El confinamiento – IV

La convivencia da un giro o mirándolo bien, el que da el giro soy yo. Pero no sé si será un giro definitivo.

Adriana ahora me miraba de mejor manera y con ojitos tiernos, me hacía gracia. Lidia también buscaba la provocación, pero me distancie un poco de las dos, quería un respiro, si alguna me gustara de verdad no me importaría que me “acosaran” todo lo contrario, pero no era el caso. Álvaro por fin me pillo y aunque tenía el día complicado, me senté con él.

  • Carlos, somos amigos y espero que sigamos siéndolo. Quiero explicarte lo que ha sucedido y el motivo.

  • Álvaro de verdad, por mi nada ha cambiado y no quiero que me expliques nada. No hay que justificar nada. Tú, tu mujer y yo, somos adultos.

  • Si pero es que no ha sido muy normal lo que ha sucedido.

  • Mira Álvaro, digamos que a mí no me escandaliza nada lo que una pareja decida hacer voluntariamente.

  • Pero tú con sinceridad… ¿Qué opinas? ¿Cómo no ves?

  • Mi única opinión es que habéis dado un paso y abierto una puerta, que el tiempo y nada mas vosotros decidiréis a donde os lleva. Os veo muy bien.

  • No seas cabrón, como nos ves como pareja.

  • Como te voy a dar ese tipo de opinión uno que las parejas no le duran ni un chasquido. Para eso un psicólogo una terapia de parejas, yo que se… mira preguntar a Adriana.

  • Tu que siempre eres tan claro y me dejas así…

Acabamos la conversación. Porque poco podía añadir. Amparo la vecina insistía en vernos y le conteste que de momento me era imposible. Ray me decía que fuera, que estaba pidiendo rabo. Le dije que no iría, que sí que estaba muy buena, pero que no. Ray me trataba de raro y me dio con el dedo en la cabeza… “Quien se haya apoderado de la mente de mi hermano, que salga, que se vaya…” nos reímos y me fui a trabajar. Toda la semana estuve huidizo. Porque me iba a trabajar pronto y volvía tarde. Algún día si estuve por la tarde. Estaba con mi trabajo habitual y con un negocio que inicie antes de todo esto, algo que no conocía mucho y que parecía en principio ruinoso, era un reto. La uva y la aceituna para mi eran dos mundos desconocidos, salvo lo que venía envasado.

El viernes llegue pasadas las nueve de la noche. Había sido una semana complicada y los dos últimos días, jueves y viernes, habían sido extraños. Como si me hubiera despertado de un mal sueño y compruebas que no estabas dormido. Tiano de me acerco como si fuera mi confidente para decirme algo de la vecina, le respondí con voz normal y dejando claro que quería relajarme.

Al final me sustituyeron Álvaro y Lidia para ir a ayudar a la vecina. Tiano y Ray, iban a empezar con los preparativos de la barbacoa y las dos mujeres se pusieron en un esquinazo de la terraza. Me fui a ducharme, cambiarme de ropa y estar cómodo. Había algo que por dentro me quemaba, entre en mi habitación, me descalce y coloque las cuerdas en el techo. No me lo pensé fui a la terraza y le pedí a Adriana si podía hacerme un favor. Se levanto y vino conmigo.

Le cedí el paso cuando llegamos a mi habitación. Entro, vio perfectamente la cuerda y las correas para las muñecas. Me miro y me sorprendió, no hablo, solo extendió sus brazos. Coloque las correas y las ajuste a sus muñecas, todo sin dejar de mirarnos a los ojos. Tire de la cuerda enganchada al techo, no la estire del todo, no quería que le molestaran los brazos. Estaba en uno de esos días que estoy más “motivado” rompí las mallas que llevaba, no me costó mucho igual que hice con las braguitas. Me gustaba su culito visible entre trozos de tela rota. Me lie a fustigarla con un látigo, el que ya había usado con ella, sonaba más de lo que podía hacer de daño.

Me pare porque no quería excederme con ella, no estaba preparada para mucho más. Lance el látigo al suelo y acariciaba su culito que además de rojo estaba ardiendo, estaba acariciándola y me pidió que la diera azotes con mis manos, agarre su pelo y le dije que haría lo que quisiera. Acariciaba su culito y bajaba mi mano, hasta llegar a su coñito que estaba chorreando, me gustaba tenerla así.

