El confinamiento con mi nuevo compañero de piso 11

Especial Semana Santa: la acampada de Diego

...Nos íbamos a ir de acampada, unos días en un cámping cerca del bosque, bebiendo, fumando, jugando… tenía una pinta brutal.

Estoy preparando las cosas para la acampada, metiendo solo lo necesario en la mochila para no ir muy cargado. “¿Pillo pijama? ¡Bah! ¿Para qué? Si dormiré dentro del saco, y hace calor”. En ese momento pican a la puerta.

  • ¡Diego! ¡Contesta que será para ti!
  • ¡Voy mamá!

Efectivamente, eran mis colegas, que me venían a buscar. Íbamos cinco: Marc, Toni, Xavi, Luis y yo. Me despedí de mi madre y cogí las cosas. Teníamos que coger un tren y un autobús para llegar al cámping al que íbamos. Cuando ya estábamos en el tren nos sentíamos todos adormilados del traqueteo y del madrugón que nos habíamos pegado. Poco a poco nos fuimos animando y empezamos a explicarnos anécdotas y chismes de otros compañeros del gimnasio o de clase. Los cinco fuimos al mismo instituto y ahora compartíamos gimnasio, éramos, somos una piña.

Al llegar al lugar de acampada, casi tres horas después de salir de casa, empezamos a desplegar las dos tiendas que llevábamos y el resto de equipo en nuestra parcela. No había casi nadie en la zona de tiendas, la mayoría de la gente estaba en las roulottes o en los bungalows. Íbamos a estar cómodos, a nuestro aire.

Pronto estábamos todos sin camiseta, con pantalones deportivos, montando las tienda y discutiendo sobre cómo se hacía y dónde clavar las piquetas. Todos teníamos cuerpos bastante trabajados por el deporte. Lo cierto es que todos teníamos claro que nos gustaba hacer ejercicio y los efectos que eso producía en nuestros cuerpos. Empezaron a surgir comentarios entre nosotros como “oye Diego, menuda espalda estás echando, ¿no?”, “Vaya pechotes, Toni se mata solo con esa máquina”. Poniéndose detrás mío y extendiendo las manos hasta tocarme Marc dijo:

  • A mí lo que me flipa es el culo que se le está quedando a Diego.
  • ¿Pero qué haces puto marica? -Dije yo apartándome todo lo rápido que pude.
  • Tranquilo, que es un cumplido entre colegas. Tienes el mejor culo de los cinco -sentenció Marc.
  • Hombre, eso es verdad, tienes culazo, Diego -afirmó Xavi.
  • Mejor que el de muchas de clase también es -dijo Toni.
  • ¡Queréis dejar de hablar de mi puto culo, joder!
  • Puto culo eh… -se reía Marc.
  • ¿Tu eres gilipollas, a que te meto un cate payaso?
  • ¿A mí me vas a pegar? ¿A que no fumas, idiota?
  • Métete tus porros por el culo si quieres, no voy a dejar que me trates como a un maricón solo por fumar.
  • ¿Solo por fumar no? ¿Y por qué más? ¿Tengo 20€, ayudaría?

Me eché un poco para atrás para coger impulso y le lancé un puñetazo en el estómago. Marc se quedó clavado en el suelo y le escupí a la cara mientras él se quejaba de dolor.

  • Como vuelvas a sugerir algo parecido alguna vez te reviento, gilipollas.

Se hizo un silencio muy tenso y los otros intentaron hacer ver que no estaban atentos a nuestra discusión y siguieron montando la tienda. Al rato dice Luis:

  • Vosotros reconciliaos porque vais a tener que compartir tienda.
  • ¿Cómo que tenemos que compartir tienda?
  • Pues porque esta es más grande y vamos a dormir nosotros tres. Tú tendrás que estar en la de Marc.
  • Será si a mí me da la gana -dice Marc. ¿Encima que me pegas he de compartir la tienda contigo? Que duerma con vosotros.

En ese momento sentí una sensación muy rara, de repente no podía dormir en ninguna tienda si no hablaba con Marc. La verdad es que me sentía mal por haberle pegado.

  • Oye que te he pegado porque insinuabas que yo era un chapero o una puta.
  • ¿Y haces eso ante todas las bromas, no se puede hacer bromas al señor?
  • Vale, joder, lo siento, no debí haberte pegado. Ya está.

Marc no respondió solo se dirigió hacia la tienda para seguir montándola. Yo me acerqué para ayudarle, aunque no tenía ni puta idea de cómo se montaba la tienda.

  • ¿Qué haces? ¡Eso no va ahí! ¡Que lo vas romper imbécil!
  • Oye tío, que ya te he pedido perdón
  • ¿Y automáticamente te tengo que perdonar? Me has dejado en el suelo, Diego.
  • Joder, vale, lo siento de verdad tío. Es que no me puedes decir esas cosas, sabes que lo he pasado mal.
  • Hostia, no pensaba en eso... ¡perdóname tú Diego!
  • No pasa nada. No te volveré a pegar.

Solo Marc sabía lo que para mí estaba casi siempre presente. Mi madre se dedicó una temporada a la prostitución. Eso hizo mi preadolescencia más complicada y más de una vez me iba a dormir a su casa porque en mi casa estaba mi madre trabajando. Es algo que me condicionó para siempre en algún sentido.

Fuimos a dar una vuelta una vez que estaba todo montado. Por la zona había mucho bosque y era muy agradable. Nos subimos unas cuantas de cervezas de litro fresquitas y fuimos dando vueltas por ahí. Marc y yo habíamos recuperado esa sintonía que teníamos desde pequeños.

  • Oye, esa zona llena de hierba mola mazo para tumbarse a tomar el sol y fumarse unos canelos ¿no, Marc? -Dijo Xavi.
  • Venga, vamos.

La verdad es que estábamos de puta madre, no parábamos de decir tonterías y nos reíamos de cualquier cosa.

  • ¿Pero qué calorazo que hace no? nos vamos a tostar aquí -se quejaba Luis.
  • Oye yo me quedo en gayumbos, que así me coge el sol en las piernas -decidió Toni.

