El comienzo (5)
Para todos aquellos lectores que querían conocer la continuación de mi historia...
Debo recomenzar mis relatos ofreciendo una disculpa a todos los lectores que han seguido mi historia y han quedado con deseos de conocer lo que ocurrió después. Desafortunadamente, no había tenido la posibilidad de publicar las continuaciones, pero aquí está la quinta parte que espero disfruten tanto o más que las anteriores.
Debo recordarles a los lectores, igualmente, que estas páginas contienen relatos completamente reales...nada de lo que escribo es ficción y cada uno de los detalles es narrado tal y como me sucedió. Algunos diálogos se han ido perdiendo en mi memoria, aunque es ésta muy buena y trato de recuperarlas para todos ustedes de la manera más fiel posible.
Si se sienten perdidos en el relato, les recomiendo que lean la saga completa desde la primera parte.
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Lo que ocurrió la tarde aquella en la habitación de mi primo y las posteriores visitas de Javier a la mía, cambiaron por completo la forma como él me observaba y mi opinión de él también dio un giro de 180°.
Ya no era para mí simplemente mi primo...era un hombre al que deseaba y que me hacía sentir mucho placer.
Sin embargo, lo que voy a relatar ahora, sobrepasa lo que cualquier niña de mi edad hubiera vivido en situaciones normales.
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Era una tarde aburrida, como la mayoría, pues todos se encontraban fuera, unos en su trabajo y otros en su estudio, como Javier, o en casa de sus amigas, como Laura con la que, debo confesar, no me llevaba muy bien.
Era media tarde y sonó el teléfono...era Diana quien me dijo que deseaba ir a verme, pues había algo que quería que hiciéramos. Le solicité información más detallada, pero ella no accedió y dijo que todo lo sabría en persona.
Habían pasado casi dos semanas desde que estuviéramos juntas con Javier y debo decir que deseaba verla de nuevo, no se si para repetirlo, aunque me encantó, pero si quería encontrarme con ella y esa sería una gran oportunidad para hacerlo.
De otro lado, me preguntaba qué era aquello que quería que hiciéramos. Acaso que tuviéramos sexo otra vez? La idea no era desagradable en lo más mínimo...todo lo contratio.
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Había pasado media hora desde su llamada, cuando Diana apareció por la puerta. Me saludó con un beso en mi mejilla y comenzamos a charlar...noté que deseaba distensionar un poco el ambiente, así que le ayudé con mis actitudes tranquilas y complacientes. Cuando le ví, debo confesar que me sentí acelerada, como queriendo algo más, pero por supuesto me controlé, pues no conocía sus verdaderas intenciones.
Charlamos de muchas cosas, hasta que llegamos al tema obligado: lo ocurrido aquella ocasión entre ella, Javier y yo.
Le expresé lo encantada que me sentía de que hubiera sucedido y que no me molestaría volverlo a hacer.
Me preguntó sé de verdad lo deseaba, como asegurándose, y siempre le dije que sí.
Fue en ese momento que cometí un error...le dije literalmente:
- La verdad es que estar todas estas noches con Javier ha sido espectacular para mí...siempre me siento extasiada.
Me enteré que Diana no sabía nada y cuando charlamos más seriamente al respecto, me dijo muchas cosas que yo no sabía y que debía entender.
Me dijo, por ejemplo, que era bisexual, sin ningún tipo de misterio, y que era normal para ellos realizar tríos con otras mujeres, pero siempre participando ambos. Ella no creía que Javier pudiera estar con otra mujer, así que siempre fue muy abierta al respecto.
Le pregunté si estaba enojada conmigo a lo que respondió negativamente. AL contrario, según sus propias palabras, se sentía muy feliz por mí, si podía disfrutar de esa manera. No podía creer lo que escuchaba. Siempre había pensado que una relación debía basarse en la fidelidad y esas cosas, pero poco a poco fui descubriendo y comprobando más adelante en mi vida, que esto no siempre se cumple.
Después me preguntó cuál era mi fantasía. Yo no pude decir nada. Qué sabía yo de fantasías sexuales? Se lo hice saber y me dijo que algo debía desear mucho, así que decidí contarle lo sucedido con mi padre. Pense que le parecería feo, pero no fue así. Se portó de manera complaciente y respetuosa y me dijo que era normal, pues mi padre era la primera figura masculina que yo tenía, pero cuando le conté lo que me sucedió en Santágueda, la conversación cambió. Me preguntó si lo quería hacer de nuevo y sobre todo, que pensaba de la proposición que me habían hecho Juan Diego y Sebastian de comerme entre los cinco. Le confesé que me excitaba muchísimo, pero que no me atrevería, además, porque eran muy inmaduros, dadas sus reacciones.
