El confinamiento – III

La vida continua y los días van abriendo nuevos caminos.

Pasaron un par de días y Tiano me cogió por banda quería hablar conmigo, por eso ese madrugón que se dio. Nada más verle sabia por dónde iba a venir, porque Adriana llevaba varios días evitándome y haciéndome ver que no le importaba, lo que no sabía que no me alteraba el pulso. Me parecía un juego infantil… “Buenos días Tiano, antes de que me digas lo que me quieras decir, preparemos un café y entonces hablamos”

  • Ya está Tiano, soy todo tuyo… cuéntame.

  • Pues que quiero que hagáis las paces Adriana y tú, aunque luego no haya nada mas, pero las paces.

  • Si es que no estoy enfadado con ella, ni nada. Es ella que se ha puesto en plan y ahora… “NO RESPIRO”

  • Hombre Carlos… Vio a Lidia salir del mismo baño que tú y la muy… la sonrió de mala manera, luego por la noche va a pedirte disculpas y estas encerrado con ella, que aunque se os oía poco se dio cuenta. Luego publicas tu relato y no le dices nada.

  • En todo hay algo que no es cierto, si le avise de que iba a publicar un relato y me ignoro. Pero de todas maneras, nuestro único vínculo es llevarnos bien y a ser posible pasarlo mejor. Tu eres su marido y yo si quieres un amigo “especial” y nada más.

  • Quien sabe.

  • Quien sabe, NO, ya te lo digo yo, como máximo un amigo especial y que una vez que esto acabe, será más complicado el vernos. Entre otras cosas porque cierro el piso y me voy a un sitio más abierto.

  • ¿Qué vendes el piso?

  • No, no he dicho eso. De momento lo cierro, si lo vendo será con el tiempo y lo que no hare será alquilarlo.

  • ¿Pero aquí en Valencia o fuera?

  • A media hora más o menos.

No quise darle más explicaciones y le deje claro que no estaba de mal rollo con nadie, lo mismo conmigo mismo, pero no con nadie. Se fue y me puse con mis ejercicios, pero antes encendí mi móvil. Sonaron varios avisos, pero no hice caso, seguí a lo mío. Me duche y mientras me tomaba el segundo café de la mañana y preparado para ir al trabajo, que había un reunión con personal reducido, vi los avisos.

Todos habían sido enviados por la noche justo cuando apague el móvil. Victoria que quería ir a la reunión y sabía que no podía porque está en el grupo de riesgo, lo haría por Skype. Dos de familia lejana, dos de personal del trabajo y uno de la vecina. leí el de la vecina… “Hola vecino, si pudieras, podrías pasarte a mitad de la mañana o al mediodía? Gracias” le conteste en ese mismo momento… “A mitad de la mañana imposible, al mediodía difícil, pero en la tarde noche mas fácil ¿Te viene bien? Es que voy al trabajo y no se a la hora que terminare”

Yendo en moto me llego un aviso. Al aparcar lo vi, la respuesta de la vecina… “No pasa nada, ya me las apaño como pueda de todas maneras gracias y que tengas un buen día” ella muy correcta, la llamaría mas tarde, ahora iba con una idea metida en la cabeza sobre un “problema” que llevaba arrastrando muchísimo tiempo, era sobre un proyecto que se había encallado. De hecho ya lo daba por perdido, pero no abandonado, porque cada dos por tres mi cabeza me lo recordaba.

Al llegar y antes de la reunión, quise que mandaran aviso a unas personas en concreto que teletrabajaban, para que vinieran. La reunión estaba dividida en dos partes, una la técnica, que había mas retraso de lo debido en algunos trabajos, que no hubiera ocurrido estando aquí. La segunda era una reunión económica. En esta reunión estarían como es lógico aparte de otras personas, Gracia y Leila, a las que sorprendí montándoselo en mi despacho.

