El cumpleaños de nuestra niña Lorena
Lorena, la estudiante huésped de nuestra casa estaba de cumpleaños. Decidimos por ello salir a cenar y la sorpresa estuvo en él lugar donde tomamos las copas al conocer a otra pareja
Diciembre-13
Lorena, nuestra huésped estudiante de 24 años seguía amenizando las noches de Isabel y mías desde nuestra primera experiencia con ella. No teníamos ningún juego entre nosotros que no nos llevase a una locura de placer todavía mejor que el anterior.
Era el día del cumpleaños de Lorena. Después de celebrarlo dos días antes con sus amistades habíamos preparado una salida a cenar. Después de lo que sucedía en casa todo era complicidad y le había encantado nuestra sorpresa de llevarla a un restaurante.
Mi mujer se había puesto deslumbrante y muy sexy para la ocasión. Llevaba una blusa negra semitransparente que dejaba adivinar su ropa interior también negra y una falda de tubo corta por encima de la rodilla. Acompañaba con unas medias negras y unas botas de media caña elegantes y del mismo color. Toda una diosa de la noche. Al ser alta, sus piernas delataban una tersura dignas de cualquier modelo.
Lorena al salir de su habitación nos había dejado boquiabiertos. Lucía unos legguins de cuero negro y polo blanco que se ajustaba perfectamente a sus grandes pechos. Con unas botas de tacón alto y su juventud parecía una top contratada para promocionar cualquier producto de alta gama.
Yo vestía unos pantalones chinos grises con una camisa blanca casual y una americana también gris del mismo estilo. Siempre nos gustaba a mi mujer y a mi una vestimenta elegante pero a la vez sexi y sobre todo en su caso. A ella le gustaba ser provocadora y sentirse también admirada sobre todo realzando sus pechos y sus piernas.
La noche prometía ser agradable y más cuando Lorena muy pícaramente nos dijo que nos recompensaría por aquella sorpresa.
Cenamos en un lugar adecuado para la ocasión dejándonos llevar por las viandas, los vinos y algún licor que nos tomamos con el café. Manteníamos la compostura aunque en algunos momentos Lorena nos hacía descomponernos un poco al expresar de nuevo que quería que fuese una noche nueva con sorpresas.
Nos fuimos a un cocktail-bar de unos amigos nuestros donde sabemos que hay gente relacionada con el mundo liberal. Lo conocimos desde que hemos roto nuestros tabús. No es ningún establecimiento swinger pero si salen de allí dentro relaciones variadas. Es un lugar muy agradable sin demasiada aglomeración y que puedes charlar con gente de ideologías de la vida diferentes. Sería una primera copa y después iríamos a un sitio más adecuado y variado para la edad de nuestra anfitriona.
Saludamos algunos de nuestros conocidos y nos sentamos en una mesa esquinada para poder conservar mejor nuestra intimidad de ese día. Queríamos disfrutar la noche y nos reíamos con diferentes comentarios que iban surgiendo, a la vez que de vez en cuando salíamos a una pequeña pista que tiene a bailar un rato. Me sentía como un dios bailando con una y con otra. De vez en cuando nos dábamos un beso cómplice en la mesa mientras estábamos sentados pero nada más. Coméntamos de marcharnos a otro lado para buscar un ambiente más acorde con Lorena pero fue ella la que insistió en tomarnos otra copa más allí .Quizás por ser diferente de los lugares que frecuenta se sentía cómoda allí con nosotros.
Fuímos de nuevo a la pista y un chico de treinta y pocos años y con aire atractivo que estaba solitario en la barra decidió acercarse para bailar con nuestra amiga. Ella lo aceptó y empezó a contornearse a su lado. Lo rozaba y se dejaba rozar por este nuevo amigo. Mientras bailaba nos buscaba con la vista como queriéndonos poner celosos de los movimientos y de los toqueteos que le daba él. Lo que sí era seguro es que lo estaba calentando y ella misma estaba disfrutando del ambiente.
