El David de Miguel Angel

–Carajito, muero por hacerte el amor, pero también muero por darte tan duro que recuerdes la cogida incluso en años… Dime qué hago- pregunté lleno de ganas como un animal –Cógeme tiernamente- dijo

El David de Miguel Ángel

Capítulo único

Era hermoso, curioso y aventurero además de muy joven e inexperto, lo que lo convertía en el bloque de mármol perfecto para mi obra, tan suave, tan completo y tan virginal…


Desde muy pequeño sentí afición por el arte, a muy corta edad ya era capaz de pintar lienzos con maestría y esculpir figuras con gran talento; no pasó mucho tiempo para que mis maestros notaran mis dones y me pusieran en el camino correcto para convertirme en un prodigio y ganar mi título de artista plástico rápidamente.

Lo primero fue vender mis obras apenas estaban terminadas; luego vino el hacerlas a pedido para figuras importantes que querían ser retratadas o esculpidas para inmortalizarse a sí mismos; y por último, cuando ya acaparaba mucha atención, organizar exposiciones en lugares costosos en donde todo se volvía frívolo y mis obras eran destino de comentarios absurdos provenientes de los más pintorescos y descabellados personajes… Mi pasión comenzó a volverse de piedra y todo dejaba de importar. Mis obras empezaron a reproducirse en serie, y mi nombre se convirtió en una marca haciendo que yo dejara de ser un hombre.

De pronto me sentí perdido, como si lo único que me importaba y me hacía sentir vivo se me esfumara de las manos o perdiera el sentido. Caí en una profunda depresión y mis manos empezaron a morir. Fue entonces cuando tuve tiempo de conocerme en realidad y viajar a mi parte más primitiva, que creía que sólo el sexo podría mantener alguna chispa de placer en la tarea de mantenerme vivo.

Enfermé de vicio y no medí mis acciones, llevándome a la cama a cuanta bella dama quisiera o a todo interesante caballero que estuviera dispuesto a ser sodomizado por mí… Fueron muchas, fueron cientos, y así ocurrió el gran escándalo…


Empezada la velada mi desgano era notorio para todos los asistentes; todos perfectamente vestidos buscando ganar algún tipo de respeto por la marca de sus prendas; todas las paredes inmaculadamente blancas sosteniendo algunas pinturas o esculturas de mi periodo artístico más reciente… todo el protocolo me tenía harto y simplemente empecé a buscar algún acompañante; interactuando con los asistentes (de los cuales ya había intimado con un tercio de ellos) para evaluarlos y ver quién podía llenarme esta vez un poco más. Ahora buscaba algo más que un cuerpo, necesitaba darle un poco de profundidad a la vida plana que llevaba entonces… El famoso Miguel Ángel (llámenme cliché) quería hacer su obra maestra, y necesitaba inspiración…

Caminé por la galería buscando en los ojos de los desconocidos pero nadie lograba impactarme, nadie lograba si quiera interesarme, hasta que le vi a él, un joven tan alto que lucía inalcanzable, vestido con su camisa manga larga color ciruela y adornado por una bonita corbata, su cabello se ladeaba y sus ojos inseguros disfrazados de soberbia se escondían bajo unas gafas correctivas… Estaba solo, de pie frente a mi obra “Eros y sus amantes” que mostraba a varias figuras abstractas que describían a hombres interactuando sexualmente… caminé hasta él y rompí el hielo preguntando

-¿Qué opinas sobre esta locura?- dije señalando la pintura con un ademan en mi mano

-No comprendo a este artista- respondió él sin mirarme – pareciera que todo su trabajo girara en torno al sexo, y aunque el sexo me atrae mucho no entiendo el arte detrás de eso-

- Tal vez sólo se trata de eso, de no entender; y tal vez estas obras no pretenden ser entendidas- Le dije intentando evaluarlo

-Tienes razón, soy un inexperto… pero no harás que cambie mi opinión sobre la locura de este artista - sentenció girando su rostro y dedicándome una mirada fastidiada con una simpatía fingida mientras me tendía la mano y se presentaba – Mucho gusto, soy David Guerra, el inexperto en arte- dijo ya un poco más relajado

-Un placer… Yo Miguel Ángel Salazar… El artista loco- dije apretando su mano firmemente y escudriñando su mirada.

