El cuerpo del deseo

Luego de unas horas, nuestros cuerpos ya no tenían contención

Soy Kandra Montoya,  Neurocirujana,  hmmm expresé primero lo que hago, pues si eso me define, soy una mujer de 30 años criada bajo estructuras familiares, que alentaron en mí, el amor por la medicina,  ahora vivo  para mi profesión, vivo para ser cirujana, esa es mi vida.

Me fascina ver lo complejo del cerebro humano, pienso que allí reposa todo, hasta el alma.   Un concepto muy pragmático?, pero eso pienso;  hoy puedes remplazar cualquier miembro del cuerpo humano y aun así sigue funcionando, sintiendo y pensando.   Pero  ¿puedes reemplazar el cerebro?, si se lograra, seguirías siendo tú?  Bueno todas esas preguntas que hoy aun no resuelvo, me llevaron a especializarme en Neurología, hmmm sigo divagando…

A  lo importante, primero definir como soy, físicamente? Hmmm estoy buena, rebuena dirían los que me ven,  mido 1.65, cabello castaño, ojos miel, piel trigueña, un buen cuerpo soy latina, no soy de muy buen humor, aunque no amargada.

Tampoco soy muy sexual, tuve dos novios, cuando estudiaba, y  posteriormente en mi residencia de neurocirugía, tuve una “aventura”, con una mujer.   Eso me define como les? Hmmm no creo.

Fue una semana, en una conferencia sobre Neuro-oncologia, bueno recuerdo que el conferencista enfermó y no pudo dar la conferencia.

Si creyera en el destino, diría que era mi destino encontrarla,  tropecé con ella, nos miramos a los ojos, y sus ojos grises me impactaron, mi corazón dio un salto, y pensé el frio gris, solo es cálido en esta mujer.

Ella sonrió, yo le sonreí,  pensé. el deseo tiene sonido, porque sentí en mi mente, que al mirarme y sonreírme, sonó un click, como cuando encaja una pieza en su sitio perfecto.

Ella fue tan hermosa conmigo, yo parloteaba como loca, tenía tantos nervios,  cuando me invito a cenar,  y luego al  otro día a bailar, era tan cálido su cuerpo, que su calidez llegaba a mi interior, estar en su brazos, me hacia sentir en el lugar ideal, como cuando estas sedienta y tomas  agua de manantial.

Fueron días, en que no quise ni decirle mi nombre, me dio miedo, porque no quería tirar por la borda mis años de estudios enamorándome,   menos de alguien de mi mismo sexo,  pero igual me permití vivir lo que ella me ofrecía.

Luego de unas horas, nuestros cuerpos ya no tenían contención, al amarnos el manantial, e convirtió en un  rio sin cause.     Esos días no dormí, siempre quería el roce de su piel en mi piel,  poseí su cuerpo muchas veces, tantas, pero tantas,  que ya no me dio vergüenza poseerlo cada vez que tuve ganas de ella, recuerdo su piel, su aroma, pero  especialmente sus ojos grises, llenos de brillo, que no necesitaban palabras.

Ojos grises, así le decía para no conocer su nombre,  al parecer  ella también era médica, la verdad no quise saber.    Ella no era mucho más grande que yo, y sus ojos grises, se veían tan calmos, placidos, sentía que su mirada me acariciaba.  Siempre la veía tan serena, tan sabia, tan hermosa.

Creo que esos  días, viví lo que jamás he vivido y no volveré a vivir.   Su forma de hacerme el amor, me hacía elevar, me sostenía en el placer, para llevarme a los clímax más intensos que yo haya experimentado.

Siempre luego de hacer el amor, conversábamos y volvíamos a hacer el amor, siempre pensó primero en mi placer, dándome su amor?.   Fui  yo, quien no le permití darme más, no le permití darme lo que sus ojos expresaban.

