El confinamiento con mi nuevo compañero de piso 15

Jugar a la consola con mamada como premio.

Decidimos tomarnos un descanso de follar y nos pusimos a jugar a la Play. Yo traje unas cervezas para los tres. Cuando llegué al sofá ya habían puesto el Fifa.

  • Mario, jugamos Marc y yo y al que gane se la chupas ¿vale?
  • Mejor hacemos otra cosa: quien pierda se la chupa al otro. Y yo juego contra quien gane y así seguimos ¿Qué os parece?
  • Perfecto, porque Marc me la va a comer entonces.
  • Estás flipando que me ganas chaval. Llevo todo el confinamiento jugando al Fifa mientras tu follabas con Mario.

Escogió cada uno un equipo mientra se vacilaban el uno al otro. Diego el Barça, como no podía ser diferente. Yo me los miraba desde el otro sofá. Era un espectáculo de testosterona. Dos machitos en pelotas, con la polla al aire, insultándose, acusándose de tramposos el uno al otro, pero en el fondo divirtiéndose. No tardaron en ir llegando los goles. El primero fue de Diego, que lo celebró con un grito y levantándose del sofá. Después fue Marc quien puntuó para su equipo. De la emoción la dio un golpe de polla a Diego en la cara. Los dos se reían y comportaban como críos, pero con un aliciente erótico que le daba un punto más atractivo de lo normal.

El partido estuvo muy empatado hasta el final. Diego marcó el quinto gol que dejaba a Marc solo con cuatro.

  • Vete poniendo de rodillas, Marquitos, que te vas a hartar de polla.
  • ¡Joder! ¡El tercer gol era fuera de juego!
  • Explícaselo a mi rabo, que él te escucha.

Marc, asumiendo su derrota, se arrodilló ante la verga de Diego. Estaba más morcillón que duro

, pero no tardó en endurecerse del todo al notar la lengua húmeda de Marc en torno a su glande.

  • Así, chupa chupa, que ya se levanta para saludarte. Debería de pasar esto en el fútbol profesional. El equipo perdedor que se la chupe al ganador.
  • ¡A lo mejor pasa! ¡Fijo que los vestuarios han vista más de una mamada y más de una follada! -Expresé imaginándome orgías con los pocoso jugadores a los que conocía.
  • Pues me pondría burrísimo ver vídeos por el estilo. ¡Imagina a Messi follándole el culo a Cristiano, jajajaja!
  • Sería Cristiano quien le follaría el culo a Messi -protestó Marc.
  • Tú calla y chupa -ordenó Diego empujando a Marc hacia él para que tragara polla.

Marc siguió felando el falo del ganador. Se notaba que había aprendido respecto a hace un rato. Ahora iba metiendo la polla de Diego hasta el fondo de su garganta, la dejaba un segundo, y se la volvía a sacar apretando con los labios. Este proceso hacía que Diego se retorciera de gusto. Marc, además, iba alternando diferentes movimientos. Pajeaba con energía la polla con el capullo metido en la boca mientras movía la lengua acariciándole, le chupaba los huevos o chupaba lateralmente el tronco de la verga para después metérsela en la boca y hacer rápidas subidas y bajadas de cabeza...

  • Te estás volviendo un profesional chupapollas, Marquitos.

Marc en lugar de responder, se quedó mirando a los ojos de Diego y él solo empezó a acelerar la mamada. Diego lo entendió como incentivo para comenzar a follarse la boca de su amigo. De esa manera empezó agarrando a Marc de la nuca para, al instante, comenzar a embestir con ímpetu la boca que tanto placer le estaba dando. No tardó en brotar el manantial de leche y llenar la boca del chupapollas, que no se permitía el lujo de perderse ni una gota del preciado -y ya algo escaso después de 6 veces en un día- líquido blanco.

  • ¡Buff, qué bien Marc! Me tenéis exprimido ya, cabrones.
  • Calla, si aún te queda, que a mí me has dado mi buena ración -dijo Marc con sabor a rabo aún en su boca.
  • A ver si me llega para ti, Mario, porque que tú me ganes al Fifa no pasa ni en tus mejores sueños.
  • Bueno, bueno, ya veremos. A ver si te voy a sorprender.

