El cornudo eligió corneador

Una tarde por casualidad me prersentaron al que yo pensé que podía ser un buen corneador, que poco me podía imaginar que mi fantasía se iba a hacer realidad.

Mi historia como cornudo se remonta a varios años atrás, cuando mi mujer, por aquellos años mi novia, tuvo una relación de varios meses con un amigo mientras estudiaba la carrera. Hasta entonces a mi me excitaba la idea de que pudiera tener relaciones sexuales con otro hombre, pero no lo supe hasta que Judith, (mi mujer), se acostó por primera vez con Mario. Entonces descubrí que era un cornudo real y que lo que hasta entonces era una fantasía me gustaba de verdad.

Desde entonces han sido muchos los chicos con los que Judith me ha corneado, y he de confesar que no sólo no me aburre sino que cada vez me gusta más.

La historia que os relato ocurrió durante el mes de agosto, no os he dicho que Judith tiene 32 años y yo, Álvaro 39.

Una mañana como tantas acudí al gimnasio, al llegar saludé a Cristina la recepcionista con la que mantengo una buena amistad, estaba charlando con un chico muy bien parecido, atractivo de cara y cuerpo bien musculado.

Hola Cristina, ¿qué tal? – le dije.

Hola Álvaro, muy bien aquí charlando con un paisano tuyo que ha venido a pasar 15 días por cuestiones de trabajo.

Enseguida se hicieron las presentaciones oportunas, se presentó como Dani, evidentemente no le pregunté la edad pero aparentaba unos 35; como buen cornudo lo primero que pensé era en aquel chico liándose con mi mujer.

Al ser ambos nacidos en la misma ciudad pronto surgió tema de conversación; hablamos durante un buen rato y le dije que yo hacía años que vivía aquí y que me gustaría invitarlo a casa a tomar un café y presentarle a mi mujer.

Él aceptó encantado; quedé en recogerlo después de comer, ya que él no tenía coche.

Cuando volví a casa se lo conté a mi mujer, le describí a Dani y le dije que podría intentar seducirlo ya que el chico valía la pena. Ella me dijo: "si está tan bueno como dices, por mi encantada".

Comimos y mi mujer se arregló como lo suele hacer siempre que va a estar con un chico, ese día caluroso de agosto aprovechó para ponerse ligerita de ropa, una faldita vaquera, un top ajustado, y unas sandalias de tacón de aguja.

Fui a recoger a Dani tal y como quedamos, al llegar a casa nos recibió Judith, el cruce de miradas entre ambos fue electrizante, noté como entre ambos se habían gustado.

Nos sentamos en el salón y Judith trajo café, comenzamos a charlar de todo un poco y entre ellos se veía buena sintonía; pasado un rato mi mujer dijo: "Dani no te hemos enseñado la casa"; yo intervine y le dije: "Cariño enséñale tu la casa mientras yo recojo esto".

Vivimos en una casa con 3 plantas, desde el salón parte hacia arriba, mi mujer invitó a Dani a subir mientras yo me quedé abajo recogiendo. Cuando acabé me senté a ver la tele al tiempo que oía a mi mujer de fondo explicándole a Dani la distribución.

Subieron hasta arriba del todo donde se encuentra nuestro dormitorio, habían pasado unos 5 minutos desde que salieron del salón, hasta ese momento todo normal ya que era un lapso de tiempo lógico.

A los 10 minutos mi mente calenturienta imaginaba algo aunque tampoco podía saber que estaba ocurriendo ni si iba a ocurrir lo que yo deseaba.

Cuando volví a mirar el reloj y comprobé que habían pasado 20 minutos ya no me quedó duda, era demasiado tiempo para enseñarle una planta, aun así decidí esperar 10 minutos más para ir sobre seguro.

Pasada media hora desde que se fueron, me levanté del sofá y empecé a subir las escaleras con el morbo lógico de lo que me imaginaba. Llegué arriba del todo y lo que oía ya no dejaba lugar a otra cosa, me paré justo a la entrada del dormitorio y la escena que contemplé me puso a tope de excitación.

Ambos recostados a lo ancho de la cama, completamente desnudos, él detrás de ella penetrándola lentamente al tiempo que la besaba en el cuello y le acariciaba los pechos.

Ella me miró y me sonrió; ¿qué tal cariño? – le pregunté.

Tenías razón, tu amigo es una maravilla. – me respondió.

Él sin dejar de besarla deslizó su mano a lo largo del cuerpo de Judith, para recalar en su entrepierna, la introdujo entre ambas e hizo el gesto de separarlas.

