El congreso

Hay estaba yo sentado en la barra tomando mi mojito, cuando miras de un lado hacia el otro buscando compañía, pudiéndola verla sentada al fondo. Era una dama, mujer con cierta belleza, sofisticación y elegante, y aunque me dijo que era una empresaria, yo di por sentado que debía de ser una ‘Escort’.

El congreso

Lo ocurrido fue hace un par de meses en Valencia, no fui precisamente por vacaciones sino por trabajo, ya que debía de asistir a un congreso con unos compañeros. Mis planes iniciales eran otros, iba a coger unas vacaciones y me iba a escapar, sobre todo de esta rutina matrimonial, deseando salir de esta monotonía. Pero finalmente mis planes se me truncaron, y esto me ocurrió...

Tras llegar a Valencia, ya nos estaban esperando, llevándonos al hotel en un mini autobús acondicionado, hotel cerca de donde se iba a celebrar dicho congreso, y obviamente ya estaban hechas las reservas. Una vez llegamos, pasando por resección uno por uno, fuimos retirando las tarjetas de acceso a nuestras habitaciones. Apuntándonos a distintos seminarios, y de paso retirando nuestras credenciales, acabando por subir a nuestras respectivas habitaciones a instalarnos. Bajando a los pocos minutos, poniéndonos en marcha hacia el congreso, convirtiéndose ese día aprovechable laboralmente, pero bastante pesado e imaginándome el resto de la semana.

Tras llegar el día a su fin... ¡por fin¡, toco ir a descansar, sabiendo de sobra que el día siguiente seria más de lo mismo, e incluso pensé en proponerles a mis compañeros el irnos de copas más tarde, cosa que me negaron, recordándome que estábamos allí por trabajo. Transcurriendo el día como el anterior, finalizando este y sin ganas de nada, cene en el hotel como estaba incluido. Decidiendo irme al bar a tomar algo al menos, me acerqué a la barra y pedí una bebida exótica que tanto me gusta, pidiéndole al barman... ‘un mojito’. Quedándome sentado en la barra con mi copa en mano, mirando de un lado hacia el otro, cuando en esos momentos la vi, era una mujer con cierta belleza, elegante y aunque di por sentado que debía de ser una ‘escort’, acabe por acercarme ante las dudas de otros.

Camine hacia donde estaba ella sentada, no dude, iba muy seguro de mí mismo, llegue y tras presentarme, mostrando mi galantería, no hice lo típico cuando abordas a una chica, pues estaba mujer demostraba estar más curtida. Pero ella, no me respondía en esos momentos, simplemente me miraba y acabe por cambiar de táctica, continuando con pillárezca (o mejor dicho en plan pillo, ya sabéis en plan astuto y hábil), hablando con palabras de doble sentido, ahí fue cuando ella acabo por invitarme a acompañarla. Se me presento como Anais, una empresaria y ama de casa, casada de cincuenta y un año, mujer muy elegante.

Mientras me hablaba ella, disimuladamente me dio por admirarla bien, observando ese vestido elegante negro que le llegaba hasta medio muslo, medias oscuras (detallando en la costura, un pequeño hilo por detrás) y zapatos de tacón. Y tras las copas en el mismo bar del hotel, decidimos salir a tomar algo el aire por los alrededores, continuando la conversación. Tocando todos los temas, ya sea de trabajo, familia, gusto, preferencias, ¡y cómo no!!... sexo, no dejando de indagar sobre su vida sexual con su cónyuge, cosa que ella también estaba interesada e incluso en mis aventuras. Y entre otras cosas que me conto, una de ella, me dejo claro sus intenciones, como aquella...

  • ” Mira, soy una mujer madura, y me considero una mujer con clase, que ha llegado hasta donde estoy con mucho esfuerzo y sacrificio, sabiendo de sobra que he perdido mucho más que lo ganado, incluso pienso que he malgastado parte del tiempo con quien no debía, tocándome ahora disfrutar a mí y hacer lo que me gusta”.

