El confinamiento – I

Cambio de título de ¿Principio de nada, final de algo? Convivir con unas parejas, unas más conocidas que otras. O hay una “conexión” especial para pasarlo lo mejor posible o se va a hacer muy largo y penoso.

La semana del 23 al 29 de marzo iba a ser rara, en esa que los astros se alinean para que no la olvides. El lunes después de hacer mis ejercicios y estando duchándome, para luego trabajar un poco, entro Ray, el único que sabía que podía hacerlo, para decirme que una vecina, la vecina de terraza quería hablar conmigo. En esa planta solo había otra vivienda y o sabía exactamente quien era, porque de esa casa solo había visto a dos chavales jóvenes entrar y salir. Un chico y una chica de alrededor de 18 a 20 años, mientras me secaba…

- Menuda mujer, esta que se rompe de buena. ¿Como no me lo habías contado?

  • Porque no conozco de da casa a nadie. Que no hemos coincidido salvo los que deben ser el hijo y la hija, que la hija es mas bien normalita.

- Pues esta será la madre tiene entre 43 y un máximo de 50. Pero vaya escotazo que lleva, menudas etas. Es de las que nos gusta follarnos, tiene una cara de montárselo bestial.

  • Ray estas como siempre y luego pasa lo que pasa, no te hagas pajas mentales. No quiero historias raras con el vecindario, que desde que llevo aquí paso desapercibido por una vez.

- Venga te espero fuera y ya verás cómo se pone tu “soldadito” cuando la veas.

Me fui hacia la puerta y no había nadie esperando, este Ray era incorregible, siempre tratando de hacerme bromas. Hasta que vi que estaba en la terraza, girado mirando para la otra terraza y le veía mover los labios. Me acerque y era verdad que había una mujer. Inmediatamente le dije que habláramos en su casa o en la mía mejor. Me indico amablemente que mejor en la suya, que necesitaba un favor, ayuda más concretamente. Ray se apuntó a acompañarme y no se lo permite, que le conocía muy bien.

Me abrió la puerta y la vi mucho mejor, la vi al completo y no solo de cintura para arriba. Ray tenía razón con la edad. Casi 1,70 aunque llevaba zapato bajo. Rubia de bote, estaba claro. Originariamente no sabría decir. Melena un poco mas debajo de sus hombros. Labios generosos, no sé si con truco o sin truco, pero la medida exacta si eran con truco. Unas buenas tetas y un escote mediano, que permitían ver bien parte de esa generosidad. Hasta que no se dio la vuelta no pude verla bien. Culo para nota y con el pantalón que llevaba se le notaba mejor.

- Bueno vecina me llamo Carlos( Me extendió la mano como saludo )

  • Ya lo sabía, me llamo Amparo ( Me hablaba en valenciano y como la entendía le contestaba )

- Pues echa las presentaciones, tú me dirás Amparo.

  • Perdona, te estoy hablando en valenciano, ¿Tu lo hablas?

- No pero lo entiendo no me molesta que lo sigas hablando. ( Me hablaba en castellano )

  • Mira es que con esto de esta situación que vivimos, nos ha pillado el tren. Tengo a mi marido fastidiado por un accidente y se estaba duchando con mi ayuda y se ha caído, no tengo fuerza para levantarlo.

- PERO JODER ESO ES LO PRIMERO QUE TENIAS QUE HABER DICHO.

Fuimos al baño y allí estaba un tío caído, apoyado en la pared desnudo, aunque tapado con una toalla. Le quite la toalla para levantarlo y con lo que me encontré. Tenía dos buenas cicatrices, una en la rodilla y otra a la altura de la cadera y soltando un poco de sangre. Le pregunte si tenía guantes y me los paso, me puse dos en cada mano y me costó, porque era peso muerto, logre llevarlo a la cama. Eran dos operaciones que le habían hecho. La de la cadera la primera y la de la rodilla posterior. Que no se le ocurrió otra cosa que operado montar en la moto de un amigo, teniendo un accidente con lo que vino lo de la rodilla.

Me lo contaba la mujer y no podía creerme la inconsciencia de ese hombre. No quería que llamara a una ambulancia, le daba pánico ir a un hospital. La mujer me decía que ya de por si era aprensivo, pues en estas circunstancias más. Como a la mujer le mareaba la sangre, le limpie las dos heridas y no se veía tampoco nada preocupante y como no soy médico insistí en llevarlo al hospital. Como no había manera, llame a un médico conocido y que le estaba haciendo un trabajo, nos llevábamos muy bien. Le conté lo que pasaba y como favor me dijo que haría una gestión.

