El concurso

Mi mujer me anima a presentarme a una fiesta de disfraces y me gusta demasiado.

El concurso.

"Oh, vamos, lo puedes hacer, tenemos un mes para prepararlo todo"

"Si te piensas que me vestiré de mujer para ese estúpido concurso estas muy equivocada, ya puedes ir pensando en otra cosa" Dije.

"Es sola para una noche y el premio para la mejor transformación será de 3.000,00 €". Ese era el problema. Ese dinero nos podría ir muy bien, pero yo no quería hacer el ridículo para conseguirlo. Era una fiesta organizada por el dueño de la empresa de informática donde trabaja mi mujer. Se haría en su gran chalet de una zona residencial.. Marta, mi esposa, argumentó que ella me podría hacer el vestido, sin duda lo haría bien, había trabajado de modista algunos años en sus ratos libres, pero no podía creer que consiguiera que yo tuviera un aspecto pasable como mujer. Os tengo que decir que soy mas bien bajo y tirando a delgado. No se como pero al final me dejé convencer, participaría en la fiesta de vestidos e intentaría ganar el premio.

Durante el siguiente fin de semana, lo volvimos a hablar, yo tenia dudas y se lo dije, pero después de volver a hablarlo acordamos que si una semana antes de la fiesta continuaba teniendo dudas, ella no me forzaría a presentarme al concurso-fiesta.

Después de ese acuerdo, ella empezó diciendo que un problema sería mi habilidad para andar con zapatos de tacón. Decía que si iba con zapatos planos, aunque solo uso un número 41, pensaba que mi look sería mucho más femenino si usaba zapatos de tacón. Yo no sabía si eso era cierto, pero si que sabía que desde mi punto de vista de hombre prefería ver a una mujer con zapatos de tacón, lo mas alto posibles. Creo que dan un aspecto mucho mas sexy y me encanta el ruido"clic-clack" que hacen al andar sobre el pavimento. Unas piernas regulares se mejoran con un vestido adecuado y unos buenos zapatos de tacón alto.

Con esto decidido, subimos al coche y nos dirigimos a una ciudad próxima. No nos pareció ir a uno de nuestros proveedores habituales de zapatos a comprar unos zapatos de tacón para mi. Llagamos a la ciudad vecina y nos dirigimos a una zapatería que Marta conocía de haber comprado algo hacia tiempo, le seguí y entramos. Mi mujer pidió al dependiente unos zapatos negros de unos 9 cm. de tacón de la talla 41. Fue evidente la cara de extrañeza que puso el vendedor. Marta usa solo una talla 37. Mi mujer se dio cuenta inmediatamente de la situación y dijo "Si, si, es correcto un 41, son para el", la cara del dependiente ya era de estupor, pero mi mujer le dijo que era para una fiesta de disfraces. El vendedor fue al interior de la tienda y al poco salió con un par de zapatos. Mi esposa los cogió. "Son muy bonitos" e indicándome una silla de la tienda dijo "siéntate y pruébatelos, sácate los calcetines. Afortunadamente éramos los únicos clientes de la tienda y la silla estaba situada de forma que no era visible desde la calle. Me dio unas mini medias que llevaba en el bolso para poderme probar los zapatos. De todas formas para la fiesta debería llevar medias o pantymedias. Introduje mis dedos en un zapato y rápidamente mi pie ya estaba dentro, abroché le tirita que había en el tobillo, me puse el otro zapato. Afortunadamente me iban perfectos. "Ponte de pie" lo conseguí con la ayuda de apoyarme en un expositor para poder guardar el equilibrio. Después me saqué los zapatos, los pagamos y nos fuimos hacia casa

En el viaje de vuelta me hizo dar cuanta de lo mucho que tenía que practicar para poder andar con zapatos de tacón. Era necesario caminar de una forma sexy y con mucha confianza. Recalcó que lo más importante era andar con mucha confianza. Pensé que lo tacones eran demasiado altos y se lo dije. Rápidamente me contestó que solo tenían 9 cm. y que ella muchas veces usaba de 10 cm. y de 12 cm.. Me explicó que era mas difícil calzar un tacón de 10 cm. en una talla 37, que un tacón de la misma altura en una talla 41, pues al ser mucho mas corto tiene muchas mas inclinación

Cuando llegamos a casa me dijo que lo mejor era que los empezara a usar lo antes posible, inmediatamente. Me dio unas pantymedias suyas, siguiendo sus instrucciones que saqué los pantalones, me puse las pantymedias y me puse los zapatos por segunda vez, abrochando las pequeñas hebillas de la tirita del los tobillos, hice eso sentado en el sofá. Marta me miró y dijo que no podía ir vestido por casa de aquella forma. Me trajo una falda suya negra y me ayudó ponérmela. Intente empezar a andar con lo zapatos nuevos, los primeros pasos con la ayuda de Marta. Después de una hora, ya andaba por casa solo, pero los pies me estaban matando de dolor.