Hablando con mucha seguridad, está continua...

  • “Me gusta disfrutar del sexo, cosa que mi amado esposo se esfuerza, pero los años le pesan, y aprovecho estas salidas como modo de poder disfrutar, realizando mis fantasías. E intentando aprovecharme al máximo, no importándome a veces del sexo que tenga esa otra persona”.

Me quedé un poco sorprendido con lo último mencionado, pero no mostré rasgos de estar atónito y menos impresionado. Dejando a esta bella dama hablar, siguiendo...

  • “Como te he dicho, me gusta deleitarme y divertirme del sexo, pues soy de esas que le gusta recrearse, complacer y ser complacida, introducir juegos de todo tipo y alternar fantasías”.

Mirarme con detenimiento, y al ver mi rostro, me pregunta y sigue...

  • “Tú me comprendes... ¿verdad?”.

  • “Me gusta introducir un rol diferente, gustándome el cambiar y no ir siempre de oveja del rebaño, y disfrutando de veladas cargadas de erotismo, morbo y de mucha sensualidad”.

Entre una cosa y otra, acabamos por regresar al hotel más por la hora, pero fue ella la que me invito finalmente a acompañarla a su habitación, haciéndome saber...

  • “Te gustaría pasar la noche conmigo, ¿no me gusta dormir sola?”.

Obviamente no iba a decir que no, no era plan de estropear la velada, como que, tras entrar en su habitación, me invito a sentarme en un sofá que había, mientras ella escogía algo de beber del interior del ‘mini bar’, acabando por sentarse junto a mí. Y a los pocos minutos, comenzábamos a besarnos, rodeándola con mis brazos, mientras ella me rodeaba con uno de ellos, mientras con el otro, descendía por mi pecho hasta mi entrepierna, comenzando a magreármela sobre el mismo pantalón. Dándome por pensar... ‘que esta no iba a perder el tiempo’, como que fui al grano, comenzando a acariciarle una de sus piernas e ir ascendiendo hasta sus enormes senos, acaricié con ganas al tiempo que le escuchaba suspirar.

Y está misma, intentaba rodearme con una de sus piernas, cuando en verdad su intención no era otra que magrearme con su rodilla, finalizando por colocarse encima. Quedando con sus piernas descansar una a cada lado, mientras mis manos se apoderaron de sus nalgas, no dejando de besarnos en todo momento. Dándome por tirar de su vestido hacia arriba, dejándolo en su cintura, volviendo a colocar mis manos en sus nalgas, no sin antes volver a acariciar sus muslos. Descubriendo que esas medias eran de ligas, pero sin llevar la porta ligas o mejor dicho... ligeros, y que esas braguitas eran de tipo tanga, llegando a pensar...

  • “Menuda ama de casa casada, eso de empresaria iría con doble sentido, espero que no sea muy cara”.

Llevado por el deseo y excitación, quise bajarle el escote del vestido para poder hacerme con sus senos, cosa que está me facilito la tarea al quitarse el vestido, tirando de este hacia arriba y quedarse en ropa interior... uuuffff!!. Menudo conjuntito llevaba la empresaria, negro con encajes, conjuntito que le duro poco, ya que ella misma acabo por despojarse del sujetador, tomando uno de sus senos y dármelo de mamar... ooohhh!!. Y mientras Anais, suspiraba y gemía, diciéndome...

  • “Chupa cariño... chupa, ten cuidado de no morder, no me dejes marcas que tengo un marido muy celoso”.

Y claro está, yo chupe, lamí y mordí con cuidado y suavidad esos senos y pezones, acaricie como el resto del cuerpo, mientras ella se dejaba y alternaba con comerme el cuello. Mientras mis manos acariciaban sus nalgas, comenzando por diluir los dedos de una de mis manos entre sus glúteos, notando que aquello le ponía cada vez más. Dándole por fin por quitarme la camisa, mientras a los pocos minutos hice lo mismo con sus zapatos, y acabar ella por incorporarse. Ofreciéndome su mano e invitarme a ir al dormitorio, diciéndome...

