El Cursillo de Trabajo de Mi Mujer 3 (Final)

El tiempo que duró el cursillo, casi acaba con mi salud. Los preparativos, y mi confianza hacia mi mujer, provocan que un tercero desencadene un desenlace, para mi inesperado. Mi vida dará un giro radical, y lamentable.

El cursillo De Trabajo De Mi Mujer III (Final)

El tiempo que duró el cursillo, casi acaba con mi salud. Los preparativos, y mi confianza hacia mi mujer, provocan que un tercero desencadene un desenlace, para mi inesperado. Mi vida dará un giro radical, y lamentable.

A la mañana del último día de cursillo, y a pesar de sus esfuerzos, María se encontraba terriblemente cansada, tenía mala cara, y por mucho insistir y preguntar varias veces, no me dijo absolutamente nada, y achacó todo al cansancio.

Más tarde averiguaría el motivo.

No mantuvimos relaciones, y se quedó toda la mañana durmiendo.

Marta llamó, para recordarme que no la fuese a buscar, pues tenían una comida de fin de curso, que nos encontraríamos en un parque que rodeaba al centro de convenciones, y me dijo donde se encontraría más o menos.

Al mediodía, el dudas, María y yo comimos en el hotel. Julián no quería salir, pues María no estaba nada bien, tenia el estomago revuelto, y prefería no salir.

Le noté una cara demacrada, y comentó que toda la mañana había estado con vómitos. Comencé a preocuparme seriamente, tenía serias sospechas de que estaba embarazada.

Estaba mirando a Julián de reojo de vez en cuando, no podía evitar pensar que él también habría mantenido relaciones con María, pero no cuantas veces lo habría hecho. Estaba claro que lo mío era enfermizo, pues hacerlo con Marta por la noche, y de una forma plena, repitiendo las veces que me apetecían, y a la mañana hacerlo con María, también sin reservas, sobretodo sin reservas, pues ella era la culpable, si podemos decirlo así, de descubrir en mi algo que estaba latente, y dio vida, a una forma de hacer el amor sin reservas y hasta cierto punto con violencia.

Julián se fue al servicio, excusándose, y pregunte a María.

Sinceramente, parece que estas embarazada. ¿Tu que crees?

No lo sé, pero es la primera vez que me encuentro así, no es normal. No se que me pasa.

¿Has hecho el amor con Julián todos los días?

No que va!, desde que estamos aquí lo habremos hecho dos ó tres veces. Pero no te preocupes por las veces que lo hice con el, no influye en el resultado, creo.

No entiendo lo que me quieres decir

Sinceramente no se cuantas veces lo hemos hecho. La última vez, hace casi una semana. Me apetecía mucho y se lo pedí. Puso cara de sorpresa, pero lo hicimos. Rápido y sin repetir. Bueno siempre lo hacemos sin repetir.

Ya y sin condones!

Y con preservativo.

Bueno eso deja claro que si estas embarazada, podemos descartar a Julián, y decir que soy el padre de la criatura!

Puede ser que me sentase mal la cena….

María ya viene Julián, pero no te inventes excusas, a ti también te gustaba que me corriese dentro de ti. Y a mi me gustaba correrme y ver la cara que ponías. Además lo hemos hecho todos los días y muchas veces al día.

No me extraña que Marta me diga que estoy con mala cara, y que estoy adelgazando muchísimo. Le he dicho que la comida no me va demasiado, pero ella me dijo que será eso, pero que las cenas que hago son para dos personas por lo menos, y que todos los días eran así de copiosas, lo que no sabía era lo que comía, pero aún cuando no comiese, solo con la cena tenía que engordar.

¿Y tú que le has dicho?

Bueno, le he echado en cara que por su culpa he derrochado toda mi energía. Ella me dijo que tendríamos que hablar de eso, pues me sigue encontrando distinto, que nunca me había comportado así, y confesó que el cambio le gustaba más.

María me miró, sonrió, y volvió a jugar con la comida. Julián se sentó y le dijo que no jugase con la comida, que comiese algo.

Lo siento pero no me entra nada

Lo que puedes hacer hasta que se te asiente el estómago, es tomar líquidos, zumos por ejemplo. – dije yo- por lo menos tienes vitaminas en el cuerpo

María se tapo la boca y se rió mirándome con simpatía y con aire de traviesa.

Héctor tiene razón, no te rías, debes de tomar algo.

Héctor, estoy pensando que María y yo nos vamos a quedar si no te importa, no está bien y creo sinceramente que es mejor que nos quedemos. Lo siento pues es la fiesta pero que no te parezca mal.

Tienes razón, es mejor, que se meta en cama. Además, mañana no nos vamos a marchar, nos quedaremos otros dos días, y tendrás tiempo de recuperarte sin prisas. Estando con el estómago así lo que menos te conviene es un viaje en coche de varios cientos de kilómetros.

¿No te importa?

Mujer me importa que estés mal, sería mejor que te quedases en el hotel, para practicar juegos de vicio y no por estar enferma.

Julián sonrió, y miro a uno y otra divertido, y colorado

Bobo – me dijo sin poder ponerse seria.

Si – contesté yo

Yo también creo que sería mejor. – dijo Julián encantado de la idea.

Pues no te hagas ilusiones, no tengo ganas de nada – le dijo a Julián, que sonrió y le dijo

Claro María no te apures por eso.

Y mirándome fijamente me dijo

Y tú, Héctor, no tienes que preocuparte por nada. Te agradezco lo de quedarnos unos días, pero no quiero que pienses que eres responsable de nada. (Puso su mano abierta en su vientre y me dirigió una frase que me dejó helado). Yo soy responsable de mí y de mis actos, y de las posibles consecuencias. Y seré yo quien decida como afrontar las consecuencias, incluyendo el deshacerme de los embrollos que puedan ocasionar.

María yo, yo no,

Que no hombre que no te preocupes, bastante bien te has portado, pero que te quede claro que en este asunto no tienes nada que decir. Absolutamente nada que decir. Yo soy la única que puede decir algo.

