El Corsario Pata Chula y la grumete (05)
Un poco más, de este relato de los Mares del Caribe. Un beso. Sandra Raquel.
"El Corsario Pata-Chula y la grumete"
Incidentes en el Galeón de Blake
Miel, trás quedarse sola y dando un margen de seguridad, cogió la ropa y se vistió a toda velocidad. Se calzó sus modernos zapatines, de hacía unos dos años.
Una vez que se sintió segura, se acercó hasta la puerta y la abrió. Descubrió a Blake, Fuso y Cool tranquilos en el pasillo que daba acceso al camarote.
Al verla, el rostro de los tres se alegró, aunque mucho mas visible el de Cool, que fue el primero en entrar en su camarote y llevar a Miel, protegida hasta un rincón.
- Bien Cool, no es necesario que la protejas tanto. Yo realmente soy su protector, desde que anoche la admití en nuestro mundo. Y Fuso es serio, pero muy respetable. Así que déjala respirar, Cool.
Me ví mas libre, aunque estar junto a Cool no era sentirse para nada, apresada. Pero Blake, con su mejor sonrisa hizo que todo funcionase llanamente.
A veces miraba a Fuso, de reojo, pero también parecía muy serio y la verdad es que su porte era muy espléndido, pero a mí me gustaba Cool. Era más simple quizás, menos arrogante, pero sobre todo era el ser más maravilloso que hubiese conocido en mis cortos años.
Blake, me miró a los ojos y me sentí sublimada. Sentir esa mirada sabía que quien fuese su amor, sería el ser mas fiel, sencillo y maravilloso para sus ojos y su amor. Quién sería este Blake, que yo ahora presenciaba. Recordaba algunas cosas que me había comentado Cool y ahora vivía esos pensamientos ante la presencia pura de Blake.
Siempre había escuchado hablar de ese corsario, pero cuantos contaban, era un ser mágico y tenía nuevos seguidores a cada día que pasaba.
Y yo, ahora, estaba ante él. Yo había logrado poder ser de él, a cambio de mi regalo de la "Luz Azul".
Me sentía plena y llena de vida. Sentía la mano de Cool en mi costado y me hacía sentir, ser la mejor pirata o corsaria de todo el caribe.
Y Blake mirándome, sonrió, como si supiese lo que yo estaba pensando y dijo :
- Miel, nos hablaste ayer noche de un tesoro. No te sientas débil, hay algo que en mi nave no te va ser peligroso. Todos mis mas allegados amigos, están de acuerdo. Serás nuestra grumete de honor. La prueba la tienes en nuestro Cool, "el terror del caribe", que te defiende ya. Pero yo mismo te dí mi protección y Fuso, aquí presenta es testigo de mi comentario. Ahora debemos saber cómo llegar a ese tesoro que guardan ellas.....las mazoneras.
Miel se sintió feliz, pero sobre todo libre y llena de vida, al saberse acompañada y protegida por aquellos seres, que hubiesen provocado pavor ante cualquier otro ser.
Me sentía respirar una nueva vida. Miraba a Blake, a Fuso y siempre posaba mi mirada final en Cool, que era quien me daba mas fuerza.
- Blake, sé como llegar hasta el tesoro. Sé que ellas, las mazoneras, no lo impedirán porque no significa nada para ellas, pero............
- Pero, qué....???
- Bueno, que llegar hasta allí sería más fácil por la costa, claro que eso sería aguantar los cañones de ellas. Y ningún navío consiguió situarse para sus disparos. Antes fueron hundidos por la artillería de ellas. Pero, hay un modo de llegar hasta ellas, aunque es un poco peligroso.
- Cómo de peligroso...???
- Tiburones, Blake.
- Hostris......sí que es peligroso entonces.
- Pero sé como manejarlos Blake, aunque todo está en la fuerza de abstracción que tengan quienes me acompañaran.
- Cuéntanos eso, Miel.
- Sé cómo abstraerme de los tiburones. Deberíamos pasar por una gruta bajo el agua, pero recorrida por tiburones, pero si quien la transita, lo hace por la pared superior de la cueva, no habrá problema alguno. No más de un minuto por debajo del agua.
- Tal como lo cuentas, parece fácil, pero odio a los tiburones.
- Blake, tu no deberías venir........sólo un par de hobres tuyos y yo.......y yo contactaría con las mazoneras.
- Eso es distinto, además mis huesos no admitirían una inmersión de ese tipo. Bien ya lo hablaremos mas tarde, salgamos a cubierta.
Miel, se dejó acompañar a cubierta, en donde una cincuentena de hombres aguerridos y semi desnudos aguardaban la aparición de ella.
Pudo comprobar que Saderectus no estaba, pero sí Sir Dark, que la sonreía y que ella le devolvió la sonrisa.
Una vez en cubierta, Fuso se aisló de todos, cosa que no pasó desapercibida para Miel. Y Blake expuso algunas cosas de lo que yo les había contado. Todos los hombres miraban a Blake y le atendían, pero sus miradas pasaban por mi cuerpo, como si algo les llamase de algún modo.
Todo estaba tranquilo, cuando un golpe de viento, hizo bascular una gavia y lanzó a Cool al agua, ante la sorpresa de todos.
Me asomé por la borda, al tiempo que los demás y todos pudimos comprobar que Cool era carnaza de tiburón.
No me lo pensé dos veces y sacando la espada de uno de los piratas, me subí a la barandilla y me lancé al agua en dirección precisa al tiburón que metro a metro llegaba hasta el indefenso Cool, que no tenía escapatoria.