Todos hicimos lo mismo casi al instante. Nos quedamos estirados en la hierba, bebiendo y fumando, tomando el sol y riendo. En eso, me llama la atención que se me notaba bastante el paquete en estos calzoncillos. Me da por mirar a los de Marc, que estaba a mi lado, para comparar, él aún marcaba más paquete. En eso escucho a Luis decir:

  • ¡Tss, Diego, que buscas, que te has quedao empanao!

Realmente por la fumada que llevaba no me había dado cuenta de que llevaba un rato mirando el paquete de Marc fijamente.

  • ¡Na-na-na...nada!
  • Dieguito, ¿qué mirabas? -Se giró Marc hacia mí.
  • Nada tío, miraba la hierba y eso.
  • La hierba dice… -se reía Luis.
  • ¡No empecemos eh! ¡Iros a la mierda todos!
  • ¡Vale, vale! ¡Haya paz, que Diego se lía a repartir puñetazos! -dijo Xavi.

Pasó el nuevo momento de tensión y yo ya evitaba conscientemente mirar más abajo del cuello de mis amigos. Eso me mantenía en una actitud rara. Ellos, sin embargo, empezaron a bromear.

  • Pues Toni como mínimo la tiene morcillona, mirad que paquetón marca -señaló Xavi.
  • Callad cabrones, no me miréis la polla si no váis a mamarla jajaja -dijo Toni.
  • Más quisieras tú que la chupáramos, con lo desesperao que vas. -respondió Xavi.
  • Tú seguro que la disfrutarías, como en clase... ¿Quieres recordar un poquito?
  • ¿Qué dice este? ¿Se la ha chupado en clase? -Pregunté en voz baja a Marc.

  • A él y a medio grupo.. ¿No lo sabías? ¡En clase, en el gimnasio, en las duchas... y hasta en el patio!

Yo me quedé pensativo, no tenía ni idea de que Xavi se dedicaba a esas cosas. En ese momento Toni se levantó y se cogió la polla con la mano, por encima de los gayumbos. Se le marcaba entera, y sí que parecía muy grande, sí. Se acercó sin soltarse la polla hacia donde estaba Xavi tumbado y se arrodilló, quedando encima de sus hombros. Se sacó la polla, casi dura del todo, y dió unos golpecitos en el cuello de Xavi.

  • ¡¡¡Para, guarro!!!

Se levantó Xavi dejando a Toni por el suelo partiéndose de risa, aún intentando guardarse la polla. Los demás también nos reímos a carcajadas, incluso Xavi. En ese momento, Xavi fue por detrás de Luís, que no se lo esperaba y le hizo lo mismo que Toni le había hecho a él. Se quejó y se levantó y se puso a perseguir a Xavi. Toni se sumó y pronto teníamos a tres tíos, con los rabos a full, persiguiéndose entre sí y corriendo en gayumbos por el campo.

  • ¡Aaaajajajajaja! Pero que panda de maricones estáis hechos -me revolcaba por el suelo de la risa.
  • ¡Jajajaja! Cómo se flipan -me dijo Marc. Pero ves, tío, no pasa nada, son juegos. No te tienes que cabrear.
  • ¡Uf! Ya, tío, pero es que tu no entiendes… He visto tíos en mi casa que me han dicho que si yo también me alquilaba. Algunos me han tocado el culo. Uno me lo tuvo que sacar de encima mi madre.
  • Joder Diego. Siento que hayas tenido que pasar por eso. Pero nosotros somos tus amigos. Nunca haríamos nada para dañarte ni nada que no aceptaras.
  • ¿Me perdonas de verdad por el puñetazo de antes?
  • Claro que sí, Diego. Dame un abrazo.

Cuando me di cuenta estaba abrazado a Marc, sentía su barbilla apoyada en mi, me apretaba con cariño, era un abrazo muy intenso que yo también correspondía. Mientras, nuestros amigos seguían mariposeando casi desnudos a unos metros de nosotros.

  • Cualquiera que nos vea sí que va a pensar que somos cinco pedazo de maricones -me dijo Marc, interrumpiendo el abrazo.
  • Jajajaja, pues sí. Tal vez deberíamos de volver al camping para comer.

Nos vestimos y al rato estábamos comiendo en el bar del camping. Luego aprovechamos que ya estaban las tiendas montadas para echar una siesta después de comer. Vi que Marc se había estirado en gayumbos sobre su saco. Yo hice lo mismo. Estábamos los dos mirando hacia arriba, sobre los sacos, en gayumbos, y yo no pude evitar fijarme en cómo se veía su paquete y cómo se veía el mío. Yo tenía la polla hacia abajo entre la polla y los huevos se me marcaba un buen paquete, más bien redondeado, el capullo empezaba poco a poco a humedecer la tela de la parte inferior. Marc, en cambio, tenía la polla hacia un lado, hacia mi lado. Se le ajustaba tanto la tela del calzoncillo a la polla que hacía que se le marcara el capullo a la altura del hueso de la cadera. Estuve bastante rato mirando, hasta que me empezó a molestar el calzoncillo. Al tener la polla hacia abajo y como se me estaba poniendo dura, mi rabo necesitaba espacio para crecer. Pero flipaba al estar poniendo tan burro mirando la polla de Marc. Empecé a pensar en cómo sería tocarla y me excitaba muchísimo. Me metí la mano en el gayumbo para recolocarme la polla cuando Marc me dice en voz baja:

  • ¿Te vas a hacer un paja o qué?
  • ¿Qué? ¡No, no! Solo me la estaba colocando
  • ¿Por qué? ¿Porque la tienes dura?
  • Eh… sí…
  • Pues hazte una paja. Yo me la voy a hacer. Estos dormirán un rato aún.

Y se sacó la polla, poco a poco. Estiró hacia abajo del elástico de sus calzoncillos y su pollón fue poco a poco asomando. Yo miraba atentamente como su polla se iba liberando mientras con mi mano aún cogía mi polla para recolocarla. En lugar de recolocarla, me puse los calzoncillos bajo los huevos y me empecé a pajear. En ese momento ya no pensaba en nada, solo tenía la vista fija en la polla de Marc.

