El Corsario Pata Chula y la grumete (04)

La continuación anunciada en este relato de Fantasía Erótica. Espero os gusten mis siguientes capítulos, porque hay acción, amor, sentimentallismo y sobre todo erofantasía. Un beso. Sandra Raquel

"El Corsario Pata-Chula y la grumete"

La noche en Tortuga

Miel, seguía deleitándose con las mil historias que Cool, le contaba.

La noche había caído ya, negra y profunda, pero los galeones reposaban apacibles, anclados en la bahía.

Horas más tarde, tanto Diego como Shamán, habían regresado a sus naves.

Blake, junto a sus hombres de confianza hablaba acerca del tesoró que Miel les había nombrado.

Saderectus y Sir Dark, permanecían en silencio, mientras que Fuso era el que más hablaba sobre el citado tesoro. Blake, le escuchaba también en silencio, mientras Fuso argumentaba sobre un mapa de la zona.

-           Blake, sabemos de la existencia de las Mazoneras, desde hace tiempo. Qué esa mocosa tenga tanta información acerca de ellas y el tesoro, me preocupa. Podría tratarse de una espía y ahora mismo podríamos estar en peligro. - dijo Fuso.

-           No lo veo así, ya que Saderectus y Sir Dark, no notaron esa posibilidad en todo el tiempo que estuvieron con nuestra jovencita en la isla. Tampoco consta ningún movimiento extraño, como nos ha informado recientemente Perrote. Sé que Trasgu está atento y además que conoce a algunas de las Mazoneras. Es verdad, que podría ser una trampa, bien concebida. Pero si sospechamos de todo y todos, quizás lo mejor sea zarpar.

-           Blake, no me refería a huir de estas cosas, tan sólo que guardemos prudencia ante lo que desconocemos. Mañana y si el tiempo acompaña, podríamos intentar un contacto con las Mazoneras, pues ya que esa mocosa parece saber como llegar hasta ellas, quizás fuese la adecuada para ser enviada como correo.

-           Es una buena idea esa, Fuso. - remarcó Sir Dark.

-           Bien señores, quizás por esta noche lo mejor sea relajarnos y mañana a la luz del nuevo día, decidir, que es lo que hacemos.....aunque me parece una buena idea utilizar a nuestra pequeña grumete.

Mientras el sueño iba hacien mella entre todos los corsarios de rango, Miel cabeceaba sin poder sostener su cabeza y sus ojitos atentos a las palabras de Cool.

Al verla en ese estado, se acercó a ella y la llevó a su dormitorio, al otro lado de los inmensos fogones. La portó en sus fuertes y vigorosos brazos y la depositó sobre su lecho. A continuación la desnudó sin pensamientos lascivos y la arropó.

Cool, la veía como una criatura especial y recordó años atrás, cuando su familia había sido aniquilada, perdiendo a su mujer y a una niñita que ahora tendría casi los años de Miel.

La contempló durante unos minutos más y se alejó sin hacer ruido. Subió hasta el camarote de Blake, por si necesitaba algo.

Blake la preguntó por ella, pero comprendió en los ojos de Cool y le dijo que se fuera a descansar.

Mientras en el sur de la esla, los ataques de los soldados se habían calmado bastante y era mejor para todos reponer fuerzas, ante la imposibilidad de traspasar la primera línea defensiva de las corsarias.

En otra parte de la isla, Trasgu hablaba con Perrote, sobre el tema del asedio de los soldados a las mazoneras. Era algo no habitual que el ejército se implicase en algo de ese tipo, después de los acuerdos y pactos, secretamente acordados.

-           Trasgu, simplemente no entiendo ese ataque a las corsarias. Nadie, podría entrar en su territorio, sin muchas pérdidas humanas y aún así creo que jamás lograrían reducirlas. Recuerdas los intentos nuestros, hace años?. Ni siquiera logramos situar nuestras naves a distancia de disparo. Esas mujeres, son como el diablo y se adelantan en sus defensas con mucha antelación.

-           Si, Perrote, eso es verdad y las fuerzas reales de la isla, deberían saberlo también. Es extraño, es cierto ese comportamiento tan poco coherente. Salvo..........

-           Salvo, qué....Trasgu.

-           Salvo que fuera una maniobra de distracción, pero no sé que estarán pensando. Deberemos estar alertas, ésto no me gusta nada de nada.

-           Es verdad. No había caído en ese detalle. Llevaré a mis hombres a las cercanías de la portana y estaremos alerta por si hay movimiento en los galeones reales.

-           Bien, entonces nos veremos mañana en la encrucijada, si no hay problemas antes.

Los dos hombres se despidieron y con señas apenas visibles, cada uno de sus hombres se fueron movilizando sin llamar la atención, ante los últimos clientes de la cantina.

La noche fluyó serena y tranquila, pero sólo aparentemente, pues en la fortaleza los movimientos eran constantes y con gran agitación. Sin embargo, de muros hacia fuera no transcedió nada en sentido alguno.

Cuando Miel abrió los ojos, una luz amarilla muy fuerte la cegaba y la hacía dormitar mas aún. Se destapó y al irese a incorporar, reparó en su desnudez mas completa, volviéndose a tapar de inmediato, mientras registraba aquel cuartucho en busca de sus ropas.

