El debut de dos hermanos

Dos hermanos solos en su casa, un juego , un descubrir.

Era una tarde cualquiera otra, como siempre yo y mi hermana solos en casa, ambos padres trabajando, y nosotros jugando comenzamos a luchar en su cama. Para mí era solo un juego, como muchas otras veces.  Siendo el mayor y hombre, no me costaba reducirla siempre, haciéndole cosquillas, torturándola o simplemente para arrebatarle algo. Pero esa tarde algo muy distinto paso. En el forcejeo rocé muchas veces mi cuerpo con el de ella,  tengo que haberla excitado, se me ocurre que fue eso lo que derivo a todo, hasta que cuando estaba completamente encima de ella, con sus manos prisionera sobre la cabeza,  mi hermana me dice “métemelo”. Así, tal cual como lo leen, sin ni un preámbulo ni indirectas, solo así,  directamente me lo dice.  Quede helado sin saber si había escuchado bien, asustado, cuando ente risas de ella y jadeos de ambos por la lucha, me pregunta “¿quieres hacerlo?”. Me separe un poco y le pregunte asustado si me lo decía enserio. Me miro y me dijo que sí.

Mi hermana es menor que yo por dos años, estaba en proceso de formación. Siempre fue mucho más despierta y extrovertida que yo, además de que como no había muchos niños de nuestra edad en las cercanas, éramos muy buenos amigos y teníamos mucha confianza.  Era más baja que yo, algo rellenita, pero sin ser gorda, por lo que sus pechos ya estaban creciendo notablemente. Aun sin saber que contestarle, ella se suelta, me abraza y me besa. Sin saber si era un sueño o realidad, o que podía contestar, respondo su beso.

Yo a pesar de tener 16 años , no había besado a muchas chicas, menos llegar a algo más, pero su forma de besar sin experiencia, su cuerpo bajo el mío , el calor de la tarde, y el movimiento de su pelvis chocando contra mi cuerpo era un placer indescriptible. Ella por su lado no tenía ninguna experiencia, solo la curiosidad y ganas propias de su crecimiento, bueno, la de ambos.  En segundos ya me tenía completamente excitado y no pensaba en nada más que besarla, y tocar por fin a una mujer de otra forma.

Me moría de ganas de hacerlo de una vez, sin que nada me importara, pero igual así, con su consentimiento, mi corta experiencia no me atrevía a tocarla. En eso mi hermana me suelta y me dice que le chupe las tetas. Jamás ni en sueño se me hubiese ocurrido hacer algo así con ella, pero con cara de tonto (seguramente), le dije que sí. Ella se levanta su ropa y deja expuestas sus dos deliciosas tetas, completamente blancas, marcadas por el bronceado de su traje de baño,  de color rosado ahí, ante mis ojos entregándomelas.

Se las chupe con todas mis ganas, fuertemente, metiéndomelas a la boca, apretándoselas, manoseándoselas restregándoselas contra mi cara. Eran las primeras tetas de mi vida y estaban deliciosas. Ella misma se termino de sacarse toda la parte de arriba, dándome más espacio para poder disfrutarlas y gozar sintiendo como su hermano le chupaba sus pechos en crecimiento.

No podía creer que esa tarde al fin haría mi debut como hombre y menos con mi hermana menor.   El sol entraba por la ventana y a pesar de tener una cortina, caía directo sobre nosotros acalorando más el ambiente.  Me saque mi polera quedando con el torso desnudo, al mismo tiempo que mi hermana rápidamente se llevaba sus manos a la cintura y comenzaba a bajarse sus pantalones cortos.  Siguiendo sus movimiento, rápidamente me baje también los míos,  atento a los movimientos que hacia mi hermana y como iban apareciendo sus calzones, con flores, algo infantil, pero que ese momento divinos.

Casi me da un infarto, cuando mi hermana ansiosa, no deteniéndose ahí, se baja sus calzones quedando completamente desnuda. Su sexo apenas poblado era el paraíso, era la primera vagina que veía y estaba ahí, sin uso, lista para debutar conmigo. Con igual rapidez, me saque mi última prenda, quedando ahí, los dos hermanos desnudos, excitados, ansiosos, uno al lado del otro. Ya mi hermana no se reía. Nos mirábamos fijamente nuestros cuerpos desnudos deseando que sucediera de una buena vez.   Me monte nuevamente sobre mi hermana, acostada de espalda con las piernas abiertas.

Me estremecí por completo al sentir sus vellos púbicos rozar la punta de mi verga. Un sin fin de sensaciones me invadían en ese momento y con delicadeza apunte mi verga a la entrada de su sexo.  Comencé a ejercer presión sobre este, lo que me causó a algo de dolor. Ella con los ojos cerrados, con clara muestra de dolor, se mantenía con sus piernas abiertas ya entregada por completo a su hermano mayor. Ambos pensábamos que sería más simple, pero no fue así.  Lo intentamos por unos minutos, reacomodando mi verga hasta que en un empujón, siento que mi verga logra penetrarla, al mismo tiempo que mi hermana grita de dolor. Lo deje quieto, sentí la humedad de su sexo y cuando ella me lo ordenó, la penetre un poco más. Me decía que le dolía, que le dolía mucho, pero que no lo sacara. Un poco mas y la deje quieta, esperando que mi hermana asimilara el dolor. Hasta ese momento no sentía ningún placer, era completamente distinto a lo que yo pensaba. Luego comenzamos a movernos muy lentamente, yo recién ahí  deje de sentir dolor y comencé a sentir un placer indescriptible, incluso podría decir que mas sicológico que físico.

Poco a poco, muy lentamente comenzamos a follar descubriéndonos,  hasta que mi hermana comenzó a llorar diciendo que le dolía demasiado.   Me   salí de ella y me coloque a su lado. Mi verga estaba con manchas de sangre al igual que la cama. Ambos sabíamos que eso era normal y me levante  al baño a lavarme y a buscar una toalla para limpiarla.   Entre los nervios , el placer y el goce de haber hecho algo tan extremo como eso , mi hermana se quejaba y se reía suavemente diciendo que pensaba que le iba a oler , pero que nunca tanto.

Desnuda se levanto al baño y se lavo. Mientras yo un poco más tímido, me coloque mis pantalones y procedí a limpiar el cubrecama de la cama de mi hermana, la evidencia de nuestra locura.

Ella se coloco una toalla higiénica y se vistió.  Actuamos como si nada hubiese pasado, solo un juego. Pero al cabo de un rato, en el pasillo de la casa, nos besamos nuevamente con más  pasión  aun, tocándonos, sin embargo, aunque nos excitamos de sobre manera, no hicimos nada más. ….. al menos , ese día….