  • “Vamos a la cama, allí estaremos más cómodos”.

Cama donde le hice a ella sentar y tenderse, tenderme y besarla, e ir descendiendo por su cuerpo, besando cada milímetro de su piel al mismo tiempo que tiraba de su tanga. Pasando su ombligo y llegar a su entrepierna, comenzando a saborear tan rico coñito, depilado en parte, ya que había dejado una especie de triangulo. Comencé por saborear con sumo cuidado su vulva alternándolo con sus labios vaginales, mientras ella gemía y suspiraba, llegando a oprimir mi cabeza con su mano derecha, mientras con la izquierda tuve que sujetársela. Ella separaba sus piernas por minutos, dejándome hacer y decirme...

  • “Qué malo que eres... ooohhh!!, veo que disfrutas mucho... eeehhh!!, esto te pone a ti... uuummm!!”.

Y en no más de cinco o quizás diez minutos tuvo ella su primer orgasmo, orgasmo que por la cantidad de fluidos que soltó, aquello parecía mas que se había orinado. Incorporándose al momento, bajarme mi short y tomar mi miembro erecto, llevándoselo a su boca, elevando la vista y soltarme...

  • “No voy a tener compasión, has sido un niño muy malo”.

Comenzando a comerme la polla, y pasado unos minutos, acabe por sugerirle una postura mejor, postura que cumplía con sus deseos de continuar comiéndome mi polla. Le pedí que se acostara, quedando de manera que continuaba comiéndome mi verga, postura cuyo cuerpo girado levemente hacia mí. Aprovechando por juguetear con sus senos y sobre todo su vagina, masturbándola un poco y cuyos dedos, perforaban una vez tras otra su encharcado orificio vaginal... uuummm!!. Ella levantaba mi tronco, lamiendo mientras siento como acaricia mi culo, e intenta penetrarlo con sus dedos, acabando por decirme...

  • “Uuuffff!!, que malo que eres”.

Y tras soltar mi miembro, soltarme...

  • “Veo que no te vas a correr... eeehhh!!, pues entonces fóllame”.

Ella se coloca boca arriba, esperándome, ocurriéndome jugar con ella un poca más, tomando sus piernas y flexionándolas hacia su vientre, momento en que cojo y la penetro sin problema alguno. Comenzando ella a jadea y suspirar, mirándome con deseo y con malicia, disfrutando y al ver mi rostro de placer, me detiene. Saca mi miembro de ella y me hace tumbar sobre la cama, soltándome...

  • “Ahora me toca a mí”.

Y volviéndose a colocar arriba, es ella quien toma mi miembro y se lo introduce, comenzando a botar sobre mi cuerpo, demostrándome como de buena amazona que es. Mientras siento como mi polla entra una vez tras otra, volviendo a sentir que pronto me iba a correr, pero ella adivinándolo no me permite ni detenerme y mucho menos ir más lento. Y en segundo le hice saber que me venía, diciéndome ella...

  • “Córrete ya cabrón... córrete, ¡quiero que me preñes... aaahhh!!”.

Obviamente me dio su permiso, acabando por correrme dentro de ella, quedándose sobre mí unos minutos, y acabar ella por tumbarse sobre mí, sintiendo su corazón latir y su respiración acelerada, mientras le acariciaba el cabello sobre todo y la espalda. Y entonces es cuando caigo, que ella solo se había venido mediante el sexo oral, cosa que me da por diluirme entre sus brazos, llegando de nuevo hasta su coñito. Volviendo a disfrutar de ese manjar, ayudándome con mis manos, introduciendo mis dedos ya no solo en su orificio vaginal. Mientras ella me decía...

