El Culito de Andreina (3)

Esta historia cuenta como logré controlar a mi sobrina Andreina, incluyendo disfrutar de su culito. Les recomiendo leer primero las partes 1 y 2, para tomar el hilo de la historia

El Culito de Andreina (3)

Les estoy relatando las aventuras que tuve con mi sobrina Andreina. La volví a ver luego de varios años. Si no lo han hecho, les recomiendo primero leer las dos primeras partes de esta historia.

Recordando

Luego de salir del cuarto, pensé en acostarme a dormir, pero la emoción de lo sucedido no me dejaba tranquilo. Decidí salir de la casa silenciosamente. Ya en el carro llame a mi amiga María Eugenia.

  • Hola, perrita, voy para tu casa

  • No es un poco tarde? – parece que estaba durmiendo

  • No. Ábreme en cinco minutos

Al llegar a su casa, María Eugenia me abrió, vestida en una bata ligera. Efectivamente, ya estaba acostada. Le sonreí mientras le tocaba su tética

  • Tengo algo que contarte, que te gustara – le dije, bajando mi mano a su cuquita, que ya note que se humedecía – Te acuerdas de Andreina?

  • Si, tu sobrina

  • Bueno, hoy me di banquete con ella. -  Busque en el celular las fotos que le acababa de tomar y se las mostré.

  • Te la cogiste?

  • No realmente, pero si estuvimos un buen rato juntos y la deje con este regalito en su culito

  • Cuéntame? – la morbosidad del cuento le quito el sueño totalmente

La hice desnudarse y me puse detrás de ella. Al oído le dije

  • Quereres saber que paso?

  • Si… si quiero – me respondió con ansiedad, mientras mis manos recorrían su cuerpo

  • Mmm… te puedo contar, pero si te portas bien

  • Si, cuéntame – me dijo, ya un poco desesperada por conocer los detalles morbosos

Me hice esperar. Me quite la ropa y colocándome nuevamente detrás de ella le dije

  • Que me vas a dar?

  • ..Todo, todo lo que tú quieras…

  • Mmm… me provoca tu culito

  • Sí, pero ten cuidado. Me duele mucho cuando me das por allí

  • Sí, pero sabes que me gusta darte duro por allí. Comienza poniéndote en cuatro sobre la cama

  • No vas a ponerte un lubricante?

  • No. No creo que haga falta – le dije metiéndole el guevo en su cuquita – aquí está la lubricación que hace falta

Me coloque encima de ella, obligándola a acostarse boca abajo mientras bombeaba su cuquita.

  • Anda, cuéntame – me dijo, quizás esperando que se me olvidara su culito

  • Ya va… Te voy a contar con detalles lo que hice, pero después de meterlo en tu agujerito apretado.

  • Está bien…

  • Sí.. Pídeme que te coja por el culito…

  • Si… Métemelo, métemelo en mi culito – ya María Eugenia estaba caliente y a punto.

  • Así me gusta, perrita, que lo pidas – entonces, sin bajarme de encima de ella, saque mi guevo de su cuquita y se lo metí con bastante fuerza en su culito. Ya habíamos hecho esto antes, y conocía lo que pasaría.

  • Ayyy, me duele

  • Si, te duele, pero te gusta, perrita – le bombee el culo sin piedad, gozándomela

María Eugenia tuvo un orgasmo ruidoso. Me costó mantenerla, pero mi peso evito que se saliera. No me corrí, todavía.

  • Ahora cuéntame que paso

Entonces procedí a contarle con detalle lo que había ocurrido más temprano en dos capítulos, incluyendo como Andreina termino con el juguetito en su culito. María Eugenia, siempre morbosa, me preguntaba detalles, que yo le di con gusto. Durante todo este intervalo, mi guevo seguía en su culo y la bombeaba suavemente. Cuando llegue al final de la historia, ya María Eugenia estaba lista para otro orgasmo, y yo deje de aguantarme. Comencé un mete y saca violento, disfrutándomela, mientras ella gemía. Así terminamos los dos…

Me baje de encima de ella y me acosté a su lado. Nos tomó unos minutos retomar el aliento. Al final ella me dijo con cara morbosa:

  • Quiero ver cuando te la estrenes por la cuquita y por el culito

  • Si Euge, y que más?

  • Quiero mamarle esas téticas y esa cuquita. Sabes que me gustan así inocentes

  • Si, ya se… - y me recordé de otras aventuras en el pasado

  • Así como Yuri – dijo ella, también acordándose

Luego me di cuenta que era hora de marcharme. Me di un baño rápido (resistí la tentación de continuar otro round con María Eugenia).

Mientras tanto ella se quejaba:

  • Me dejaste el culo ardiendo. Me va a costar sentarme por varios días.

  • Si, y cuando te sientes, te vas a acordar de lo que gozaste.

  • Si, y de lo que vamos a gozar… - me dijo, dándome un beso de despedida

A continuación me fui a la casa a descansar. Apenas tuve tiempo de pensar como sería el plan para nuestro próximo encuentro con Andreina. Quede dormido casi al instante, con morbosos pensamientos…


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