Me llego una llamada de un numero desconocido y era un médico traumatólogo que me llamaba de parte de este médico, me pregunto la dirección y me dijo que antes de una hora estaría allí. Vino le vio, a simple vista no le vio nada fuera de lo normal y como lo vio nervioso y dolorido. El mismo le puso un tranquilizante. Que a los cinco minutos lo dejo KO. Le dio unas explicaciones a la mujer y se marchó. La mujer quiso pagarle lo que fuera y él se negó.

- Que respiro. Menos mal que vives aquí, para que luego digan de los jóvenes.

  • Cualquiera lo hubiera hecho.

- Jajaja… que iluso, He llamado a vecinos que viven aquí, que nos conocemos de hace años y a todos les pillaba mal.

  • El miedo es muy malo. No se lo tengas en cuenta.

- ¿Y tú no tienes miedo?

  • Te voy a contestar con una frase de nelson Mandela, “El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que lo conquista”

- Muy buena respuesta.

  • Los chicos con los que me he encontrado son tus hijos.

- Si hijo e hija. Que están estudiando fuera y al estar su padre así, les de dicho que no vinieran, porque tal como está su padre…

  • Mujer no seas como él. Unas cicatrices no es para tanto.

- Bueno es que también tuvo algo complicado de próstata…

  • Vale, vale… no hace falta que me des explicaciones.

- Jajaja… es que llevo sin hablar con alguien no siendo por el móvil muchos días. Que nuestro confinamiento empezó una semana antes y gracias al super de abajo que me abastecen. Aunque ya se me ha acabado el dinero y tengo que ir al cajero.

  • No te preocupes, te lo dejo yo y cuando pase esto me lo devuelves, sin prisa.

- No hace falta, pero si necesitaría abusar un poco más de ti.

  • De mi puedes abusar todo lo que quieras ( Que mal sonó )

- Jajaja… es que tengo que ir a la farmacia y ya de paso al cajero, te importaría echar un ojo a Marc.

  • Sin problemas. Mi móvil es… me aisas poa ahí y vengo.

- Muchas gracias, si te viene bien te avisare sobre las cinco.

Así quedamos y cuando llegue a casa todos me preguntaron, sobre todo Ray. Como no di mucha bola pues se quedó así, aunque las mujeres se ofrecieron por si tenían que ayudar y Tiano también. Me fui a trabajar un poco y a las cinco en punto me mandó un mensaje Amparo. Me fui a su casa y ella que llevaba un abrigo salió nada más entrar yo. Su Mario estaba durmiendo. Cuando golpeo la puerta al salir, Marc se puso a llamarla. Me acerque a la habitación.

- Marc, buenas tardes, Amparo ha salido a la farmacia. Si te hace falta algo…

  • No gracias, ya me dijo que vendrías. Es que estaba adormilado he oído la puerta y no sabía.

- ¿Quieres agua o algo?

  • No, que mal, todo esto y mas no pudiendo uno moverse. Salvo con la mierda de ese tacataca, que ahora ni puedo usarlo.

- Es que a nadie se le ocurre montaren moto, recién operado como quien doce de cadera, vaya cojones.

  • Ha sido la mayor imprudencia de mi vida, unas copas de más y a hacer la tontería. Siempre lo mismo he jodido a mi mujer, a mis hijos… es que no aprendo nunca.

- Tampoco es para dramatizar. Si no hubiera esto del confinamiento, todo se vería de otra manera.

  • Que va, que soy un puto egoísta, siempre pensando en mi primero. Si hubiera tenido cojones me hubiera divorciado de mi mujer y así ella tendría una vida más tranquila. Que no se lo merece.

- Venga hombre que luego lo veras de otra manera, que…

Se había quedado dormido. Me salí de la habitación sin hacer ruido y me fui al salón. No soy de los que cotillean casas ajenas, pero me fijaba en libros que tenían. Algunos muy interesantes y veo una foto de boda. Eran ellos y desde luego ella estaba mejor ahora que cuando se casó, que se la veía muy joven. Me senté y observe lo que estaba a la vista. La decoración no iba conmigo, pero siempre lo digo, tiene que ir con la esencia de quien vive allí. Me llegaron varios mensajes por el móvil. Unos de trabajo y de Ray, con caras riéndose diciendo que había visto salir a la vecina y que no hiciera “tonterías” con el marido por si me gustaba. Ni le conteste y si me puse a contestar los de trabajo.

