El cuerpazo de bomberos: mi cuñado

Mi cuñado el bomberó se ha quedado sin poder ver el partido de fútbol y necesitará venir a casa. Mientras tanto yo llevaré a cabo mi experimento, ¿qué ocurrirá?

Mi cuñado el bombero

Aquella tarde estaba yo enfrascado en mi trabajo. Fabricar un buen perfume es una árdua tarea. Me presento: me llamo Rafa, tengo 36 años, soy químico y trabajo en una empresa que produce perfumes. No tengo actualmente pareja y, ¿para qué engañarnos? soy un poco puta. Necesito mi dosis de maromo semanal, 3 como mínimo. A decir verdad no me cuesta nada ya que desde bien pequeño mi padre quiso que yo y mi hermana fuéramos grandes atletas. Me apunto a judo, hice natación, hice escalada... y aunque actualmente simplemente vaya al gimnasio una o dos veces por semana me mantengo muy bien. 1‘85m, buen culazo, una cara bonita, pelo negro y corto, barbita muy atractiva y perfilada, ojos marrones y pecho peludo sin llegar a ser un oso. El arma que llevo entre las piernas debo de haberla sacado de mi padre... aunque a decir verdad no le doy demasiado uso. Me encanta que me la hinquen y que me den zambomba. Sobre todo machos casados, bi, heteros curiosos o muy discretos. Son perfectos: no quieren comprometerse y yo sé que jamás contarán nada. Por eso digo que lo tengo muy fácil para ligar. De vez en cuando puedo ser bastane gestual, va con mi carácter. Yo considero que es una especie de amaneramiento y me gusta cómo soy. Llama la atención, me da un aire interesante y al mismo tiempo me permite captar a más hombres a los que generalmente les va un buen culo y un buen macho bien hecho como yo.

Esta tarde, como he dicho, me encontraba yo enfrascado en mi trabajo: probetas, productos químicos, bata, gafas, una gran mesa y demás chismes que me apasionan. Nada más entrar a mi casa tengo el salón comedor con la tele. A mano izquierda tengo una puerta que da a la cocina enfrente tengo dos puertas, una es la que lleva a mi despacho donde trabajo y la otra lleva a las demás estancias y al piso superior. Fue en aquel momento cuando el teléfono que se encontraba en la mesita, al lado del sofá, enfrente de la tele sonó. Dejé mis menesteres y me dirigí a cogerlo:

  • Sí, aquí Rafa - contesté.

  • Hola guapo - sonó la voz dulce de una mujer.

  • Hola hermana, ¿cómo estás?

  • Muy bien... oye, tengo un favor ue pedirte.

  • Dime.

  • Esto... resulta que la tele no nos funciona y claro, pues yo me preguntaba si a ti por casualidad te import...

  • Puedes ir al grano, ¿por favor?

  • David va para tu casa. Echan fútbol - dijo finalmente ella.

En aquel momento el timbre de la puerta sonó.

  • No... ¿ya está aquí? - dije alucinado.

  • Sí... es que se me ha olvidado decirte hace 15 minutos que iba para allá y que tardaba 15 minutos.

  • Pero yo tengo que trabajar y...

  • ¡Gracias! Te quiero

  • Eres una perra, siempre haces igual - se quedó rafa mirando el teléfono perplejo.

Ding dong, volvió a sonar el timbre. No podía ser, ¿tenía que tragarme a mi cuñado durante un partido de fútbol entero? Con todo el trabajo que tenía sólo me faltaba eso, un tiarrón gritando como un poseso y como un histérico tanto si su equipo ganaba como si su equipo perdía y además estaba buenísimo el cabronazo y era bombero. Eso me ponía muy cachondísimo, era una de mis fantasías: que mi cuñado me rompiera el culo y que me utilizara como él quisiera. Como si me trataba de puta. Me encantaría que me fornicara. Pero claro, era demasiado hetero para ser verdad. Por otro lado tengo que romper una lanza en favor de mi cuñado. Era muy respetuoso con los homosexuales. De vez en cuando hacía bromas pero se notaba que era un buenazo.

