gatos de lujo” , elegía a la que más le gustaba, cerraba el trato y pasaba la noche acompañado.

La conversación con Chao me llevaba a pensar en disfrutar de la noche y nada mejor para ello que hacerlo junto a mujeres hermosas. ¡Qué joder! , estaba en Nueva York , en pleno centro de Manhattan , “forrado en dinero” , “nadando en guita” o como se le quiera decir, soltero, sin compromisos, ni chico que me meara la cama, ¿qué mejor que disfrutar de un muy buen club nocturno, con un buen espectáculo y mujeres desinhibidas que te hicieran pasar un buen rato? No lo pensé más, no tenía ni idea de dónde ir pero sabía de alguien que me podría orientar mejor que cualquiera.  Le dije a Chao que se preparara que nos íbamos de joda a un club nocturno o similar, me dijo que no había problemas y lo llamé a Jacinto .

Estaba de suerte, había terminado un recorrido con una pareja de turistas y se aprestaba a retirarse cuando lo llamé, no me dejó terminar de decirle adónde queríamos ir, “después me cuenta, yo voy adónde usted me diga, en tres minutos estoy en la puerta del hotel” .  Efectivamente, llegó rapidísimo y nos subimos con el Abogado chino a la limusina, éste miraba asombrado todo el interior y luego de saludarlo a Jacinto le presenté a Chao y le pedí que nos llevara al mejor club nocturno de Nueva York.

  • Déjelo por mi cuenta mi “cuate”, vamos a ir al club nocturno número 1 del Mundo, el “1 OAK” , elegido por las personalidades artísticas de la música y la farándula.  Está en la calle 17 Oeste en Chelsea y conmigo no necesitarán presentación en la puerta, podremos ingresar sin problemas, mi hermano es el Jefe de Seguridad y mí cuñada la encargada de relaciones públicas.
  • En realidad quería algo más “latino”, no quiero saber nada con culos “chatos”, aunque el plan me gusta, eso sí, entramos los tres porque si me hablan en Inglés no puedo contestar.
  • Si es por culos no van a faltar y de los más “famosos”.

Me enteré que el Club Nocturno se llamaba en realidad “ONE OF A KIND”(único en su clase) y había varios en distintas ciudades de EE.UU. , la entrada era con revestimiento en largos listones de madera como si fuera de cedro, dos o tres puertas y bastante iluminado, estaba ubicado sobre una calle común y no destacaba de otros que había conocido en mi ciudad.

Al detenernos con la limusina y bajar un chino y un occidental nos rodearon fotógrafos preguntando quiénes éramos, Chao les explicaba que sólo éramos turistas y perdieron pronto el interés, además, como no era un “famoso” tuve que abonar la entrada para los tres y lo hice con mi tarjeta de color fucsia porque no eran para nada baratas, esto nos vino bastante bien porque mientras esperábamos a Jacinto , se acercó a nosotros una morocha espectacular de ojos renegridos que se dirigió a mí, se presentó como de Relaciones Públicas, me devolvió la tarjeta y en un perfecto Español me preguntó si queríamos un lugar VIP para estar.

Lucía un vestido de noche muy elegante, con un gran tajo al costado que dejaba ver sus piernas de un moreno perfecto y calzaba zapatos de tacos altísimos, la sonrisa no era de este planeta, ni hablar de sus ojos enormes y un cabello que le caía como cascada sobre los hombros y sí, para que negarlo, también lo noté, tenía un culo espectacular.

Me extrañó que se dirigiera a mí y hablando en Español, aún cuando fuera la cuñada de Jacinto , éste no le había avisado nada pero, enseguida caí en la cuenta que el nombre Gonzalo de la tarjeta y el apellido, no tenían nada que ver con China .  Nos dijo de entrar y le pedimos esperar unos segundos a un amigo.  Al llegar Jacinto se saludaron con cariño, nos la presentó como Mariángeles e ingresamos al “famoso” Club.