Comenzamos a jugar Diego y yo. Yo cogí un equipo que ni conocía pero me gustaba su combinación de colores.

  • ¿Qué haces pillando esos, pero si son malísimos?
  • ¿Qué importa? ¡Si depende más de la habilidad manual del jugador que del equipo!
  • Bueno, bueno, después no te quejes.
  • ¿Cómo voy a quejarme de que me des polla, Diego?
  • ¡Es verdad, jajaja!

De hecho, para nada estaba siendo tan fácil cómo él había pensado. No le dejaba acercarse a mi portería de ninguna manera. Pasó la primera parte entera sin un gol.

  • Oye, pues defiende bien este para no tener ni puta idea -dijo Marc.
  • Debe de ser la suerte del principiante -sonreí con modestia.

Diego no dijo nada, le hería su orgullo que no me hubiera marcado ni un gol todavía. Comienza la segunda parte y le meto un gol en los primeros dos minutos.

  • Pero qué cabrón jajajajaja. Te veo chupando polla otra vez, Diego -sentenció Marc.
  • ¡Calla idiota! ¡Si es que me distraes todo el rato! ¡¡Deja ya de hacerme reír!!

Yo no dije nada para no incrementar el pique que ya tenía Diego, pero me sentía satisfecho de haberle marcado un golazo. Lo cierto es que ya había pillado el truco al juego. Era más fácil defender que marcar, o al menos a mí se me daba mejor. Aún así Diego consiguió colarse y marcó el gol que empataba. Quedaba menos de un minuto de partido y estábamos empatados. Yo no dejaba pasar a Diego para marcar ni de coña. Pero por otro lado deseaba volver a tener su polla en la boca. Se acerca uno de sus jugadores con la pelota a mi portería y voy hacia él para pararlo. Era fácil, solo tenía que apretar el botón de…

  • Mierda, me he equivocado de botón!!
  • Jajajaja! Toma gol!

Poco después tocaba el final de partido. Diego nunca sabrá que no defendí como tocaba a propósito (pobre orgullo de macho si se enterara). Lo hice por tres motivos: su deliciosa polla era principal, comprobar si aguantaba un séptimo round también fue importante, pero el más contundente de los motivos fue alimentar el ego de mi machito y no permitir que Marc se riera de él si yo le hubiera ganado.

  • Vaya, pues voy a tener que chuparte la polla.
  • Qué pena ¿no? No parece que estés muy triste -dice Marc
  • Bueno, era parte del trato ¿no? ¡Pues venga, a chupar polla, jeje! -Diego contento se levantó, puso sus brazos en jarra y sacó un poco su polla moviendo su cadera para dejármela más accesible.

Yo ya sabía cuál era mi trabajo así que lo hice a consciencia. Marc, nos miraba muy atentamente y no paraba de pajearse al mismo ritmo que yo mamaba la polla de Diego.

  • ¿Qué te pajeas, por ver mi polla o por ver cómo la chupa Mario?
  • Por las dos cosas… -dijo Marc casi babeando, encantado por lo que veía.
  • No si al final vas a ser tú el más maricón de todos -le espetó Diego.
  • A mí me da igual, mientras no se lo digas a las tías que me follo…
  • Si te portas bien mantendré el silencio. Solo me has de ceder tu boca, culo o polla siempre que te lo pida.
  • No creo que haya problema en eso. ¿Has visto cómo te mira la polla, Diego? -dije yo interrumpiendo la mamada durante dos segundos.

Marc ni atendió al comentario de lo que le molaba ver el pollón de Diego. Intentaba disimular al principio, pero era fácil suponer que Marc se había estado haciendo pajas pensando en Diego desde hacía muchos años. Y no me extrañaba para nada, menudo hombre era Diego. Lo que me extrañaba era que hubieran tardando tanto en hacer algo. Yo, mientras pensaba en estas cosas, seguía chupando. Me deleitaba y me lo tomaba con la calma para disfrutar del todo del rabazo de Diego. No entendía como podía gustarme tanto. Era su forma, su sabor, su olor, el morbo que tenía Diego o todo mezclado. Me podría pasar el día entero con ese cipote en la boca. De hecho, casi se podía decir que ya era así literalmente.

