El confinamiento con mi nuevo compañero de piso 12

Finalmente Marc se suma a la diversión. Juntos descubriremos un mundo nuevo.

Después de lo que había explicado Diego de su acampada con los amigos yo me había quedado super cachondo. También Diego y Marc parecían estar a tope a juzgar por la dureza de sus pollas que notaba por encima de los pantalones que llevaban puestos.

  • A ver, va, enséñame que puedes hacer con esa boca -me dijo Marc sacándose la polla.
  • Sí, chúpanos las pollas, Mario, que el régimen de leche ya ha finalizado. Vas a tener hoy toda la que no tuviste ayer y más todavía.
  • ¿Es que habéis estado ahorrando o qué? -Preguntó Marc.
  • ¡Claro tío! ¡Ya sabíamos que venías! ¡Había que tenerlo todo listo!
  • Comenzando por el vestuario de Mario, no?
  • Jajajaja. Eso ha sido lo mejor ¿o no? ¿Qué mejor que sea Mario quien te abra la puerta mostrando su culito?
  • Pues has acertado de lleno, chaval. Me lo hubiera follado allí mismo si no hubieras llegado tú.

Mientras ellos hablaban yo ya estaba mamando sus rabos bien duros. Me dedicaba unos pocos segundos a cada uno y después cambiaba. La polla de Marc era algo más larga que la de Diego pero más delgada. No había polla mejor que la de mi machote Deigo, por ahora…

  • Buah pues la chupa bien el tío eh! Casi tan bien como el Xavi… o mejor, no sé… -Dijo Marc.
  • Pues espérate a ver lo que hace con el culo. Cuando se pone a cabalgar polla no hay quien le pare.

Me divertía que hablaran de mí, de lo que me iban a hacer, de cómo me iban a follar. De vez en cuando movía alguna mano de sus pollas a la mía para tocarme un poco. Pero la simple situación de estar alimentándome de dos pollas de macho ya me excitaba al máximo.

  • Chúpame los huevos, putito… ¡Aaaasííí…! -Diego estaba gozando de mis movimientos con la lengua y de las succiones que hacía en sus cojones.
  • Oye, que te siga comiendo los huevos, que yo voy a ir explorando su culito -dijo Marc mientras se levantaba del sofá y se situaba detrás mío.

Yo, sabiendo lo que quería Marc, me puse en cuatro, alzando todo lo que pude mi culito y mientras seguí chupando la polla y los huevos de Diego. Mis machos poco a poco se habían quitando la ropa y ya estábamos los tres listos para la acción.

Marc empezó a juguetear con sus dedos mojados en saliva en mi culo. Metiendo y sacando dedos de dos en dos mientras iba escupiendo y humedeciendo mi ojete. Diego seguía sentado en el sofá y se le notaba que no podía resistir la tentación de follarme la boca. De vez en cuando cogía mi cabeza para dar unas cuantas embestidas con su cadera. Después se volvía a relajar en el sofá y dejaba que fuera yo quien marcara el ritmo. Diego no quería correrse tan rápido hoy. Íbamos a tener fiesta para rato los tres.

Cuando ya habían pasado todos los dedos de la mano de Marc por mi culo empezó a asomar la cabeza de su polla por la caverna de mi culo. Yo lancé un gemido al aire que Diego calló metiendo su rabo en mi boca.

  • Shhhh, calla perrito, chúpame la polla, que así haces menos ruido.
  • Buff, como mola el culo de tu amiguito, Diego. Está muy calentito.

En ese momento Marc me la metió toda hasta entrar en contacto conmigo. Sentí como su larga verga llenaba mi interior hasta que sus huevos golpearon los míos. Ahí fue cuando empezó el folleteo a saco. Uno y otro me daban polla por el culo y por la boca. No sé si lo hicieron a propósito o salió así de manera espontánea, pero Diego y Marc comenzaron a acompasar sus movimientos. Cuando tenía la polla de uno hasta el fondo de la garganta y sentía los pelitos del pubis de Diego en la nariz coincidía que Marc tenía su rabo en lo más profundo de mí y sus cuerpo rebotaba en mis nalgas. Estuvimos así una cantidad de tiempo indeterminado, la verdad es que perdí la noción, pero tuvo que ser bastante.

  • Oye, cámbiame el puesto un rato, Marc.
  • No tío, que me quiero correr en su culo.
  • Pues córrete y cambiamos, va, vamos a darle la primera ración de leche a Mario.