Estaba trasteando con el móvil, cuando oigo llegar a Amparo, que viene con una bolsa de la farmacia y con bolsas del supermercado. Al verla tan cargada me acerco a echarle una mano. Vamos al salón y se quita el abrigo. Va con una falda por encima de la rodilla, pero lo justo. Es de cuero marrón y una chaqueta de punto con escote en pico, los botones muy ajustados. Nos sentamos y al hacerlo la falda se sube un poco y se ven unos buenos muslos. Antes de que empiece a dejarme llevar por los pensamientos de Ray, decido que lo mejor es irme de allí.

Puse una excusa muy tonta y ella me pidió echarla una mano para asear a su marido. No me hizo mucha gracia, pero no por lo de asear a su marido. Fuimos a su habitación, me dio unos guantes de látex, aunque me dijo que no tenía que hacer nada, solo ayudar. Me hizo ponerme al otro lado de la cama, para ella poner a su marido de lado, que yo lo sujetara y ella poder pasarle unas toallas jabonosas por el cuerpo. En ese trasiego y lo poco que colaboraba el marido, un botón de su chaqueta de punto se abrió y la visión del escote era más que un simple escote. Me pillo mirando y como tenía todas las manos llenas de agua y jabón, no pudo hacer nada.

Acabamos y fuimos al salón, ya se había abrochado el botón. Tenía una mirada hechizadora y como por nervios, que se le notaban, mordía esos voluptuosos labios. Me puse de pie para marcharme, porque la tentación era muy grande, en la puerta y antes de abrir, trate de besarla y ella con mucho estilo me hizo una cobra monumental y como si nada hubiese pasado, me ofreció una bandeja tapada con papel de aluminio, eran galletas de mantequilla caseras hechas por ella, en agradecimiento a lo que había hecho. Le di las gracias y le pregunte que a qué hora quería que viniera al día siguiente para ayudarla.

Vi un poco de duda en su cara y me dijo que si a las nueve me venía bien, pues a las nueve y me dijo… “Pero te pido un favor muy personal… no olvides que soy casada y que ya tengo 47 años…” con una sonrisa le respondí… “El que estés casada y tengas 47 años que no aparentas, no te hace ser fea y no deseada… pero en fin, tratare de no olvidarlo” y ahora con una pequeñas risa, me empujo de manera graciosa y diciéndome… “Anda, anda, que tienes mucho peligro y por lo menos te saco 20 años…” y ya me fui riéndome.

Toda esa semana pase por su casa una media de tres veces. El viernes 27 tuve que salir de viaje, eso sí, un viaje autorizado. Desde mi regreso tuve unos días muy complicados y con mucho trabajo atrasado. Por lo que estuve toda esa semana en blanco prácticamente, comida y cenas juntos, pero poco mas, charlas cortas y esporádicas.

El lunes me desperté más pronto de lo normal y con otro espíritu. Me metí en el baño. Saque del cajón, la podadora como llamo a la máquina de cortar el pelo y procedí a cortármelo, me llevo bastante, pero quedo mas o menos como me gustaba. Lo iguale todo con la barba. Me puse la equitación para hacer deporte y comprobé que la casa estaba en absoluto silencio, como la calle, algo que me seguía resultando muy extraño, porque a esas hora siempre había mucho tráfico en circunstancias normales.

Me fui a preparar una cafetera, porque si no, me cuesta arrancar el día. Estaba de espaldas a la puerta y percibí unos pasos descalzos. Sabía que era Adriana, le pregunte si quería una taza y sonriendo me pregunto que como sabía que era ella y la verdad que no tenía la seguridad. Nos sentamos a tomar café. Todo iba bien hasta que me hizo la primera pregunta… “¿Te puedo hacer una pregunta?” es algo que me revienta, haz la pregunta y ya se verá si contesto o no. Y eso fue lo que le conteste.

