El confinamiento con mi nuevo compañero de piso 18
Diego, Marc y yo comenzamos un juego que no acaba como yo esperaba.
Desde que comimos hasta el día siguiente nos dedicamos poco más que a beber cerveza, fumar petas y jugar a la play. Por la noche íbamos bastante borrachos. Hasta el punto que Marc propuso que nos hiciéramos los tres unas pajas sentados en la terraza. Hay que decir que desde la terraza nos ven una buena cantidad de vecinos. Para intentar reducir las posibilidades que nos vieran decidimos apagar todas las luces. Aún así, la noche era clara y el resplandor de la luna se reflejaba nuestros blancos cuerpos. Cualquier vecino que estuviera un poco atento y mirara hacia nuestra terraza nos vería pajeándonos. Pero llegado el momento, nos dio bastante igual.
Salimos los tres con las cervezas, algún porro y en pelotas. Los tres ya como mínimo morcillones, aunque Marc ya la tenía tiesa de hacía rato. Este chico se pasa la vida con la polla bien dura. Nos sentamos cada uno en una silla en una zona que nos cubría un poco el toldo, por lo que tampoco lo tenían tan fácil para vernos los vecinos. Las habíamos puesto más o menos en círculo, de forma que cada uno teníamos a los otros dos al lado.
Cuando ya habíamos empezado a tocarnos las pollas (cada uno la suya) dice Diego:
- ¿Jugamos a verdad o atrevimiento como de pequeños?
- Pero no tenemos prenda para no responder -dijo Marc.
- La prenda puede ser chupar la polla al otro durante un minuto -propuse.
- ¡Venga, genial! -Dijo Diego. Comienzas tú, Marc. ¿Verdad o atrevimiento?
- ¡Venga! ¡Verdad!
- ¿Verdad que te encanta chupar culos? -Preguntó Diego.
- ¡Joder, Diego, vaya preguntita! -Protestó Marc.
- El juego es el juego. Y ya sabes que si consideramos que mientes has de pagar prenda -Le dijo Diego cogiéndose de la polla como mostrándosela a Marc.
- ¡Síííí! Me mola mogollón comer culos!! ¡Sobre todo el tuyo, Diego, que lo tienes grande, gordo y durito! ¡mmmmh!
- ¡Limítate a responder la pregunta, viciosillo! -Se quejó de broma Diego.
- ¡Venga, ahora tú, Diego, verdad o atrevimiento! -Pregunté yo.
- Mmmm… -Pensativo- ¡Verdad!
- ¿Verdad que disrutas más del sexo con tíos que con tías?
Diego me miraba a mí y después miraba a Marc. No respondía, estaba en silencio, pero aceleró bastante la paja que se estaba haciendo, hasta el punto de gemir un poco.
- Diego, tío… -le reclamé.
- ¿Que?
- ¡¡Que respondas!! -le dijo Marc.
- ¿De verdad queréis escuchármelo decir?
- ¡¡Claro!! -Respondimos los dos.
- ¡¡Con tíííííos!! Pero no os flipéis ahora pensando que me tenéis pillado por los huevos, eh!
- Jajajajajajaja -nos empezamos a reír los Marc y yo mientras Diego permanecía en silencio, solo pajeándose mirándo su propia polla.
- A Diego le molaaaan las poooollaaaaaas!! -Empezó a burlarse Marc.
- ¡¡Como no te calles te voy a estar follando hasta que salga el sol, imbécil!! -Intentó decir Diego en tono amenazante, aunque Marc lo tomó como una invitación y más que atemorizarlo hizo que también acelerara su paja y se pusiera más cachondo.
- Venga, que le toca a Mario -continuó diciendo Diego-. Va, nene, verdad o atrevimiento.
- Atrevimiento, para variar.
- Vale, pues te has de ir al centro de la terraza, donde más se te ve desde todas partes y hacerte la paja allí hasta que te vuelva a tocar el turno.
- ¡¡Pero me van a ver los vecinos!!
- Claro, es la idea. Pero tranqui, es de noche, la mayoría tienen las luces apagadas.
Yo me lo pensé poco, el alcohol y la maría habían hecho sus efectos desinhibidores. Me levanté, me fui al lugar que más iluminado estaba de la terraza y, mirando a Diego y a Marc, seguí haciéndome la paja que me estaba haciendo, pero esta vez como más erotizado, jugando con mi agujerito y haciendo movimientos sugerentes que encendían más a mis amigos. Al final los tres estábamos bastante más cachondos que cuando habíamos empezado a jugar, y solo habíamos hecho un turno cada uno.
- Venga, que me toca a mí -dijo Marc.
- Sí, te toca. Has de elegir atrevimiento, que ya has gastado la verdad.