Me alucinaba escuchar esas palabras. Estaba deseando que estallaran de semen en mi interior y después ese mismo sirviera de lubricante para el siguiente. Así fue. Diego y Marc aceleraron la follada hasta que empezaron a rellenarme de lefa por delante y por detrás.

  • ¡Uffff, qué guay, tíos! ¡Qué culito que tienes, Mario! -Dijo Marc contento.
  • ¿Te ha molado, eh…? Jajajaja, con lo que molan las pollas a este y lo que nos molan los culos a nosotros…
  • Ya ves… oye Toni lo va a flipar mogollón… con le cuesta encontrar a alguien que se la aguante… apenas puede Xavi…
  • ¿Vuestros amigo Toni es el morenito?
  • Sí! -dijeron los dos a la vez.
  • Sí que tenía pinta de polludo, sí. Se le marcaba buen paquete.
  • Cómo te fijabas, eh! -dijo Marc.
  • Como para no fijarse, no paraba de tocársela el tío… -Me defendí yo.
  • Pues ya verás cuando conozcas a la bestia en persona. -Dijo Diego cambiando de postura en el sofá.

Diego se estaba estirando completamente en el sofá. Su polla, que apenas había perdido la dureza desde que se había corrido en mi boca, estaba recta y hacia arriba, tentando de nuevo a mi lengua. Me acerqué y volví a metérmela en la boca mientras Marc fumaba.

  • No, Diego, ahora se la chupas a Marc y me cabalgas a mí. Siéntate en mi polla, venga.

Yo obedecí sin dudar y puse cada rodilla en un lateral de Diego, dejando mi culo a la altura de su verga. Sin esperar más indicaciones y mientras Marc seguía despistado yo empecé a introducirme el falo de Diego sentándome poco a poco y notando como se abría paso dentro de mí. Cuando ya la tenía dentro del todo y empezaba a mover mi culito hacia los lados para acomodarme se acercó Marc con la polla dura en la mano buscando mi boca, quedándose de pie.

Disfrutaba muchísimo de esa postura con Diego, era la manera en que más sentía su polla dentro de mí. Además, los dos podíamos participábamos en aumentar el placer: yo dando sentones en la polla de Diego, que garantizaba que su rabo entrara del todo, y Diego empujando con su cadera para reforzar más aún la penetrada que me estaba dando. Marc, mientras, guarreaba con su polla en mi boca, me la follaba, la sacaba y me golpeaba en la cara con ella. Marc era algo más guarrete que Diego. Se dedicó a recoger con su verga los restos de semen que Diego había dejado antes por mi cara para introducírmelos en la boca. Yo lo saboreaba con mucho gusto. Marc también escupía más precum que Diego. Me tenía la boca contínuamente con ese sabor tan dulce y áspero a la vez. En ese sentido era una puta pasada chupar la polla de Marc, era una fuente inagotable de precum.

Continuamos la follada de boca y culo los tres, un buen rato, sin descansar. A mí ya me costaba seguir con los sentones, la polla de Diego me estaba atravesando y mi culo ya se resentía. Era Diego quien no cesaba en su empeño de follarme hasta correrse dentro de mí y no paraba de subirme y bajarme con su cadera y sus brazos. El esfuerzo para él era enorme, tenía sus músculos hinchados y empezaba a sudar bastante, lo que a mí me ponía más cachondo y me daba energía para ser yo quien continuara mis movimientos sintiéndome impulsado por la asrenalina. Marc, mientras tanto, no paró de follarme la boca, de dar golpes con su polla en mis mejillas, en mis labios, en mi lengua. Incluso me preguntó que si tenía sed. Le dije que un poco y dijo “esto lo arreglo yo”. Metió su polla en un vaso con cerveza y luego en mi boca, repitiendo el proceso varias veces. “Ves, polla sabor a birra, fresquita y rica”.

Me divertían las chorradas de Marc. Creo que entendí que Diego había aprendido algunas cosas de Marc… Pensé en lo del queso de untar en la polla, por ejemplo…

Entre risas seguíamos follando y follando. Yo saboreando pollas y ellos entregándomelas. Hasta que noté que Diego estiraba de mis brazos hacia él.

  • Junta tu pecho con el mío mientras te follo -me dijo.

Le hice caso, pero para ello tuve que sacarme la polla de Marc de la boca.