Iban pasando los días y con la práctica me estaba convirtiendo en una maestra de andar con zapatos de tacón. Sin que mi mujer me lo tuviera que recordar, cada tarde cuando llegaba del trabajo, después de tomarme una cerveza, como una cosa natural, cambiaba mis pantalones por los pantymedias, falda y zapatos de tacón. Si alguien llamaba a la puerta me refugiaba en nuestra habitación y era Marta la que acudía a abrir

Marta de dijo que con las practicas que había echo ya caminaba perfectamente con esos zapatos de tacón, pero que los siguiera usando cada día, hasta el día del concurso. Ahora teníamos que comenzar por otra parte de mi transformación.

El día siguiente cuando volví de trabajar, mi mujer me dijo que empezaríamos a practicar con el maquillaje. Me indicó que tomara un baño. Después de un profundo afeitado, mi cara, que ya tiene muy poco pelo de natural, quedo suave como la de un bebe. Mi mujer me aplicó una crema en las piernas. Yo creía que era un decolorante, para teñir de rubio claro mis pocos pelos, pero al ducharme para sacarme la crema, vi como mis piernas quedaban sin rastro alguno de pelos, miré al suelo de las ducha y los pelos estaban con la crema marchando por el desagüe.

Con las piernas depiladas me senté para ponerme las medias y los zapatos, que gran diferencia. Es una sensación estupenda la de notar como la lycra de las medias se adapta a las piernas depiladas. Se lo comenté a Marta y me dijo que antes del concurso volveríamos a hacer otra depilación para asegurarnos que mis piernas estaban perfectas.

Me senté en la silla del tocador de mi mujer y ella empezó a trabajar en mi melena que llegaba hasta los hombros, estaba orgulloso de mi largo pelo, me lo recogió detrás para poder trabajar en el maquillaje. Dio la vuelta a la silla, por lo que no podía mirar en el espejo lo que me estaba haciendo. Primero me puso una crema de base, luego línea de ojos, mascara, polvos, color, sombra de ojos. "Solo falta el lápiz de labios", me lo aplicó por varias capas, pero aún no me permitía mirarme al espejo. Empezó con el pelo diciendo que tenía que darme más volumen, media hora mas tarde ya estaba peinado. Me dio un vestido suyo diciendo que me lo pusiera, pero que no me lo abrochara de la cremallera posterior, que solo era para ver que aspecto tenía. "Póntelo".Levantado un pie con mis zapatos de tacón lo introduje en el vestido, sentía la suavidad del material en las piernas, levanté la otra pierna y sin perder el equilibrio, también la introduje en el vestido, ella, que estaba a mi lado, me ayudo a introducir los brazos en las mangas y lo acomodo en los hombros, abrocho el clip del cuello, para que no se me deslizara el vestido

Me retocó la pintura de labios, era de color rojo fuego, me encaminó hacia el armario, que tenía un gran espejo en sus puertas. Por primera vez me pude ver totalmente transformada, permanecí en silencio, ¿era yo?. Marta, ante mi reacción se echo a reír. Tuve que hacer algunos movimientos ante el espejo para estar seguro que la mujer que reflejaba el espejo era yo

"Cuando llegue el momento del concurso, estarás increíble"

"El premio es mío"

Le pregunte a Marta, que podíamos hacer para reducir y marcar un poco mas mi cintura, creo que era el único aspecto de mi yo femenino que se podía mejorar. Me comentó que necesitaba busto y que ya hablaríamos del tema de mi cintura cuando tuviera el vestido definitivo para el concurso. Después de hablar sobre temas de lencería femenina, llegamos a la conclusión que mis caderas resultarían demasiado estrechas cuando tuviera unos rellenos para el pecho. No decidimos la solución esa noche, después de desmaquillar y limpiarme la cara nos fuimos a dormir, pero antes Marta me dio una crema para la cara, quería que llegara al día del concurso con la piel de la mejor forma posible