Adentro el cambio fue espectacular.  Yo había estado en muchas discotecas, aunque, debo reconocerlo, al comparar eran casi del Tercer Mundo, los lugares para, digamos estar y pasar, eran para quedarse a mirarlos, una enorme barra en madera atendida por cuatro barman, separaba por un pasillo de casi tres metros a los sillones para dos personas enfrentados a otros dos, con una mesa en el medio, así, enfrentados de a cuatro a lo largo de casi diez metros o más, junto a algunos otros, para más capacidad de personas, diseminados por el lugar al costado de la barra.

El techo semi abovedado y altísimo, forrado también por listones de madera del que pendían dos o tres enormes arañas redondas en tres círculos iluminados (uno mayor y luego en escala descendente) , parecía ser el techo de una antigua bóveda o bodega.  Todo el lugar estaba alfombrado con una alfombra de color ocre surcada de listones negros de unos quince centímetros que parecían “viborear” a los pies de quienes la transitaban.

Se me hacía sencillo ver algunos detalles a pesar de la luz difusa y “bolichera” , una porque mi capacidad visual, efectivamente, había mejorado mucho y otra porque estaba acostumbrado a todo ese tipo de iluminación…  Jajaja, parece broma pero los ojos del habitué se adaptan enseguida el entorno semioscuro, algo que no pasa con el que no se mueve seguido en ellos.

A un costado de la entrada había un lugar chico con un mural lleno de nombres de productos comerciales, propagandas que le dicen, allí, delante de seis o siete fotógrafos que había y, según querían, posaban las personalidades que ingresaban al lugar, noté que la gran mayoría que posaba eran de “medio pelo” y sólo por hacerse ver, los más encumbrados seguían de largo y/o apenas si les “robaban” alguna foto al pasar.

A la pista de baile se ingresaba por uno de los laterales de éste lugar y estaba atiborrada de “especímenes” de todo tipo, bien vestidos o “a la que te criaste” pero todo de marca, eso sí ninguna zapatilla y las mujeres todas con zapatos de taco de distintas medidas, preferentemente altos. Mariángeles nos llevó hasta la zona de los VIP y el cambio de ambiente se notó.  Era más tranquilo, con música más suave, los sillones eran más largos tipo sofá de seis cuerpos y casi en “U” , la mesita era más larga, había también una barra un poco más chica al fondo del salón y las paredes estaban adornadas con cuadros y una de ellas estaba pintada como si fuera un mural de una cascada, el juego de las luces del lugar te hacía creer que en cualquier momento te salpicaba.

Unos tres sillones más de las mismas características te daban a entender que no era exclusivo en un 100% y a poco de estar allí lo pudimos comprobar con el ingreso de un “veterano” de cabello largo rubio, más o menos de mi altura rodeado de una morocha y cuatro rubias que se afanaban por acariciarlo y hacerle “mimitos” . “EsMike Rourke -me dijo Jacinto señalándolo con la cabeza-, nos saludó con una mano en alto, “si gustan” no dijo casi gritando y se sentó en medio de todas las mujeres.  Mi vista me hizo saber que no se había dejado ninguna arruga en la casa, su cara era un pergamino y se me hacía que estaban todos “muy puestos” , el polvo blanco que pusieron sobre la mesa, me lo confirmó. “Estarían un par de líneas, ¿no?” , -dijo Jacinto-, lo miré serio y le contesté, “es tu gusto pero después “caminá” solo, no la voy con los que consumen estando conmigo” , no hizo falta decirle más.

Cuando se acercó la camarera, el mexicano pidió un cóctel que yo ni idea, sólo le entendí que llevaba tequila, Chao y yo pedimos champan francés, lo trajo con el correspondiente balde con hielo y la servilleta para servirlo. Mariángeles se acercó a hablar conmigo y le pedí que por favor se sentara a mi lado, se podía hablar bien sin levantar la voz por el sonido de la música.

  • ¿Qué tal la estás pasando en Nueva York?, creo que eres argentino, ¿no?, ¿eres empresario allá?, te estuve mirando y me he dado cuenta que las luces o las pocas luces y difusas no te incomodan, algo conoces de este ambiente, ¿eres casado?
  • ¡Epa, mujer!, jajaja, no tengo inconvenientes pero, si me dejaras respirar en una de esas te contesto alguna pregunta.
  • ¡Ohh!, por favor disculpa, no suelo hablar así con los clientes pero me dijo mi cuñado que eres alguien “especial” y debes serlo porque él tampoco baja nunca con los pasajeros.

