El crucero (4)

Marta vive maravillosas experiencias sexuales que nunca había soñado.

El crucero.

(Cuarta parte)

Casi llegamos tarde a coger el autobús que nos tenia que devolver donde estaba atracado el barco, la verdad es que estábamos exhaustos, por lo menos yo no estaba acostumbrada a este tipo de ritmo, había sido una mujer de lo mas normal, con un marido de un polvito a la semana y sin juegos ni preámbulos me la metía me la sacaba y aquí acababa todo, en cambio en este viaje no se lo que me había pasado, simplemente no me reconocía, ¿Sería verdad lo que decían del yodo del mar?.

Llegamos al barco casi de noche, era precioso verlo engalanado, con todas las luces abiertas, adornándolo como una novia en su noche de bodas, relucía , esa noche se celebraba la cena que ofrecía el capitán a todas las personas que viajábamos a bordo, del S.S.Princess, así que teníamos que vestirnos con ropa de noche, las señoras con traje largo y los caballeros con traje o smoking.

Aquella noche quería estar bellísima, como todas la mujeres del barco supongo, di gracias a los dioses por haberme llevado un vestido negro largo de gasa y sin hombros y unos zapatos de tacón de vértigo, pues deseaba verme como hacia años que no me veía, deseada. Me maquillé con prudencia como si no hubiese echo nada, como si para mi fuese lo mas normal del mundo ir todas las noches vestida con un hermoso vestido y cenar con un capitán de buque, que además era un señor ingles muy educado, muy británico, el clásico caballero, tenia un cierto parecido a Seann Connery y la verdad es que me fascinaba.Me miré en el espejo antes de que Alejandro viniera a buscarme, me veía bien, guapa, resultona, pero lo que me dio la seguridad fue la mirada que Alejandro me dedicó, en esa mirada me dijo todo lo que yo quería saber y mas segura que nunca bajamos hasta la cuarta cubierta que era donde estaba el comedor.

Allí en la puerta nos esperaba el Capitán Mac Dermott, que saludaba a todos y cada uno de sus invitados personalmente, cuando llegué a su altura me di cuenta de que su mirada me recorría, estaba segura de que el estaría acostumbrado a ver todo tipo de mujeres así que aguanté el tipo y le sonreí seductoramente, pensaba que jamás volvería a verlo así que ¿Por qué no coquetear un poquito, sólo un poquito?.

Nos hicimos la foto de rigor y pasamos al comedor, de echo nos hicimos dos fotos con el una el y yo solos y la otra los tres Alejandro, el capitán y yo. Pasamos pues al comedor y antes de sentarnos el jefe de la sala se acerco a nosotros y nos dijo que el capitán había dado ordenes de que nos sentáramos en su mesa, que si seriamos tan ambles de seguirle hasta su mesa, dijimos que si que sería un placer y seguimos al hombre hasta la mesa del capitán, al vernos llegar los caballeros allí reunidos se levantaron y el capitán me ofreció sentarme a su lado, lo que para mi fue un autentico honor.

Éramos en total cuatro parejas, las que ocupábamos la mesa, pronto se hicieron las presentaciones y empezamos ha hablar del viaje de todo cuanto habíamos visto y de lo que mas nos había gustado, del trato exquisito del servicio y de la pena que tan solo durase una semana, el capitán nos comento que pensaban hacer otro tipo de viaje recorriendo también el Mediterráneo pero que durase diez días, hacían escala además de en Malta, en Grecia y en otros lugares.

Cuando nos sirvieron la cena, exquisita por cierto, el capitán me sirvió una copa de vino, al hacerlo me miró a los ojos y me dijo:

-Permítame que le diga que es usted una mujer muy hermosa, envidio a su acompañante muy de veras. ¿Es su marido?

-Gracias es usted muy amable capitán, y no, no es mi marido, es un amigo al que he conocido en el barco y con el que he congeniado muy bien, además somos vecinos de cubierta.

-¿Y en que cubierta esta usted alojada? Si me permite preguntarle?

-En la cubierta numero siete, "Mi capitán", concretamente en la habitación 722.

