El confinamiento con mi nuevo compañero de piso 14

La catarsis de Diego.

  • Oye Diego, la chupas de puta madre. Mejor que antes. Has aprendido a comer pollas de lujo tío! -Expresó Marc.
  • He tenido un maestro excepcional -dijo Diego mirando a Mario e interrumpiendo momentáneamente la comida de rabo que estaba haciendo a su amiguito de toda la vida.
  • Pues enséñale más cosas, Mario, que disfruto mucho  del Diego pasivo.
  • ¿Diego pasivo? ¿Diego pasivo? Te vas a enterar tú ahora, hijo de puta.

Diego se levantó con fuerza y determinación cogiendo a Marc de la muñeca y arrastrándolo fuera del sofá. Marc, tan sorprendido como yo, no tuvo la ocasión de ofrecer resistencia. Diego le guió con sus movimientos hasta un rincón del comedor, donde le obligó a ponerse de rodillas.

  • ¿Diego pasivo, no? Mejor Marc pasivo, a ver cómo te lo montas. Chúpame la polla, venga.

Marc no discutió. Realmente se le veía algo intimidado por Diego. Torpemente empezó a chupar el cipote que tenía delante. Se limitaba a usar su boca de agujero, haciendo que el rabo de Diego entrara y saliera. Diego le dio un bofetón en la cara bastante sonoro.

  • ¡Pero chúpala bien, mierdas, que eres un mierdas! ¡Usa tu lengua!

Diego se giró hacia mí divertido, sin dejar que gritar y exigir a Marc pero mirándome con cara de pícaro.

  • Mario, quieres meterle deditos a Marc por el culo? Así le vamos preparando para lo que viene…
  • Eh! No tíos, que hace cacho que no me follan.
  • Tú te callas. ¿Quién te ha dicho que tu opinión importe? ¿Importó mi opinión en la tienda de campaña? Sigue chupando puto cerdo -y le escupió en la cara mientras Marc chupaba lo mejor que podía.

Yo veía que Diego estaba fuera de control. Pero obviamente todo era un juego, ¿o no?. Él y Marc habían tenido muchas oportunidades de disfrutar de su sexualidad. Si era cierto lo que había explicado Diego de la acampada, realmente Marc no había dado opción a su amigo. Mientras Diego sometía a Marc yo empecé a jugar con el aceite en su culo. Yo estaba arrodillado detrás de él y este sacaba su culo hacia fuera todo lo que podía facilitándome la operación. Empecé metiendo un dedo y sí, realmente estaba estrechito. Marc empezaba a gemir, bajito al principio.

  • A ver cómo de buen putito puedes ser, Marc... Que siempre vas de machito pero te molan más las pollas que a un tonto un lápiz.

Él se hundía la polla de Diego todo lo que podia en la boca. No le cabía entera. Se notaba que Marc no estaba tan acostumbrado a que le follaran la boca.

  • ¡Traga, tío, traga más! ¡Te tiene que caber toda!
  • ¡Mmmphhhh!
  • Joder, Marc, que tragues!!

Marc se sacó la polla de Diego como pudo para poder toser y respirar a la vez que le daban arcadas.

  • Joder Diego, que me ahogas tío!
  • A ver si aprendes a chupar una polla. Mario, enséñale cómo se traga entera.
  • Mira, Marc… -Dije yo poniéndome ante la polla de Diego. Sacas la lengua, abres bien la boca. La vas metiendo poco a poco pero cada vez más, así.

Empecé a poner en práctica lo que le había explicado mientras Marc miraba muy de cerca y se iba pajeando.

  • Aprende, zoquete -Diego dió una colleja a Marc para mantener su dominio sobre él.
  • Mientras se la comes puedes tocarle los huevos con una mano y sostener su polla por la base y pajearle un poco.

Me había sacado el rabo de la boca para seguir explicando, pero no tardé en volver al trabajo, cada vez más profundo. Ya tenía tres cuartas partes de la polla de Diego dentro de mí cuando se notaba que ya chocaba en la garganta. Paré para explicarle esta parte con detenimiento.

  • Cuando te llega a la garganta respira hondo y aguanta la respiración, relaja la garganta todo lo que puedas y metetela hasta que la nariz te toque con Diego. Luego haz como si tragaras. Cuando ya la tengas dentro, suelta el aire y sigue respirando por la nariz. Y así, poco a poco, te la vas sacando y metiendo.

Seguidamente le hice la demostración de lo que le acababa de explicar. Diego bramaba como un ciervo notando su capullo rozar el fondo de mi garganta. Me empezó a follar la boca pero solo duró un par de minutos.