La dulzura y el “cantito” de su “Español mexicanizado” me encantaba, tenía una dulzura muy particular que entremezclada con su porte de hembra “daba vueltas” al más “pintado” .  No sé cómo hice para disimular la sorpresa y continuar con mi cara de “nada” cuando escuché muy claro su pensamiento, “Ayyy, Virgen de Guadalupe, como me arrecha este hombre, ni siquiera parece darse cuenta pero tiene un magnetismo animal que me pone muy caliente” .  Mi ego por las nubes y le dije que le contestaría lo que quisiera saber, aún sabiendo que lo hacía por trabajo y que seguramente el marido no la dejaría salir a desayunar conmigo cuando terminara sus labores.

“Espérame un tantito, ¿sí?, ya regreso” , me dijo y se fue a atender a un grupo de cinco personas que ingresaban al lugar y no bien los acomodó entraron dos parejas más que le pidieron un lugar más discreto.  En la pareja que hizo “punta” no identifiqué al hombre, era un “fulano” casi insignificante de aproximadamente un metro setenta, delgado, pelado y con una barbita en la pera, la mujer no, no me pasó para nada desapercibida, una M.I.L.F. con todas las letras y de las que te “alborotan todos los ratones” .

Llevaba puesto un abrigo tipo campera y una especie de vestido-pantalón con transparencias en gran parte de las piernas y agucé más la vista esperando que girara para fijar su culo en mi mente.  La oportunidad me la dio un fotógrafo entrometido, la mujer se dio vuelta para pedirle que se retirara y su hermoso culo quedó a disposición de mis retinas.  Era un culo “soñado” y además admirado pero, personalmente me desilusionó un poco, parecía duro, armado, trabajado en gimnasio aunque más grande de lo normal y así no me gustaba tanto.

Estaba prácticamente al descubierto porque las transparencias tapaban poco y la tanga debía ser mínima, lo tomé como algo normal y natural, aparte de su talento para el canto, el baile y la actuación, su “hipnotizador” culo fue siempre la mejor “arma” para llegar adónde hoy estaba. Mariángeles acomodó a las parejas, llamó a una camarera para que los atendiera y riendo con Jennifer López los dejó solos, volvió adónde yo estaba.

“¿Parecía que se había enojado tu compatriota?” , -le dije a la cuñada de Jacinto apenas llegó a mi lado-, “tiene un carácter tremendo y no le gustan los fotógrafos pero es muy buena con todos nosotros” , -me contestó-.  Desde allí en más, nos movimos hacia una punta del asiento-sofá porque Chao y Jacinto estaban rodeados de seis mujeres a cual mejor, sólo una parecía americana, las otras cinco eran latinas, no sé de qué países o ascendencia pero eran latinas, rostro, caderas y culos no mentían.  Los dos estaban de lo más entretenidos y las botellas de champan y los cocteles se sucedían.  La morocha mexicana se sentó a mi lado…

  • ¿Qué hacemos, sigo preguntando o me vas a contestar lo ya preguntado?
  • Te contesto, porque si digo lo que quiero hacer, vamos todos presos.  Efectivamente, la estoy pasando bien en Nueva York y querría pasarlo mejor, soy un empresario argentino, allá, acá y en otros varios lados, hay empresas en varias partes del Mundo, de hecho aquí en Manhattan hay dos.  Estas luces no me incomodan porque viví gran parte de mi vida de noche o “en la noche”, ¿qué más querías saber?, a sí… soy soltero y sin ningún apuro.
  • Mejor reseña imposible, imagino que estarás alojado en un buen hotel.
  • En realidad no sé si es el mejor pero se está cómodo allí, creo que se llama Four Seasons y está en la 57 y no sé si la 5° o alguna otra, no me ubico mucho por aquí.
  • Lo conozco bien, Jacinto suele hacer viaje con pasajeros de allí, aunque no tantos como quisiera y es raro porque es un hotel de primera.  Otra cosa más, ¿el chino es tu custodio, debe ser de temer?
  • Noooo, nada que ver, Chao es mi Abogado personal, esta noche estábamos solos porque liberé a todos mis custodios y lo llamamos a Jacinto para que nos llevara a un Club de primera, queríamos ver chica, jajaja.