En ese momento ni él supo disimular su sorpresa y algo de vergüenza, ni yo el placer que me daba haber provocado esa reacción…

-Si pudieras sostener esa expresión, podría pintarte justo ahora y titular a esa pieza “terra mi inghiottire”… y te aseguro que se vendería inmediatamente entre los asistentes con mejor sentido del humor - Dije sonriendo y soltando su mano con una caricia

-Discúlpeme, de verdad no era mi intención ofenderlo… - Decía buscando escapar

-No me ofendes, ni un poco; todos los artistas lo estamos- sentencié interrumpiéndole –Sin embargo; para compensarme, considero que al menos deberías aceptar brindarme tu compañía por un rato más… Siento que si sigo interactuando con más locos ya no tendré remedio alguno, y deberás creerme cuando te digo que estamos rodeados por ellos. Además tú pareces estar bastante cuerdo… ¿Aceptas?-

Sin palabras que pudieran servirle de respuesta me dedico una mirada con un dejo de calidez en que pude comprender que realmente estaba tratando o con un ser muy sensible, o tal vez muy ingenuo que pretendía mostrarse como algo más.

Las horas pasaban y recorríamos lentamente los pasillos de la galería, me dedique a presentarle la exhibición como originalmente yo la había concebido antes de que pasara por manos de mi publicista y de mi representante para convertirla en una producción meramente comercial; le hablé con detalle de cada obra, de los secretos que ocultaban y las historias que pretendían narrar… y en cada parada, una copa de champagne; en un principio, las rechazaba, pero luego de insistir en lo que me debía, accedió a tomar una, dos, tres y luego a perder la cuenta.

Lentamente David se volvía más natural, su expresión y su postura se relajaban, y sus comentarios dejaban de ser tan cuidadosos y estudiados  para demostrar una verdadera pasión y hasta liberar su imprudencia. Nos encontrábamos ya en el jardín trasero del lugar, sentados en una banca bajo un farol, y entonces me golpeó con sus palabras ensalzadas en alcohol

-No pensé que fueses tan interesante; debo decir que es oficial, soy gay… y aunque tu trabajo me parece un asco; tú me resultas irresistible-

Era la primera vez en mi atemporal vida que no sabía qué responder… mis ojos se abrieron como platos y sólo pude soltar una carcajada que terminó apenándole llevándolo a tapar su cara con sus manos y revirar -¿De qué te ríes? No me vas a decir que te burlas de mí si tú “Sr. Pintor” eres tan o más maricón que yo ¡Es un secreto a voces!-

-Cállate- Le ordené fríamente, y él me devolvió una mirada de asombro que me hizo reaccionar y detallar todos sus rasgos. –Tal vez ya es hora de que deje ser un secreto a voces- y entonces me lancé sobre él a comerle los labios; quise hacerlo salvajemente pero sólo sentí dulzura y me entregué con pasión en ese beso que me reclamaba. Su lengua era tímida y su boca insegura, pero aprendía rápidamente a seguir el ritmo que yo le imponía; y aunque era mucho más alto que yo se dejaba dominar como el mismo mármol lo hacía frente a mí… Estaba perdido en el beso más real que recordaba haber compartido y de pronto miles de destellos me devolvieron a la realidad… tal y como lo esperaba los fotógrafos habían entrado en acción.


Él debía odiarme y le daba toda la razón. De alguna manera me aproveché de él sin siquiera conocer su historia… Él debía odiarme y sin embargo, luego de que las fotografías salieran publicadas en todos los medios y el escándalo que confirmaba mi homosexualidad se transformara en el del “misterioso joven amante del artista Miguel Ángel”, él mismo me buscó de nuevo sorprendiéndome con un mensaje privado en una de mis redes…

“Espero te encuentres bien. A pesar de todo el escándalo y de los imprevistos que me golpearon por él; creo que hay cosas que deben ser agradecidas. No sé si me recuerdes, pues ya ha pasado tiempo; ese día salí corriendo pues creo que era la reacción más natural y por eso no pude llevarme más que el sabor de tu boca cuando debí haberte pedido al menos el número de teléfono… Soy David Guerra, el inexperto en arte”