  • Pues sí que me miras la polla ¿no?
  • Eh, sí, bueno. Es que no había visto una polla tan dura que no fuera la mía.
  • ¿Y qué te parece? ¿Te gusta?
  • ¡Qué dices tío, no me gustan la pollas!
  • Tss, tranqui, que quiero decir que si te parece agradable mirarla. Yo te miro la tuya y me parece una buena polla, ya me gustaría tenerla como tú de gorda. Solo es eso.
  • ¿Sí? ¿Crees que la tengo gorda?
  • Es un poco más pequeña que la mía, pero mucho más gorda. A las tías que te folles lo han de flipar.
  • Bueno, no se han quejado…
  • Mira la mía, es más delgada pero te saco casi todo el capullo. Ven, acércate.

En ese momento estábamos juntado la polla de cada uno con el pubis del otro. Las pollas se rozaban, y me parecía una sensación increíble. Marc cogió las dos pollas a la vez y empezó a pajearlas.

  • ¡Marc, tío, qué haces, que yo no soy maricón!
  • No hace falta ser maricón para disfrutar de una paja con un colega.
  • ¡Pero me la estás haciendo tú!
  • Y qué diferencia hay? Además, me la estoy haciendo a mí, solo aprovecho el movimiento y ya que estoy te la hago a ti también.
  • Eres un cerdo tío.
  • Es que no te gusta o qué?
  • Claro que me gusta.
  • Pues entonces cállate y disfruta.

Pasamos un buen rato intentando no gemir muy alto, rebufando, mirándonos mientras nuestras pollas se acariciaban entre ellas a la vez que Marc las iba masturbando. Llegó un momento en que no podía más...

  • Marc, que me voy a correr
  • Pues córrete
  • Pero aparta coño!! Que me corra en un pañuelo o algo
  • Tú correte que no pasa nada, ya nos limpiaremos.

Y me corrí en los huevos y en la polla de Marc. Casi instantáneamente él se estaba corriendo también. Teníamos los dos los huevos y las pollas llenos de nuestras corridas.

  • ¡Aaaah tío, qué asco! -me quejé
  • Qué asco de qué? No pasa nada. Lo has probado alguna vez?
  • Que dices cerdo?
  • Que sí, que está rico, mira.

Y cogió un poco, pasando el dedo por mi polla. Era imposible saber si la leche era mía o suya, seguramente se iba a tragar una mezcla de las dos. Se la metió en la boca y chupó su dedo para aprovecharlo todo.

  • Está cacho de buena, tío!
  • Jajajaja eres un cerdo
  • No quieres?
  • Que va, claro que no
  • Pues no te muevas, que yo nos limpio

Y se dedicó a ir limpiando nuestra lefadas. A mí ya se me volvía a poner dura la polla cuando escuchamos que se abría la tienda de Toni, Xavi y Luis. Nos dimos prisa en volver a subirnos los gayumbos. No sé si nos dio tiempo a subirlos lo suficientemente rápido porque enseguida vi la cara de Toni asomar por nuestra tienda.

  • ¡Eh tíos! ¿hacemos un partido o algo? ¡Buah, qué pestazo a rabo tenéis aquí dentro! ¿Os habéis hecho una paja o qué?
  • Jajajaja, que va, es que hace calor y se pone dura fácil, ya sabes… -Dijo Marc.
  • Claro, claro, para la próxima avisad… -Y nos guiñó un ojo.

Yo ya no sabía qué decir ni qué sentir. Entre lo que acababa de hacer Marc y la propuesta de Toni yo ya pensaba que todos eran maricones de verdad. Pero lo curioso es que me ponía muy cerdo todas aquellas situaciones, aunque no quisiera admitirlo.

Pasamos la tarde jugando a fútbol o algo parecido ya que éramos cinco y solo había un portero, nos íbamos turnando. Acabamos reventados. Decidimos darnos una ducha.

No debería de haber sido muy diferente a cuando nos duchábamos después de cualquier entreno, pero el caso es que sí que lo fue. Las bromas subidas de tono entre los cinco iba en claro aumento. Luis comenzó a frotar la espalda de Toni y acabó amasando su culo a dos manos mientras Toni se dejaba. Marc y Xavi empezaron una especie de lucha entre ellos de broma que acabó con los dos por el suelo frotándose sin ninguna vergüenza entre ellos y pasándose las pollas y el culo por todo el cuerpo. Yo estaba flipando medio riéndome, pero se me había puesto durísima y Toni al parecer se dio cuenta porque no tardó en cogérmela a la vez que Luis aún le frotaba el culo:

  • Además de buen culo tu polla dura es espectacular, Diego.
  • Jooder macho, os estáis pasando mogollón, parece que estemos en una peli porno.
  • Calla y disfruta tonto, que para eso están los amigos -dijo Luis mientras bajaba su cabeza a la altura del culo de Toni.

Toni empezó a recibir lengüetazos en su culo mientras Toni se metía mi polla en la boca.

  • ¿Toni tío, qué haces?
  • No le hables ahora, que no se habla con la boca llena -comentó Marc y todos empezamos a reir.
  • ¡Eeh! ¡Qué hacéis! -Escuchamos un voz de un adulto que se había metido en la zona de duchas sin que nos diéramos cuenta. ¡Largaos de aquí ahora mismo!

Todos nos quedamos cortadísimos, cogimos las toallas y nos fuimos corriendo a las tiendas. Una vez allí nos empezamos a revolcar por el suelo de la risa.

  • ¡Pero qué capullos que sois! -Dije entre carcajada y carcajada.
  • Puto viejo, mira que pillarnos, con lo bien que lo íbamos a pasar… -respondió Toni mirándome a mí y a Luis.

Poco a poco iba cayendo la tarde. El ambiente se enfrió, nos acabamos de vestir y empezamos a preparar la cena con algo de comida fría que habíamos traído. Sacamos algunos de los sacos y esterillas para sentarnos más cómodamente en el suelo. Fuimos a comprar unas cuantas cervezas más y empezamos a comentar el día mientras cenábamos, bebíamos y reíamos de todo lo que había ocurrido. En algún momento durante la cena vi que a Marc se le había caído la botella de cerveza en el saco y no se había dado ni cuenta.

  • ¡Marc, tío, la birra!

Apenas le dio tiempo a reaccionar cuando ya se había vaciado media botella de litro que había quedado destapada estando casi llena.

