El congreso-Trío

Alina practica un trío con su jefe y un compañero

Para aquellos que no haya leído los anteriores relatos, les pondré en situación:

Alina es una chica de 38 años, bajita, regordeta, con 90c de pecho y anchas caderas, de media melena rizada y ojos castaños; muy risueña, alegre, cariñosa y muy muy viciosa. Tiene novio, Manuel, muy liberal y más cerdo que ella y una hija, y viven juntos y felices en Barcelona. Había acudido dos días a un congreso en Madrid con unos compañeros, con su jefe Severino, un hombre de 48 años, también bajito, fortachón y de barriga cervecera; y el informático de la empresa, Santiago, de 18 años, alto, deportista y con el pelo recogido en un moño.

La noche anterior su jefe se la folló con su enorme polla en la habitación, y a la mañana siguiente desvirgó a Santiago en los lavabos, y después su jefe volvió a follarla.

Severino les había regalado a todos una noche más de hotel y al día siguiente, lunes, libraban en el trabajo ya que el ave salía a las 8 y poco de Madrid a Barcelona. Eso más o menos era lo que decía en una circular su jefe por mail a todos los invitados. Por supuesto, los que no fueron tenían que pencar como cabrones.

Eso le daba a Alina una noche más de, digámoslo así, tranquilidad. Sin novio, sin hija. Iba a aprovecharla.

Seguía sentada al lado de Sebastián, el informático que acababa de estrenar, en la mesa del salón comedor.

-          Esta noche, si quieres.....podemos jugar un ratito- Le dijo.- Yo ahora me voy a dar una ducha y saldré a dar una vuelta. Tú mismo- Lo dejó con la palabra en la boca y se levantó.

No le faltaban motivos para darse una buena ducha; le escocía el coño del semen que aún derramaba y se le estaba secando en los labios de la vulva. Subió a la habitación y se remojó entera quedándose como nueva, se vistió y salió a dar un paseo por la transitada ciudad.

No pasaron dos horas que volvió al hotel, no había nada que la llamara la atención fuera. Sudada del paseo, se volvió a duchar; total, ella no pagaba le agua.

Cayó de bruces en la cama vestida sólo con el albornoz recio de mil lavados del hotel y apestando a gel de ducha barato, pero limpia al fin y al cabo, y con las primeras bragas que pudo coger de reserva de la maleta, suerte que trajo ropa de más. Cogió el teléfono y empezó a escribir WhatsApp, primero a Manuel preguntándole cómo había ido el día, como estaba su hija e informándole de la buena nueva que ahora era jefa de departamento, omitiendo los escabrosos detalles de su ascenso no por miedo, sino porque quería contárselo mientras montaba la polla de su novio. A la par escribía a Santiago, primero normal, después más pícara insinuándose. Él le comentaba las sensaciones que había tenido, los placeres que había descubierto en aquel lavabo. Ella se calentaba pensando en darle una buena noche pasional, esta vez en la comodidad de la cama. “El pobre se ha estrenado de malas maneras por mis ganas....habrá que compensarle”. Le dijo que si quería subir ahí estaba, y él contestó que no tardaría, que estaba de copas con algunos compañeros pero que iba lo más rápido posible.

Ni diez minutos de Candy Crush Saga tuvo que oyó golpes en la puerta. Bajó el móvil y alzando la voz informó que la puerta estaba abierta y que pasara. Se sorprendió al ver a Severino entrando.

-          ¿Molesto?- Preguntó ya habiendo entrado

-          No, pasa tranquilo. – Su coño se había encendido sólo de pensar en aquella polla y lo demostraba aleteando en el aire sus piernas sin levantarse de la cama.

-          Venía a robarle un par de botellines a mi jefa de departamento...- Insinuó acercándose al mini bar y saqueándolo. Alina siguió echando la partida pero pendiente a todos los movimientos de su jefe.

Se giró bebiendo a morro del botellín y se encontró con el gran culo de Alina y sus bragas blancas al borde de la cama, con las piernas levantadas. Alargó la mano esquivando las pataditas para sobarle el trasero.

-          ¿Qué haces?-preguntó acariciando la tela hasta la piel

-          Jugar un poco para matar el rato.

