El de los vestuarios
Voy a la piscina en verano. en el vestuario, me encontraré con un misterioso hombre con el que acabaré duchándome
Era un caluroso día de verano y decidí ir a la piscina con mi prima a pasar el día, pues en casa no se podía estar. Llegamos sobre las 11:15, muy poco después de que abrieran. Yo iba con una camiseta de tirantes que dejaba entrever un poco los pelos de mis axila y mi bañador azul, más corto que los bañadores normales.
Nos pusimos en el trozo de cesped que hay, con u ntoldo para que no de el sol y todo. Recuerdo que había un socorrista que estaba para mojar pan. Él es el que nos validó la entrada y nos dejó pasar. Era moreno y llevabas gafas de sol. Estaba sentado, pero se intuía su gran altura. También se podía ver que tenía buenas piernas, muy fuertes y grande y con poco pelo, y unos pies grandes que solo quería chupar.
Pasamos casi todo el día dentro del agua. Yo suelo bucear bastante, por eso aprovechaba cada vez que salía del agua a coger aire o cuando descansabamos en la parte menos honda para contemplar al socorrista. En esa piscina, los baños, donde se encuentran los vestuarios, estan dentro del edicificio, donde esta la piscina cubierta y el gimnasio, por lo tanto, si quieres ir a mear, tienes que entrar dentro del edificio y entrar al vestuario.
Salí del agua y me dirigí al vestuario, ya que tenía que ir al baño porque me estaba meando. Mi bañador, al estar mojado, dejaba ver un poco mis partes: mi polla y mi pubis. Entré en el vestuario y vi que solo había un hombre mayor al lado de los bancos que hay, cogiendo su mochila de la taquilla. Suponía que venía del gimnasio. Fui a los meaderos que había al lado de las duchas, separado por una pared, obviamente. Allí vi a un hombre, que estaba en el meadero del fondo, de los tres que había, y me puse a su lado, pues no quería ponerme en el que estaba mas cerca de las taquillas porque hacia mucho frio en esa zona.
Lleguéal meadero y me bajé un poco el bañador y me saqué la polla, un poco encogida por el frio. Empecé a mear y no pude evitar mirar de reojo al otro hombre: era un hombre moreno, alto, con pinta de tener 40 y pocos, 30 y muchos más bien, tenía buen cuerpo y buen rabo, al menos lo poco que pude ver prometía bastante. Él estaba ahí con la polla fuera, como intentando mear, pero algo me decía que no estaba haciendo eso y que se la estaba cascando. Yo seguia mirandolo de reojo y pude notar, y ver, que me pilló, pues alcé un poco la mirada para verle la cara y me estaba mirando.
Cambié enseguida la mirada y me puse a ver mi chorro de pis. Cuando me la estaba sacudiendo para guardarmela otra vez en el bañador, noté algo por la zona de mi culo. ¡Era su mano! Me estaba tocando el culo, muy disimuladamente y muy despacio y con cautela. Yo me fui. Llegué a la piscina y me tiré de cabeza. Nadé un poco para poder despejarme pero noté que algo no iba bien: se me estaba poniendo morcillona. Mepuse a hablar con mi prima para que se me relajara un poco y así sucedió. No había ni rastro del hombre del vestuario. Será del gimnasio, pensé.
Ya por la tarde, sobre las 6, decidimos que era hora de irse.
-Voy al vestuario a cambiarme, que este bañador no se seca ni a tiros – le dije a mi prima mientras cogía mi mochila y mi toalla.
-Vale. Te espero aquí – me respondió ella.
Cogí mis cosas y me fui al vestuario. Entré y solo había dos hombres en el mismo banco, uno estaba sentado poniendose los pantalones y el otro estaba de pie tapado con la toalla. Me dirigí a uno de los bancos que estan en frente de lasduchas, pues así me podría duchar y vigilar la mochila. En este vestuario las duchas son individuales, y cada una tiene puerta, y hay una más grande para minusvalidos. Dejé la mochila en el banco. Yo estaba enfrente de las duchas y podía ver 2 duchas. Estaban vacías. Me desnudé y cogí mi toalla, me la puse sobre un hombro y me fui a la ducha. Tengo la costumbre de ir desnudo en los vestuarios. Siempre.
Fui directamente a la duchas mas grande, la de minusvalidos. No estaba cerrada del todo así que supuse que no habria nadie, entré y había un chico. Era el mismo que había visto antes en los meaderos. Estaba quitandose el speedo cuando yo abrí la puerta.
-Ay, perdón – dije mientras dejaba la puerta como estaba antes. Me puse en laducha de al lado, que estaba enfrente del banco donde estaba mi mochila. No cerré la puerta del todo para poder vigilar mis cosas. Abrí el grifo y dejé que el agua fría cayera sobre mi piel. No llevaba gel ni champú, pero me froté todo el uerpo con la mano, pasandola suavemente sobre todo mi cuerpo. Ahí estaba yo,desnudo debajo del chorro, con los ojso cerrados y pasando mi mano por mi cuerpo. Notaba que empezaba a excitarme. Pasé mi mano por las ingles y mis huevos, y los estiré. Eso me pone mucho.
Seguí así unos segundo más y noté que algo cayó sobre mi cabeza. Erauno de esos botecitos de gel que hay de viaje. Lo cogí y salí de la ducha. Miré si en la ducha de al lado había alguien, para podr darselo. No habia nadie. Fui a la otra ducha, la de minusvalidos, en la que todavía estaba ese misterioso hombre. Llamé a la puerta y la abrí un poco.
