El confinamiento - día 1

Javi debe de pasar el confinamiento solo en casa con su madre Pilar

El confinamiento por el virus nos pilló a mi madre y a mi solos en casa, mis dos hermanos y mi padre estaban en la casa de la playa y allí se tuvieron que quedar el largo mes que duró la pesadilla.

¿Pesadilla he dicho? Como veréis a continuación hasta de los hechos más terribles pueden surgir situaciones de lo más placenteras.

Me presento, soy Javi un adolescente de 16 años más salido que el pico de una mesa y más caliente que una plancha y cuya mayor satisfacción es hacerse como mínimo una paja al día, cualquier nimiedad me pone a cien. Una mujer con falda por la calle con un culo respingón, un roce en el metro, unas tetas debajo de un jersey ajustado, una amiga de mi madre que se agacha y deja ver más de lo debido. Cualquier excusa es buena ara hacerse una buena paja.

Por otro lado está mi madre, Pilar, un ama de casa normal, no muy alta, algo regordeta y con algo que iba a descubrir durante el encierro, un buen par de tetas, algo caídas después de dar de mamar a sus tres hijos, pero grandes, como  a mí me gustan.

Debo de decir que nunca me había fijado en ella, tenía otras modelos para mis pajas diarias, como la vecina del tercero que me volvía loco con las falditas que llevaba, cuantas veces me había quedado viendo como subía las escaleras y dejaba entrever sus bragas para acudir rápido al servicio a aliviarme.

Procuraba masturba e cuando estaba solo en casa, para tener más libertad y poder recrear diálogos con la mujer follada en mis fantasías, pero esto con el confinamiento iba a cambiar y no solo eso, me iba a empezar a fijar en la mujer con la que iba a tener que estar más de un mes en treinta metros cuadrados, mi madre.

Empecemos con la historia.

Día 1

Se avecinaba un mes entero sin salir de casa, decidí tomármelo con filosofía, e intentar llevar el asunto lo mejor posible.

El primer día, lo recuerdo como si fuera ahora mismo, me levanté sobre las nueve y me dirigí a la cocina, allí estaba mi madre preparando el desayuno, no me podía creer lo que estaba viendo, nunca había visto así a mi madre, llevaba un camisón un poco por debajo de culo que dejaba entrever unas braguitas mínimas, yo nunca había visto así a mi madre, siempre iba por la casa vestida, pero debió pensar que como no tenía que salir y solo estaba yo en casa iba a ir cómoda y vaya si lo iba.

  • Hola, hijo ¿has dormido bien?, dijo dándose la vuelta

  • Si mamá, contesté. Me quedé alucinado, no llevaba sujetador, se podían ver sus tetas como se movías debajo del camisón sin nada que las contuviese y como se le notaban los pezones por debajo de la tela, me quedé embobado mirándola y con una erección incipiente. Mi madre era el tipo de mujer que me gustaba y nunca me había fijado en ella. Debía de ser verdad en que nunca nos fijamos en lo que tenemos delante.

  • No te quedes embobado y vete a duchar, Javi, que el desayuno está listo.

  • Si, mamá dije balbuceando y mirándole descaradamente las tetas.

Me fui al servicio, pero antes de ducharme debía de solucionar la erección que me había producido mi madre, me parecía demasiado guarro hacerme una paja pensando en ella, al fin de cuentas era mi madre, así que empecé a pensar en Almudena, la vecina que me volvía loco y con la que me había hecho innumerables pajas.

Almudena volvía del mercado muy cargada, con dos bolsas a rebosar, yo bajaba en ese momento y la vi.

  • Hola, Almudena que cargada vienes.

  • Sí, Javi vengo de la compra y casi no llego.

  • Déjame que te ayude.

  • Gracias, Javi, eres un sol.

Le cogí las bolsas y llegamos a su casa, abrió la puerta y entramos.

  • ¿Donde te las dejo?

  • Déjalas ahí, en la cocina, ahora lo coloco yo, ¿quieres tomar algo?

  • Bueno, dije yo. Una coca cola si tienes, las bolsas pesaban lo suyo.

Almudena se acercó y me revolvió el pelo, sus tetas quedaban a la altura de mis ojos, que tetazas tenía y como se le marcaban los peones, estaba sudorosa del esfuerzo y eso me gustaba más. Me dio un beso en la cara, eres un amor, Javi de verdad, gracias.

  • No tiene importancia.

Almudena abrió la nevera para coger la Coca-Cola, se agachó y se le subió la falda, dejando ver sus Prieto muslos. Javi se sentó sin dejar de mirarla el culo. Le sirvió la Coca-Cola y yo me volví a fijar en sus tetas, tenía la polla a punto de reventar.

  • Estás muy callado, ¿te pasa algo?

  • No, dije yo súper cortado.

Vi como ella miraba mi pantalón, el bulto que tenía no se podía disimular, sonrió y yo me puse colorado.