Estuvo bebiendo y acariciándole el culo unos minutos llegando a su entrepierna. Alina seguía con el móvil disfrutando de las caricias y poniendo el culo respingón para que pudiera tocarle por encima del coño. Él, al llegar a esa zona, notó su calor y lo abierto y húmedo que lo tenía; como no ofrecía resistencia, es más, abrió bien las piernas para darle acceso, no dudó en meter la cabeza entre los muslos y lamerle las bragas. Después las apartó a un lado y su lengua jugueteaba con los labios, metiéndose un poquito y llenándola de saliva. Ella le oía acariciar la tela de su pantalón, y el bajarse la bragueta.

Notó peso de más en la cama y cómo le abría las piernas para colocarse en medio, el calor de su enorme polla por encima de la tela de su culo y el tacto de sus manos en la espalda. Cogió una almohada y la hizo levantar un poco el trasero para ponerla debajo.

-          Estas juventudes y los móviles, os van a freír el cerebro.- Le decía incorporándose y colocándose bien encima de la cama. Alina notó sus dedos hurgando entre las piernas apartando las bragas a un lado de nuevo.

Se cogió la polla, colocó la punta en la entrada y la empezó a meter. Alina soltó el teléfono que seguía parpadeando colorines para gemir.

Alina no estaba del todo preparada y le costaba meterla. Como todas las veces que su jefe la había follado, se sentía muy llena y justo le acariciaba la espalda por donde corrientes de placer se expandían hasta su nuca. Ninguno de los dos hablaba, ella se dedicaba a disfrutar y él a follarla sólo con la mitad de su polla dentro. Cuando ya hubo dilatado y lubricado lo suficiente se puso de rodillas para que pudiera penetrarla más profundamente; Severino sonrió, le dio un cachetazo adelantando las piernas y se la clavó hasta el fondo. Le oía respirar profundamente, desbotonarse la camisa y hablar consigo mismo muy flojo “Qué coño tienes jodida”. Alina sólo podía contener la respiración con los ojos muy abiertos recibiendo la polla hasta los cojones, que le golpeaban el clítoris a cada entrada oyendo la piel frotarse con sus flujos y teniendo un orgasmo continuo acentuado cada vez que la punta le tocaba el fondo de su interior.

Ni diez minutos estuvo jodiéndola que notó su cuerpo tenso y le oyó susurrar “Toma leche...toma”. Se quedó muy quieto para sacarla poco a poco. A Alina le palpitaba el coño, desde atrás pudo verlo bien abierto contrayéndose. Le dio un beso en el culo, tapó con la braga su coño del cual empezaba a salir el espeso líquido y se fue metiéndose la polla en los pantalones y abotonándose la camisa, sin decir nada ninguno.

Aquello le daba un morbo tremendo; venía, la jodía y se iba. No hubiera aceptado aquel pacto tácito de no ser la única polla que le daba tanto placer como para correrse sin tocarle el clítoris. Sus oídos comenzaban a destaponarse cuando oyó la puerta cerrarse tras él. “Dios, qué folladas da ese hombre”. Al sentarse un goterón de semen le cayó mojándole toda la braga. “Será cerdo” pensó cerrando lo que pudo el coño y con un andar de todo menos digno en dirección al lavabo, donde se desvistió y tuvo que ducharse de nuevo.

No tenía ganas ni de cenar, se tumbó de nuevo en la cama desnuda, viendo la tele y bebiendo mojitos asquerosos. Acabó de ver una película interesante, miró el móvil y ya eran pasadas las doce. Justo le entraba un WhatsApp de Santiago. “¿Sigue en pie lo de esta noche?”

-          ¿Tú cómo lo ves peludín?- Se dijo tocándose el coño sonriendo- ¿Quieres más juerga?- Dos dedos se metieron en su interior y salieron llenos de flujo, y no pudo evitar la tentación de acariciarse el clítoris- ¡Qué puta eres Alina! ¡Sólo quieres follar y follar!

Se metió dentro de las sábanas y poniéndose de lado con las tetas fuera se hizo un selfie con su cara más zorra, enviándosela con una nota de “No tardes”

Pasó un buen rato hasta que golpearon la puerta, gritando que pasara. Santiago entraba algo bebido y contento, con cara de vicio pero temeroso. Alina le dijo que se acercase.

-          Ven, desnúdate y métete en la cama.- Le ordenó apagando las luces principales dejando sólo la  de la mesita.

Él se desvistió con cierta vergüenza metiéndose rápidamente entre las sábanas. Ella se giró y le acarició la cara, fría y de piel tersa. Quedaron ambos mirándose.