-Perdona, pero creo que se te ha caído esto en mi ducha jajaja yo no llevo, así que no puede ser mío– dije yo mientras le acercaba el gel con mi brazo. Estaba desnudo, pues me había dejado la toalla colgada en la puerta de mi ducha.
-Ah, lo siento. Ya decía yo que no lo encontraba. Gracias. Te vas a congelar, deberías seguir con la ducha, hace mucho frí en este vestuario – me dijo él con una voz grave, mientras cogía la botellita de gel y me miraba de arriba a bajo.
-Sí jaja, hace muchísimo frío aquí. Me vuelvo a la ducha – dije yo mientras hacía amago de cerrar la puerta, pues me intuía que iba a pasar algo.
-Como te he molestado con lo del gel, puedes venir aquí y enjabonarte, así te devuelvo el favor que me has hecho tu a mí devolviéndomelo – me dijo él mientras se acercaba un poco hacía la puerta.
-Supongo que sí jajaja vale,va – dije yo entrando en su ducha y cerrando la puerta, esta vez con pestillo.
-Como me has hecho un favor, deja que te enjabone yo, así de paso te hago un masaje – dijo él mientras se echaba un poco de gel en la mano. En la ducha había una cesta pequeña donde podías meter las cosas. Vi que él tenia su bañador negro de tipo speedo, una botella de champú y una llave, que sería de la taquilla.
-Bueno, estaría bien – dije yo mientras me acercaba a él. Estabamos cara a cara. Él me sacaba una cabeza, casi. Empezó enjabonandome los hombros. Mientras lo hacía él miraba mi cuerpo, la zona que estaba tocando y yo lo miraba a él. En las duchas no había mucha luz, y en esa todavía menos, que estaba en la esquina, pero pude ver bastante bien cómo era. Tenia una cara grande, sin barba, pelo moreno con tupé, que tenía deshecho por el agua, unos brazos y unos pectorales grande y marcados, un pecho que daba la sensación de estar duro y una tableta. Un cuerpo de gimnasio. Seguí bajando la vista y vi que tenía unas piernas grandes, fuertes. Alcé la vista y la centré en su miembro. Supuse que estaría morcillón. Era grande y gordo, medio descapullado. Se podian ver a los lados unos buenos huevos. Tenía el pubis recortado, pero con algo de pelo, de color negro. Era el único pelo que tenía en el cuerpo. Estaba depilado.
-¿Te gusta lo que ves? Girate – dijo él mientras acababa de enjabonarme el torso. Me giré.
-Sí, estas muy bien. Estas fuerte. Te cuidas – dije yo mientras miraba a laoared y él me daba gel en la espalda.
-O sea que te gustaría catar algún día un cuerpo como este – dijo él antes de soltar un risa picarona.
-Claro jaja – le contesté yo.
-Pues a lo mejor es tu día de suerte – me dijo él mientras quitaba sus manos de mi espalda y las llevaba a mi polla. Empezó a tocarla de arriba abajo, como si la enjabonara y me masturbara a la vez. Yo solté un pequeño suspiro y acerqué mi cuerpo al suyo. Mientras con una mano me tocaba el cimbrel con la otra me tocaba el torso y con sus labios me besaba el cuello. Yo pasé mi mano izquierda por su cabeza, acariciandole el cabello, y mi mano derechapor su pierna, para llegar a su polla. La cogí y empecé a bajarle el prepucio y a subirlo. Vamos, una paja.
-Te gusta que te haga esto eh, zorra. Vamos, dilo. Damelo todo – me decía él entre beso y beso en el cuello y mientras aceleraba el ritmo de la pajaba. También me tocó un poco los huevos y me tiró un poco los pelos del pubis.
-Ohh….sii…ahh…me encanta….no pares- dije yo entre gemidos y suspiros mientras le seguía tocando el rabo y me lo pasaba por el culo. Paró, me cogió de los hombros y me giró. Volviamos a estar cara a cara. Se agachó y me lamió el pene mientras me cogia los huevos, que después también lamió. Se metió la punta en la boca y se la sacó.
-Ohh, ohh – suspiraba yo. Cuando se la sacó empezó a masturbarme muy rápido y me corrí en su cara.
-Oh, buen chico. Buena descarga. Quitamelo – me dijo él mientras volvía a su pose de antes. Le lamí los labios, las mejillas y el troso, donde había unas gotitas. Me comí mi porpia corrida. Que buena estaba. Mientras me la comía seguía tocandosela. Me cogió del brazo con el que lo estaba haciendo y me miró fijamente. Me movió el brazo más rápido y el empezó a suspirar. Se corrió poco, y cayó al suelo.
-Ale, ya estas bastante limpio. Ahora voy a limpiarme yo – me dijo con un tono de que me estaba echando de su ducha. Volví a la mía, me limpié bien el capullo y volví al banco. Me sequé y me vestí. Solo había un chico joven, de unos 16 años en el banco de al lado. Estaba desnudo y no tenía ni un pelo en todo el cuerpo, solo unos cuantos en esas grandes bolas rosas que tenía. Estba muy delgado y tenía una polla bastante grande y gorda, de unos 17 cm en estado de falcidez. Salí del vestuario dirección a la piscina. Había pasado más de media hora.
-¿Dónde estabas? Llevo un buen rato esperando – me dijo mi prima. Recogimos lo que quedaba y nos fuimos a casa. Aquella noche me hice una buena paja y me metí unos cuantos dedos. El calentón aún me duraba. Nunca más volví a ver a ese hombre.