  • Muy bien Mario. ¿Lo ves, inútil? Ahora tú, venga! Arrodíllate ante tu amo.

A Marc se le veía concentrado. Realmente tenía la voluntad de satisfacer a Diego, aceptaba su rol sumiso. Siguiendo las indicaciones de Mario, Marc empezó a dar una mamada magistral a Diego, que casi tenía ya toda su polla dentro de su boca.

  • Ahora viene lo chungo. No te muevas, Marc -Le dije yo. Cógele lde la cabeza a la altura de las orejas y metele tú la polla hasta el final -sugerí a Diego.

Parecía que Marc podía seguir respirando, aunque su boca se veía desencajada. Había comenzado a controlar su garganta. Diego no tardó en empezar a follarle la boca. Yo, como vi que lo tenían todo controlado, seguí dilatando el culito de Marc con mis dedos. Cada vez le metía más, pero iba con la calma, para disfrutarlo. Metía uno, lo sacaba, metía dos, daba circulitos dentro, los sacaba, volvía a meter solo uno… y así. Llegó un momento en que ya tenía cuatro dedos dentro, que habían costado entrar, pero que ahora ya podían moverse dentro suyo fácilmente.

  • Esto ya está, Diego. -Le dije aún arrodillado, mirándole desde abajo.
  • Pues venga, empieza tú, que te lo has ganado.

Yo me eché aceite en la polla. En el culo de Marc no hacía falta, ya lo tenía totalmente embadurnado gracias a mis dedos y el trabajo que le había dado. Estando los dos de rodillas me puse detrás de él y le saqué el culito arqueando su espalda. Cuando lo vi claro, acerqué mi glande a su agujero y empecé a presionar tranquilamente. Mi polla iba entrando, pero enseguida la echaba hacia atrás para poder volver a meterla, esta vez un poquito más. Mi polla se iba adaptando al culo de Marc, que tragaba que daba gusto. Estaba mucho más estrecho de lo que esperaba. Pensé que seguramente Marc no solía jugar para nada con su culito.

  • ¡¡¡¡Mmmmmph!!! -Marc intentaba gemir con la polla de Diego metida hasta el fondo de la boca.
  • ¡Miiiira, cómo disfruta el mariconcito! ¿No decías que querías ver al Diego pasivo? Pues mira como es el Marc pasivo. Atravesado por dos pollas, arrodillado ante su macho. ¿Si te vieran las putas a las que te follas, qué dirían? ¿Quién es la puta ahora? -Diego se recreaba humillando a Marc mientras le follaba la garganta cada vez más enérgicamente.
  • ¡¡Mmmm Mmmmffffff!!

Tanto Diego como yo manteníamos un ritmo acelerado y coordinado entre nosotros, de manera que Marc era atravesado simultáneamente lo que le hacía retorcerse de placer. Comencé a dar nalgadas a Marc mientras me lo follaba, cosa que hacía reír a Diego. Ambos empezamos a acelerar llevados por el morbo. Yo me agarraba fuerte a la cadera y el culo de Marc mientras Diego lo hacía en su cabeza y empezamos a apretar con todas nuestras fuerzas hacia dentro de Marc. Él no paraba de intentar gritar sin éxito, se movía sin parar, pero no para intentar soltarse, al contrario, hacía todo tipo de movimientos con su cuerpo con la intención de incrementar el roce de nuestros cuerpos y la pasión que emanábamos.

De forma totalmente sincronizada nos empezamos a correr los tres a la vez. Yo le dejé mi polla metida del todo, hasta que mi pubis y mis piernas aguantaban el peso de su culo. Estaba absolutamente encajado en mí. Pero peor lo tenía por arriba. Diego le había dejado la polla alojada en su boca mientras se corría, Marc no tenía otra alternativa de intentar tragar tal y como salía la leche de Diego. Se iba atragantando e intentaba toser, saliendo chorros de leche por las mínimas oberturas que permitía la polla de Diego entre los labios de Marc.

Finalmente le liberamos de las dos pollas y Marc cayó al suelo agotado, intentado recuperar aire.

  • Me habéis destrozado cabrones -intentaba decir Marc en posición fetal tirado en el suelo.
  • Pues espérate, que aún tengo que follarte yo.

Diego le cogió por la parte alta de los brazos y le levantó, le acercó a la mesa del comedor y puso el pecho de Marc en contacto con la superficie de madera, de manera que su culo quedaba expuesto y sus piernas casi colgando.

  • Mario, cógele de las manos, que no se mueva -yo obedecí. Te la voy a meter de golpe, Marc, no con el cuidado que lo ha hecho Mario.