Y yo puedo opinar – dijo Julián

Tú no tienes nada que decir, acuérdate de que lo hemos dejado claro cuando establecimos las condiciones de nuestra relación

¿Condiciones? – pregunté asombrado

Y tú tampoco tienes que decir nada que decir, y menos con lo que se refiere a mis relaciones con los hombres.

¿Cómo que con los hombres? – preguntó el pobre Julián asombrado

Es una forma de hablar hombre – le entraba la risa y me miraba, pero mas fríamente.

Claro hombre, se refiere a que en vuestra relación nadie puede opinar ni meter las manos. Es una forma de hablar.

Exacto, ni de la relación, ni de mis actos. Hasta mañana Héctor

Subieron a la habitación y descansé unos minutos. A eso de las 21,00, me dirigí al parque en cuestión, en busca de Marta. No paraba de darle vueltas al aviso de María.

Di varias vueltas pues no la encontré. La vi casi sin querer, bailando con dos de las chicas que habíamos traído, y daba saltos divertidos al compás de la música de la orquesta.

Me gustó verla y permanecí separado, sin acercarme. Comenzó a cambiar el ritmo de la música y Marta se dirigió a una mesa donde estaba su bolso y unas consumiciones, la veía y comprobaba que el alcohol que había tomado la desinhibía totalmente.

El que si se acercó a Marta fue un hombre, joven de la misma edad que ella, con el pelo liso y podíamos decir casi de melena. Impresionaba su tamaño, creo sinceramente que media más de dos metros, y si no pasaba de ellos, era de casualidad.

Apoyándose una mano en el respaldo de la silla donde se sentaba Marta, y la otra en el borde de la mesa le susurro algo a Marta, que divertida decía que no con la cabeza. Él le insistía, vi. perfectamente que le daba un beso en el borde de la boca, ella sonrió le puso la palma de la mano en el pecho separándolo, miró alrededor como buscando algo.

Entendí que Marta me buscaba a mí. Y se encontraba molesta por el pelma ese que la incordiaba, por una parte, por otra se encontraba encantada de verse deseada por un hombre como ese. Estaba decidido en acabar esa situación acercándome y sacando a Marta a bailar, dos o tres piezas, y me la llevaría al hotel. Pero me sorprendió como me ganó por la mano, y sin oposición. Al parecer no la molestaba tanto como creía yo en un principio.

El gigantón le tomó la mano, la invitó a bailar con él. Marta lo miró a la cara bajó la cabeza, y él se separó algo de la mesa, tirando del brazo de Marta sin brusquedad, que levantándose se dejó guiar por el hombre, que la rodeó con un brazo y la llevo no a la pista, sino rodeó la mesa hacia donde la iluminación era mas escasa.

Sin reproche, o sin enterarse, bebieron lo que les faltaba de los cubatas de un trago, algo más de media copa, y vi. que marta no había servido la totalidad del refresco, por lo que entendí que estaba bebiendo prácticamente alcohol, y el alcohol le afectaba de una manera indiscutible. Le abría una puerta oculta que hacía más fácil olvidarse de los taboo y mitos que pudiesen poner freno a una relación sexual, como sospechaba que buscaba ese individuo, y deseaba que Marta rechazase dándose cuenta de donde estaba, y quien los rodeaba. No eran sino los propios compañeros de trabajo.

Estaba decidido en acercarme, y comprobé como estaban bailando, en ese momento yo estaba a unos 4 ó 5 metros de ellos, y no había nadie más, a esa distancia, un poco más lejos estaban sus compañeros y las chicas que había visto antes que cuchicheaban y miraban a Marta riéndose con malicia.

Para colmo note como se cerraba de niebla todo el bosque, sin que se pudiese ver ni tan siquiera la orquesta, quedaba el cielo iluminado de una forma extraña, debido a las luces y demás ornamentos decorativos, pero donde nos encontrábamos, no había ni siquiera luces, por lo que a pesar de que se podía ver, estaban ocultos a los ojos del resto del mundo, menos a los míos, o eso creía yo, y estaba seguro que ellos estaban convencidos de que nadie los veía.

Hace mucho frío será mejor que nos vayamos, además no se ve nada. – dijo marta.

Vale – dijo el gigante- pero tomamos otra copa y nos vamos

Cuando llegaron a la mesa, a pesar de que el bolso de marta estaba allí, el resto de las sillas había desaparecido. Lo arreglo el gigante cuando llegó con los combinados, que me daba la impresión que estaban cargadísimos.

Se sentó en la silla y tomando a marta de la cadera, la atrajo hacia él como si fuese una muñequita, y la sentó en sus piernas.

Le dio una copa a Marta que divertida miraba hacia los lados por si alguien los veía, y bebiendo de la copa que le habían entregado.

El gigante se desentendió de la copa inmediatamente, y poso su manaza en la rodilla de Marta, acariciando la cara interna de su pierna, que dado el tamaño de su mano, bueno de todo él, en comparación con el tamaño de Marta, veía como la mayor parte de su mano desaparecía debajo de la falda, notando el bulto que formaba, comprobaba cono se dirigía poco a poco hacia sus ingles,

Marta se sorprendió y la paró, ahora si parecía nerviosa. Intentó levantarse y el gigante la paró, sacando la mano debajo de su falda y tomándola de los hombros con una mano, y con la otra empujando sus pechos la inclinó y comenzó a besar en la boca apasionadamente. Marta parecía protestar, pero de una manera extraña, como si le quisiera dar ese beso, de tal forma de que de esa manera quedase satisfecho el gigantón y se acabase el cuento.

La sacó a bailar de nuevo y la abrazó tiernamente, puso una mano en el cuello de Marta que acariciaba mediante presiones rápidas y en determinados puntos. Y la otra a lo largo de la espalda acariciando subiendo y bajando. El cabrón sabía lo que hacía y notaba como respondía Marta, con que facilidad respondía, dadas la gran cantidad de veces que yo se lo hacía y lo sensible que esto la había dejado.

