El cumpleaños de mi compañero y su mujer.
Voy al cumpleaños de mi compañero, casi por obligación, como compromiso y no pudo haber mejor celebración. Lo difícil resulta saber en qué categoría el relato.
Me llegaron muchos correos donde me preguntaron si no tenía remordimientos por haberme follado a la amiga de mi amigo. Ni un ápice de remordimiento ni en ese momento ni en ningún otro. Nuestra unión desde ese momento fue mucho más que de amigos. Aunque la distancia y nuestros respectivos trabajos hacía que nos viéramos, muy de tarde en tarde.
Eso no quería decir que mi vida sexual empezara y acabara con ellos, pero tampoco era tan explosiva como cuando como ingrediente pones, a que la mujer es casada, que el marido de puede pillar o que está mirando, todas esas cosas que lo hacen más excitantes.
Con mis vecinas seguía tomándomelo con calma, no quería precipitar las cosas, parecía que las aguas volvían a su cauce, lentamente, pero volvían. Los maridos ya me hablaban más, tomábamos alguna que otra cerveza y en el trabajo mis relaciones iban perfectas, con Alba un poco más en cuarentena, no quería conflictos con su marido que era superior mío.
Con quien si había hecho una buena amistad fue con Lucas, un tipo casado de 40 años, físicamente normal, 1.70, el pelo le empezaba a escasear, le clareaba bastante a pesar de sus peinados y con un mostacho inmenso, que le hacía más mayor. Ese día era su cumpleaños y lo celebramos en el trabajo, eran todo risas porque entraba en la cuarentena. Estaba casado con Estefanía y a su mujer la vi un par de veces, hablando con ella solo el día que me la presento, 1.65, delgada, cara angelical, muy dulce, de poco hablar, pelo largo color cobrizo, tetas abundantes, aunque muy tapada y culo prominente bien puesto, que con los pantalones que llevaba lo hacían potente a la vista. La vi alguna que otra vez pero de refilón o en el coche cuando venía a recoger a Lucas, de ella nada más sabia, porque Lucas no hablaba mucho de su familia, hasta ese día en el que comimos los dos juntos como muchas otras veces.
+ Que mal me sientan los días de mi cumpleaños.
+ Lo peor sería no cumplir, mientras se cumplan bienvenidos sean.
+ Que va, no me molesta cumplir, me molestan las celebraciones “familiares”
+ Es lo normal, digo yo.
+ Es que yo no soy de aquí, mi mujer sí. Entonces se empeña en que venga toda su familia a celebrarlo y no trago al 90% empezando por mis suegros.
+ En eso ya no me meto. Tu sabrás.
+ Es que no “entre” con buen pie. Mi mujer tenía un novio desde cría, aparecí yo que soy más joven que ella, dejo al novio y hasta hoy. Como cuando llegue aquí, estaba soltero y decían que era muy golfo, mujeriego.
+ Eso te pasa por golfo, JAJA. ¿Eres mucho más joven que tu mujer?
+ Si no ligaba nada. Lo único que salía todas las noches por ahí y como tenía unos vecinos que casualmente conocían a mis suegros, pues me pusieron esa fama y mi mujer tiene 43 años.
+ Tampoco es mucha la diferencia.
+ Ya, pero son así. Se creen que yo pervertí a su “inocente” hija, pero… vamos que me pusieron esa fama. Anda que si llega a ser contigo te queman en la hoguera.
+ Ya te vale. Si yo no me como ni un rosco.
+ JAJA, ahora el que se ríe soy yo. Lo que pasa que debes de ser muy discreto y si no te comes un rosco será porque no quieras, porque si oyeras lo que dicen las féminas de ti, alucinarías. Aunque algunas dicen “seguro que es gay, porque a todos los buenorros les pasa lo mismo” y no es que yo piense así.
+ JAJA, cuanta mala lengua que hay por aquí.
Tres compañeros que salían de comer se pararon en nuestra mesa y uno me dijo, “que no te engañe, que seguro que quiere que vayas a la fiesta de cumpleaños en su casa” para luego otro añadir “que a todos nos ha engañado y salvo que te gusten los folletines familiares, no vayas, que sus suegros son para exorcizarlos” no me aguante y me reí. Cuando se fueron empecé a creerme lo que me había dicho de su familia política. Entonces el compungido me soltó…
+ Es verdad, iba a pedirte que vinieras esta tarde a mi fiesta, así se me hace más llevadera y más corta.
+ Y porque no le has dicho a tu mujer que pasas de ese tipo de fiestas.
+ Si, si este año en un enfado se lo dije, pero hace meses y seguro que se le ha olvidado.
+ Puede ser una pregunta que no te güiste, pero ¿te llevas bien con tu mujer? ¿vuestro matrimonio va bien?
+ ¿Por qué me lo preguntas?
+ Hombre principalmente por todo lo que me acabas de contar, luego porque salvo hoy nunca hablas de tu mujer y si a eso le sumamos que tu mujer tiene cara de niña, se la ve muy buena y seguro que está muy apegada a su familia. Es que aparenta diez años menos, se la ve muy cría muy inocente.
+ Mi matrimonio si quitas a mis suegros va perfecto. Mi mujer es inteligente, divertida y con una imaginación desbordante en todos los sentidos de la vida, está a años luz de mí. Y en confianza, si lo dices por la “cama” te diré que me sorprende continuamente.
+ Venga pues te acompañare, pero si veo que se pone muy tensa la “fiesta” me marcho y eso sí, no trates de retenerme.
+ Me parece justo.
Fuimos trabajar en lo poco que nos quedaba, ya que por las tardes salvo raras excepciones, no trabajábamos y luego nos fuimos un grupo a tomar una copa para celebrar el cumpleaños más en privado, que no siempre te caen todos los compañeros de trabajo igual de bien que otros.