Decidí ir a abrir la puerta y no podía ser posible lo que veía...

  • Dime que no es verdad... - pensé para mis adentros - ¡el cabrón a venido con el uniforme de bombero puesto!

Hacía relativamente buen tiempo. Así que llevaba las botas negras del uniforme, unos pantalones azul marino que le iban ceñidos al cuerpo y le marcaban sus cuádriceps, un buen culazo de bombero bien entrenado y un paquetazo que me hace entender porque mi hermana siempre está de tan buen humor. Llevaba la camiseta de manga corta bien ceñidita con el logo del cuerpazo de bomberos. Le marcaba bien los pectorales que era la parte del cuerpo que más me ponía en un hombretón, los pezones y una zona abdominal bastante bien hecha, auque a mi cuñado le gustaba alimentarla a base de cervezas. Los bíceps los tenía también bien trabajados y tenía una buena espalda de empotrador viril y medía 1‘90. Con su barbita, su pelo negro y corto y sus ojazos grandes y marrones clarito me ponía burrísimo. Llevaba además una mochila que llevaba a cuestas en el hombro izquierdo, supongo que llevaba la ropa de recambio y otras cosas importantes como el móvil o las llaves pero como llegaba tarde a ver el partido no le habría dado tiempo a cambiarse.

  • ¿Qué tal cuñado? - me dijo con una sonrisa encantadora y seductora.

  • Bien, estaba a punto de trabaj...

Sin que me diera tiempo a terminar la frase, David se autoinvitó a pasar como Pedro por su casa y se sento en mi sofá de tres plazas justo en el medio abierto de piernas y estirando los brazos por encima del respaldo a ambos lados.

  • Bueno cuñado, ¿cuándo me traes una cervecita? - Me dijo guiñándome un ojo.

  • ¡Qué jeta eres! - dije alucinado y cachondo al mismo tiempo.

Acaté servilmente ante mi macho alfa, del mismo modo que si me hubiese dicho «límpiame el sable, esclavo». Le traje su cerveza y le dije:

  • Voy a estar trabajando en la elaboración de un perfume para la empresa. No me jodas con tus gritos - le dije finalmente con una mirada seria.

  • Sí, jefe - dijo saludando con el dedo y el corazón en la frente haciéndo un saludo - hay que ver lo que impones cuando te pones serio y lo mariquita que pareces cuando hablas de perfumes - bromeó mi cuñado.

  • Si no fueras mi cuñado te echaba a la calle - dije entre risas.

  • Creo que sucumbiría a tus golpes con el bolso - y me volvió a guiñar el ojo.

Qué cachondo me ponía ese cabrón y ahora tenía que trabajar en mi despacho empalmado pensando en él. Y lo peor, iba a tardar más.

Terminando mis pruebas oí un tremendo:

  • GOOOOOOOOOOOOOOOL!!!!

Ese hijo de perra me asustó tanto que casi se me cae la probeta. No sabía cómo echarlo de casa. A lo mejor si me insinuaba me llevaba una hostia, pero por lo menos se iba.

Habiendo pasado algo más de 90 minutos de partido y ya no escuchaba a mi cuñado, y teniendo en cuenta mis pocos conocimientos de fútbol, deduje que la segunda parte había terminado y yo mi perfume también. Me quité la bata, las gafas y los guantes y alcé mi frasco hacia arriba inclinándome ligeramente hacia atrás en la silla. Era un frasco muy elegante. El líquido era de color rosado. Lo puse justo entre la luz de la lámpara del techo y mis ojos para notar ese color. El olor era exquisito. Pero de repente...

  • GOOOOOOOOOOOOOOOOL!!!

