El consentido de la abuela (2)

Relato de incesto entre una abuela de 63 años y su nieto

Al otro día desperté con mi abuela haciéndome cariño. Hace muchos años que no dormíamos juntos en la misma cama.  Me miraba sin decir nada, sonriendo, aun desnuda. Nos besamos suavemente y su tierna mano me acariciaba suavemente mi sexo que al cabo de un rato ya alcanzaba un notable tamaño.  Dándome la espalda, la abrase y le acomode mi herramienta en su sexo, el que luego de unos intentos, ya que no estaba tan lubricado como la noche anterior, me dejo entrar.  La folle suavemente, muy suave, con cariño, con amor, acariciando suavemente sus pechos. Ya no había tanto deseo como al noche anterior, era más bien una muestra de amor y cariño de abuela y nieto.  De todas formas luego de un rato de estar así, las cosas se calentaron y subiéndose sobre su nieto , mi abuela alcanzo un rápido orgasmo.

Yo seguí follándola por un rato mas y me dijo que la disculpara, que estaba algo adolorida de su concha, por lo que se la saque y permanecimos abrazados acariciándonos y besándonos.  Me dijo que quería chupármela, pero que estuviera limpia, a si que me dijo que nos ducháramos juntos y bajo el agua caliente, enjabonándonos mutuamente, entre besos y abrazos, la coloque apoyada contra la pared y la volví a penetrar suavemente, pero sin acabar, por unos cuantos minutos.  Nos secamos y volvimos a la cama. Ahí mi abuela se perdió entre las sabanas y me la chupo por mucho rato, masturbándome al mismo tiempo con su mano. Luego fui yo el que se la chupo un buen rato, hasta terminar haciendo un glorioso 69 con ella sobre mí.

Paso un rato, se acostó a mi lado, la volví a penetrar suavemente, pero a pesar que no me decía nada,  notaba algo de dolor de su parte, por lo que se la saque y me dedique a chupar sus pechos. Le encantaba sentir que su nieto le comiera las tetas, lo disfrutaba. Nuevamente mi abuela baja, me pide que me relaje y que la deje actuar. Apoderándose de mi verga,  me la chupó como una profesional por muchísimo rato , de una manera divina. Me masturbo deliciosamente, jugó con ella en su boca, llego hasta mis bolas peludas y me las succiono fuertemente,  las restregó contra su rostro, sintiendo su lengua casi hasta llegar a mi ano.

La recorría de principio a fin , a veces le daba pequeños mordiscos,  a veces la tomaba de la base y la hacía chocar contra sus labios o sus mejillas, hasta por sus ojos se la restregó. Realmente mi abuela era una experta chupándolo y como lo disfrutaba. Jamás en toda mi vida alguien me había hecho un trabajo oral tan profesional.  Luego de estar mucho rato recibiendo las caricias de mi abuela,  le avise que ya no aguantaba más, que por favor parara, pero no se detuvo y en el último momento , cuadno yo me retorcía de placer,  la saco de su boca y la aprisiono sobre sus manchadas tetas y me hizo acabar ahí.

Permanecimos acostados hasta el medio día, vimos una película, abrazados, desnudos, como cualquier pareja de enamorados.  Ya era muy tarde para preparar algo, por lo que nos levantamos y fuimos almorzar mariscos a un restaurant.  Para todo el mundo era una abuela con su nieto, sin embargo, para mi , era un hembra con todas sus letras y la deseaba. Mi abuela actuaba de la forma mas natural conmigo, como siempre. Solo que pidió un plato extra de mariscos para mi , riéndose y diciéndome que los iba a necesitar.