Al móvil de Lucas no paraban de llegarle mensajes, pitaba constantemente y los demás empezaban a cachondearse, diciéndole que era su suegro, que le estaba esperando. Hasta que al final le entro una llamada, nos pidió silencio, era su mujer, lo que oímos fue, “Si Fani en cuanto acabe, salgo para ahí, no me entretendré, es que se me ha complicado una cosa de nada, pero ya mismo acabo” y al rato hacíamos bromas. Lucas fue el que más bebió, supongo que para ir un poco más “alegre” y casi una hora después, nos dispusimos a irnos y todos me decían que no perdiera detalle para contárselo al día siguiente. Nos fuimos en el autobús y todo el camino iba maldiciendo entre dientes, a pesar del ánimo que le daba yo.
En el ascensor estaba Lucas en máxima tensión, su cara estaba tirante y parecía agotado. Estábamos ya ante su puerta, el con las llaves en la mano y le dije, “pues o son muy silenciosos o no se oye nada” y el triste me respondió, “que va, ahora entro digo hola y salen todos alborotados diciendo feliz cumpleaños y toso ese rollo”. Por fin metió la llave abrió e hizo lo que dijo, “Hoooola”, pero no se oyeron voces, abrió la puerta del salón que por los cristales se veía iluminado y sorpresa o sorpresón. Porque su mujer se quedó a medias gritando, “FELIZ CUMPLEA…” y todo al verme a mí. Porque estaba vestida, con una falda muy corta, escocesa, tableada de cuadros rojos. Una blusa dos tallas más pequeña por lo menos de lo que le correspondía a ella. Sin sujetador y con los pezones, que además de marcarse de manera exagerada se trasparentaban. Pero no acaba ahí. Llevaba unos zapatos negros con tacones, con calcetines blancos hasta las rodillas, dos coletas de adolescente y se había maquillado bastante y se había dibujado como unas pecas en su mejillas.
No sé el rabo de Lucas pero el mío se empalmo al instante. No lo pude ni evitar ni ocultar, sé que ella se dio cuenta, porque sus ojos se clavaron en mi bragueta. Que hacer en ese momento era la gran pregunta. Ella casi balbuceando dijo, “hola y ya me podías haber avisado de que venias acompañado, discúlpame” las disculpas iban dirigidas a mí y no me corte, porque me salió del alma. “No te tienes que disculpar, soy yo el que te tiene que dar las gracias, no se ve una mujer tan bonita y espectacular todos los días” no quise decir más, pero me quede con ganas de hacerlo, hasta que Lucas tratando de controlar el momento, dijo, “voy un momento al aseo y ofrécele algo para beber” nos quedamos solos y me invito a sentarme y me pregunto qué quería beber.
Se dio la vuelta y parecía que no llevaba bragas, porque se le veía sin hacer mucho esfuerzo unas fabulosas nalgas, pero se apreciaba algo de color blanco entre ellas. Me paso un vaso con algo que no parecía orujo, cuando yo le había pedido un orujo con hierbas, que Lucas decía siempre que tenía el mejor del mundo. Cuando probé dije “¿whiskey?” ella me respondió con un suspiro, “no, es bourbon” me callé porque a mí me parecía que era whiskey y entonces oímos que Lucas decía “es whiskey de bourbon” y soltó una parrafada de la diferencia con el whiskey europeo, me perdí a mitad de la explicación, porque entre otras cosas solo miraba las piernas de su mujer cuando se sentó, que pude confirmar que llevaba braguitas blancas.
Cuando termino de hablar, que por cierto lo hacía con cierta compulsividad, se produjo un silencio absoluto. Era como una película de Woody Allen, Almodóvar, porque no estaba preparado, no me habían hecho una encerrona ni nada por el estilo, se veía, se palpaba la “tensión” o más que la tensión sobre todo la vergüenza de Estefanía. Que no sabía cómo colocar sus piernas, ni como cruzar sus brazos para tratar de tapar lo más posible.
No me pude aguantar, me dio un ataque de risa. Hasta me atragante con la bebida. Los dos se me quedaron mirando y no me quedo más remedio que sin dejar de reírme decirles, “perdonarme, pero es que nunca me había pasado esto en la vida, es que alucino en colores viendo vuestras caras, tu mujer esperándote para felicitarte como se debe y tú, que lo único que has sabido decir es el rollo que nos has soltado sobre el whiskey de bourbon, que a nadie interesaba y Lucas, ni te has molestado en decirle a tu mujer lo… que esta” los dos sonrieron y no sabían que decir, lo único que paso es que Estefanía se puso más roja de lo que estaba, le salvo el colorete de sus mejillas, que lo disimulo bastante y termine diciendo, “lo mejor es que me vaya que aquí sobra uno” Lucas me dijo con mucho énfasis, “de eso nada, te había invitado a cenar y te quedas, no puedes hacernos ese desprecio” Estefanía con un énfasis menos acentuado apoyo a Lucas, “tiene razón Lucas, te quedas a cenar y no se hable más, que si no, quien se ofenderá seré yo, darme unos minutos que me vaya a cambiar y ya está” se levantó y entonces, le vi mucho mejor todo, el rabo volvió a traicionarme y les respondí, “vale me quedo, pero si no te cambias, que a mí no me molesta, todo lo contrario” se quedó bastante descolocada, miro a su marido y Lucas también la animo a seguir así.