El día siguiente era sábado, por lo que dormí hasta un poco más tarde, cuando baje a la cocina, mi mujer ya tenía el desayuno preparado, mientras yo comía, oí como hacia una llamada desde el teléfono del salón. Entró en la cocina y dijo que había solucionado el problema de mi cintura/cadera. Había llamado a una agencia de espectáculos, especializada en drag-queens. Le había explicado el problema al hombre que le había tendido y dijo que al cabo de 1 hora estaría en casa. Llegó con una gran maleta, después de las presentaciones, sacó de ella un corsé que tenía incorporado el relleno del pecho y en las caderas y que cuando estuviera totalmente abrochado, nos dijo, reducía la cintura hasta los 60 cm. Me dijo que me lo podía probar, me dirigí a la habitación y ansioso me puse el corsé, era el tipo sin tirantes en los hombros. Volví al salón, el hombre dio una vuelta a mi alrededor y dijo que no me lo había apretado lo suficiente, entre el y Marta terminaron de abrocharlo fuertemente hasta que era bastante incomodo. Me volvieron ha examinar. "Ahora esta bien", dijo el hombre. Habían conseguido reducir mi cintura 15 cm. Me midieron, ahora con los rellenos de pecho y cadera mis medidas eran 95,60,100, muy diferentes de mis habituales 80,75,85. Nos quedamos el corsé y el hombre se marchó, volvería por la tarde para mostrarnos vestidos y zapatos.

Marta me preguntó si el corsé era muy incomodo, pero sorprendéntemente , ahora me había acostumbrado y era muy soportable y razonablemente confortable. Le pregunté que quería que hiciéramos el resto del día.

Decidimos que continuara usando el corsé, Marta fue a buscar unas medias y me las puso en mis piernas, las abrochó en los cierres de los ligueros. Me di cuenta que con el corsé era mas fácil nadar con los tacones. También me dio el vestido que ya me había probado, pero ahora tenía muchos problemas para ponérmelo debido al aumento del tamaño del busto y de las caderas.

A media tarde volvió el hombre de la agencia. Llevaba ropa de diversos colores y estilos, no sentamos mientras no enseñaba la ropas, mirando la mediada de los zapatos, le dije que yo usaba un 41, todos los zapatos eran de por lo menos 10 cm. Marta estaba atareada buscando entre los vestidos, todos con mucho glamour, pero de exagerados como los que usan las drags, yo quería parecer una mujer real. Me mostró uno que era fantástico, solo con una mirada, ya lo había escogido, manga larga de cuello alto con una obertura en el pecho, que mostraba la zona del escote a través de una gasa transparente, el vestido era largo y estrecho, con una obertura en un lado. Me había enamorado de ese vestido, había decidido que rea el que quería llevar para el concurso, era de satén de color rojo escarlata, Marta encontró unos zapatos que quedaban muy bien con el vestido, eran de raso rojo, me ayudo a ponérmelos. Eran de tacón altísimo (12cm), me sentía tan insegura como la primera vez que probé unos zapatos de tacón.

Cogí el vestido para probármelo, me lo puse ansiosamente y pedí ayuda a Marta para abrochar, porque no cerraba en la cintura. Mirando el interior del vestido vimos que no había material suficiente para ensancharlo. Escogimos otro vestido una talla mas grande, pero a sugerencia del hombre de la agencia me ofreció otro corsé en reducía igual mi cintura, pero no tenía un relleno de cadera tan grandes. Ahora tendría dos posibilidades para escoger. El primer corsé con el segundo vestido, o el primer vestido (que tanto me gustaba) con el segundo corsé

Fui a probarme el segundo corsé. Era un corsé muy especial me advirtió Marta "Pruébatelo, tiene una cosa especial que quizás lo convierta en tu favorito, dentro tiene un dildo anal, con vibrador incluido que se activa con este mando a distancia de hasta 10 metros"

