El Culito de Andreina (4)

Esta historia cuenta como logré controlar a mi sobrina Andreina, incluyendo disfrutar de su culito. Les recomiendo leer primero las tres primeras partes para tomar el hilo de la historia

En el presente

Luego del encuentro rápido con Andreina en el baño, baje a desayunar. Luego de un rato llego Andreina, muy silenciosa y con cara de pocos amigos. Vestía ropa deportiva, pantalón y franela, preparada para ir al gimnasio. Su prima Anabel le dio los buenos días y la invito a desayunar.

Anabel es una prima de ella, algo menor, pero está casi tan buena como ella. Comparten mucho tiempo entre arreglos, gimnasio y cosas de mujeres. Además se ve que se tienen mucha confianza y cariño. Sin embargo, Anabel es mucho más recatada. Su traje de baño es más conservador, aunque no por eso se deja de ver sus formas. Cuando están las dos juntas en la piscina, ambas atraen las miradas, pero Andreina es más extrovertida, mientras que Anabel se sonroja con cualquier piropo inocente.

Mmm… eso me hizo pensar en posibilidades.

….

Recordando

Al día siguiente me levante tarde, ya que era feriado y no tenía necesidad de ir a trabajar. Me sorprendió Andreina abriendo la puerta del cuarto y me dijo

  • Tengo que ir al baño, como me saco esto – y se volteó mostrándome rápidamente su culito con el juguete adentro

  • Mmm.. rico, ya va.

Aproveche para tocarle la cuquita (muy húmeda, por cierto) y le jale el juguete hasta sacarlo.

  • Ahora ve rápido al baño, antes que venga alguien – le dije mientras le devolvía el juguete – después te lo pones nuevamente

Ese día no pasó nada más significativo. Al finalizar el día la familia de Andreina regreso a Valencia. Andreina seguía viéndome, pero eso no era nuevo. Al despedirme, le dije,

  • Nos veremos pronto – había aprovechado de tomar su número de celular.

Luego de unos días, la llame y le pregunté cómo estaba.

  • Me duele mi culito. Tuve que quitarme el juguete porque me estaba muy  irritada.

  • Y como estas ahora?

  • Bien, ya estoy mejor

  • Ok, te vamos a visitar mañana en la tarde, después de las 2:00PM

  • Vamos? Como es eso?

  • Anda, no te preocupes. Está lista para salir a esa hora.

Hable también con María Eugenia y acordamos salir de Caracas con tiempo para nuestra cita.

Al día siguiente, como estaba acordado, pasé buscando a María Eugenia y salimos para el viaje de unas dos horas.

  • Como piensas hacer con Andreina, a donde la quieres llevar?

  • Pensaba que vayamos al motel xxx (un hotel lindo, discreto, de los de alta rotación, con estacionamiento cerrado individual para cada carro)

  • Y vamos a entrar los tres en el carro? No creo que nos acepten. Además, la cedula de ella…

  • No te preocupes. La convencemos de que se meta en el maletero. Una vez que lleguemos al estacionamiento de la habitación, cerramos y la hacemos salir.

  • Mmm… si, parece un buen plan – dijo María Eugenia. Me di cuenta que estaba tocándose abajo – sí, podemos hacer una fiestecita…

  • Si pero acuérdate que ella es pequeña y no sé si podremos…

  • Cogértela? Claro que si

  • Bueno, ya veremos. Y por el culito, me dijo que estaba irritada. Pero no te preocupes, tú te puedes dar banquete…

Cuando estábamos por llegar a la casa de Andreina, la llamé al celular. Le pedí que se mantuviese con su uniforme escolar de falda de tachones y blusa. Eso sí, sin sostén y le dije que saliera a la esquina, evitando problemas de encuentros inoportunos.

Luego, Andreina nos esperaba en el sitio acordado. Le pedí a María Eugenia que se pasara al asiento trasero y Andreina se subió al puesto de acompañante. Inmediatamente me pregunto

  • Y ella quién es?