  • ¿Joder, y ahora que hago yo con el saco empapado?
  • Que te deje el suyo Diego, ya que tú le dejas la tienda… -Sugirió Luis.
  • ¿Y yo dónde duermo, listo?
  • Pues comparte, seguro que cabéis los dos.
  • Eso, sí, claro, ya haremos algo, pero tranqui que lo compartimos, Marc.

Marc me miró. Tenía los ojos como brillantes. No sé si era yo por los efectos de la birra, o él, o los dos, o qué. El caso es que estuvimos aún unas pocas horas bebiendo y montando jaleo. Al rato empezábamos a caer rendidos y bastante borrachos. Nos fuimos metiendo en las tiendas.

  • Oye, Marc como lo hacemos con el saco?
  • Pues métete tú y después me meto yo y luego lo cerramos.
  • Pero esto va a ser muy estrecho.
  • Claro, te tienes que poner de lado.

Me giré haciéndole espacio y el empezó a tumbarse a mi lado. Quedamos cara con cara. Marc buscó la cremallera detrás suyo y empezó a cerrar el saco.

  • Pues sí que hace más frío por la noche, gracias por dejarme el saco.
  • Sí, no te preocupes que frío no vamos a tener estando tan juntos.

Eso era innegable. Yo de hecho estaba poniéndome muy tenso. Mi polla y la suya estaban a la misma altura y todo el rato nos estábamos rozando “sin querer”. Esos roces cada vez eran más frecuentes y cada vez duraban más tiempo.

  • Me estás rozando la polla, Marc.
  • Eso parece.
  • Pero no lo hagas.
  • No tengo mucha alternativa, esto es estrecho de cojones.
  • Pero eres tú quien nos roza.
  • Date la vuelta si te molesta.
  • ¡Si hombre! ¿y te doy el culo, no?
  • No estaría mal.
  • Tu estás fatal de la cabeza, olvídate.
  • Bueno, pues ya me giro yo...

Marc se giró y fue él que puso su culo pegado a mi polla. La situación era cachonda, no lo voy negar, pero Marc tenía poco culo. En todo caso, para evitar tentaciones me di la vuelta también quedando pegados nuestros traseros. No sabía el error -o acierto- que había cometido. En pocos segundos, al notar Marc que me giraba, se volvió a girar él y ahora sí que estaba su polla en contacto con mis nalgas.

  • ¡Marc, no empieces eh!
  • ¡Shhh! ¡Tranquilo, vamos a dormir!

No estaba haciendo mucho roce de su polla con mi culo, pero sí que notaba que se iba moviendo muy levemente como buscando que su polla acabara en el espacio entre mis glúteos. Yo no dije nada en ese momento.

Una vez que su rabo estaba encajado notaba perfectamente el tronco de su polla apoyado en mi culo y poco a poco fue subiendo y bajando su polla.

  • ¡Marc, tío, para!
  • Tranqui, Diego, que no pasa nada.
  • ¿Cómo que no pasa nada? ¡Me estás frotando el culo con la polla!
  • No es verdad
  • ¿Cómo que no?
  • No es verdad, tenemos los gayumbos puestos, solo estoy frotando mis gayumbos con los tuyos.
  • ¡Pero noto tu polla tío cerdo!
  • La notarías más si yo hiciera esto, mira -Marc se metió una mano bajo el saco para bajar sus calzoncillos, sacarse la polla y volver a colocarla en mi culo.
  • ¿¿Pero tío?? ¿¿Qué cojones haces??
  • Disfrutar del momento, y tú también puedes hacerlo. Nadie se va enterar.
  • ¡Pero están al lado los otros en la otra tienda!
  • ¿Y no les escuchas gemir? ¡Estos hace rato que como mínimo se están chupando las pollas! -Tenía razón, ahora que lo decía escuchaba algunos ruiditos que venían de fuera.
  • Esto se siente mejor si haces así, ya verás…

Y me baja a mí los calzoncillos dejando todo mi culo a su alcance. Vuelve a cogerse la polla y la coloca entre mis nalgas como si fuera un hotdog de panes enormes. La verdad es que la sensación era muy agradable. Notaba su polla calentita en mi culo.

  • ¿Ves que bien? ¡Cómo me mola tu culo, Diego!
  • Jodeeeer Maaaarc, esto no está bien… dije entre gemidos.
  • ¡Pues para no estar bien lo estás pasando en grande, eh!
  • ¡Joder, cállate!

Noté otro movimiento por mi culo. Marc estaba bajando su polla por debajo de mis huevos.

  • ¡No me folles Marc, por favor, no me folles, eso sí que no!
  • ¡Shhhh! Tranquilo Dieguito, solo voy a ponerla entre tus piernas, no te la voy a meter. Ya verás como te gusta.

Efectivamente Marc puso su polla entre mis piernas, en el estrecho espacio que queda entre los muslos, el culo y el perineo. Empezó a hacer como si me follara de verdad. La cabeza de su polla iba rozando con mis huevos por detrás y eso me encantaba. Estuvimos así un rato.

  • ¡Ostia puta, Marc! ¿qué me haces tío? -La sensación era muy placentera.
  • Te hago disfrutar, Dieguito, y esto solo puede mejorar.

Noté cómo Marc llevó una mano a su boca para después meter un dedo impregando en saliva por mi ojete.

  • ¡Maaaarc! ¡Paaaraaa!
  • No puedo Diego, no puedo, no me digas que no te gusta.
  • ¡Aaaah!

Lo cierto es que lo estaba disfrutando muchísimo. Decidí dejarle hacer. Era una sensación inédita para mí, pero me ponía burrísimo. Marc empezó a meter y sacar el dedo húmedo de mi culo dándome grandes dosis de placer. Entonces sacó su dedo para volver a escupir y esta vez metió el segundo.

  • ¡Te estás pasando mogollón Marc!
  • Calla, tío, solo nota cómo traga tu culito. Y estás llenando el saco de precum. No puedes negarme que lo estás pasando tan bien cómo yo…
  • Pero yo nunca he hecho esto… A mí me molan las tías…
  • ¡Toma claro!¡ Y a mí! Pero eso no significa que no podamos disfrutar también de otras maneras. Relájate y déjate llevar Diego. Yo también estoy experimentando...