Alejandro que estaba al tanto de esta conversación sonreía levemente, y su mano empezó a recorrer mi pierna hasta llegar a mi muslo donde se introdujo para ir acariciándome lentamente como sabia que me gustaba, me gire hacia el y le sonreí como dándole permiso para que siguiera, abrí un poco mas mis piernas para que siguiera en sus exploraciones, lo que el no sabia era que no llevaba ningún tipo de ropa interior, esperaba que lo descubriera, y vaya si lo descubrió, cuando sentí su mano en mi sexo no pude evitar un gritito, que paso inadvertido para mis acompañantes de mesa, pero no así por el capitán , que también empezó a acariciarme la otra pierna, y que al cabo de unos instantes se encontró con la mano de Alejandro que ya me estaba acariciando el clítoris. La verdad es que la situación tenia un morbo increíble, aquellos dos hombres me estaban tocando sin que nadie en la mesa se diese cuenta de nadie, a la vez que los tres hablábamos con el resto de comensales. Me tuve que morder la lengua cuando aquel placer se hizo insoportable y me hicieron llegar al orgasmo.

Después de la cena el capitán nos invito a tomar algo en sus departamentos privados, fuimos casi todos una pareja se excusó ya que tenían un niño de corta edad, así que fuimos tres parejas las que subimos a la octava cubierta que era donde vivía el capitán, sus habitaciones estaban amuebladas con gusto y el salón era cómodo y elegante, decorado con colores Burdeos y crema le daban al ambiente una calidez que te hacían sentir bien, como en casa, nos sirvió wisky de Malta, y nos invito a ver una serie de películas de los lugares donde había estado, antes de prepararlas le pedí que me indicara donde estaba el servicio y el se ofreció a acompañarme, una vez en la puerta del mismo, cuando iba a entrar el me dio un pequeño empujoncito y entró conmigo.

-Pero capitán ¿Qué hace?- le dije yo poniendo la voz como una niña dulce e inocente.

-Me tienes loco, estoy tentado a desnudarte aquí mismo y hacerte el amor.

-Pero recuerde que tiene invitados capitán, nos podrían oír.

-Quiero que hagas algo por mi.

-¿Si mi capitán que quiere?

-Quiero que hagas pipi delante de mi, quiero que me dejes ver como meas, quiero beberme todo lo que me des, ven siéntate en el "trono " y ponte un poco para adelante, yo me arrodillo así, ¿ves?, por favor ahora hazlo.

Hablaba suplicándome así que mientras le miraba con ojitos inocentes le contesté con mi voz mas sensual:

-A sus ordenes mi capitán.

Hice lo que me pidió el se puso de rodillas y yo empecé a miccionar , mientras el iba bebiendo el jugo que yo iba tirando y cuando acabe me pidió que no me secara que lo haría el y así lo hizo me limpió todo el coño con su lengua, hasta dejarme bien limpia, después de eso salimos hacia la sala donde nos esperaban el resto de invitados, al llegar allí , esperé a que el capitán cerrara las luces y tiré hacia mi de Alejandro le conté todo lo que me había pasado, el me dijo que se sentía excitado y cogiendome la mano me la puso encima de su polla que ya estaba a media asta, le dije que esperara a llegar a la habitación que tiempo tendríamos de jugar, el me pidió que me permitiera devolverme lo que yo le había dado en Roma y tener para mi esta vez dos pollas, al decirme eso sentí como me mojaba, y mis pezones se erizaron otra vez, le dije que si que lo haría pero sólo con el, el me beso en los labios y me dio las gracias.

Yo solo pensaba como seria pasar la noche con dos hombres, y cada vez me sentía mas y mas excitada, no me podía quitar la imagen del capitán lamiéndome, y aun sentía las manos de los dos hombres acariciándome.

De pronto algo falló en el CD, el capitán encendió las luces y pidió disculpas dijo que no era la primera vez que le pasaba, todos contestamos que no pasaba nada en absoluto, que no se preocupase, que ya lo veríamos en otro momento, unos y otros nos fuimos despidiendo, cuando iba a darle la mano para despedirme de el, me susurro que en diez minutos estaría en mi habitación, mire a Alejandro que solo me hizo una señal con las cejas, y salimos hacia mi suite.

Una vez allí me explico que había estado hablando con Jhon que así se llamaba el capitán y que habían llegado al acuerdo de que esa noche seria yo quien disfrutara de dos hombres ya que le contó nuestra aventura romana con mi amiga y quería devolverme el "favor", a lo que Jhon dijo que si encantado y muy excitado, según Alejandro.