No me di cuenta de que cada vez que hablaba me trataba de usted. Fueron las caras de los presentes que les debió de extrañar. Gracia cuando terminamos me dijo que si podíamos hablar. Las dos venían espectaculares. Tendría que ver algo eso con el querer hablar conmigo, ni idea. Creía que vendrían las dos, pero no, solo vino Gracia.

  • Perdone que le moleste D. Carlos…

  • Venga Gracia, que nos conocemos hace muchos años, que fue por el mosqueo del otro día. No me trates mas de usted.

  • Comprendo que te mosquearas por pillarnos… para arreglarlo, estamos dispuestas a TODO…

  • Que no, me mosqueo que estuvierais en mi sillón, joder que luego me tumbo yo ahí. Pero por curiosidad… ¿Qué quieres decir con ese TODO?

  • Tienes unas preguntas… Pues que si quieres puedes participar algún día con nosotras y no me preguntes que quiero decir con participar.

  • Voy a respirar profundo para no enfadarme… NUNCA he hecho que nadie tenga nada conmigo por obligación o imposición y me he marcado no tener nada con nadie que trabaje aquí. Lo vamos a dejar aquí…

  • No sería ninguna obligación ni imposición y si es verdad todo lo que se cuenta de ti… no sería un castigo. Puedes si quieres vernos un día y si te animas… solo tómatelo como lo que es, una invitación.

Le dije que tenía mucho trabajo y cuando salió, no quería ni pensar, no era momento de distraer mi mente. Saque libretas, papeles, con notas de todo. Empecé a ordenarlas para cuando llegara el personal al que había citado. Casi todos sabían de qué iba ese proyecto. Pasaron varias horas y no nos habíamos enterado, hasta que las mas joven pregunto si nadie tenía hambre. Pedimos comida y paramos mientras la traían. Fue cuando me acorde de la vecina. Por eso la llame y me corto la llamada. Minutos después me llamo.

  • Te he cortado para que Marc no me ande preguntando, que no para de hablar de ti.

  • Parece interesante y que dice de mí, de que habla.

  • NO… eso no te lo voy a contar. Que me moriría de vergüenza.

  • ¿Para qué me necesitabas?

  • Pues quería hablar contigo de un asunto, para que me ayudaras a convencer a Marc, que entrara en razón y como dice que eres inteligente…

  • Si quieres cuando salga de aquí me puedo acercar, pero ya seria sobre las diez de la noche.

  • Ufff… muy tarde.

  • Ni que mañana fueras a ir a algún sitio.

  • Que idiota… lo digo porque mi marido se mosquearía mucho.

  • No le digas nada entro sin hacer ruido.

  • Si hombre… que cara, además si no estoy a esa hora con mi ropa de noche, se daría cuenta. Déjalo otro día.

  • Que lo tengas claro, te mandare un mensaje cuando este entrando en el garaje. Para que estés pendiente y me abras la puerta.

  • Que no, que no. Tendré apagado el móvil.

Estuvimos trabajando a tope el resto de la tarde y teníamos todo encarrilado. No sé de quien partió, pero me propusieron irse a casa y volver en un par de horas. Quedamos que a las doce, un poco más de tiempo. Tuvimos que hacer unas certificaciones para que si les pararan, que estarían de turno de noche. Se fueron y me quede repasando parte del trabajo que ya estaba hecho. Me había puesto una alarma a las 21:30 y nada mas sonar, mande un whatsapp a la vecina… “Amparo salgo para mi casa”

Antes de salir del aparcamiento vi el doble check azul. Antes de las diez estaba en el garaje de casa. Mande otro mensaje diciéndole que subía, al llegar al ascensor vi el doble check azul. Me sonreí. Me baje en el piso anterior para que nadie de los que había en mi casa se pudiera dar cuenta. Estaba frente a la puerta de mi vecina y a oscuras. No abrió la puerta. Me fui para mi casa y se extrañaron de que viniera tan tarde, les dije que en un rato me iría, que estábamos cerca de conseguir el proyecto más importante de mi vida profesional. Reconozco que estaba un poco exultante. El que me dio muchos ánimos fue Ray que era el único que sabía de qué se trataba.