Empezó a pajearme según metía sus dedos. La cremallera del saco de dormir se acabó abriendo por sí sola. Sus dedos seguían perforando mi culo, para mi sorpresa se sentía increíble. Mi culo estaba humedecido por su saliva y los dedos ya entraban y salían con facilidad.

  • Déjame meterte solo la puntita, Diego.
  • ¡¡Noo!! ¡No lo hagas Marc!
  • Solo la puntita de verdad, no abulta más que mis dedos.
  • ¡¡Joder Marc!!

Pero mis quejas servían de poco, sentí como su capullo me perforaba. Y era lo mejor que había sentido nunca.

  • ¡No sigas, Marc, por favor!
  • No puedo hacerte caso Diego, tu polla dice lo contrario, mira cómo la tienes.
  • ¡Pero Marc, me estás follando, tío!
  • Te estaría follando si te la metiera hasta el fondo. No te preocupes, solo un poquito más.

Solo un poquito más me decía, pero ya estaba empezando a dolerme. Sin embargo era un dolor muy especial, era difícil diferenciarlo del placer.

  • Tienes un culo perfecto Diego, no te enfades porque te lo diga ni por lo que estoy haciendo. Me flipa mucho hacerte esto.

En ese momento me metió un buen trozo más de polla. Yo ya no le dije nada, solo le hice caso, me relajé y empecé a disfrutar de la follada que me estaba pegando Marc. De hecho, empecé a echar mi culo hacia atrás acabando de meterme su larga verga hasta que nuestros cuerpos chocaron. El dolor ya formaba parte del pasado, todo era placer.

Marc por su lado alucinó de que al final fuera yo quien me hundiera del todo en su polla. Pero lo recibió con entusiasmo. No tardó en empezar a meter y sacar su polla para darme la primera enculada de mi vida, con mi amigo de la infancia. Me pregunté porqué habíamos tardado tanto en hacer esto. Mientras Marc seguía pajeándome al ritmo de la follada. Yo no pude aguantar demasiado y en unos minutos empecé a sentir un calambrazo que empezaba en mi culo y acababa en mi polla pasando por todo mi cuerpo. Me estaba empezando a correr como no me había corrido nunca. Es, todavía, el orgasmo más bestia que recuerdo haber tenido. La leche salía de mi polla sin parar y Marc seguía follándome sin descanso, cada vez más rápido y más fuerte, ahora que ya había soltado mi polla.

No pasó ni un minuto que Marc estaba inyectándome toda su lefa en el fondo de mi culo, temblando y convulsionando a la vez que su polla escupía más y más semen en mi interior.

  • !!!Buuuaaaaaah Diego!!!
  • Te has corrido dentro mío, Marc.
  • !!!Yaaaa ves!!!
  • ¡Pero tío!
  • Es lo mejor que he hecho nunca, Diego.
  • ¡¡Pero Marc, que me has dejado toda la corrida en el culo, que me has preñado!!
  • Y lo haría cincuenta veces más, qué puta pasada!!
  • Eres un cerdo y un cabrón, Marc. Jajajajaja!

Empezamos a reírnos mientras su polla acababa de salir de mi culo. Os podéis imaginar cómo acabó el saco y nuestros cuerpos teniendo en cuenta que los dos habíamos tenido probablemente la eyaculación más abundante que habíamos tenido nunca. Nos dormimos recuperando un poco de espacio personal (tampoco demasiado, de vez en cuando notaba alguna parte de su cuerpo en la mía…)

Al día siguiente desperté por el calor que empezaba a hacer y por el brillo del sol que ya entraba descarado incluso dentro de la tienda. Estábamos los dos en pelotas, con los rabos duros. Con los restos secos de lefa por todo el cuerpo, especialmente bajo los ombligos. El saco estaba acartonado en las zonas donde el mar de semen que había se había incrustado. Y el olor, dos jóvenes con la pollas duras y en un espacio donde el aire apenas se había renovado desde anoche. La situación no podía ser más erótica, empecé a tocarme la polla poco a poco mientras ví que la de Marc parecía invitarme a tocarla estando él dormido.

Empecé a pajearnos a la vez, suave al principio. Marc no tardó en moverse y darse cuenta de lo que estaba pasando.

  • ¡Al final te vas a viciar a mi polla, eh!
  • Cállate, que esta noche te tocará a ti recibir, ahora déjame acabar la paja matinal, que te la debo de ayer.
  • Estás flipando que me dejo follar por tí, con la polla que tienes me vas a reventar el culo.
  • Lo vas a flipar Marquitos… ¿o debería decir Mariquitos? Jajajaja
  • Como vuelvas a llamarme así le explico a todos cómo disfrutabas ayer con mi polla en el culo y cómo te echabas hacia atrás tú solito.

Me quedé serio de golpe. Sí lo había disfrutado, pero tampoco quería que todo el mundo supiera que me había encantado ser follado por Marc. A ver si ahora si iban a pensar que soy maricón y que cualquiera puede follarme…

Acabé de hacernos las pajas y nos corrimos los dos, casi al mismo tiempo sobre nuestro respectivos abdómenes.

  • Ahora te toca limpiarnos, como yo ayer, Diego
  • ¿Qué dices? ¡Yo no me trago eso!
  • Decías lo mismo de follar y te ha gustado. Pruébalo, confía en mí.

Cogí un poco de mi lefa y me la llevé a la boca. Sabía áspero, pero no era desagradable. Cogí un poco más y empezó a gustarme. Recogí parte de la lefa de Marc y aún estaba más buena.

  • Ahorro tiempo sin el dedo...

Empecé entonces a lamer las partes del cuerpo que tenían leche de mi amigo. La verdad es que estaba deliciosa. Y su cuerpo saladito estaba también bien rico. Lamí incluso la punta de su polla, que tenía un resto de semen.

  • Uuuuy! Eso no me lo esperaba…
  • Shhh! A callar. Esto ha sido un caprichito, no te hagas ilusiones.

Después nos vestimos y salimos de la tienda. La tienda de nuestros amigos aún estaba cerrada. Decidimos abrir la cremallera y vimos a los tres dormidos, desnudos, con piernas y brazos cruzados entre ellos, hechos un ovillo. La polla dura de Toni (la más grande y gorda de los cinco) estaba cerca del culito blanco de Xavi, que era más que deseable. No era muy diferente a la escena que habíamos tenido hacía poco Marc y yo. El olor también indicaba que esta noche lo habían pasado muy bien los tres.