Santiago acarició suavemente sus pechos que ya tenían los pezones de punta y ella bajó la mano por el torso hasta dar con la punta de la polla ya dura sin haber hecho nada aún, sonriendo. Se la agarró y comenzó a subir y bajar la piel

-          ¿Ya te has recuperado de esta mañana eh? ¿Te gustó?- Él asintió. – No quería que tu primera vez fuera...así...pero me pillaste de calentón....

-          No, si a mí me encantó

Santiago la intentó besar, ella se dejó. Se comieron la boca y manosearon largos minutos calentando el ambiente y las sábanas. Él bajó su mano por el costado llegando a las caderas, tocándole el culo para pasar adelante. Ella estaba muy caliente y se dejaba hacer, acomodándose cara al techo para que la tocase a su antojo. Notó sus dedos inexpertos hurgar por la zona, entre los pelos encontró la entrada húmeda y caliente y le metió un dedo, haciendo que abriese más y más las piernas. Ella aceleró los movimientos de su mano en la polla.

-          ¿Te gusta que te pajee?- Le preguntó cogiéndole la mano para que le acariciase el clítoris, moviéndole ella los dedos en círculos.- Así, tócame el coño.

Más que la paja o el dedo el hablar lo estaba excitando, se le veía en la cara que estaba a punto de correrse. A ella aún le quedaba un poco. Giró la cara para besarle y cogiéndole del mentón le hizo fuerza para que bajase la cabeza, relamiéndose los labios y sacando la lengua por si quedaba dudas de lo que quería. Él pareció entenderlo, levantó las sábanas con la mano y se metió entre ellas comiéndole las tetas primero y luego bajando hasta su coño. Lamía como un perrillo pero esta vez más acertado; pasaba la lengua por todo el coño y centraba sus lametones en el clítoris.

-          Mmmm...así...qué bien lo comes. Dale lengua a mamá....dale más...mmm...dedo, mete un dedo....así...fóllame y chúpamelo...- Había ganado puntos en una sola sesión, de seguir así podría hacer de él un buen objeto sexual.

Seguía haciéndole una paja, él se puso de rodillas para hacerle mejor el oral, quedando la polla enhiesta apuntando a la cama cerca de la cara de Alina. Dio un par de botecitos para ponerse debajo de ella y le dio dos lengüetazos al capullo, para después metérselo en la boca y sorber. Empezaron así un rico 69, ella le chupaba la polla con deleite y él le estaba comiendo el coño con ganas. Ambos gemían y suspiraban y a medida que se aproximaba al orgasmo ella aceleró la mamada metiéndosela hasta el fondo y acariciándole los huevos. Al hacerle eso él lleno de placer le sorbió el clítoris haciendo que le llegase de golpe un delicioso orgasmo que le aplastó con los muslos la cabeza. Se sacó la polla de la boca

-          Mmmm...sí...mmmm....que rico...cómemelo....- Se la volvió a meter y a sacar varias veces aprisionando la carne con sus labios, notando como se le había puesto en extremo dura y el primer sabor salado. Santiago dejó de chupárselo para coger aire y gemir descargando su leche en la boca, tragándoselo ella un poco a disgusto.

Salió de entre las sábanas mirándola, y se sonrieron. Él seguía con la mano en el coño metiéndole el dedo y tocándole el clítoris.

-          Deja, ahora no lo toques que está muy sensible- Le pidió Alina.

-          Ah, perdona, no sabía...-Retiró la mano y se iba a salir de la cama algo apenado

-          ¿Dónde vas?- Preguntó ella

-          Creía...que...no sé... ¿Quieres que me quede un rato contigo?

Alina echó a reír sonoramente. “Pobrecillo, se cree que ya hemos acabado, qué manso es”. Él intrigado no sabía cómo reaccionar hasta que le cogió la polla para comprobar cómo la tenía. “¡Joder con los jovencitos! Esto sigue duro”

-          Sólo te decía que no lo tocases que molesta, pero...mamá quiere polla...si quieres claro está.

Santiago no dudó en echarse encima de ella entre sus piernas y comerle las tetas. Intentaba metérsela sin acertar, bajó la mano y se la colocó en la entrada ella misma para que de un caderazo se la metiera. Comparada con la de Severino era poca cosa pero le daba bastante placer, más que nada el morbo que alguien veinte años menor la estuviera follando era lo que la calentaba.

-          Así, dame...fóllame...mmm...que rica polla.- Le decía para calentarlo. Él cada vez la metía más y más rápido, la cama repiqueteaba contra la pared.