Esos días mientras nos amábamos,  puse tantas condiciones;  no quiero saber tu nombre, si me vuelves ver,  no me conoces, no te conozco; no quiero saber dónde vives, no uso teléfono. Ella,  solo asentía, y sonreía.  Si, Si, fui muy estúpida.

Luego de amarnos tanto, durante esos  días, recuerdo que para bajarle la intensidad a lo que sentíamos,  solo quería agredirla, yo tan tonta, le decía no me mires así, cuando no acepté, lo que me propuso;

-         Vente conmigo- me dijo, y cada palabra que pronuncie, hacia su mirada más lejana.

Yo le conteste con  mis frase más rebuscada.

-         Te odio, por hacerme desearte, no  quiero cerca de mí a nadie,  que me impida realizar mi profesión.      Además, tu sabes ojos grises que esto es solo  deseo, ese deseo que nos saca de nosotros mismos, nos desubica, nos dispara y proyecta,  que hace que vivamos la improvisación, el desorden y el capricho.  Estos  días, tú fuiste el cuerpo del deseo , tu que me has hecho vivir  las máximas expresiones de libertad, el  paroxismo, pero no hay más, esto no dura más de  lo que fue.   Satisfacer el placer, y tú personificaste con tu cuerpo eso.  Solo placer.  Por qué ponerle otro nombre, o vivir algo que nos robe lo bonito que fue.

-         Ya hablas en pasado- dijo ojos grises.

-         Si, porque ya es pasado.

-         Dame tu número,- dijo ojos grises- .

-         Te dije que no uso teléfono.

Ella sonrío tristemente, y me dijo:

-         Toma el mio, esperaré por ti.

-         Sera en vano- conteste.

-         Dame un beso.

Pero tampoco quise dárselo, si me volvía a tocar, no podría separarme de ella.  Tampoco eso le permití.

Creo que mis frases fueron contundentes,  porque que nunca contestó  mis llamadas, o quizás luego se dio cuenta que solo fue una aventura.

Bueno por mi culpa, nunca lo sabré,  he meditado a lo largo de estos tiempos, todo lo que dije y todo lo que ella calló.  Aun en las noches, espero, ¿que espero si yo no le permití nada, pero mis ilusiones aun no terminaron, en las noches me pregunto si aun me recuerda.   Luego me di cuenta que hacer el amor con ella era el complemento, era la fuerza que  te llena, que te carga de energía, que te arrastra a la pasión, pero cuando dormitas en sus brazos, es la felicidad que te acerca a Dios,

Bueno, creo que  me enamore de esa mujer, porque ninguna otra persona ha provocado en mí el menor movimiento de tripas,  o de corazón, hmmm que radiografía, ¿aburrida?, bueno eso soy y eso viví.

Hoy vivo lo que elegí, vivo  para trabajar, y ahora luego de toda una temporada de cirugías, decidí tomar descanso  y dejé la suerte de tal descanso a manos de mi sobrina, estudiante  universitaria, que seguía mis pasos y estudiaba medicina.

-          Te aseguro Kandra, que será Genial- Le decía  Jessica sobrina de Kandra.

-          Te dije que confío en ti, escojas lo que escojas. Organiza todo, que yo solo tengo ganas de descansar.

-          Si ya todo está listo, casi saltaba de entusiasmo anticipado, Costa prepárate que para allá vamos las Montoyas.

-          Hmmm. Escogiste playa? En plena época de vacaciones? Espero que sea un 5 estrellas que tenga su playa privada.

-          Hotel, quien dijo que vamos para uno?

-          Hmmm, para donde vamos, preguntó solo con rostro de cansancio.

-          Kandra, vamos para una hacienda paradisiaca del Caribe, te aseguro, ya he estado en ella,  en esa hacienda increíblemente encuentras desde el sol tropical del Tayrona, hasta el clima templado que baja de la  Sierra Nevada, es impresionante los colores exuberantes, el mar cristalino, puedes hacer lo que te gusta bucear.

-          Eso sí me entusiasma.

-          Quiero que conozca a Sam, es un amor.