Había provocado que Marta se volviese vulnerable a las caricias de cualquier hombre, bajo ese estado.

Bailaron mucho tiempo seguido, sin importar el ritmo de la música, podía ser lenta que bachata, que merengue, que el rock mas duro. Ellos bailaban despacísimo, y lento.

Me fije como cogía su copa y se la ofrecía a Marta, que bebió de un trago, pensé que si se había puesto algo en la bebida, para cambiarla luego por la de Marta, pero ahora creo que no. Dado que la copa de Marta estaba vacía. El ritmo con que bebía le pasaría factura de inmediato. Le entregó el baso vacío, apoyo su rostro en el pecho del gigante, sus bracitos, no le llegaban a los hombros, y él comenzó a acariciar su culito y el costado, acercándose a los pechos. Marta tenía el ceño fruncido, y la boca abierta. Se dirigieron a un árbol cerca de donde yo miraba sin creer lo que veía. Se apoyó en el árbol y subió la falda de Marta, sin que esta opusiese resistencia. Dejo las bragas al aire y comenzó a bajarlas, acariciando ya los labios de su vagina. Al poco Marta se puso de puntillas y agarro fuertemente la camiseta del gigante, le había metido un dedo enorme. Miro al gigante y le susurró algo, aunque solo movió los labios pues no salió sonido alguno de su boca, boca que beso delicadamente y Marta correspondió entregándose al beso en toda regla, el hombre separo sus labios y movió su lengua en el aire, viendo como Marta buscaba su encuentro y jugueteaba con la del hombre fuera de sus bocas. vi. el tamaño de la lengua del gigante, y comprendí que si se la metía, podía hacer que se la tragase, tenía que llenarle la boca por completo y no creo que dejase movimiento alguno a la lengua de Marta. Pensando en como era Marta, encontraba todo decepcionante y morboso a la vez. Cuando llegó al orgasmo, el hombre le dijo que lo esperase. Se dirigió a la carrera a su coche, paso antes por la silla, cogió el bolso de Marta y lo dejo en el maletero de su coche.

Volvió con una manta de color pardo, que si se cubrían con ella pensé que no se les vería ni a dos metros dado la luz y la niebla tan espesa que ahora cubría todo.

Marta se había bajado la falda, y había intentado subirse las braguitas, pero quedaron enrolladas, y se le notaba pues su falda era muy fina, y suave, parecía que fuese como una segunda piel.

Se encontró con Marta y la volvió a besar, se sentó de nuevo en la silla, se cubrieron con la manta.

Veía los ojos de Marta, era de puro placer debido a las maniobras que el gigante le hacia en su vagina. Emitió un sonido, entre queja y gemido, y protestó, es decir soltó un gemido con forma de palabra.

Si no te lo hago no te puedo meter la polla y follarte como debes de ser follada. Vas a saber lo que es bueno.

El descaro del tipo, me dejaba asombrado, pues conociendo a mi mujer, este tipo de comentario o imposiciones nunca le habían gustado, ni tolerado. Pero estaba claro de que tal y como estaba, con los cubatas que se habría tomado, después del vino de la comida, no era consciente de nada.

Tenía los ojos casi cerrados y no podía abrirlos de tanto placer.

El hombre se revolvió y le saco las bragas, que se las guardó en un bolsillo.

Sabes nena, con estas son 40 jajaja. Y todas del puto curso. Ja ja ja ja-

Lo miró y se puso seria .y lo miró enfadada –la cagaste pensé yo se te acabó la fiesta por cabrón-

Como me hables así me marcho y te dejo ahora mismo. – Le dijo muy ofendida Marta

Ja ja ja ja ja… ni de coña nena. Desde que me has besado has sabido que te entregabas a un hombre, has notado el tamaño de mi polla y te ha gustado. Y no , no te vas hasta sentirla bien adentro de ti. Por eso estoy agrandando tu agujerito, para que no te rompa y te mueras de dolor.

Y te dejas de remilgos falsos, de ahora en adelante vas a ser mía, y ni tu marido ni tu padre va a tener derecho sobre ti.

Y para que veas lo que se te avecina, empezamos con que pongas tus putos ojos en la polla que se te va a clavar. No pongas impedimentos ni hagas tonterías y mira a tu amigo que tiene el ojo clavadito en ti. Anda y dale una buena mamada

La carita de inocente de Marta, se transformó. Era algo que me llamó la atención, Marta se levantó e intentó alejarse, pero él se lo impidió

No pienso meterme eso en la boca, te pongas como te pongas.

Vale nena. No quiero que esta primera vez sea desagradable, ven y bésame

No, mi marido debe de estar buscándome y no quiero que me vea así.

Tienes razón, vamos hacia la zona de las mesas de madera, están ahí, a unos 40 metros, no nos verá nadie, y tu marido pensará que estas en el medio de la fiesta.

De acuerdo – Las reacciones de Marta me dejaban cada vez más asombrado, parecía que no conociese a esa mujer, era completamente distinta. Sólo atendía a sus deseos, bueno a su deseo por ese hombre.

Se pusieron en pie y el hombre se puso de frente a mi mujer, y vi como Marta, miraba el tamaño del pene del hombre, que sin exagerar le llegaba justo hasta la barbilla, y era mucho mas gordo que el puño de Marta. En cuanto a su longitud, sin duda, si no era igual, era como su antebrazo.

Se dio la vuelta agarrando con una mano la manta y con la otra arrastró a Marta que lo seguía a pasitos cortos y rápidos, como corriendo detrás, para alcanzar su paso, dado su gran zancada.

Llegaron a la mesa que decía. Era del tipo que ponen las asociaciones culturales, con los bancos para sentarse unidos al armazón de la mesa. O para comer al aire libre con la familia al completo.