Me puse frente a frente con ella, veía su cara de placer, acaricié sus tetas por encima de la blusa, enseguida note sus pezones duros y que no llevaba sujetador. Metí mis dedos por dentro de su blusa, atrape los pezones y vi su cara de gusto. Sin pensármelo pegue un tirón y lo botones de la blusa se fueron a la mierda. Sus tetas ahora era plenamente mías. Lamí y mordisque sus pezones, pero sin dejar de acariciar su coñito. Que se lo follaba bestialmente con mis dedos.

Le di la vuelta, pase mi polla entre sus piernas, soltó los primeros gemidos potentes. Me puse un condón y le metí mi polla de una sola metida, una embestida en condiciones. Tenía que agarrar bien sus caderas, para que no perdiera el equilibrio. Estuvo a punto de hacerse daño en las muñecas, la solté y la lleve a la cama, tal como estaba de rabioso hoy no quería meter la pata.

La follaba estilo misionero, puse sus piernas por encima de mis hombros y la folle un rato así, pero me di cuenta que prefería atraparme ella con sus piernas. No me había equivocado, nada mas tumbarme sobre ella, me atrapo con sus piernas, se enganchaba bien a mis caderas. Su mirada era intensa y parecía que quería decir algo, pero solo le salían gemidos, suspiros y pequeños chillidos. Se corrió y me pidió que quería mi corrida, que si no era dentro de ella, pues fuera.

Mientras me quitaba el condón, ella se tocaba mirándome. Me empecé a hacer una paja con ella. Nuestras miradas eran intensas y me corrí, no fue una de mis mejores corridas, no por ella, por mi porque me contuve mucho y no es mi estilo. La corrida como siempre fue abundante y cayo por todos los sitios, es imposible dirigirla a un sitio concreto, por lo menos a mí.

Adriana se pasó parte de la corrida por sus pezones, por sus labios y su mirada estaba perdida. Me fui al baño y me dijo que no hacía falta que me esperara, que ahora saldría ella que la diera tiempo. Antes de dejarla quería que le prometiera algo y me negué. No quería saber ni lo que era. Mi principio es que las promesas se cumplen, por eso las promesas que se hacen tienen que ser las mínimas.

Me puse con los demás a preparar cosas, en concreto mazorcas de maíz que son muy sanas. Llegaron Álvaro y su mujer, me contaron el “interés” en verme que tenía Amparo y no quise seguir con esa conversación. Las ultimas en llegar fueron Adriana y Daniela. Enseguida me llamo la atención la sudadera, vestido para ella, que llevaba Adriana, era una que me traje de Alaska hace varios años, le quedaba perfecta como vestido.

A mitad de la cena, se habían bebido todo el vino y me levante a por más. Me lleve las botellas vacías y cuando salía de la cocina, Adriana esteba emboscada esperándome, estaba tontorrona y a punto de entra en la terraza me dijo… “Tú dices que las promesas siempre las cumples, pues hay una que no la has cumplido”me puse a pensar y no me venía nada y le pregunte. No me contesto y ya estábamos con los demás.

En un momento que la mire, se puso en una posición como si fuera accidental, su culo en pompa o a media pompa y se lo acaricio mirando, ahora ya entendí lo que quería decir y me sonreí.

No soy de tener broncas entre amigos, pero la conversación se llevó a un asunto que me parecía imperdonable. Trate de no meter baza, porque no me iba a llevar ninguna parte, lo que pasa que al final, mi cabeza que lo mismo esa noche y la acumulación de cansancio me llevo a entrar, haciéndolo de la peor de las maneras. Creando una tensión innecesaria y mas en esas circunstancia. Me fui un rato para no elevar la discusión más de lo que ya estaba.

Esa situación, todas las tonterías que había hecho esos días (lo de las relaciones con las mujeres de la casa) y eso últimos días, me llevaron a tomar la decisión de irme a la otra casa. Estaba justificado, porque había iniciado una empresa allí antes del confinamiento y aunque no tenía ni idea de cómo iba a ir, decidí estar allí en primera línea y podía seguir con mi trabajo habitual desde allí.