Pareció que esa infidencia la molestó aunque lo disimuló y yo aproveché para “escucharla” , “por lo que me está diciendo parece que querían “ir de putas”, recurrieron a Jacinto y no parecen estar pasándola mal, creo que mejor lo dejo solo para que se vaya a bailar con ellos” .

  • Jajaja, -hablé mirando a la pista de baile- , por lo visto el Conductor y el Abogado están bien atendidos por las chicas que “se encontraron” y se sacan las ganas de bailar, te cuento que yo no soy de bailar, soy muy limitado para eso, mi idea era mirar un rato un ambiente distinto, tomar una copa y si se daba…  De todos modos, acabo de descubrir que soy un tipo muy afortunado, no sólo he mirado sino que estoy conversando con la más hermosa de todo Manhattan, lástima su condición civil, no quiero tener problemas con ningún grandote, -el comentario le cayó muy bien-.
  • Eso no es problema, -lo dijo sin pensar-, te acepto el desayuno pero con una condición, acá cerramos dentro de cuarenta minutos, a las cuatro, dame media hora u otros cuarenta minutos y voy a tomar el desayuno contigo en el hotel, la condición es que no esté Jacinto , sólo por guardar las formas, ¿te parece bien?
  • Eso dejalo por mi cuenta, te espero cerca de la cinco.

Quedamos así y se levantó para seguir con su trabajo, yo me quedé mirando, luego tomé una copa y me puse a recorrer un rato las instalaciones, dentro de lo que se podía porque estaba “hasta las manos” de gente de todo tipo y esnobismo con una sola condición, ricos y con un sólo color que “movía” toda su estructura, el “verde” de sus bolsillos.

Me llamó la atención una pareja de mujeres, bastante mayores ellas, que se prodigaban arrumacos y, de vez en cuando, se partían las bocas con besos apasionados, no sabía los nombres de las artistas pero una de ellas me pareció que era una de las protagonistas de esa serie que se llamó o llama “Sex and the City” , aunque no podría jurarlo porque soy un desastre para eso, el “cholulismo” nunca fue mi fuerte.

Estaba en eso cuando aparecieron Chao y Jacinto con cuatro mujeres, éste me las presentó pero no recuerdo sus nombres, las saludé para no quedar como un energúmeno, una de las mujeres me preguntó en Inglés si me iba a quedar con ellos porque de ser así le avisaba a dos amigas que tenían.  Cuando Chao me tradujo aproveché para decirle que no me iba a quedar, que yo dejaba aquí todo pago y me volvía al hotel en un taxi.

Le pedí que si salía con estas mujeres no volviera al hotel con Jacinto , que le pidiera que lo llevara a otro lado porque no quería que lo vieran en el hotel y que para eso usara la tarjeta de gastos de representación de la empresa, que no se fijara en gastos pero que recordara la reunión al mediodía. Chao entendió el por qué y me lo corroboró pensando que seguramente era por la cuñada de Jacinto .  Me dijo que me quedara tranquilo que incluso tenía efectivo para la propina del mexicano.

Aboné todo lo consumido y salí del “famoso” Club Nocturno, había sido algo nuevo, quizás para contarlo pero era evidente que yo estaba “en otra” y ya no me movía un pelo toda esta “movida nocturna” .  Conseguir un taxi fue facilísimo, en las inmediaciones había montones y además tuve la suerte de tomar uno cuyo conductor era guatemalteco, lo malo es que se la pasó preguntando y hablando hasta por los codos.

Al llegar me encontré con Tai en el hall del hotel, cómodamente sentado y esperándome, casi me le río en la cara cuando me saludó con toda su cara de póker y pensó, “ya llegó ahora me puedo quedar tranquilo” , ni mi mamá me cuidaba tanto.  Recordé decirle que le tenía que avisar a Kaila , Danny y Blago para que acompañaran a Chao a la empresa y que nadie me molestara porque dormiría hasta que tuviera ganas, de paso avisé en el mostrador de recepción que dejaran subir a la persona que vendría a verme aproximadamente en una hora.  Me despedí de Chao y me fui a la suite.