Mi mujer lo entendió enseguida y levantó su pierna derecha dejándome ver un buen plano de la estupenda penetración que Dani le estaba haciendo.

Seguía follándola despacio y en ese instante él levantó la mirada hacia mi y me dijo: "¿Esto es lo que querías, no?

Pues sí, no te voy a engañar – le respondí.

No me has engañado – me dijo él – en cuanto me la has presentado me he dado cuenta de que eras un cornudo y de que en menos de una hora me la estaría follando, así que siéntate y disfruta.

Me senté en una butaca a mirar; Dani volvía a besarla en el cuello sin parar de follarla y la respiración de Judith se hacía más profunda.

¿Estás a gusto preciosa? – le susurró él.

Muy a gusto cielo – respondió ella.

¿Ves que bien está ella conmigo? – me dijo Dani.

Me encanta ver como otro hombre le da placer – le respondí – date tu también placer con ella como si fuera tuya.

¿Acaso dudas de que Judith es ahora mismo mía? – me dijo él – y lo será durante toda la tarde.

Ella lo miraba con cara de placer como asintiendo sus palabras, la verdad es que se la veía encantada.

Dani se retiró sacando su polla del coñito de mi mujer, la verdad es que tenía una herramienta impresionante, ella quedó tumbada boca arriba esperando que su macho adoptara otra postura. Él se puso de rodillas frente a su coño, se cogió la polla y empezó a deslizarla por la rajita húmeda de Judith, le hacía movimientos lentos de arriba abajo y en círculos sobre su clítoris.

Ella se reclinó para ver como Dani jugueteaba con su coñito; él me miró y me dijo: "Acércate Álvaro y mira esto de cerca". Me senté junto a ambos y contemplé como esa verga brillante por el flujo de mi mujer se abría camino entre los pliegues de su rajita.

Le introdujo la punta para sacarla de nuevo y vuelta a meterla, Dani movía su pelvis rítmicamente para que la punta de su polla rozara la entrada del coño de Judith. La respiración de ella no dejaba lugar a dudas, disfrutaba muchísimo.

Pasado un rato ella le dijo: "Fóllame cielo que no puedo más".

Dicho y hecho, Dani deslizó su polla por completo en el coño de mi mujer, los jadeos de Judith aumentaron y mirándolo le dijo: "Así cariño jódeme, que gusto!"

Yo me volví a la butaca a seguir contemplando esa relación que tanto morbo me estaba dando.

Dani se tumbó parcialmente sobre Judith al tiempo que ella levantaba las piernas para tener una penetración más profunda si cabe. Él comenzó a aumentar el ritmo y los jadeos de Judith la delataban, se estaba muriendo de gusto. Ella se aferraba a sus brazos, acariciaba su pecho musculado y su cuello, atrayéndolo hacia ella para besarlo.

Judith no aguantó más y explotó en un orgasmo bestial, el la follaba con fuerza al tiempo que le decía "toma pedazo de puta!" mientras ella se corría; fueron unos segundos impresionantes, cuando ella empezó a bajar el ritmo de jadeos él hizo lo propio con los envites de su polla.

Ella quedó agotada, él fue bajando el ritmo hasta que paró y sacó su polla del coñito, estaba increíblemente erecta, era una buena polla y no me extrañaba nada que mi mujer hubiera disfrutado tanto.

Decidieron reposar, se tumbaron a lo largo de la cama, ambos boca arriba, cogían aire, Dani seguía empalmado y a ella con las piernas entreabiertas le brillaba su rajita.

Él se recostó de lado, la besó en los labios y le dijo: "¿Qué tal el primer asalto?

Uff, bestial – respondió ella.

Mientras se recuperaban Dani acariciaba el cuerpo de mi mujer, y sobretodo la besaba. Lo hacía muy suavemente, la besaba en los labios, en la cara y en los pechos; ella respondía acariciando su cuello y su cara y comiéndole con mucha suavidad los labios a él. Se miraban a los ojos sin hablar, se lo decían todo con la mirada al tiempo que rozaban sus labios y ambos comenzaban a sacar la lengua levemente buscando la del otro.

Estuvieron un rato dándose la lengua de una manera muy morbosa, de vez en cuando se fundían en un morreo apasionado. Judith deslizó su mano buscando la polla de Dani que ya estaba flácida.

Uy que blandita se ha quedado – le dijo sonriendo.

Sí pero eso tiene arreglo – respondió él.