  • ¡Eh! ¡Maricones! ¡Vestíos y dejad de restregaros las pollas! -Gritó Marc.

Ellos al instante se despertaron y empezaron a desperezarse, rozando su cuerpos desnudos dado el poco espacio que tenían  y mostrando las tres pollas duras. Menudo catálogo. La de Toni, como ya he dicho, era la más grande y gorda, además estaba curvada hacia un lado y era morenita de tono, como el resto de la piel de Toni. Xavi la tenía más bien mediana y no muy gorda, aunque tenía un capullo sobredimensionado y de un color casi púrpura. Por último Luis la tenía algo más ancha de la base, un poco más larga que yo pero un poco más fina. Estaba flipando de estar mirando las pollas de mis amigos con tanto detalle, y de todo lo demás que estaba pasando. Realmente esta acampada nos iba a cambiar para siempre.

No tardamos en ir a las duchas, esta vez sin tanto mariconeo, aunque algún roce hubo… Desayunamos y preparamos algunas cosas para ir a dar un paseo a un viejo castillo que estaba por la zona. Los cinco íbamos contentos, revitalizados, disfrutando del paseo, cuando Marc tuvo que sacar el tema:

  • Pues hemos dormido todos muy bien ¿No? ¡Pero que muy muy bien! -Y se empezó a reír.
  • Jejeje, no sabes como aguanta Xavi -le dijo Toni a Luis poniendo una mano en su hombro. Se la tragó todita macho!
  • Toni, tío, que te estoy escuchando! -Reclamó Xavi.
  • ¡¡Escucha, escucha!! ¡¡Jajaja!! -y siguió explicando, como si hablara solo con Marc, pero estábamos todos escuchando. Pues ya ves, Marc, yo dando por culo al Xavi i el Luis corriéndose en su boca.

Yo iba un poco atrasado respecto a Marc i Toni, Xavi y Luis iban más a mi altura. Yo les miré y estaban avergonzados, sin decir nada, mirando al suelo. Decidí coger a cada uno por un hombro estirando los brazos.

  • No tengáis vergüenza, a mí me ha follado Marc y el muy cerdo se ha corrido dentro de mí. No pasa nada, hay que disfrutar entre amigos.

Se miraron entre ellos y me miraron a mí. Sus caras cambiaron y se notaban de repente más confiados. Empezaron a reir, y yo con ellos.

  • ¡Buah, chaval! ¡Menuda acampada! -Dijo Xavi.
  • Jajajaja, ya ves, estoy hay que repetirlo!! -Exclamó Toni.
  • ¡Sísí, pero hay que rular esos culos eh! ¡Hoy pilláis vosotros! -les advertí a Marc y Toni.
  • Pero podríamos hacerlo todos en la misma tiend, ¿No? -Sugirió Luis.
  • Jajaja. Estoy deseando que sea de noche -les dije mientras nos mirábamos divertidos.
  • ¡¡Buff!! A mí me estáis poniendo cachondo ahora -expresó Marc. ¿Hacemos un descanso en esas rocas y nos hacemos unas pajas? ¡Por aquí no pasa nadie!
  • Mirá que eres sátiro, Marc -le dije tocándole el culo. Está bien, descansemos.

Nos sentamos y al instante ya estábamos todos con las manos en nuestras pollas. Se notaba que todos estábamos muy cachondos. Todos nos mirábamos, reíamos, vacilábamos de pollas, sobre todo Toni…

  • ¡Todo eso has tenido en el culo Xavi, eres un campeón!

Le dijo Toni guiñandole un ojo. Él le miró ruborizado. En ese momento Xavi se levantó, se acercó a mí y me dijo al oído:

  • En realidad la que siempre he mirado es la tuya. En los vestuarios, desde siempre.
  • ¿Sí? ¿Te mola mi polla?
  • Cuando está morcillona es bestial. Aunque Toni la tenga más grande la tuya es más guay. Tiene mejor forma.

Mientras cada uno estaba con su polla en la mano Xavi se puso a chupármela sin previo aviso. Yo no me quejé, al contrario, le cogí de la cabeza y fui acompañando sus movimientos mientras él engullía rabo. Los demás ya estaban mirándonos atentamente y jaleando.

  • ¡Así, traga, traga! Mira como le mola al Xavi -dijo Marc.
  • ¡Buah! No sabes tú como la come -le respondió Luis.
  • Pues habrá que probar ¿No?

Marc se acercó donde estábamos Xavi y yo con su polla dura por delante, acercándola a Xavi. Este empezó a turnarse entre mi polla y la de Marc. Mientras, vimos que Toni y Luis ya se la estaban chupando el uno al otro estirados en el suelo.

  • Métete las dos en la boca -dije a Xavi.
  • Vaya, te está molando el rollito ¡Eh! -me dijo Marc dándome un leve codazo.
  • ¡Cállate Marc! Le dije con media sonrisa.

Xavi aceptó gustoso tener nuestras dos pollas en la boca y empezó a pajearnos también a los dos a la vez. La cara de placer de Xavi era un poema. Realmente le encantaban las pollas. Nuestros capullos rozaban entre sí lubricados por la saliva de Xavi. Me estaba poniendo al máximo. Marc, que me tenía cogido del hombro fue bajando su mano hasta llegar a mi culo, que empezó a acariciar. Eso fue la gota que colmó el vaso e hizo que empezara a correrme en la boca de Xavi, que aprovechaba cada gota de lefa para tragársela goloso. Marc no tardó en correrse también. Xavi no daba abasto para tragar tanta lefa, y le empezó a chorrear por la comisura de los labios. Luis y Toni también parecía que estaban corriéndose ya en sus respectivas bocas.

Después del momento de disfrute bebimos algo de cerveza y comentamos la jugada mientras continuábamos el camino.

  • Escuchad… de todo esto que está pasando aquí, ni palabra a los demás ¡Eh! -Les pedí a todos.
  • Claro que no. ¡Lo que pasa de acampada se queda en la acampada! -Respondió Marc.