Ella le arañaba la espalda y él le mordía el cuello sin piedad a cada penetración. Alina estaba disfrutando más del morbo del jovenzuelo que de la follada, por lo que pensó divertirse un rato con él. Lo empujó a un lado y se colocó ella encima metiéndosela entera, echando la mano atrás para acariciarle los huevos y moviendo las caderas para follárselo

Santiago se mordía los labios y gemía de placer con la cabalgada que le estaba dando. Le agarró a las tetas que bamboleaban apuntándole con los pezones y las estrujó.

-          Uff... qué bueno- decía él apretando más y más las tetas. Alina sonreía. – Si sigues así....

-          ¿Quieres correrte en mi coñito?- Le susurró. Quitó las manos de sus tetas para llevarlas al trasero y acompañar los movimientos de cadera y le puso las tetas en la cara para que se las comiera

Cuando notó que se movía muy suelto y sin miramientos se volvió a incorporar irguiéndose lo más que pudo para que disfrutase de la vista de una mujer desnuda cabalgándolo. Volvió a agarrarle las tetas y dejó de moverse al compás de los caderazos de Alina. Ella se movió más y más rápido metiéndola y sacándola hasta que gimió fuerte cerrando los ojos. Ella sonreía al verlo disfrutar de un buen orgasmo, notando cómo su coño rezumaba flujos de ambos

-          Así...lléname el coño...mmmm...dame lechita....córrete dentro de mami...

Justo empezaba a relajarse y ella a notar cómo se le empequeñecía la polla tanto que si se movía mucho se le saldría oyó un ruido a su lado sobresaltándolos a ambos y por instinto Alina se echó encima de Santiago y se cubrió las vergüenzas con la sábana.

-          Chaval, ¿No te enseñaron tus padres a ser un poco cortés? Primero las damas hombre....que se ha quedado con las ganas- Dijo Severino cerrando el mini bar, cogiendo un botellín y bebiéndoselo sentado en la cama

-          ¡Qué susto joder!- Chilló Alina- ¿Qué haces aquí?

-          Mi mujer me ha largado de la habitación, piensa que ando zorreando por ahí....-Se reía.- No, si tonta no es, y si no fuera por las tarjetas de crédito me apuesto el brazo a que ya se habría divorciado.

-          Repito, ¿Qué haces aquí?- Remarcó cada palabra. Santiago se había cortado tanto que se salió de ella y se la quitó de encima tumbándose y tapándose al lado, buscando sólo con el brazo fuera de las sábanas su ropa para largarse de ahí

-          Pues venía a darte otro poco de polla.- Se bajó la bragueta y se la sacó. Aún flácida tenía un palmo de polla y tres dedos de ancha. Alina salivó al verla, y del calentón que llevaba sólo pensaba en que la jodiera bien aquel instrumento- Pero veo que ya andas servida.- Su mano se había colado por la sábana hasta el culo acariciándolo y llegando al coño. Metió dos dedos, los sacó para olerlos con una cara muy cerda y se los volvió a meter esta vez destapándola- ¿Cuántas corridas llevas ya dentro hoy?- Preguntó con tono burlesco

-          Pues...creo...que....cuatro- Alina se había movido de tal forma que se puso de rodillas dándole el culo de nuevo a Severino, que la follaba con los dedos ya sin compasión al verla destapada.

-          Mírala, desnudita y todo- Abrió el coño con la mano viendo salir el semen- Oye chaval, te has dejado algo aquí...

Sebastián logró coger alguna prenda y se tapó los genitales levantándose para coger el resto

-          Yo...mejor me voy...-Dijo

-          ¿Ya te has cansado? Ella parece que quiere más.- Contestó Severino. Alina le miró lo más viciosa posible.- Quédate y así ves cómo se folla a una mujer

Severino se colocó detrás, apuntaló la polla a la que le había dado un par de meneos para ponérsela dura y empezó a meterla. Alina se moría de placer y no dudaba en anunciarlo

-          Mmmm sí, ¡Joder! ¡Qué polla! ¡Párteme el coño!- Chillaba. Él la metía y sacaba lentamente en su totalidad

-          Anda, se bueno y dale algo para cerrar la boca

Sebastián dudó, pero se había puesto muy cachondo al ver la cara de puta de Alina siendo ensartada y quién es el guapo que desaprovecha una oportunidad así. Se subió a la cama de nuevo de rodillas y acercó su polla a la cara de Alina.