Me ayudo a sacarme el primer corsé y empezamos por el segundo. En primer lugar pasé las piernas, podiaa sentir el duro dildo rozar mis piernas, ella fue hasta la mesita de noche, cogió un preservativo y lo puso en el dildo, y del lavabo llevó un tubo de crema lubricante y untó totalmente el dildo, tiro del corsé hacia arriba y guió el dildo hacia mi zona anal. Sentí la punta rozar mi agujero, como no podía terminar de subir el corsé me indico que me inclinara un poco havia adelante apoyándome en la mesa, hice lo que me indicaba y suavemente pero sin pausa termino de subirme el corsé hasta su sitio, con lo que el dildo se metió todo dentro de mi ano, era una sensación especial, nunca antes me habían penetrado, Marta me hizo incorporar y termino de atarme fuertemente el corsé. Me iba muy apretado, pero era soportable. Me miré al espejo, mi aspecto era increíble, solo yo y mi mujer sabríamos que tenía un dildo de goma en mi interior, Marta me ayudó a ponerme le vestido rojo, ahora lo pudo abrochar sin dificultad con la cremallera de la espalda, también llevaba los zapatos nuevos, no podía creer que la figura que reflejaba el espejo era yo. Sin darme cuanta de lo que estaba haciendo Marta, el dildo insertado en mi interior empezó a vibrar, mi mujer lo había activado con el manado a distancia, con el relleno del corsé no se oía el zumbido del vibrador, sentía un placer que no había sentido nunca antes, un placer muy femenino, me daba olas de placer. Estaba en el paraíso, ella se dio cuenta de lo mucho que estaba disfrutando, el corsé era muy firma en la parte delantera, por lo que me era imposible tener una erección, el éxtasis era intenso y me produjo un gran orgasmo, algo continuaba moviéndose en mi interior.

Marta me hizo continuar vestida así el resto de la tarde y por la noche, tenía que acostumbrarme a andar en mis nuevos 12 cm. Y también tenia que acostumbrarme a moverme, andar, sentarme con un pene en mi ano. Durante esas horas y sin previo aviso, al menos 3 veces, Marta, puso en marcha el vibrador, tuve otros tantos orgasmos, uno cenando, otro mirando una película en el TV y uno en el pasillo que me hizo sujetar a la pared para no caerme., Ya a la 12 me ayudó a sacarme el vestido y el corsé. Me encontré extrañamente vacía sin nadad en mi interior y sin la visión de unos pechos delante de mi moviéndose cuando andaba..

Mi mujer no me había permitido cortármelas uñas, desde que habíamos decidido participar ell concurso, argumentó que era mucho mejor unas uñas propias que unas de postizas, estas podían despegarse cuando una menos se lo espera.

Afortunadamente, nadie en mi trabajo, había notado que la piel de mi cara era ahora suave, limpia y en mejor condición, nadie comentó que ahora olía mejor, a jabón femenino. Solo faltaba una semana y ya podía andar cómodamente en mis nuevos zapatos de 12 cm., tampoco me daba ningún problema el dildo del corsé, al contrario solo me daba gusto.

Marta me dijo que me aplicaría una espuma colorante en el pelo, el color marcharía al cabo de unos pocos lavados. Dos días antes de la fiesta, ya tomé vacaciones del trabajo, fuimos al lavabo y me aplicó la espuma de color. Llamaron a la puerta, mi mujer acudió, oí como hablaba con otra mujer y la invitada a pasar, las 2 entraron en el lavabo, quede paralizado.

"Esta es Diana, es peluquera y ha venido a peinarte

"No te preocupes, Marta, me ha explicado lo del concurso, haremos un cambio de estilo en tu melena" Me sentaron en un taburete, me limpiaron la espuma y luego empezó con sus rulos, pinzas , etc..No me permitían mirarme al espejo, estaba asustado, Marta vio mi semblante y me tranquilizó diciéndome que estuviera tranquila, que solo era una prueba de peinado y maquillaje previa al gran día.

Mi mujer dijo a Diana que esperara un momento y cogiéndome de la mano me llevó a nuestra habitación y empezó a ponerme el corsé siguiendo la rutina diaria, el preservativo en el dildo, después abundante crema lubricante. Me ajusto el corsé, luego el vestido y los zapatos.

Llamo a Diana, esta entró en la habitación, me observó asombrada "debes de llevar un corsé muy bueno para conseguir esa esplendida figura.

Marta empezó con el maquillaje, ayudada por Diana, entre las dos terminaron el maquillaje y el peinado, se notó la profesionalidad de Diana, pues en 20 minutos ya estaba lista, entonces me permitieron mirarme en el espejo del armario. El peinado que quedaba fantástico, la espuma me había proporcionado un tono de color cobre y gracias a las manos profesionales de Diana había ganado mucho volumen. Me estaba enamorando de la persona que veía reflejada en el espejo.