No dude en responderle, y de inmediato comenzamos a sostener largas conversaciones a través de whatsapp. Me enteré entonces que apenas tenía 18 años y le había metido en un gran problema con sus padres, que además de no saber que su hijo era gay, pertenecían a alguna estricta religión homofóbica… Discutimos largamente sobre arte y cultura y se disculpó mil veces por la crítica que me hizo aquella noche; entonces le expliqué que realmente se lo agradecía, pues estaba perdido en la comercialización de mi alma y ya no reconocía mi propia esencia; entonces comencé a compartir con él mis trabajos más personales… Lo enamoraban, me decía. Encontraba en ellos una pasión y cientos de historias que no consiguió en mis trabajos aquél día que decidió huir de su rutina y meterse en la galería que se encontró en el camino.

- Bendita casualidad- pensé para mis adentros, mientras sonreía como un bobo al otro lado de la pantalla…

Hablamos ininterrumpidamente durante meses; y al caer en cuenta que se cumpliría un año desde nuestro primer encuentro le propuse volver a encontrarnos. Sería yo quien viajaría a su ciudad para no llamar tanto la atención, y para eso debía prometer no hacer ninguna locura esta vez.

Llegado el día le encontré en donde habíamos acordado. A pesar de tener su imagen fresca en mi memoria y de haberle visto en cientos de fotografías, me cautivó nuevamente… Alto, con un jean que se ajustaba a sus piernas gruesas y a la vez espigadas, una camisa de leñador suelta sobre el cinturón y que dejaba ver algo de vello sobre su pecho y finalmente esas gafas de lectura que disfrazaban su mirada aniñada… David tenía “eso” que tanto tiempo busqué y que aún no sabía cómo llamarle… Le saludé ofreciéndole mi mano y él me sorprendió procurando un abrazo fraternal. Le seguí ciegamente pues no sabía cómo moverme en esa ciudad y no fue sino un par de ahora después que reparé en que caminábamos sin rumbo alguno.

-¿Te gustaría cenar conmigo? - pregunté esperando su sí.

-Por supuesto, conozco un excelente lugar - me dijo muy seguro.

Una vez en ese lugar, me demostró su dominio en el tema culinario incluso atreviéndose a pedir por mí. Cené con gusto y estaba satisfecho pero ahora mi cuerpo me pedía algo diferente

-Hay algo que he querido preguntarte desde hace tiempo, pero me daba algo de pena- me dijo

- Adelante, pena a estas alturas por una simple pregunta no tiene ningún sentido- le respondí tratando de hacerlo entrar en confianza

-Aquella noche, cuando me dijiste quien eras, mencionaste que podrías pintar mi expresión y venderla rápidamente con un nombre en italiano… ¿Qué significaba aquello?- Dijo encogiéndose de hombros. Y yo no pude más que soltar una carcajada.

-Significaba “Trágame tierra”- Y reímos juntos por un momento  - Vamos por unos tragos, vi un lugar de camino aquí- le dije sin ningún preámbulo, siendo interrumpidos a la salida por una hermosa joven que se me acercó pidiéndome que firmara su camiseta, la cual llevaba impreso uno de mis trabajos… accedí, y minutos más tarde brindábamos con un par de cervezas en una mesa al fondo de aquél bar.

La mirada de David era diferente, de nuevo se encontraba desinhibido como aquella noche pero ahora que nos conocíamos mejor no tenía ningún reparo al hablar

-Esta noche, deseo conseguir más que un beso de tu parte… desde el momento en que me besaste aquella vez no he hecho más que fantasear en hacer el amor contigo… Debo confesarte tres cosas importantes- Me decía mirándome a los ojos.