Estefanía no se volvió a sentar se iba a preparar la cena y yo dije de ayudarla. Ella se negó y su marido decía que para él la cocina era un territorio hostil, diciendo ella que no sabía ni hacer un huevo frito ni tan siquiera abrir una lata de conservas. Me limite a reírme y dije que yo a eso por lo menos si llegaba. Insistí y fui detrás de ella, por lo que a Lucas no le quedó más remedio que venir con nosotros. La cocina es la típica, pequeña y estrecha. Pero Lucas duro poco en la cocina y dijo que como era su cumpleaños estaba exento de cocinar yéndose al salón. Su mujer le llamo carota pero con simpatía, Estefanía insistió para que me fuera con Lucas y cuando estaba a punto de hacerlo, se estiro solo un poco para sacar unas bandejas y flipe, con el culo que tenía.
Así que me quede para ver si mi vista se alegraba nuevamente. Fue ella quien saco la conversación y rompió la “tensión”. La conversación fue por el running, que Lucas le había contado que yo le había animado para hacerlo, pero que él no estaba por la labor. Me comento que ella si hacia running y que estaba apuntada a un gimnasio, al que iba todas las mañanas, donde hacia sobre todo spinning y luego ejercicios para fortalecer partes del cuerpo, aunque no especifico cuales.
Nos adentramos en esa conversación y estábamos cómodos, me animaba a que convenciera a Lucas para hacer algo de ejercicio. Se le había desabrochado un botón de la blusa y me tenía cardiaco. No es que se viera mucho, pero lo que se insinuaba sin ese botón, provocaba que mi rabo no volviera a su estado normal. Saco unos tupper de la nevera y luego fue a la despensa, se asomó y me dijo “hazme el favor, dile a Lucas que venga, que necesito que me ayude” me ofrecí yo y no llame a Lucas. La despensa era estrechísima. En una estantería alta había un grupo grande de bandejas y sartenes apiladas. Ella me indico las que tenía que levantar para ella coger la bandeja de horno que quería.
La tenia de espaldas y delante de mí. Se puso un poco de puntillas, estiro sus brazos y me pegue de forma descarada a ella, quedando mi rabo entre sus nalgas, porque me coloque descaradamente, sabía que notaria mi “dureza” bien pegada a su culo. No puedo decir que ella “colaboró” pero si puedo decir que me sentó muy bien, como ella al volver a ponerse bien, restregó su culo sobre mi rabo, pero al ser un sitio tan pequeño, no sabía que decir. Salimos ella ni hablo y estaba más colorada que antes de entrar mucho más. ¿Se lo diría a Lucas? Ahí estaba el quid de la cuestión, si se lo decía no había nada que hacer y si él decía algo, siempre quedaba el hacerme el tonto diciendo que ni me había dado cuenta, si se lo ocultaba, dejaba una puerta abierta. Para eso tenía que hacer como con mis amigos, “desaparecer” unos minutos y pegar la oreja. Esperaría a que Lucas apareciera y mientras le dije que cortaría el pan. Lo hice porque vi que la tabla para partirlo estaba al otro lado de ella, por lo que al pasar podría pegarme a su culo de forma “accidental” y así lo hice, pase por detrás de ella y me roce pero fui demasiado rápido. Cogí la tabla y me volví al otro lado, esta vez al pasar lo hice casi a cámara lenta. Me gusto porque ella se podía haber echado un poco para adelante y se quedó como estaba.
Vino a la cocina Lucas para ver cómo iba la cena y para coger una cerveza fresca. Lo que hábilmente aproveche para preguntar dónde estaba el aseo y tratar de escuchar lo que se dirían. Como el aseo estaba cerca me vino muy bien, hice que cerrara la puerta del todo pero la cerré lo justo para oír.
+ Ya te vale Lucas, podías haber avisado, que no veas la pillada que me habéis hecho.
+ Que sabía de qué ibas a estar sola y esperándome así. Que si lo llego a saber hubiera venido solo, como es lógico. Pero ahora a lo hecho pecho. Y cuando acabemos de cenar y estemos a solas ya me darás mi “regalo” que estoy como una moto, de verte así y de ver a mi amigo como te mira.
+ Si, sí que me mira, se le salen los ojos, es que no se corta el tío y eso que es bien joven y yo mayor.
+ Es lo que te digo siempre y no me haces caso, estas muy buena. No le puedes culpar por mirar, que yo te conozco bien y también se me van los ojos, es joven, mirar no es un pecado.
+ Te voy a contar una cosas, pero prométeme que ni la vas a liar ni vas a montar un escándalo.
+ Prometido dime. (Con voz de preocupación)
+ Que tu “amigo” me ha dado un buen repaso a mi culito con su “cosota”
+ Define repaso y cosota, que me entere.
+ Pues que me ha ayudado a coger las bandejas de horno, se ha colocado como lo haces tú y se ha pegado a mi fuertemente y su “cosota” estaba muy dura y se notaba muy, muy grande.
+ Y tú, ¿Qué has hecho?
+ Me he quedado muerta. No sabía que hacer ni que decir.
+ Seria sin querer.
+ Lucas córtate, no toques que puede aparecer y estoy pasando demasiado corte. ¡LUCAS! ¡ESTATE QUIETO!
+ Menuda zorra estas hecha, estas empapada y dices que te has quedado muerta, tendrás morro.
+ Bueno vale. Ya está. Luego lo hablamos.
+ Oye, porque no sigues “tonteando” con él y luego nos damos tu y yo un buen fin de fiesta mientras me lo cuentas.
+ Tú estás loco. No ves que él se puede “confundir” tomarlo por otra cosa y quien le para.
+ Si ves que se pone muy peligrosa la cosa, dices que te encuentras mal o me haces una seña y ya lo despido yo con tacto.
+ No, que se puede liar, que las cosas se pueden descontrolar y…
+ Si te trata de dar un beso o meter mano, lo esquivas y haces lo que te he dicho y todo se acaba en ese momento. Anda no seas así. Que luego será como con nuestras fantasías, pero algo más real. Venga que sé que te gustara, no seas tonta. ¿O es que no puedes con un tío más joven?