Inició un “interrogatorio” que no le iba a llevar a ninguna parte. Porque quería que le contara cosas que no le iba a contar y trate de explicárselo. Que no se trataba de confianza o desconfianza, se trataba de tener una conexión especial para ciertos temas y en concreto para esos ni con Ray. Se que la respuesta no le gusto ni la quiso entender. Algo que me daba igual. Me fui a hacer mis ejercicios y la deje sola en la cocina. Durante la comida salió lo que solía ser una “discusión” recurrente, que ver en la televisión. A mí siempre me daba igual, porque poco consumo hago de la televisión, salvo series de alguna plataforma digital.

El caso que esta vez las mujeres, que eran las que solían ceder normalmente, propusieron ver lo de las cincuenta sombras, votaron y hubo un empate que me toco solventar a mí, haciéndolo a favor de las mujeres, con el consiguiente abucheo por la parte de los hombres. Cenamos temprano como a mí me gusta y nada más terminar, mientras se preparaban para el “cine” recordé que siempre tengo palomitas para hacer, fui a la cocina y traje varios paquetes para que tuvieran de sobra, trasforme los abucheos en aplausos.

Me fui a continuar con trabajo pendiente. Llevaba un rato hablando con distintas personas cuando vi plantada delante de mí a Adriana, que me traía palomitas recién hechas, se lo agradecí sin articular palabras porque estaba hablando con alguien y me fije como sin querer o queriendo, me provocaba y cuando la vi cotilleando mas de la cuenta, con la mano y diplomáticamente le dije adiós.

Cuando termine conteste unos mails y calcule que por la hora que era ya habría acabado la película. Al abrir la puerta escuche que estaban en una conversación que parecía acalorada. Pase por la cocina me cogí una banqueta de las altas y fui junto a ellos. Me gusta sentarme en esas banquetas más que en ningún otro sitio. Vi que cada pareja estaba sentada en un sillón, que podían estar más juntas que eran amplios. Adriana de pies, apoyada sobre el respaldo del que estaba su marido, con un movimiento tonto y me enteré que le había dado un calambre en la pierna.

Me preguntaron algo y como no había visto la película les dije que siguieran ellos. Eche un vistazo a mi izquierda y quise provocar un poco. Estire discretamente mi mano y me puse a acariciar el culito y os muslos de Adriana. Que nada más poner mi mano en sus muslos, paro de moverse y se quedó petrificada. Estuve así hasta que metí mis manos entre sus piernas, llegando s su clítoris. Aparte sus braguitas y mis dedos empezaron a acariciarlo con mucha suavidad. Paso de estar petrificada a moverse muy lentamente y a apretar sus labios.

No quería que se fuera a correr, por lo menos no todavía. Cambien y le metí dos dedos en su coñito. Que mojada que estaba. Apretó sus piernas atrapando mis manos. Según la intensidad con la que movía mis dedos, ella apretaba con mas o menos fuerza. Hasta que se quitó, resoplo un poco y se iba de ese sitio. Al pasar la cogí, abrí mis piernas y la apoye contra la banqueta. Sin contarme metí mis manos por debajo de su jersey y toque sus tetas desnudas, los pezones estaban bien duritos.

La discusión estaba tan acalorada que nadie se dio cuenta, salvo la puta cotilla de Lidia que siempre nos estaba observando y para tranquilidad de Adriana le dije que pasara de ella. Cosa que no hizo y se fue a sentar con su marido. Lidia intento comprometerme con una pregunta sobre qué era lo más “escandaloso” que había hecho. La respuesta fue sencilla… “Mira Lidia todo lo que tu mente de para pensar y más. He tenido relaciones, con todo tipo de mujeres y con distinto estado social, en unos casos en connivencia con el marido o pareja y en otras sin el saberlo y para que no te tengas que calentar mucho la cabeza… tríos, cuartetos y otras combinaciones”

Hubo un pequeño silencio y no si por “defender” a su mujer o apoyarla de alguna manera, Álvaro quiso dejar claro o dejarme en evidencia, de que él conocía alguna mujer que me había dado calabazas o que directamente rompieron la relación conmigo y quiso ponerme más en evidencia preguntándome si eso no me causo dolor, si esos recuerdos me perseguían.

