El Contraste de Luz y Sombra
Pude observar entonces como los bellos púbicos mas bajos se encontraban húmedos, goteantes, aquel elixir estaba derramándose, ansiaba ser penetrada, lleve mi mano hasta los labios de su vagina, pase el dedo del corazón entre los labios mientras los demás acariciaban el borde de los mismo, su cuerpo se arqueo...
EL CONTRASTE DE LUZ Y SOBRA
Muchas noches sueño con ella, su piel aterciopelada, su aroma tenue a durazno y almendra, su cabello siempre perfumado.
Quizá quien ha vivido el amor como yo lo viví, coincida conmigo al decir que el amor, es el fuego verdadero, como el que arde en la chimenea de una cabaña, tratas de avivarlo con la mejor compañía, da la mejor sensación de calidez y es el ambiente propicio para disfrutar el cortejo, un beso, una caricia o entregarse totalmente con pasión mutua. En ocasiones ese mismo fuego también puede ser cegador su incandescencia puede tatuarse en tu retina como cuando miras al sol; así me sucedió a mi.
Ella es dos años menor que yo, su figura es perfecta, al menos para mi, de estatura media, de tez morena, delgada, de senos medianos pero altivos y cadera que parece esculpida por dioses, su cintura pequeña da marco a su trasero, prefecto, digno de besarse, digno de perderse en él, sin embargo a pesar de su cuerpo perfecto y un rostro de belleza natural, su mayor atracción es innata, atrae aun cuando no le veas el cuerpo, atrae por ser ella, por ser mujer, por ser una mezcla rara entre dama y hembra.
De mi no puedo decir mucho, es mas, prefiero obviar lo irrelevante, no por ser menos, sino porque hoy se que sin importar como sea yo, igual estaría prendido irremediablemente a estos recuerdos.
El fuego despertó y se avivo muy rápidamente, fuertemente, basto una salida juntos como amigos para iniciar con besos profundos llenos de sentimiento, llenos de anhelo y esperanza, incluso ante el temor de lo imprevisto, nos hicimos novios, el mar de dulzura prometía y así fue.
Podría relatarles la primera vez que ella y yo hicimos el amor, un acto de pasión, amor y entrega, algo bello en verdad, pero no lo haré, esos recuerdos solo son míos y de ella, se dice que no desparece lo que muere, solo lo que se olvida, mas correré el riesgo de no dejar testimonio escrito de esa nuestra primera vez, es mejor para mi así,
La segunda vez que estuvimos juntos, fue envuelta en el regocijo del placer mutuo recién descubierto, nuestra situación nos hizo buscar un lugar privado donde no fuéramos interrumpidos por nadie, aun lo recuerdo bien, entramos al lugar y enseguida nos comenzamos a besar, eran besos llenos de pasión pura, llenos de amor, incluso con rastros de lujuria y deseo, acariciaba su espalda y mis manos comenzaron a buscar la manera de quitar el estorbo de la ropa, podía sentir su respiración acelerada, su cuerpo temblaba a cada beso mío a cada caricia tierna o furtiva, los botones de su blusa comenzaron a ceder, uno a uno y nuestra respiración acelerada, cuando logre quitar el ultimo tome sus hombros y jale su blusa hacia atrás y abajo, la vista fue espectacular, no solo por el bra colmado por unos senos que pedían a gritos ser liberados, o por los evidentes pezones que se marcaban y necesitaban ser apreciados, amados, lamidos; sino por ver su piel en una mezcla que solo se logra con la verdadera excitación, con la entrega, su piel estaba erizada, tersa, húmeda, y el tórax agitado evidenciaba el grado de excitación que había ella alcanzado, fueron quizá dos segundos los que contemple esa mujer bella entregándose, necesitando ser amada, penetrada; quizá haya sido la vez que mas rápido me haya despojado de mi ropa, en ese momento nada parecía estorbar, quede desnudo en un momento, ella aun no decidía mirar mi pene, demostraba un pudor lejano pero latente, esa inocencia mezclada con su deseo por mi, me enloqueció, la bese y en un abrazo lento pero firme, desabroche el bra que sostenían aquellos senos gloriosos que me habían quitado el aliento hacia pocos días al obsérvalos libres, ahora ansiaba verlos nuevamente, pero n lo hice inmediatamente, me contuve aun cuando el bra había cedido y ahora era una prenda mas de las nuestras en la alfombra, decidí prolongar el abrazo, besar su cuello, apreciar el aroma de su nuca, tocar su espalda, podía sentir sus senos aplastándose por su dimensión contra mi, y eso me erotizaba mas, sentía sus pezones casi sobre mi abdomen; mi pene ahora tocaba su estomago por la diferencia de alturas ella tenia su rostro en mi pecho, podía sentir su respiración, entonces ella comenzó a besar mi pecho, lento primero, después mas rápido, cada beso era una sacudida que iba de