No tuvo que decírselo dos veces, Judith se amorró a su polla introduciéndosela completamente en la boca aprovechando la flacidez. Él quedó tumbado boca arriba acomodándose con la almohada mientras ella empezaba a hacer su trabajito oral.

Ya me extrañaba a mi que no te la mamara con lo que le gusta a ella el sexo oral – le dije a Dani.

Soltó una risotada; Te equivocas – me contestó – si vieras la mamada que me ha hecho antes de que entraras en la habitación.

Judith mientras tanto seguía con su tarea chupando con gusto esa polla, que, se había ido empalmando en su boca y que ya estaba casi totalmente erecta. Ahora si que no le cabía entera, una vez que estaba bien tiesa, Judith la acariciaba y la miraba de cerca como quien contempla un tesoro.

¿Qué te parece cariño? – le dijo él.

Joder Dani vaya pedazo de verga que tienes cielo, es una de las mejores pollas que me ha follado – respondió ella.

¿Y han sido muchas? – le interrogó.

Eso pregúntaselo al cornudo que es el que lleva las cuentas en casa – dijo ella entre risas sin para de menear la estupenda polla de su macho.

16 contigo – intervine yo.

Pues si viviese aquí no habría un 17 – comentó Dani.

Uy, estás muy seguro de ti mismo! – le dijo yo.

Ahora te lo voy a demostrar cornudo por si no te ha quedado claro – me contestó.

Acto seguido le dijo a Judith: "Ven cariño siéntate aquí que le vamos a meter una buena corneada a tu marido"

Ella se sentó sobre su polla frotando su coño a lo largo de la herramienta de Dani.

Se calentaron y fue Judith la que cogió la polla de Dani para introducírsela en el coño y comenzó a cabalgar sobre él. Dani la cogía por la cintura y la follaba a buen ritmo.

Qué gusto cariño! – le decía ella.

Disfruta preciosa que tu marido te está mirando – le comentaba él.

Pues que mire que es un cornudo – le contestó.

Durante un rato follaron en esa postura, creí que paraban para descansar pero sólo lo hicieron para cambiar de postura, Judith se puso a 4 patas y él por detrás volvía a meterle la polla hasta el fondo, con cada nuevo envite ella daba un pequeño grito de placer.

Joder que bueno cariño!! – le gritó ella.

Ves cabrón como me follo a tu mujer!! – me dijo él.

Me encanta que me la folles – le dije – mientras miraba la escena al tiempo que me masturbaba.

Ella jadeaba con ganas, con las mismas que la follaba él. Cada vez que las fuerzas se lo permitían Judith me miraba y en su cara se reflejaba todo lo que sentía; parecía querer decirme, "joder cariño vaya semental que me has traído a casa, me vuelve loca de placer".

Dani paró su follada, se cogió la polla y mirándome me dijo: "¿Qué te parece cabrón?"

Pues que me encanta lo que estoy viendo – le contesté.

Judith se tumbó boca arriba y Dani la volvió a penetrar esta vez en la postura del misionero.

Dani parecía hacer flexiones encima de mi mujer mientras su estupenda polla entraba y salía del coño de ella. Era impresionante la potencia sexual de ese cabrón.

Más despacito cielo – le dijo ella.

¿Así cariño? – le preguntó él mientras bajaba el ritmo.

Así corazón que quiero que dure mucho. – le suplicó ella.

Mientras Dani follaba dulcemente a mi mujer, ella buscaba sus labios y le daba la lengua de una manera que a mi me excita mucho contemplar.

Así cariño bésalo que me encanta – le dije a ella.

¿Te gusta lo que has visto cielo? – me preguntó.

Me gusta muchísimo ya lo sabes – le contesté.

Muy bien, pues ahora te vas a ir al salón y vas a cerrar la puerta al salir porque me apetece hacer el amor con Dani a solas – me ordenó ella.

Me levanté de la butaca y me dirigí hacia la puerta tal y como ella me había mandado.

Ellos ya estaban fundidos en un abrazo, el sobre ella, follándola y besándola apasionadamente, y ella abrazada a su cuello y abrazándolo también con las piernas para sentirlo mas intensamente.

Yo miraba desde la puerta al tiempo que me masturbaba, el me miró y me dijo: "¿No has oído a tu mujer cornudo?"

Entendí que los dos se morían de ganas de quedarse a solas y no demoré por más tiempo su deseo, cerré la puerta quedándome con esa escena de una pareja de amantes volviéndose locos de placer.

Bajé hasta el salón y allí esperé durante algo más de hora y media, fue entonces cuando oí como se abría la puerta de la habitación y entre risas y comentarios bajaban las escaleras.