Yo acomodándome en mi silla, al sentir el toque de su mano sobre mi pierna le pedí que las dijera

-La primera es que soy un pervertido… que no paré de masturbarme nunca con las fotos que accediste a compartirme y que básicamente paso todo el día pensando en sexo y recordando cuando me gustaría probarlo contigo- Yo no podía hacer más que tragar grueso mientras mi respiración se aceleraba al ritmo de mis latidos y su mano llegaba cada vez más cerca de mi miembro que ya empezaba a hincharse ahogado por mi pantalón…

-La segunda es que desde el momento en que supe que nos veríamos hoy tuve la determinación de que hoy daría ese paso contigo; así que me tomé el atrevimiento de no ponerme ropa interior para estar listo para ti… y por eso desde el momento en que te ví no he parado de fantasear con arrancarte la ropa-

Estaba realmente sorprendido. Si bien habíamos compartido algunos momentos morbosos y muy excitantes en nuestras conversaciones, David me transmitía una dulzura innegable; pero ahora era como si de ese joven ángel comenzara a emerger un diablillo que tenía la capacidad de enloquecerme muy fácilmente.

- ¿Y cuál es la tercera?- pregunté sintiendo como sobaba mi erección con gran dedicación.

-Es la que me avergüenza- Dijo retirándose y cambiando completamente la mirada calcinante que venía dedicándome, por una completamente tímida en donde incluso pude verlo sonrojarse –Tengo muchas expectativas de ese momento e incluso un poco de miedo-

-¿Miedo de qué? Tonto, no desapareceré luego de hacerte el amor… realmente te quiero ¿No lo has notado?-

Hizo una larga pausa en donde dejó en evidencia su asombro ante mi confesión, y volviendo en sí respondió –No es eso… es que aún soy virgen-

Y tan descolocado por su confesión como por lo que notaba que pasaba alrededor, me levanté de la mesa y le pedí que nos fuéramos de ahí. Varias personas nos fotografiaban con sus móviles y presentía que la historia se repetiría de nuevo. –Tú conoces la zona, sácanos de aquí-

Rápidamente salimos cual escena holliwoodense en la que las miradas estaban únicamente en nosotros. Cruzamos muchas veces, pasamos la calle otras tantas y terminamos entre una multitud de personas que parecían ir sin rumbo a lugares desconocidos… minutos más tarde me tomó de la mano y me guió por un callejón –Ven, por aquí vive una gran amiga, ella nos ocultará-

Por un momento me sentía cautivado por ese chamito, que a pesar de su estatura y de su capacidad para desenvolverse como un adulto más, no dejaba de presentarse ante mí como un niño; un niño que me tenía enamorado y también terriblemente excitado…

Llegamos a una bonita zona que parecía desolada, tal vez porque sus habitantes estaban inmersos en sus propios asuntos y no tenían necesidad de asomarse a la calle para fijarse en los demás, con pasos certeros entre algunos jugueteos y un eterno interrogatorio de su parte sobre la vida de “una celebridad” terminamos entrando a una gran casa con una amplia fachada en donde nos recibió una mujer de baja estatura, mirada profunda y labios sensuales que parecía especialmente excitada con mi presencia; más adelante entendería que era una fanática de mi trabajo y que era una complice en nuestra primera cita…

-Bueno Sr. Miguel Ángel ha sido un placer conocerlo, pero David ya estaba al tanto de que tenía un compromiso esta noche y ha llegado la hora de irme… Siéntase como en casa y sigan disfrutando- Dijo nerviosamente estrechando mi mano mientras David reía con complicidad mirando desde la puerta…

No disimulo siquiera en cuanto la puerta se cerró a sus espaldas y quedábamos solos en aquella casa… Vino inmediatamente y me besó… Me besó con un majestuoso equilibrio entre la cordura y la locura, entre el hambre voraz y el antojo… Sus labios me daban un indicio de lo que quería y yo sin titubeos  lo complacía con mi lengua…

Lentamente las manos de ambos se liberaban de la pena y el pudor y comenzaban a recorrer nuestros cuerpos; sus movimientos eran toscos y su tacto era brusco; pero lejos de molestarme me despertaba ternura y a la vez me excitaba más y más. Mi siguiente movimiento fue quitármela camisa con maestría y retirarme esperando que él pudiera disfrutar de la vista de mi torso desnudo… Así lo hizo, y sonriendo me tomo de la mano para llevarme a una habitación.