- Sí, pues eso, atrevimiento.
- Ves a tocarle el culo a Mario mientras él se pajea.
Marc no dijo nada, no le molestó lo más mínimo esa prueba. Vino hacia mí y empezó a acariciarme y palmear suavemente mi culo.
- Oye, has dicho tocarle, eso puede ser con cualquier parte de mi cuerpo, ¿no?
- Claro, yo no he dicho con las manos.
En ese momento, Marc continuó sobando mis nalgas con las manos, pero añadió su polla muy dura en el centro de mis nalgas, rozando mi agujerito con su tronco. Empezó a hacerse la paja con mi culo mientras yo cada vez deseaba más tener otra vez su polla dentro mío. Diego, por su parte, no paraba de pajearse cada vez más fuerte. Se le veía excitadísimo mientras miraba lo que Marc me hacía. Estuvimos un rato los tres en silencio, disfrutando del momento más que jugando. Pero yo quería ver qué más salía de ese juego. Así que demandé continuar…
- Va, que le toca Diego, ¿no?
- Sí, y tiene que escoger atrevimiento…
- Pues vosotros diréis…
- ¿Le puteamos un poco? -Pregunté a Marc.
- Venga, ¿qué se te ha ocurrido? -me susurró al oído Marc mientras seguía restregando su verga por mi trasero de manera super apasionada.
- Diego, tienes prohibido tocar tu polla durante 15 minutos.
- ¡Aaaaah! ¡Qué cabrón Mario! Jajajaja -la idea le divirtió a Marc.
- ¡Tss! A ver si os pensáis que soy como vosotros dos, que os pasáis el día matándoos a pajas como los monos -y dejó de tocar su polla y cruzó sus brazos sobre su pecho, en señal de estar molesto.
- Pues vuelvo a la silla, que me toca.
Marc se quedó un poco triste, se notaba que estaba cerca de correrse con el roce de mi culo. Cuando me giré para ir hacia la silla, sin embargo, me llamó la atención una ventana de un vecino. Con la luz apagada se vislumbraba la silueta de un hombre corpulento que, con la luz apagada, estaba mirando la escena que teníamos hasta hacía pocos segundos Marc y yo. El darse cuenta de que le vi, se escondió rápidamente tras la cortina. No dije nada, me pareció interesante. Pensé en fijarme en esa ventana durante el día, para averiguar quién vive en ese piso.
- Va, pues, Mario, te toca verdad. -Me dijo Marc, que también se estaba sentando de nuevo en ese momento.
- Pues pregunta
- Verdad que… ¿verdad que te mola más notar mi polla en el culo que la de Diego?
Yo me quedé en silencio. Ellos también. Me miraban. Diego lo tenía prohibido, pero incluso Marc, que sí que podía, dejó de masturbarse esperando mi respuesta. Yo no necesitaba pensarlo, lo tenía clarísimo, pero me daba cosa responder por no herir a ninguno de mis amantes. Cada segundo que pasaba aumentaba la atención sobre mí y se incrementaba la tensión de la situación.
- Mario… -me reclamó Diego.
- Es que…
- Va, responde, que nos tienes en vilo. -se sumó Marc a la reclamación.
- Marc, he deseado la polla de Diego desde que le vi en la puerta el primer día. Y el muy cabrón se lo ha currado mucho para que aumentara mi deseo por él hasta que finalmente me folló por primera vez. La pasión y los sentimientos que me inundan cuando me folla Diego no se parece a lo que siento cuando me follas tú. Contigo es solo morbo.
- ¿Y conmigo es algo más? -Preguntó extrañado Diego.
- Bueno, tú me has hecho desearte desde el primer momento. Marc iba a follarme el culo desde que le abrí la puerta.
- Te dije que no te enamoraras, Mario.
Diego se levantó y se fue a su habitación.
- ¿Qué le pasa? -Dijo Marc
- No lo sé, voy a ver...
Me acerqué a su puerta, la había cerrado. Piqué antes de abrir, pero no me atreví a abrir del todo. Estaba tumbado en su cama, tapado con la sábana. Dándome la espalda.
- Mañana hablamos, déjame en paz -ordenó secamente Diego.
- Diego, pero…
- !Que te he dicho que te pires, joder! ¿No me entiendes o qué?
- Diego, perd…
- ¡Otra vez con el puto perdón! ¡Que te vayas a la puta cama, hostia! Dile a Marc que se vaya mañana. Duerme con él y folláis todo lo que queráis esta noche.
- … -no sabía si entendía lo que le pasaba a Diego, no me atreví a decir nada, solo a retroceder hacia el pasillo cabizbajo.
- ¡¡¡¡Y cierra la puta puerta!!!!
Continuará...