Me metí en mi sala y estaba tan cabreado que ni me di cuenta de la hora que era. Llame a quien estaba gestionando todo de momento en el nuevo negocio. Le comunique que iría el lunes, me interrumpió para decirme con voz nada agradable si me había dado cuenta la hora que era. En ese momento fui consciente y tuve que pedirle perdón. Se encargaría de buscarme dos personas para estar en la casa. Que había estado insistiendo un par de meses. Eran personas según el de confianza, quería conocerla el lunes.

De pronto vi a mis espaldas que había alguien era Adriana y antes de que dijera nada, ya se lo dije yo que iría a pedir disculpas. Me disculpe a mi manera y no mejoro mucho, aunque a Adriana le debió de parecer muy chistosa mi disculpa porque le dio un ataque de risa. Eso llevo a que la mas ofendida o la que se sintió mas ofendida, Lidia se levantara y se fuera sin dar ni las buenas noches. Álvaro se levantó detrás y me guiño un ojo levantando las cejas. Después se fueron Ray y su pareja.

Nos quedamos Tiano, Adriana y yo. cada uno sentado por separado. Hablábamos de todo menos de lo que había originado la discusión. Adriana se levantó y se puso a mirar la calle, se había colocado peligrosamente, porque seguro que no era nada casual, se le veía el culito sin nada. Tiano dijo que se meaba y se fue. Me levante y me puse junto a ella. Mirábamos la tristeza de la calle sin coches y la empecé a meter mano. Ponía cara de no estar pasando nada, pero de nuevo pude comprobar que estaba cachonda perdida. Me acerque a su oído… “Pues esta noche voy a cumplir mi promesa, te voy a follar el culito en condiciones” me miro, había un brillo de deseo, mezclado con algo de temor. Le die que no se preocupara.

Al regresar Tiano dijo que era hora de irse a la cama, que ahí ya hacia demasiada humedad. Al agarra la mano de su mujer e iniciar la marcha, se dio cuenta de que estábamos agarrados de la mano. Les deje solos y me fui a mi habitación, no quería forzar a Tiano o su mujer a hacer algo que no quisieran. Llegue a mi habitación, fui al baño, me acosté desnudo y no venía, se abrió la puerta y era ella con una sonrisa pícara. Se disculpo y se fue al baño.

Tardo un poco y salió denuda. La obligue a parase y le dije que se tocara para mí. Decía que no le importaba en la cama, pero de pie… la mire seriamente y empezó a tocarse, al principio con desgana y poco a poco con muchas ganas. Se lanzo y se vino a la cama. Nada de preliminares, se metió la polla en la boca, jugueteaba con la lengua y la hacía crecer.

La ayude a que se moviera y nos pusimos a hacer un 69. Era darle una lamida y retorcerse, estaba muy excitada. Lleve un dedo a su culito, hizo un ruido con la boca y nada más, no protestaba y se movía como una culebrilla. Ralentice mis lamidas porque si no se correría ya, no quería eso, quería que estuviera lo mas excitada posible, para follarme con tranquilidad su culito.

A pesar de haber ralentizado la comida de coñito, paro de hacerme la mamada, se incorporó un poco y se pegó mas a mi boca, casi aplastándome y se corrió, ya lo hacía sin pudor, sin vergüenza…”SIIIIII.. vamos SIIIIGUE… que feliz me haces…”, era maravilloso como se corría ya, sin ningún tapujo, sin ningún remordimiento o el no estar su marido. Un poco de todo.

Estaba acelerada, era el momento de iniciar los prolegómenos de la follada de su culito. La tumbe boca abajo, la estuve acariciando, destensando con un pequeño masaje su cuerpo. Porque donde mejor se le notaba la tensión, eran en sus nalgas, que se veían tensada. El culito lo tenía como metido, se veía a simple vista. Se fue relajando poco a poco, no había que tener prisa, no había que llegar y meter. Esta vez por lo menos no.

Tocaba su coñito, empapaba mis dedos y “jugaba” con la entrada de su culito, empecé con un dedos y seguí con dos. Hubo una leve queja. Cogí un bote de lubricante que había dejado preparado, lo abrí y ella pudo ver cómo me puse en los dedos una gran cantidad. Vi como miraba con gracia y cierta preocupación.