Ese grito me hizo que me asustara y el frasco se balanceó ligeramente derramando un poco de líquido sobre mi prominente nuez que caía delicadamente hacia mi pectoral.

  • ¡Joder! ¡Putos penanltis! Tendría que haberlo previsto. Mierda... ¿y ahora qué hago?

Dejé el frasco encima de la mesa y lo tapé por si acaso. Me quité la camiseta que llevaba y me sequé con ella el cuello. Restregué el perfume derramado por mi cuello y mi pecho. Olía al perfume pero por lo menos ya no estaba mojado. Decidí quitarme los pantalones también y me quedé en boxers marcando mi culazo y el paquetazo que había sacado de mi padre, pese a que el de mi cuñado parecía más grueso. Dejé la ropa en un armario y me dediqué a limpiarlo todo y guardarlo antes de que el forofo de mi cuñado me diera algún otro susto. Estaba todo niquelado: la mesa limpia, los bártulos metidos en los armarios, el piso limpio y el buenorro de mi cuñado en el salón, todo en orden.

  • Joder, menudo cabrón. Cómo ha gritado y qué susto me he llevado - dije en voz alta.

  • Lo siento, cuñado - no podía ser. Me di la vuelta lentamente al escuchar la voza de mi cuñado. La imagen que vi en equel momento se me quedó grabada en la retina como una instantánea. Mi cuñado estaba ahí, de pie frente a la puerta que daba al salón mirándome con unos ojos de deseo con el ceño fruncido, la boca semiabierta que parecía que fuera a babear y lo más impactante, agarrándose el pollón con la mano izquierda que estaba empalmadísimo y le marcaba un buen bultazo bajo el pantalón de bombero. No solo eso, además se lo pajeaba.

  • Pero David... qué haces... así y agarrándote el... es decir... - intentaba articular palabra pero ese rabo y ese cuerpo me impedían hacerlo.

  • Joder cuñado, no sé que me pasa pero estoy muy cachondo. Tengo el rabazo que me va a rebentar. Y no sé por qué pero me estás poniendo muy cerdo. Menudo culazo y menudo cuerpazo tan tremendo tienes, ¡cabronazo!

Mi cuñado se soltó el rabo bajo el pantalón se agarró la camisa ceñida y se la subió como si fuera a quitársela pero sólo pasó el cuello mostrando esos abdominales y esos pectorales que tan cachondo me ponían. Se me estaba empalmando el pollón y se me notaba.

  • Joder cuñado, estás también muy burro por lo que veo - decía acercándose a mí.

  • David qué haces... yo... - dije echándome hacia atrás contra la mesa.

Demasiado tarde. El macho de mi cuñado me agarro los glutéos con las dos manos y restregó polla contra polla mientras me besó y me metía la lengua. Con su gran mano derecha ahora metida dentro de mi boxer agarró mi culazo e iba hincando ligeramente el dedo corazón en mi ano. Empujaba mi cuerpo hacia el suyo restregándonos los falos y con su gran mano izquierda agarraba mi nuca y me besaba apasionadamente y con deseo de follarme como si fuera solamente suyo.

Yo estaba completamente perplejo ante mi fantasía sexual y no podía moverme. Estaba alucinando con los ojos abiertos mientras que David los tenía cerrados. Es lo que había deseado siempre pero no sabía cómo actuar ni qué hacer. David dejó de besarme y empezó a comerme la oreja y meterme la lengua hasta el fondo. Era imaginarme su falo en mi culo y tenía que retener mis ganas de correrme. Me producía un gustazo increíble. Decidí abrazarlo y pasar mis manos por toda su robusta espalda y empecé a dejarme llevar. De repente David me agarró del pelo por detrás como un macho dominante en celo, me miró a los ojos y me dijo:

  • ¿Ves mi rabazo Rafa?¿Ves mi duro falo?

Me bajo la cabeza para que le mirara la polla

  • Sí David, lo veo - afirme completamente sumiso.