Ella estaba disfrutando de lo lindo la lenta follada que le estaba dando Severino, no pensaba en otra cosa que disfrutar. Al ver la de Sebastián cerca la agarró, agitó y se la metió en la boca. No fue su mejor mamada porque veía las estrellas cada vez que la tenía entera dentro, pero al menos lo intentó, dándole unas cuantas chupadas cuando sentía vaciarse su interior y podía respirar. Notaba como Severino se la metía cada vez más rápido, notaba ese extraño orgasmo continuo por todo el cuerpo. Severino escupía en el trasero para irla lubricando. Estaba cogido a sus caderas y la follaba a buen ritmo.

-          Me estás matando...afloja....por favor...- Suplicaba entre embestidas. Él se salió unos segundos dejándola respirar y Alina oyó cómo caía ropa al suelo. De nuevo volvió a sentir la polla y de una estocada la ensartó justo cuando estaba metiéndose la de Sebastián hasta el fondo, haciendo que se atragantase y tosiera.- ¡Dios!

Seguía escupiéndole en el trasero. Cogió parte de la saliva que había caído muy arriba y le lubricó el ano para después meterle un dedo y girarlo. Alina gimió cuando le metió un segundo dedo y al compás de la follada se los metía y sacaba. No protestó, estaba disfrutando de lo lindo y en aquel momento nada le importaba. Él decía cosas muy cerdas. “¡Qué culo tienes mamita! “ “¡Qué pena no poder follártelo, porque se nota que te lo han roto bien!”

Tenía el coño dolorido. No podía vérselo pero de bien seguro estaba rojo como un tomate de tantas veces que la habían follado en un día. A cambio de ese escozor sentía un gran placer en su interior tan lleno, se sentía como una adicta a ese continuo placer y no quería que acabase nunca. Severino no aflojaba el ritmo, al contrario cada vez la penetraba más y más rápido. La cama golpeaba con furia la pared y oyeron golpes al otro lado y un chillido atenuado por los muros que rezaba “¡Parad ya coño que hay gente que quiere dormir!”

Severino paró, creyendo ella que estaba haciendo caso a la voz o que ya se había corrido, pero no notó ningún síntoma del orgasmo propio de los hombres y por ello se extrañó. Él la apartó sin miramientos y se echó boca arriba mientras ella pajeaba a Santiago.

-          Estoy cansado, si quieres polla sigue tú

Alina dejó de comérsela y pajear a Santiago para encaramarse a Severino. Cogió su larga polla y se la preparó, dejándose caer de rodillas poco a poco disfrutando de cada centímetro. Pudo respirar cuando su trasero contactó con los muslos.

-          Uff...uf...joder...uff...joder...-No sabía decir otra cosa. Él le cogió las tetas amasándolas con furia.

Empezó entonces a mover las caderas como había hecho antes con Santiago, pero el placer era indescriptible y no necesitaba ni acariciarse el clítoris. Se sentía muy llena y al poder llevar ella el compás se movía a su antojo en función de lo profundo que quería penetrarse. Alternaba rápidos movimientos de cadera sólo con una parte dentro con profundas penetraciones lentas.

Santiago la miraba embelesado, veía cómo esa mujer desnuda estaba cabalgando a su jefe sin atender a razones. Intuitivamente se tocaba la polla. Alina se tumbó encima y como no podía tocarle las tetas llevó ambas manos al trasero. Él recogía flujo cada vez que se la sacaba y le mojaba de nuevo el ano metiendo lo que podía el dedo. Alina se cogió una nalga abriéndola más para que pudiera meterlo unos milímetros más adentro pero en aquella postura poco podía.

-          Niño, ¿a qué esperas? ¿Invitación? ¡Jódele el culo que lo está deseando!- Dijo Severino a Santiago

Santiago dudó, se colocó detrás viendo cómo entraba y salía la polla, le cogió las nalgas pero no sabía qué hacer en aquel agujero tan pequeño y rosado. Alina paró de moverse con la polla bien adentro, echada en el pecho de Severino aplastándose las tetas contra él al cogerse ambas nalgas y abrírselas.

-          Lámelo y ve metiendo dedos bien mojados- Le dijo- Sin miedo, está limpio

-          ¡Coño! ¿Es que no has follado nunca un culete chaval?- Se rio Severino

-          Se está estrenando conmigo, sé bueno- Susurró Alina

Alina movía muy poco las caderas manteniendo el placer. Sintió la cálida lengua de Santiago en su ano lamer y meterse un poco, después un dedo que entró con facilidad.

