El Comienzo

Esta historia narra la iniciación de una joven en el sexo y todo lo que ello conlleva. Es un relato largo por capítulos

Quiero contarte una historia que me sucedió hace ya algunos años. – le susurro al oído bajo las sábanas – Por aquel entonces yo contaba con 16 años recién cumplidos y en realidad puede decirse que todo comenzó el mismo día de mi cumpleaños.

Recuerdo que había pedido a mis padres que me dejaran organizar una fiesta en casa con mis amigos, aprovechando que ese fin de semana ellos estarían fuera visitando a unos amigos.

Al principio mi padre se negó en redondo e insistía en que los acompañara en la visita, pero gracias a que mi madre intercedió a mi favor mi padre accedió a que me quedase y organizara la fiesta, con la condición que mis primas, ambas ya mayores de edad, estuviesen presentes en la fiesta y se encargaran de que la cosa no se fuera de madre.

Así pues me puse manos a la obra para organizarlo todo, comenzando por la llamada a mis primas para pedirles que hicieran de "canguros" en mi fiesta. Naturalmente accedieron, aunque no gratuitamente. A cambio de ese favor yo debería hacer algo por ellas llegado un determinado momento.

En aquel momento no el di más importancia al asunto y me ocupé exclusivamente de avisar a todas mis amigas del acontecimiento e indicándoles muy claramente que debían de traer cuantos más chicos mejor. Había que aprovechar que mis padres no estaban en casa y puede que algunos fueran del agrado de mis primas y se "entretuvieran" dejándome el camino libre para hacer lo que quisiera.

Otra de las condiciones de mis padres fue que la fiesta no se alargara más allá de la media noche, a parte claro está de que no rompiéramos nada de la casa. Era una suerte no tener que preocuparse por los vecinos al vivir en una bonita casa con jardín con la suficiente distancia entre los vecinos como para poder poner la música a buen volumen sin molestar a nadie.

Así entre invitaciones, compras y algunos preparativos más se fue la semana entera y llegó el viernes por la noche. Mis padres acababan de irse dejándome sola en casa y como mis primas no llegarían hasta la mañana siguiente me dispuse a disfrutar de la casa como nunca antes lo había hecho.

Cogí el CD del Black Album de Metallica de mi estantería y lo puse a todo volumen en el equipo de música del salón. La música irrumpió a golpes de batería y guitarra eléctrica por todos los rincones y comencé a bailar como una loca mientras me iba quitando la ropa de camino a la ducha.

Era una pasada el no tener que preocuparse por dejar las bragas y el sostén por el suelo y que mi madre me recriminara por ello, a veces odiaba que fuese tan "exquisita" con esas tonterías.

Dejé caer el agua hasta que empezó a manar el vapor que me indicaba que se encontraba a la temperatura adecuada y me metí debajo del chorro. Era delicioso sentir resbalar el agua por mi piel, calentándola y haciendo que brotase en mí una sensación de lo más grata.

Poco a poco sentí crecer mi excitación a causa de la temperatura del baño y de las caricias que me proporcionaba el agua chorreando por mi piel. Mis pezones se iban poniendo duros por momentos y comenzaba a sentir un ligero hormigueo en mi entrepierna, por lo que cerré los ojos y me entregué a esa dulce sensación sin prisas.

Me encontraba a punto de llegar a mi tercer orgasmo cuando sonó el timbre de la puerta. Al principio decidí hacer caso omiso de él, pero al ver que insistían decidí abrir pues sería alguna de mis amigas que venían a ayudarme con los preparativos o, tal vez, mis primas, así que me puse un albornoz bastante pequeño y fui a abrir la puerta.

Tal y como había imaginado se trataba de mis primas, pero acompañadas de dos amigos de ellas que se quedaron sorprendidos al verme en albornoz. He de confesar que en aquel momento me morí de la vergüenza y no pude evitar ruborizarme, por lo que tras un rápido saludo a mis primas salí corriendo en dirección al baño para vestirme. A ellas la situación les pareció muy graciosa y no dejaron de reírse durante un buen rato mientras hacían bromas con sus amigos sobre lo sucedido.