David despasó el botón y se bajó la cremallera. Usó las dos manos, se puso cada pulgar en ambos lados de su cadera por dentro del pantalón, se bajó el pantalón y aquel pollonzo salió erguido como un sable sediento de atravesarme el culazo y rompérmelo. David me volvió a mirar y me ordenó:

  • Cómele el rabo a tu macho.

Sin más dilación y sin oponer resistencia me agaché y me puse de rodillas frente a mi macho. le agarre los cojones y comencé a comerme la polla de mi hombre.

  • Sí cabrón - me decía David - cómele el rabo a tu cuñado. ¿Te gusta que te dé rabo tu cuñado, verdad? Joder... - soltó un gemido de placer David mientras miraba hacia arriba y se le marcaba toda la nuez.

Yo apreciaba aquella vista: con la mano derecha agarraba los cojones a un bombero cañón, le comía el rabo, chupaba y chupaba su manguera, succionaba aquel falo que no sabiendo cómo, mi cuñado me había ofrecido sólo para mí. Tenía un capullo además gordo. Sin necesidad de un metro sabía lo que le medía al cabronazo de mi cuñado el bombero: 22cm y gorda. Una buena XXL. Ideal para mi culazo y mi cabidad anal a la que le venía perfecta para rebentarla y hacerme gemir de placer. Sabía con tanta exactitud lo que le medía porque me cabía justa. Me deleitaba mamando de dentro a fuera de mi boca y de vez en cuando me la incaba toda dentro de la boca hasta llegar a su pubis. Para poder empujar su pollón hacia mí le agarraba el culazo. ¡Madre mía! Me encantaba sobarlo y manosearlo. No sejaba ni un momento de mirar la cara de placer de mi cuñado mirando con la vista hacia arriba, mirando esos pectorales y ese hombretón que gemía con mis mamadas.

  • Qué bien la chupas, cuñado - me decía David con cara de deseo - eres un buen mamón, sabía que eras mariquita... pero, ¡joder, eres un buen puto mamador de pollas!¡Me encantas!

Entonces David se dedicó a darme pollazos y a atragantarme con su cipote. Cuando lo hacía él yo no tenía el control sobre él y me atragantaba.

  • Arg... - saqué su pollón para no atragantarme con él.

  • Joder, así que el mamón no puede más , ¿eh? - me decía mi cuñado con una cara de vicioso increíble - ¿quieres que tu cuñado el bombero te coma el culazo? ¿lo deseas?

  • Sí cuñado, cómemelo - le suplicaba yo.

Mi cuñado me levantó, me dio la vuelta, me empujó el pecho encima de la mesa y me quedó el culazo en pompa y a su merced.

-- Joder, ¡qué rico! - dio un manotazo con las manos en las nalgas, me las abrió y empezo a devorarme el culazo a lametones.

Me parecía increíble que no lo hubiese hecho nunca. ¡Joder, cómo lo comía! Introducía la lengua en mi ano como si me lo estuviera porculando, daba buenos lametones de arriba a abajo y a mi me ponía muy burro. Pasó sus manos por entre mis piernas y aquellas manazas dieron la vuelta por mis caderas para cagarrarme bien el culo y violármelo con la lengua.

  • ¡Oh! ¡Joder, cuñado! ¡Sigue! - decía yo mirando hacia atras cachondísimo.

Veía los ojos de mi cuñado como me miraban como mi macho que quería apagar el fuergo en mi.

  • ¡Joder Rafa! Qué bueno estás cabronazo... hostia...

Mi cuñado empezó a tocarme el rabazo que debía medirme empalmado unos 20cm y empezó a pajearlo. Parece que debió de gustarle eso de tocar otro rabo casi tan grande como el suyo. A muchos machos les pone muy cachondos. Pero mi cuñado me manoseaba todo el cuerpo con deseo, parecía como si quisiera devorármelo todo.

