EL CUMPLEAÑOS (la bienvenida)

Mi cumpleaños esta cerca pero también el de Alejandro, mi amo, hemos decidido poner un día para celebrarlo juntos y solos y ese día ha llegado.

Es sábado, yo no trabajo y no me levanto demasiado pronto aunque hoy, estoy nerviosa, se que habrá muchas sorpresas, me encantan las sorpresas, por lo que aun siendo sábado me levanto temprano, voy a preparar una buena comida y una bonita mesa, mi amo vendrá a comer y pasaremos todo el día juntos, seguramente también la noche pero eso se verá según vayan ocurriendo los acontecimientos, lo seguro es que vendrá a comer.

Me levanto y me doy una ducha relajante, como he dicho. es pronto, no tengo prisa, me ducho con el gel del mismo aroma de mi perfume, bueno es mi perfume pero es el que a él le encanta también, después recorro todo mi cuerpo con mis manos empapadas en la crema que suaviza mi piel y la impregna del mismo olor, seco el pelo, lo peino y envuelta en una toalla voy hacia la cocina, me pongo un café, el único café que tomo en todo el día porque los días de diario me tomo otro en el trabajo pero sino trabajo no lo tomo, me gusta mucho mas el té. Mientras me lo estoy tomando voy preparando las cosas para la comida, pastel de carne y algo de marisco, me gusta el marisco, a él también y sobre todo las almejas con las que jugamos y lo pasamos bien. El cava esta en el frigorífico desde anoche y estará a la temperatura adecuada cuando llegue la hora de comer.

Estaba en esas cosas cuando suena el timbre de la puerta, quien podrá ser, no espero a nadie aun, espero que no sea nadie que venga a visitarme, ya he dicho a mi gente que no estaré en casa, que el fin de semana lo tengo ocupado, pero siempre puede haber alguien que no se haya enterado y fastidie el día, aunque ya me las arreglare para que no sea así. Me acerco a la puerta y pregunto quién es, traigo un envío para la señorita Ana, me asomo por la mirilla y no veo nada más que un enorme ramo de rosas, abro la puerta sin pensar que no llevo nada más que una toalla encima pero solo ver ese ramo ya me ha nublado el sentido, madre mía que ramo ¿sabe quien lo manda? No señorita pero lleva una tarjeta, muchas gracias, espera un momento que voy a por mí monedero, no se preocupe señorita, esta todo pagado y la propina ya me la han dado, ahhhh pues muchísimas gracias y que pase un buen día, buen día el que va a pasar el hombre que le manda las flores, me dice, yo me extraño de la contestación y es cuando me doy cuenta que el chico esta embobado mirándome porque solo llevo la toalla envuelta en mi cuerpo, ayyy lo siento, acabo de salir de la ducha y no me ha dado tiempo a vestirme, no se preocupe señorita creo que será mi mejor envío de todo el día, buenos días y que pase un buen día usted también. El se va y yo cierro la puerta, el ramo es maravilloso no sé cuantas rosas rojas lleva, un montón y en el centro tres orquídeas, son unas de mis flores favoritas, asi que rápidamente las llevo al salón, las dejo encima de la mesa y busco la tarjeta, se que son de mi amo pero hay que asegurarse, la encuentro entre la rosas y dice BUENOS DIAS MI PRENCESA, está claro son suyas, nadie me llama princesa, solo él.

Las coloco en un  jarrón, en la mesa, en el centro del salón y vuelvo a la cocina a preparar toda la comida y la mesa porque cuando llegue estas flores merecen un gran recibimiento y tengo que arreglarme papa ello.

La comida esta mas o menos preparada, la mesa puesta adornada con velas y un musgo que compre ayer como adorno, no es demasiado tarde pero tengo que arreglarme puede llegar en cualquier momento y tiene que tener el recibimiento que se merece.

Voy a mi cuarto, abro mi armario y saco lo que me voy a poner, unas medias hasta los muslos sujetas con ligas de encaje de color negro, un corpiño rojo que deja mis pechos al aire y los levanta hasta lo máximo posible, nada de braguitas, tiene que tener todo mi cuerpo a su disposición y unos zapatos rojos también, de tacón de aguja, me maquillo, poco, a él no le gusta demasiado maquillaje y pinto mis labios de un rojo que hace juego con mi corpiño y ahora me toca peinar mi pelo, lo dejo suelto, no es muy largo pero lo suficiente para que si el quiere lo pueda recoger en una coleta y me pongo uno de los collares de perrita que me ha regalado siempre, elijo uno negro con una chapa en forma de corazón, de oro, en la que pone soy tuya y una argolla de la que cuelga una cadena que llega hasta mi coñito con un mango para cogerla, ya estaba preparada y nerviosa, tendría que tranquilizarme porque si no me pondría a sudar, me entraría calor y estropearía el maquillaje, pero no me dio tiempo a nada de eso porque nada más terminar y mientras me miraba en el espejo volvió a sonar el timbre, era él, solo él tiene esa forma de llamar, tiene llaves de casa, pero cuando viene y llama así es que quiere que sea yo quien abra la puerta y descubrir si he sido buena y le he recibo como a él  le gusta.