  • “Espera... espera al menos que me limpie, que aún tengo tu corrida dentro”.

Pero no deseaba apartarme por nada, no quería que ella se escapara, y menos con la objeción de mi propia corrida, disfrutaba de ver como se retorcía de placer. Disfrutaba como ella misma, y poder comprobar como su orificio anal de nuevo tiene poco, pues dos de mis dedos entraba y salían con gran soltura, acabando ella de nuevo en un gran orgasmo y de forma simultanea otro detrás, quedándose extasiada sobre la cama.

Y sin llegar a levantarse, finalizo por pedirme que me fuera de la habitación y volviera a la mía, ya que no deseaba que nadie por la mañana me viera salir de la suya, ya que sería muy embarazoso para ella. Cosa que hice y que lo comprendía perfectamente, ya que la discreción es algo fundamental para nosotros. Y antes de salir, me dijo...

  • “Mañana nos veremos... ¡No¡, o pasaras y harás como si no hubiera pasado nada”.

Respuesta que le di...

  • “Claro que nos veremos mañana, aun te tengo ganas, y proar otras cosas contigo”.

Cuando llegue a mi habitación y mire la hora, pude ver que iba a dormir bien poco, como que me acosté directamente sin ducharme, me acosté con el olor a esa hembra. Y con el inicio del día, ducha, vestirse, bajar a desayunar y ver el programa de las conferencias, me lleve la sorpresa no de verla precisamente en el hotel, sino de verla en el congreso. Donde supe entonces que esta empresaria era de Madrid, mujer inteligente como tantas y que alterna está labor con ser ama de casa, esposa y madre, labor como para ponerle un monumento. Mujer que nada más verme fingió como era normal, acabando por disimular cuando otras personas nos presentaron, siendo entonces como base de dejar de fingir.

Aún recuerdo que me decía ella...

  • “Estoy muerta, me duele todo y además hasta los pies”.

Me mira sonríe picara y vuelve a soltar...

  • “Sabes que el culpable eres tú, y luego me la vas a pagar, los niños malos tienen que ser castigado”.

Y es cuando pienso que esta hermosa mujer, además de todo esto, quizás es una ama dominatriz, llegando a imaginarme lo que me podría esperar... uuummm!!. Y aún más, cuando me dice...

  • “Te espero esta tarde en mi habitación, no me tardes que tengo una sorpresa para ti”.

Despidiéndonos con un beso en la mejilla, nervioso continuo el día hasta la ansiada hora, hora en la cual me presento en la puerta y que esta me recibe con menos ropa que el día anterior, pues lleva directamente un conjunto de sujetador y braguitas tipo culote con encaje de color negro, llevando unas medias de ligas a juego, finalizando con unos zapatos de tacón de aguja. Mujer que me lleva al dormitorio directamente, desvistiéndome hasta dejarme en ropa interior, dejándome luego besarla y acariciarle, consiguiendo quitarle el sujetador y poder hacerme con sus senos, disfrutando de ellos y hacerle a ella disfrutar. Y que, tras sentarse y separar sus piernas, me dice...

  • “Devórame”.

No haciéndome esperar, pues sé de sobra lo que deseaba, ya que ella misma me hizo saber... ‘poquísimos hombres me han hecho disfrutar de una buena comida como tú, he podido comprobar que disfrutar con ello, eso y que además poco asco le has hecho a saborear tu propia corrida, cuando me diste la segunda comida de coño’. Y tras llevarme saboreando de sus labios vaginales, clítoris y vulva durante un largo rato, donde mis dedos me ayudaron a que obtuviera su primer orgasmo, y cuyos fluidos me permitieron perforar su culito, acabando por venirse de nuevo. Y pleno éxtasis mío mientras le comía su orificio anal, cogió ella y me dijo...