Isabel y yo mientras disfrutábamos e íbamos poniéndonos fantasiosos con el pasar de la noche y las nuevas copas que habíamos pedido. Como comenté a mi mujer le gusta ser provocadora y no paraba de incitarme a tocarla y a besarla mientras miraba también a las demás personas del local. Ya habíamos seducido la mirada de alguna otra pareja que allí había y también de algún grupo de amigos que aprovechaban la noche. Pero solo en eso consistía el juego aquella noche.
Pero una pareja rondando los 50 y largos años decidió sentarse a nuestro lado y decirnos si teníamos ganas de charla. No los habíamos visto entrar pero su aspecto delante nuestra y a pesar de ser unos 10 años más mayores que nosotros nos resultó atractivo. Eran los dos no muy altos, de aspecto simpático. Ella un poco regordita pero con unos muslos envidiables que al sentarse provocó que los tuviésemos bien a la vista y el con un aspecto más estilizado y a la vez clásico. Nos comentaron que habían empezado hace poco a frecuentar aquel lugar pero que no habían pasado de tertulias dialécticas para alimentar sus fantasías. Buscaban conocer parejas similares pero para alimentar el morbo de la seducción del momento.
Buscamos a nuestra amiga con la mirada y la vimos que seguía bailando pero ya había cambiado de pareja. Parecía por su forma de moverse que quería poner a todo el local a tono y provocar la calentura de los que bailaban con ella.
Decidimos ir a bailar de nuevo con esta nueva pareja. Empezamos bailando con nuestras respectivas pero íbamos intercambiando momentos con la pareja del otro. Parecía había buena complicidad y había comenzado un ligero juego de rozamientos. Marina, que así se llamaba, se arrimaba y rozaba conmigo e Isabel también jugaba con Javier que así se llamaba él. Les presentamos a Lorena que ya se había encargado de llamar nuestra atención para que no la olvidásemos y como si se hubiese visto atraída por nuestra puesta en escena con Marina y Javier decidió olvidar al resto y comenzar a bailar con nosotros. Le pidió a Isabel que en ese momento seducía a Javier poder bailar con él y el hombre no dudo en recorrerla con sus ojos por un instante. Era más alta que él, al igual que Isabel, por lo que sus pechos quedaban bastante cerca de su cara. Yo me había llevado a mi mujer y a nuestra nueva amiga a nuestra esquina y mientras saboreábamos la copa les comentaba lo sensual que se movía Lorena bailando con Javier. Él con su 50 y largos y ella con sus 24 años.
La situación era extraña. Marina sentada a mi lado izquierdo no dejaba de observar a su marido pero mientras yo le iba acariciando su nuca con mi mano no dejaba de acercarse a mí e Isabel apoyada en mi hombro y observando la situación ya me había comenzado a acariciar mi entrepierna. Se había empezado a crear un ambiente místico sin proponérnoslo que a todos nos satisfacía. Habían ido pasando las hora y la gente se iba derivando a otros locales. Por este motivo el nuestro se había ido vaciando de gente con lo que nuestra mesa quedaba totalmente apartada de las miradas. Los dueños acostumbraban a ver todo tipo de situaciones por lo que su discreción era absoluta y no había más de dos parejas sentadas en otra mesa alejada, una pareja que bailaba muy embelesada y unos cuatro hombres que seguían acumulando copas en la barra.
Javier y Lorena continuaban bailando también ajenos a todo y con su cuerpos muy juntos. Ella no paraba de seducirlo bailando muy lento y ya había pegado sus labios a su cuello y acariciaba su espalda. Era como un baile paternal por su diferencia de edad pero con la sensualidad de la seducción. Yo seguía acariciando a Marina y dándole pequeños besos en su cara alternando con los labios de Isabel. Nadie hablaba pero todos íbamos avanzando. De repente Lorena empezó a buscar los labios de nuestro amigo y él al sentir el contacto deslizó instintivamente una mano hacia la parte baja de la espalda de ella fijándola con fuerza contra su abdomen. Fue como si actuara como una liberación para Marina ya que su reacción fue girar su cuello buscando mi boca al instante y alargar su mano buscando mi bragueta. Isabel le facilitó la entrada ya que se había encargado de semiabrir mi pantalón. Mi mano se desplazó debajo de aquellos muslos que se abrieron dejándome una entrada gratuita y permitiéndome comprobar lo caliente que se había puesto nuestra amiga con la visión.
