El cumpleaños 1

Alexandra cuenta la tarde que pass en el cumpleaños de una amiga de su hija

Hoy era el día en el que tenía que llevar a mi hija al cumpleaños de su amiga, en su grupo eran tres niñas que siempre estaban juntas y nos habían invitado a los padres a la fiesta familiar, mi marido no iba a ir, pasaba de esas cosas, por parte de la otra amiga, solo iba el padre, Giovanni, un chico calvo con un cuerpo fuerte aunque no de gym, no tenía los músculos muy marcados pero era un cuerpo muy apetecible, solía encargarse de la niña el fin de semana porque su esposa trabajaba. Me ponía pensar que podría seducirlo, ya que era un hombre muy familiar y no parecía nada fácil. Hoy lo iba a intentar descaradamente, no iba a tener otra oportunidad así. Pasé percha por percha todos mis vestidos hasta que encontré uno veraniego, la tela era muy fina con un estampado de flores en fondo blanco, le añadí un cinturón para que se ciñera al cuerpo marcando mis redonditas tetas a la vez que lo hacía aún más corto, si me inclinaba se me verían los cachetes del culo, añadí unas sandalias con cuña y fui al espejo, parecía una auténtica choni buscona, un poco de maquillaje y los labios en un rojo pasión en el que cualquier hombre quisiera meter su polla. Abrí el cajón de los tangas, mientras rebuscaba para decidir cual me ponía encontré un vibrador de esos pequeños que vienen con mando a distancia, me dió la risa al notar el cosquilleo en la entrepierna, estaba decidido, en vez de ropa interior llevaría el dildo.

A las cinco menos diez estábamos esperando a que abriera la ludoteca para dejar a los niños durante tres horas y mientras iríamos con la familia de la cumpleañera a tomar unas copas. Giovanni no había llegado, me estaba poniendo nerviosa, ahí vestida como una puta para él y lo único que estaba consiguiendo es que la familia de la cumpleañera me mirara con deseo o con asco, según el género del que miraba, por suerte en ese momento apareció la hija de Giovanni saltando y riendo, Giovanni llevaba un pantalón vaquero corto muy ceñido, se le marcaba el paquete que aunque no parecía demasiado grande, le daba un toque sensual y una camiseta de una película de los ochenta bastante suelta, cuando lo vi, busque en el bolso el pequeño mando del dildo y lo puse en velocidad 1, se acercó, saludo a todo el mundo dejándome para el final, me incliné sobre él para darle dos besos, que ajusté a la comisura de los labios mientras restregaba mis pezones erectos sobre su pecho, al separarme le mire descaradamente al paquete, estaba más grande que antes y se apreciaba como le daban unos pequeños espasmos, me arrepentí de haber encendido el dildo, estaba mojadisima y tenía que apretar las piernas porque lo notaba resbalar con las vibraciones, volví a mirarle a los ojos y le vi sonreír con una mirada picarona y me guiñó un ojo, acto seguido les dijo a los padres de la cumpleañera que si podían disculparlo, que tenía que ir a hacer un recado y volvería en un par de horas para tomar la última antes de recoger a los niños, todo mi calentón se estaba esfumando, pero añadió, Alexandra ¿me acompañas? , le quiero comprar un regalo a mi mujer y una mente femenina me vendría bien. Le respondí que claro, y pedí que me disculpara a mi también, que seríamos más rápidos si íbamos los dos.

Cuando nos subimos a su coche,sonrió preguntándome dónde íbamos, estiró el brazo en dirección a la guantera a lo que instintivamente separé las piernas para que pudiera abrirla, señaló dentro a lo que parecía un regalo y volvió a cerrarla, cuando quitó el brazo me di cuenta que se había quedado mirándome hacia la entrepierna, me puso muy caliente que se fijara en mis piernas, lo que pasa es que no miraba mis piernas, al abrirlas el vestido se había subido dejando al descubierto mi zona más caliente perfectamente depilada de la que sobresalía una pequeña antena de goma rosa, que valía para sacar con seguridad el dildo que tenía vibrando dentro de mi ser, antes de que pudiera darme vergüenza, Giovanni le dio un pequeño toque con el dedo, lo que hizo que llegara al orgasmo instantáneamente, esperó sin hacer ni decir nada a que acabarán mis espasmos mientras yo intentaba acallar mis gemidos sin conseguirlo, y me dijo burlonamente nunca tarde tan poco en provocar un orgasmo, yo estaba fuera de mi, no se me había pasado por la cabeza que Giovanni entrara al trapo sin pensarlo así que aproveché y le agarré el paquete por encima del pantalón, no parecía demasiado grande, pero eso me daba igual en ese momento, él arrancó el coche poniéndose a conducir sin ningún rumbo concreto, le bajé la bragueta, él echó el culo hasta el borde del asiento para que me fuera más fácil liberar su pene, estaba morcillota pero se notaba que estaba muy excitado, empecé a acariciarla suavemente mientras crecía sustanciosamente, Giovanni había cogido la antena del dildo y lo sacaba y metía al mismo ritmo que yo le masturbaba, no podía parar de mirar, me excitaba ver nuestros brazos cruzados dándonos placer con nuestras manos el uno al otro como unos quinceañeros, al ver como una gota se acumulaba en la punta de su volcan, no aguanté más, incliné la cabeza y la absorbí haciendo ruido, acto seguido la engullí completamente sin importarme el daño que me hizo la bragueta contra la cara, teniéndola en el fondo empecé a succionar como un ternero mama de la ubre de su madre, sin sacar ni un centímetro, al contrario, intentaba meterla más adentro aún habiendo llegado a la base, él comenzó a gemir, note los espasmos de su rabo en mi garganta y acto seguido una explosión de semen, el primer disparo entró directo a mi garganta, la saqué hasta solo tener el glande en mi boca, el resto del semen logré mantenerlo en la boca mientras jugueteaba con su polla disfrutando del sabor y tragandolo poco a poco hasta dejarla completamente limpia, me recompuse en el asiento y le dije picaramente nunca tardé tan poco en provocar un orgasmo. Aún nos quedaba una hora y media para volver y yo quería más…