El cumpleaños de Mamá
Ojalá mi madre algún día lea este relato y se entere quien le dio el mejor regalo de cumpleaños en su fiesta.
Soy Nicolás, 17 años, delgado, alto y según las amigas estoy bien, mi madre Martina, es la envidia y deseo de mis amigos, a veces me dan celos de lo que dicen de ella, algunas veces con la excusa de jugar a la play van a mi casa sólo por verla aparecer con sus short y camisetas, la verdad un espectáculo verla y admirar su estilo, alguno hasta me ha dicho que se ha pajeado pensando en ella, por donde va levanta miradas y envidias de otras mujeres.
Era su cumpleaños y había organizado una reunión en casa con Daniela, su amiga y vecina, llego vestida con una licra negra pegadita que resaltaba su culo y dejaba ver su tanguita y un polo que mostraba sus grandes tetas, parecía que quería impresionar, estábamos los tres, no pude evitar mirarla.
Saludó a mi madre de beso y abrazo, le entregó el regalo que había traído y lo tradicional.
Para que te molestas, no era necesario.
Es una bobadita, pero eso si, ábrelo en privado.
Ambas rieron, se pusieron algo coloradas, también pudo ser por el lambrusco que ya había empezado mi madre, luego se me acerco y abrazó, pude sentir sus tetas pegarse a mi y creo que su coño también, esa lycra no cubría nada.
Como esta de alto Nicolás, y me soltó un beso.
Mi mama siempre ha sido un poco ingenua, decente, no viste provocativamente pero con muy buen gusto, sabe que ponerse en cada momento, con piernas largas finas, lo que la hace muy elegante, tetas acordes a su altura y con unos pezones que siempre están duros sobresaliendo sobre los sujetadores, culo discreto que con el ejercicio diario lo tiene respingón y con vaqueros no puede ocultar ese gran coño partiéndose en su entrepierna, vestía de camisa blanca ajustada con los botones justos para dejar ver el canalillo, vaqueros pitillos y zapatos altos, de cuñas creo que les llaman.
Después de cenar y habiendo cantado el cumpleaños pasamos al salón, música latina, ron, coca cola, y muchas risas sobretodo por mi forma de bailar, o mejor dicho, por no saber bailar y ellas empeñadas en enseñarme.
Serian como las 2 de la mañana, el alcohol estaba haciendo efecto mas que evidente, bailaban en el salón y no se podían sostener, reían, saltaban, se lo estaban pasando bien, hablábamos cualquier tipo de cosas y en una de esas me pregunta Daniela.
Bueno, supongo que ya tendrás novia, ¿no?
La verdad es que no, al menos de momento, una amiga solamente- le dije un poco justificando el no tener novia.
Que bien bailas, haber cuando me enseñas en serio.
Le decía por tener conversación.
Bueno, no es difícil, quieres aprender, ven, déjate llevar. Tu madre dice que a veces bailan, haber que has aprendido.
Hice lo que me dijo, es decir, me dejé llevar, me sentía cómodo bailando con la amiga de mi madre. Le agarraba bien la cintura y me llegaba muy bien, se notaba que le gustaba bailar.
ven te enseño a bailar, decía
Mi madre me animaba y se colocaba detrás mío, como en un sándwich, sintiendo sus tetas en mi espalda, aprovechando para pegarme mas a Daniela y disimuladamente agarrándole el culo, otras veces rozando esas tetas, o simplemente pegando mi polla a su entrepierna, entre risas y bromas se les veía contentas, desinhibidas, y a Daniela tampoco parecía importarle a lo que yo iba a mas.
A ratos me sentaba y las veía bailar sin perder detalle en el vaivén de sus tetas y como sobresalían los pezones de mamá y la aureola negra de las tetas de Daniela, que se transparentaba con la camisa, como si no llevara sujetador.
Tenia un sentimiento extraño, por una parte de culpabilidad por estar excitándome con las tetas de mi madre y por otro lado notando la reacción de mi polla que no parecía importarle, estaba a tope.
Mi madre algo cansada decidió tirarse en el sofá diciéndome entre risas.
Gordis aprovecha y baila, aprende que Daniela es buena profesora.
Me levante sin hacerme rogar y me acerque, nos dispusimos a bailar, no sé si por el alcohol, o porque lo percibí así debido al estado en que se encontraba, el caso es que sentí que se agarraba a mí fuertemente, casi con necesidad, moviéndose al compás de la música y frotando su cuerpo contra el mío.