Esta vez Diego no tuvo la necesidad ni de follarme la boca. Según yo fui mamando Diego le dijo a Marc:

  • Oye, hazme un favor, chúpame el culo mientras Mario me chupa la polla.
  • Tú estás loco… ¡Paso de chuparte el culo!
  • Ok, lo comprendo. No pasa nada. Seguro que la Jessy comprende perfectamente que te guste que te follen el culo y la boca a la vez.
  • ¡¡No serás tan cabrón!!
  • ¿Cabrón? ¿Eso es ser cabrón? La Jessy y yo hablamos de muchas cosas, es normal que le hable también de mi vida sexual… que tú estés por enmedio no es culpa mía… ¿verdad?
  • Joder, Diego. ¿Me vas a hacer chuparte el culo? ¿De verdad?
  • Pues eso parece.
  • ¡Qué asco, tío!
  • Va, no te quejes, si te va a molar. Luego vas a pedir a gritos que te dejemos chuparnos el culo a Mario o a mí.

Tal y como yo estaba mamado polla por delante se acercó Marc por detrás y empezar a jugar con la lengua en el culo de Diego.  A juzgar por los comentarios de Diego la lengua de Marc era larga, fuerte y podía meterse bastante profundamente en su ojete y hacerle ver las estrellas. El placer era tal para Diego que no tardó ni cinco minutos en correrse desde que empezó a chupar Marc.

  • ¡Buaaaaaah! ¡Sí…! Poneos los dos delante de mi polla, que queda poca lefa y hay que compartirla.

Hicimos caso los dos. Marc no parecía ni un poquito disgustado, ni de haber estado comiendo culo ni de tener que tragar ahora semen. Los dos nos miramos teniendo la polla de Diego entre nuestras bocas y recibimos con muchísimo gusto la ofrenda que nuestro macho nos daba. Tragamos toda la lefa que nos ofreció y luego nuestras lenguas se pelearon entre ellas por ser las primeras en aprovechar la última gotita que quedaba colgando de rabote de Diego.

  • Oye, Marc, pues parece que te ha molado chupar culo ¿No? -Le pregunté con curiosidad.
  • No lo digas en voz muy alta porque este me va a poner a chuparle el culo todo a todas horas -Diego estaba a unos centímetros de nosotros, obviamente lo escuchaba todo.
  • Bueno, pues ya tengo a quien le mola chupar polla y a quien le flipa chupar culo. Creo que voy a vivir muy bien a partir de ahora.

Tanto Marc como yo nos miramos sonriendo con la polla de Diego aún bastante dura y que iba pasando ya de mi boca a la de Marc.

  • Bueno, pero vamos a dejarlo para luego que habrá que cenar algo… -Dijo Diego.
  • Si, vamos a ir preparando algo -respondí yo.

Cenamos y el resto de la noche pasó tranquila. Bueno, vale, estábamos en pelotas, bebimos hasta acabar los tres borrachos, vimos porno y nos tocamos un poco las pollas. Pero todo eso, en comparación con las cosas que habían pasado -y que pasarán- son minucias que no vale la pena ni narrarlas. Solamente mencionaré que esa noche dormimos los tres en la cama de Diego. Sin haberlo planeado -demasiado- yo quedé en medio, entre los dos. Los últimos minutos que recuerdo haber estado despierto estaba poniéndosela dura a los dos, uno a cada lado, pero mi estado etílico y el de ellos impidió que yo me diera el placer de hacer una doble mamada antes de ir a dormir. Sí que noté durante la noche que las dos pollas duras me fueron rozando a lo largo de las horas que dormíamos y nos medio despertábamos. Algunas de las ocasiones se mantenían duras un buen rato, cerca de la zona de mi culo. Otras, parecía más fruto de la casualidad y de las erecciones nocturnas involuntarias. Lo que no se podrá negar, en ningún caso, es que la habitación olía muchísimo a polla para cuando me despertaron los rayos de luz que entraban ya por las rendijas de la persiana.

Continuará...