Y ahí estaba él, como siempre con la sonrisa en los labios, Buenos días perrita, me gusta cómo me has recibido, tenía que hacerlo después de tu regalo, pues te has librado de la mitad de tu castigo, ¿mi castigo? Si tu castigo, no creo que esta mañana te hayas portado del todo bien, ¿yo? Pero ¿qué me estás diciendo?, tu como siempre protestando, entonces entra, cierra la puerta, deja una bolsa que lleva en el recibidor y coge mi correa, vamos al salón que ya te voy a dar yo para que se te pasen esos humos, tira de mi y llegamos al salón, se sienta y tira de la correa hacia abajo lo que hace que me ponga de rodillas ante él, en primer lugar, no creo que yo tenga que darte explicaciones de los castigos que tengas que recibir, no sé cuantas veces te digo que eres muy protestona pero tu creo que no aprenderás nunca, es algo que me tiene frustrado, ¿Cómo se puede ser tan rebelde? Pero sabes, es muy divertido que seas así, creo que eso es una de las cosas de ti que me vuelven loco, mientras decía todo esto, yo miraba al suelo y él se iba desabrochando la bragueta hasta que su polla salió, como un resorte, de su pantalón, vamos a ver perrita, empieza a lamer mi polla, tu diosa, y yo te iré contando eso que tanto te interesa, el porqué de tu castigo, yo empecé a lamer su polla despacio, sin meterla en la boca, lamia de abajo arriba y de arriba abajo, la empapaba en mi saliva, lamia sus huevos, los besaba, los mamaba, besaba su capullo y seguía lamiendo mientras él me decía, ¿tu crees, perra salida, que es normal que abras la puerta a un desconocido desnuda con una toalla enrollada al cuerpo? ¿Qué pasa que querías fallártelo? Y si ya has abierto así ¿Por qué no te lo has follado? El pobre chico se ha ido con un calentón tremendo, es que te gusta que los hombres te deseen y eso no está mal, pero aquí el único que puede tocarte soy yo o quien yo diga que lo haga, lo sabes ¿no? Deje de lamer su polla para responder, si amo lo sé, ¿Quién te ha dicho que dejes de lamer mi polla? No quiero respuestas tuyas, quiero que tu boca solo este por mi polla, que no la desatiendas, trágatela entera perra y me cogió la cabeza y la empujo hasta que su polla llego a mi garganta, el empujón me pillo desprevenida,  tuve que aguantar las arcadas y se me saltaron las lagrimas, me cogió del pelo y empezó a mover mi cabeza al ritmo que él deseaba, yo chupaba y tragaba su polla como podía, mama perra, mama que quiero descargar toda mi leche en tu boca y traga, trágatela toda, no dejes escapar ni una gota y así fue, descargó toda su leche en mi boca y yo la trague toda, sin dejar derramar una gota, él se recostó en el sofá mientras dejaba su polla relajada en mi boca hasta que la saco tirando de mi pelo hacia atrás, muy bien perrita, mamas muy bien y por cierto no te he dicho que me encanta tu atuendo, estas preciosa, pero eso no te librara de lo que te mereces, sí señor, gracias señor, y esas tetas me gustan, mira que pezones se te han puesto,  los cogió y tiro de ellos, tiro hasta hacer que me venciera hacia delante y diera un gemido de dolor y placer a la vez,  ahora date la vuelta, así de rodillas como estas, apoya esas tetas en el suelo, con los brazos extendidos hacia delante, pon tu culo bien en pompa y espérame, yo hice lo que me pidió y él se levanto y fue a nuestro escondite, un armario que está dentro de otro en una habitación que se supone es un trastero y de allí cogió un tapón anal, una zapatilla especial que tiene para unos buenos azotes y una buena polla de plástico con vibrador, volvió al sofá y sin más aviso empezó a azotarme el culo con la zapatilla, no quiero quejas perra, te mereces esto y más, te has librado porque me has recibido como me gusta pero no voy a parar de azotarte hasta que este culito esté de ese color rojito que me gusta pero como oiga la mínima queja te arrepentirás, yo no dije nada y aguante sus azotes como pude hasta que se canso o dejo el color de mi culito como a él le gustaba, entonces y también, sin previo aviso, metió de un golpe el tapón anal en mi agujero, yo di un respingo y un chillido ¿te estás quejando perrita? ¿O es que no puedes aguantar el gusto que te da que te metan algo por el culo? Supongo que es eso ¿verdad perrita? Jajajajja Si amo es eso, mentía pero no quería mas azotes aunque creo que él también sabía que mentía, pues si te gusta que te haya metido eso por el culo a ver si te gusta esto y metió la polla de plástico por mi coño, la saco y la encontró encharcada, así me gusta perra que te empapes, sea lo que sea que te haga, se levantó, se puso a horcajadas sobre mi y empezó a sobarme el coñito y a meter un dedo y otro y otro hasta que metió sus 4 dedos en mi coño y empezó a moverlos dentro de mí, fallándome con ellos, córrete perra, así como una perra castigada y sumida,  córrete, correte ya y  yo me corri como una loca, las piernas me fallaron y aun de rodillas, como estaba me desplome entera en el suelo, gemía y gritaba de placer, él se sentó en el suelo, a mi lado y acariciando mi cabeza decía, relájate perrita relájate disfruta de tu placer.

Después de esta bienvenida ya casi era la hora de comer por lo que mientras él se tomaba una cerveza yo termine de hacer la comida, la lleve a la mesa, nos sentamos, uno frente a otro, y comimos tranquilamente hablando de nuestras cosas, riendo, es el hombre que más me ha hecho reír en mi vida y todo el rato recordándome que había traído un postre que sabía que me encantaba, pero que tendría que ganármelo, asi terminamos de comer, recogí las cosas y lo que paso después lo dejare para otra historia.