El cumpleaños de mi cuñado 2º
Mi cuñado monta una fiesta de cumpleaños y el principal regalo es mi esposa
Me desperté pronto con un fuerte dolor de cabeza y aturdido, el ruido de la ducha me terminó de aclarar donde estaba. De pronto me acordé de todo, “puff” pensé “mi mujer tiene que estar un poco enfadada”. Me levanté e intente colarme en la ducha donde estaba ella, pero cuando yo entraba ella salía. “¿Vaya ya estás despierto? espero que se te haya pasado la borrachera de anoche pues nos vamos al pueblo” me dijo. Yo sin mediar palabra intente agarrarla desnuda y húmeda como estaba, pero ella me rechazo y me dijo: “¿ahora te entran las ganas? Pues a mi ahora no me apetece, así que metete a ducharte y hagamos marcha.” Yo ya sabía que cuando se ponía así era mejor no insistir, así que me duche rápido. Cuando salí ella ya no estaba, me puse unas bermudas de paseo y una camisa y salía a buscarla. Estaba desayunando con su hermana en el salón y cuchicheaban entre ellas. Ellas cuando me oyeron llegar callaron, yo me acerque y me senté al lado de mi mujer y saludé a mi cuñada. Le pregunté por Pepe y sus amigos y me contó que ella se había acostado y que ellos se habían quedado hablando y bebiendo hasta muy tarde.
Yo me serví un café con leche y una tostada y sonriendo a mi cuñada le dije, bueno, qué opinas de los compañeros de Pepe, anoche parecías pasarlo muy bien con Luis, ella me devolvió la sonrisa con malicia y me dijo: “pues muy bien, ¿no? Pero creo que tú mujer se lo pasó mejor que yo con Antonio y después contigo.” Yo me sonroje y me callé, mi mujer soltó una carcajada y me dijo: “Ale Leo, vámonos que mi hermana te pela vivo.” Yo me levanté todo digno y ambos nos fuimos al pueblo a pasar la mañana.
Durante el breve viaje al pueblo no me dirigió la palabra, una vez que ya estábamos paseando le pregunté: “¿estás enfadada?”. Ella respondió: “pues sí, la verdad es que anoche me apetecía mucho y verte así me puso de muy mala uva”. “Cariño perdona, te compensaré esta tarde. Ya sabes cómo es tu cuñado, empezó a rellenarme la copa una y otra vez y no me di cuenta que me estaba emborrachando.” Ella me miró y me dijo: “vale, lo olvidaré pero intenta no ser tan egoísta y pensar un poco en mi.” Yo respondí: “parece que Antonio es un chico bastante simpático, te vi hablar mucho con él”. Ella me miró con malicia y me preguntó: “¿estás celoso?” Yo le respondí: “mujer, celoso no pero viendo como se os pegaban los dos a ti y a tu hermana y que a vosotras no parecía importaros, uno podría pensar algo.” Mi mujer todavía estaba cabreada y la charla pareció reavivar el mosqueo: “y que quieres que haga, ayer no sé qué pasaba pero estaba súper cachonda y esos chicos con esos cuerpos nos trataban como reinas y vosotros bebiendo y pasando de nosotras.” Yo le dije: “ya, ya noté como se le iba a salir a Antonio del bañador, vaya paquetón” y solté una carcajada. Mi mujer se sonrojó un poco y me dijo: “Vaya, tú también te diste cuenta.” “¡Para no darse cuenta chica! y tú no parabas de agarrarte a él cuando te “rescató” del hundimiento, ¿no?”. Ella me respondió: “la verdad es que me agarró muy fuerte y me gustó mucho sentir esos brazos.” Yo la miré y volví a reírme: “no me extraña que estuvieras tan cachonda anoche”. Ella me miró enfadada y me respondió: “pues sí, si le hubiera propuesto a él algo seguro que no me habría vomitado.” Yo guarde silencio por un rato. Ella rompió el silencio y me continuó: “no te creas que no pensé salir e ir a su habitación a buscarlo.” Yo la miré y le pregunté: “¿y me pondrías lo cuernos?” Ella respondió: “Anoche te lo merecías.” Yo con la conversación me estaba poniendo muy cachondo y le pregunté: “¿te masturbaste anoche?” Ella me miró cabreada y me soltó la mano y se puso a mirar distraídamente el género de un puesto callejero. Después de un rato volvió a mi lado y me dijo: “pues claro que me masturbe, que querías que hiciera.” Yo seguí preguntando: “¿te masturbaste pensando en Antonio?” Ella volvió a mirarme enfadada y me dijo: “pues sí, y ya vale de esta conversación.”