Pego la cabeza contra la almohada, tapándose la cara. Estuve un buen rato lubricándoselo y le entraban varios dedos, reduciendo su ansiedad con caricias y besos. Cuando me coloque a horcajadas entre sus piernas, su respiración aumento, cuando vio que no “atacaba” su culito, se volvió a relajar. Sabía que ya estaba preparada y me espere un poco más.

Me puse un condón y por su mirada no le pareció bien. Le pase el bote y cogió lubricante con una mano, empezó a dármelo sobre la polla. Luego se puso con sus dos manos y sabía que me estaba dando mucho placer, cuando vi que tenía una cara de “vicio” total, decidí empezar. Coloque mi polla entre sus nalgas, las separe con las manos y deje que rozara la entrada de su culito.

La trataba de encajar un poco, pero llevaba tanto lubricante que se resbalaba. Me agarre la polla y la coloque en la entrada de su culito y solo di un ligero empujón, no se metió nada, se quedó un poco encajada. Si se hubiese movido algo, se hubiera desencajado. Lo que paso es que ni respiraba, ni se movía. Su cuerpo se movía por la profunda respiración que estaba teniendo. Eso me llevo a no espérame mucho mas o iba a hiperventilar.

Hice un movimiento más seco y ya introduje un poco mi polla, esta vez sí lo sintió, lanzo un pequeño chillido, un solo “AY” pero profundo. Me pare, me quede estático. Adriana se fue relajando, empecé a tener movimientos imperceptibles, no podía ser mas “agresivo” en mis movimientos, porque estaba excitada pero asustada. Aun así no lograba que se destensara. Fue cuando cogí una pala. Le di varios palazos en sus nalgas y fue como si lograra desconectarla, lo que aproveche para meter mas mi polla y ni se enteró.

Ya había mas suspiros y gemidos de placer, que expresiones de dolor. Ella me decía que fuera muy despacio y no paraba de preguntarme si quedaba mucho. Debía de pensar que estábamos al principio, porque decía… “No sé si podre aguantar, si con tan poco siento como si me quemara todo, va a ser casi imposible, pero… ve con cuidado, si te digo algo te sales”

Lo que no sabía es que tenía metida casi toda la polla ya. Me agache, besaba su cuello, se lo mordisqueaba, le daba ligeros chupones y cuando menos se lo espero, metí lo que quedaba y sintió mi cuerpo pegado al suyo. Me esperaba cualquier expresión, cualquier cosa menos lo que dijo… “Cabronazo dijiste que lo harías y lo has conseguido… eres un… un… cieeeelo… aaaahhhh…”

Otra vez que me quede quieto y con suavidad le dije, que tomara el mando, que ya le seguiría yo. Movió la cabeza diciendo que si y la veía con los ojos cerrados. Note como se movía con miedo o precaución y como cambian los gestos de su cara, apoyada de lado sobre la almohada. Veía cómo iba cogiendo confianza y cuando sentí que sus movimientos eran ostensibles, empecé a moverme yo. Eso no quería decir que fuera a ser brusco. Cada vez le sacaba mas la polla y se la metía con suavidad. Así un buen rato hasta que hacia lo mismo, peo la última parte se la metía con un golpe seco.

Ya empezamos los dos con movimientos, esa era el momento, ahora si empecé a follarme como quería su culito y ella respondió a mis embestidas, con movimientos intensos. Adriana me pedía que nos corriéramos juntos, que ella ya no podía aguantar más y a mí me quedaba poco, se lo dije, pero empezó a mover el culito con rabia y sabía lo que le pasaba. Ahora follaba su culo con mas agresividad y ella se corrió y unos segundos después me corrí yo, fue mejor que otras veces, pero…

Aunque ella quería que siguiera tumbado encima de ella, me quite. Nos quedamos tumbados. Nos quedamos relajados y tratando de que nuestras respiraciones volvieran a la normalidad y mientras Adriana, se puso a hablar conmigo, estaba muy sarcástica. También le hice una confidencia…

  • Me vas a tener que hacer un favor Adriana.

  • Lo que quieras.

  • Sabes que tengo una nueva empresa, donde tengo la otra casa. ¿te acuerdas verdad?