Diego se agachó mirando el culo de Marc, escupió apuntando a su ojete, y sujetó sus nalgas separándolas, mostrando aún más su trofeo. Diego apoyó la cabeza de su durísima verga en el ano húmedo de su amigo y, de un golpe de cadera, metió todo su rabazo de golpe hasta que chocó su cuerpo con el de Marc.

  • ¡Aaaaaaaaaah! ¡Hijo de putaaa!
  • ¡Que no me insultes! -Y le dio un tortazo con la mano abierta. Toma polla y cállate. Mario, dale polla por la boca.

Saqué parte de su cuerpo hacia el exterior de la mesa facilitando que me la chupara sin impedir que Diego se lo estuviera follando a saco, mucho más fuerte de lo que me lo había follado yo. El cuerpo de Diego estaba super tenso, me recordaba a cuando me folló el día que discutió con Paola.

  • ¿Te acuerdas de la acampada, no Marc? ¿De cómo me follaste sin permiso?. ¿No te da vergüenza? Seguro que tiraste tú la cerveza en tu saco para tener la excusa.

Marc no decía nada. Yo no le estaba follando la boca, solo dejaba que me la chupara mientras disfrutaba viendo como Diego le petaba el culo. Este, furioso, continuaba follándoselo y recriminándole cosas del pasado.

  • ¿Para qué montaste esa acampada, Marc? ¿Querías follarme el culo? Pues has creado un monstruo, amigo. Si no hubiera sido por esa acampada no habría pasado nada de lo que ha pasado y está pasando. Gracias a ti prefiero a los tíos que a las tías, vuestros culos y vuestras pollas. Me has vuelto maricón, Marc. Ahora vas a ser tú quien pague las consecuencias siempre que a mí me dé la gana...

Yo miraba a Diego ahora ya con sentimientos encontrados. Por un lado se notaba que Diego estaba liberándose de muchas emociones que se habían ido acumulando. Por otro, estaba disfrutando como nunca follándose a su amigo. Parecía que le recriminaba, pero más bien creo que el estaba agradeciendo, como al poco confirmó Diego.

  • … te voy a estar follando ese culo de flaco que tienes hasta que me harte. Puto mierdas -y le escupió en la cara. Me has abierto un mundo nuevo que estoy disfrutando, pero vas a ser tú mi saco de lefa, ¿te queda claro?

Marc intentaba decir que sí mientras gemía de placer de tener el pollón de Diego perforándole a toda velocidad. Diego estaba tan tenso y enrojecido, sus músculos estaban tan inflados, que parecía un demonio mientras sonreía y se hipnotizaba a sí mismo viendo su propia polla entrar y salir de Marc.

Al parecer Diego ya había dicho todo lo que tenía que decir y eso le ayudó a centrarse en el placer que le proporcionaba el culo de Marc. Yo estaba atónito ante la situación pero dudé poco si empezar a follarme esa boquita un poco más fuerte, para estar más acorde al ritmo que llevaba Diego. Aún duramos un buen rato antes de corrernos. Esta vez el primero fue Diego, que le dio cipote a Marc por el culo hasta que su rabo explotó en semen dentro suyo. Después me corrí yo, llenando la cara y la boca de Marc de corrida que él relamía y degustaba ansioso.

  • Ahora córrete tú solo. Hazte una paja mirándonos.

Diego y yo empezamos a besarnos de pie, a un metro de Marc. Nos tocábamos el culo, el pecho, la cara. Nuestras manos acariciaban todo nuestro cuerpo. Nos besábamos lenta pero apasionadamente. Diego de vez en cuando miraba a Marc que seguía estirado en la mesa pero esta vez boca arriba, pajeándose enérgicamente mientras observaba nuestras caricias y cariños. Finalmente Marc se corrió sobre su propio pecho.

Nosotros nos miramos y, sin hablar, nos pusimos de acuerdo en ir a lamer toda la leche que Marc nos ofrecía. Cuando le dejamos bien límpio Diego le dijo:

  • Por ahora estamos en paz, Marc. Espero que hayas disfrutado del Marc pasivo. A partir de ahora será más habitual.
  • Diego, tengo que decirte una cosa…
  • Dime, Marc.
  • Lo de tirar la cerveza en el saco… sí que lo hice a propósito…
  • Ya lo sabía. Podría haberte partido la cara en la tienda, pero no lo hice.
  • Por qué?
  • Por la curiosidad. Lo había pensado muchas veces.

Me acerqué por detrás de los dos…

  • Bueno, ya está bien de hablar del pasado. Vivamos el presente. Diego, has enseñado a Marc nuestro método para jugar a la Play?

Continuará...