Desde mi posición, al ser ligeramente más alto que ella, tenía una privilegiada visión de su escote y esto unido a su cercanía y sus movimientos habían provocado una especie de rebelión en mi pene, el cual no sólo iba a reventar el bóxer, sino que ya luchaba por asomar su cabeza por encima del pantalón. En este estado era imposible que ella no estuviera sintiendo mi erección…
Pronto me di cuenta de que no sólo estaba sintiéndola, sino que estaba disfrutándola, ya que en uno de los movimientos del baile, su entrepierna quedó pegada a mi verga, lugar de donde ya no se movió hasta terminar la canción, lo que agradecí sobre manera, pues sus suaves movimientos arriba y abajo me habían puesto al borde mismo de la eyaculación, cosa que hubiera sido bastante vergonzoso en medio del salón y con mama al lado
Tras el baile, Daniela me comentó con una risita nerviosa que necesitaba ir al baño, así que me ofrecí a acompañarla, en parte para asegurarme de que llegaba bien a su destino y en parte para hacerme de una vez esa paja que ahora necesitaba de forma urgente, no sin antes comprobar que mi madre se había quedado dormida en el sofá
Cuando llegamos al aseo, me preguntó si me importaba esperar en la puerta, en un momento dado giré la cabeza y la vi por la puerta entreabierta inclinada sobre el lavabo mojándose con la mano el cuello y el escote, no aguante y arriesgándolo todo entre en el baño y me situé detrás de ella, cosa que la sobresaltó, para calmarla le dije
Silencio, no te muevas, mi madre esta dormida y vas a tener que terminar lo que empezaste,
mientras le ponía una mano en la espalda; ella permaneció reclinada sin moverse mientras yo me acercaba a ese apetitoso culo que se me ofrecía justo a la altura de mi paquete; al sentir el contacto Daniela lejos de apartarse comenzó a mover suavemente el trasero arriba y abajo, aprisionando mi estaca entre sus nalgas.
Esa era el tipo de señal que estaba esperando para lanzarme definitivamente, por lo que me pegué a ella agarrándole sus poderosas tetas mientras frotaba mi nabo contra su culo viendo por el espejo como su cara adoptaba una expresión de puro vicio, metí mi mano entre nuestros cuerpos hasta alcanzar su lycra, la cual bajé al mismo tiempo que sus bragas, buscando con mi polla la entrada de su agujero, ella lanzó lejos de una patada la ropa que se había quedado enredada en sus tobillos, lo que permitió abrirle más de piernas para facilitar mi búsqueda.
De un empujón accedí a su húmeda almeja introduciéndole de un golpe mis 16 cm de mi polla, y 13 de grosor, provocándole un gemido de placer acompañado de unos movimientos adelante y atrás cada vez más fuertes.
Sin soltarle las tetas intenté corresponder como pude a sus embestidas, mientras ella como podía decía.
Así nene, ssi, no pares, sigue, que rica polla tienes bebe, dámela toda, dásela a tu vecina Gordis...sigue, sigue
Con toda la excitación e intentando tapar su boca para no despertar a mi madre fue imposible evitar llenar su interior con grandes chorros de semen. La imagen en el espejo de Daniela con sus tetas bamboleantes fuera del escote, su expresión de perra en celo siendo tomada por detrás y sobre todo el frenesí de sus movimientos provocaron que mi polla derramara toda mi leche en su coño, sin embargo ella parecía querer mas, dándose media vuelta y arrodillándose frente a mi, tomo mi verga y la lamio recogiendo las ultimas gotas que caían por la polla y con la otra mano recogía la leche que salía de su coño llevándosela a la boca lamiendo su mano y mi polla a la vez, que ya estaba tomando su posición nuevamente, en ese momento escuchamos a mi madre llamar.
Nicolás, hijo, Gordis.
Como pude guarde la verga, me arregle un poco y salí. Mi madre estaba en el sofá a medio levantar
Donde estaban, que haces, la negra ya se fue, que hora es, me quede dormida.
- Nada mama, solo has descansado un ratico, Daniela esta en el baño y yo estaba en la cocina por hielo, para las bebidas.
Ah si, sírveme una copita suave, y llénale a Daniela, tu no vayas a tomar, que todavía te faltan 3 meses para los 18.