Fue totalmente sincero… “Ya sé que conoces a alguna, pero hay muchas mas que no conoces. Calabazas me han dado muchas, decir lo contrario sería mentir. Dolor te puedo asegurar que en ningún caso, porque no hay nadie que sea de mi propiedad ni yo pertenezco a nadie. Aun así y para que veas que soy sincero, no me persiguen los recuerdos ni me han perseguido de nadie. A excepción de una que si me persiguieron sus recuerdos, pero hoy y digo hoy, ya no me persigue nada, afortunadamente ni las deudas ni hacienda tampoco”

Álvaro quiso seguir con lo que opinaba de los hombres que permitían que sus mujeres estuvieran con otros y básicamente le conteste lo que digo siempre, resumiendo que hay que tener muchos cojones para hacerlo. Deje mi sitio y me fui a poner música lenta, no era plan de molestar a los vecinos de abajo. Dije que a bailar y todos se pusieron, Adriana con una excusa puesta por su marido vino a que bailara con ella y me negué, había que putearla un poco por salir corriendo mientras la tenía abrazada en la banqueta. Se fue con cara de indignada por el pasillo iba a ir detrás de ella para hacer una “maldad” cuando me paro Álvaro y su mujer. Nos apartamos del resto.

- Carlos, ¿Era necesario que nos dejaras en evidencia?

  • ¿Cuándo os he dejado en evidencia?

- Pues como has contestado a Lidia, por ejemplo y luego cuando has dicho que esos maridos tenían cojones, como si los que no lo hacemos no los tuviéramos. ( Su mujer ni hablaba ni pestañeaba )

  • Álvaro nos conocemos desde siempre, sabes que si quisiera dejarte en evidencia no lo haría así. A tu mujer la he contestado así, porque joder, es que le gusta meter los dedos y de todas maneras dime en algo que no haya sido correcto. Que la respuesta ha sido muy light.

- El tono, Carlos, el tono.

  • No creo que haya sido un mal tono, pero si lo ha sido la próxima vez que me meta los dedos usare otro. Con lo de no tener o tener cojones, malo que te hayas dado por aludido, porque quiere decir que lo mismo te lo has pensado o ha pasado por tu cabeza y no te has atrevido.

- Qué coño dices Carlos. No se me pasa nada de eso por la cabeza y si se me pasara tendría cojones suficientes para decírselo a quien fuera incluso a ti.

  • Álvaro que nos conocemos y oye, que lo mismo diría que no, que no con a todos los que me lo han propuesto he dicho que sí.

- Venga hombre, como que no te gustaría a ti con Lidia. A cualquiera.

  • No es con intención de ofender, eso lo dices tu. Y me vais a disculpar que tengo que ir al baño.

- Solo un momento Carlos…

Pase y me fui, porque había visto a Adriana que había vuelto de donde estuviera y ahora iba en dirección a la cocina. La cocina estaba a oscuras, la cogí por sorpresa y la lleve casi a volandas hasta donde está el arcón. Allí solo había una luz de emergencia, pero se ve bien. La apoye y levante su falda. “Te has portado muy mal y no te vas a quedar sin castigo” ella no decía nada, musitaba un si lo entiendo. La ordene que no se moviera, me quite el cinturón.  Lo doble e hice un par de ruidos con él, para que supiera lo que venía, me puse con buen ritmo a azotar su culito, porque lo mismo teníamos que interrumpirlo de forma inesperada, en el momento que alguien encendiera la luz de la cocina.

Los recibia con actitud de sumisión plena. Gemidos contenidos y que se le escapaban de vez en cuando en forma de bocanada de placer. No había duda de que estaba a punto de correrse y su culito estaba super marcado, aumente los azotes y se corrió fui aminorando los azotes hasta que ya se quedó como muy relajada. Se volvió me beso y me dijo… “Madre mía, me has hecho llegar sin tocarme y de qué manera” deje el cinturón allí y me fui.

Tardo en aparecer y lo hacía con una amplia sonrisa, hablo con su marido y se me acerco. Estaba apoyado en un mueble y me sorprendió cuando me dijo… “Ya está bien, quiero que me folles, no me aguanto más. Lo necesito” lo que le habría costado decirlo. La mire y le dije al oído… “Muy bien, pero vamos a ir poniéndonos a tono, hazme una mamada aquí y ahora” , dudo y se fue con Tiano, al rato volvió más melosa y llego a desabrocharme el botón del pantalón, cuando ya estaba decidida, la agarre y no le permití que lo hiciera.