Todos quedamos satisfechos y conformes. Contentos y felices llegamos a la parte de arriba de la colina y nos estuvimos haciendo fotos por el castillo. En algún momento alguno de nosotros hacía alguna bromita de contenido sexual. Especialmente Toni y Marc a Xavi, que no paraban de tocarle el culo y de hacer comentarios de lo bien que chupa y de si le mola tanto tragar lefa. Xavi al principio reaccionaba algo cortado, pero después respondía con juegos aún más subidos de tono como metiéndose las pollas de ellos dos en la boca pero solo durante 10 segundos, dejándoles con las ganas de más.

Luis y yo no participábamos especialmente en esas bromas, pero nos mirábamos y reíamos de ellos tres. Y, no nos engañemos, no parábamos de tocarnos las pollas que también se nos ponían duras de ver el espectáculo.

Comimos unos bocadillos en la zona del castillo. Después de comer Xavi acabó aliviando a Marc y a Toni con una paja a cada uno, ya que estos no paraban de reclamarle que les había dejado con las ganas. Solo se las volvió a meter en la boca para recoger la corrida de cada uno y tragársela.

  • ¡Sale barato alimentarte Xavi! ¡Te podrías pasar el día tragando lefa! -Le dijo Marc bromeando.
  • Jajajaja, es que está muy buena.

Todos reimos. Yo no conocía esa faceta de mis amigos, pero para algunos no parecía que fuera la primera vez. Acabé sabiendo que Xavi, ya desde el instituto, se había aficionado a comer pollas, pero que le daba vergüenza proponérmelo a mí porque yo le despertaba una sensación diferente. Me quedé con esas palabras grabadas “sensación diferente”. ¿Qué querría decir?

Hubo un momento en que algunos fueron a mear y Xavi se fue a dar una vuelta por las cuatro paredes que quedaban del castillo. Decidí acompañarle.

  • ¡Xavi! ¿A qué te refería antes con “una sensación diferente”?
  • Verás, Diego… tú siempre me has gustado. Para los demás soy un comepollas, pero no quería que tú me vieras a sí. En realidad la polla que más deseaba era la tuya.
  • ¡Xavi! Pero… ¿Me estás diciendo que te gusto?
  • Eh… Sí…
  • Pero tío, Xavi, a mi no me mola el rollo romántico, estamos experimentando de nuestros cuerpos. Si eso te crea un conflicto deberíamos parar. No quiero darte falsas esperanzas.
  • No, Diego. No pasa nada. Disfrutemos como hasta ahora. Yo ya sé que eres inaccesible para mí. Yo tarde o temprano saldré del armario, pero a ti supongo que te molan las tías, no?
  • Eh… ¡Si, claro! ¡Yo soy hetero, Xavi!
  • Ya lo pensaba. No te preocupes, por mí no te has de preocupar, no te perseguiré ni me comportaré como tu enamorado. Solo quiero tener tu polla dentro de mí.
  • ¿Quieres decir… ahora?
  • Claro que quiero decir ahora. ¡Fóllame, Diego!

No lo dudé ni un instante. La tenía dura desde que me había empezado a explicar que se la había chupado a media clase. Le puse de espaldas, le saqué el culito, escupí en mis dedos, y empecé a penetrarle de manera algo bruta. Xavi gemía mucho, pero no se quejaba. Al contrario, abría más sus piernas facilitándome la operación follada.

Acerqué mi verga durísima a su culo mientras aún mantenía dos de mis dedos en su culo. La idea era sustituir dedos por polla, como había hecho Marc ayer conmigo. Pero mi polla era mucho más gorda y no fue tan fácil.

  • Escupe directamente en mi culo, Diego.

Le hice caso. Bajé mi boca hasta estar a pocos centímetros de su agujerito. Separé las nalgas dejando a la vista un precioso ano, levemente dilatado, que parecía latir y estremecerse esperando su invitado. Salivé un poco y escupí acertando en el centro.

  • ¡Chúpamelo un poco, por favor!
  • ¿El culo? ¿Tu estás loco?
  • Hazme caso, ya verás. Pasa la lengua por mi agujerito y métela solo un poquito.

Me parecía muy raro lo que me decía Xavi. Sí sabía que era habitual, lo había visto en pelis porno y tal, pero eso no podía ser agradable. Sin embargo, cerré los ojos y decidí aprovechar la oportunidad que me brindaba mi amiguito. Empecé a introducir la lengua en su culo y, la verdad, es que era delicioso. No tarde en empezar a jugar frenéticamente con mi lengua en su culo, mientras de vez en cuando, volvía a exupirle. Su culo ya había dilatado bastante. Prácticamente duplicaba la obertura de antes del beso negro.

  • Te la voy a meter Xavi.
  • Con cuidado por favor, Diego, es muy gorda.
  • No te preocupes.

Situé mi capullo en su entrada y poquito a poco fui empujando. Cuando estaba bien posicionado escupí sobre mi polla y esto ayudó a que entrara un poquito más. Xavi empezó a gritar.

  • ¡Aaaaah! ¡Sííííí! ¡Diegooooo! ¡Fóllame!!!

Yo ya empezaba a sentirme muy seguro de lo que estaba haciendo, de cómo mi polla le iba ensartando y cómo eso hacía flipar a Xavi. Empecé a follármelo con más fuerza y velocidad. Sus gritos y gemidos se entrecortaban con mis embestidas. Me estaba encantado el culo de Xavi. Mucho mejor que muchas veces de las que había follado con tías. El culito de Xavi se sentía muy calentito y apretado. A mi polla gorda le costaba abrirse paso pero no cesaba en su intento de conquistar la cima, de llegar a estar hasta dentro del todo. Paso un poco después, en uno de mis empujones hacia su culo noté como entraba toda y los pelos de mi pubis se aplastaban contra el culo de Xavi.

  • ¡¡Ooooooooh!! ¡Diegooooo!

Me encantaba escucharle decir mi nombre mientras me lo follaba salvajemente. Yo seguía y seguí follándome a Xavi mientras él se estaba empezando a correr... ¡Sin tocarse! Eso me puso aún más burro y, con la polla lo más profunda que podía estar, empecé a darle embestidas cortas pero fuertísimas. Eso hizo que me corriera yo también y lo hice dentro de Xavi, que giró su cara hacia mí, aún con mi polla dentro, buscando mis labios con los suyos. Yo le aparté de un empujón y en ese momento se salió de mi polla.