Ray me dio un sobre grande que me había traído. Una vez que vi lo que era me cabree. Hice en voz alta algún comentario acordándome del árbol genealógico de quien me lo mandaba. Era algo que me tenían que haber hecho en un sitio, una instalación y además de no habérmelo hecho, ahora querían aumentar el presupuesto original en un 150% y se habían quedado tan a gusto. Me tocaba buscar en estos días quien lo hiciera y demandar a esos cretinos. Lance los papeles sobre un mueble y me fui a mi habitación. Lo que me llamo la atención fue que no vi ni a Daniela ni a Adriana. A Lidia sí que me miraba con intenciones “insanas”, no habían empezado ni a hacer la cena. Porque iban a hacer una barbacoa y la comida estaba todavía un poco congelada, por haberla sacado tarde.

Los hombres se erigieron en parrilleros oficiales y se fueron a preparar todo, para que me diera tiempo a cenar algo. me desnude para darme una ducha rápida. Estaba ya cayéndome el agua, cuando veo a Lidia mirándome. Termino y ella sostiene una toalla y me seca la espalda, no habla, no dice nada. Le agarro de la melena y le doy un ligero tirón… “No me gusta que entren en mi habitación sin invitación… ¿Te queda claro?” ella me agarra la mano y la quita con violencia diciéndome… “Yo no soy de esas, a mi nada de dureza… ¿Te queda clarito a ti?”

Baje sus mallas, la apoye sobre el lavabo, baje su tanga y no estaba muy húmeda. Acaricie su culito y vi su cara de satisfacción reflejarse en el espejo. Le di un azote que se tuvo que oír en la calle. Se notaban perfectamente mis dedos marcados. Ella grito… “¡HIJO DE LA GRAN PUTA! TE VOY A SACAR LOS OJOS…” y sin que se pudiera mover, le di otro y luego coloque mi polla en su coñito, metiéndosela hasta el fondo de una vez. Al no estar todavía mojada del todo, se notó como si me rascara.

Dos movimientos y Lidia movía su culo con frenesí. No le pregunte si Álvaro sabía que estaba conmigo y quise ser rápido, pero no quise que se fuera con la suya y seguí dándole azotes esporádicos. No se quería mirar en el espejo, agachaba la cabeza. Agarre su cabellera y estire de ella, para que se viera en el espejo. Dejo sus ojos cerrados y entones con la mano libre le di potentes azotes y ya los abrió. Su mirada clavada en el espejo era de una excitación bestial, por eso no quería que la viera. Puso como cara de dolor, como si se rompiera, pero era porque empezaba a correrse y se volvió loca echando el cuerpo para atrás, para que le entrara mejor. Me empecé a mover con más fuerza, envistiéndola hasta que me corrí llenándole el coñito. Mire al espejo y me miraba como satisfecha por haberme corrido.

Saqué mi polla y parte de la corrida cayó sobre sus mallas, manchándolas mucho. Limpio como pudo pero se notaba un buen manchurrón. Se fue rápido y no tarde en vestirme. Al salir solo estaban los hombres. Al rato aparecieron Adriana y Daniela, parecían enfadadas con el mundo y sobre todo conmigo, pero me equivoque me saludaron muy amables y se metían conmigo por trabajar tanto. Uno de los hombres le contesto que ahora mismo me volvía a ir. Cene poco y me despedí, Adriana vino hasta la puerta…

