El crucero

¡A mí me llamas zorra cuando te mande! ¿Entendido, maricón? -le di candela den el culo.¡Córrete de una puta vez, cabrón!-me corrí-. ¡Así, maricón, así, llena mi culo de leche!

Tú, preciosa, la que está leyendo esto, seas casada, con novio o sin compromiso, eres la protagonista absoluta de este relato. Déjate llevar por el lado oscuro de tu imaginación.

Quique.

She estaba apoyada en una barandilla del trasatlántico donde daba la vuelta al mundo, en un viaje para una sola persona que le había tocado en un sorteo. Le dije mientras miraban las estrellas:

-Hermosa noche.

She, me miró, sonrió, y me dijo:

-Nunca había visto tantas estrellas juntas.

She llevaba puesto un pareado de color azul que dejaba ver sus sensuales formas. Estaba radiante bajo la luz de la luna. Yo vestía un traje blanco y calzaba unos zapatos a juego. Le pregunté

-¿Viajas sola?

-¿Estás intentando ligar conmigo?

-Ligar, comer, beber y tomar el sol es lo que se hace en este crucero, comiendo, no estoy, bebiendo tampoco, y sol no lo veo por ninguna parte.

-Con decir sí acababas antes.

-Tengo champán a enfriar en mi camarote.Te invito a una copa.

-¿Me has visto cara de puta?

-No, te he visto cara de sirena.

Lo soltó cómo quien se tira un pedo, sin vergüenza ninguna.

-Pues soy puta y estoy de vacaciones

-Nunca pagué por estar con una mujer, pero contigo voy a hacer una excepción. ¿Cuanto?

-Ya te dije que estaba de vacaciones.

-Te pago el doble de lo que cobras.

Se le llenó la boca al decir:

-Mil euros a primera leche.

Estaba muy buena, pero cara era, coño.

-O sea, que cuando me corra se acabó.

-No, no se acabó, me pagas.

-OK.

She me miró de abajo arriba, y me preguntó:

-¿Eres un millonario excéntrico?

Si le digo que era un matado al que le regalara el viaje un amigo contrabandista me mandaba a la mierda, así que le dije:

-No, pero ese dinero lo puedo pagar.

-Si lo sé te pido dos mil.

-Ese ya no, ese ya no lo podría pagar.

Poco después estábamos en mi camarote bebiendo una copa de champán. She estaba nerviosa, tan nerviosa estaba que vi cómo temblaba. Lo de que era puta me pareció un cuento chino que había dicho para deshacerse de mi... Después debió tentarla el estar donde nadie la conocía, los mil euros... Algo la había tentado.

-No tengas miedo que no te voy a hacer daño. Desnúdame.

Me quitó la chaqueta y después desabotonó mi camisa. La quitó y al ver mi torso moreno y desnudo pasó las palmas de sus manos sobre mis pectorales. Me miró y me besó (las putas no besan a sus clientes). Se agachó, me quitó los zapatos y los calcetines, después se levantó y me quitó el cinturón y el pantalón. Mi polla, morcillona, quedó colgando, se volvió a agachar, la acarició, besó el glande y después lo mamó, mamó el glande y acarició mis bolas y ya me la puso dura. Hice que se levantara y que se echara en la cama. Le quité el pareado, la besé en el cuello y en la boca mientras una de mis manos acariciaba sus tetas y la otra bajaba a su culo y jugaba con un dedo en su periné y en su ojete.Lo mojaba en sus jugos, se lo metía en el ano y volvía a acariciar el periné y a jugar con él haciendo círculos en la entrada del ojete, y volvía... She estaba colorada cómo una grana (las putas no se ponen coloradas). En el hilo musical cantaba Sinatra, "My Way", cuando me dijo:

-No estás mál para tu edad, pero eres un travieso.

-¡Ahora vas a saber lo que es ser travieso!

Le di la vuelta, le abrí las nalgas con las dos manos y le di un beso en el ojete.

-Eres muy travieso -levantó el culo para que se lo comiera bien-. Muy, muy travieso.

Le metí dos dedos en el coño y la lengua en el culo, lamía y la penetraba... She echaba el culo hacia atrás y gemía. Me dijo:

-¡Llámame zorra!

-¡Zorra!

-¡Pídeme que me corra para ti!

-Córrete para mí, zorra.

-¿La quieres?

-Sí.

-¡¿La quieres?!

Le di la vuelta.

-¡Sí, puta!

Le follé el coño con dos dedos y el culo con uno.

Se volvió loca.

-¡Cómeme el coño, cómemelo, cómemelo, cómemelo, cabrón, cómemelo!