-          Echa saliva.- Le ordenó cuando metió el segundo.- Y muévelos

Sintió un buen salivazo y cómo lo introducía con los dedos lubricando bien la zona. Con dos dentro hasta el fondo y la polla de Severino encastada se sentía en la gloria, empezando a moverse más y más sin querer.

-          Mmmmm...qué rico....más....mete otro....- Metió un tercero con cierta dificultad, pero al volver a escupir entraron y salieron bien varias veces. Sacó los dedos para darle con la lengua dejando mucha saliva en la entrada y volver a meterlos. Lo estaba haciendo muy bien para ser su primera vez, y aunque a Alina no le gustaba el anal estaba muy cachonda y quería que fuese el primer culo que se follaba su juguetito.

Se metió la polla de Severino hasta el fondo y se tumbó lo más que pudo para dejarle el culo bien puesto. Notó la polla de Santiago en las nalgas.

Estaba aprendiendo sobre la marcha muy bien para ser un jovenzuelo; frotaba la polla entre los cachetes, escupía para mojarla y restregarlo. Se cogió el miembro lubricando bien la punta con la mano, cogió saliva con dos dedos y la dejó en el ano ya bien dilatado. Le colocó la punta y empezó a empujar consiguiendo meter el capullo. Alina dio un respingo.

Se movía poco a poco metiendo cada vez unos milímetros más, y a la quinta entrada se cogió a los hombros y se la metió entera haciéndola ver las estrellas. Por suerte la polla de Severino le estaba dando un placer inmenso y no le importaba el ardor en el culo. Las sacudidas de placer y la sensación en el culo la hacían apretarlo sin poder cerrarlo.

-          ¡Joder! ¡Qué bueno! – Dijo Santiago con la polla clavada hasta el fondo. La sacó y volvió a meter de una estocada más rápido.

Alina sólo se movía lo que las embestidas de Santiago la empujaban, volviendo atrás para meterse la de Severino a cada salida. El chico se estaba emocionando y dejando llevar, follándola cada vez más y más rápido, consiguiendo que ella a la par cabalgase a Severino. Tenía los ojos cerrados, gemía y chillaba al oído de su jefe.

-          ¡Ah! ¡Dios! ¡Rómpeme el culo!- Se sentía llena por todos lados, puso las manos en el pecho de Severino para erguirse y Santiago la cogió de las tetas mientras se la clavaba.

Llevaba rato con esa sensación en todo el cuerpo y estaba agotada. Sudaba, le caían goterones de la frente y los pechos le resbalaban. No podía concentrarse en sólo un agujero y tenía que dejarse hacer, follada por todos los lados se sentía muy puta, y le encantaba que la usasen así.

Santiago le estrujó con fuerza las tetas y le mordió el hombro, metiéndosela lo que pudo y quedándose muy quieto, temblando de placer.  “No podía aguantar más” le susurró sacándola poco a poco y notando ella cómo le salía del culo el poco semen que habría generado en esa escasa media hora. Él se quedó sentado en la cama viendo la escena.

Alina pudo dedicarse a cabalgar la polla de Severino, pero estaba extenuada y sus movimientos no eran del agrado de su jefe, que la agarró y tumbó de lado en la cama, cogió su pierna llevándosela al hombro y de costado como estaba siguió follándosela. Ella sintió alivio al no tener que moverse y sólo dedicarse a recibir polla.

-          Córrete ya Seve, que no puedo más, me duele todo.- Tenía las piernas dormidas por la postura anterior, le dolía el culo horrores y temblaba de escalofríos por el sudor y el orgasmo que le daba cuando la tenía hasta el fondo, notándose ya incomoda por tanto rato así.

Severino la tenía a su merced, casi inmóvil de cansancio. Empezó a follarla con rapidez, volvieron a oír a los vecinos de habitación quejarse por los golpes escandalosos en la pared. Alina ya no podía ni gemir ni chillar, se dejaba hacer. “¿Quieres leche? Pues toma” Le dijo metiéndosela hasta el fondo varias veces y notando cómo se lubricaba la zona en exceso.