Llegaron a la puerta del salón, ella delante y el detrás, se paró y con una sonrisa en la cara me dijo: Hola de nuevo, ¿te has aburrido? – no, le contesté.

¿Y tú? – le dije.

Ella soltó una carcajada y me dijo: "Yo seguro que no!", "Como quieres que me aburra con el macho que me has traído hoy a casa?".

El la rodeó por la cintura y le comenzó a besar el cuello al tiempo que deslizaba sus manos hacia la faldita remangándosela y dejándome ver su coñito ya que ella había bajado sin el tanguita puesto.

Ella sonreía y dirigiéndose a él le dijo: "No seas malo que lo vas a poner cardíaco", acto seguido se dio media vuelta y lo besó en los labios. Él la agarraba por el culo y la morreaba. Me levanté del sofá para poder ver de cerca como se morreaban ya que me excita muchísimo.

No separaban sus labios, era un morreo intenso. La respiración de Judith se incrementaba y enseguida me di cuenta del motivo, él había pasado su mano derecha hacia delante y la tenía metida bajo la faldita. Al retirarme un hacia detrás pude ver como ella iba separando sus piernas poco a poco facilitándole a su amante que la pudiera sobar con comodidad.

Me agaché detrás de ella y le levante la falda, Dani deslizaba la mano a lo largo del coñito de mi mujer, desde el culito hasta el clítoris, ella respiraba profundamente sin parar de morrearlo y separando algo más las piernas al saberme mirando. Era un primer plano espectacular.

Interrumpieron su apasionado beso y ella le dijo: "Para cielo que me voy a volver a poner"

¿Quieres que subamos otro ratito? – le dijo él.

Aluciné al oír eso. El hombre que acababa de pasar más de tres horas follándose a mi mujer todavía le decía que si quería más.

No amor otro día, que estoy hecha polvo – contestó ella.

¿Te parece bien que vuelva mañana por la tarde? – le preguntó.

Vale, así tengo 24 horas para reponerme y coger fuerzas. – le contestó ella.

Yo ya me había vuelto al sofá y contemplaba desde allí la escena.

Bueno Álvaro ha sido un verdadero placer, te la devuelvo bien folladita no te podrás quejar, eso sí, mañana por la tarde volverá a ser mía. – me dijo él.

El placer ha sido mío, llámame y te paso a recoger. – le contesté.

Mi mujer lo acompañó a la puerta y se marchó.

Cuando ella entró de nuevo en el salón me dijo: "Vaya pasada de tío"

¿Qué tal a solas? – le pregunté.

Genial, me ha estado haciendo el amor una hora seguida en todas las posturas que te puedas imaginar, me he corrido 3 veces y él una al final – me contestó ella.

Después hemos estado descansando y jugando en la cama con nuestros sexos, entre caricias y besos – agregó.

Le pedí a mi mujer que me contara que habían hecho antes de yo llegar a la habitación. Ella me dijo que tal y como le había enseñado todo, él la abrazó y la comenzó a morrear; ella que también lo deseaba hizo lo mismo. Mientras se besaban él se desabrochó los pantalones y condujo la mano de Judith hacia su polla la cual ya estaba tiesa, ella al notar la excitación de Dani la acarició un poco y no pudo por menos que arrodillarse y hacerle una buena mamada.

Judtih me confesó que Dani le había atraído muchísimo físicamente y que al verse con una oportunidad así se sintió afortunada de poder tirarse a ese chico.

Mientras ella se la mamaba, él le dijo: "¿Tu marido es un cornudo verdad?"

Y ella le dijo: "Sí, le encanta serlo, me ha visto follar con muchos hombres"

En tal caso le daremos lo que a él le gusta – le contestó Dani.

Claro para eso hemos llegado hasta aquí, no? – le dijo ella arrodillada mientras acariciaba su polla.

Después él le pidió que se pusiera de pie y la desnudó completamente, sobó su cuerpo mientras ella permanecía quieta de pie dejándose tocar a placer por su nuevo amante, cuando había acariciado hasta el último rincón de su cuerpo, la tumbó en la cama y le comió el coño, después de ponerla bien caliente con una buena comida la empezó a follar, y que en ese momento entré yo.

Mi mujer me confesó que era uno de los mejores amantes que había tenido en su vida y que si sólo iba a estar aquí 15 días que los iba a aprovechar a tope, y que creía que iba a batir el record de cuernos consecutivos que hasta ese momento ostentaba Mario, su primer amante por cierto...