  • Claro que me acuerdo. Que tengo memoria y para olvidarla, que lo tienes todo bien montado, aunque ya te puedes espabilar que te queda mucho por decorar. Si quieres te ayudo, que el toque de una mujer siempre se nota. Si es eso me ofrezco encantada.

  • Para, para. No es eso, aunque tienes razón de que hay que dedicar mucho tiempo para la decoración, pero eso ahora no me corre ninguna prisa. Es que el lunes temprano me voy a ir para allí.

  • ¿A VIVIR?

  • Si, por eso quiero que me ayudes con Tiano, que aquí vais a seguir igual, pero si os va a ocasionar un trastorno a ti o Tiano, no me voy. Pero prefiero hacerlo. Ray ya lo sabe y con él no habrá ningún problema.

  • No te preocupes, además Daniela me ce muy bien. Pero prométeme que nos harás alguna visita.

  • Seguro que sí, porque estaba pensando decir que me iba o que salía de viaje. He decidido esto último, por eso algún día pasare.

  • Te lo aviso o pasas tu o voy yo. Que también me puedes extender un certificado como “asesora” o lo que sea y te voy a ver… jajaja…

  • Gracias por hacerme el favor.

  • Gracias no, que lo del certificado lo he dicho muy en serio.

  • Todo se estudiara.

La muy puñetera, se abrazó a mí, puso su cabeza sobre mi pecho y dijo varias tonterías. Luego se echó a reír y me decía… “No te asustes, que no voy a tratar de quedarme a dormir, que ya sé que no quieres. Aunque por lo que me has hecho, tendría que poder quedarme… jajaja…” se levantó, se iba a poner la sudadera y le dije que no hacía falta que saliera corriendo, me guiño un ojo y me dijo que a Tiano no le gustaría.

Al día siguiente ya les dije lo de mi “viaje” sabiendo Ray y Adriana la realidad, aunque supongo que Daniela lo sabría también. Durante todo el domingo y a ratos, me fui bajando al garaje cosas al TT, para el lunes solo tener que bajar montarme en él y salir. Me despedí por la noche, porque saldría bien temprano.

La alarma me sonó a las 05:45. Tres cuartos de hora después estaba, aseado, vestido y haciéndome un café en la cocina. Lo que me llamo la atención, es que al encender la luz de la cocina, había dos tazas preparadas. Solo a falta de que fueran llenadas de café. No podía ser otra que Adriana. Seguro que las dejo antes de acostarse. No hacía nada de ruido para no despertarla a ella ni a nadie. De todas maneras, molí café para dos tazas. Lo hice dentro de la despensa para que no se oyera el molinillo.

Al salir de la despensa, me dio la risa, estaba sentada en una de las banquetas. Hice el café y apenas hablamos. Pocas cosas nos dijimos y lo hicimos en voz baja. Ya acabamos de tomar el café y ella se levantó, apago la luz, se acercó se arrodillo y me desabrocho el pantalón, no decía nada, saco mi polla y una vez la había sacado, en voz muy baja dijo… “No me gusta echar leche al café, pero… es bueno tomarla” no paro hasta que me la tenía a reventar.

Se levanto, se bajó el pantalón corto que llevaba, se apoyó en la isla y me dijo que me despidiera. La invitación era muy tentadora, pero no quise, me miro enfadada o con cara de estarlo y acabo de hacerme la mamada. Me sentó muy bien, no lo puedo negar. Ella se relamió y provocativamente, cogió con un dedo, un poco de corrida que le había caído por la comisura de los labios, me miro y se metió el dedo en la boca regodeándose, la muy puta quería ponerme mas cachondo.

Durante el corto trayecto, no dejaba de pensar en porque me iba de casa, teniendo lo que tenía allí y la vecina enviando señales. Quería un respiro, no hacer más tonterías de momento, tiempo de echarme atrás tenía. Llegue con el día ya clareando. Lo que más me gustaba el olor que había. Poco después se oyó la llegada de un vehículo y era Fran el que se hacía cargo de todo hasta finalizar todo lo de la casa y parte del exterior. Que ya solo quedaban cosas puntuales sin la mayor importancia y que no evitaban el poder vivir normalmente. Fran eran un hombre bajito, pelo canoso y que le empezaba a brillar por su ausencia, aunque lo peinaba muy hábilmente. Regordete, de entre 62 y 65 años. Trabajaba para el arquitecto que me hizo todo y que era amigo mío. Vivía en el pueblo cercano.