  • Joder - dijo mi cuñado extasiado por el placer - te voy a comer el rabo cuñado, dale manguera a tu cuñado el bombero, ¡quiero probar una buena polla!

David me dio la vuelta, me puso de cara a él y agarró con su mano derecha mi gran falo y empezó a mamarlo. Me lo chupaba con ganas mientras me miraba a los ojos. Mamaba y mamaba y se le notaba que intentaba metérsela muy adentro, pero no tenía la misma maestría que yo.

  • Coño cuñado - me decía David - deseo todo tu cuerpo, no sé qué me pasa pero quiero comértelo todo y follarte todo entero. Quiero follarte y darte por culo como si fueras mío, de mi propiedad, que sientas como tu macho el bombero te mete la mangueraza para apagarte el fuergo mientras te hace gemir.

Mi cuñado me había puesto cachondísimo y yo me estaba resistiendo para no preñarle la cara a lefazos. Pero hubo algo que me cortó el rollo:

  • Quiero rebentarte el culo como se lo rebiento a tu hermana que es mi putita y mi zorra. Quiero ser tu macho dominante y que seas mi puta y que me dejes hincarte mi polla hasta el fondo y preñarte el culazo ese que tienes.

Aquellas palabras me hicieron replantearme qué estaba haciendo: estaba zumbándome al marido de mi hermana. Le comía el rabo, lo besaba, lo sobab y estaba apunto de hincarme la mismo polla que se hinca en el coño mi hermana casi todos los días. Eso me hacía sentir culpable. Y de repente el teléfono sonó:

  • ¡Hostia David! Mmmm... para de comerme el rabo, el teléfono está sonando - intentaba convencer a mi cuñado pero él volvió a comerme la polla que tan cachondo lo ponía.

Seguía mamando falo y me miraba mientras lo hacía, cada vez la chupaba mejor pero yo ya estaba con la cabeza en otra parte. De repente, al dejar que el teléfono sonara tanto saltó el contestador:

  • Hola hermanito, soy yo. Disculpa pero el partido se ha acabado hace un rato y no sé qué hace David, ¿estáis en casa?

No sabía cómo hacer que esa situación se acabase.

  • Para David, creo que hemos ido muy lejos, estás casado con mi herman... Mmm... ¡joder cuñado! - le agarré la cabeza con mis manos y le hinqué mi pollón hasta el fondo.

David no era capaz de tragarse mi pollón por más cerdo que estuviera y empezó a atragantarse. Estaba atragantando con mi rabo a un bombero mazado. David no pudo evitar caer hacia atrás tosiendo y esa fue mi oportunidad de salir corriendo para agarrar el teléfono. Algunos pensarán que estoy loco por no follarme al buenorro de mi cuñado, pero desconociendo por qué coño quería follarme un hetero casado y estando mi hermana de por medio no podía concentrarme. Si agarraba el teléfono no iba a decirle nada a mi hermana de lo que habíamos hecho, pero a lo mejor conseguía que se calmara. Corrí hacia el sofá, me lancé sobre él estirándome en las 3 plazas y alcancé a tocar el teléfono. De repente noté cómo el peso de mi macho se cernía sobre mí, notando aquellos pectorales y aquella manguera detrás de mí. El cabronazo de mi cuñado consiguió dominarme. Me tapó la boca y con su otra mano me agarró la muñeca de la mano izquierda antes de que descolgara el teléfono. Me agarró también la muñeca derecha y me inmobilizó bajo su fornido peso. Menudo panorama: yo atrapado encima del sofá por mi cuñado que tenía los pantalones medio bajados y con el culo al aire y su camiseta ceñida pasada por detrás del cuello.

  • Eres una puta calienta pollones. ¿Primero me calientas el rabo para que te preñe y ahora huyes como un cobarde?... - y de repente me dijo a la oreja:

  • Voy a violarte porque es lo que te mereces, cabrón.