Perdí de vista a la pareja bailadora entregándome completamente a aquella madura en celo. Notaba su mano en mi polla junto con la de mi mujer.Había empujado mi cabeza hacia sus tetas y que abriendo sutilmente la camisa había saltado un pezón duro hacia afuera. Me ponía cachondo esta mujer regordita con su calentura total.
Noté que Isabel había sacado su manos y se había levantado pero yo seguía concentrado en follar aquel coñito con mis dedos que cada vez de abría más con mi mano. La vieja perra estaba gimiendo y mordía mi cuello sin compasión alguna.
Mientras y según me comentó luego mi mujer. Ella había visualizado mientras me acariciaba y por el rabillo del ojo como Lorena se había ido al servicio y Javier la había seguido. No pudo resistir la tentación tras unos minutos de ir detrás de ellos. Al entrar en el apartado de mujeres se encontró con una escena perversa. Ella apoyada con una pierna encima de los lavabos y él follándele su culo con la tranca dura como un quinceañero. Dudó si quedarse ó irse pero él la agarró y la acercó para besarla mientras seguía penetrando con fuerza aquella chica. Mi mujer se sentó en el retrete y empezó a masturbarse con la escena a la vez que sentía los gemidos acelerados con olor a orgasmo de Lorena. Aún tuvo tiempo de darle la vuelta y volver a empalarla ahora por delante en su coñito. La chica estaba totalmente desbocada por la forma en que el la trataba e imagino por el morbo de la diferencia de edad. Isabel disfrutaba con la visión y deseaba ver como aquella herramienta dura y gorda la traspasaba también a ella pero parece que nuestro amigo solo tenía ojos para la jovencita. Pero lo que más excitó a mi mujer y que la hizo mojarse y llegar a un orgasmo como una bastarda fue ver como después de escuchar como Lorena se volvía a correr, él la cogía por su pelo la hacía agacharse y le metía aquel pollón en la boca follándosela hasta la garganta como un hombre que había perdido el control y que no la dejaba ni respirar. Fue en ese momento cuando mi mujer totalmente cachonda y escuchando como él dándole pequeñas bofetadas en la cara empezaba a gemir con la repiración agitada, pegó su lengua a la cara de nuestra niña para sentir como salía aquel esperma totalmente caliente que rebosaba por los labios de ella. Isabel limpió con sus besos todo aquel líquido que seguía saliendo de la boca de nuestra amiga mientras Javier se empezaba a acomodar su ropa mientras rozaba con sus dedos sus cabellos. Mi mujer luego me comentó que le había parecido tan brutalmente sexi la escena que mientras la vivía era como si la estuviesen penetrando a ella.
Yo por mi parte continué jugando con los dedos introducidos en aquel agujero. Marina había perdido la vergüenza y echada en el sofá me decía que tenía unas ganas enormes de correrse con otro hombre. Aquello hacía que me volviese loco. Hasta que sentí que aquella mujer empezaba a correrse y contornearse en aquel sofá con unos gemidos que no pasaban desapercibidos para los demás clientes. Según se sintió liberada pero quizás más cachonda todavía se lanzó con sus labios hacia mi polla no costándole mucho hacerme estallar con aquella fenomenal mamada.
Regresaron los tres y sin hacer ningún tipo de comentarios pedimos unos chupitos para brindar por habernos conocido y por el fenomenal día de cumpleaños de nuestra niña Lorena.
gracias a los lectores
Dannyx