“Carlos quería haber hablado contigo… quiero pedirte disculpas por mi comportamiento como una celosa compulsiva, que tú eres libre y puedes hacer lo que quieras, que yo todas las noches duermo con mi marido y no nos hemos jurado nada y…” tuve que cortarla, porque la veía un poco “violentada” y porque no quería que lo pasara mal si lo podía evitar… “Vale, vale… no sigas. Olvida todo eso, no pasó nada, no te sientas mal. Preocúpate de vivir solo el momento” abrí la puerta me iba, cuando me di la vuelta, se me quedo mirando, la hice girar le di un azote normal… “Pronto será mío… muy pronto”

Me marche al trabajo. Estuvimos dos días más completos trabajando a destajo. Porque el éxito lo teníamos entre los dedos y por alguna idiotez no lo finalizábamos. Descansábamos a ratos, cuando uno se embotaba lo dejaba y no estorbaba a los demás. Mi móvil estaba hasta arriba de whatsapp, llamadas perdidas, mails sin contestar, el Hangouts que echaba humo… le eche un ojo, la mayoría eran de mis compañeros de cuarentena, uno de la vecina y mails de todo tipo. Ningún mensaje ni llamada que no pudiera esperar. Entro uno de los técnico haciendo gesto con los dedos de la V y me comento donde está el error. Tenía razón y fue un error para darnos una paliza. Por fin lo culminamos, está hecho. Para ellos menos para dos, era un éxito. Para mí era cumplir una promesa, muchas horas de trabajo, muchos días y muchos meses. Teniéndolo siempre en la cabeza, hasta llegar a ponerme alterado por no poder acabarlo.

Todos se fueron y me quede saboreándolo con una buena taza de café, con el silencio y con mis pensamientos. Aunque no lo pareciera estaba eufórico, algo que me hacía mucho bien. Mande un whatsapp común para mis compañeros de confinamiento… “Ya voy… todo muy bien”, me respondieron de todo y cuando estaba de camino me llamo Ray, se lo conté todo y él sabía que tenía que estar muy alegre.

Nadie sabía de qué iba el trabajo que acababa de hacer y tampoco les iba a dar explicaciones. Ray cuando me vio, me agarro por la cintura y me levanto varias veces, nos dimos un gran abrazo y saltamos gritando como dos niños. Después de ese momento de “locura” descontrolada, nos repusimos y se dedicaron a meter conmigo, que si había estado con alguna por ahí, si creían que me había fugado… diversión a mi costa. Tiano después de ese momento de bromas me dijo…

  • Carlos, no me quiero entrometer, pero el ultimo día cuando lanzaste los papeles esos que te hicieron enfadar, al recogerlos vi de que se trataba y tengo una solución, rápida y dentro de un precio normal.

  • Soy todo oídos. (No me gusta mezclar placer con mi trabajo, pero como esto era lago particular, era distinto)

  • He visto las especificaciones y si es solo el montaje como figura en la documentación, mi empresa lo puede hacer un cuatro por ciento más barato que el coste del primer presupuesto.

  • ¿En qué tiempo estaría hecho?

  • Si no hay ninguna complicación extraña, si no hay nadie trabajando, entorpeciendo, por eso de las medidas de seguridad entre personas…

  • Para… no es en mi trabajo. Es algo personal mío, en una propiedad privada, por lo que no habría problemas.

  • Entonces 72 horas. Aunque tendría que haber unos cambios, unas mejoras que no figuraban en el proyecto anterior.

  • ¿Cuándo me lo podrías tener para verlo?

  • Lo tengo todo aquí documentado. Que aunque haya sido un atrevimiento, lo mande para que lo trabajaran los que lo llevan, porque sabes que yo lo administrativo.

  • Pásamelo y lo veo.

Nos llamaron para comer y lo deje para después de comer. Lo revise en un momento al acabar de comer, me aclaro los cambios y me pareció perfecto. Quedamos que al día siguiente iríamos al sitio. Él se puso al habla con su empresa y quedamos en el sitio a las nueve de la mañana.