Mi figura lucía fantástica en el vestido de satén rojo, marcaba las curvas, cuando me movía se abría el corte lateral, dejando ver hasta casi la parte superior de las medias y la figura que reflejaba el espejo tenía una cara muy sexy.

Fui devuelto a la realidad cuando el dildo empezó con su vibración, Marta había accionado el mando a distancia disimuladamente. La miré, pero no pude decir nada, pues Diana aún estaba con nosotras. Ella no podía darse cuenta de que me estremecía debiido a los movimientos del dildo en mi interior. Satisfecha con su trabajo, Linda dijo que volvería el sábado, dos horas antes de la fiesta para el maquillaje y peinado definitivo y marchó. Me dirigí a Marta para pedirle que parara el condenado dildo. Su respuesta fue una carcajada y subir la potencia de la vibración. Me tuve que apoyar en el sofá, mis pierna me flaqueaban, me sentía como no me había sentido nunca antes, abrí la boca tomando aire y una gran ola de placer inundo todo mi cuerpo, había tenido un orgasmo fantástico. Marta me desnudó y me puso unas braguitas limpias, no quería que manchara el vestido o el corsé, me desmaquilló y nos retiramos a la cama.

El viernes, día anterior a la fiesta, Marta no me permitió comer mucho, no quería tener problemas en ponerme el corsé. El sábado al mediodía, unas horas antes de que llegara Diana, para mi puesta a punto final, hice una ultima depilación, a sugerencia de mi esposa me aplique una exhaustiva enema, estaría mas cómoda y un relajante baño. Pude oír como Marta estaba atareada en nuestra habitación, pero no tenía idea de los estaba haciendo.

Me sequé y fui para vestirme. Tenia el corsé preparado, puso el habitual preservativo, el lubricante anal, pase las piernas y ella tiró del corsé hacia arriba. El dildo costó un poco de entrar en ano, me dolía un poco, ahora parecía mas largo y mas ancho. Pero con la fuerza de Marta, consiguió metérmelo todo dentro y abrochar fuertemente el corsé

"Parece que el dildo hubiera crecido, lo noto mucho mas grande" dije

"Claro, le he puesto suplemento, ahora mide 22 cm. de largo por 4,5 cm. De ancho, el tamaño de una buena polla, iras a la fiesta como si un hombre estuviera follándote en tu interior y solo tu y yo la sabremos" respondió.

Me pintó las uñas de los pies. Me costaba un poco moverme, penetrado por el dildo de nuevo tamaño, realmente notaba una cosa muy grande dentro de mi, tenía una cosa muy grande dentro de mi,

Cogió unas medias de color café, me las puso y las abrochó en el liguero. Me quedaban unas piernas muy bonitas. Me puse los zapatos, mientras esperaba a la llevada de Diana no podía dejar de mirarme la figura, las piernas y los zapatos..

Marta se metió en la ducha, pues ella también se tenía que preparar. Sonó el timbre, poniéndome una bata de raso rosa de mi mujer baje las escaleras para abrir, baje de una forma bastante segura y rápida a pesar de los 12 cm. de tacón. Con Diana nos dirigimos a la habitación donde empezó su trabajo. Oí como Marta terminaba con su baño y se preparaba en otra habitación. Diana empezó con unos rulos calientes para que mi pelo cogiera un volumen y el estilo del ensayo anterior. Dejo los rulos, mientras me maquilló y después terminó con el peinado, me aplicó dos capas de barniz de unas, por ultimo unos brazaletes, anillos y pendientes. Me ayudó con el vestido (la cremallera), un poco de perfume de de Dior en lugares estratégicos

Marta entró en la habitación y fue como si me estuviera mirando al espejo. Se había echo una copia exacta de mi vestido y su usual cabello rubio ahora era del mismo color que el mío, tenia que admitir que estábamos las dos fantásticas y que solo nosotras tres sabíamos que yo era un hombre. Diana estaba muy contenta con su trabajo y nos dijo que no nos cobraría por su trabajo, pues había sido para ella una agradable experiencia, nos deseó una muy buena fiesta y se marchó.

Marta me preparó un pequeño bolso dorado de fiesta para mi.

