El crucero, desenlace

El crucero va a tomar tierra, la pesadilla esta a punto de acabar

Durante los siguientes tres días Sassy fue una perra modélica No se separaba de su amo, ladraba para pedir las cosas, le complacía en la cama,... era todo lo que un chalado de las mascotas humanas desearía.

Perra y humano daban largos paseos por el barco, retozaban al sol, follaban, usaban los enemas y tres veces al día Sassy se retiraba a su jaula a descansar y comer.

Al amanecer del cuarto día, cuando Roberto la saco a pasear después de desayunar la llevo al camarote y, sin previo aviso, le quito los grilletes, todos los grilletes. Sassy no pudo evitar llorar cuando sus brazos acusaron la recuperación de la sensibilidad y la circulación Roberto la observó paciente mientras intentaba mover los brazos, tirada en el suelo y sollozando. Pero después de media hora pensó que le vendría bien un empujoncito, se puso en pie, caminó hacia la puerta del camarote, y justo antes de abrirla dio un suave tirón a la correa. Como estaba encarado a la puerta, Sassy no vio la sonrisa satisfecha que lucia en su rostro al salir del camarote con la perrita tras él gateando sobre sus manos y rodillas por decisión propia y sin que nadie le hubiera tenido que decir nada. Ese día decidiría si la fiera había sido domada, como parecía

Para sorpresa de la perra esa mañana se limitaron a pasear, no la violó. Ella ya no se preguntaba sus motivos por lo que hacia o dejaba de hacer, simplemente obedecía, a veces antes de pensar. Por supuesto él estaba disfrutando del paseo como de otra violación más, pues estaba demostrando la absoluta sumisión de Ángela, que aceptaba sin dudarlo su posición en el mundo, sin necesidad de cadenas ni mordazas. Exhibir a Sassy como una perra por todo el barco sabiendo que en su día había sido una mujer exigente, independiente y dominante le causaba tanta satisfacción o más que la primera vez que metió la mano bajo sus bragas. Mientras, Sassy dedico el largo paseo a reflexionar sobre sus violaciones; hacia varios días que había dejado de resistirse, se dejaba hacer como el juguete que era ahora, por lo tanto, ¿seguía siendo violación? Ella no quería que le hicieran lo que le hacían, pero tampoco trataba de impedirlo. ¿Eso no indicaba consentimiento? Cuando sonó la señal de la comida deshecho la reflexión ¿Que importaba si era violación o no? Era lo que tenia ahora mismo, y punto.

Distraída aun por su debate interno, y empujada por la rutina, no se dio cuenta de a donde iban hasta que llegaron a la puerta del camarote, en lugar de la del almacén Por supuesto, entró tras Roberto sin vacilación, las perras buenas no vacilan, siguen la correa. Tampoco se sorprendió cuando preparo el enema, ni si quiera cuando se lo puso; era por la mañana en lugar de la noche, pero el enema ya era un ritual para Sassy tanto como lavarse los dientes para los humanos. No obstante si se sorprendió cuando Roberto le subió los pantalones y salio del baño sin que ella hubiera evacuado; si tuvo un instante de duda, un pensamiento, una idea de recordarle que aun no había tirado el enema, pero por supuesto esa idea fue desechada al momento. Él ya sabia que no había defecado, y ella no podía decir nada al respecto.

Por supuesto, Sassy no tubo mas remedio que ponerse en cuclillas dentro de la jaula con la espalda totalmente encorvada, bajarse los pantalones y, por primera vez desde que empezó aquella pesadilla hizo sus necesidades a la vista de todas las demás, como el ganado que era.

En seguida les sirvieron la comida, y esta vez Sassy pudo comer con comodidad. Al tener los brazos libres podía apoyarse sobre ellos al inclinarse para llenarse la boca de comida, y recuperar una postura mas natural para masticar y tragar. Hacia mucho tiempo que no disfrutaba así una comida, tal era la sensación de libertad y comodidad que tenia.

A la tarde dieron otro paseo de exhibición, Sassy trotando alegremente tras Roberto, y como de costumbre, su alegre paseo les llevo a la intimidad del camarote.

-Desnúdate – le dijo en cuanto hubo cerrado la puerta.

Ella obedeció mientras se percataba de que había un objeto nuevo en la sala, un espejo de un metro de alto, en el suelo y apoyado contra la pared.

-Arrodíllate frente al espejo.

El hombre le puso una venda de cuero tapándole los ojos en cuanto hubo adoptado la postura ordenada. Entonces puso la silla tras ella, cogió una fusta y se sentó, pudiendo verla entera gracias al espejo.

-Ahora te toca disfrutar a ti. Masturbate.

Esta vez le costo unos segundos obedecer, pues nunca había esperado recibir esa orden, pero en seguida metió dos dedos dentro de su vagina y empezó a moverlos. La fusta no se hizo esperar y la golpeo en el culo.

-Si no disfrutas tu, ¿como voy a excitarme yo?

Con timidez, uso la otra mano para acariciarse un pecho, como solía hacer cuando se masturbaba de verdad. Esta vez la fusta fue mas paciente, pero la azoto igualmente.