La sobremesa trascurría entre bromas, el sonido de una guitarra y todos cantando un poco. A Lidia la veía un poco sobrada, a Daniela en su estilo y a Adriana la veía un poco cohibida, como tristona. La notaba haciendo esfuerzos para hacer que se la viera bien. No me gusta comer con el móvil, me levante y fui por él. Aproveche para escribirle un whatsapp a Adriana… “Creo que te debo un castigo por tu mal comportamiento, si estás de acuerdo conmigo y estas dispuesta a subsanarlo… solo tienes que hacerme una señal, no hace falta que contestes al whatsapp… si lo haces ya te daré instrucciones” no lo envié, me espere.

Cuando entre en la terraza con el resto y sin que nadie lo viera, lo envié y me senté. La tenia de frente. Debía de tenerlo en silencio porque ni se inmuto. La conversación siguio y en un momento de “debilidad” le dije a Ray que lo que quisiera y me dijo que a las 19:30 estuviera preparado. Podía ser cualquier cosa viniendo de él. En ese momento vi a Adriana mirar su móvil, abrió los ojos, según leía se le ponía una sonrisa que disimulaba. Quería ver la señal que me hacía.

Hizo lo que no me esperaba, se levantó se vino hacia donde estaba sentado y me dio un beso en la mejilla, rozándome la comisura de mis labios. El único que lo entendió fui yo. me di cuenta de que ella y Daniela sonrieron cómplices. Me fui a descansar un poco y me puse la alarma a las 19:00. No hizo falta porque a las seis y media estaba despierto y muy descansado. Me di una buena ducha y deje todo montado, preparado para la noche. Antes de salir de mi habitación le mande otro mensaje para decirle como la quería ver, pero no aparecía nada. Debía de tener el móvil apagado.

Al salir la vi, se había vestido mejor de lo que hubiera pensado. Estaba para comérsela. Tenía el móvil en la mano, le hice una seña y lo tenía apagado, lo puso a cargar. La cena estuvo bien amenizada y hasta tome vino. Para el postre Ray me sorprendió, traía dos botellas de champán. Rebusco por toda la casa hasta que las encontró y las puso a enfriar. Brindamos por mi éxito. La bebida esa noche iba muy rápida. A excepción de Adriana, Tiano y yo, que no lo hicimos.

A una señal Adriana se levantó, como si fuera al aseo. Su marido detrás. Al poco regreso Tiano, disculpando a su mujer, que no se encontraba bien y volvieron las bromas, todo iba sobre que había que saber beber. Daniela se levantó diciendo que iba a imitar a Adriana y que se iba a acostar, eso fue el detonante para empezar a decir que nos íbamos todos. Lidia me miraba con mirada de querer “juerga” y no quise hacer ningún gesto para no confundirla. Antes de irme Álvaro me dijo… “A ver si mañana podemos hablar tranquilos, que tenemos una conversación pendiente y con estos días que has llevado ha sido imposible”, le dije que mañana sin falta.

Entre en la habitación y olía a cera, habían encendido las velas. Tiano estaba sentado en un sillón. Sonaba una música suave de fondo y mi entrada no fue apercibida por Adriana. Que estaba atada, de pies, con los brazos hacia arriba y abiertos. Un antifaz grande cubriendo sus ojos y estaba como tenía que estar. Medias negras, liguero y tacones. Debía de estar algo cansada de estar así, se puso a hablar con su marido y le hice señas de que la siguiera el rollo…

  • ¿Sabes si tardara mucho?

  • Con Carlos no se sabe, le habrán parado para hablar.

  • O la zorra de Lidia, que seguro que quiere tíraselo otra vez. (Cogí la fusta)

  • Ella es una zorra pero tú ahora mismo eres la puta de Carlos… y se ve que te gusta.

  • A ti también, que seguro que estas empalmado ahora mismo.

  • Si lo estoy porque quiero ver cómo te rompen el culo de puta que tienes. A él no le vas a poder poner pegas como a mí.