+ No prometo nada, porque lo mismo ha sido sin querer y no vuelve a pasar.
+ Tu pon de tu parte, que creo que sabes “provocar” a alguien sin quemarte. Que no se diga de una cuarentona buenorra como tú. Si no me llamas me quedo en el salón para no cortar el rollo.
Di a la cisterna para que se oyera y oí un golpe seco, me pareció una palmada en el culo o eso imagine. Al salir Lucas ya no estaba. Me fui con Lucas y poco después oímos a Estefanía pidiendo un voluntario para ayudarla. Lucas me dijo, “tú has sido el que te ofreciste, así que te toca” mientras el veía la televisión. Otro vuelco me dio el corazón, se había desabrochado otro botón de la blusa y le asomaba parte de una aureola del pezón, que era marrón oscuro.
Iba de un lado para otro y nuestros “frotamientos” eran cada vez más descarados por ambas partes. La situación cada vez era más candente. Me tenía al borde de hacer una locura. Si a Lucas se le ocurriera ir a comprar algo me la follaba allí mismo. La muy cabrona en vez de agacharse de una forma normal para coger una botella de un armario bajo, lo hizo sin flexionar las piernas y dejando el culo a mi vista, donde se veía perfectamente que llevaba unas bragas blancas que aunque no eran tanga dejaban parte de las nalgas libres. Notándose perfectamente el coño abultado. Cuando me dio la botella para que la abriera, nuestras miradas echaban fuego. Sabía que al final nos pillaríamos un buen recalentón, con la diferencia de que nada más salir por la puerta ella se hartaría de follar con su marido y a mí me tocaría “entretenerme” solo. Porque aunque muy parecida la situación con Rodri y Amparo, había muchas diferencias.
Otra vez que se fue para la despensa y volvió a pedir mi ayuda, respiré hondo y fui a la despensa, esta vez se había colocado con el culo más respingón. La historia fue la misma, mover bandejas, la gran diferencia que esta vez ella, no dejo su culo quieto y aunque no fue muy descarada me puso terriblemente salido. Esto provoco además de una sensación placentera, que perdiera los papeles bien perdidos. Porque sin pensarlo, porque si lo hubiese pensado un segundo no lo habría hecho, metí mi mano debajo de su falda, mi respiración iba aceleradísima, agarre las bragas que llevaba, que parecían más de papel que de tela y de un par de tirones me quede con ellas en las manos.
Tardó en reaccionar y cuando quiso reaccionar ya era tarde para los dos. Desabroche mi pantalón, saque mi rabo bajando un poco el slip y ante las protestas de ella que empezó a decirme, “estás loco, ¿Qué haces? Voy a gritar y va a venir Lucas que te va a hostiar, quítate CERDO” y mi mano que ya había tocado su abultado coño, que estaba empapado, hizo que colocara mi rabo en la entrada de su coño, le tapara la boca y pegara mi boca a su oído, empecé a follarla, empotrándola contra las estanterías, de forma seca y con una penetración fuerte por cada silaba que decía, nada de follarla deprisa. Le decía, “SI, PU-TA, A-HO-RA ME QUI-TA-RE, LA CUL-PA LA TE-NE-IS VO-SO-TROS POR PO-NER-ME CA-CHON-DO QUE OS HE O-I-DO AL COR-NU-DO DE MI A-MI-GO Y A TI” quite mi mano de su boca, oí su agitación y lo único que me respondió fue, “perdóname, pero por favor no pares ahora” y saque mi rabo completamente mojado.
Tuve mucha fuerza de voluntad, porque parar en ese momento fue muy difícil, pero no quería tampoco que nos fuera a pillar mi amigo. Ella se dio la vuela y su mirada me pedía más, lentamente y con cierta dificultad guardé mi rabo y cerré mi pantalón. Estefanía se puso “mimosa” me abrazo por el cuello, quería más y le dije que estando Lucas era complicado, me miro con rabia y desconcierto. Me fui de la cocina y me senté con mi amigo, hablábamos de nuestro trabajo mientras veía ir y venir a Estefanía, que la muy puta seguía provocándome como quien no quiere la cosa, cuando su marido no la veía. En una de esas idas y venidas, ella me hacía gestos como preguntándome algo y no tenía ni idea de que me decía.
Nos levantamos Lucas y yo a ayudar a poner la mesa, en un momento que nos quedamos solos, me pregunto, “donde están mis braguitas, que no las encuentro” sonreí y me toque un bolsillo, iba a decirme algo pero llego Lucas y ahora el descaro fue mío, porque mientras hablaba con Lucas y sin que nos pudiera ver al darnos la espalda, metí mano al coño de Estefanía que seguía muy mojado.
La mesa en la que nos sentamos para mi desgracia fue una rectangular que tenían, hubiera preferido una redonda que vi. La cabecera la ocupaba Estefanía y nosotros estábamos uno en cada lado, en el centro de la mesa. Sin inmutarme, moví mi silla para estar más cerca de Estefanía y ante la mirada extraña de Lucas le dije, “es que no me gusta ni comer ni cenar tan apartado de la gente, que parece que tu mujer va a lanzar un córner” se echaron a reír y Lucas se acercó también más a su mujer, mi rodilla podía rozar la de ella.
Las conversación en la cena fue muy variada, desde la impresión que cause el primer día de trabajo y los comentarios, a anécdotas del propio trabajo, pero también me contaron anécdotas suyas, como se conocieron, la oposición de sus familias, etc. La conversación no evito que me pasara la cena rozando la pierna de ella, como de vez en cuando acariciándola, también tocando su brazo o su mano constantemente, ante la mirada incrédula de mi amigo, pero lo hacíamos tan natural, que el al rato se relajó.