Estiró de cualquier manera la manta en la mesa y se sentó en la esquina del banco justo de cara hacia mí.

Acercó a Marta, y vi como la polla le llegaba hasta la base de los pechos de Marta, y estaba de pié a su lado. El comenzó a besarla y le desabrocho la blusa, y remangó la falda descubriendo el culito de Marta. Le levanto el sujetador y de espaldas a mí noté como si le hiciese una cubana, solo doblaba las rodillas, y el le regalaba con un magreo en toda regla metiendo varios dedos en el coñito, que hasta ese día tenia tan estrecho.

Dios mío es enorme, me vas a partir en dos. Júrame que me lo vas a hacer despacísimo, no quiero que me duela. Pues para qué duela lo dejamos así sólo quiero placer, no dolor.

Te juro que te la vas a meter tú, para que no te la metas de repente, lo te intentaré frenar. Yo también quiero disfrutar de tu cuerpo, y para el resto de tu vida.

Que dices, esto empieza y acaba aquí, nunca mas volveremos a repetirlo, es una aventura que me apeteció y nada más. Es un capricho

Cállate de una puta vez, aquí se hacen las cosas como yo digo. Y se te parece mal te jodes y no hubieses venido.

Y ahora ya no aguanto más, así que separa las piernas que empezamos, siéntate despacito encima.

Marta separó las piernas pero el tamaño hacía que la punta, la cabezota, le quedase demasiado alto, por lo que no podía ni aproximar a la entradita.

El gigantón la tomo introduciendo las manos entre las piernas y sujetándola por las nalgas la elevó, para aguantar el equilibrio se sujeto en los hombros del gigantón, y este empezó a descenderla, mientras que Marta cogía el tronco de ese garrote, y lo dirigía hacía su coñito, hasta que empezó a descender, note como se separaban los labios vaginales, pero no había entrado todavía, debía de estar dilatando mas su entrada, relajándola para no reventarla. Subía y bajaba solo dos centímetros, y de una forma pausada, sin perder el ritmo, que notaba que lo aceleraba sin aumentar la penetración, sin duda estaba fuerte el cabrón, pues en sus brazos, Marta parecía una muñequita de juguete, que movía a su antojo, como si no fuese obstáculo, y estaba claro que no, el peso de Marta.

Aumentó la penetración, y ahora era algo más de 5 cm,, Marta se agarraba y encogía la cabeza entre los hombros como la echaba hacia atrás. Se quejaba de dolor. Pero parecía estar dispuesta a sacrificarse "por la causa".

Bueno nena, ahora llegó el momento, vamos a entrar en casita al peque

No. Aún no, deja que se relaje un poco, aún no ha entrado la cabeza y me duele. Si la metes me revientaaaaaaass AAAHHHHH

La dejo descender. Simplemente la dejo decender, habría metido en su cuerpo algo más del tamaño de mi pene, y parecía que no había metido nada.

Así como estaba, la detuvo sin entrar mas y mirando la expresión de la cara de Marta, que yo no podía contemplar y me figuraba que demostraba un dolor inmenso, cuando menos una molestia tan enorme dado que por naturaleza de la anatomía de Marta, lucharía por expulsar ese cuerpo de su interior.

Pude tener una referencia del tamaño de ese monstruo. Era de ancho como mínimo la mitad de una nalga del culito de Marta, si no era un poco mas. Era algo fuera de lo normal. Seguro que las mujeres se le escapaban al verlo y follaba poco, por lo que aprovecharía a una tonta, borracha, que no tenía a esas alturas fuerza para negarse a nada.

Recuerdo pensar, como si hablase con ella "cariño estás sentenciada, y reza para que no quiera metértela por el culo"

Sentí como Marta sollozaba, desde luego la estaba lastimando, y me imaginaba, que no aguantaría ese dolor de ninguna manera.

Por una parte quería ayudar a mi mujer pues no se merecía que la maltratasen de ninguna manera. Por otra parte, me quería vengar por lo que estaba sucediendo, me engañaba a la vista de todo el mundo. Nunca en mi vida imagine tal grado de necesidad en mi mujer para llegar a tal extremo.

El hombre se levanto con Marta en brazos, y con un cuidado enorme la posó en la mesa. Marta estaba llorando por el dolor que sentía.

Besándola con una dulzura inmensa, eso si que lo ví, y con caricias en la cara, y peinándole el pelo, la consoló durante unos minutos, le decía algo al oído, pero ella negaba con la cabeza, incapaz de pronunciar palabra.

Le sacó el miembro de golpe, y se escuchó un "choffp", bastante fuerte, Marta respiraba rápida e intensamente, llenaba los pulmones y el vientre. Y sollozaba.

Puso la cabeza entre las piernas y le empezó a comer el coño,

Por favor, déjame, lo hacemos otro día, hoy más no.

No nena, esto lo tenemos que terminar de inmediato. Y verás como al final disfrutas.

Me vas a dejar rota, me vas a provocar una lesión para el resto de mi vida, me….

Que no mujer, no te he dicho que lo he hecho con muchas, y que ninguna ha quedado inválida ja ja ja

Me vas a reventar.

Sin hacerle caso le siguió comiendo el coño, y le metió tres dedos moviéndolos rápidamente, le provocó un orgasmo, y era un orgasmo muy fuerte.

Aprovechó y colocó la punta de ese tronco, en su entrada y metió de golpe la misma cantidad de polla que tenía antes.

Marta dejo de respirar, se quedó con los pulmones llenos de aire sin moverse.

El comenzó, sin hacer caso a las posibles quejas y protestas que pudiese dar Marta, un ritmo de penetración, aumentando la misma.

Como no podía ver de una forma clara, me fui girando hacia un lado, y vi perfectamente la cara de Marta, estaba como abandonada, sin ofrecer resistencia, y con cara de sufrir un dolor indescriptible, optó por relajarse completamente para ofrecer la mínima resistencia, y con ello ayudar a una penetración, con un resultado más placentero para ella.