Ella entonces sin esperármelo me dio un beso que se convirtió en un morreo gigantesco. Cuando terminamos todo el mundo nos miraba. Adriana se puso coloradísima. Se fueron las mujeres juntas y nosotros paramos la música y nos sentamos a hablar de la actualidad. Cuando volvieron hice que Adriana se sentara sobre mis piernas y la muy puta empezó a tener un movimiento que provoco que mi polla se pusiera al máximo. Lo hacía a la perfección. Le dije que esa noche me iba a follar ese culo de puta que tenía.

Hice que fuera a la habitación y cogiera una crema lubricante que había dejado para ella, que me esperara que ahora iría. No pasaron ni cinco o diez minutos y regreso, se sentó junto a su marido. Estaba claro esa noche no habría nada. No le di ni la más mínima importancia y seguimos hablando. Me levante les dije que me iba a dormir y deje a las tres parejas juntas. Ya me había duchado y estaba desnudo en la cama, cogí uno de los libros que estaba leyendo y sonó mi móvil, siempre lo apago pero por estar mis vecinos como estaban lo deje encendido, aunque llevaba una semana sin verlos. Hablar si había hablado con ellos, Tiano y su mujer era quienes les ayudaban.

- Ray que no son horas, que pasa, ¿Qué estas desvelado?

  • Que va, que Daniela se ha quedado con las otras dos y mucho me equivoco o te están poniendo a parir.

- Jajaja… te aseguro que no me va a quitar el sueño.

  • Se me ha ocurrido que nos follemos a Diana esta noche, pero ya sabes con el método el cambiazo.

- Jajaja… que persistente que eres. Pero no puede ser y no por falta de ganas que me he quedado… no nos hemos pasado  lo fundamental para que sea perfecto y ahora no da tiempo.

  • Jajaja… ahora el que me rio doy yo, por una vez me he adelantado al gran Carlos. Levántate y mira en el cajón de los calcetines, tienes lo necesario. ( Me había dejado la colonia que el usaba )

- Podías elegir otra que sabes que esa me sienta fatal.

  • Es la que llevo todo el día.

- Y ella… ¿Qué dirá?

  • Si lo hacemos bien nada, aunque lo mismo te tiene un poco de tirria, porque se ha hecho muy amiga de Adriana. Dejare el móvil encendido y si oyes que nos ponemos, te vienes volando. Te dejo que viene.

- ¿Por qué no lo dejamos mejor para otro día que no sea tan tarde?

Ya no me contesto. No me pensaba poner esa colonia si no era necesario y no sé si Daniela iría con ganas de marcha. Al entrar Daniela, Ray quiso empezar a “atacarla” pero ella dijo que primero la dejara ir al baño, podía oír la ducha y Ray a voces tratando de hablar con ella, que por lo que se ve no la oía bien por el agua. Salió y Ray le dijo que se pusiera sexy, muy puta.

- Eso es lo que me gusta de ti, que siempre estas con ganas. Pero que sepas que tu amigo Carlos es un CABRONAZO.

  • Deja ahora a mi hermano y vamos a lo que vamos.

- No va el cabrón y le dice a Adriana, que es muy inocente, que lo primero que va a hacer es follarla el culo y es que todavía no han follado.

  • Pues el morreo no ha sido de simple amistad. Y que pasa porque quiera follarse su culo.

- Pues que por lo que se ve, tu hermano esta también bien calzado y ella tiene un culito delicado. Podía haber esperado.

  • Carlos es muy “duro” y por eso no encuentra la mujer adecuada.

- ¿Mas duro que tú?

  • Al lado del soy un principiante.

- No te creo.

  • Si quieres lo llamo y lo pruebas.

- Con ese CABRONAZO nada.

Oírle llamarme todas esas cosas y decir que conmigo no, llevo a que me echara la colonia. Me puse un pantalón corto y una camiseta. Cundo oí que decía te voy a atar y taparte los ojos, te follare y te tratare como a una puta pero haciendo que soy otro. Ella por algo le llamo bruto y él le contestó que como siguiera protestando ya sabe lo que le tocaría y ella decía… “La bola no, la bola no, seré buena”

Abrí la puerta con sumo cuidado, más lento y con mas silencio imposible. Ya estaba dentro, Ray estaba desnudo, ya nos habíamos visto desnudo muchas veces. Daniela estaba desnuda, con unas medias con liguero integrado de color negro, que dejaban despejadas las partes importantes, un corpiño que dejaba las tetas libres sujetándolas y no era rubia. Llevaba una tira de vello vertical y de color moreno. Estaba muy bien. Como Ray se paró un poco, ella protesto un poco y Ray le dio una bofetada en un muslo. Daniela se quedó callada. Ray siempre me decía que a él no le iba mucho lo de azotar, no porque no le pusiera, por miedo a no saber controlarse y pasarse.