Llegamos a la suite, y una vez allí, Alejandro me desnudó y me pidió que me echara en la cama, "Para irte preparando para el capitán", el seguía vestido, se echo a mi lado y empezó a acariciarme a lamerme por todo el cuerpo dejando un reguero de saliva desde mi cuello hasta mis piernas, sentía placer en todo mi cuerpo y descubría zonas erógenas que no creía tener, le pedía que me tocase, que me penetrase, pero el se paraba y al momento empezaba otra vez.

Mientras me tenia al borde de la locura, llamaron a la puerta y ante nosotros apareció el capitán acompañado de un camarero que llevaba los ojos vendados y una mesita camarera con juguetes como dijo él, allí había de todo desde bombones hasta esposas e incluso un consolador de tamaño normal de un color rosa fucsia, sacó al camarero de la habitación y al cabo de un momento volvió, se acercó a mi y me dio un lametón en el coño para enarderme aun mas de lo que estaba, luego me beso en los labios y en los pechos, no podía creerlo tenia a cada lado de mi cama a un hombre a la derecha Alejandro y a la izquierda Jhon, no podía ni soñarlo, así que me volví y le di un beso a Alejandro dándole las gracias, el me dijo que eso no era nada que me iban a hacer gozar toda la noche.

En un momento Alejandro se desnudo, y también Jhon, ahora estábamos igual, mire el cuerpo del capitán era fuerte y musculoso, sus piernas eran mas gordas que las de Alejandro, pero igualmente bonitas y con vello, su pene no era tan grande como el de mi amigo pero estaba bastante bien, la cosa era pensaba yo en ver como la usa, y enseguida me enteré.

Me sentía como en un bocadillo, mientras uno me besaba los pechos el otro me acariciaba por detrás, las manos se encontraban en mi sexo o en mi ano sentía mil sensaciones, toda yo era un enorme coño con ganas de que lo follaran, me habían tapado los ojos con un pañuelo negro y no sabia quien era el que me estaba comiendo el coño ni tampoco sabia de quien era la polla que tenia en la boca, ni lo sabia ni me importaba, ya que el placer que sentía valía mucho mas que un rostro o que dos, me sentí alzada y puesta sobre uno de los hombres que me introdujo su polla tan adentro que la sentía en la boca de mi estomago, mientras el otro se dedicaba a lamerme el ano y prepararlo para encularme , empecé a moverme en círculos sobre aquello que me llenaba tanto, me sentía al borde del orgasmo y entonces la voz de Alejandro me dijo:

-Si Marta sigue así, disfruta de todo lo que te damos, te adoramos eres una mujer fabulosa, una diosa del sexo, sigue quiero ver como te corres una vez mas.

Entonces sentí como alguien entraba por detrás de mi, me sentí llena de carne, de una carne caliente y palpitante que me producía tanto placer como dolor, pero que poco a poco fue haciéndome gozar como nunca y grité, grité como nunca me sentía tan bien enlazaba un orgasmo con otro, no podía parar, no quería parar, les pedía mas y ellos me lo daban, hasta que de pronto alguien me saco la venda de los ojos y vi que era Jhon quien me estaba follando y Alejandro a mi lado me miraba con infinita ternura mientras me besaba una y otra vez. Cuando Jhon dijo que se iba a correr saco la polla de mi culo y me la puso en mi boca, allí descargó todo el dulce néctar que tenia para mi, lo compartí con Alejandro que también quería su parte.

Me quede dormida ya no podía mas, no se cuanto tiempo llevaría dormida cuando me despertaron entre suspiros y gemidos, entreabrí los ojos y vi a Jhon a mi lado mientras Alejandro le estaba mamando la polla, y por los gemidos supongo que lo estaba haciendo muy bien, abrí los ojos de golpe para poder disfrutar de todo aquel espectáculo que ante mis ojos se desarrollaba, reconozco que al ver a Alejandro mamando como un crío de la polla de Jhon me excité como una loca y empecé a acariciarme y a masturbarme con aquel juguete que había cerca de mi, Alejandro me miró y me sonrió mientras seguía chupando a Jhon que a su vez empezó a mamar de mis pechos desesperadamente, mientras un fuerte orgasmo le sacudía.