Me fije y comprobé que ahora la penetración era mas profunda, y que Marta, mi inocente Marta, la mujer a la que consentí, y entregué todo mi ser, estaba tumbada, con las tetas al aire, y agitándose a cada embestida. Como sin conocimiento.

Se había desmayado, no era consciente de lo que le estaban haciendo, y el hombre le llegaba hasta el fondo de su vagina.

Naturalmente el hombre se había dado cuenta de la perdida de conocimiento de Marta, y aprovechó para penetrarla hasta el máximo posible.

Cuando lo consiguió, dejo la poya dentro del cuerpo de Marta y volvió a besar y acariciar despertándola, y obligando a sentir todo de nuevo.

Con los ojos llenos de lágrimas miro a su agresor, voluntario, y le dijo

No puedo más

Ya pasó lo malo, y ahora llega el placer y el orgasmo más grande de toda tu vida.

No pudo decir nada, pues cerró su boca con la suya y comenzó a besar.

Marta separó su boca pues necesitaba respirar, y no le llegaba el aire, dado el movimiento y lo que empezaba a sentir.

No dudo que sintiese placer, es más, creo que tenía que sentir un placer muy grande, pero lo que si era verdad, también tenía dolor.

Noté como empezaba a temblar todo el cuerpo, tan pequeño en comparación con el del hombrón, a cada una de sus sacudidas. Me di cuenta entonces, de que sus cuerpos no entraban en contacto en cada penetración, sus pubis no chocaban, no se unían, y la agitación se producía por el impacto de la poya del hombre en el fondo de la vagina.

Eso va a traer malas consecuencias, pensé

Marta llevó sus manos, las dos, a la altura de su vientre, una a la altura del ombligo y otra un poco mas abajo. Averigüé entonces la capacidad de admisión del coño de Marta, pues aunque parezca mentira me pareció ver como subían sus manos un poco cada vez que penetraban en su interior.

Me fije que le quedaba por meter una buena porción de polla en el interior del cuerpo de Marta, y que si se la metía, la reventaría por dentro, eso si no la estaba reventando en ese momento.

No intentes meterme más que me vas a reventar el útero, contrólate y no te comportes como un animal joder!

Claro nena, pero siguió con su movimiento.

Marta, tenía en ese momento sus ojos en blanco, y se mordía el labio inferior. Tenía un aspecto morbosa, irremediablemente preciosa.

El hombre agarró sus pechos que masajeó a su gusto sin resistencia provocando un orgasmo en Marta, sonoro, no pronunciaba sonidos que se pudiesen entender, solo gemidos y quejidos, que demostraban que ahora si sentía un placer, que nunca había visto en ella. Pero también le notaba dolor.

Me giré hacia la espalda del hombre y vi como del coño de Marta le salían flujos y flujos.

Al cabo de unos minutos, el hombre empezó a temblar y gruñir, y descargó su orgasmo dentro de la vagina de mi mujer, que admitió hasta un punto, expulsando el resto.

Fueron varias embestidas del hombre descargando su semen dentro de Marta, y vi perfectamente como comenzaba a gotear, expulsado, lo que ya no le cabía dentro.

Sin miramientos, la tomó por la cabeza, y la levantó, sacándole la poya, y obligándola a ponerse de pie.

La abrazó, y la besó y acarició,

Ves como te ha gustado, si te suelto te caes de gusto, te he dejado sin fuerzas las piernas de tanto placer.

Marta se dejaba acariciar y querer, no era consciente de nada, y estaba rendida, no era dueña de sus actos. Indiscutiblemente ese hombre era dueño de sus actos.

La rodeó por la cintura y la llevó a su coche.

¿A donde vamos?

Silencio, el hombre solo la llevaba casi en el aire hacia el coche.

¿A dónde vamos? Va a venir a buscarme mi marido

Que se joda tu marido. Eres mía, por lo menos hoy eres mía, esta noche eres para mi, y no quiero discusiones ni que te opongas ¿Esta claro?

El tono del hombre parecía enfadado

Pero que dices, no puede ser! No, no puede ser, lo que me dices. ¿Que explicación le voy a dar a mi marido?

Tal y como lo veo, si yo soy tu marido, no paro de buscarte hasta encontrarte, y tal y como creo que sucedió, tu marido te buscó y te encontró. Vió lo que estabas haciendo y se fue con los cuernos recién estrenados, para lucirlos por la calle, o se fue al hotel a llorar la perdida de su mujer.

Llévame al hotel. Llévame por favor! – parecía consciente de su situación respecto a mi. Lo que estaba claro es que no me habían visto ni e imaginaban que estuviese escuchando y viendo todo.

Te llevaré mañana, cuando haya disfrutado de ti lo que me queda de noche.

Se alejó al coche y la besó cerrándole la boca. Con Marta en el aire.

Cuando la soltó y la llevaba de la mano, ya no oía las protestas de Marta, lo que si vi eran las manchas blancuzcas del semen que escurría por las piernas, hasta los pies. Introduciéndosele incluso en los zapatos.

Se marcharon en la oscuridad de la noche.

Me acerqué a la mesa, no me encontraba bien, me sentía mareado, sin tener capacidad aún de comprender lo que había visto.

Recogí la manta que habían olvidado, y vi en el suelo una cartera. La cogí y abrí.

Dentro estaba la documentación, tarjetas de crédito, y una buena cantidad de dinero. Había cerca de 900 €

Lo cogí todo, y lo llevé al coche, conduje muy despacio al hotel, aparqué en el garaje, y subí a mi habitación. Con la manta y la cartera.

Pasé la noche esperándola. Y no volvió.

Entró María a la habitación y me preguntó como estaba, que yo si tenía mala cara. Le expliqué lo sucedido y María no se lo creía, al final me dijo

Bueno, tú la has estado engañando conmigo, y por consiguiente yo también la he engañado, he traicionando su amistad.

