El culo de esa señora

Un buen culo maduro encontrado en la calle.

Hola a todos, en vista de que no he podido obtener éxito contando las aventuras de mi amiga Andrea, les contaré una más personal. Gracias por sus comentarios pero me gustaría más que al mismo tiempo me dijeran que cosas les gustaría leer o en donde debo cambiar mi redacción, así que quedo a sus ordenes y espero disfruten del siguiente relato. Les recuerdo que lo que escribo puede ser o no real, puede ser o no exagerado mucho o poco.

Hay una cosa que últimamente me llama mucho la atención en las mujeres, me gustan mujeres de todo tipo, desde flacas pero sin ser anoréxicas hasta a veces gorditas con una bonita cara, desde jovencitas (sin caer en exageraciones y perversiones más profundas) hasta maduras, depende del cuerpo que tengan o lo que proyecten. Pero regresando, últimamente me llaman la atención mucho los culos grandes y más cuando están ceñidos en alguna prenda que dibuja muy bien su forma.

Pues les debo contar que es tanta mí recién afición a estos culos que en la calle voy cazándolos, he visto muchos, pero nunca me imagine que esto pudiera llegar a una de las experiencias más cachondas que me han pasado.

Estaba esperando el camión, que se tarda bastante, que me llevara a mi trabajo (atiendo mi pequeño local deportivo) con mis audífonos puestos cuando empecé a escuchar un claxon de microbucero de esos que chiflan a la belleza de las mujeres seguido, uno tras otro como de tres de estos transportes, me despoje de mis audífonos y voltee a buscar a quien adoraban, pensé que estaría en otra acera pero cuando voltee atrás de mí la vi, una mujer en los 40’s con un vestido delgado de color negro con detalles en amarillo/naranja, tenía unos lentes oscuros grandes que no dejaban ver sus ojos. En una visión rápida note su escote pronunciado dejando a la vista unos pechos me imagino 36C (talla en México) muy sugerentes, una figura muy bien cuidada y unas piernas muy bien trabajadas calzando unas zapatillas de esas que se amarran con solo una cinta al tobillo y tiras cubriendo el empeine.

No sé si me vi muy obvio buscando a la halagada y voltee súbitamente, de nuevo pasaban los autos en donde muchos le chiflaban o piropeaban, unos groseros otros no tanto y me anime a voltear otra vez, para mi fortuna ella ya estaba de espaldas y pude ver su culo, que unido a su cintura marcada se veía fantástico, como solo las mujeres maduras pueden llevarlo, ella volteo de nuevo encontrándose conmigo y su rostro parecía molesto, sonreí tímidamente y ella correspondió

  • ¿Tarda mucho el que va para la zona comercial? – Así no dijo pero es para que me entiendan los que no conocen la ciudad de México.

  • Si un poco… yo tengo ya 10 minutos esperándolo.-

  • Pues a ver si no tarda porque ya me estoy fastidiando.-

  • Sí, esos tipos son muy molestos.- me anime a decir para tratar de ganármela.

Ella sonrió levemente pero no respondió.

El transporte tardo otros 5 minutos más o menos en llegar y lo abordamos los dos, claro, como todo un caballero, le cedí el paso para que ella abordara primero y al mismo tiempo poder disfrutar de más cerca ese culo que se movía desbordantemente frente a mí. Ella pago y se fue a sentar a uno de los asientos que misteriosamente permanecía desocupado para dos personas, pague y me dirigí hacía ella pues son había otro lugar y dos caballeros estaban de pie. Le sonreí y ella respondió igual.

En el primer enfreno supimos la razón por la cual nadie se sentaba ahí, el asiento estaba suelto y fácilmente podíamos caernos. Nos sorprendimos de que casi cayéramos y yo lo acomodé para que eso no sucediera, además que del peso de ambos no era mucho lo que se movía.

Después de batallar con el asiento como en 6 ocasiones y durante 25 minutos, llegamos a nuestro destino, a lo cual yo descendí primero para poder ayudarla. Me agradeció y yo le dije que no había sido nada y le desee un buen día.

Como no tengo un horario de entrada ni salida hice como que iba hacía la otra dirección que ella tomo, rumbo a mi local. Pero después me atreví a seguirla, de lejos sin perderle la pista. Mientras veía ese culo que muchos hombres y algunas mujeres volteaban a ver.

Ella después de disminuir su paso pensé que me había descubierto (que tontería, iba algo retirado de ella y ella nunca volteo) pero la sorpresa que me lleve fue enorme, entró a una de las Sex – shop que hay por el lugar. Me aventure a acercarme más, los cristales de esta tienda son polarizados y no podía ver yo para adentro pero tal vez ella sí me vería, así que me metí como si nada. La tienda es algo grande y tiene un exhibidor de películas justo en medio y en las paredes de la tienda rebosaban cantidad de consoladores, vibradores, ropa, juegos, vaginas, etc.

No la vi, y pensé que era muy tonto y que me había confundido pero por fortuna no fue así. Tras una vista rápida por el local, me percate que ella estaba viendo las bolas chinas, tan de moda. Así que me puse a ver las películas. Ella tomaba unas, las tocaba las veía y re veía hasta que elabore mi plan y lo lleve a cabo. Cuando ella tomaba unas bolas nuevas yo ya estaba a espaldas de ella y por el rabillo del ojo la observaba, así que cuando se preparo para tomar otras me gire con un par de películas en la mano y la moví bruscamente y ella tiro las bolas y yo las películas. El dependiente volteo a vernos y yo hice una mueca de disculpa.

Tome las bolas chinas, unas de gel de color morado y se las extendí pidiendo disculpas, ella se quedo congelada al verme y yo fingí encontrarme igual.

  • Lo… lo siento… disculpe.-

Ella no dijo nada hasta que vio las películas. Una era de Private y la otra una de tantas. Sonrió maliciosamente y me extendió las películas.

  • Toma, se te han caído tus… películas.-

  • Gracias… pero no son mías, son para un amigo que me pidió… que…-

  • No te preocupes, no importa. Mira yo he venido a buscar también algo para "una amiga".-

Me sonroje, me arme de valor y di mi punto de vista.

  • Bien, pues espero que le guste a tu amiga pues esas de gel son muy buenas.-

  • Y tú ¿Cómo lo sabes?- dijo sonriendo

Que sonrisa tan linda y llena de malicia me arrojo.

  • Es que tuve una amiga que ocupaba de esas cosas y esas de gel según ella eran las mejores para empezar.-

  • ¿Y quien te dijo que son para empezar? si ya las he probado antes.- Ella se dio cuenta que se había echado de cabeza (desengañado) y los dos después de una pausa comenzamos a reír.

Ese día como en la mayoría de las mañanas llevaba pants para trabajar y ella desvió la mirada al bulto que era ya muy visible. Bajo su gafas oscuras para observar más natural el bulto bajo mi cintura. Se relamió los labios y yo intente disculparme

  • No te preocupes, no tienes nada que no haya visto antes.- Su respuesta me animó.

  • No, no lo has visto antes.- dije con media sonrisa.

Ella sonrió, se acerco a mí, volteo al mostrador donde el encargado jugaba solitario en su computadora y movió el resorte del pants y de mi trusa para ver en su interior.

No tengo un pene descomunal como los que luego describen aquí, es más bien lo normal (16 cm.), sin circundar y con los vellos recortados.

Se relamió de nuevo los labios y tiro de nuevo las bolas chinas para ponerse de espaldas a mí y agacharse para recogerlas, pegándome todo su culo a mi erecta herramienta.

Si les esta gustando mi relato escriban y háganmelo saber, pues este es solo el principio de esta caliente historia.