Le lamí los dos labios con suavidad. Ella subía la pelvis y quería apretaba mi cabeza contra su coño, pero yo no la dejaba ir.

-¡Come, cabrón, come!

Le lamí suavemente el glande del clítoris, clítoris empalmado que se quería escapar del capuchón. Gemía y buscaba con su pelvis la lengua, pero se la aparté de nuevo. Me suplicó:

-¡Deja que me corra, por favor, deja que me corra!

Le metí la punta de la lengua en la vagina y un dedo en el culo, volvió a apretar mi cabeza contra su coño, la dejé ir, y con la lengua dentro de su coño y moviendo el culo alrededor, chilló:

-¡¡¡Me cooooooooooorro!!!

¡Pufffffffffff! Pedazo de orgasmo. Se retorció tanto que pensé que se iba a romper, y sus gemidos, sus gemidos fueron cómo los de una moribunda.

Un par de minutos le llevó recuperar el ritmo normal de respiración.

Al acabar, con cara de felicidad, me preguntó:

-¿Que puntuación me darías cómo puta?

-Cómo puta, diez sobre veinte, cómo loba, veinte sobre diez.

-Pues soy puta, muy puta.

Lo era, era muy puta, pero no de las que hacen la calle. Le dije:

-Ponte de lado.

Se puso de lado, se la clave en su coño mojado y comencé a follarla a toda hostia. Mi polla entraba y salía de su coño la velocidad del rayo. En nada sus gemidos eran casi gritos, le apreté la garganta para que se callara sin parar de meter y sacar y tuvo su segundo orgasmo, a ese siguieron tres más en menos de dos minutos. Mi polla chapoteaba dentro de su coño... Cuando se corrió de nuevo sus ojos ya quedaron en blanco y perdió el conocimiento.

Sin quitar la polla me puse debajo de She y esperé a que volviera en sí, al hacerlo, quitó la polla y puso su coño en mi boca. El jugo de las corridas cayó en mi boca. Le sabía ostra. Estaba rico, rico, rico. Cuando quitó el coño de mi boca cogió la polla, la metió en su coño, y me dijo:

-¡Te voy dejar seco!

Me folló cómo la follé yo a ella, a toda hostia. Su culo se movía de atrás hacia adelante y de adelante hacia atrás cómo poseído por el diablo. Sus tetas al viento, subían y bajaban descontroladas. Puse Las manos detrás de la cabeza, retándola. Sus jugos, poco después empapaban mis pelotas. Quería hacerme correr y acabó corriéndose ella cómo una fuente. Pensé que cómo puta no se iba a ganar la vida, pero estaba equivocado, si quisiera se la podía ganar. Me preguntó:

-¿Me dejas que te ate?

-¿Quieres ser traviesa?

-Quiero.

-Ata.

Me ató las manos a la espalda con los cordones de los zapatos. Después me cogió la polla y me la masturbó mientras me hacía con un dedo en el ojete lo que yo le hiciera a ella. Le dije:

-¡Ni se te ocurra meterme el dedo en el culo!

Fue decírselo y meterme todo el dedo dentro del culo. Exclamé:

-¡Cuuuuuuuuuuño!

-¿Te gusta, maricón?

-¡Quítalo, cabrona!

Me folló el culo con el dedo y mentiría si digo que no me gustó, es más, la polla se me puso más dura. En lo mejor, subió encima de mí y metió la polla en su culo con una lentitud pasmosa. Le dije:

-Enclenque.

-¿Qué me llamaste?

-Foja.

Me cayó una hostia con la mano abierta.

-¿Te parece qué soy una floja, cabronazo? ¡Ayyyy, ayyyyyyy, ayyyyyyy que me corro!

Y se corrió sin haberme follado. Se corrió solo con tener la polla dentro del culo. Salieron babitas de su coño mientras She, con los ojos cerrados, temblaba y gemía cómo si estuviera llorando. ¿Era su primer orgasmo anal? No lo sé, pero lo parecía.

La cogí por las caderas y le follé el culo mientras se corría, She, al acabar de correrse y después de recuperar el habla, me dijo:

-Así que era esto lo que te gustaba, maricón.

Me pasé de gallito.

-¡Calla, zorra!

Me apretó el cuello con las dos manos, y me dijo:

-¡A mí me llamas zorra cuando yo te mande, entendido, maricón! -le di candela en el culo-. ¡Córrete de una puta vez, cabrón! -Me corrí- ¡Así, maricón, así, llena mi culo de leche.

Puta no sería, pero después de correrme me reclamó los mil euros. Valió la pena pagarlos.

Quique.