Me sorprendió cuando oí que llamaba a la casa de la fiesta diciendo que su marido no podría asistir a la fiesta concurso vestido de mujer pues tenia gripe y estaba en cama, pero que acudiría a la fiesta acompañada de una amiga a la que recientemente habían sometido a una ligera operación en la garganta. Cuando le pregunte que pasaba, me dijo que no me preocupara que ella sabía lo que hacia. Hizo otra llamada y pidió un taxi.

A los diez minutos había llegado, salimos a la calle, me di cuenta de que nunca antes había salido a la calle vestida de mujer, en casa era una cosa, pero ahora parecía que los tacones retumbaban en el asfalto de la acera. Marta cerró la puerta de casa y dijo que la dejara hablar a ella. Subimos al taxi y nuestros vestidos dejaron ver una parte importante de nuestras piernas, noté como el taxista procuraba tener un visión a través del espejo interior. Mi mujer dio la direcciones y marchamos con la mirad del taxista puesta en mi, Marta de dio cuenta y cuando el taxista no miraba aún me subió un poco mas el vestido, ahora ya se veían la parte superior de las medias y los ligueros. La siguiente vez que el taxista me miró casi nos empotramos en un autobús. Eso era lo que me hacia falta, tener que un accidentada a un hospital vestida como iba. Cundo llegamos a unos 800 metros de la casa donde íbamos, las calle estaba cortada, decidimos bajar y continuar andando, el taxista se ofreció a acompañarnos. El individuo de puso muy cerca de mi y me cogió por la cintura, andábamos muy juntos. Esta situación me ayudaba para andar, pues no era fácil con los tacones y el irregular suelo. Marta iba unos pasos detrás de nosotros, sin darme cuanta debió de sacar el mando del dildo y una vibración empezó en mi interior, amenazando mi equilibrio. Andando al lado del taxista tuve un intenso orgasmos, menos mal que me apoye en el individuo, si no hubiera caído al suelo, Marta paro la vibración. Me había puesto un preservativo también en el pene, para evitar manchar el corsé. Nos despedimos del taxista con un beso y no nos reclamó nada por sus servicios

Antes de entrar en la casa, mi mujer me recordó, que solo tenía que hablar lo indispensable, pues se suponía que había sido intervenida de una afección leve de garganta y que la cicatriz quedaba bajo el cuello alto del vestido, me recordó que aunque reconociera a alguien tenía que hacer ver que no conocía a nadie, pues yo era una amiga de ella que no conocía a nadie del circulo de amistades de la fiesta. Marta y yo fuimos profusamente cumplimentadas por todos. Pase la vista por el amplio salón donde todos los hombres iban vestidos de mujer ( esa era la razón de la fiesta), pero realmente todos parecían "hombres con vestidos", no eran muy femeninos, ni mucho menos tan femeninas como yo. El buffet era magnifico, las dos primeras horas pasaron sin problemas, hasta que las bebidas empezaron a hacer su efecto. El anfitrión, el dueño de la empresa donde trabajaba mi mujer me sugirió un paseo por el jardín, para poder enseñarme al jardín posterior (era ya oscuro). Cuando salimos por la puerta principal, mi mirada se cruzó con la de Marta y me sonrió. Noté como se activaba el vibrador. Me llevó hasta el final del jardín, detrás de unos arbustos y dijo que debía de ser muy triste y solitario ser viuda a mi edad (otra mentida de Marta), después intentó besarme en la boca, pero lo rechacé argumentando que aun tenia la garganta dolorida de la operación reciente. Debía de estar desesperado por mi, se saco el vestido que llevaba (parecía sacado de un tienda de segunda mano) y muy apurado me ofreció 200 euros por hacerle un trabajo manual. No pude rechazar la oferta. Nos sentamos en un banco, mi vestido se abrió por el corte mostrando mi piernas, le hice el manual acompañado de una buena mamada y rápidamente se vino en mi boca, mientras, yo había tenido un orgasmo debido a las vibraciones de mi dildo, me lo tragué todo, rápidamente 200 euros entraron en mi bolso. Volvimos a la fiesta, al entrar Marta paró mi vibrador. Pronto fui abordada por otro hombre que tenia las mismas intenciones, no perdí la oportunidad, al salir volví a notar como se activaba la vibración del dildo, se repitió la escena, al volver otra parada del vibrador, así hasta 15 hombres, o sea quince viajes. 3.000 euros . cada vez se repetía el ritual al salir por la puerta de jardín el vibrador se ponía en marcha y al volver a entrar se paraba, Marta estaba disfrutando tanto como yo. Evidentemente solo tuve orgasmos en los 4 primeros y "solo" me tragué la leche de unos 10, no quería se demasiado glotona y no quería engordar.