Llevaba conmigo el látigo de varias tiras y al verlo Ray, me decía con la cabeza que no. Empecé a acariciar los muslos de Daniela y se notaba que era una mujer caliente, le di la vuelta, metí mi mano entre sus muslos y la pase por su coñito. Estaba solo húmeda, le enseñe mis dedos a Ray para que viera que no estaba todavía muy mojada y Ray con las dos manos me indicaba que esperase. Estaba ronroneando. Volvió a pedirle a Ray, pero con voz empalagosa que no parara. Empecé con azotes certeros y suaves sobre ese culito tan redondo. Dejo de protestar y cuando comprobé que los admitía, fui aumentando la fuerza y la intensidad. Ray tenía cara de “preocupación” y ella empezaba a gemir, pase de nuevo mi mano y le enseñe mis dedos a Ray, los dedos ahora brillaban más.

Seguí dando hasta que me pare y me puse de pies. “¿Por qué te paras ahora? Noooo te pares sigue…” , agarre el látigo y Ray nervioso me decía de manera ostensible con la cabeza que no. Le di el primer latigazo, que fue muy sonoro y la respuesta de Daniela a ese latigazo… “HIJO DE PUTA… ¿QUE HACES?” y le di un par de ellos más. Le decía que cuando la soltase lo iba a “hostiar”. Nunca vi tan nervioso a Ray. Que acaricio su coñito y le dijo… “Pues tu coño te traiciona, estas super mojada” y ella le replico… “Da igual te voy a matar CABRÓN”

Se quito y me dijo que adelante. Esta vez fueron mas seguidos y ya no decía nada, solo gemía y bufaba. Estaba que era una fuente. Me quito el látigo Ray y me señalo lo rojo que estaba el culo. Me puse encima de ella, por detrás y le pase mi polla por toda la rajita de su coño. Le dio como un erizamiento y se paró en seco diciendo… “¿Ray eres tú? ¿No me la estarás jugando?” y Ray le decía que porque preguntaba eso. Ella le dijo porque la tienes ardiendo y reacciono rápido. Porque me he puesto un lubricante de esos de frio y calor.

Se quedo más relajada y seguí con lo mío. Hasta que empecé a follarla. Lo fui haciendo lentamente hasta quedar solo unos centímetros, que se la metí de golpe, con un movimiento fuerte de riñones, sacándole un gemido intenso. Daniela levantaba el culo para que la penetración fuera más profunda y decía… “Házmelo, házmelo… ya sabes que me gusta, lo quiero” y en eso me pillo, no sabía a qué se refería y Ray me hacía señas, pero no le entendía. La única solución que quedo fue que Ray le dijera que se callara, pero ella no cejo en insistir hasta que dijo… “¿Quién eres? ¿Eres Carlos, Álvaro, Tiano?” Ray estuvo rápido y con mucha naturalidad le contestaba… “Soy quien quiera que sea mi putita”

Se puso a oler como una perrita, lo hacía respirando de forma fuerte. Ese juego ya lo habíamos jugado muchas veces Ray y yo. Era cuestión de no venirse abajo y seguir con naturalidad. Se dejo llevar y se corrió con mucho placer, por los gemidos y la escandalera que monto. Saque mi polla y fui a por su culito. Al principio costo un poco pero entro bastante bien, se notaba que ese culito lo follaba con asiduidad Ray. Pero si no llego a estar atento, nos hubiera pillado.

No sé cómo lo hizo, se quien tuvo la culpa. Se había desatado y se iba a quitar lo que tapaba sus ojos, logre coger sus manos y atárselas a la espalda. En ese momento se reboto mucho. Me quite la dejamos sola en la cama, jurando en arameo. Se puso Ray y ella seguía furiosa. Ray se agacho y la hablo al oído, eso la dejo tranquila relativamente, se desconcertó y empezó a decir que oía a alguien respirando. Cogí mi ropa, porque no estaba saliendo como queríamos. Me vestí en segundos y salí con el mismo sigilo con el que había entrado. Me fui escuchando por el móvil. Después de un tira y afloja él le decía…

- Vale te suelto, para que veas que estamos solos.