Mi erección era notable, tanto que me dolía dentro del pantalón, ella se alejó de mí hacia un puesto a ver bolsos. Iba con una falda que le llegaba a la rodilla y una camiseta blanca holgada. La verdad es que me la hubiera follado allí mismo pero lo que me había excitado era pensar que se masturbaba pensando en otro mientras yo dormía a su lado.
Era ya muy tarde y decidimos quedarnos a comer allí mismo. Su hermana llamó por teléfono y nos dijo que Pepe y ella se acercarían a comer con nosotros pero que Luis y Antonio se habían ido a la playa y que volverían por la tarde y así quedamos. Pepe y Eva aparecieron media hora después. Mi cuñada estaba preciosa, iba con unos shorts y una camisa de verano. Nos saludamos, a Pepe se le notaba una fuerte resaca pero aún así me lanzó un guiño. Nos sentamos a comer, pedimos un arroz marinero y mientras lo hacían una ensalada y entremeses. Las chicas se fueron al baño juntas y Pepe sacó de su bolsillo un papel con unos polvos, disimuladamente echo unos pocos en la copa de su mujer y mirándome a mí me tendió el papel con el resto de los polvos. Yo recogí el papel, lo miré y dudando un poco lo eche en la tónica de mi mujer. Pepe me sonrió y me dijo: “anoche tu mujer puso a Antonio a puntito, la verdad es que a todos nos puso”. Yo le miré y le dije bromeando: “que cabroncete que eres, no tienes bastante con una hermana y quieres también a la otra.” El se rio y me dijo:”Va Leo que ya me he dado cuenta como miras a mi mujer.” Yo me callé y miré para otro lado. El siguió: “mira, tu mujer y la mía están muy buenas y yo me he hecho algún pajote pensando en la tuya igual que tú pensando en la mía, ¿o no?”. Yo me quedé alucinado con su franqueza y le dije: “Coño tío, ¿no crees que te estás pasando? Me estás diciendo en la cara que te quieres follar a mi mujer”. Él guardó silencio y tras unos segundos me miró y me dijo: “¿y si ella quisiera follar con otro tú qué harías?” Yo recordé la charla anterior con mi mujer y mirándole a los ojos le dije: “¿y si fuera tú mujer, qué?” Él se rio y me respondió: “Eva tiene libertad para hacer lo que quiera siempre que ella me lo cuente después.” Yo me quedé de piedra y para no ser menos le dije: “Laura también puede hacer lo que quiera.” Él se sonrió maliciosamente y dijo: “Así que no te enfadarías, ¿verdad?” Yo me reí y para parecer seguro le dije: “Va Pepe, ella nunca se lo haría contigo, eres el marido de su hermana, despierta tío.” Él me miró y me dijo: “te apuesto lo que quieras a que tu mujer puede hacérselo con otro.” Yo lo miré enfadado pero cuando iba a responder ví a las chicas acercarse y guardé silencio.
Trajeron los entremeses y comimos. Yo me mantuve pensativo durante toda la comida mientras que Pepe no paraba de hablar con su mujer y la mía. Así llegamos a los postres y Pepe pidió un par de copas para él y para mí, las chicas se levantaron y se acercaron al paseo marítimo a ver una tienda que estaba al lado del restaurante. Mi cuñado me preguntó que qué opinaba de lo de antes, yo lo miré medio enojado medio divertido y le pregunté: “¿iba en serio?” Él me miró y asintió con la cabeza. Yo lo miré y le dije: “de acuerdo, te vas a enterar, supongo que ya lo tenías pensado y que lo de la ropa y los afrodisiacos eran parte de tú plan, pero ni con esas lo vas a conseguir.” El se sonrió y me dijo: “si estás de acuerdo bien, pero nada de malos rollos entre nosotros o las chicas, si no quieres me lo dices y nada de nada y añadió, aunque a ella se le nota necesitada…”. “Va listo, ¿qué te apuestas?” le dije. “Él me miro y me respondió “¿500 euracos te parece bien?” Yo me empecé a cabrear pero las chicas volvían con cara de no gustarles nada que habían visto. “Ok” respondí en voz baja mientras él se sonreía. Eran casi las cinco de la tarde y Eva dijo que nos volviéramos a la casa a echar una siesta.
Volvimos a la casa y una vez en la habitación mi mujer me dijo que se encontraba muy rara y muy cansada y que necesitaba dormir. Yo estaba súper cachondo por todo lo de antes pero ella me dijo que nada de nada y se echo a dormir una siesta. Yo cogí y salí a darme una vuelta y quemar un poco de adrenalina. La charla con Pepe no hacía más que darme vueltas en la cabeza. Yo pensaba cómo podía haberme propuesto tal cosa pero después me decía que yo había asentido, además estaba seguro de que mi mujer nunca lo haría, al menos no conmigo cerca. Así pasó un buen rato hasta que decidí volver a la casa.