La mexicana fue puntual y cuando ingresó me saludó y le encantó la suite, se puso a recorrerla y miró las luces de la ciudad por los ventanales, le pregunté si quería tomar algo y me pidió una gaseosa pensando, “estoy arrecha total, espero que me dé un buen apretón y me demuestre la fuerza de sus brazos, si lo hace me acabo todo aquí de parada” .  No la quise dejar con las ganas, parado detrás de ella le pasé los brazos alrededor del cuerpo y le di la botellita de gaseosa sin abrir, el recipiente de plástico cayó al suelo, no lo pudo retener cuando la apreté pasando los brazos por sus pechos parados y la besé suavemente en el cuello, si acabó allí no lo sé, lo que sí sé es que se aflojó toda y no se deslizó porque mis brazos la sostenían.

Con un brazo la seguía sosteniendo, una mano acarició una teta turgente envuelta en un sostén fino y de media copa, su pezón me “golpeó” la punta de los dedos y su gemido ante mis besos por su cuello y oreja me hicieron calentar como un adolescente.  Apoyar mi pija parada, dura y palpitante en la zanja de sus nalgas provocó dos o tres movimientos de retroceso y de vaivén y ya no se pudo aguantar, el gemido fue profundo y los temblores eran inconfundibles, “virgen santa, ¿cómo puede ser posible?, este hombre me excita como nadie, transmite un fuego imposible de describir.  Lo siento, siento al animal que está en él y es irresistible” .

No lo puedo negar, que tuviera esos pensamientos me inquietaba un poco pero más me inquietaba ese cuerpo hermoso al alcance de mis manos, labios, boca y ganas.  Con los tacos altos quedaba casi a mi altura y con delicadeza la hice girar para quedar enfrentados, sus ojos oscuros como la noche echaban chispas y su boca se abrió esperando por la mía, ¿le comí la boca? , ¿me comió la boca? , en realidad no lo sé, nos fundimos a través de nuestras bocas y jamás una boca femenina me dio tanto placer, no importaba su cara oval, ni sus ojos, ni su nariz graciosa, ni su peinado o su maquillaje, nada importaba más que su boca de labios medianos que besaba con fuego y se dejaba besar gozando del ardor.

Tal cual como tonto, mis manos permanecían aferradas a su cintura y sólo la solté cuando, en un leve movimiento, el vestido cayó a nuestros pies y regresé a tomarme de ese lugar.  Fue ella la que usó sus dos manos, una para acercarla a mi miembro y recorrerlo en toda su longitud mientras lo apretaba y lo soltaba, la otra mano tomó una de las mías y la llevó a su entrepierna, allí encontré su tanga empapada y eso pareció despabilarme.  Metí dos dedos corriendo la prenda y después de mojarlos en sus jugos pincé su clítoris con el índice y el pulgar, parecía un garbanzo endurecido.

Echaba el culo un poco hacia atrás cuando parecía asaltarla una oleada de placer y se arrimaba nuevamente para continuar con sus gemidos y pequeñas contracciones, “ya estoy Gonzalo , ya estoy de nuevo, es superior a mí, no puedo aguantar, ¡ahhhhhh!” .  Me había hablado al oído y ese orgasmo acompañado del casi grito y de temblores, era lo que me faltaba.  Mi pantalón también cayó rápido y lo dejé allí, junto con los zapatos, no la dejé que me bajara el bóxer, la tomé de la mano y nos fuimos a la cama.