-          Sam?-  decía Kandra ya entrando a un sueño profundo debido a su cansancio.

-          Si, Kandra, Sam, hmmm ya te dormiste.

Así fue como nos desplazamos a la Costa,  cuando llegamos al aeropuerto nos esperaba una jepp descapotado, con llantas altas, que a mi particularmente me costó trabajo subir, y Jessica  condujo  hasta el sitio paradisiaco que describía, la verdad era que yo  solo tenía  planes para dormir, dormir y dormir.

-          No pensé que fuera tan lejos de la ciudad- decía Kandra, con más cansancio en su rostro,  vamos a llegar de noche al paraíso, dijo con sarcasmo.

-           Si, pero no te preocupes Sam, ya avisó que íbamos, y no hay problemas, también ya me conocen.  Y asi fue, cuando llegamos, el peón de la hacienda, saludo a Jessica, lo cual daba muestras que ya le conocían

-          Bienvenidas- dijo el hombre;  Sam no está, pero dejó todo organizado para ustedes.

Llegamos tan tarde y cansadas,  que solo un baño reparador y a dormir.

En la mañana cuando desperté, pensando que por mi cansancio iba a ser mas tarde, pero no fue así, eran casi las seis de la mañana cuando me asomé en el balcón, despertada por el murmullo de las olas que jugaban con las rubias arenas de la playa,  me quedé muda ante la belleza que se formaba en paisaje, un cielo azul, cuyo pintor, solo se inspiró en  tonos de azul, que en el horizonte se difuminó al verde, pero ya no era el cielo, era el mar, quien tomaba posesión del cielo, o quizás era lo contrario, pero solo vi que  en el horizonte se fusionaban el azul del cielo con el verdor del mar.

A pesar que eran las seis de la mañana,  ya se veía despertar el brillo del sol, que se erigía como amante celoso a custodiar los picos de sus montañas, y a la distancia se veían los picos blanquecinos, cubiertos por la nieve.

Me impacté ante la belleza de la naturaleza, quería comprender como pudiendo gozar del calor caribeño, gozar de un mar majestuoso, podía ver en el mismo paisaje, los nevados de la Sierra.  Pensé que Dios había sido generoso, al formar tal belleza, cuando vi a la distancia que un perro labrador negro salía del mar y se sacudía para luego ladrar hacia una figura que  venía desplazándose nadando  enfundada en un fastskin negro, que se dirigía rápido hacia la orilla.

-          “ Debe ser delicioso, gozar de este mar a esta hora,  me quede observando los movimientos del can y como ladraba a la mujer, que  le seguía con paso firme, hacia donde se encontraba la ropa en la arena blanca.

La mujer empezó a descorrer la corredera del Fastskin, y yo estaba estática, como voyerista contemplado sus gestos naturales de despojarse del Fastskin negro, para quedar en topless, adornada solo con una braga brasilera, se quitó luego un gorro de natación y se desplegó sobre sus hombros una cabellera que tenía el color del trigo maduro  y  sacudía su cabeza para retirar el exceso de agua.

Sonrei atontada, pensando que la mujer hacia los mismos movimientos del canino, y aun no pude moverme, algo me retenía y solo sentí mi piel erizarse, y despacio solté la respiración, con temor que la figura se diera cuenta que yo me estaba gozando contemplando el paisaje, porque si antes el paisaje era hermoso, esta figura había dado la pincelada final.

Creo que este día algo ha renacido en mí, porque seguí observando, y  vi a la mujer secarse con sus manos, y las pasaba por sus brazos, luego se inclinó y las pasó por cada una de sus piernas,  las pasó por su vientre plano, y daba saltitos con la cabeza inclinada tratando de sacar agua de sus oídos, pero mi vista estaba fija en el juego de sus senos al saltar, luego seco sus nalgas, se quitó las bragas, tomo un short y se lo colocó,  tomó una camisilla esqueleto y termino de vestirse.

Se dirigió  hacia la casa, y ay Dios......