  • Te aseguro que no, me aguantare lo que haga falta, seré su PUTA y tú lo vas a ver, cornudo, mas que CORNUDO… antes de que venga, ponme un poco más de lubricante… (Le dije que si con la cabeza)

  • Menuda puta que eres, estas chorreando y ya te entran perfectamente dos dedos.

  • Es que no sabes cómo me pone ese cabronazo y si, por lo menos esta noche seré su puta.

Me prepare y cuando Tiano se fue a su sitio. Lance el primer fustazo y ella grito por la sorpresa, pero cuando se recuperó, coloco bien hacia atrás su culito. La di varios fustazos, que los recibió con placer, me acerque pase mis dedos por la rajita de su coñito y estaba como decía su marido, tremendamente mojado y muy sensible. Le dije que colocara el culo más hacia detrás y que no se moviera. Ella esperaba seguro que un buen fustazo, pero no, había cogido una vela (Que eran de cera autentica) y deje caer varias gotas justo en el inicio de sus dos nalgas.

Me gusto ver su sorpresa y como se retorció, ahora hice lo mismo sobre sus pechos, pero no en los pezones. Resoplaba y no decía nada. Deje que cayera sobre sus pezones, aquí se arqueo mucho mas y le di un morreo, me comió la boca con rabia. Había comprado unos juegos de unas pinzas muy peculiares. Eran unas pinzas para los pezones, no apretaban mucho, la sensación no era dolorosa. Lo bueno es que con un mando se le podían dar unas pequeñas corrientes.

Al notar que se las ponía, tenso la cara, cuando vio que tampoco apretaban tanto se relajó. Di al mando y llegaron las primeras descargas, que eran suaves, ya las había probado en mi mano. Se empezó a retorcer, acaricie su clítoris y entre las dos cosas tuvo una corrida maravillosa, pero aumente el nivel y lo que provoco fue que se pusiera mas cachonda. Se lo deje a ese nivel, le quite el antifaz y como miraba.

Me empecé a desnudar delante de ella, sin prisas, una vez que quede desnudo era obvia la erección que tenía y la mirada de ella a esa zona. La hice girar para que viera a su marido, no estaba desnudo, pero se había sacado la polla. Estando detrás de ella, lleve una mano a su clítoris, acariciándolo de nuevo y me agache un poco, para poder meter mi polla entre sus piernas, su coñito me la empapo y sin necesidad de metérsela. Le estaba haciendo un “serrucho” en condiciones. Hasta rozar con el prepucio su clítoris. Que era cuando mas gemía.

Le dije a Tiano que viniera a darle lengua al coñito y vino que se las pelaba. Mientras me coloque un condón, si… me la iba a follar. Me puse de nuevo detrás y seguí haciendo lo mismo, hasta que sin ella esperárselo, porque era el juego de siempre, la fui metiendo en su coñito, despacio, suavemente y sin parar. No me hizo falta decirle nada, ella sola lo decía… “Ay, ay… AAAYYYYY… Tiano como le siento, me arde de placer, que maravilla… AAAHHHHHHH… ha merecido la pena… sigue comiéndome…” Tiano agachado tenía que ver perfectamente como mi polla entraba y salía suavemente del coñito de su mujer. Se corrió medio espatarrándose del gusto. Tanto su marido como yo, no paramos y ella en seguida volvió a “activarse”.

Me salí y le di la vuelta, Tiano se fue a su sillón y ahora la cogí pasando una pierna por cada uno de mis brazos y me la empecé a follar en esa postura. Me pedía que el soltara los brazos que quería abrazarme, no la hice caso, me morreaba por todos los sitios y ahora no era nada suave, la envestía con rabia. Le dio como un tirón en el hombro y decidí soltarla. La lleve a la cama la deje suavemente sobre ella y nos sorprendió a su marido y a mí, excitada y sin pensárselo seguro… “Carlos quítate la mierda del condón, necesito sentirte sin nada… quiero sentir cuando me llenes” mire hacia Tiano y no dijo nada, se seguía haciendo una paja.