Fue en ese momento que Diana me pidió que la acompañara a dar un paseo, lo cual acepté gustosa.
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Antes de salir, me cambié de ropa y me puse algo más provocativo, pues estar con Diana me agradaba y quería que ella me viera linda. Me puse un pareo azul, medio transparente, muy corto y una blusita ombliguera blanca. Para los que no saben, un pareo es una falda de tela muy delgada, generalmente hindú.
Diana tenía un automovil lindo, por lo que me sentí muy cómoda con ella. Tenía entendido que su familia no tenía un elevado nivel social, pero no me detuve a pensar en esos detalles. Le pregunté adónde íbamos y sólo me dijo que me tenía una sorpresa. En el trayecto, hablamos de muchas cosas, pero sobre todo de mi vida...le conté casi toda mi vida en unos quince minutos...
Ya era casi de noche, cuando llegamos a un edificio en Pinares, un barrio de Pereira. Es un barrio de ricos, con edificios de apartamentos.
Entramos al parqueadero y, después de parquear en una esquina, subimos al ascensor. Ya allí, Diana se me acercó y me dio un gran beso en la boca. Me dijo que deseaba hacerlo desde que estábamos en casa de mi tía, pero que no se había atrevido y preguntó si me molestaba. AL contrario, le dije.
El ascensor se puso en marcha y subíamos hacia el octavo piso.
Estábamos en un corredor entapetado y fue allí donde Diana cambió el rumbo de mi vida. Nos acercamos a la puerta de un apartamento y me preguntó al oído, susurrándome:
Te gustaría que te comieran entre cinco tipos?
No sabía qué decir, pero su voz y sus palabras me excitaban.
Por qué? pregunté.
Porque quiero saber, Tatiana...dime!
Sí, me gustaría.
Entonces vas a empelotarte ahora mismo y vas a tocar esta puerta...adentro hay seis hombres, amigos míos. Ellos te van a hacer de todo lo que quieras.
¿Qué? Diana estaba loca, o al menos eso pensé yo. Me puse seria y se lo hice saber. No me agradaba lo que estaba haciendo y de ninguna manera caería tan bajo.
Fue en ese momento que Diana usó otra estrategia. Me volvió a besar, lo que acepté, a pesar de mi molestia y me dijo:
Yo voy a estar contigo...es solo que en ti me veo cuando tenía tu edad. Quería hacer muchas cosas pero no lo hacia por pena o por miedo. Tu tienes a alquien como yo que te comprende y te puede llevar por el camino correcto...los hombres que están adentro son todos amigos míos. Lo hago con ellos cada vez que tengo oportunidad. Es por eso que no me molestó lo que me contaste acerca de Javier...porque yo le pongo los cachos a él cada vez que puedo!
De verdad?
Sí, de verdad. Confía en mí, que conmigo nada malo te pasará...o no te gustó lo que pasó en casa de Javier?
La verdad es que Diana me inspiraba mucha confianza, sin saber exactamente por qué...y en últimas, ella tenía razón. Yo quería vivirlo y me excitaba mucho la idea de desnudarme para desconocidos.
Le hice prometerme que estaría conmigo y me desnudé...así no más....y timbré.
Abrió un hombre alto, más o menos de la edad de mi papito. Cuando me vió, sus ojos se iluminaron y me dijo con voz casi de niño: Pasa, te estábamos esperando.
Entré y detrás entró Diana. No se como describir lo que sentí al ver a aquellos hombres mirándome de arriba abajo, como queriendo devorarme. Fue entonces cuando uno de ellos, sin mediar palabra, se me avalanzó y comenzó a tocarme por todas partes y luego uno más se le unió. Había, como bien me dijo Diana, seis hombres. No hacía falta que me tocaran...ya estaba lo suficientemente excitada y solo quería que me comieran.
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Solo habían pasado cinco minutos y ya estaban todos desnudos, incluyendo a Diana, que se besaba con uno y con otro y luego les daba sexo oral de manera fogosa. Yo simplemente imitaba sus movimientos, sin saber qué hacer, pues había mucho por escoger. Hubo un momento en que uno de ellos se acostó en el sofá, me pidió que me sentara en su boca y comenzó chuparme mi cuquita, mientras otro me besaba mis senitos y un tercero me lo metía en la boca, como queriendo que me lo tragara.
Diana estaba ocupada con los otros tres, más o menos en mi misma situación, solo que a ella la noté un poco más excitada de lo normal.
Después de unos minutos en esa posición, me dijeron que cambiáramos, que me querían comer...la verdad es que me asusté un poco, pero como siempre, la excitación era más fuerte que yo. El hombre que me estaba dando sexo oral se acostó en el piso y me dijo que me sentara en su pene. Era un pene de proporciones no muy grandes, pero sí lo suficiente como para hacerlo con cuidado.
