El confinamiento con mi nuevo compañero de piso 23

A Diego se le ocurre una idea genial

Marc acababa de follarse a Diego que aún tenía dentro toda la lefa que le había dejado. Cuando creía que iba a ser el próximo en ser follado, vi que Diego miraba su móvil y hacía un gesto pensativo.

  • Oye, Marc… te propongo una cosa para compensar todo sin necesidad de que te hagamos caso…
  • No hay nada que me puedas ofrecer que me convenza para que dejes de estar a mi disposición.
  • Eso crees? Y si te digo que puedes desvirgar un culito?
  • Desvirgar? Interesante… quien?

Yo mismo le miré intrigado, ni tenía ni idea de a quién se refería. Diego no respondió a Marc. Se dirigió a mí…

  • Mario, vístete, vamos a salir un momento. Ahora venimos, Marc.
  • Pero dónde váis?
  • Tu confía en mí, no te arrepentirás.

Yo no le cuestioné pero seguía sin tener idea de a donde íbamos ni de quién sería el culito virgen… En diez minutos estábamos saliendo de casa. Diego tardó un poco por limpiarse la preñada de Marc. Salimos de casa y ya en el ascensor, de camino al parking, pregunté...

  • Oye a dónde vamos?
  • A ver si lo a adivinas…
  • No sé, a por Jousef?
  • Que va, Jousef no se deja follar por Marc ni de coña. Además, para que íbamos a ir en coche?
  • No sé…
  • Joder Mario, pensaba que eras más listo…
  • Oye!
  • Perdoooona… -Y me empezó a besar mientras el ascensor llegaba a su destino.

Lo que ninguno de los dos esperábamos era que un vecino estaba esperando el ascensor en el ascensor y nos pilló, a Diego metiendo su lengua hasta mi campanilla y cogiendo mi culo a dos manos. El vecino, un hombre de unos 50 años, gordito y calvete se nos quedó mirando hasta que dijo:

  • Hostia, pero qué sorpresa! - Dijo el señor vecino.
  • Eeh! Jaume, perdona… es que…
  • Tranquilo Diego, que yo no digo nada, por mí podéis hacer todo lo que queráis… -El señor Jaume empezó a acariciar su paquete.
  • No es que… tenemos prisa… -Salimos del ascensor casi carriendo.
  • Diego! -Le volvió a llamar el vecino.
  • Qué? -Se giró pero casi sin pararse, andando un poco hacia atrás.
  • Poneos la mascarilla… y usad condón!!
  • Jaume!!
  • Jajajaja… si yo fuera más joven…

Llegamos al coche y Diego empezó a conducir.

  • Vaya con el vecino, no?
  • Este nos ve follando y le hacemos el hombre más feliz del mundo.
  • Jajajajaja. Pues podríamos darle una alegría…
  • Uf, qué palo… conoce a mi madre desde siempre tío…
  • Oye, y al final dónde vamos?
  • Va, Mario, piensa un poco tío… Qué hora es?
  • Las siete y media… aaah! A por Raúl?
  • Muy bien, qué listo es mi niño!
  • Diego! -Y le di un puñetazo en el hombro que él seguramente ni sintió.
  • Jajajaja. Que bobo eres, cómo te picas…
  • Oye y crees que Raúl se va a dejar follar el culo?
  • Vaya! No viste como me la chupaba? Lo único que espero es que no se haya adelantado y se haya buscado un amiguito que le reviente el ojete por primera vez.
  • A ver…

Llegamos, aparcamos, entramos en el hiper, y mientras yo iba a comprar algunas cosas, Diego fue a ver si encontraba a Raúl por dentro. Algo más de 15 minutos después me reencontré con Diego en la caja.

  • Raúl se viene a casa... jeje! -el cajero se nos quedó mirando con curiosidad.
  • Bien! Le has explicado?
  • Solo en parte…

Diego me estaba sobando el culo ahí mismo, mientras el cajero acababa de cobrarme y nos observaba sorprendido. Yo me retorcía un poco de las cosquillas que me hacía levantando mi jersey un poco y metiendo sus manos por dentro acariciándome. Estaba flipando de lo atrevido que se había vuelto Diego. Acabé de pagar y cuando nos dirigíamos hacia el coche vi que allí estaba esperándonos Raúl. Mientras nos acercábamos Diego me comentó:

  • Mario, puedes sentarte detrás con Raúl?
  • Eeh... sí, por?
  • Bueno, forma parte del trato al que he llegado con él. Se la tienes que chupar de camino. Si no, no aceptaba. Dice que lo haces muy bien.
  • Me has metido como parte del trato?
  • A ti no, solo a tu boca y a tu lengua. Y solo un rato, lo que tarde en correrse.
  • Mira que eres cabrón, Diego.
  • Qué prefieres, eso o que los dos seamos esclavos de Marc hasta mañana por la noche?
  • Bueno, sí, supongo que puedemos salimos ganando…

Nos subimos en el coche tras saludar a Raúl y meter las compras en el maletero. Nada más sentarse y cerrar la puerta, Raúl sacó su polla de los pantalones del uniforme. Ya la tenía bastante dura, aunque no del todo. Me miró sonriendo y con un gesto se señaló el rabo, como indicándome que podía empezar. Aceptando mi función, me puse de rodillas en el suelo del coche y empecé a chupar. El cipote de Raúl me gustaba mucho por su sabor y olor pero también por su forma. Como no era tan grande como el de Diego podía jugar mucho con su glande y su tronco en mi boca, sin que llegara a lllenarme la garganta, que reconozco que a veces es incómodo. Especialmente si te pasas mucho rato mamando.

Diego iba conduciendo, yo no iba atento a nada más que al rabo de Raúl que entraba y salía de mi boca mientras él, con su mano en mi nuca, me guiaba mientras disfrutaba de la mamada.

  • Jodeeer! Menudo mamadote! Vas a hacer que me corra en nada!

No dije nada, ni dejé de felársela, de hecho, aceleré el ritmo de mi lengua jugueteando con su glande. En menos de un minuto…

  • ¡Aaaaah! ¡Ahhhhh! ¡Me corro, me cooorroooo!

En parte por morbo y en parte por ser práctico decidí dejar que se corriera en mi boca. Así no le manchaba el coche a Diego. Como Raúl ya no necesitaba estar pendiente de la mamada, después de correrse a gusto, se guardó la polla y empezó a preguntar.

  • Entonces, a vuestro amigo le mola que le follen?
  • Sí, le mola muchísimo. Pero has de disimular un poco, le mola hacerse el machito y ser él el dominante hasta que es él quien se mete tu polla.
  • Ufff, pues vaya noche que vamos a pasar. Oye, no os importa entonces que me quede a dormir, no? Que mañana tengo fiesta en el curro y así vamos de tranquis.
  • Ah! No sabía que tenías fiesta. Pues mejor! Tranqui tío, nuestra casa es tu casa.

Yo dejé que ellos hablaran. No sabía lo que había hablado Diego con él antes de encontrarnos y no quería cagarla, pero obviamente había mentido. Al parecer, tanto a Raúl como a Marc les había dicho lo mismo: que se iban a poder follar al otro. Menudo follón se iba a montar. Preferí quedarme en silencio como espectador. Menudo cabrón estaba hecho Diego. Al cabo de cinco minutos estábamos entrando en el parking de casa. Subimos al piso y allí estaba Marc, en el sofá, fumándose un porro, bebiendo birra, mirando porno bisexual y haciéndose un pajote.

  • Joder si habéis tardado. Este es vuestro amigo?
  • Hola, me llamo Raúl -inconscientemente le ofreció la mano, sin darse cuenta de que Marc le respondió con la misma mano que se estaba pajeando.
  • Qué pasa Raúl, tío? Listo para divertirte? Ven, siéntate a mi lado.

Después del curioso saludo con olor a polla, nos sentamos en los dos sofás, en uno Diego y yo y en el otro Marc y Raúl. Trajimos más cerveza y seguimos mirando la peli porno que había puesta. Poco a poco, casi sin darnos cuenta, nos íbamos quitando las camisetas, las deportivas, los calcetines... Raúl era un poco más vergonzoso, pero teniendo en cuenta que estaba sentado a pocos centímetros de un salido que se había estado cascando un pajote sin interrupción, se fue entregando al ya erotizadísimo ambiente. Pronto estábamos todos sin pantalones aunque Raúl aún estaba en calzoncillos. Teníamos las pollas durísimas los cuatro. Raúl se tocaba por encima de los calzoncillos.

  • Venga cojones!!! Quítate eso ya, Raulito!! -Apresuró Marc al nuevo invitado.