Era el momento de proclamar el vencedor del concurso, el premio fue para un sobrino del dueño de la casa, estaba bastante bien, pero ni de lejos estaba fantástica como yo, después me diría que creía que la ganadora hubiera de haber sido para mi

Después de eso Marta me dijo que ya podía hablar con mi voz natural. Dejé muy sorprendidas a la mujeres y aterrados a los 15 hombres con los que había salido al jardín, todos ellos pensaban que habían salido con una linda mujercita. Pronto me encontré rodeada de todas las mujeres comentando lo bien que estaba mi maquillaje, el peinado y de cómo había conseguido mi fabulosa figura. Otros comentarios elogiosos fueron para mis zapatos y de cómo podía andar tan femeninamente con ellos.

Llegó el taxi y volvíamos a casa. Ya no tuve reparo en que la falda se me subiera y mostrara una buena vista al taxista y que mirara todo lo que quisiera. El individuo insinuó que podíamos pagar el servicio con alguna cosa que no fuera dinero, pero casi tuvo un ataque al corazón cuando le conteste en mi masculina voz..

Ya en casa hablamos de las actividades de la noche, aunque Marta había visto todas mis salidas al jardín, desconocía cuanto dinero había conseguido. Abrí el bolso y contamos todo el dinero. Eran 3.000 euros. Me felicitó. Nos desnudamos, desmaquillamos y nos fuimos a la cama, las dos con unos fantásticos camisones de dormir de seda rosa que Marta había comprado, antes, me había puesto un tampax en mi culo, después de mas de 7 horas con el dildo dentro quedó dilatado y tardó horas en recuperar su diámetro habitual.

El día siguiente era domingo, al mediodía llamó el anfitrión de la fiesta y me ofreció 100 euros a la semana por tener la boca cerrada, evidentemente acepté.. Después el teléfono volvió a sonar era otro de los 15 con una oferta parecida. Así fueron llamando casi todos con ofertas parecidas, las acepté todas. Ahora he dejado el trabajo que tenia, hemos alquilado un pequeño apartamento donde recibo a mis amigos una vez al mes para cobrar mi silencio, pero de paso los mantengo contentos. Les hago un manual y una buena mamada. A 5 de ellos les he permitido poder penetrar mi ano, con lo cual creo que ya me he convertido en toda una mujercita, evidentemente estos pagan mas dinero por este tipo de servicio.

Mi mujer y yo vivimos felices como dos mujeres, hace meses que Marta tiro a la basura todas mis ropas, zapatos y enseres masculinos. Hacemos el amor como dos mujeres, pero una de ellas (yo) tiene un pene para poderla penetrar y ella me penetra a mi con diversos dildos. Perecemos dos lesbianas. No se cual de las dos esta mas obsesionada por la lencería, los vestidos, los zapatos y todos los complementos femeninos.

Tengo bastantes vestidos atrevidos de coctel y noche que uso en casa y en el apartamento para recibir a mis "amigos". Siempre uso corsé con dildo incorporado, ahora tengo 5. El último que encargó mi mujer lleva un pene de goma de 24 x 5. Es realmente difícil de usar durante mucho rato, me deja el esfínter completamente abierto y al andar con el es como si me quisieran abrir por el medio, después de usarlo tienen que pasar unas horas para que mi agujero recobre su tamaño normal. Mi mujer también se ha aficionado a este tipo de corsés, pero los de ella con dos dildos uno vaginal y otro anal, de momento no los usa muy grandes, 17 x 4 delante y 15 x 3 detrás, pero creo que ya aumentará pronto las medidas. Evidentemente también dispongo de ropa mas formal, de calle, pero elegante, femenina y sexy, que la uso cuando salimos Marta y yo a la calle para ir de compras, a comer o a un espectáculo. Las dos salimos con nuestros dildos dentro y ahora yo también juego con el mando de los de ella. Un día comiendo en un restaurante cada una de nosotras pusimos en marcha el dildo de la otra a toda velocidad de vibración, allí sentadas llegamos a sendos orgasmos intensísimos, mordiéndonos los labios para no chillar, fue una experiencia muy erótica.