Una vez que terminamos de cenar, con la boca chica, dije que ya era hora de irme y ellos insistieron en tomar por lo menos una última copa, que tenía que apagar las velas. Cambiamos el sitio e hicimos que Lucas se sentara que íbamos a por la tarta. En la cocina nos comimos la boca con ganas. Encendió las velas de números y me dijo que apagara la luz del salón. Apareció ella con la tarta y le cantamos el cumpleaños feliz. Lucas apago las velas y se quedó todo a oscuras, algo que aproveche de nuevo para meter mano a su mujer de forma rápida.
Tomamos la tarta y una copa, el vino y las copas, nos tenían “contentos” a Lucas y a mí. Estefanía había bebido poco. Su mujer le entrego el regalo y a él le gustó mucho, o por lo menos es lo que dijo. Nosotros estábamos sentados juntos y su mujer enfrente, viendo su coño todo el tiempo. Otra ve dije de irme y Lucas me dice que una más le conteste, “no, que ya está bien, que la cena ha estado muy buena, la tarta mejor y me voy con un recuerdo, que más se puede pedir” , Estefanía tenso su cara, sabía que al oír lo del recuerdo y Lucas pregunto extrañado “¿Qué recuerdo?” , metí mi mano en el bolsillo, que al estar sentado me costó más y mirando a su mujer, saque las bragas y cogiéndola con dos dedos se las mostré.
No sé cuál de los dos abrió más sus ojos. Esperaba alguna reacción sobre todo por parte de Lucas, pero solo miraba a las bragas y a su mujer. Su cara denotaba asombro, contrariedad, sorpresa y una gran dosis de alucinamiento. En cambio la cara de ella estaba llena de pasión, ardor y de forma impetuosa, se puso de rodillas en el suelo, vino gateando hacia nosotros, con una mira sexual arrebatadora y le iba diciendo de forma obscena, “te quiero mucho, mi amor, pero se me ha ido de las manos, ya te dije que no era buena idea, perdóname, churri” y llego hasta sus piernas, sabía desde el momento que se puso de rodillas que esa noche me la follaría. Empezó a mirar a los ojos a mi amigo, mientras le tocaba y le decía, “tu amigo es muy bruto, sabes que me la ha metido de un golpe, seguro que te hubiera gustado ver cómo me trataba como a una puta, uy amor, veo que a ti también te ha puesto cachondo, como la tienes, bien dura. Sabes que tu amigo la tiene enorme, ¿quieres que te la enseñe? ¿No me dices nada? Pues si no me dices nada pues no te la enseño” cuando dejo de tocarle el rabo por encima del pantalón mi amigo respondió un, “si quiero que lo hagas” ella se pasó a mis piernas y sin dejar de mirarme a los ojos, me desabrocho el pantalón, alce un poco mi culo y tiro del pantalón para abajo.
Mi rabo salto como si tuviera un resorte y ella mirando a su marido mientras me la cogía con sus manos, decía, “mmmm… ves que rica, ¿a qué no exageraba?” y subía y bajaba sus manos, haciendo una paja muy suave. Me dejo y se fue a por su marido, le fue desabrochando el pantalón y metiéndole mano, pero lo hacía de forma más sensual que conmigo y pego su boca a su oreja, podía oír lo que le decía, “como te has puesto amor, no puedes engañar a nadie y por eso hoy vas a ser un cornudito, porque te gusta la polla de tu amigo, que te ha puesto cachondo, una polla grande y joven” Lucas al final aunque se contenía se le escapo un, “aaahhh” y Estefanía no quedándose conforme, le seguía provocando , “quien nos iba a decir que estaríamos ahora así, ¿verdad? pero dime no te cortes, ¿te ha gustado, te está gustando?” Lucas que cada vez estaba “peor” le dijo, “si puta, si me ha gustado verte coger ese pollón, que se te pone cara de zorra”**
No hay nada más cachondo y excitante que ver a una pareja de esa forma, descubriendo ese tipo de placeres, descubriéndose como una “puta” y como un “cornudo” y mucho mejor si es con mi inestimable ayuda. Me termine de desnudar y esperaba el siguiente paso de ella. Me vio y no se resistió se acerco como una gata en celo y le decía a su marido, agarrando mi rabo con fuerza “mira que polla más gorda, un poco mas y es el doble que la tuya, que rica” , Lucas se sobaba su rabo todo tieso e “hipócritamente” le decía a su mujer.
+ Estefanía no podemos hacer esto, no está bien.
+ ¿A qué te refieres?
+ A lo que estamos haciendo.
+ ¿Por qué no? Lo hemos fantaseado muchas noches y bien que te ponía cachondo que le provocara esta noche y que sepas que nos oyó. (Mientras ella se echaba saliva en sus manos y me pajeaba ante la mirada fija de Lucas)
+ Si pero, eran eso, fantasías entre tu y yo.
+ No me digas que no estas deseando que me meta toda esta polla en mi boquita ahora mismo. Dime que no. (Yo estaba deseándolo desde hacia rato y a ella se le veía que se moría de ganas por hacerlo)
Lucas no respondió a su mujer y seguía mirando, casi babeando y sin para de tocarse su rabo. Ella seguía con sus manos haciéndome una paja con una lentitud pasmosa, recreándose, mientras no dejaba de mirar a su marido, a los dos se les había puesto cara de viciosos, era muy excitante. Entonces Estefanía soltó el bombazo. “Lucas ya no te tienes que preocupar, porque tu amigo te hizo cornudo hace un rato. Me follo en la despensa hace un rato, lo hizo con mucha rudeza y me dejo a medias y eso no lo hace un buen amigo, ¿verdad que no amor?” su voz además de denotar que estaba cachonda perdida, denotaba lo puta que era con la voz que usaba y como “manipulaba” a mi amigo. Se veía que hacía de él lo que quería.
