El comienzo...
Cómo pase de tener sexo clásico con mi pareja a realizar todo tipo de fantasías que tenia encerradas en mi cabeza.
En primer lugar me presentaré y os diré que todos los relatos que os voy a contar son 100% reales. Me llamo Alex y tengo 35 años y mi mujer es Sara y tiene 31. Los dos nos conservamos bastante bien físicamente, no somos unos modelos pero diría que somos una pareja atractiva. Vivimos en Madrid y llevamos más de 10 años juntos y puedo asegurar que somos felices, tenemos mucha complicidad y confiamos el uno en el otro al máximo.
En general, la vida nos iba bien en todo, trabajos, economía, salud…, pero había una cosa que fallaba y esa cosa en una pareja es importante. Era el sexo.
Nuestra vida sexual era con el paso de los años más bien escasa y rutinaria, nos limitábamos a hacer el amor en posturas clásicas como el misionero, algo de sexo oral sin final en la boca, alguna paja y dedos pero todo con poca alegría la verdad. Yo sabía que se podía hacer más, que la culpa era mía, me daba pereza ponerme al lio con ella, solía ir más al grano y buscaba que llegara su orgasmo para terminar yo. Sara me decía que la tocará más, que la besara, que le pusiera más ganas, que lo hiciéramos mas veces, pero yo con alguna escusa hacia siempre lo mismo.
Un día tuvimos una conversación en la que ella me mostró su descontento en el sexo, quería más y mejor como se suele decir, cuando lo hacíamos ella siempre llegaba al orgasmo pero necesitaba algo más. Yo no me sorprendí por aquellas palabras porque sabía en el fondo que no estaba dando lo mejor de mí en el sexo. Tras una larga charla que tuvimos ese día y días posteriores reconocí que teníamos un problema y que si no lo solucionamos se convertiría en un problema mayor, así que decidimos soltarnos y dejarnos llevar más, probar lo que nos gustará a cada uno, decirnos lo que nos gustaba hacer y lo que no.Tambien la confesé que veía porno casi a diario (ya se lo imaginaba pero nunca se lo confirme) y que me gustaría hacer todas esas cosas que veía pero que quizás mi cabeza me impedía hacerla a ella esas cosas por miedo a faltar la el respeto o que con la mujer que estás casado no se pueden pasar ciertos límites. Estaba totalmente equivocado, el sexo es una cosa y el amor es otra. El amor ya lo teníamos y ahora nos faltaba el sexo.
Poco a poco con el paso de los días la situación fue cambiando, no fue fruto de la noche a la mañana. Decidí ser un poco más guarro sexualmente, darla más caña, respetarla un poco menos en la cama, cambiar de posturas..
Todos esos pasitos nos dieron la vida, estábamos cambiando y cada día que pasaba follabamos mejor, y digo follar porque antes hacíamos el amor y ahora follamos, jejeje.
Gracias a estos juegos descubrí como me gustaba dominarla y hacer con ella lo que quisiera y ver a Sara sentirse cómoda siendo sumisa.
Recuerdo un día que la prepare una sorpresa mayúscula, quería someterla a un placer máximo sin que pudiera hacer nada, la iba hacer mía, quería jugar con ella y con su mente.
Unos días antes fui a un sexshop cercano de mi casa, estaba vacío y hablé con el dependiente, un chico joven muy amable. Le dije lo que tenía en mente y el me aconsejó de la mejor manera. Lo primero que compre fue un antifaz porque quería que ella no pudiera ver nada, también compré un arnés que se pone debajo de la cama y hace que puedas atar a una persona de pies y manos en posición de X con los brazos y piernas abiertas , compre un consolador, era una polla de goma que parecía totalmente de verdad, tenía sus venas bien marcadas y sus huevos grandes, me asegure que el tamaño de aquel juguete fuera más grande que la mía porque quería que sintiera mucho placer. Lo último que compre por consejo de aquel chico fue un lubricante.
Cuando salí del sexshop y cogí mi coche para volver a casa tenía la polla dura de solo pensarlo y al llegar me tuve que hacer una buena paja del calentón que tenía.
Mientras llegaba el fin de semana en el que tenía pensado hacerlo le dije a Sara que el sábado la daría una sorpresa, tendríamos todo el día ya que no trabajábamos ninguno de los dos y tendríamos todo el tiempo del mundo.
¿Que sorpresa es? Dime algo.
No te lo voy a decir.
Venga solo una pista, ¿es un regalo? ¿O ir a algún sitio?
- Es un poco de las dos y no insistas más que no te lo voy a decir, solo te lo he dicho para que no hicieras planes- mientras pensaba que donde te iba a llevar sería al paraíso.
-Vale, seré buena y no preguntare más. Ya me tienes intrigada hasta el sábado.
Llegó el día y Sara al levantarse me preguntó que cuando la daría la sorpresa, la dije que estuviera tranquila que mejor por la tarde. Pasamos el día tranquilos, dimos un paseo por la mañana, comimos y después vimos una película, cuando terminó pensé que ya era de darla lo que se merecía, la mire a los ojos y con esa mirada que ella sabe que algo estoy tramando la dije:
¿Quieres tú sorpresa?
Si, por favor.
¿Vas a ser buena?
Si, muy buena, pero dámela ya, no me hagas sufrir más.
Quiero que me hagas caso en lo que te voy a decir sin protestar en absolutamente nada, ahora mismo vas a quitarte toda la ropa que llevas puesta delante mía, hazlo despacio, sin prisas. No quiero que te dejes nada puesto. Después te vas a ir a la habitación, te vas a tumbar en la cama boca arriba y vas a esperar con los ojos cerrados a que yo vaya, si hablas o no haces algo de lo que te digo te quedarás sin sorpresa, ¿entendido?