Es posible, pero lo que no puede ser, es el modo en que ella lo ha hecho. Lo ha hecho a la vista de todo el mundo. Sus compañeros de trabajo la han visto.

Nosotros no lo hemos hecho de forma que humillemos con este acto a nadie, por lo menos de forma evidente.

Lo nuestro lo hemos hecho, María, por amor. Y aunque tu te niegues a creer, por los motivos que sean, yo lo he hecho por amor.

Desde luego yo si lo hice por amor, pero no creo que tú lo hayas hecho por amor, creo que te movió el placer.

María te digo que no fue así. Te digo que fue como te digo. Soy incapaz de follar a una mujer si no siento nada por ella, por lo menos no soy capaz de hacerlo como lo hemos hecho tu y yo. Nunca. Siempre he sentido algo por la mujer con la que hice el amor.

¿Hubo muchas?

Que va, no hubo muchas, de ninguna manera. ¿Por?

Curiosidad

Ahora tienes curiosidad, no lo entiendo. ¿Me lo explicas?

No tengo nada que explicar.

Pero no entiendo

Bueno verás, yo sólo he engañado a Julián, nunca he engañado a nadie. Cuando tenía una relación era completamente fiel.

Siempre menos con él, que creo que sospecha algo, pero se conforma con lo que le doy. No me quiere perder, estoy seguro de ello….. Además, creo que sabe que estoy embarazada. No sabe de quién pero si sospecha de nuestra relación.

Entonces es cierto, estas embarazada.

Me hice la prueba hoy. Y dio positivo en embarazo. Pero tú no tienes derecho a nada. Absolutamente a nada. El hijo que tenga es mío y tú no pintas nada

Pero me gustaría tener a ese hijo, y compartirlo, bueno que lo compartas conmigo, y verlo crecer y….

Mira vamos a aclarar las cosas. Tú y yo no vamos a compartir nada, pues no tenemos futuro. No creo que tu no lo intentases, y creo que si. Estoy segura de que lo intentarías con todas tus fuerzas. Sucede que yo no me veo capaz a compartir contigo ni un solo día. Siempre estaría pensando si te acostarías con otra mujer a mi espalda. Por mucho que me jures que no, no me lo creería, y me comerían los celos, por ese motivo, no tenemos futuro como pareja, con una relación estable. Naturalmente que sentiría celos pues te amo con locura. Pero lo que hemos hecho me demuestra que tú eres capaz de hacer lo que has hecho con otra mujer. Se que quieres con todo tu ser a Marta, y la has engañado conmigo. Al principio por placer, y después por lo que tú quieras, se que me quieres, pero prefiero negármelo, por lo menos para que me sea más llevadero.

Estaba completamente serio y en silencio.

Me dejaba sin argumentos con que rebatir los suyos.

A nuestro hijo lo podrás ver de vez en cuando, pero quede claro que nunca le dirás que eres su padre. En el futuro, si tiene que enterarse, cosa que no creo, seré yo quién se lo diga.

Podrás verlo todos los días, y llevártelo a jugar, o pasear siempre que quieras. Nunca estará mejor con nadie, estará incluso mejor que conmigo en algunas ocasiones, estoy segura, pero no tienes derechos sobre el bebe.

Nos quedamos en silencio, un silencio absoluto, y como no, incómodo.

Se acercó, y me acarició el pelo con suavidad, yo miraba al suelo, completamente abatido, sin fuerza para nada. La cabeza me daba vueltas, y me dolía enormemente.

Me levantó la cabeza con su mano sujetando mi barbilla, y me besó en los ojos muy dulcemente.

Lo siento mi amor, te quiero, y tú a mí, pero mejor ni intentarlo, la sospecha pesaría tanto que no tendríamos futuro ni en una isla desierta. Por eso no quiero intentarlo. Pues si ahora me duele, imagínate después lo terrible del dolor. Estoy segura de que nos haríamos un daño irreparable, y creo que es mejor así.

Me tomo con sus manos la cara y me besó los ojos, primero uno y después otro. Siempre me besaba así, a lo largo de nuestra relación, cuando llegaba, o se iba, incluso delante de Julián, y una vez delante de Marta que nos miro entre asombrada y divertida, pero que nunca dijo nada.

Voy junto a Julián, tengo que hablar con él, lo he dejado un poco entre aguas, y quiero aclarar algo sin dejar pasar mas tiempo.

Se fue tras besarme los labios, besó que correspondí, pero sin intención alguna de usar la lengua. Un beso tierno, quizás más expresivo que otros, nos miramos, y nos sonreímos.

Me quedé solo esperando a la llegada de Marta, que por otra parte no tenía fuerzas para afrontar, y prefería que se retrasase aún más de lo mucho que ya lo estaba haciendo.

Espero que no le pasase nada! – exclamé en un susurro.

Me senté en la sala viendo la televisión, y pasando los canales uno tras otro, sin prestar demasiada atención.

Pasaron varias horas y a eso de las 15,30 o 16,00 escuche la puerta de la habitación que se abría, tras un minuto se asomó por la puerta que comunicaba con la sala. La miré y vi el estado lamentable que traía.

No se que me iba a decir, me levanté y le dije

Mira Marta después de todo esto que has hecho, mejor te piensas lo que vas a decir. Y mejor que mientras te los piensas te des un baño, pues la verdad que con lo sucio de la ropa, y la cara y el pelo como lo tienes, das asco!

Lo dije en un tono que más parecía una sentencia que un comentario.

Pasé por su lado en dirección al baño, y comencé a llenarle la bañera, preparándole como en infinidad de ocasiones, un baño de sales y de espuma, que a ella le encantaba.

En unos minutos está listo. Vete preparando, entra en el cuarto de baño. Si necesitas algo avísame

¿Pero no me vas a decir nada?

¿Yo?. No "nena" – le dije en un tono que delataba algo su situación, pues yo nunca le había llamado así, para mi gusto es un termino que no encajaba – yo no voy a hablar, yo no estoy en situación de hablar. Yo estoy en situación de escuchar los motivos que has tenido o has creído tener para tanta

Me callé, me di la vuelta y le dije.