Y la cara de él, al oír todo eso, era de placer, no lo podía disimular, lo que pasa que su “hombría” o yo que se le hacia decir tonterías en ese momento. “No, no puedo Estefanía, no es lo mismo, luego nos arrepentiremos, paremos a hora, que será mejor” y ella le dice, “mira y luego me dices” y empezó a lamer mi capullo, primero mirándole a el y luego ya, mirándome fijamente a mis ojos”, la reacción de Lucas, además de mirar, fue apartar su melena con la mano libre, quería ver a su mujercita comiéndose mi rabo. Estefanía se alegró al notar la mano de su marido apartando su pelo, se empezó a meter el rabo hasta el máximo de lo que ella podía.
Dejo de comerme el rabo, se levanto y tenia los labios llenos de saliva, le dio un muerdo a su marido y luego le dijo, “no pierdas detalle mi amor, que si te ha gustado como me comía el pollón de tu amigo, sé que te va a gustar mucho más, ver cómo te hago un cornudo completo” . Se acerco a mí, su camisa estaba a punto de reventar, porque su respiración hacia que su pecho adquiriera dimensiones exageradas. Se sentó a horcajadas, agarro con su mano mi rabo, se lo coloco entre sus piernas y se fue sentando sobre él. Su coño estaba muy mojado y mi rabo entraba como si nada.
Se empezó a mover suavemente, poco a poco iba cogiendo ritmo, se tocó su clítoris y luego le puso los dedos a su marido en la boca, que este se los devoro. Me canse, quería comerme esas tetas todo la noche, agarre con mis manos la blusa, pegue un tirón, haciendo saltar sus botones y dejando libres sus dos buenas tetas, que aunque las tenía un poco caídas se veían apetitosas. Mi boca se apodero de uno de sus pezones, como si estuviera hambriento. Ella exclamo, “Aaahhh, Uuuhhhmmm, ves amor, como es muy rudo, un salvaje, como ha sabido descubrir la puta que llevo dentro, aaahhhhhhh”
Empecé a follarla con más ímpetu, metiéndosela hasta el fondo, haciéndola gemir bestialmente. Hice que me chupara un par de dedos y luego los lleve a su culito. Empecé a “jugar” con ellos en la entrada de su ano, pero enseguida protesto y me dijo que me olvidara de eso, que por ahí era virgen y seguiría siendo virgen hasta que se muriera. Mire a mi amigo y me sorprendió verle limpiándose las manos, se había corrido en absoluto silencio. Le dije, “no me puedo creer que con lo puta que es tu mujer, no le hayas follado este culo de zorra que tiene tan divino” dándole un buen cachetazo en sus nalgas, que retumbo en el salón. El me contesto, “mira que lo he intentado, pero nada, siempre ha dicho que le dolía y nada de nada”, me puso mas cachondo saber eso le agarre fuerte los pezones, pero con la intensidad suficiente de no resultar doloroso.
Mire a sus ojos y le dije, “esta noche dejaras de tener este culazo virgen te vamos a hacer un bocadillo entre los dos” y ella sin poder hablar a penas dijo, “haz lo que quieras, me tienes a punto de correrme”, automáticamente me pare a pesar del cabreo que se cogió. Quería que siguiera bien caliente, así seria mas fácil. Le dije a Lucas que se colocara detrás, que le follara el culo, que era su momento. El tío fue lanzado y le tuve que parar, para que lo hiciera con calma y que antes le pusiera lubricante o alguna crema.
Nos dejo solos un momento y Estefanía me decía, “se nota que no es tu primera vez, nadie me ha puesto tan perra nunca ni nadie me ha logrado manejar como tú y alucino que siendo tan joven sepas tanto”, mordisqueaba su cuello, el lóbulo de su oreja, mientras ella trataba de que la volviera a follar, intentaba camelarme, “tranquila te follare cuando este aquí el torpe de tu marido, que tendremos que enseñarle a ser un buen cornudo, porque a ti poco hay que enseñarte” ella con voz melosa me decía, “eres un cabronazo, pero un riquísimo cabronazo” y restregaba mi rabo contra su clítoris, deseando que se lo volviese a meter. Llego Lucas con un frasco de crema, se puso a llenarle el culo con la crema y Estefanía me mordía los labios, besándonos con pasión, con desenfreno y muy cerdamente.
Tuve que decirle, “para ya de ponerle más crema y fóllate el culo de la puta de tu mujer de una vez”, ella me sonrió y le metí el rabo nuevamente. Hice que no se moviera, que se agachara un poco, para facilitar a Lucas que le follase el culo. Me di cuenta, o nos dimos cuenta, de que no era capaz, imagine que le resbalaría el rabo por todos los sitios al haber puesto tanta crema, trate de calmarle y fue peor, pero el remate se lo dio su mujer, “no puede ser, tócate o algo, que se te ponga mas dura” y el algo abochornado trato de justificarse y con algo de enfado, “joder, sabes que cuando me corro una vez tardo un poco en estar otra vez a tope” , para tratar de arreglar la situación la empeore, “si quieres se lo follo yo y así luego esta mas fácil” , ahora su respuesta no fue de estar abochornado, más bien cabreado del todo, “este culo lo estrenare yo y nada mas que yo, ya está bien”.