  • “Te acuerdas que ayer te dije que me gusta introducir juegos de cambios de rol, pues ahora lo vamos a hacer, vamos a jugar a cambiar el rol, no siendo yo la dócil oveja del rebaño”.

Dice mientras veo como se coloca un ‘strapon’, explicándome que ese objeto es parte de juego, proponiéndome que, como parte de este, comenzará por chupárselo, sugiriéndome hacerlo como ella o mi mujer lo haría. Y me dejé llevar, comencé a chuparlo, succionando una vez tras otra, tragándomelo hasta sentir nauseas, y al apretar está misma mi nuca, acabé por sentir arcadas. Y mientras chupaba una vez tras otra, mis manos se apoderaron de sus pechos, acariciándolos e incluso juguetearon con sus pezones. E ir descendiendo para poder a volver a magrear sus nalgas, pudiendo castigarla con introducir dos de mis dedos, soltándome ella en esos momentos...

  • “Así... estas tenemos, pues mira por donde ahora me toca a mí”.

Y como parte del juego, me hace volverme, quitándome mi prenda interior, comenzar a abofetear mis nalgas, sintiendo cierto dolor, pero al mismo tiempo placer. Siento como separa mis glúteos con sus manos, sintiendo acto seguido su lengua recorrer entre mis nalgas... mmm, estremeciéndome de gusto. Continuando esta por escupir e introducirme uno de sus dedos, acción que lógicamente intento apartarme, pero está con un par de palmadas me hace dejarme hacer. Sustituyendo a los pocos minutos ese dedo por ahora dos, introduciendo estos una vez tras otra, moviéndolos en forma circular, y tras volverlo a sacar, me dijo...

  • “Tú tranquilo mi niño, mami te va a hacer disfrutar”.

Decirme eso para sentir, como me unta algo liquido mi orificio, como esos dos dedos me impregna por dentro, para sustituir estos dedos por algo más grueso y claro esta largo. Comienza a penetrarme con ansias, mientras gime e incluso palmea mis nalgas, sacándomela al rato, pidiéndome colocarme sobre la cama, quedando mis nalgas al borde. Tras aceptarlo como todo sumiso, esta se me acerca con su miembro de látex, colocando ese glande de forma de champiñón en mi dolorido orificio. Comenzando a presionar e introducirse hasta su propia pelvis, volviendo a emular la penetración, llegando incluso a tomar mi flácido miembro, intentando reanimarlo mediante la masturbación. Llegándome a preguntar...

  • “No me digas que no te excita esto”.

Ignoro el tiempo que nos llevábamos, pero no se detuvo hasta que no me vio disfrutar, viendo como llegue a correrme hasta en dos ocasiones, orgasmos que ella misma froto por mi cuerpo y rostro. Y que, tras dejarme descansar, me toco a mi complacerla, no precisamente mediante la penetración, sino con mis habilidades bucales. Tocando la hora de la despedida, pero no sin antes proponerme un juego de excitante, juego que no era otro que intercambiar prendas, donde debíamos de llevarlas hasta nuestro próximo encuentro. Juego que acepte, viendo como ella se colocaba mi short y al poco, ver como ella me tiende su mano portando su prenda, no dejándome marchar hasta que no me lo colocaba, prenda que no era otra que su tanga. Y antes de irme, preguntarme...

  • “Te gustaría mañana participar en un trío”.

Y dude... si me hizo dudar, no porque no me atraiga participar en un trío, cosa que he hecho muchas veces, sino en la duda de cómo podría ser esté, pero ante su insistencia, acabe por aceptar. Pero bueno, no deseando alargar mucho más esta confesión, me tengo que despedir, agradeciendo a todos aquellos que me leéis, y en especial a los que os haya gustado. Espero que haya sido una lectura fácil, perdonarme mi forma de redactar, no es una excusa decir que tengo corregidores, e incluso correctores ortográficos o lingüístico, cuando incluso ellos mismos se dejan algo. Lo dicho, gracias. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).