Comencé a deslizarme lentamente sobre su pene, mientras el que me besaba antes los senos se me puso enfrente y me indicó con su mirada que se lo chupara, lo cual hice inmediatamente. El que estaba debajo de mí me agarró fuertemente por las nalgas y comenzó a moverse dentro de mí. Lo que sentía era increíble...era una sensación de enorme satisfacción. Fe en ese momento que el tercero de los hombres que me estaban devorando se hizo detrás de mí y separó mis nalgas con sus fuertes manos....sentí que me tocaba mi ano con sus dedos y luego me metió uno de ellos hasta el fondo, untado de su saliva. Me sentía muy excitada y encantada con el tratamiento que me estaban dando. Debo decir que los seis hombres que se encontraban en aquella sala eran mayores...calculo que tendrían entre 35 y 45 años, por lo cual sabían exactamente lo que hacían y me tomaban con una confianza inusitada, además de ser muy claros y directos en sus deseos. Me sentía un tanto usada, como si debiera hacer todo lo que ellos me pedían, lo cual no me molestaba, sino que me excitaba aún más.
Lo que sucedió momentos después Fe lo más espectacular que haya sentido hasta ese momento, más aún que mi relación con Diana. El hombre que estaba detrás de mí me metió su pene, no muy grande, por mi anito de un solo golpe, sin mediar palabra...el dolor que sentí era indescriptible y se lo hice saber, retirando el pene que tenía en mi boca. El se detuvo unos segundos y luego comenzó a moverse dentro de mí...era una sensación de placer infinito...a mí en lo personal me encanta aún hoy ser penetrada doblemente y si además estoy chupando un pene jugoso....qué más puedo pedir!!!
Los tres hombres con los que estaba me montaron como a una llegua, hicieron de mí una muñeca a la que movían de un lado para el otro a su antojo, penetrándola una y otra vez...no se exactamente cuántas veces llegué, pero sí se que fueron más de cinco. Después de un buen rato recibiendo penes una y otra vez en mi cuquita y en mi culito, los hombres comenzaron a terminar dentro de mí...por todas partes. La sensación del semen caliente en mi vagina y mi culito Fe increible y me hacía sentir en la gloria. No gemíal pues no lo podia hacer...tenía mi boca completamente ocupada.
Cuando terminaron, me dijeron que fuera a ducharme, pues no habían terminado aún conmigo. Lo cual me pareció excesivo, pues estaba muy cansada, casi a desmayar. Sin embargo no reparé y me fui a la ducha. Al salir, me detuve un momento antes de llegar a la sala, porque escuché que hablaban acerca de mí. Fe en ese momento que me dí cuenta de la realidad. Los hombres le estaban dando una cantidad de dinero a Diana, que ya se había duchado y le decian que yo estaba muy linda y que se quedarían conmigo un buen rato más. Le dijeron también que esperaban que pronto les llevara una pareja de niñas de mi edad.
Era claro...a Diana le estaban pagando por haberme llevado donde aquellos hombres. Me estaba prostituyendo...me sentí destrozada. El hecho de hacerlo por dinero me hacía sentir sucia, peor lo peor era el engaño. Ahí comencé a entender que hay que tener mucho cuidado con las personas que se dicen de confianza, pues no sabemos con qué sorpresas nos pueden salir.
En fín, Diana se retiró y yo entré a la sala de nuevo, con unas enormes ganas de salir coriendo. Me comencé a vestir, pues Diana había dejado mi ropa sobre el sofá, pero ellos no lo permitieron. Me dijeron que solo lo había hecho con tres de ellos y que faltaban los otros tres. Les dije que no quería más, pero no pareció importarles, pues me tomaron a la fuerza y simplemente m violaron. No tuvieron miramiento9s de ninguna clase conmigo...simplemente me tomaron y me follaron una y otra vez...esta vez sí pude gemir y lo hico como una loca, pues me penetraban brutalmente.
Al principio me entí mal, pero despues todo cambio y comence a experimentar un orgasmo tras otro y se me olvido que me estaba putiando y que a diana le habian pagado por mi cuerpo...eso ya no me importaba...solo queria mas placer y que me lo metieran mucho mas duro y mas rapido.
Una vez mas, terminaron todos encima de mí y dentro de mí, tambien. En mi culito sentia su leche caliente y tambien en mi vagina....era increible.
Y me mandaron otra vez a bañarme...
Cuando sali, no habia nadie en el apartamento...no podia creer que se hubieran ido sin siquiera bañarse...que cochinos! Pense. Solo estaba mi ropita en el sofá y al lado de ella unos billetes...me sentí como una humillada y como una puta, pero no tenía dinero, así que lo tomé y salí de allí lo más rápido que pude...