“Nunca me pasó Gonzalo , lo que quieras, hazme lo que quieras, duro, suave, por dónde sea, estoy completamente entregada a ti” .  Me lo decía tan convencida con lo que hablaba como con lo que pensaba.  Ambos nos dejamos caer sobre la cama, mis besos no se hicieron esperar y apenas si dejé que me devolviera los que nos dimos entrecruzando lenguas y labios, luego, aferrando sus brazos comencé a descender tratando de enloquecerla con lamidas, besos, salivas y caricias. Las tetas erguidas y sueltas que ella había dejado libres estaban tiesas y palpitantes o por lo menos es lo que a mí me pareció pero firmes apuntando al techo.  Sus pezones eran piedritas a las que daba gusto mordisquear y la areola mediana más oscura que la piel morena de la mexicana parecía agrandarse y achicarse cuando sorbía sus pezones con fuerza.

Mariángeles gemía, levantaba la voz pidiendo que la penetrara, “¡por Dios Gonzalo ! cogeme ya, después seguís, me estás torturando” , no pensaba darle ni cinco de pelota, los gemidos se convertían en lastimeros y sus movimientos eran como golpes de corriente eléctrica, llegar a su vientre costó lo suyo para mantenerla quieta con mis brazos.  Primero fue mi boca en su estómago y finalmente mi lengua en su ombligo lo que acabó con su resistencia, arqueó su cuerpo y dejó salir el grito liberando todo su placer, temblaba y gimoteaba cuando me dijo, “no lo puedo creer, todavía falta, me vas a matar y quiero que me mates, dame sólo dos segundos y seguí haciéndome sentir más mujer” .

Esos dos segundos casi que fueron “por reloj” y volví a enfrascarme en lo mío, esta vez más cerca de la entrepierna depilada, enfrentando a una vagina mojada que parecía llamarme con desesperación.  Mi boca se adueñó de su intimidad y lamí, mordí, besé, soplé y aspiré tratando de mantenerla quieta y cuidándome para que no me partiera el cuello con sus sacudidas, los dedos índices de mis dos manos, por debajo de sus nalgas, jugaban en su agujerito abriéndolo y cerrándolo. “Meté uno o dos o tres dedos” alcanzó a decir cuando absorbí su clítoris y moví mi lengua sobre él.  El grito fue ahogado por la almohada que ella misma se puso en la boca y me roció la cara con su eyaculación abundante, quedó temblando y con contracciones mientras pedía en voz baja, “dejame sentirte adentro, por favor, dejame” .

Le saqué la tanga que parecía un trapito mojado y arrodillándome entre sus piernas abiertas busqué con mi glande el agujero “natural” , sabiendo que también, sí o sí, visitaría el “contra natura” o “antinatural” , mi pija y yo nos merecíamos el honor de entrar en ese culo maravilloso buscando que él y ella lo disfrutaran.  Ya en la puerta su vagina pareció quererme absorber para que me instalara pronto en su interior, no la dejé, me tomé mi tiempo, entraría todo pero muy despacio, sintiendo sus rugosidades y haciéndola sentir la penetración.  Entré escuchando sus gemidos y los pedidos de “más, más, más” que escapaban de su boca y sus músculos vaginales apretaban fuerte haciéndolo más difícil.

Lubricación sobraba pero no pude chocar nuestras pelvis, afuera quedaron unos tres centímetros de pija porque acusó el dolor cuando choqué contra su útero, apenas unos segundos dejando que me apretara con intermitencias y el movimiento de entradas y salidas se impuso por sí solo.  La aceleración comenzó a incrementarse hasta convertirse en un pistoneo constante y rápido, ella cruzó sus piernas por sobre mis pantorrillas y se abandonó al placer gimiendo y moviéndose electrizada.  Sus maravillosos ojos negros no se veían, ora estaban cerrados, ora abiertos pero blancos, dados vuelta sumergidos en el gozo y el placer que recibía.

Su mente era un laberinto de sensaciones y no podía seguir el hilo de sus pensamientos, por momentos hacía sentir su felicidad y su sorpresa porque no esperaba sentirse así, otros eran insultos y fluctuaba en pedir más y más conjuntamente con el ruego para que terminara la “deliciosa tortura” de recibirme, entonces decidí dejar de “escuchar” para dedicarme al goce que se comparte.