Pero no había signo alguno de las mismas. Recordó, entre grandes esfuerzos los últimos momentos lúcidos de su noche anterior con Cool. Pero no recordaba nada que hubiese sido distinto o anormal. Tampoco, había bebido y su cabeza, ya despejada intentaba saber que habría sucedido, cuando la puerta se abrió de repente y entró Cool con una bandeja llena de un apetecible desayuno.

Miel le miró, entre incrédula y suspicaz, pero Cool la sonrió, mientras apoyaba la bandeja sobre sus muslos cubiertos por la manta y ella se cubría la parte de sus pechos.

-           Espero que te guste mi especialidad culinaria. Ah, se me olvidaba, te traeré ropas ahora mismo. Las que tenías están en remojo con mata bichos....JAJAJAJAJAJAJAJA. Come tranquila, llamaré antes de regresar.

Y se fué, sin que Miel hubiese tenido tiempo de despegar los labios para decir algo. Al verse de nuevo sola y con semejante almuerzo, que la provocó jugos en su estómago, dejó caer la manta y se dedicó a almorzar, comenzando a recordar el día y la noche anterior.

Después de devorar todos los platillos, se sintió reconfortaba y aguardó tranquilamente a que Cool regresase y la trajera algunas ropas.

Escuchó unos golpes en la puerta y instintivamente se protegió el pecho de nuevo con la manta. La puerta se abrió y entro Cool con ropas en la mano. Su sonrisa incipiente se desplomó repentinamente, cuando trás él aparecieron Blake y Fuso.

Miel, pensó que aquello la traería problemas y que no saldría bien parada. Sin embargo, la ventana que daba a popa, estaba abierta y podría saltar por la misma en caso de peligro.

Mientras en la isla, en la parte sur asediada por las tropas, Bore reunía a su estado mayor para dilucidar qué significaba aquella maniobra extraña de las fuerzas del Gobernador.

Ninguna daba crédito a aquel ataque simplón y sin mediar conflicto alguno. Sabían que al menos tendrían que asaltarles unas fuerzas mayores en número de 10 veces las actuales, para que sus posiciones se resintieran.

-           Hermanas, algo raro está sucediendo o va a suceder. Estos ataques no tienen lógica, por lo que imagino que algo se está preparando y a gran escala. Ya he mandado reforzar la guardia y no repeler los ataques simples. Pero, ahora preciso de vuestra opinión.

-           Bore, he indagado entre mis chicas y sé de un posible movimiento de tropas y también que se espera en los próximos días un atraque de la fuerza imperial. Sin embargo, nuestras defensas son seguras, salvo un ataque por mar y tierra simultáneo. - replicó Mylenne.

Xoxo, Luz y Collar, secundaron los comentarios de Mylenne, mientras Liw y Nefer, no estaban seguras de esa información. Sin embargo, aportaron algunos datos más.

Bore, sabía que sus hermanas serían capaces por ellas mismas de defender cada una el territorio sagrado de las Mazoneras, pero era mejor estar todas juntas y tener ideas comunes.

Y fue Mylenne quien añadió un dato más, que hizo que todas la mirasen, entre preocupadas y sorprendidas.

-           Habéis de saber que el lío de la tarde pasada en la portana, no fue provocado por un jovenzuelo. He descubierto que se trata de alguien a quien ya conocí tiempo atrás y que al final el consejo, decidió no admitir, por su extrema juventud, entonces.

-           A quién te refieres, Mylenne?.

-           Se llama Miel y algunas la conocísteis. Creemos que se encuentra con los Corsarios de Blake, aunque no ha podido ser confirmado aún. Lo que trama, lo desconocemos, pero ella sabe como llegar a nuestros emplazamientos secretos. Sin embargo, al estar con los Corsarios, no es el problema que nos afecta. Aunque lo he comentado, porque debéis saber todo.

-           Gracias Mylenne, en efecto rechazamos a esa mocosa hace unos años, lo recuerdo bien. No creo que sea un problema para nosotras, pero redoblaremos la guardia también en los accesos secretos. Las demás que pensáis?.

-           Yo conozco a Miel. - dijo Liw.- La he visto algunas veces, cuando salimos de este lugar y no creo que fuera del tipo de personas que nos traicionaría, incluso diría que es una más que da su apoyo por nuestra comunidad. Y sé que Nefer, también la ha visto alguna vez.

-           Es eso así, Nefer?. - preguntó Bore, ante la atenta mirada de todas las demás.

-           Sí, yo también la he visto alguna vez y creo como Liw, que no es nada contraria a nuestra causa. Sin embargo, no sé que hace en el galeón de Blake. Es el sitio menos seguro para cualquier tipo de mujer.

-           Bueno, la verdad es que estar rodeada de tíos lascivos, todo el tiempo, no dá una seguridad muy alta. Tendremos que estar atentas a los dos frentes. Ordenaré que se emplacen los cañones hacia el paso de los vientos y hacia la llanura. Por el momento no hay mas peligros, pero deberemos redoblar los contactos y sobre todo estar preparadas.

En el cuartucho que servía de camarote de Cool, Miel se sentía un poco angustiada al estar presentes Blake, Fuso y Cool. Este último había depositado cerca de Miel, unos ropajes de seda y lino, que la servirían para deambular por la nave.

Pero Miel, no estaba dispuesta a vestirse delante de toda aquella tropa con marcados bultos en sus pantalones.

Al parecer, se miraron entre ellos y comprendieron cual era el problema y salieron, sonriendo, para que aquella mocosa pudiese vestirse tranquilamente.

* (continuará) *