-Te mueves con desgana, como el que se hurga un bolsillo buscando las llaves.

Sassy respiro despacio, y volvió a empezar. ¿Había algo mas imposible que disfrutar de una violación? Sassy sabia que si, disfrutar de una masturbación forzada. Decidió volver a empezar, ir a los preliminares. Unos dedos empezaron a pellizcar un pezón, mientras los otros daban vueltas alrededor del clítoris Varios minutos después volvió a arderle el culo.

-Ojala hubieras estado tan callada la primera vez que te enjaule.

Entonces lo vio claro, fácil y sencillo, simplemente tenia que fingir. Con esta idea en mente volvió a meterse los dedos y a moverlos con rapidez, ahora en círculos, ahora de dentro a fuera; la otra mano paseaba de un pecho a otro, al abdomen, acariciaba las caderas y subía a pellizcar algún pezón; las caderas se movían adelante y atrás; los dedos salían de la vagina para entrar en la boca. Todos los movimientos muy rápidos, quiere acabar rápido y confía en que parezcan empujados por la excitación, y por lo mismo terminan de golpe, con un fuerte gemido.

Entonces él se levanta, se acerca a ella y toca su vagina con dos dedos.

-Buena chica, esta es mi perrita – Como recompensa le da otro azote con la fusta.

Entonces ella se da cuenta de porque la ha premiado: esta mojada. ¿Realmente se había excitado con esa masturbación? ¿Tal vez era saliva? Ya no estaba segura de nada, desde hacia varios días su mundo estaba patas arriba, todo era caos y confusión

A pesar de las evidentes ganas de violarla de nuevo, Roberto se contiene, la necesita contenta para un beneficio mayor. Así que en lugar de seguir tocándola le quita la venda de los ojos.

-Mírame – Sassy se da la vuelta, siempre a cuatro patas, y mira a su Amo.- Hoy ya no vais a salir del almacén, ya que esta noche llegamos a puerto. Cenaremos en tierra, y se dará una especie de fiesta de despedida. Si te comportas como te he enseñado, si haces todo lo que te diga, a partir de esa fiesta ya no nos volveremos a ver.

-¿Me... me dejaras... ir? - la incredulidad anula la idea de que las perras no hablan -¿Podre irme a casa?

-Si, esta noche te irás, – habla despacio, como si midiera y eligiera con cuidado sus palabras – te iras a tu casa.

De una forma aparentemente inconsciente ella mueve el culo de un lado a otro, alegre ante la idea de que la pesadilla tenga final. Roberto la contempla y disfruta con la visión Mucha gente cree que él y los que son como él están locos, o que son maltratadores, pero no tienen ni idea; esa gente suele intentar engalanar a las mujeres con joyas, maquillajes o ropa, cuando la realidad es que nada saca a relucir mejor la verdadera belleza femenina como la humillación, nunca una mujer es tan hermosa como el momento en que acepta que es un animal, que merece ser tratada como un animal, y que necesita ser tratada como un animal. Sassy no podía ofrecer una imagen mas delicada que la que mostraba ahora, gateando, desnuda salvo por el collar, y moviendo una cola que no tenia para mostrar sus sentimientos. Era simplemente preciosa, y lo era gracias a él.

-Si queremos que todo salga bien, tienes que estar perfecta. ¿Lo entiendes?

-¡Guau!

-¿Harás lo que yo te diga?

-¡Wuf! - cualquier cosa por salir de allí - ¡Guau!

-Bien, pues entonces tienes que olvidar tu ropa. Entra en el baño y ponte lo que te he preparado allí

Roberto se permitió disfrutar viéndola alejarse gateando, exponiendo todo su culo a su vista. Sassy volvió a salir varios minutos después, gateando de nuevo, como debe ser. Vestía un elegante collar de cuero rojo brillante, del que colgaba una chapita metálica en la que ponía “Sassy”, sobre la cabeza llevaba una diadema que tenia incorporadas dos orejas de perrita erguidas, en gesto de atención, y en el culo llevaba un plug anal del que salia una cola peluda. Por fin la transformación de la fiera Ángela a la dócil Sassy parecía completada.

La llegada a tierra fue igual que el embarco. Las metieron a todas en sus jaulas, las hicieron esperar varias horas, y luego los operarios fueron cubriendo las jaulas con telas y trasladándolas a un almacén en los muelles. Allí Sassy espero durante lo que le parecieron horas, impaciente por terminar con toda aquella locura, pero finalmente Roberto vino a ella, como siempre.

-¿Como estas? ¿Ha ido bien el desembarco?

-¡Wup, wup! - ladro alegre, impaciente por salir de la jaula.

-Bien, vamos a ello.

Abrió la jaula, ato una correa negra al collar y salieron del almacén Sassy miro a su alrededor, era de noche, olía el mar, pero no reconocía nada de lo que veía desde su baja posición Tras andar unos pocos cientos de metros entraron en otro almacén En la puerta les esperaba un hombre perfectamente trajeado, grande y elegante. Cuando llegaron hasta él, Roberto se agacho junto a Sassy y le hablo como se le habla a un perrito:

-Solo vamos a tener que salir al escenario a que te vean. Tardaremos unos pocos minutos. Después yo tendré que quedarme dentro, y él – dijo señalando al desconocido – te devolverá a tu jaula. Tienes que obedecerle igual que a mi.