No me lo quite, follamos estilo misionero. Veía las embestidas reflejadas en su cara, en sus ojos y en su boca, según me morreaba. Me decía que quería correrse conmigo, que no tardase que ella poco mas se iba a poder aguantar y se corrió antes que yo, pero lo hice poco después que ella. Nos quedamos así, tranquilos y ella acariciando mi nuca, mientras hacía ligeros movimientos con su pelvis.

Nos acostamos ya bien y ella pudorosa, se echó la sabana por encima. Miramos en dirección a donde estaba Tiano, que no se había desnudado, pero tenía todo el pantalón desabrochado, un poco bajado y con papel en la mano, estaba agotado, no se las pajas que se habría hecho. Se coloco el pantalón y se acercó a la cama por el lado en el que estaba Adriana. Acaricio su cabello, su mejilla y se sonrieron. Ella me quito el condón, se lo enseño a su marido como si fuera un trofeo y dijo… “¿Es o no es un desperdicio que quede aquí?”

Tiano con un poco más de frialdad y mientras ella me acariciaba la polla, le decía… “Adri será un desperdicio, pero no perdamos la cabeza, que no tomas nada” ella nos miró con cara de pena y siguio a lo suyo. En nada logro que mi polla estuviera preparada para darle más placer. Se puso sobre mis rodillas a horcajadas, la agarraba con sus dos manos y decía… “Fíjate lo que le sale por arriba, ni con las dos manos me llega… ¿A que es bonita amor?”, su marido miraba y no contestaba.

Adriana prudentemente le dijo a su marido que si quería se podía ir que ella iría en un momento. Tiano no puso mala cara ni tampoco cara de extrañeza, como si lo tuvieran acordado. Antes de que se levantara, porque está levantándose, le dije que no, que se quedara, que si ya quería que se fuera, ya lo diría yo. No se lo tomo a mal, no fue un contratiempo, se gacho y empezó a hacerme una mamada. La gire y nos pusimos a hacer un 69, al haberme corrido, sabía que tardaría mucho y así estaba siendo, porque Adriana se corrió gimiendo muy fuerte.

Como ella estaba encima, se levantó y vino directa a sentarse sobre mi polla, se lo impedí y cogí un condón, que quiso ponérmelo ella y le costó, no estaba muy entrenada en eso. Se movía sugestivamente, estaba haciendo una exhibición muy sensual, provocándome al máximo. Se acariciaba su coñito con una mano y con la otra se subía la melena por detrás, se acariciaba las tetas… una pasada.

Se estaba moviendo muy bien, me estaba dando un placer inmenso. Ella se estaba poniendo cada vez mas cachonda sus ojos la delataban. Cuando estábamos en un momento intenso, se agacho sobre mi pecho sin dejar de mover sus caderas, me tenía a punto, me dio un morreo muy caliente y paro para decirme una cosa. Me corto el momento. Me desconcentro y no pude continuar. La hice quitarse de encima y Tiano pregunto qué pasaba y dije que me había dado un tirón en la ingle. Adriana sabía que de tirón nada. Les dije que sería mejor que se fueran a su habitación y me paso como con Lidia, Adriana se quiso quedar y dije que no, sin dar más explicaciones.

Al día siguiente Tiano iba en un coche y yo en otro, por eso del distanciamiento. Lo que hicimos fue conectar los bluetooth y todo el trayecto fuimos hablando. Al principio de todo lo relacionado con lo que íbamos a hacer. Al final saco la conversación que no me apetecía….

  • ¿Qué te parece Adriana? Con sinceridad.

  • Es fácil, es una mujer muy maja, con solo un defecto importante… su deformación profesional, que la tiene que dejar aparcada, según qué momentos.