Entramos como salvajes y ya sobre la cama le desnudé completamente para deleitarme con el tacto de su cuerpo velludo y el olor a sexo que emanaba de él. Le besé por todos lados, creando un camino de besos que suavizaba el raspor de mi barba desde su cuello hasta su vientre… ya se encontraba en las nueves cuando comencé a lamer su glande; entonces meterlo en mi boca significó para él un resucitar entre cantos de ángeles…

-Quiero…- Decía entre jadeos con la respiración agitada –Quiero probarte- Logró soltar al final; entonces retirándome me puse de pie para dejar caer mi pantalón y mi bóxer negro mientras sujetaba mi erección y lo veía fijamente invitándolo a comerme…

Lo hizo de golpe, haciéndome sentir el fondo de su garganta y como si el piso se abrirá y lo único que me sujetara fue un inmenso deseo y un escandaloso placer. Su cabeza iba y venía y su lengua era inquieta; estaba perdido en su mamada pero mi boca se sentía sola… entonces lo tome y lo arrojé  la cama lazándome sobre él para besarlo como una bestia hambrienta; lo deseaba tanto que sin dudarlo le di la vuelta bajando de golpe y plante mi cara entre sus nalgas separadas para comerle el culo como un salvaje. El gemía, me tomaba la cabeza para hundirla mucho más… Mi barba se impregnaba de saliva y mi pene se hinchaba con sangre

–Carajito, muero por hacerte el amor, pero también muero por darte tan duro que recuerdes la cogida incluso en años… Dime qué hago - pregunté lleno de ganas como un animal –Cógeme tiernamente- dijo…

Sus palabras fueron como fuego y mi cuerpo se encendió más aunque lo creyera imposible… Lubriqué mi miembro y lo ubiqué en su entrada, mientras besaba su cuello se lo  iba metiendo muy lentamente… Su expresión era de dolor y sus quejidos me elevaban a alturas que no creía alcanzar… su dolor me partía en dos y al mismo tiempo me llenaban de morbo, reclamaba su cuerpo como nadie lo haría nunca más, su virginidad era mía desde el momento en que hicimos aquél contacto, y su alma me pertenecía desde que lo besé por primera vez… Ya estaba dentro de él y lo siguiente era comenzar a embestirlo

-Aguanta un poco,  ahora duele, pero ese dolor se volverá sólo placer cuando te relajes por completo y te acostumbres a mi pene dentro de ti- Le hablaba suavemente al oído mientras permanecía inmóvil –Me tienes loco carajito- Decía mientras poco a poco comenzaba a moverme en sus entrañas

-No te detengas, no pares de invadirme, hazme tuyo, quiero ser tu mejor obra- decía entre quejidos y chirridos mientras luchaba por soportar el dolor y encontrar el placer prometido… No pasó mucho más tiempo para que empezara a jadear y en su rostro la expresión cambiara totalmente en incluso acomodara su cuerpo para dejarme llegar más y más profundo...

Le daba duro, pero más que con malicia lo hacía con pasión; era una simple y pura necesidad de marcar su cuerpo, de dejar mi nombre en su piel y de que no tuviese más remedio que pedirme más y más.

En un momento lo puse boca arriba y sus piernas de enroscaron en mi cintura mientras mi pene se deslizaba dentro de él sin ningún tipo de dificultad… Lo penetraba fuertemente mientras lo besaba y su erección se sobaba en mi abdomen tal como si lo masturbara… David se retorcía de placer y yo nadaba en el mismísimo placer personificado en el cuerpo de un muchacho, que hasta hace poco no era de nadie y ahora era sólo mío.

-Estoy por terminar- le dije conteniendo los espasmos que se aproximaban

-Hazlo dentro de mí, lléname de ti. Yo también voy a…ahh ahh- Y entonces no pude más que unificarme con él en un fuerte abrazo lleno de entrega, de placer y de semen…


Era hermoso, curioso y aventurero además de muy joven e inexperto, lo que lo convertía en el bloque de mármol perfecto para mi obra, tan suave, tan completo y tan virginal…


Se quedo dormido entre mis besos y nuestros jadeos… Allí pude contemplarlo verdaderamente y me reencontré al ver que había hecho con y de él mi mejor obra de arte, definitivamente era él, mi David…