Fui a lo mío, empecé a follar intensamente a Estefanía, mientras que con mis dedos follaba perfectamente el culo. Se llego a correr estrepitosamente, bramando y con lo que parecía un “ataque” de asma. Dando unos culazos tremendos al finalizar su corrida, bajo el ritmo y se apoyó en mí, sin dejar de moverse. Cortándonos Lucas el rollo y dejándome a mi a medias. “Vale ya se acabó. Ya esta bien. Se término” , Estefanía se quitó y le dije a Lucas. “macho eres un aguafiestas, has hecho que me quede a medias, ¿te parece normal ahora ponerte así? Se adulto, joder, que no se acaba el mundo por lo que ha sucedido esta noche, todo lo contrario empieza otro. Se un hombre y asume la situación” , vi que se quedo cortado, no esperaba mi reacción y Estefanía tampoco.
Lo siguiente que me dijo, pero en un tono mas pausado y mas tranquilo fue, “perdona, no se que me ha pasado, compréndeme, la situación se ha desbordado, ni se que hacer ni que decir” , mi respuesta fue rápida y sincera, “no tienes que decir nada, simplemente limítate a disfrutar, a no darle tanta importancia, lo sucedido, sucedido esta” y me interrumpió Estefanía diciéndome que les dejara un momento solos.
+ Dime exactamente que te pasa.
+ Me he visto desbordado.
+ ¿Cuándo? ¿Cuándo no has podido?
+ Si. En ese momento. El es mas joven y yo más mayor.
+ Eso es una tontería, porque eso es algo que te ha pasado siempre. Tardas mas en recuperar y ya está, pero funcionas perfectamente, no te comas la cabeza a estas alturas. No seas niño.
+ El único problema que podríamos tener, es si te fías de el o no te fías. Me refiero por si luego cuenta mas de lo que deba. Ese es el problema. Porque lo demás no es problema, porque bien cachondo te he visto en todo momento. Que nunca te había visto así.
+ Fiar si me fio, ahí salvo que me equivoque no veo ningún problema. Lo que si me he dado cuenta, de que es muy “mandón”
+ Jaja, eso te ha gustado como a mí. Ese punto de brusquedad, que maneja tan bien. Y como nos ha calado, que sabe obligarnos sin obligarnos a hacer lo que el quiere. Nos ha calado, ha sacado el cornudo que tienes dentro y a mi la puta que llevo dentro.
Los había estado oyendo y cortaron la conversación en ese punto y vino a buscarme Estefanía, con cara de puta me decía, “supongo que has oído todo, así que poco tengo que añadir, vamos a continuar, ¿te parece?” y sonriéndola como un cabrón la garre de la cintura, la atraje hasta mi y le dije, “yo si tengo algo que añadir y es que eres mi puta y quiero que se lo dejes claro al cornudo de tu marido”, “buffff, no tensemos mas la cuerda” me respondió y termine diciéndole, “esta noche lo dirás o azotare tu culo hasta hartarme y que sepas también que lo que no ha hecho el cornudo lo hare yo ahora mismo, si no me mires así, te follare el culo y el cornudo lo pedirá, pero lo mejor que me ayudara” , me miro como diciendo que era imposible y volvimos al salón.
Lucas ya estaba con otra cara y me ofreció algo para beber, le dije que algo con mucho hielo, me daba igual. Se fue a la cocina a preparar todo y me di cuenta perfectamente que era para dejarnos un momento a solas. Estefanía quería que me la follara otra vez sin mas dilación, pero no quise, hice que se pusiera de rodillas sobre el sillón, apoyada en el respaldo. Entre otras cosas para que cuando llegara su marido la viera como la perra que era.
La imagen era muy cachonda, porque todavía llevaba esa minifalda de colegiala, que hacia la visión mas morbosa y como lo prometido era deuda, empecé a acariciar el culo con mucha suavidad, mi mano pasaba de una nalga a otra y ella empezó a ronronear. Le pregunte varias veces, quien era mi puta o de quien era la puta y en todas las ocasiones la única respuesta recibida fue el silencio. Pase a azotar su culo, me di cuenta de que lo estaba esperando, lanzo alguna “queja” creo que mas que por quejarse, para que la oyera su marido, que apareció deprisa y se quedo mirando como la azotaba. Su cara de morboso me decía que iba bien encaminado.
Trajo la bebida y no le prestamos atención, ya que en ese momento la bebida era lo de menos. Esta vez se sentó en otro lado, pero en buena situación para ver bien las expresiones de su mujer y no perderse como la “castigaba”. Quise aumentar el morbo. Pare de azotarla y se veía su culo a juego con el color rojo de la falda. Pase suavemente mi mano por su coño, ella exclamo, “aaahhh” muy intensamente y mi mano quedo brillante de lo empapada que estaba. Le pregunte , “que, ¿te gusta que te vea el cornudo de tu marido? ¿Qué descubra lo zorra que eres? ¿verdad?” y ella soltó un sonoro, “Siiiiiiiiii, me encanta y a él, seguro que también” movió la cabeza para mírale y me dijo, “mira como no me equivocaba, no creo que nunca haya tenido la polla así de grande”
Ahora sí, le quité la falda y se la di a su marido diciéndole, “toma cornudo la falda de mi puta” se limito a cogerla y no dijo nada. Me puse de pie detrás de ella y me dediqué a rozarle con mi rabo por todo su coño y también agarraba sus tetas, apretando y acariciando sus pezones. Estaba que rabia de ganas porque le metiera el rabo. Hacia movimientos con su culo para lograrlo y en voz alta le dije, “ya sabes lo que tienes que hacer zorra, si quieres que te meta el rabo”
Lucas quiso saber a que me refería, “Fani ¿qué es lo que tienes que hacer?” y ella con voz muy dulce pero siendo muy “falsa” le dijo, “que quiere que diga que soy su puta, mi amor y solo soy tuya, lo sabes” la respuesta de Lucas, que no lo pensó, me sorprendió, “es que es verdad, nunca te había visto así, esta claro que lo eres” , Estefanía movió mas su culo, estaba llena de satisfacción.