  • Ella es María Eugenia, una amiga con la que vamos a compartir un rato

  • Pero…

  • Pero nada – le dije, mostrando autoridad. – Además, quítate ya las pantaletas.

Un poco más adelante vi un sitio donde podía estacionar sin gente a los alrededores. Allí le dije,

  • Quítatelas ya

Andreina me miro con cara de miedo, pero comenzó a moverse. El carro tenía vidrios ahumados que dificultaban ver lo que ocurría dentro. Andreina se subió su falda colegial, bajo las pantaletas y se las quitó.

  • Mmm, está bien, dáselas a María Eugenia. – cosa que hizo sin decir nada – ahora abre las piernas

Aproveche para meter mi mano bajo su falda, y como me imaginaba, estaba encharcada.

  • Te gusta mi perrita – le dije mientras tocaba su botoncito

  • Si – suspiró

Entonces María Eugenia llevo los brazos adelante y le toco los pechitos sobre su blusa

  • Tiene los pezones duros

  • Si, esta es una perrita caliente.

María Eugenia se acercó y le decía al oído

  • Te vamos a ensenar muchas cosas ricas – Entonces vi que su lengua recorría su orejita y su cuello, mientras sus manos seguían en sus pechos acariciando y apretando alternativamente.

Después de un rato, cuando a Andreina ya la teníamos a punto de caramelo, le dije,

  • Andreina, vamos a ir a un motel, pero necesito que te pongas en el maletero del carro – mientras seguía tocando su cuquita, sacándole suspiros – de acuerdo, perrita?

  • Sí, pero…

  • Nada de peros. Bájate del carro y te subes en el maletero.

Andreina y María Eugenia se bajaron. María Eugenia abrió la tapa del maletero y empujo suavemente a Andreina. Antes de cerrar el maletero, le quito la blusa y la falda, dejándola solo con los zapatos y medias. Andreina trato de protestar, pero María Eugenia no cedió.

  • Vaya, vaya, que tenemos aquí – le dije a María Eugenia mirando la ropa cuando subió al puesto de acompañante.

  • Si, se me ocurrió, la deje desnudita.

  • Vaya, vaya – creo que vamos a gozar un buen rato con esta perrita.

  • Sí, estoy ansiosa de llegar

Efectivamente, llegamos al motel, nos identificamos, pagamos y fuimos a estacionar en nuestro puesto reservado. Cerré la reja del estacionamiento y María Eugenia abrió la tapa del maletero. Andreina no estaba contenta, pero María Eugenia la encaró, y le procedió a dar un profundo beso de lengua. Al mismo tiempo sus manos recorrieron su cuerpito desnudo, concentrándose en sus téticas y en su cuquita.

  • Ya, tranquila, perrita – dijo María Eugenia – ya vas a ver que rico lo pasamos

Subimos a la habitación y le dije a María Eugenia

  • Tienes que afeitar a nuestra perrita

  • Cómo? – dijo Andreina

  • Tranquila, niña, no te va a doler – le dijo María Eugenia mientras la llevaba de la mano al baño – Ponte aquí

María Eugenia sentó a Andreina sobre la tapa de la poceta con las piernas abiertas. Para trabajar mejor, le hizo colocar las piernas sobre sus hombros. Le di una tijera, hojilla, crema de afeitar y otros implementos. María Eugenia rápidamente la dejo sin pelitos, incluyendo el culito. Tome la cámara del celular y tome varias fotos.

  • Ves, así estas más rica – le dijo María Eugenia – te  voy a comer

  • Pero…

  • Pero nada - le dije yo, poniendo autoridad.

María Eugenia estuvo un buen rato entre las piernas de Andreina pasando su lengua sobre los labios ahora libres de pelitos. Andreina empezó a suspirar y me di cuenta que estaba a punto. Nuevamente más fotos. Entonces, para mantener el control, separe a María Eugenia y le puse mi guevo en la cara.