  • ¡Eh! ¡Que así no me la puede chupar! -Se quejó Marc.
  • ¡Pues vas a tener que follártelo! -Respondió Diego.
  • ¡Pero si estás follándotelo tú!
  • Yo creo que aquí cabes tu también, por eso le he bajado. Mira a ver si se la puedes meter tú poniéndote encima suyo.
  • ¡Qué dices Diego! ¡Estás loco! ¡No me va a caber! -Protesté yo enérgicamente.
  • Tú te callas que a ti nadie te ha preguntado. Abre más las patas, que le quepa bien a Marc. Va a ser nuestra primera doble penetración, puedes sentirte orgulloso.
  • ¡Nooooo! ¡Que me vais a reventar!
  • ¡Que te calles, cojones! Marc, trae el aceite de la habitación y échale un buen chorro, que esté bien lubricado.
  • Jajaja! Ahora mismo, Diego.

Pero mis quejas eran en vano. Noté que Marc salió un momento de la habitación. Diego aprovechó para decirme:

  • Mario, haz caso a todo lo que te diga y no te quejes tanto. Todo lo hago por tu placer, deja de preocuparte.

Después me dio un beso que duró hasta que notó que Marc ya volvía. Me dejó de besar, me guiñó un ojo, y siguió empujando su cadera hacia mí para continuar follándome el culo.

Marc echó un chorrazo de lubricante en mi culo y se untó también bastante en su polla. Se puso en el sofá de forma que quedó justo detrás de mi culo, con su polla apuntando hacia donde Diego tenía su polla entrando y saliendo de mí.

  • Oye, Diego, por donde la meto, si tu polla le llena todo el culo.
  • Por encima de la mía, Marc, como en la peli que vimos. Se la saco, juntamos la pollas y se la metemos a la vez.

Yo estaba a punto de quejarme de nuevo, pero recordé lo importante que era para Diego que hiciéramos esto a su forma. Abrí las piernas tanto como pude y noté como mi macho semental me la sacaba del todo. Marc juntó la polla de Diego con la suya por las puntas y las dirigió a la vez hacia mi culo. Fue todo un ejercicio de coordinación que las dos pollas me entraran a la vez. Yo no podía sentir más dolor y placer al mismo tiempo.

  • Aaaaaaaaaaaah! Aaaaaaaaaaaaaah!
  • Mira cómo grita el putito jajajaja -dijo riéndose Marc.
  • ¡¡Tápale la boca, que se va a enterar todo el edificio!!

Realmente Diego tenía las manos ocupadas sosteniendo mi culito y haciéndole subir y bajar. Fue Marc quien puso sus manazas en mi boca. En ese momento entraron todo lo que pudieron sus dos pollas a la vez en mi culo. No llegaron a entrar del todo, era imposible, pero los tres empezamos a gemir y a flipar de la sensación que estábamos disfrutando. Yo notaba como sus pollas me entraban y salían al mismo tiempo, dándome un placer intensísimo. Ellos notaban como sus rabos rozaban entre ellos y iban ensanchando poco a poco las paredes de mi culo. Apenas pude aguantar así unos minutos, no sé cuantos. Un tiempo en que sentía como todo mi cuerpo rebotaba con cada embestida doble que me daban. Tal era el éxtasis al que me estaban llevando que empecé a correrme sobre el abdomen de Diego. Dejé mi cabeza apoyada en la frente de Diego, nuestros labios casi se tocaban, solo se rozaban un poco. Mi aliento iba directo hacia él y el suyo hacia mí. Nos notábamos calientes, en nuestro mejor momento. Me miró a los ojos...

  • ¡¡Me voy a correr!! -Gritó Diego.
  • ¡¡Yo también!! -Dijo Marc.

Los dos se corrieron dentro de mí. La leche de los dos sumada inundó mi interior hasta que no tuvo más remedio de ir bajando entre sus pollas. Diego alzó mi culo para sacarme su verga y Marc también se salió.

  • ¡Sois unos hijos de puta, me habéis rebentado del todo!
  • No veas si mola la doble, chaval!! -Marc estaba eufórico.
  • Tranqui, Mario, antes del próximo comemos algo y damos un descansito. -Y me abrazó acariciando mi cabeza.
  • ¿Uy que cariñosos vosotros dos, no? ¿Te has enamorado de tu putito, Diego?
  • ¡Qué dices idiota! ¡Solo le estoy agradeciendo que nos ha cedido el culito a los dos a la vez! Ven, dale un besito.
  • ¡Qué va! Yo no beso a maricones.
  • Solo les chupas las pollas y te tragas su lefa ¿No?
  • Vaaa pero solo uno.

Pronto estábamos los tres tocándonos con las caras. Diego fue el primero en abrir su boca y sacar su lengua, yo después, y por último Marc. Nos estábamos dando un beso a tres, nuestras lenguas entraban en una boca y en otra, llenándonos los labios de saliva.

Continuará...