Descansamos los tres entre besos y toqueteos mutuos, abrimos otra botella de cava y nos la bebimos de una sentada, mas tarde Jhon nos explicó que el hacia muchos años que era bisexual ya que por pasar muchas temporadas fuera de su casa se había acostumbrado a tener sexo con todas las personas ya fuesen hombres o mujeres, Alejandro y yo le contamos como nos habíamos conocido y que es lo que nos había pasado desde entonces.

Eran las cinco de la mañana cuando Jhon nos propuso un juego en el que la beneficiada seria yo, se trataba de introducir un bombón en mi vagína y con la lengua uno de ellos o los dos tenían que ir lamiéndolo para desgastarlo, y a ver quien era el que me proporcionaba el mejor orgasmo, yo les dije que estaba agotada, que no podía mas, que si querían podíamos dejarlo para la noche siguiente o para otro día, me miraron los dos y lo entendieron y quedamos para esa noche, creo que ni me acabaron de escuchar cuando ya estábamos dormidos.

Al día siguiente llegábamos a Florencia, la verdad es que no estaba para salir de la cama estaba cansada como nunca, cuando me desperté eran las doce del mediodía pasadas, estaba completamente sola en la cama, Jhon y Alejandro habían desaparecido al igual que la mesa con los juguetes, me levanté sintiendo todos los músculos de mi cuerpo doloridos cuándo abrí la cama para levantarme me encontré con un bonito regalo, era aquel consolador de color rosa, sonreí al verlo, y lo guardé después de lavarlo con mucho cariño en un cajón de la mesita de noche. Fui a la ducha y el agua caliente desentumeció bastante mi cuerpo pero no estaba aun del todo bien, sentía todos los agujeros de mi cuerpo doloridos e hinchados de tanto hacerlos servir, así que me decidí a pedir hora para un masaje.

Al cabo de unos momentos llamaron a la puerta de la habitación pensaba que seria Alejandro, pero ante mi apareció una chica con un hermoso ramos de rosas rojas y amarillas, me quedé gratamente sorprendida, llevaba por supuesto una tarjeta, la abrí y ponía lo siguiente: "Gracias por una noche inolvidable, con todo mi respeto y cariño. Jhon".

Imaginaos la ilusión que me hizo el ramo de flores, enseguida lo puse en agua y pedí un jarrón para que adornase la mesa de la habitación, cada vez que las veía me recordaba la maravillosa noche que había pasado, con mis dos nuevos amantes, o mejor dicho con mis dos amantes de carne y hueso y con el de látex.

Salí de la habitación para ir a que me hicieran el masaje, cuando llegué allí una mujer me esperaba, era una chica japonesa, de hermosos ojos rasgados, pequeñita, con una melena tan larga como la mía, pero negra y como la seda, me atendió perfectamente, primero me pregunto que era lo que necesitaba, le conté que había tenido unos días muy "movidos" y que necesitaba un buen masaje en todo el cuerpo, ella me pregunto:

_¿Cómo de movidos señorita?

-Mucho, verás desde que he llegado aquí no he parado de hacer el amor y ayer tuve doble sesión por la tarde y por la noche, así que ya podrás comprender como tengo todo el cuerpo.

-Entiendo,¿ Me permite que le de una crema para relajar todo su sexo?

-Pero-le pregunte- ¿Existe eso?.

-En mi país existe señora, le explicaré como funciona, se pone la crema en la vagina y donde haga falta y en dos minutos notará como el dolor desaparece y es como si no hubiese echo nada.

-Pues ya me puedes dar esa crema que ahora mismo me la pongo.

-Si no le importa se la pondré yo así sentirá donde debe ponerla y otra vez que le pase lo mismo ya sabrá como hacerlo.

Saco de una maletita un tubito pequeño no ponía nada era completamente blanco, ella me pidió que abriera bien las piernas y con suavidad empezó a ponerme la pomada en mi dolorido coño, y en mi ano, mientras lo hacia me miraba pero a mi no me importaba nada solo quería que se me quitase el dolor, ella me sonrió y me dijo que estaba todo muy rojo e hinchado, yo la mire a mi vez y le dije que me habían dado mucha caña el día anterior, nos reímos las dos, entonces me dijo:

-Señora, ahora verá como en unos minutos notará el efecto de la crema, mientras tanto le haré el masaje y después volveré a ponerle más si el hinchazón aun no le ha bajado del todo.