  • Venga Fran vamos dentro que preparo un café.

  • Pero a mí no como los tuyos, con leche condesada o mucho azúcar.

  • Eso es matar un buen café. Pero da igual. Mientras lo voy preparando ves poniéndome al día.

  • Pues un poco más tarde vendrán las dos personas que he elegido para que se encarguen de la casa, son de total confianza. Luego esta lo de la gestión del campo. Conozco a los que lo gestionaban antes del cierre. Son gente maja del pueblo y con buena predisposición para retomar el trabajo.

  • Para, para, Fran. Un momento. De esa gente no quiero cerca a ninguno y antes de que me trates de convencer… de eso no entiendo mucho, es algo nuevo para mí, es que soy muy atrevido. De contabilidad entiendo lo justo, pero la gente que me la lleva sabe mucho y en la gestión anterior y voy a ser muy, pero que muy benévolo, ha habido muchas “deficiencias” incluso “dejadez” y por ahí no paso. Del resto de la gente, de los currantes, pueden venir los que habían, es más seria bueno, que ya conocen el lugar.

  • Carlos esas insinuaciones me han dejado…

  • Fran no son insinuaciones, que se lo llevaron muerto. Que no es problema mío, mi problema es a partir de ahora y de esta gente no hablare más. Ahora… cuéntame de las dos personas que has elegido, que como sean de la misma confianza… jajaja…

  • (Se puso serio) No, estas si son de mi total confianza. Las dos son familia. Paloma es prima de mi mujer y tiene 42 años. Es divorciada, muy trabajadora. Carmencita tiene 18 años, es muy trabajadora, no se queja y no se pierde trabajando, hace todas las horas que haya que hacer. Es muy educada y obediente, es hija de una prima.

  • ¿Son familia entre ellas?

  • NO. Una de parte de mi mujer y otra de mi parte.

  • Ahora explícame algo. La más joven que por cierto no me has dicho como se llama. Es tan trabajadora, tan buen achica… ¿Dónde está la trampa o el misterio? Y ya de paso Paloma, ¿Tiene hijos? Lo pregunto por si se queda, buscar cómo hacer que estén juntos.

  • Paloma si tiene una hija de 17 años pero vive en Madrid con su padre. Eso es todo.

  • Queda la joven…

  • Ah es verdad. Se llama Irene, como te he dicho tiene 18 años. Vale… ha tenido algún problemilla. Pero de cómo trabaja es verdad. Que trabajaba en la casa rural y cerraron por fuera de temporada.

  • Todo muy bonito… ¿A qué llamas problemillas?

  • Pues que desde los 13 años tenía un novio, un chico del pueblo, de buena familia. Algo pasaba entre ellos, que no sabemos nadie, solo especulaciones y ella le dejo. La trataron de puta y otras cosas, ella se encerró en su casa y mientras trabajo en la casa rural, una vez que cerraron, otra vez volvieron las presiones y llevaba desde febrero sin salir, hoy va a ser el primer día que salga…

  • Déjalo ahí, luego cuando vengan hablare con las dos y ya te diré.

  • Pero si te puedo pedir un favor, dímelo cuanto antes para que no estén en la incertidumbre.

  • Me gustaría que esto lo hubiese hecho otra persona, pero no te preocupes que te lo diré en el momento. Que no me ando por las ramas.

No se quedó muy convencido. Supongo que porque no le dije que sí, de entrada. Me fui a poner una ropa más adecuada para andar por el terreno, porque una vez que hablara con las dos mujeres, iríamos a ver algunas cosas. Primero llego Paloma, mediría 1,65 y vi que sería un problema, estaba muy buena. Traía un falda negra por encima de la rodilla y se le veían bonitas piernas. Un chaquetón y caminaba junto a Fran que se veía que la iba poniendo al corriente, ella no hablaba nada, iba moviendo la cabeza muy atentamente.

Llego y me la presento, como no podía ser de otra manera, era Paloma, que 18 años ya no tenía, pero tampoco le echaría 42, ni 40 y eso que venía sin maquillar. La hice pasar a donde seria mi despacho de trabajo y Fran se fue fuera a seguir con lo suyo. Se quito el chaquetón y me vino lo de que sería un problema. El volumen de su pecho era más que interesante. Quiero dejar claro, que no se insinuaba, no se había vestido enseñando nada.