Llegamos a la casa y en 10 minutos ya nos estábamos besando y sacándonos la ropa. Lo hicimos en el living de una manera muy salvaje. Esta vez fue más rudo. Nos deseábamos y cada vez teníamos más confianza el uno con el otro. Le chupe sus tetas fuertemente como ella me decía que le gustaba, apretándole los pezones con mis dedos, dándole pequeños tirones. Le encantaba sentir algo de dolor en sus pechos, mientras que yo le pedí que me chupara las bolas tal cual como me lo había hecho en la mañana, cosa que de inmediato hizo, con todo arte y maestría.  Luego la tendí de lado sobre el sofá y la folle con todas mis ganas golpeando sus nalgas. Mi abuela me pedía más y más fuerte y yo con todas mis fuerzas la penetraba. Su sexo mojado recibía todas mis estocadas, acompañados de fuertes gemidos. Éramos tal para cual. A mí me gustaba hacer durar mucho el acto sexual, y a ella le costaba acabar, por lo que cada encuentro era muy extenso.   Luego de un rato, nuevamente nos fuimos a su cuarto, donde la coloque en cuatro patas sobre la cama, dándole primero unos besos en su sexo, para luego colocarme por detrás y follarla por mucho rato.

Era increíble las ganas de follar y la vitalidad y agilidad que tenía esa mujer de 63 años. Su forma de moverse era envidiable, se notaban su aerobic y rutinas de gimnasio aplicadas en la cama. Aparte que su deseo sexual era increíble. Deseaba ser poseída bruscamente, le gustaba sentirse penetrada, follar , tocar, chupar. Le gustaba todo lo que le hacía y eso que recién estábamos empezando.

Con sus piernas sobre mis hombros, la penetre una y otra vez, viendo se sexo abrirse ante la entrada de mi virilidad, donde mi abuela acusaba algo de dolor ya que asi le entraba más que todo. Me alababa mi verga diciéndome que la tenia muy rica, que se sentía completamente llena y que le encantaba mi dureza , forma sabor todo.

Cambiando de posición, me acosté de espaldas y ella se monto sobre mi, haciendo lo que mejor sabia hacer, moverse de lado a lado, de arriba abajo, realmente sentía como me apretaba la verga con sus músculos vaginales. En un momento, ella se sale y me coloca su sexo en la boca, el que de inmediato fue atendido por mi  lengua, excitándome aun más al masturbarse ella misma sobre la boca de su nieto. MI abuela no se detuvo, se quejo más y mas y sus movimientos fueron mas brusco hasta que dando unos grandes gemidos se corrió en mi boca. Fue un momento divino, jamás en mis años de experiencia alguna mujer lo había echo y cuando termino de acabar, bajo hasta mi verga diciéndome que ahora era mi turno.

Sabia lo que pasaría y por más que trate de aguantar, a los pocos minutos con mi verga completamente dentro de la boca de mi abuela , le di aviso que acabaría. Esta vez no la sacó y permaneció con su boca abierta esperando la descarga de leche de su nieto. Abundantemente le inunde su boca entre grandes gemidos de placer al sentirme, la que sin asco recibió toda esa leche caliente. Fui un momento muy extremo y realmente fabuloso, ya que después de acabar, mi abuela continuo mamándomela un buen rato, pasándome la lengua por todos lados , en especial por mis bolas como yo le había dicho que me gustaba.

Nos quedamos dormidos nuevamente desnudos toda la tarde.  Cansado y rendido, aun somnoliento, acariciaba las tetas de mi abuela mientras ella dormía, su vientre y los suaves pelos de su sexo. Me la hubiese follado otra vez, pero era muy pronto, mi verga estaba muerta y agotada.  Ya era domingo  y debíamos volver. Nos consto despertarnos por completos, nos duchamos juntos y preparando nuestras cosas, retornamos a nuestra ciudad. El trayecto fue muy tranquilo, con mi abuela acariciándome la pierna y yo la suya. Ambos lo habíamos pasado muy bien y no teníamos resentimiento o culpa por lo que entre nosotros había pasado. Me dijo que esperaba que lo que habíamos vivido se repitiera y así fue.

Para los que les interese, al otro día me fue pésimo en mi examen…………