Coloqué mi espada, sujeta por mis manos sobre mi cabeza y caí pesadamente en el agua, atravesando la cabeza del tiburón y dejándolo muerto en un solo impacto. Después nadé hasta Cool y le ayudé a coger una de las maromas que desde el navío le habían lanzado.
Cuando Cool era izado me dí cuenta de que mi blusa se había desgarrado y perdido. Fui izada desnuda de cintura para arriba. Me dejé rescatar y ante lo que imaginaba que era aparecer desnuda para ellos, sentí lo que sería más adelante la fuerza de Blake.
Los más cercanos a mí, aún mirándome con ojos alucinados, me ofrecieron sus camisolas. Tomé una de ellas y me la puse, al tiempo que veía como Blake se estaba quitando la suya para ofrecérmela. Le miré mientras me ponía la de uno de sus hombres y me sonrió y se dirigió a Cool para saber por su estado.
Mientras sucedían estas cosas, los hombres subían el peso enorme de ese pequeño tiburón blanco, pillado por anzuelos.
Cool, aún estaba un poco sorprendido de loq ue acaba de suceder. Miró a Miel y supo que esa jovencita iba a significar algo mas que una grumete en el galeón.
Miel, también se sabía más tranquila u hermanada con todos los hombres de Blake. Y éste estaba encantado que su grumetilla, fuera una furia en el mar.
Cuando Blake, fue a proponer que Miel fuese alguien especial, toda su tripulación la aclamó con júbilo y sin lascivia, lo cual hacía prodigiosa la presencia de Miel en el galeón de las 3 tibias cruzadas.
Todo se tornó calmo unos cuantos minutos después y tras izar al tiburón atravesado por la espada que Miel le había hundido en la cabeza. El pirata, poseedor de la espada salvadora de Cool en manos de Miel, la sacó de la cabeza del escualo y arrodillándose y la tomó entre las dos manos y la besó.
Se hizo el silencio y cuando se levantó y se acercó a Miel y arrodillándose ante ella, la ofreció en sus manos la espada, pero Miel, simplemente la besó.
Y toda la nave supo que tenían una mascota real.
Blake, al que se había añadido Fuso, no sabía que hacer, pero Cool, ya recuperado les susurró que eso era lo que los hombres buscan. Una señal. Y que las 3 tibias, la tenían ya.
Miel sabía que algo se había transformado para ella. Era como si toda la nave adorara a una diosa.
El primero en hacerla sentir como tal, fue el propio Fuso, que se arrodilló ante Miel y la pfreció su espada.
De igual modo, lo hizo Blake, que además la besó en los labios y la abrazó.
Cool, les imitó, pero además se quedó junto a ella, descubriendo el cuerpo de Miel ante el resto de los hombres, que se arrodillaron uno tras otros y despues besaron cada uno de sus pechos.
Cuando todos terminaron, Cool, tapó el pecho de su pequeña grumete y alzando el puño, gritó......:
- Por Blake, por nosotros con Miel....!!!!.
Todos lanzaron vítores y sus caras sonrieron llenas de vida, porque al fín tenían su mascota.
Blake, se alejó para debatir a solas con Fuso. Se les notaba aún emocionados por los acontecimientos recientes y supieron ambos que podría ser el fin de todo, o el principio de algo.
Los hombres se mostraban maravillados y ansiosos de poder estar cerca de Miel, a la que ya algunos llamaban Miel de Tortuga y otros, Miel de Tiburón.
Cool era el mas maravillado de todos y no la dejaba ni a sol, ni a sombra. Se había convertido en su protector la noche anterior y su protegida, le había salvado la vida hacía unas horas. Su pequeña Miel, su adorada imagen de su poropia hijita era para todos algo por lo que lucharían aún con la seguridad de morir.
Blake sabía de aquel efecto, porque lo había vivido con algunos hombres hacía maas tiempo, pero nunca con una jovencita que de repente se había convertido en la fuerza mas total para sus hombres, incluso para él mismo y hasta para Fuso, al que le sentía distinto.
Cuando llegaron Sir Dark y Saderectus, quedaron admirados al escuchar las noticias. También acudieron poco mas tarde los jefes de las otras dos naves y se celebró una inmensa comida a base de carne de tiburón.
No es que fuera una decilia el asado pero saberse poseedor de algo que su mascota, eliminó de un solo golpe, era algo que no sucedía nada a menudo.
Todo el mundo degustó el asado de tiburón, al que llamaron "comida para los dioses", entre risas y buen tránsito de vinos afrutados y algo mas de ron.
A media tarde, ninguno de los hombres se sentía mal, por el contrario se sentían vigorosos, fuertes, audaces, decididos a todo.
Blake, jamás había visto a sus hombres en un estado mas eufórico, pero agradeció que todo aquello existiese en su navío.
Cuando Diego y Shaman enviaron a sus hombres a sus navíos con la nueva noticia, se escuchó un vocerío embriagador en los otros dos navíos y se izaron las 3 tibias en cada uno de ellos, pero en el de Blake, además se colgó la mandíbula del tiburón y la espada vengadora, fue clavada delante de la rueda del timón. Ese hombre, fue ascendido a oficial por el propio Fuso.
La tarde finalizaba ante la emoción y grupos diversos de hombres en el navío hablaban de los prodigios de Miel. Y también de que debía ser una señal de los dioses para bien o para mal. Pero todos se sabían mas motivados que alguna vez en su vida y supieron que sus vidas eran cedidas para otras misiones y que las entregarían con gusto por su comandante, siempre que la mascota siguiera siendo Miel, la miel de todos.
* (continuará) *