  • Ray eres un cabrón, aquí había alguien más.

- Que no.

  • Estoy segura.

- Y si estas tan segura… ¿Por qué te has dejado follar? Aquí quien es el cabrón o cabrona entonces.

  • Porque sabes que una vez que empiezo… Pero había alguien. Ya no me importa, quien fuera sabía lo que se hacía. ¿Quién era? ¿Tu hermanito del alma? O alguno de los otros.

- Si fuera verdad… ¿Quién te hubiera gustado que fuera?

  • Ninguno. Tu respóndeme.

- Te dejare la duda.

  • Ya la tienes fría, ponte otra vez el gel de frio calor. Que es una pasada.

- No se puede poner más, que no es bueno.

Tuve que dejar la conversación ahí porque cuando entre en mi habitación estaba Adriana, desnuda, de rodillas en mi cama con el culito en pompa la fusta colocada a su lado. No había rastro de Tiano. No pronuncie palabra, cogí la fusta, golpee con ella mi mano varias veces, dejando que su sonido invadiera la habitación. Acaricie sus nalgas con la punta de la fusta, la pase por toda la raja de su coñito y salía brillante y mojada. Seguía sin decir nada, hasta que ella empezó a decirme… “Perdón, perdón, perdón, perdón… me dio miedo. No volverá a pasar, haz lo que quieras” ahí en ese mismo momento se llevó el primer fustazo.

Seco y duro sobre su nalga izquierda, que quedo bien marcado sobre su nalga. Seguí acariciando sus nalgas y sobre todo por la marca que le había quedado. Asombrosamente cambio… “Eres mi señor… puede hacer lo que quiera conmigo, me lo merezco por puta… su puta” y en ese momento inicie el castigo verdadero sobre su culito. Le prohibí correrse y varias veces tuve que parar, porque sus gemidos me indicaban que se corría. Pase mis dedos por su coñito, soltó un largo, sonoro y extenso gemido. Era como si fuera una fuente.

Su culo era toda una tentación, me lo estaba ofreciendo y sabía que tenía que estar asustada. Acaricie su ano con mis dedos, introduje uno, se le escapo un suspiro, metí otro más, suspiro fuerte. No se había puesto nada. Ella se debió de dar cuenta de que lo estaba pensando o coincidencia… “Como vera mi señor, como castigo no me he puesto nada, es todo suyo” , la tentación me tenía a mil, mi polla estaba dura, quemando.

Le pase varias veces la polla por su coño. Mientras se lo azotaba ahora con las manos. Sus gemidos aumentaron notablemente y en más de una ocasión, como quien no quiere la cosa, se echaba para atrás, para ver si me la follaba. Me fui a por algo nuevo y vi el látigo de 50 tiras hecho a mano. Tenía dos y los dos nuevos, sin estrenar. Me decidí por el de color rojo. No me espere y le castigue el culito a base de bien, saliendo “perjudicados” los muslos y la espalda. Pare no por que quisiera, sino porque no quería que se corriera.

Me aguante la tentación, le dije que se acercara y me comiera un poco la polla, se lanzó como una posesa y vi que se estaba tocando, le lance un buen latigazo y la mande para su habitación, con la orden expresa de que nada de tocarse ni de follar. Me lo juro. Me tuve que hacer tres pajas y no me quede satisfecho.

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Siempre es momento para animar a cualquier persona.

Para las personas que en estos días han recibido un golpe de la vida.

Hay momentos o mas que momentos, alguna temporada, que todo parece que va en contra de uno, en esos momentos hay que tener más presente que nunca, que los aviones despegan contra el viento.

Parece que la noche se hace permanente, porque son tiempos difíciles pero esos tiempos nunca duran, pero si eres una persona dura, duraras. Alguien decía… “Si estas atravesando un mal momento, sigue caminando. Lo malo es el momento, no tu”

Y esto no lo digo por decir, que hablo en primera persona y se lo que digo. Pero quiero terminar con una frase de Robert Schuller… “Deja que tus esperanzas y no tus heridas, den forma al futuro” y la de Nicole Sobon… “A veces lo más difícil no es dejar ir sino aprender a empezar de nuevo”

MUCHO ANIMO.