  • ¡Eeeh! Besos no, marica de mierda! Ya te he dicho que no te enamores. Voy a follarte por el culo y por la boca siempre que quiera, pero de amorcitos nada de nada.
  • Vale, Diego. Perdona.

Yo ni le contesté, me vestí y le dejé medio tirado en el suelo, mientras su culo aún chorreaba mi semen. Me sentí indignado por el intento de besarme. Para mí era muy chocante. Había una parte de mi que lo rechazaba de manera drástica. Eso agrió mi carácter un poco hasta bien entrada la tarde. No sé si los demás notaron mi incomodidad pero no volvimos a guarrear entre nosotros ni a hacer ese tipo de bromas hasta ya después de cenar. Yo, según se enfrió el asunto, empecé a entender que un beso no era más grave que el resto de cosas que habíamos hecho. Me acerqué por detrás Xavi y le dije al oído: “ven a la tienda de Marc”

Yo me metía corriendo en la tienda y me quité toda la ropa que llevaba. Cuando llegó Xavi yo ya estaba esperándole, tocándome la polla. Él se dirigió directo hacia ella.

  • No, Xavi, no vayas a mi polla, sube más...

Subío su lengua hasta mi ombligo. Le pedí que subiera más… pasó por mis abdominales. “Más, Xavi” se acercó a mis pezones que saboreó con pasión.

  • ¡Oh, sí! ¡Me gusta, Xavi pero sigue subiendo!

Su lengua ascendió hasta mi cuello pasando por mi pecho. Me flipaba que me lamiera el cuello. Pero le cogí la mandíbula y lo acerqué hasta mi boca. Empecé a besar su boca y realmente me arrepentí de no haberlo hecho antes. Empezamos a besarnos, a revolcarnos por el saco, le quité la ropa, nos sobarnos nuestros cuerpos calientes. Todo era tan jodidamente cachondo…

En ese momento entraron los otros tres en la tienda.

  • ¡Eh! ¡Estos han comenzado la fiesta sin avisar! -Exclamó Toni.
  • Pues venga, espabila, el último en entrar me la chupa -dijo Marc.

El último en entrar fue Luis, que no tuvo ningún inconveniente en hacer una mamada a Toni y a Marc a la vez. En la tienda la energía sexual era desbordante. Ya todos habíamos tenido pollas en la boca, nos habíamos metido dedos, nos habíamos lamido los culos... Estábamos todos impregnados de babas y precum de los demás. Llegó el momento de empezar a follarnos y Marc, sorprendiéndome, acercó su culo a mi polla sin darme tiempo a pensar demasiado.

  • ¿Hoy me tocaba a mí, no?
  • ¡Claro! Ven, Marquitos, que te vas a hartar de rabo. Ponte en cuatro como un perrito y chúpasela a alguno de estos mientras.

No tardó en venir Luis que rápidamente introdujo su verga en la boca de Marc. Este ya parecía un profesional devorando la polla de Luis. Yo hice una muestra de lo que había aprendido por la tarde con Xavi y empecé a comerme el culito de Marc, quien flipaba de la destreza lingual que había desarrollado en poco tiempo. Cuando ya estaba listo el agujerito de mi amigo me incorporé para hundir mi polla en su caverna. Vi en ese momento que Xavi se estaba follando a Toni en pose del misionario, mientras se comían la boca. Xavi y yo nos miramos con complicidad y después procedí a darle rabo a Marc.

Marc empezó a gemir desesperadamente cuando empezó a recibir mi verga. Sus gritos solo se amortiguaban gracias a la polla de Luis, que se aseguraba de que su polla no saliera de la boca de Marc. Luis y yo nos miramos y empezamos a reír mientras teníamos a Marc ensartado por delante y por detrás. Espontáneamente nos dio por chocar las manos en un gesto de compañerismo. Cada uno se concentró más en su trabajo y empezamos a meter y sacar nuestras pollas de los orificios de Marc, que se retorcía de placer. Lo cierto es que se notaba que los cinco estábamos en nuestro mejor momento. Conseguimos alargar esta orgía durante mucho tiempo, probamos con distintas posturas, de forma que fácilmente estuvimos follando sin parar varias horas. Al final, cinco explosiones de semen se fueron sucediendo mientras todos acabamos rendidos y apelotonados unos sobre otros, con nuestra lefa irrigando nuestros cuerpos.

No nos movimos demasiado hasta la mañana siguiente, que despertamos todos con la pollas bien duras como ya era costumbre. No nos levantamos al instante. Nos quedamos tumbados como estábamos, sobando un poco nuestras pollas, comentando lo divertido que había sido todo lo que habíamos hecho. Xavi y Luis en algún momento se metían nuestras pollas en la boca con naturalidad, mientras nos escuchaban hablar. La situación era tan cachonda que no nos pudimos frenar y acabamos corriéndonos otra vez en las bocas de Xavi y Luis, mientras ellos después hicieron un 69 para aliviarse entre ellos.

Después de eso ya sí que desayunamos y recogimos las cosas para volver a la ciudad. Había sido la mejor acampada de nuestras vidas y su recuerdo había quedado en secreto, hasta ahora...

  • Desde entonces hemos hecho alguna cosilla… sobre todo desde que tengo este piso, que más de alguna vez se ha convertido en escenario de after, al volver de fiesta. Especialmente si habíamos tomado algo para animarnos. Pero siempre solo entre nosotros cinco. Y ahora, he pensado, que tú, Mario, podrías unirte a nuestros juegos, considerando que eres más putón incluso que Xavi.

Mario se quedó mirándome, miró a Marc, se levantó, se bajó mis pantaloncitos que cayeron al suelo mostrando su polla a reventar de dura que estaba, se arrodilló entre los dos que seguíamos en el sofá sentados, puso una mano sobre el bulto de cada uno de nosotros, y dijo:

  • Pero antes de estar los seis juntos, tendrá que aceptarme Marc en el grupo, saber si paso el control de calidad, no?
  • Por supuesto, putito. Chúpanos las pollas y prepara el culito, que te vamos a dar polla hasta que no nos salga ni una gota de leche -dijo Marc.