Decía con voz enredada y entre risas. Daniela ya venia del baño y al verla me dejo sorprendido, se había quitado las bragas y se notaba completamente su coño por debajo de la lycra, también venia sin sujetador notándose las tetas en su polo estrecho, respondiendo mi polla con una erección. Se acerco a mi madre, colocándose delante mío, con una leve inclinación para acariciarle el rostro incrusto su culo en mi polla, lo apretaba cada vez mas, sin mas miramientos le aparte las nalgas y restregaba la verga por toda la raya del culo sobre la lycra., alcanzando con mis manos sus tetas amasándolas, mientras ella decía entre risas.
—«Lleva a tu madre al baño que el lambrusco la emborracho.
Ten cuidado con ese baño Tina, que es peligroso, cuida de tu madre Nene, así como me has cuidado a mi.
Tomé por la cintura a mi madre y entre tropezones y risas llegamos al baño.
Ella decía que estaba bien, sin embargo la arrodille frente al wáter y me puse detrás de ella para sostenerle la cabeza, sin querer mi verga se pegó a sus nalgas, debió sentir mi polla dura en su culo diciendo:
que haces Nico.
Yo me asuste. Y ella continuó
— me estás cogiendo duro del pelo.
Sentí un alivio y apreté más duro mi polla sobre su culo y le respondí.
no te preocupes mamá es para ayudarte por si quieres vomitar.
En ese momento entró Daniela y entre risas preguntó...
— que pasa Tina, necesitas ayuda?
La imagen de mi madre arrodillada con mi polla pegada a su culo y tomándola por el pelo debió llevar a Daniela a decir entre risas...
— Hay que ver el bebe que bien cuida a su madre.
Se arrodilló al lado de mi madre, acariciándole la espalda diciéndole,
No te preocupes amiga, aquí estoy para ayudarte, es que Tina, siempre te he dicho que esos vaqueros aprietan mucho, tranquilo Nicolás yo me quedo con ella
A la vez que pronunciaba estas palabras me hacia señas de quedarme y no hiciera ruido. Mi madre parecía inconsciente, como dormida o ida, veía escapar la oportunidad de estar con mi madre y mi polla seguía reclamando salir. En ese momento y sin darme cuenta, Daniela le desabrocho los pantalones bajándolos de un tirón, quedando en posición perrito con todo su culo ante mi vista, ante mi sorpresa mi madre no reacciono, Daniela con un dedo recorría la tela del tanga, y susurrando al oído le decía,
Abre las piernas.
Para mi sorpresa, mi madre obedeciendo separaba las rodillas, dando una vista perfecta de su encharcado coño, Daniela aprovechó para introducir un dedo debajo de sus bragas y sin importarle mi presencia empezó a masturbarla. Un gemido salió de dentro confirmando su disposición a ser manoseada por ese dedo.
Que rico, mírala que puta, murmuré.
Se que lo deseas hace mucho tiempo Nicolás, acaso crees que no me he fijado como la miras, o me vas a decir que no te has pajeado pensando en ella, además mírate, tienes esa verga a reventar, sácala que quiero chuparla de nuevo, pero prométeme que compartirás tu polla conmigo, me follaras cuando venga y guardaras tu leche para mi.
Me decía dejando entrever su carácter dominante.
No supe en ese momento que responder, las ganas de follarme a mi madre y la calentura que ya me envolvía no podía reaccionar, lo cierto es que con la respiración entrecortada, me saque la polla.
Daniela tomándola con la otra mano se la llevo a la boca, metiéndosela de lleno en la boca, dominando perfectamente el sexo oral, sin parar de masturbar a mi madre, indicándome que ahora fuera yo quien le masturbara tomando mi mano y pasándola por el coño encharcado de mi madre, cogiendo rápidamente el ritmo introduciéndole dos dedos.
Podía sentir como temblaba de placer al sentir mis dedos y escuchar sus suaves gemidos. Daniela, sacando mi verga de su boca derramando saliva, la llevo a la entrada de mis deseos, indicándome que era el momento de penetrar ese coño dueño de mis pajas, colocándola en los labios de la vulva, que estaba mas que mojada, con un leve empujón se abría paso a su interior, mi madre se estremecía, abría mas sus piernas, poco a poco entraba replegando los músculos al interior, sintiendo por fin mis huevos chocar contra su pelvis.