  • Vaya, debes de estar muy incómodo con eso, dijo señalándome la polla.

  • Siiiiii.

  • ¿Quieres que lo solucionemos? Dijo, acercándose, me cogió las manos y las puso sobre sus pechos, yo empecé a estrujar suelos suavemente, estaban blanditos, era delicioso.

  • ¿Te gustan mis tetas?

  • Sí, mucho.

  • ¿Quieres verlas?, me quitó las manos, se desabrochó la camisa y aparecieron sus tetazas, con los peones negros y grandes, me las acercó a la boca y yo empecé a chupar.

  • Venga, chúpalas bien, comerme las tetas.

  • Sí, Almu, si.

  • Vamos a ver lo que tienes ahí escondido, dijo desabrochándome el pantalón y bajándome los calzoncillos, mi polla saltó como un resorte.

  • Tienes una buena polla, Javi, dijo metiéndosela en la boca.

Era la primera vez que me la chupaban, la agarré por la cabeza y acompasé sus movimientos con mi mano, me iba a correr en su boca.

  • ¿Que haces, Javi?, se va a enfriar el desayuno.

Volví en mi, me acordé de las tetas de mi madre y me corrí, al final me había corrido en ellas.

  • Ya voy, mamá.

Me duché y salí, mi madre ya se había vestido con la bata que solía llevar en casa, cuando me sirvió el desayuno vi que se había puesto también el sujetador y que sus tetas seguían siendo impresionantes.

El día pasó sin más sobresaltos, yo estuve haciendo mis tareas del instituto y a mi madre le dio por arreglar el armario de su habitación que hacía tiempo que no tocaba, con lo cual salió gran cantidad de muerda, sobretodo ropa que puso en un montón para tirar, yo me fije en un sujetador de encaje azul y en una falda de cuadros, en un descuido de mi madre me hice con las dos prendas, seguro que me venían bien para mis futuras pajas.

Por la noche, después de cenar nos dispusimos a ver la televisión, yo estaba esperando a mi madre en el sofá, de pronto apareció como por la mañana, con el camisón corto y sin sujetador, el tirante del camisón le estaba un poco grande con lo cual se le salía del hombro dejando ver el nacimiento de sus pechos,.

  • Bueno, Javi, ¿vemos un poco la tele?

  • Vale, mamá voy a ponerme yo también el pijama.

Me fui a mi habitación y me puse el pijama con el pantalón más holgado que tenía, no quería que se me notase la erección que llevaba encima. Volví al comedor y me senté junto a mi madre que estaba en el sofá con una manta por encima de las rodillas.

  • ¿Quieres taparte con la manta, Javi?

  • Vale mamá.

Me tapé y pusimos la película, verá una película cómica y cada vez que se reía mi madre, se le movían las tetas, a todo esto se le había salido el tirante del camisón y se le veía la mitad del pecho que yo tenía más cerca, mi polla estaba a punto de reventar.

Decidí hacer una locu3y me empecé a tocar suavemente la polla, con un solo dedo, procurando no moverme demasiado y sin dejar de mirar las tetas de mi madre. Se le veía todo el canalillo, un poco más y se le vería el pezón.

En ese momento se volvió a reír y la tela del camisón resbaló, apareció su maravillosa tetas, mi madre dio un respingo y se lo subió rápidamente en ese momento, aprovechando su movimiento me corrí, mi salto al correr e quedó disimulado por su movimiento, menos mal pensé, esperaba que no notase la mancha que seguro tenía en el pantalón del pijama.

  • Vaya, dijo mi madre. Me voy a tener que poner un camisón nuevo, vete me está un poco grande.

  • ¿Que ha pasado mamá?

  • Nada, dijo ella cruzando sus brazos sobre las tetas, que se me ha bajado el camisón y se me ha salido una tetas.

  • Vaya, dije yo, ha sido una pena que no me haya dado cuenta.

  • No seas guarro, Javi, soy tu madre.

  • Perdona mamá.

  • Venga, vamos a acostarnos, se me han qui3lad ganas de ver la película.

Mi madre tiró de la manta, yo bajé la vista y vi la mancha que tenía en el pantalón, imposible de disimular.

Mi madre también la vio.

  • ¿Que es eso, Javi?

  • No lo se mamá, debe de ser agua que se me ha caído antes, venga vamos a acostarnos.

  • A ver, déjame, dijo mi madre pasando la mano por encima de la mancha, haciéndome dar un respingo al rozarme la polla con su mano.

-Me parece que esto no es agua, Javi, está como pegajoso y huele raro, dijo pasándose la mano por la nariz, me parece que esto es...., de repente hizo un gesto y se quedó cayada mirándome de reojo y poniendose colorada.

  • Venga, vamos a acostarnos, Javi, hasta mañana.

  • Hasta mañana, mamá.