No quiero enfadarme. Ni escándalos ni reproches ni broncas. No tengo fuerzas, así que por favor entra en el baño, y después hablamos así como estás das auténtica pena. Y no quiero verte con esa pinta. Es asqueroso.

Se giró en silencio, y se dirigió al baño mirándose al pasar por el espejo, y se sorprendió del aspecto que tenía, intentó peinarse con la mano pero desistió, y entró rápidamente en el baño.

Permanecí absorto unos minutos, y decidí bajar al café del hotel.

Me tomé un sándwich, con una cerveza, y decidí leer el periódico, que aunque estaba en portugués, me enteraba de algo. Anunciaba el final del curso internacional, que se celebraba, y que había tenido un éxito inmenso.

Vi entrar en el café a Julián con la cara descompuesta, sin mirar ni fijarse en nada, como un autómata, no se fijó en mi, pasó por mi lado sin ver nada ni a nadie, y se sentó hacia el final mirando a la calle por un ventanal que daba una plaza con una fuente inmensa con unos chorros de agua que cambiaban y formaban figuras distintas a cada cierto tiempo.

Continué con mi consumición, firmé la nota, y me retiré a mi habitación una vez que terminé.

Marta ya había acabado de bañarse, y estaba echada en cama, con un albornoz del hotel, y una toalla la cabeza. Parecía que acababa de salir del baño.

Se sentó en la cama y la miré, estaba cansada, e imagino que dolorida, pues al mover las piernas. Puso una mueca de dolor.

Creo que es mejor que te quedes echada. Incluso que duermas algo y hablamos después. No estás en condiciones de nada, y desde luego quiero que pienses detenidamente todo. Me voy a dar una vuelta. Nos vemos a la hora de la cena.

Me di la vuelta y antes de salir de la habitación, me volví y mirándole a los ojos, le digo

Y por supuesto que si bajas a cenar. Bastante daño has hecho ya como para hacer desplantes a todos. Y sobretodo a mi. Ya lo sabes. Cenas y si no tienes hambre te la inventas. Pides algo ligero y comes, a cojones que comes. Y nos haces compañía a todos, y comiendo.

Bajaremos a las diez de la noche a cenar. Que ya es tarde.

Salí de la habitación, y me encontré en el pasillo a María, nos acercamos el uno al otro.

¿Has visto a Julián? .

Si está en la cafetería, he bajado antes y entró él, no me vió. Está sentado al fondo.

No se si acercarme y hablar con él

¿Pasó algo?

Si, si que pasó y no fue muy agradable para ninguno de los dos.

Le iba a preguntar y ya no me dejó, me dijo lo que había pasado

He decidido no engañarlo durante más tiempo, y he cortado la relación

Joder, ahora me explico la cara que tenía. Tiene que estar hecho polvo- ¿y tú como te encuentras?.

Pues entenderás que no muy bien. ¿A dónde vas?

A dar una vuelta por la calle.

¿Hablaste con Marta?

Llegó en un estado lamentable, la obligue a que se bañase. Me daba asco el aspecto que tenía. Te lo juro que daba asco. No lo entiendo por lo menos pudo adecentarse algo. Olía a sexo. Nunca me lo imagine en ella. Mientras se bañaba baje a tomar algo en la cafetería, y al volver estaba echada. No tiene fuerzas para nada. Así que mejor que duerma y después de cenar hablamos.

Por cierto que cenamos todos juntos como si no sabemos lo que pasa ni lo que va a pasar, ni lo que pasó.

No creo que Julián quiera

María yo no tengo ganas de nada. Pero es la única forma que veo de seguir adelante sin perder los papeles.

Lo que tenga que pasar, que sea de la forma mas civilizada, y además, y tienes que perdonar si no estás de acuerdo, pero así me veo apoyado por ti, y por supuesto quiero que te sientas respaldada por mi, no se si me entiendes.

Creo que es buena idea. ¿Vamos a dar una vuela?

Si es buena idea. ¿Qué hacemos con Julián?

Creo que es mejor dejarlo, después lo llamo por teléfono, y si quiere que venga a donde estemos.

Vale, vámonos.

Salimos del hotel, y hasta pasada mas de una hora no me di cuenta, y no se si ella se la dio, pero no dijo nada, de que llevaba a María cogida del hombro.

Apenas hablábamos.

Dime una cosa María ¿qué vas a hacer en adelante?

¿Con respecto a que?

Con respecto a tu vida, naturalmente

No tengo pensado en nada especial. Tendré que buscar trabajo en lo que estudié, que me gusta. Y después ya veremos.

Y de tu vida sentimental ¿Qué vas a hacer?

Estoy segura de que dentro de muy poco mi vida sentimental, como tú dices, estará completamente llena.

Llenar lo que se dice llenar…. Ya te estás llenando!. Pero quiero saber si vas a compartir con alguien más

No tengo planes a corto plazo – me interrumpió – y no estoy cerrada a nuevas posibilidades,

Sólo a nuevas posibilidades.

No le des mas vueltas. No me cierro en banda, solo me protejo. No creo que tengamos un futuro prometedor, y no quiero sufrir y sobretodo hacer sufrir a nuestro hijo.

Era la primera vez que se refería así al bebé que habíamos hecho.

Es muy duro para mí, terriblemente duro. Es como si estuviese atado de manos y me dieran unas bofetadas enormes una tras otra, sin poder reaccionar, ni defenderme. Todo se mueve demasiado deprisa para mí. Es como si no me pudiese mover y todos os movierais a velorciaga!

Y me duele muchísimo.

¿El qué?

El mismísimo alma, al notar el rechazo, y el posible olvido.

No te rechaza nadie. Yo me defiendo de un futuro incierto.