Él se quitó la pierna del hombro y sacó la polla, dejando que Alina se repusiera. Ella, aliviada de tanto placer quedó rendida en la cama desnuda sin poder ni moverse pero con una sonrisa en la cara. Abrió los ojos y vio a los dos machos de rodillas en la cama; Santiago volvía a tenerla dura de lo que había visto y se la meneaba con rapidez

-          Oye, aprovecha ahora antes de que se enfríe.- Le sugirió su jefe.

Ella intentó negarse, no podía más y sólo quería descansar y morirse pero no salían palabras de su boca. Santiago se había envalentonado en su primer día; cogiéndola de la pierna la tumbó boca arriba, abriendo sus muslos y tumbándose encima de ella. Le comía las tetas y buscaba con la mano apuntalar la polla, cosa que no le costó mucho por lo cedido que lo tenía, y sin miramientos se la metió de golpe y la empezó a follar como un animal, parecía disfrutar que ella ni reaccionara tan dócil como estaba. Alina sólo deseaba que acabase de una vez y se largaran. Estuvo largos minutos jodiéndola así; El morbo de que la usase como una muñeca y la cantidad de flujo y semen que tenía en su interior la mantuvo lubricada por suerte. Él se levantó con los brazos para verla casi inconsciente mientras le daba polla. Severino se había puesto a un lado de la almohada y con la mano le ofrecía su rabo.

-          Chúpamela un poco, que quede limpita anda.- Dijo a Alina

Intentó como buenamente pudo chuparle la polla pero era imposible, estaba rendida y sólo pudo meterse el capullo en la boca. Lo poco que podía hacer era sorber y darle vueltas con la lengua. Estaba flácida pero pocos minutos después se le puso como una roca. Sin que se la sacase de la boca cogió otro botellín del minibar y se lo bebió de un sorbo. Miró a Alina y al ver que no disfrutaba, en su experiencia, llevó una mano al coño tocándole el clítoris, que hacía rato estaba bien hinchado y listo por lo poco que se lo habían tocado.

-          ¡No Seve!- Imploró notando el placer del manoseo en su zona más sensible.- ¡no quiero correrme más!- Su vagina se dilataba y contraía con las fricciones suaves y delicadas de los dedos y las penetraciones

Estuvieron unos minutos manoseándola y follándola, su placer iba in crescendo y en todo el cansancio acumulado se notó de nuevo algo vivaracha, pudiendo incluso abrir la boca y gemir, chupando con más ansia la polla de Severino que no dejaba de reír sabiendo que sus manos obraban maravillas como su polla; Sabía cuándo aminorar, cuándo apretar y cuándo acelerar las friegas dependiendo de los gestos del cuerpo de la mujer. Santiago mantenía el ritmo y ella notó cómo le palpitaba el interior por las oleadas de placer que le iban llegando, corriéndose con un dulce orgasmo que produjo tanto flujo que no sabía si se había orinado. Su jefe dejó de tocarla pero el chico seguía con las penetraciones sin cansarse.

-          Vaya, se me ha vuelto a poner a tono.- Dijo mirándose la polla- Te doy un último meneo y a la cama- Apartó a Santiago que seguía follándola a discreción. Como si estuviera en el trabajo, obedeció sin rechistar echándose a un lado, y Severino ocupó su lugar.

-          No por favor, ya no puedo más, otro no.- Suplicó casi llorando, pero sin embargo su jefe se la metió casi entera- ¡Cabrón! ¡Para ya!- Alina alzó la voz viendo que no le hacía caso y la metía y sacaba. Se inundó de placer pero estaba muy cansada para otro orgasmo.

-          Venga no te quejes, que es nuestra última noche...

Severino la jodía sin miramientos. Alina intentaba con las manos separarlo para que no le entrase todo ese monstruo de polla pero él era bastante más fuerte y pesado. Cada vez que la metía a fondo y le rozaba la entrada del útero le daba escalofríos y punzadas en todo el cuerpo.

-          Mmmm...uff....joder....mmm....para....para ya...ufff...-Gemía e imploraba. Él la follaba sin contemplaciones y a toda velocidad de rodillas cogiendo sus piernas y disfrutando de la vista de sus tetas bamboleando y del coño abierto por su polla.

Alina ni notaba las penetraciones ni los movimientos, sólo la sensación de placer que la tenía en el limbo. Casi no podía respirar.