Empezó con su masaje, tenia unas manos de hada fue relajando cada músculo de mi cuerpo con delicadeza , tanta que apenas notaba sus manos, pero el efecto era fantástico y además unido a que la crema me estaba dejando todos mis bajos en condiciones, hacia que me sintiera como en las nubes, cerré los ojos quería disfrutar de esas manos, de esa manera de masajearme, cuando me estaba trabajando la espalda y las piernas su mano de vez en cuando se perdía dentro de mi culo, acariciándome como quien no quiere todo el ano, pensé que seria parte del masaje, así que no dije nada, pero cuando note que me tocaba por cuarta o quinta vez, me di la vuelta y le dije que si quería tocarme tenia mi permiso, pero que si así tenia que ser el juego, jugaríamos las dos.

Ella se quedo muy quieta y empezó a llorar, yo me quede sorprendida y le pregunte a que venia ese llanto, me dijo que yo le gustaba mucho que la había excitado, era lesbiana y pocas veces encontraba a una mujer que como yo le hablara sin tapujos de lo que me pasaba, le dije que no llorase, que también ella me parecía maravillosa y al decirlo la abrace y le di un ligero beso en sus labios que ella me devolvió, me tendí en la camilla y deje caer la toalla que me cubría al suelo dejándole ver todo el esplendor de mi cuerpo a su disposición, ella se quito la batita que llevaba puesta dejando al aire dos pequeños senos, morenos y con grandes pezones casi negros, la atraje hacia mi deseando probar aquellas moras, en cuanto mi lengua la rozó empezó a gemir y a tocarme por todas las partes, tenia los pechos muy sensibles y eran una zona erógena muy fuerte para ella, así que seguí chapándolos mientras ella se acariciaba su sexo, haciéndose una paja maravillosa, note que se corría cuando aquellos pezones se pusieron aun mas duros y su cabeza cayó sobre mi vientre entre suspiros y jadeos, después sin decir nada, se puso entre mis piernas y me dio otro tipo de masaje esta vez con su lengua y en mi coño, no se como lo hacia pero mientras me lamía con su otra mano me acariciaba el clítoris de manera tal que hacia que este creciera como una pequeñísima pollita que ella tomaba con sus labios y mamaba.

Tuve un orgasmo como ninguno mi cuerpo saltaba como si estuviese echo de muelles, ella seguía chupándome, comiéndome, y después cuando estuve mas quieta me dio la vuelta y empezo a lamer mi ano, y a introducir su lengua en el de manera que me moria otra vez de placer, como me hubiese gustado tener allí a Jhon o Alejandro para tener una polla en mi boca, pero de nuevo estallé n un orgasmo que me dejo esta vez relajada como hacia tiempo que no lo estaba, cuando acabó todo el "masaje" me envolvió en toallas y dejo la habitación en penumbra, mientras ella se sentó en uno de los sillones y procedió a acariciarse y a masturbase mientras me rogaba que la mirase, antes de correrse se levantó y cogió una bolitas que fue introduciéndose en su ano y después de tirar de un pequeño cordelito seguía disfrutando, yo nunca había visto eso pero estaba desando que me lo metiera, así que se lo pedí y me dijo que esperase que después me lo haría, cuando llego al paroxismo entre gemidos y susurros de placer se quedo con los ojos cerrados, pensé que se había quedado dormida pero no al cabo de unos minutos vino hacia mi y me desenvolvió de aquel capullo de toallas, me dijo que me pusiera de cuatro patas y empezó a meterme aquel rosario de bolitas, mientras con su mano me iba nuevamente acariando todo mi sexo, no puedo explicar la sensaciones que sentía mientras ella me introducía una y otra vez aquellas bolas y lo que sentía cuando las sacaba de mi ano, era una caricia espectacular, de nuevo orgasmé de tal manera que parecía un hombre por la cantidad de liquido que llegue a sacar.

Cuando acabamos aquella sesión , me enseño un par de puntos de acupuntura donde debía apretar cuando me sintiese muy cansada por culpa del sexo, eso me haría quedar como nueva y dispuesta a seguir como si nada, también me regaló tres botes de aquella crema maravillosa que tan bien me había ido.