- Ufff joder, como me tienes.
Cállate!!! ¿Te he dicho que si lo has entendido?
Si, si, lo entiendo, voy a hacer lo que me pidas.
Eso está mucho mejor, pues venga, ya puedes empezar
Me senté en el sofá para ver el espectáculo. Sara llevaba puesta una camiseta larga que se quitó lo primero, me miraba fijamente, nerviosa, no sabía lo que iba a hacerla, pero se imaginaba por donde podía ir la cosa. Se bajó los cortísimos pantalones, puso sus manos detrás quitando el broche del sujetador y despacio dejo caer sus tirantes dejando sus preciosas tetas libres, por último, cogió sus braguitas por los lados y muy muy despacio se las fue bajando hasta sus rodillas que allí soltó y cayeron al suelo. Sin dejar de mirarla con un leve gesto de cabeza la indique que se fuera y así lo hizo. Verla desnudarse, girarse y caminar por el pasillo completamente desnuda me provoco una erección en poco tiempo.
Cuando la perdí de vista, me quité toda mi ropa, mi cuerpo desnudo, mi polla recién depilada y dura necesitaban el contacto con el cuerpo de Sara, pero tenía que ser frío, no dejarme llevar y ser paciente.
Al llegar a la habitación vi a esa diosa tumbada con los ojos cerrados como la había dicho. Se la veía tremendamente sexy, me detuve delante por un momento para disfrutar de las vistas que tenía delante. Cogí el antifaz y unos auriculares con música relajante y se los puse. No dijo nada.
Ahora que no me veía ni podía oír nada, saque los cuatro arneses de debajo de la cama y fui cogiendo primero su brazos para atarla las muñecas, después separé sin esfuerzo un poco sus piernas y ate sus tobillos, no puso resistencia y se dejó hacer en todo momento. Cogí el consolador y el lubricante, ya lo tenía todo listo y empezaba mi juego.
Lentamente fui subiéndome a la cama y me puse entre sus piernas abiertas, encima de ella sin tocarla aguantando el peso de mi cuerpo con los brazos y besé. Ese beso enseguida fue correspondido, quería notar mi lengua, pero me quité y fui bajando hacia sus tetas que sople despacio haciendo que sus pezones se pusieran duros. Seguí bajando hasta su coño y repetí el soplido, Sara, al notarlo, soltó un suspiro de su boca. En esa posición podía oler su coño, me encanta su olor a sexo. No podía aguantar más y mi lengua fue directa al él. Se lo chupe primero lento recorriendo cada parte de él para luego ir subiendo el ritmo y centrarme en su clítoris.
- Ahhhh siiii sigue… ummmm
La estaba haciendo una comida de coño brutal, pero quería dar más pasitos. Metí un dedo dentro, lo saqué y se lo puse en los labios que abrió y chupo con ganas. Lo volví a meter en el coño, pero está vez para hacerla un dedo más rápido al mismo tiempo que mi lengua se entretenía con su clítoris. Sara se retorcía de placer y sus gemidos cada vez eran más altos. Como vi que le gustó chupar sus propios flujos decidí hacérselo, pero con mi polla. Me puse entre sus piernas y frote mi capullo con su coño ya muy mojado, me incorpore de rodillas junto a su cabeza que cogí con la mano y se la gire hacia mí poniendo mi polla en sus labios hambrientos. Empezó a chupármela con ganas, en esa postura no podía moverse mucho así que la sujeté bien y empecé a follarme su boca una y otra vez.
- Ummmmm qué rico está cariño.
Ahí supe que se me había escapado alguna gotita de líquido pre seminal que a ella le encanta.
Saque la polla de su boca y cogí el consolador poniéndole mucho lubricante, quería que resbalara bien en su coño. Lo puse en la entrada de su coño y, sin meterlo, lo fui moviendo por toda su vagina. Sabía que Sara estaba sufriendo y que deseaba correrse ya, así que, metí la polla de goma despacio pero firme sin parar, la metí hasta que sus huevos hicieron tope, la saque y la metí subiendo el ritmo de las embestidas cada vez más y más fuertes. Su coño estaba empapado y la polla, aunque era grande, entraba y salía con facilidad.
- Ahhhh si joder!!!! Que me estas haciendo dios!!! Con que me estás follando??? Es muy grande y me llena todo el coño, me encanta, ahhhh ahhhh ahhhh me voy a correr si!!! , me corro , me corro, me corro!!!!!
Deje el consolador dentro hasta que se relajó un poco, no quería dejarla mucho descanso porque mi intención era volver a la carga rápidamente. Tenía la polla con una erección tremenda y quería follarla ya mismo.
Le saque el consolar y la desaté las piernas para que estuviera más abierta para mi. La corrida que había tenido, el tamaño de aquella polla y el lubricante hicieron que la mía entrará con una facilidad increíble.
– Te voy reventar ese coño rico que tienes- Me daba igual si no me podía oír.
Empecé un mete-saca rápido y fuerte, la agarre las tetas fuerte con mis manos, a veces cambiaba y la agarraba de la cara metiéndola el dedo en su boca, otras la cogía del cuello suavemente. La subí las piernas a mis hombros me incorpore hacia delante y seguí dándola hasta que sentí que me corría.
– Me voy a correr dentro cariño, me corro siiii
Mis embestidas bajaron de ritmo mientras me descargaba por completo en su coño. Me quedé un minuto quieto pero mi polla seguía dura y quería follarla más. Y eso es lo que haría.
Continuará…
- Agradezco todos los comentarios tanto por aquí, por e-mail