Yo alucinado intentabamover el culo lo que podía pero el cuerpazo de mi cuñado me lo impedía. Tenía el rabo erguido hacia mi agujero e iba dando pequeñas embestidas para guiarlo.

  • No te resistas cabrón - me susurraba al oído - ya es hora de que tu bombero te viole.

Mi cuñado me quitó la mano de la boca, se agarró el rabo y lo hincó más hacía el agujero dejándolo sólo a una simple embestida.

  • ¡David! ¿Qué me hac...? ¡Ahhhhhhhhhh! - y David me metió sus 22cm de manguera gorda mientras yo gemía de dolor.

Era demasiado de repente para mí aunque ya tuviera el culo rotísimo.

  • ¡Joder cabronazo, menudo culazo tienes cuñado! ¡Resístete so puta, resístete y así te violará tu bombero con más ganas! ¡Ohhhhhhhh! - gemía mi cuñado de placer.

  • Cuñado, cuñado, cuñ... Ahhhh... Mmm... - empezaba a gemir yo del gustazo por el rabazo de mi macho - ¡cabrón! ¡Oh sí! ¡Me lo merezco por calientapoll... ahhhhhh!

  • Si Rafa, ¡traga polla, traga!

David me agarró del pelo, me miro y comenzó a meterme la lengua hasta el fondo mientras me porculaba. Me escupía en la boca y me volvía a besar y a mí eso me encantaba. Me volvía loco ser su puto y que abusara de mi culo.

Su pollón entraba y salía casi entero. Sus embestidas era largas e intensas. Se notaba que era un semental nato.

  • Cabronazo - me decía David - ¡joder que aguante tiene tu culazo! Eres mío y te voy a hacerde propiedad, ¡eres mi puto y te voy a preñar el culo! ¿Quieres que te preñe tu bombero?

  • Sí por favor... sí... ahhhhh... - gemía yo suplicando.

  • ¿Quieres que te dé rabo tu macho?

  • Sí, dame rabo, dame rabo... joder... si sigues me corro cabrón - decía yo con mi rabazo que se refregaba en el sofá a punto de estallar y llenarlo todo de semen.

  • ¿Quieres mi lefa?¿Te preño?¿Te preña tu macho? ¿Te... te... ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!

Aquel bombero hetero me rellenó el culo con su leche y me preñó como me merecía. Le dio a mi culo rabo y me hizo gemir hasta que mi rabo explotó y saqué la lefa a trallazos.

  • ¡¡¡Ahhhhhhhh!!! ¡Me corro cabrón! ¡Ahhh...! - liberé un gemido ya descansado.

Mi cuñado, todavía en mi interior, tenía aún espasmos y aún liberaba leche dentro de mi culazo.

Yo lo miraba sorprendido por lo que acababa de pasar y el me miraba con una mirada más serena que al principio, nada que ver con aquella mirada lasciva.

  • Cabrón, no sé cómo me has puesto tan cerdo. Se me ha empalmado el rabo, me he pajeado, te he agarrado el culazo, nos hemos comido la boca, me has dejado que te coma tu culazo, le he comido el pollón a otro hombre... yo... joder... te he mamado la polla - parecía como si todo lo que estuviese diciendo mi cuñado fuera reflexionado y anteriormente sólo actuaba como un animal en celo - y además de comerte el rabo, cuando me has dicho que ya no querías más, ya he ido detrás de ti y... te he violado, te he hincado mi rabazo y he preñado a mi cuñado.

La cara de mi cuñado estaba poniéndose roja. Parecía como si se estuviera dando cuenta de lo que había hecho.

  • Creo que... que será mejor que me vaya - dijo mi cuñado.

Se subió los pantalones, se bajó la camiseta ceñida y salió avergonzado de casa lo más rápido que pudo.

  • Joder... ¿esto ha ocurrido de verdad? - dije yo todavía incrédulo.

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