mi cerebro a todo mi cuerpo, comencé entonces sin terminar el abrazo, recorrer su espalda baja hasta su cadera, toque el elástico de su pantaleta y ella arqueo su cuerpo; sus senos entonces quedaron frente a mi, dispuestos, preparados, cubiertos de un rocío de sudor que les daba un brillo que provocaba en mi mente el deseo de chuparlos, de lamerlos, tocarlos y amasarlos, así lo hice, olvide por un momento la ultima prenda que me impedía ver su silueta majestuosa al desnudo total, me dedique a disfrutar esos senos de Diosa de cíteles, los probé, a cada masaje en el seno, beso o lamida en los pezones, su respiración se aceleraba mas y mas, necesitaba desprenderla de toda ropa, era necesario, de manera firme pero lenta, me hinqué ante ella, bese su abdomen, hasta llegar al resorte de su pantaleta, ahí me detuve, la mire a los ojos y aun con su respiración entrecortada me lanzo una mirada de deseo, pidiendo que le desnudara, le quite lentamente esa prenda y pude ver su vello púbico, hermoso, su monte de Venus quedo grabado en mi mente, pude observar entonces como los bellos púbicos mas bajos se encontraban húmedos, goteantes, aquel elixir estaba derramándose, ansiaba ser penetrada, lleve mi mano hasta los labios de su vagina, pase el dedo del corazón entre los labios mientras los demás acariciaban el borde de los mismo, su cuerpo se arqueo, quería ser penetrada, se recostó sobre la cama y comencé a besar su cuerpo, primero sus senos, su abdomen, tomándome en cada parte el tiempo necesarios para grabar en mi mente todo detalle de su cuerpo, al llegar a su vagina, abrí sus piernas, el aroma de hembra deseosa se hizo presente, y me invitaba a sorber esos líquidos que evidenciaban a una mujer en el cuerpo de esa niña, bese sus muslos y sus piernas temblaban, se estremecían cada que pasaba cerca de su vulva, no pude contenerme mas y le bese suavemente sus labios, ella presa del pudor inherente en una dama, con voz quebrada solo pudo lanzar un tenue y sin fuerza "no, ahí no", pero el deseo de ambos era fuerte, mis labios no podían dejar de saborearle y ella no quería dejar de sentir, sus piernas temblaban y podía sentir como los labios de su vagina intentaban aprisionar mi lengua cada que excursionaba en su interior, los espasmos de placer eran mutuos, con sus manos tomo mi cabeza y por un momento quiso dirigir mi lengua moviendo mi cabeza, así lo hice, pero ella quería mas, después de una muestra de sentimiento me levante, me recosté al lado de ella y bese su cuello, su espalda, ya boca abajo, me coloque sobre ella y ella comenzó a separar sus piernas, las flexiono levemente y yo arrodillado frente a ella pero con las piernas levemente abiertas, coloque la punta de mi pene en su vagina, pude sentir el calor de esa mujer, dispuesta a entregarse, le tome las piernas y en una muestra de su flexibilidad, con sus piernas totalmente extendidas las levante y separe en con mis manos a la altura de mis hombros y moví mi cadera para penetrarle, sus ojos denotaban el placer que ambos nos proporcionábamos, sentí mi miembro rodeado por las tersas y calidas paredes de su vagina, fue hermoso, éramos una sola persona, unidos por el placer, por el amor.
Comencé entonces un movimiento de cadera, primero lento y luego mas rápido, a cada embestida ella me pedía me quedara dentro de ella, así lo hacíamos, el acompasamiento era perfecto, su rostro mostraba rictus de dolor y pasión, nuestra respiración acelerada y entrecortada inundaba la habitación, mi pene entraba en ella sin mucha complicación, su lubricación era perfecta, comenzamos a acelerar los movimientos, el orgasmo estaba a punto de inundarnos, le solté las piernas y ella comenzó a rodear mi cintura con sus piernas, apretándome, jalándome hacia ella, su cuerpo se arqueaba al frente, como intentando levantarse, intercambiábamos besos de pasión, de deseo, de amor, mientras nuestras pelvis fingían una lucha desenfrenada por proporcionarse y proporcionar al otro placer y mas placer, fue entonces que nuestros en un beso llego el orgasmo primero a ella y milésimas de segundo después a mi, podía sentir los latidos de su vulva aprisionando mi pene por su orgasmo, fue intenso, un orgasmo pleno, colonos miramos a los ojos.
Un beso suyo cerro el momento, nuestros cuerpos bañados en sudor reposaron uno junto al otro, en un semiabrazo, nos dijimos cuanto nos amábamos, cerramos los ojos, en un instante el sueño quería hacernos presa después de tanto placer , reaccione al escucharla levantarse, se dirigía al baño, y el contraste de luz y sombra que se proyecto en su cuerpo desnudo a partir de entonces quedo grabado en mi retina.
A.