Eran casi las 20:00 y mi mujer seguía dormida. En el exterior oí un coche llegar, imaginé que serían Antonio y Luis que volvían de la playa. El calor era muy húmedo y fui a pegarme una ducha. Al salir mi mujer estaba ya despierta aunque seguía tumbada, yo me tumbe a su lado y empecé a besarla. Ella respondió a mis besos y comenzamos a tocarnos. Ella con una camiseta y unas braguitas estaba divina. Mis manos se fueron a sus tetas y fui levantando esa camiseta hasta tener sus pezones al alcance de mis labios. En ese momento tocaron a la puerta, la voz de Eva sonaba al otro lado e instaba a su hermana a que abriera la puerta que tenía un problema. Laura me apartó y se levantó colocándose la camiseta, yo cogí la toalla y volví al baño. Allí me puse el bañador mientras oía a las dos hermanas murmurar. Al salir la imagen que me encontré era impresionante. Mi mujer intentaba reparar el cierre del otro bikini blanco que le había comprado Pepe a Eva, pero claro Eva iba con el bikini puesto. El top era minúsculo y al tirar mi mujer para tener más tela para poner el broche una de las tetas salió por encima. Eva me miró y se sonrió diciendo: “Mira al guarro de tu marido como me mira las tetas.” Mi mujer me miro y riéndose me dijo: “anda vete de aquí que sois imposibles”. Yo salí dando saltitos mientras mi cuñada se recolocaba la teta una vez puesto el cierre. A los 10 minutos salieron las dos, mi cuñada iba esplendida pero mi mujer iba mejor, se había puesto el bikini negro que había comprado Pepe y primero la tanga se le perdía en el culo y la parte de arriba era claramente pequeña, se le veía pecho por debajo y por encima. Era impresionante.
Mi mujer pasó a mi lado y me guiñó un ojo lanzándose al agua. Mi cuñado ya les estaba preparando unas copas a ambas. Habíamos decidido no ir a cenar y picar un poco ya que habíamos comido mucho y muy tarde. Al rato salieron Antonio y Luis que se encontraron a las dos chicas cada una en una tumbona. Pepe y yo estábamos al otro lado de la piscina y vi como Antonio se ponía a hablar con mi mujer, él permanecía de pie con su bañador farda huevos mientras mi mujer le hablaba tumbada totalmente expuesta. La misma imagen sucedía con mi cuñada y Luis. Pepe me dio un codazo y me preguntó: “qué, sigues confiando en que tu mujercita no haga nada.” Yo callé y le dí un lago sorbo a mi copa. Luis y Antonio se reunieron con Pepe y conmigo, y les servimos unas copas. Las chicas se quedaron tumbadas dormitando, eran las 9:30 y comenzaba a anochecer. Nosotros habíamos puesto la tele y veíamos un partido de futbol veraniego. Pepe de rato en rato servía un par de copas a las chicas y las regaba con su particular dosis de afrodisiaco.
En un momento dado mi mujer se levanto para ir al baño y me hizo señas. Yo fui detrás de ella, se metió en el baño y se sentó a orinar y me dijo: “Leo me siento muy rara, estoy muy cachonda necesito que me hagas el amor, me quema todo”. Yo la miré un tanto divertido, verla con ese bikini sentada en la taza del wc prácticamente desnuda mientras me imploraba sexo era muy extraño. Y le dije: “pero que dices Laura, ¿qué quieres que piensen todos?” Ella se puso de pie y me empujo contra la pared mientras me echaba mano al paquete y me besaba el cuello diciéndome: “follame aquí ya ahora, ¡vamos uno rápido y salimos!” Yo conseguí soltarme, la verdad es que de pronoto me apeteció follarmela allí mismo pero de alguna manera el morbo me hacía querer saber hasta dónde podía llegar esto. Conseguí apartarme y salí del baño, mi mujer salió un minuto después mientras me miraba con cara de odio.
Parecía que los afrodisiacos de Pepe hacían efecto, miré hacía mi cuñada y vi que se movía inquieta en la tumbona, cuando regresó su hermana ambas se lanzaron al agua. Eran ya las 22:00 y Pepe entró en la casa y sacó una par de bandejas de canapés que había encargado. Las chicas salieron de la piscina, juntas formaban una imagen idílica y muy, muy erótica. Laura parecía más calmada ahora después del baño, se enrolló en una toalla y se acercó a mi lado. Yo le di un canapé y le ofrecí un beso. Ella me devolvió el beso pero se paró a la altura de mi oreja y me dijo: “te vas a enterar.” Pepe le dijo a Luis que contara un chiste, este empezó a contar uno muy divertido que nos hizo reír a todos. Pepe luego contó uno más picante y muy divertido, así íbamos uno tras otro contando chistes, comiendo y bebiendo. Yo comenzaba a notarme bastante tocado con tanta cerveza, en eso Pepe se levantó y se metió en la casa volviendo con una botella de un whisky especial de más de 30 años que costaba un dineral, nos dijo que era su cumpleaños y había que celebrarlo bien. Nos sirvió a los hombres ya que las chicas no querían. La verdad es que estaba muy bueno, pero creo que a mí me estaba rematando.