-          Venga mami, que hace un ratito estabas gozando como una puta de dos pollas. Seguro que tu novio no te jode así nunca...un poco más y te vas con otro regalito en el cuerpo.- La follaba con furia para correrse, ella sólo sentía placer y dolor. En sus oídos taponados de la presión resonaban los susurros de Severino, que se había echado encima de ella metiéndola muy adentro y corriéndose casi en el útero- Eso te pasa por calientapollas.- Alina no pudo evitar derramar unas lágrimas. Le dio un dulce besito en la mejilla y se salió de su interior notando el vacío de aquella polla.

Estaba casi inconsciente, medio dormida con la boca abierta para respirar profunda y agitadamente, notando de nuevo cómo le separaban las piernas y el peso de un cuerpo encima. Algo le entraba de nuevo algo en su interior. Tuvo sentimientos encontrados; Enfado por cómo la estaban usando aun cuando ella ya se había negado y más después de todas las cosas que habían hecho, que no eran pocas como para tener queja...y cierta satisfacción, no sabía de dónde le venía pero en parte quería sonreír de felicidad.

Santiago le besaba el cuello y la follaba. Se sentía violada, sin ya placer y siendo usada, sólo quería que acabara para poder dormir. No sentía gran cosa de espalda para abajo, solo el movimiento y los golpes de los huevos en su trasero. Mordía su cuello, cara y labios sin ella responder. Tenía tanto semen y flujo dentro y estaba tan cedida que el chico la follaba y follaba sin correrse.

-          Acaba ya Santiago.- Le pidió dulcemente besándolo después de abrir los ojos. Él lo intentaba pero no llegaba al punto de correrse

-          Tiene el coño reventado.- Dijo Severino vistiéndose y rebuscando entre los botellines hasta que dio con uno de su agrado- Normal, después de todas las veces que se lo he jodido hoy.- Bebió.-Déjala ya pobrecilla...o fóllale el culo si te queda poco y que descanse

Se horrorizó ante tal proposición, y más cuando Santiago con los ojos como platos se salió de ella y giró su cuerpo inmóvil poniéndola boca abajo. No podía hablar y cualquier movimiento era inútil debido a su delicado estado. Él le abrió los cachetes de su culo gordo y de anchas caderas, tenía aún el agujero abierto y rojo. Untó dos dedos con saliva y se los metió sin dificultad. Alina reunió fuerzas para hablar

-          ¡Para! ¡Ni se te ocu...!- La presión de la polla apuntalada y entrándole le cortó la frase, haciendo que se agarrase con las pocas fuerzas que tenía a la almohada, cerrar los ojos y morderse el labio

-          ¡Hostia! ¡Aquí sí!- Dijo Santiago metiéndola bien al fondo. Comenzó a meterla y sacarla como antes en el coño pero visiblemente más eufórico por la sensación de un orificio estrecho

Estuvo unos minutos partiéndole el culo, causándole mucho ardor. Se tumbó encima de su sudada espalda y le mordió la oreja, dejándola muy adentro y sólo moviéndose unos centímetros rápidamente; notaba cómo el chico se iba a correr

-          Esta me la vais a pagar.- Logró decir sin abrir siquiera los ojos

-          Lo que quieras pago yo por ese coñito- Dijo Severino abotonándose la camisa y peinándose en el espejo del armario antes de irse, mirando a ambos lados del pasillo al abrir la puerta por si alguien le veía.

No había acabado de cerrarse la puerta que notó presión en su ano, la polla hasta el fondo  y los huevos encastados en sus cachetes. Santiago le gimió en la oreja.

Se salió del culo y algunos goterones de semen salían de él cada vez que palpitaba. Veía cómo se cerraba muy lentamente. Alina estaba tumbada boca abajo respirando agitadamente y él sintió lástima, le acarició la espalda y le susurró una disculpa pues debía estar enfadada. Y así era, estaba muy enfadada, pero oír la dulce voz suave y melodiosa de aquel chico la serenó. Él pedía perdón, con la excusa de que estaba muy caliente por lo sucedido, que no quería hacerle daño ni que se enfadara. Alina recogió fuerzas para girarse y aunque quería mirarlo con odio no pudo; en el fondo, había gozado como nunca.

-          No pasa nada, me ha gustado mucho.- Dijo.- Pero tápame que tengo frío, y quédate a dormir.

Como un niño de cuna la obedeció, tapándola como si se fuera a romper y acurrucándose a su lado, ambos desnudos, dándole su calor. No notó siquiera el brazo encima de su pecho; cayó dormida al instante. O inconsciente. O muerta. Bueno, muerta no, sus ronquidos la delataban.