Sassy entro feliz en el almacén, no tenia que hacer nada más que exhibirse como una perrita buena y dócil, nada de violaciones. Dentro solo había una luz, enfocando casi a una de las paredes, lo que dejaba casi todo el interior sumido en la mas absoluta oscuridad. En la zona iluminada había una pequeña tarima de madera, en la que había un atril con un micrófono y un hombre que la miraba con ilusión, también con un elegante traje. Amo y perra subieron a la tarima, la recorrieron de lado a lado, dieron media vuelta, volvieron a recorrerla y finalmente se detuvieron junto al hombre del atril. En cuanto Roberto se paro de pie, Sassy se arrodillo a su lado. Le pareció oír murmullos viniendo de la oscuridad, pero antes de que intentara forzar su vista, unos movimientos atrajeron su atención por el otro lado. Giro la cabeza y vio que en la pared tras ellos estaban proyectando unas imágenes Tardo un poco en identificarlas, pero termino dándose cuenta de que eran imágenes, o mas bien grabaciones, de Ángela Sassy observo a Ángela en multitud de grabaciones, en la mayoría se veía como algún hombre se le acercaba, la saludaba o se insinuaba y ella lo rechazaba, unas veces entre risas, otras con enfado, y la mayoría con simple desinterés; en otras se la veía increpando a camareros o dependientes de tiendas; y en unas pocas discutiendo o gritando con compañeros de trabajo. En todas ellas se veía a Ángela tratando mal o indignamente a algún hombre, creyéndose superior o con algún tipo de derecho o libertad. Mientras la proyección proseguía Sassy no pudo evitar preguntarse cuanto tiempo habían estado siguiéndola, espiándola, observándola; cuantos de aquellos hombres no la habrían provocado intencionadamente para poder mostrarla como una mujer malvada y dominante. La cantidad de aplausos que sonaron en cuanto acabo la proyección sugirió que allí había muchísima gente, varias decenas. Sassy miro a Roberto en busca de alguna señal o explicación, pero vio como entregaba la correa a su “niñera”, por lo que el entrenamiento se impuso a todo lo demás y abandono el escenario sobre sus manos y rodillas.

-Damas y caballeros, estarán de acuerdo conmigo en que el trabajo de Roberto ha sido excepcional, increíble, y no cualquiera habría logrado estos resultados en su lugar. !Así que empezaremos por cincuenta mil!

En cuanto se alejaron en dirección al otro almacén, Sassy dejo de oír lo que sucedía.

De nuevo en la jaula espero durante lo que le parecieron horas, pero en cuanto reconoció el andar de Roberto se puso rápidamente de rodillas y aferro la reja de la jaula con los dedos de las manos.

-¡Has estado soberbia, maravillosa! Se han quedado muy impresionados.

-Entonces ¿puedo irme ya a casa?

-No seas impaciente, en breve vendrá tu nuevo dueño a recogerte.

Sassy necesito varios segundos para procesar lo que le acababa de decir.

-Pero... dijiste que me dejarías ir...

-Y eso he hecho. Lo que no te dije es que te irías sola, ni que irías a tu antigua casa; te iras con tu dueño a su casa, que es la tuya ahora. - Sassy calló mientras asimilaba lo que estaba oyendo.- Veras, he ganado mucho dinero con tu venta, y gracias a mi trabajo contigo muchas de las personas que te han visto me contrataran para que les ayude a resolver problemas con sus mascotas. Tu creías que estaba de vacaciones, pero en realidad estaba trabajando en una campaña publicitaria.

-¿Que clase de... de persona compra...?

-¿...a una mascota? Hay mucha gente, gente pudiente, que le gusta poder decir que poseen una fiera salvaje que ha sido domada. Antiguamente eran leones, tigres y osos; ahora son tiempos mas modernos y prefieren algo mas exclusivo, pero como no tienen ni tiempo ni ganas de domar, entro yo en escena y me gano la vida.

Sassy sintió como sus ojos se llenaban de lagrimas. Miro en su interior en busca del fuego que había visto en la proyección, tenia que protestar, la habían engañado, secuestrado, violado, habían jugado con ella, sexual y psicológicamente, tenia que gritar y escupir,... pero nada de todo eso ocurrió Aquel fuego era de Ángela, y murió con ella; el animal lloroso y agachado en el interior de la jaula se llamaba Sassy, y era un animal dócil y obediente, sin derechos. Sassy no reclamaba nada, simplemente aceptaba lo que los humanos quisieran darle.

-No te preocupes. Es de buena familia, tiene un terreno enorme y otras perras con las que podrás jugar. Cuidara de ti y seras feliz el resto de tu vida.

Aun llorando y aferrada a los barrotes de su jaula Sassy observó como aquel bastardo le daba la espalda y se marchaba, probablemente en busca de su próxima campaña publicitaria.