En eso Antonio propuso irnos todos al agua, las chicas se metieron en el agua con Pepe, Luis y Antonio pero yo me senté en el borde con los pies en el agua. Me notaba muy tocado. Allí Los chicos siguieron contando chistes. En un momento dado Antonio cogió una pelota de playa y empezó a jugar con ella. Mi mujer y Eva que también se les notaba bastante borrachillas le indicaron que les pasara la pelota, la pelota empezó a pasar de lado a lado de la piscina pero cuando llegaba a una de las chicas casi siempre caía al agua. En una de esas se le cayó la pelota a mi mujer, Antonio se acercó por detrás y le dijo: “mira así se hace” y cogiéndole la mano izquierda le pasó con la derecha la pelota, todo esto mientras se pegaba por detrás a mi mujer que no pareció molestarse mucho. Mi cuñada bastante borracha sí que se dio cuenta y mirándome me dijo riéndose: “Mira a Laura lo que hace.” Antonio pillado me miró y se disculpó pero acto seguido mi mujer volvió a tirar la pelota y este repitió la lección. Yo me reía de manera un poco inconsciente aunque notaba a mi mujer demasiado suelta. Mi cuñada se acercó al borde donde estaba yo y me pidió otra copa, yo me levanté y cuando volví Pepe estaba fuera con una cámara de video grabando y pidiendo tonterías a la gente. Se acercó a mi mujer y le dijo: “A ver cuñada enséñame ese cuerpazo que tienes que con ese bikini estas para comerte”. A lo que ella respondió en voz alta para que todos la oyéramos: “estoy seguro que si te dejara me ibas a comer algo”. Y todos se rieron a carcajadas incluido yo.
Volví a sentarme en el borde de la piscina y le tendí la copa a mi cuñada. Esta se apoyó en mi rodilla y me colocó los pechos directamente en la entrepierna, estaba muy borracha me miro, sonrió y me dijo: “lo estamos pasando de puta madre Leo, va metete al agua y juega con tu cuñada mientras me acariciaba la rodilla.” Yo la miré a los ojos y le dije: “Ahora, me acabo la copa y entro”. Ella se giró y volvieron a jugar con la pelota.
Esta vez fallo mi cuñada y a Pepe se le ocurrió que quién fallara debería pagar con un castigo, mi cuñada exclamó que ya no éramos adolescentes a lo que mi mujer la mandó callar dijo: “vale pero si juega Leo”. Yo asentí y me metí en la piscina trastabillando. Me coloque a la derecha de mi cuñada a la que le costaba mantener el equilibrio y se estaba dejando manosear por Luis colocado en la izquierda ante la intencionada ignorancia de su marido. La siguiente bola fue a parar a mí que fallé.
Pepe dijo que el castigo era ir a por una ronda para todos. Yo con cara de resignación salí a por una copa para cada uno, mientras preparaba las copas vi como Antonio jugueteaba con mi mujer echándole agua y diciéndole cosas en voz baja. Una vez de vuelta con las bebidas volvimos a jugar, esta vez falló Luis que estaba más entretenido viendo las tetas de mi cuñada bambolearse encima del bikini. El castigo era traer los canapés, salió y volvió rápidamente.
Así estuvimos hasta que falló mi mujer y Pepe le dijo que ya no había más que traer así que como castigo se quitara el top. Mi mujer me miró y dijo “si a mi marido no le importa” Yo asentí con la cabeza ante el griterío que montaron todos general. Ella sin decir palabra se soltó el cierre quedándose con las tetas al aire. La temperatura era de casi 22º y la humedad era brutal pero a nadie paso desapercibido la dureza de los pezones de mi mujer. Mi cuñada se quedo embobada viendo a su hermana enseñarles las tetas a todos y falló la bola que le lanzó Laura. Laura le castigó ordenándole que se quitara el top. Ella protestó pero Pepe le indicó que era lo justo, a lo que ella con el ciego que llevaba apenas pudo decir nada. Yo bromee acercando las manos a sus tetas, a lo que Pepe me dijo: “toca, toca cuñado, a ver si son como las de tu mujer” yo sin pensármelo mucho le toque una a lo que mi cuñada se apartó y me dijo: “se mira pero no se toca.” Mi mujer me chistó desde el otro lado de la piscina indicándome con la mano que me apartara de su hermana, miraba todo divertida y también se le notaba un pedo bastante grande.