  • Jajaja… eso se lo digo todos los días. Pero cuando esto acabe, cuando la vida vuelva a la normalidad… ¿Qué pasara?

  • Tú te has respondido, que volveremos a la normalidad, tú y tu mujer juntos y yo como un verso suelto de la vida.

  • Por lo que veo lo tienes muy claro. Me gusta, no engañas a nadie.

  • No quiero ni pretendo que nadie se confunda conmigo. No puede haber más, principalmente porque tu mujer tiene muchísimas virtudes, pero me falta con ella un vínculo que no puede existir, no por ella por mí. Y en estos tiempos menos y no lo digo por lo del coronavirus. Coro que ya llegamos.

Nos desviamos y entramos a donde íbamos. Nos bajamos de los coches, nuestras mascarillas, guantes colocados y recibimos a quien estaba al cargo de las obras. Me hizo dos preguntas mirando con atención… “¿Esto es tuyo? Porqué aquí si se podía hacer un bendito confinamiento… ¿Por qué no lo ha hecho?” pase directamente a explicarle las cosas. Sus operarios llegaron un poco más tarde, se habían perdido. Se pusieron a hacer cálculos y dijeron lo mismo que Tiano, un máximo de 72 horas. Pues así quedo. Ya que estábamos le enseñe a Tiano todo y cuando acabamos estando a punto de irnos, surgió un problema. Había que traer con urgencia una documentación para presentar en el ayuntamiento, sobre unas modificaciones del proyecto.

A Tiano se le ocurrió la idea de que fuera Adriana quien trajera toda la documentación. No me parecía buena idea por muchas cosas, pero al final cedi. La llamamos y le explique donde estaba todo, como no tenía coche le dije dónde estaban las llaves de uno pequeño. Mas de una hora después llego. Mientras le daba la documentación al que llevaba todo, Tiano hablaba con su mujer y vi que esta sin cortarse se fue a ver todo. No me gusto, pero…

Regresamos cada uno en nuestro coche y estaba bastante contento, porque aunque todo tenis que haber estado acabado a primeros de marzo, lo estaría en una semana como máximo. Subimos primero Adriana y yo, porque Tiano estaba aparcando en la calle. Al entrar lo hizo diciendo… “HALA, HALA… lo que tengo que contar…” lo decía como algo interesante, pero algo que a mi seguro que no me iba a gustar. Como estaba en la terraza no se habían enterado. La agarre del brazo y le dije que me acompañara.

La lleve a mi habitación y muy serio le dije que se tranquilizase, desafiante me dijo… “¿O QUE?”, cerré la puerta y la lleve al interior del vestidor que estaba vacío, cerré también la puerta del vestidor y de forma abrupta, le rompí las braguitas, la hice apoyarse sobre una cajonera y me la folle con rabia, con fuerza, la empotraba contra la cajonera y ella gemía, azote su culo y esta vez seria ella la que se quedase sin correrse. No se lo permití y saque mi polla, me termine de hacer una paja y me corrí sobre sus nalgas, le manche el pelo y le mache la espalda, o mejor dicho la cazadora que llevaba. Me salí del vestidor y Tiano buscaba a su mujer, le dije que ahora venia.

Me fui a la terraza con los demás y hable de todo menos de lo que fuimos a hacer. Vi pasar a toda velocidad a Andrea hacia su habitación. Cuando vino donde nosotros traía una cara feliz. Recordé que tenía un mensaje de la vecina y fui a verlo. No lo tenía, la manía que tenia de borrar todos los archivos. Le mande uno pidiéndole disculpas, por no haberla contestado y le explique lo que me había sucedido.

DEDICADO A TODAS Y TODOS ESAS “QUIENES” QUE HABITAN EN NUESTRAS VIDAS…

“Quien te desprecia con su silencio te hace tener la razón, quien te lastima te hace fuerte, quien te critica te hace importante, quien te envidia te hace valioso y sobre todo… quien te rechaza te hace un favor”