Este, algo sonrojado, puso sus pulgares en los elásticos y empezó a bajar, pero poco a poco. Tras insistir un poco más Marc, Raúl acabó levantándose del sofá y se quitó la última pieza de roba que llevaba. Su culo quedó a pocos centímetros de Marc, que no desaprovechó la ocasión para amasar sus nalgas. No era muy grande, pero era redondito y se notaba durito, probablemente hiciera deporte con frecuencia.

  • Bufffff! Qué culito más rico, Raúl!! -Le dijo Marc magreándoselo bien.

Raúl no se quejaba, al contrario, se dejó tocar bien el culo. Probablemente tenía en la mente las palabras de Diego: “Pero has de disimular un poco, le mola hacerse el machito”. Diego y yo nos miramos, sin decir ni una palabra nos entendimos y nos sonreímos.

  • Ya verás que bien lo pasamos, aunque ellos dos aún no lo sepan -me susurró Diego al oído, a un volumen prácticamente inapreciable.

Empezó a hacerme cosquillas y a darme besos, mientras Raúl, aún de pie y dejándose tocar el culito por Marc, iba mirando el vídeo porno, la polla de Marc y a nosotros dos jugando. Estaba claro que los cuatro estábamos encendidísimos.

  • Ya que me te gusta mi culito, chúpame la polla un poco, no? -Dijo Raúl a Marc, aprovechando que la polla le quedaba a la altura de su boca.
  • Bueno, pero no te acostumbres, que aquí el hombre soy yo, eh!
  • Claro, claro -Raúl miró hacia Diego y yo y nos guiñó un ojo.

Nosotros no podíamos parar de reír, pero disimulábamos y hacíamos ver que era por las cosquillas y las carícias que nos dábamos. Marc empezó a chupar la polla de Raúl. Marc miraba desde abajo hacia arriba, buscando los ojos de Raúl, y este hacia abajo, embelesado al ver la mamada que le estaba haciendo. Los dos estaban disfrutando, se notaba. Marc mientras se pajeaba, y yo empezaba ya también a sobar la polla de Diego, que tenía muchas ganas de tener ya en la boca.

Mis besos a Diego fueron bajando de su boca a su rabo, pasando por la barbilla, el pecho, los pezoncitos que eran una delicia, los abdominales duros, el hilo de pelito que juntaba su ombligo con su pubis... Y finalmente su polla grande, larga, dura y gorda. Majestuosa. Esperando entrar en mi boca y ofrecerme después su ambrosía que poco a poco iba escupiendo en forma de gotitas que se fundían en mi lengua.

Marc, mientras recibía la polla de Raúl en su menos experta boca, aunque el tamaño de Raúl era perfecto para iniciarse como mamador poco experimentado. Sin embargo Raúl aprendía pronto, y no tardó en coger a Marc por la cabeza y empezar a follarle la boca.

  • Mmmmmpffff! Mmmphffff!! Tío, que me ahogas -protestó Marc.
  • Cállate y chupa, puta...

Joder con Raulito, pensé… Pero Marc no se quejó, volvió a aceptar el cipote de Raúl en su boca y siguió dejándose follar la boca mientras él mismo se pajeaba cada vez más excitado. No paraba de mirar hacia arriba buscando la mirada directa de Raúl. Parecía que disfrutaba de ser mirado a los ojos mientras mamaba.

Diego ya tenía el pollón a tope. Me levanté un momento, le dije a Diego que no se moviera. Cogí el aceite de masaje que ya quedaba solo media botella. Me puse un poco en el culo, le embadurné bien la polla y, dándole la espalda, me dirigí hacia Diego buscando sentarme sobre su rabaco. Noté como el capullo de Diego penetraba mi ojete, lo que me aportó una sensación muy placentera que ya estaba rogando por volver a sentir. Mientras, yo con mis brazos estaba intentando regular la cantidad de polla que tenía dentro, hasta que Diego me cogió de los brazos empezando a ser él quien controlaba cómo de dentro estaba de mí.

Marc y Raúl, al vernos ya follando, se animaron aún más. Marc había estado metiendo deditos en el culo de Raúl, para ir facilitando el trabajo para después. Raúl estaba ya a punto de volver a correrse y prefería empezar a follar antes que correrse en la boca de Marc.

  • Bueno, Marc, parece que comer polla te mola, y tocar mi culo también, pero toca que me des tu culito ya, no?
  • Qué dices, el culito que va a ser follado es el tuyo, Raulito. Ya verás, no te olvidarás nunca de la polla que te desvirgó…
  • Jajajaja… muy gracioso… ya me han contado que te mola hacerte el machito...

Continuará...