Incrementé mi velocidad aferrándome a sus tetas duras y logré o logramos terminar los dos al mismo tiempo aunque ella siguió un poco más con sus contracciones, gemidos y movimientos desacompasados, se calmaba un poco y reiteraba los movimientos volviendo a gemir.  Lo hizo por dos veces más hasta que abrió los ojos y echándome los brazos al cuello me besó profundo varias veces, dándome las gracias en cada respiro.  No quise contestarle respecto a que no necesitaba darlas, sólo acaricié su espalda transpirada y mesé sus cabellos con ternura diciendo, “no te digo nada porque si comienzo a dar las gracias yo no terminaríamos más” .  Su sonrisa amplia me hizo sentir bien.  Luego fue una ducha rápida en que sólo intercambiamos besos y que, debo reconocerlo, me regodeé admirando sus formas y curvas.

“Estoy muerta de hambre” -me dijo-, entonces, sin perder tiempo pedí que me subieran el desayuno para dos, tardaron unos quince minutos para traer dos carritos con lo que parecía desayuno, almuerzo y merienda, café, leche, jugo de frutas al natural, tostadas, masas y no sé qué otras cosas más porque estaba más interesado en comer que en mirar.  Mientras esperábamos le pregunté cuando se tenía que ir y si había tenido problemas para venir.

  • No, no tuve problema y siento que a vos puedo contarte, para la familia es todo “normal” pero mi marido es gays y sólo nosotros dos lo sabemos.  El casamiento fue una “fachada”, él necesitaba a una mujer linda para demostrar su “hombría” y yo necesitaba la ciudadanía, nos conocemos de chicos porque sus padres eran amigos de los míos pero él es estadounidense, nació aquí.  Lo hablamos y lo decidimos, al margen lo quiero mucho porque es una persona excelente.
  • Lo entiendo, hay muchos casos en que cada cual hace su vida.
  • Sí, estoy al tanto pero no te equivoques, yo no soy de hacer este tipo de cosas, en tres años que estoy casada sólo fueron dos veces antes de ahora.  Uno porque el tipo me insistió y me gustaba, otra vez porque me ayudó a conseguir el puesto que hoy tengo y luego vos porque me subyugaste con un instinto y una fuerza animal que se te nota y que parece que ignorás.  En todas lo supo, lo fatal es que se queda preocupado por si la pasó bien o mal con el tipo en cuestión.

Volvió a surgir ese temita del “animal” y no era preocupación, digamos que era interés por saber qué opinaba, a la vez que hacía verdaderos esfuerzos por no “escuchar” lo que pensaba, me gustaba más así…

  • Ya escuché eso de “animal”, ¿me podés explicar que ves o sentís?
  • De mí difícil, porque es la primera vez que te lo digo, por eso entiendo que alguna más se ha dado cuenta, -algo para tener muy en cuenta, yo la había “escuchado” pensar y lo dije como si me lo hubiera dicho-.
  • Si, bueno, como sea, ¿qué es?
  • Jajajaja, tengo una abuela hechicera en México y algunos genes me debe haber contagiado o traspasado, es como si sintiera a las personas y en vos siento esa “presencia” plena de fortaleza con todo lo malo y lo bueno, más no te puedo decir porque no sé pero me diste toda la confianza de esa parte “buena” tuya, sino no estaría aquí contigo.

Esta vez corroboré la verdad de lo que me decía pero volví a “cerrarme” .  Ya mientras comíamos nos reímos y divertimos con anécdotas que contaba de las noches pasadas en el Club Nocturno, eso sí, no hizo nombres, sólo detalló situaciones y algunas de ellas bastante jocosas.

Luego de desayunar recién nos dimos cuenta que nuestras ropas eran ínfimas, ella sólo se había puesto la tanga y yo el bóxer, era una desnudez “natural” surgida de lo espontáneo pero, al notarlo, se activaron todas las neuronas y las ganas recíprocas.  Me acerqué a ella mientras permanecía sentada y colocándome detrás volví a besar su cuello bajando una vez por su oreja hasta su hombro y repetí lo mismo con el otro lado, a la vez que acariciaba y apretaba con suavidad sus tetas y pezones.