  • Bien Paloma, si fuera en mi trabajo me sería más sencillo, etaria hablando de cosas técnicas. Aquí ando un poco perdido. ¿Estas segura de que quieres estar aquí trabajando de forma interna?

  • Si lo he pensado y no me viene nada mal. Me ahorro alquiler y la verdad, no será por mucho tiempo.

  • Me gusta que seas sincera. Supongo que Fran te habrá explicado las condiciones de trabajo y la remuneración.

  • En eso no puedo tener ni una queja.

Hablamos un poco mas y no tuve nada en contra de que se quedara y se lo dije. Quise que se lo dijera ella misma a Fran y que se esperara hasta que llegara la más joven, para ponerlas en contacto con quien se encargaría de hacer los contratos. Me pareció una mujer agradable y bonita. A seguir trabajando, estaba tomando notas de algunas cosas y oí llegar otro coche. Era Irene y en contra de lo establecido venia con un hombre mayor que ella, imagine que el padre, aunque ella iba en el asiento de atrás. Se repitió lo mismo que con Paloma, lo único que esta vez eran Paloma y Fran los que le daban la charla oportuna.

Salí y les salude, efectivamente era el padre. Vi a Irene, porque decían que tenía 18 años, porque no los aparentaba en nada, bueno en el cuerpo si, perlo la cara era de 15 años. El padre se quedó con Paloma, Fran se iba a quedar con ellos y le hice subir con nosotros, le dije a Irene que pasase al despacho y me quede con Fran. La verdad que tenía un culo de infarto. Llevaba un pantalón vaquero azul clarito y unas deportivas. “Oye Fran, es una cría no tiene más de 15 años, no trates de colármela, que no”Fran no me dijo nada, solo se acercó a ella y le pidió que el dejara el DNI o el carnet de conducir. Ella nos miró extrañados y le dio los dos, no solo uno. Era verdad tenía 18 años. Irene si llevaba escote, bueno que llevaba una camisa y demasiados botones desabrochados.

  • Mira Irene como me gusta andarme sin rodeos. Me han dicho que has tenido unos “problemillas” y quiero saber sin que me des detalles, en que me van a afectar a mí si te contrato.

  • ¿Por dónde quiere usted que empiece? (A Paloma en el primer momento que me trato de usted, le dije que de eso nada, que me tuteara a Irene lo deje de momento así)

  • Por donde quieras.

  • Pues salía con un chico de mi edad. Un niño de papa. Que te deslumbra mas lo que le envuelve que como luego es. Desde los 13 y casi al cumplir los 18, me pregunte que hacía con un niño, porque es un niño chico. Mente retrograda y un celoso compulsivo. Ya está.

  • Si pero eso no es un problema ni un problemilla.

  • Pues si lo es. Porque fue dejarle y empezaron los chismes, los “acosos” y el contar cosas intimas, que me dejaron en muy mal lugar. Hasta el punto de no querer salir de mi casa, porque siempre me lo encuentro a él con sus amigos.

  • Ya voy entendiéndolo.

  • Voy a ser directa también. Sí le traerá problemas y más cuando le vea. Se pondrá muy celoso. Le habrán dicho que estuve en la casa rural trabajando y lo deje porque se acabó la temporada. Mentira, pero no se lo tenga en cuenta. Me “invitaron” a que me fuera, presiones y que iban a dar por culo a la casa rural la pandilla.

  • ¿Quieres quedarte aquí a trabajar?

  • Si claro que sí. Pero que entiendo que me diga que no.

  • Pues si quieres el trabajo es tuyo y si las condiciones que te habrá dicho Fran te gustan.

Sabía que de una manera u otra esas dos mujeres me darían quebraderos de cabeza. Acabamos la reunión y fuimos con los demás. Todos contentos y Paloma me pregunto que cuando empezarían. Les explique que ahora hablaríamos con quien lleva los contratos y les harían los suyos, que cuando quisieran. Paloma me dijo… “Pues si no te parece mal, voy a por mis cosas y empiezo ya”dije que si e Irene le dijo a su padre… “Pues si me subís mis cosas yo ya no bajo”.