Todas mis neuronas comenzaron a vibrar, olvidando que mi madre podía reaccionar, sin embargo la única reacción que encontraba eran sus gemidos de placer cada vez mas seguidos y Daniela detrás mío con sus tetas en mi espalda diciéndome al oído que no parara, zarandeándola cada vez con mas violencia y aplastando su cara contra los azulejos del baño.
La rudeza con la que mi verga se paseaba por el interior de su chocho tenía muy excitada a mi madre que no paraba de chorrear jugos de su coño. Me encantaba como estaba usando a mi madre, se podía decir que la estaba violando pero por sus movimientos parecía mas bien que deseaba que no terminara ese suplicio
Daniela decía.
Sigue que se ve que esta gozando,, mira como su cuerpo disfruta, como mueve ese culo..
El movimiento de caderas era impresionante, controlaba perfectamente la entrada y salida de mi verga en su coño, no movía otra parte de su cuerpo, solo su culo, tremendo polvo era mi madre, concentrado con su vaivén Daniela se puso al frente de mi madre, y metiendo sus manos por la camisa, buscó rápidamente sus tetas apoderándose de sus pezones, al retorcerlos sentía como apretaba su coño atrapando mi polla.
En mitad de ese suplicio, afiance mis embestidas, y cogí sus pechos, encontrándonos Daniela y yo con nuestras garras clavándolas en sus tetas mientras mi pene la destrozaba a base de fieras embestidas, me llevó a un estado de lujuria sin igual.
Cabrón, ¡me estás volviendo loca!- alcanzo a decir Daniela, jamás había experimentado algo igual, el placer de ver como te follas a tu madre, sentir sus tetas en mis manos y verla en un baño como una puta, hace que mi coño pida más.
Sentí como unos dedos de ella pellizcaron duramente uno de los pezones de mi madre, exigiéndole al oído que se moviera.
Sorprendido mi madre obedecía, bombeando sus caderas hacia adelante y hacia atrás siguiendo el ritmo de mi dura verga que le hoyaba su sexo.
Sabes que quiere tu madre, que la trates como una perra, dale duro en ese culo, que sepa que tiene un hombre dándole por ese coño, para que veas como se las guarda la zorrita de tu madre.
Poseído por mi lujuria levante la mano para darle un azote sobre una de sus nalgas incrementando sus bamboleos, haciendo que mi pene golpeara contra la pared de su vagina, abriéndole las nalgas apreciando su ojete rosado y húmedo, escupí sobre el y deslice el dedo pulgar introduciéndolo, ocasionando un tenue grito, a lo que Daniela decía.
Ese culo para después.
Guiñándome un ojo.
Estaba concentrado en lo que ocurría dentro del coño de mi madre y en el violento asalto al que la estábamos sometiendo, castigando su culo con duros manotazos. Es más cada uno de esos golpes incrementaron el placer que sentía y sin poder hacer nada por evitarlo, sentí como mi madre se corría a chorros, meandose encima la cabrona, sacando inmediatamente mi polla.
Daniela tomó posición del coño de mi madre y bebía todos sus jugos, pasando su lengua de arriba abajo e introduciéndola hasta su nariz golpear con el culo de mi Mamá.
Estaba a punto de correrme, Daniela arrodillada levantando su mirada, su boca llena de jugos seminales de mi madre, sacándose las tetas, me dice.
Nene, dámelo, soy tuya, vente en mi boca, vente dentro, te prometo que me lo trago todo, hazme tuya Nico, mi niño, dame tu leche. Follame toda la boca hasta el fondo.
Casi suplicándome, agarró mi polla y la introdujo entera, sin mas resistencia solté toda mi leche, a borbotones salía, pensaba que se ahogaba, le chorreaba por la comisura de los labios, tocia y por la nariz también salía parte del chorro que había descargado en su tráquea, aun sin sacarla de su boca, le tome del pelo y la golpeaba su cara contra mi pelvis
Dijiste que no regarías nada y mira el suelo, perra.
Dándole dos bofetadas le dije.
Recoge la leche que regaste.
Obedeciendo, se inclino a lamer el semen , aprovechando su culo en pompa le atine dos manotazos, respondiendo.
Si papi, lo que tu digas, me he portado mal y merezco ser castigada.
La fiesta no ha terminado, Daniela a mis pies, mi madre arrodillada con su culo frente a mi, no sé si mando yo o Daniela lo tenía planeado, o mi madre lo había organizado así para recibir su regalo.
Continuará…