Comenzó con sus gemidos y ya no aguantó, se levantó, se plantó delante de mí y me comió la boca con deleite, a los dos nos gustaban los besos y nos quedaron los labios rojos de las fricciones, hasta que comenzó a descender agachándose y la dejé, llegó a mis bóxer y los bajó rápido, la pija saltó como accionada por un resorte y sin tomarla con las manos, la atrapó en el aire con su boca tratando de engullirla de un sólo intento.  No pudo y se dedicó a entrar y salir hasta donde su comodidad lo permitía, jugando de paso con la lengua inquieta.  No era “la” mamada pero no lo hacía mal y yo tenía su culito entre ceja y ceja.

  • Vamos a la cama Mariángeles, estaremos más cómodos.
  • Con todo gusto Gonzalo pero con cuidado, lo tuyo no es para tomarlo en broma y tengo toda la conchita irritada.
  • En realidad, apenas pienso tocarla, de ahí sólo necesito lubricación y de eso sobra.
  • Jajajaja, me imaginé que pasaría y tengo algo que decirte, el lugar no es un dechado de experiencia pero estaría más que feliz que tomaras posesión de mi culo, ya está vencido de antemano.

Nos dejamos caer sobre la cama abrazados y nos negábamos a separarnos, la comunicación de piel era total y los besos la hacían más placentera, la hice girar tomándola de la cadera y mi pija quedó entre sus nalgas, la “cucharita” nos resultaba acogedora y lubricaba toda la zona pasando el miembro por sobre los labios de su vagina.  Punteé con el glande el agujerito marrón tirando a negro y salió de allí diciendo: “así no Gonzalo, por favor, dame un gusto, tómame estando en cuatro, mi “animal” me va a convertir en su perra” .  Me tenté como para decirle que, en todo caso sería una osa pero, obviamente, me callé la boca.

Estando ella en cuatro, el cuadro que se me presentaba era una obra de arte y daba para que se me “volaran todos los pájaros” pero, de lo más tranquilo, poniéndome detrás de ella flexioné las piernas y busqué el agujerito deseado, traté de entrar no haciendo tanta fuerza pero no era tan fácil, tuve que ensalivarlo dos veces para que el glande encontrara el camino, desde allí en más, a pesar de su grito y la mordida de la almohada, no hubo retroceso ni retorno.  Sólo el golpe de mi pelvis en sus nalgas me avisó que ya estaba y me quedé quieto esperando que se acostumbrara, “dale Gonzalo , dale, comenzá a moverte, no hay forma de acostumbrarse con una simple espera a “eso” que tenés entre las piernas”.

Se la iba a aguantar como toda una señora hembra y no la hice esperar, los movimientos suaves del principio pronto se aceleraron porque el ritmo se imponía y porque ella lo pedía a viva voz moviendo sus caderas y apretándome con sus músculos interiores como si lo hiciera con una mano.  Sus temblores eran distintos, mis entradas y salidas las acompañaba con sus caderas y con los apretones rítmicos.

Uno de los orgasmos lo tuvo casi al principio y lo noté porque se contrajo, me apretó más fuerte con los músculos del esfínter y luego se aflojó para continuar enseguida con el “juego” , luego de un rato de entrar y salir, de acariciar su espalda y, haciendo una contorsión, pellizcar su clítoris con dos dedos, todo se hizo más violento y tuve que aferrarla con fuerza mientras gritaba, gemía, se contraía y mojaba la cama con un chorro de sus fluidos, yo tampoco me aguanté y entrando lo más que pude la llené de leche.

El calor de mis líquidos incentivó aún más sus movimientos y se largo a decir gimoteando: “Así sííí´, Cristo, Dios y la Virgen de Guadalupe, acabo de ver el Cielo” , Se derrumbó sobre la cama y me llevó con ella, así nos quedamos dormidos, hasta el momento en que la escuché cambiarse y abrí los ojos. “Dormilón, yo ya me bañé y estoy pronta a irme, quiero llegar a casa antes del mediodía, gracias Gonzalo fue verdaderamente fantástico y si alguna vez vuelves a Nueva York , ya sabes dónde encontrarme.  Te quiero mi “animal” .  Me dio un “piquito” y se fue moviendo ese culo maravilloso que me había prestado por un rato.  Yo me di la vuelta y seguí durmiendo.

Continuará…

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