Ahora Estefanía hincho su pecho y dijo, “Vamos fóllate a tu puta, que lo estoy deseando, haz lo que quieras” y coloqué mi rabo en su coño y empecé a follarla embistiéndola fuerte y apasionadamente, tenia que agarrar bien sus caderas, para no empotrarla contra el respaldo. Mientras Lucas volvía a pajearse sin parar. En poquísimo tiempo se corrió dos veces, no supe adivinarlo. Lucas se tocaba ahora lentamente, me daba la impresión de que trataba de evitar el correrse rápido, quería seguir saboreándolo.
Aminoré el ímpetu y lo hice para poder follar su culo con mis dedos. La crema seguía haciendo el mismo efecto, lo tenia bien lubricado. Ella dijo un tímido, “no, olvídate, eso es de mi marido, por lo menos la primera vez”, miré a Lucas, medí mucho lo que iba a decirle y se lo dije, “amigo, hay que ver lo puta que es tu mujer, pero también es falsa y mentirosa, porque sabe igual que tú, que me voy a follar su culo ahora mismo, pero solo lo hare si tu me ayudas”. Lucas no me pregunto ni me dijo nada, su mujer le miraba y yo le saque de sus dudas por la cara que tenía. “Vas a abrir bien sus nalgas y quiero que veas como le meto mi rabo sin tanta consideración como tú”
Como si estuviera hipnotizado, se acercó y abrió las nalgas de su mujer, que se le resbalaban, porque la posición no era muy buena y porque había puesto antes tanta crema, que resbalaban con facilidad. Hice que se quitara, abrí yo sus nalgas y le dije a él, “vamos cornudo, agarra mi rabo y colócalo en la entrada de su culo, ¡VENGA! No te lo pienses, que de aquí no va a salir” , estaba cachondo y tan entregado como su mujer. La apretaba con fuerza y la coloco mientras empecé a follarme su culo. Tuve que decirle que me la soltara y que se pusiera delante de su mujer.
Estefanía ante mi sorpresa, agarraba la mano de su marido y se quejaba bastante menos de lo que pensé que se quejaría. Intercambiaba pequeños quejidos, con respiración acelerada, como si soplara muy de seguido. Lucas le preguntaba si quería que paráramos y ella le contestaba, “de eso nada que me esta encantando y a ti te está encantando más. Es tu si no. Ni desvirgaste mi chochito ni ahora mi culito, pero te quiero mucho mi amor”
Me tire tranquilamente como diez minutos, hasta que mi rabo estuvo dentro del todo. Empecé a sacarle los primeros gemidos y le dije a Lucas, “cornudo, ya esta desvirgado el culo de tu mujer del todo y menudo culo, ya me lo agradecerás. Lo tiene super apretado y menudo gustazo que me esta dando la muy puta. Vamos puta cuéntale a tu marido como lo estas pasando” , ella que estaba mas que cachonda le decía, “ha sido como si me removiera todo por dentro, pero ahora que gustazo, me quemaba pero ahora es solo placer, que bien se siente y a ti, que te ha parecido agarrar semejante polla, como te ha puesto mi amor, dímelo” él se agacho para responderle al oído y lo hizo tan bajito que no me entere, pero su mujer no tardo en contármelo. “Menudo cornudo que es, dice que le ha puesto muy cachondo, que casi se corre. Lo que no entiendo que le entren las vergüenzas ahora” y para relajar y tranquilizar a Lucas le respondí, “mujer es normal, que le de algo de corte ya se le pasara, que no es como tú, que tú eres demasiado puta” y ella corriéndose justo en ese momento dijo, “aaahhh y mas que lo seré aaahhhhhhh” no pude evitarlo y la empotre contra el respaldo llenándolacon mi corrida.
Ahora si nos relajamos un poco mas y si tomamos la bebida que había preparado, aunque no quedaba casi nada de hielo. Estefanía le dijo a Lucas que me acompaña a su baño, no al de los niños, para que me pudiera dar una ducha. Mientras me duchaba Lucas se quedo conmigo y en ese momento su preocupación era que no contase nada de lo ocurrido, mi respuesta fue seria, “es que eres tonto o que, me ofende que ni siquiera lo dudes, no hacia falta que me dijeras nada” me pidió disculpas y entro Estefanía, que se puso a ducharse conmigo. Lucas hizo amago de irse y su mujer le dijo que no, que se quedase. Ya estaba mas que limpio. Ella se sentó en un asiento que había en la ducha, pero antes dejo la mampara abierta y se puso a hacerme una mamada, que puedo catalogar como GLORIOSA, menuda mamada, con una maestría indescriptible. Igual pasaba su lengua varias veces por todo mi rabo, que me mordisqueaba el capullo, para luego atraparlo con sus labios, haciendo una ligera absorción que me llevaba al placer infinito, como se metía el rabo hasta la mismísima garganta.
Por la mirada de Lucas, me daba que estaba siendo mejor que nunca o simplemente estaba aluciando como yo. Aunque sabia que ella tenia que darse cuenta de que estaba a puntito de correrme, quise avisárselo, porque no sabia si era de las que le gustaban las corridas en la boca o no. Ni me hizo caso, me agarro bien el culo y espero mi corrida que no tardo nada en llegar. Mi explosión fue muy sonora, me dio igual que los vecinos me oyeran. Cuando me había limpiado bien, vi su sonrisa maliciosa, se salió de la ducha y morreo a su marido, que una vez pasado la sorpresa o el desconcierto, correspondió al morreo de su mujer. Ella me guiño el ojo cuando acabo y el estaba colorado. Esto fue el inicio de una gran amistad.