  • Mama, carajita, ya tú sabes mamar. Y si lo haces bien te vamos a recompensar.

Andreina abrió la boca y como pudo se metió mi guevo.

  • Cuidado con los dientes – le dije, mientras le empujaba la nuca para meter más de mi guevo en su cara. Le pasé el celular a María Eugenia para que tomara más fotos.

Ahora si me dedique a bombearle la cara hasta que llegó el momento de correrme. Esta vez le dije

  • No tragues todavía – terminando en su boquita. Le hice una seña a María Eugenia y ella llevo su boca a la de Andreina, compartiendo mi leche

  • Así me gusta, perritas, compartan su lechita.

Luego de descansar un rato, volvimos a la carga con Andreina. La llevamos a la cama y la colocamos boca abajo. María Eugenia abrió sus nalguitas y pasó su lengua por su asterisco.

  • Verdad que esta irritada. Creo que no vas a poder por aquí hoy

  • No importa, tendremos otras ocasiones para gozarla completa

María Eugenia la volteo y coloco su cara sobre la cuquita, continuando con lo que estaba haciendo en el baño. Andreina nuevamente comenzó a suspirar, señal de que su orgasmo estaba en camino.

María Eugenia se dio banquete con Andreina. La hizo venirse varias veces en varias posiciones. Yo me dedique a observar, eso sí, con mi celular en función de cámara. Les tome fotos en varias posiciones, incluyendo cuando María Eugenia le enseño a Andreina como hacer un 69. Una foto cumbre mostraba a Andreina sobre María Eugenia mamándole el botoncito y con dos dedos en su cuquita.

Luego de un rato, María Eugenia se colocó boca abajo nuevamente entre las piernas de Andreina. En este momento, ya recuperado, me coloque detrás de María Eugenia y de un certero golpe metí mi guevo en su cuquita. María Eugenia dio un suspiro, separando su cara momentáneamente.

  • Sabes lo que viene ahora – le dije al oído a María Eugenia. Ella sabía que en esa posición su culito quedaba vulnerable

  • Sí, pero métemelo suave, por favor

  • No, suave no. – Con un movimiento brusco saque mi guevo de su cuquita y lo pose en la entrada de su culo. Luego empuje firmemente, mientras entraba mi guevo

  • Ay, ay – se quejó  María Eugenia

  • Quieta, perrita, que te gusta. Sigue mamándole la cuquita a Andreina

Efectivamente, la escena era super morbosa y luego de unos minutos, nos vinimos los tres. Primero Andreina, que ya estaba a punto desde hace rato, luego María Eugenia y finalmente yo, llenándole el culo de leche.

Después de esta escena de sexo duro, quedamos acostados recuperando el aliento. Al cabo de unos minutos, María Eugenia se colocó al lado de Andreina y se puso a hablarle suavemente al oído

  • Te gusto lo que te ensenamos hoy?

  • Si, si…

  • Y lo que falta por enseñarte

Al final ya estábamos agotados, quedamos conversando de temas diversos. Me había pelado la cuquita de Andreina, pero pensé, no importa, ya tendré tiempo para eso y más.

Finalmente, nos vestimos y llevamos a Andreina de vuelta a su casa. Eso sí, las pantaleticas quedaron de recuerdo.

En el presente

Al finalizar el desayuno, invité a Andreina a que conociéramos un centro comercial nuevo. Ella y yo sabíamos el destino que yo quería. Andreina tenía un compromiso con Anabel para ir al gimnasio y pretendió excusarse. Sin embargo, conversando con Anabel mencione que tenía unas fotos de Andreina cuando estaba más pequeña. Antes que tuviese que mostrar nada, Andreina acepto salir conmigo. Esto dejo extrañada a Anabel. Inclusive intentó acompañarnos, pero Andreina la corto en seco. Así salimos los dos...


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