Nos volvimos al hotel, y a la hora prevista estábamos cenando, todos juntos sin excepción. Mas o menos serios, casi sin hablar. Los que más lo hacíamos éramos María y yo. Marta me miraba analizándome, y no podía llegar a ningún resultado.

El único que estaba completamente callado era Julián, víctima inocente, del "fuego amigo", o "daño colateral"…. Que hipócritas son los militares para definir una cagada enorme, a la hora de matar a quien no deben!. Pero de alguna forma han de hacerlo, y no deja de ser elegante mirándolo fríamente.

Cuando acabamos subimos a nuestras habitaciones, yo deseaba escuchar lo que me tenía que decir Marta. Y espere tiempo suficiente, imaginé que me estaba analizando para saber que es lo que yo sabía o pudiese saber, y no se atrevía a empezar, y le increpé.

No voy a esperar toda la noche a que me digas algo. Estas esquivando la conversación, y lo que me tengas que decir, quizás por no saber muy bien por donde empezar. Si quieres te ayudo en algo, no se, tal vez te pueda ayudar a comenzar o tal vez mejor si te ayudo con pistas, algo que te de pié para un argumento sólido. ¿Qué me dices?

No lo se, no se como me vas a ayudar, es un tema muy difícil.

Bueno lo que es difícil de explicar, es como te llevo a un curso ayer por la mañana a eso de las 7 de la mañana, que salimos de la habitación, me llamas para que no te vaya a buscar, y vengas después de la cena y baile de fin de curso, a la tarde del día siguiente a la 4,30 es decir a las 16,30….., eso es difícil de dar una explicación que aclare la tardanza, sin que haya motivo alguno de sospecha o de inquietud tan siquiera. Y durante ese tiempo ni una llamada, ni un mensaje ni nada de nada. Ni un "estoy bien ya hablaremos cuando llegue" eso sí es difícil de explicar, sobre todo en una persona como tú. Que en la vida das un paso en falso sin saber a donde. Bueno claro sin saber a donde…. Lo digo yo, pues ¿tú siempre has sabido a dónde encaminar tus pasos verdad?

Bueno mañana salimos a eso de las 10 de la mañana, después de desayunar, y desayunamos todos juntos.

Para no perder el tiempo te doy dos pistas

Me encaminé hacia el mueble cómoda que estaba frente a la cama, y abrí el cajón inferior, saqué la manta y se la tiré a los pies

Ten cuidado está sucia, tiene restos de… bueno ten cuidado que está sucia. Esta es una pista.

Volví al cajón de la cómoda donde estaba la manta y cogí la cartera, ya me había quedado con el dinero, y con las tarjetas de crédito. Me gustaría saber como se iba a apañar el gigantón para pagar la cuenta del hotel, y tener para gasolina de vuelta a donde el viviese.

Toma (se la di en la mano), es del dueño de la manta como puedes comprobar.

Seguro que te acuerdas de él, pues tiene algo que ver en tu retraso ¿no?

Marta estaba blanca como el papel, se sentó al borde de la cama, y comenzaron a caerle unos lagrimones enormes por la cara.

Y la última pista, tus compañeras de trabajo te han visto, y fueron a llamar a otras para que no se perdieran detalle.

Marta me miró asustada, asombrada, con la boca abierta.

No, no es un cuento no me lo han contado, he visto con mis propios ojos como iban a buscar a otras chicas para veros en plena faena, en la mesa de madera, a unos metros de la fiesta.

No podía articular palabra.

Verás estoy completamente seguro de que ya habrán enviado noticias, a donde no llegasen.

Imagino que cuando llegues al centro de trabajo, te mirarán de otra forma.

No quiero jugar más, es irremediable. Jamás en la vida se me ocurriría humillarte de la forma que me lo has hecho a mi. No entiendo como tienes que ser así. No me explico…. Bueno la verdad es que nada para mi tiene explicación, y por el tiempo que pasó y tu facilidad para intentar atrasar esta conversación me indica que no tenías pensado ninguna. Y ahora que sabes que lo he visto todo…… para qué!

Pero bueno. Piensa que futuro tenemos….

Sabía que mas bien ninguno pero no dije nada.

El viaje de vuelta, lo hicimos para entendernos, las parejas rotas. Marta y Julián en un coche y María y yo juntos en otro.

Por el viaje nos adelantaron coches que iban ocupados con gentes del cursillo, que al ver a Marta, se hacían señas y la señalaban. Que gilipollas, por lo menos Marta había disfrutado, ellas dudo que nunca lo hayan hecho.

Cuatro años más tarde me encontré con María, Miriam, y un hombre… sin nombre, pues ya no importa.

Saludé a María y a Miriam, me presentaron al hombre y me comunicaron que se iban a otra ciudad a vivir. Lejísimos. Terrible e irremediablemente lejos.

Habiamos quedado para hablar, y nunca me imaginé esto.

Hablamos de Marta, que ya no vivía en la misma ciudad, si no que lo hacía donde tenía su centro de trabajo. Nos habíamos separado, como imaginabais, Marta lo decidió así, pues no vió motivo alguno para continuar juntos.

También hablamos de Julián, que no tenía ningún compromiso. Seguía enamorado de María.

La hora de la despedida llegó y tras besar a María, rozando sus labios, cogí a la niña en brazos, la abracé la besé en la frente y le dije

Acuérdate de lo mucho que te quiero. Mucho, mucho.

Puso sus manitas en mis mejillas, me miro sonriente y me dice

Quiero yo a ti mucho tambien.

Y con una suavidad, heredada, me dio un beso en cada ojo y repitió

Quiero, quiero, quiero más yo ti que tú.

La dejé en el suelo, y las ví alejarse por la calle. Mis ojos estaban llenos de lágrimas, y mi interior completamente vacío. Y con la crisis, me había quedado en paro. Y como era autónomo, no tenía derecho a ayuda económica alguna.

Y siguieron sus vidas, y la mía sigue pero, sin nada que me motive para dar un paso más cada día.