No salí del baño hasta estar completamente segura que mis mejillas volvían a tener un color normal, no tenía ganas de más bromas a causa del tono rojizo que habían adquirido al abrir la puerta y encontrarme con aquellos 2 chicos.

Los encontré conversando animadamente en el comedor y al verme no pudieron disimular una pícara sonrisa que indicaba claramente que me habían imaginado sin aquel minúsculo albornoz. Mis primas por su parte decidieron incordiarme un poco diciéndome que era una lástima que me hubiese vestido pues a sus amigos les había encantado el recibimiento. Te puedes imaginar que le sucedió a mi rostro en ese momento… volví a ponerme tan roja que mi cara se confundía con mi pelo… y no fui capaz de responderles con alguna frase ingeniosa… era terriblemente tímida y mis primas se aprovechaban de ello cada vez que podían.

Me presentaron a los chicos y cada uno me dio 2 besos al hacerlo, tal vez demasiado cerca de mis labios para mi gusto en aquel entonces… lo que me hizo ruborizarme aún más.

Ellos siguieron conversando y yo cada vez me sentía más fuera de lugar, por lo que decidí irme a mi cuarto y llamar a una de mis amigas para que viniera a "salvarme" de la situación. Por suerte para mi estaba en casa y a punto de venir a verme, con lo cual simplemente le avise de la "visita" para que estuviese preparada a las posibles bromas que pudieran venir de aquel cuarteto que se encontraba charlando en mi salón.

Llegó al cabo de 10 minutos y tras las presentaciones nos fuimos directamente a mi cuarto para tener algo de intimidad. Empezamos a planear la fiesta del día siguiente y rezábamos para que mis primas no nos aguaran el plan.

La cena transcurrió con bastante normalidad y mis primas decidieron dejarme un rato tranquila y dedicarse a tontear con sus amigos. Tenía la impresión de que querían aprovechar la situación para pasar la noche con ellos en casa y, aunque seguro que a mis padres no les habría gustado nada, decidí que sería lo mejor para mi, así estarían "entretenidas" y me dejarían organizar las cosas sin problemas.

Después de cenar mi amiga y yo subimos a mi cuarto. Cerré la puerta con el pestillo, para evitar visitas sorpresa y nos pusimos "cómodas". A diferencia de lo que me pasaba con los chicos no tenía ningún problema en desnudarme delante de las chicas y mi amiga tampoco, por lo que nos quedamos en braguitas y seguimos con los preparativos del día siguiente. Sobre las 2 de la madrugada, ya bastante cansadas, decidimos irnos a dormir y ultimar los preparativos al día siguiente por la mañana, así que nos metimos en la cama y tras un par de bromas y comentarios sobre lo grandiosa que iba a ser la fiesta nos quedamos dormidas.

Me desperté a las 5 de la mañana sobresaltada al escuchar un golpe bastante fuerte en la habitación donde supuestamente dormían mis primas, por lo que decidí ponerme una camiseta y un pantalón corto e ir a ver qué pasaba. La escena que me encontré al abrir la puerta no podré olvidarla nunca

Se encontraban los 4 completamente desnudos, mis primas arrodilladas sobre la cama y los chicos detrás de ellas sujetándolas por las caderas mientras las penetraban. Comprendí que los ruidos eran los golpes que daba la cama contra la pared por la fuerza de sus empujones. Contemplar semejante escena me dejó tan sorprendida que fui incapaz de articular sonido alguno, simplemente me quedé en la puerta con la boca abierta y los ojos como platos mientras contemplaba aquella orgía.

Al cabo de unos minutos cambiaron de postura y fue entonces cuando me descubrieron. Sin embargo tras contemplarse unos instantes e intercambiar una sonrisa decidieron continuar con lo que estaban haciendo como si yo no me encontrase allí.

Uno de los chicos se tumbó sobre la cama y Leo, la mayor de mis primas se sentó a horcajadas sobre él, introduciéndose su miembro completamente. Yo pensaba que el otro chico y Sam, mi otra prima, harían lo mismo… por lo que me quedé aún más estupefacta cuando vi que el otro chico penetraba analmente a Leo y que Sam se sentaba sobre la boca del primero de los chicos y le ofrecía las tetas a su hermana y la boca al otro chico. Aquello era algo que jamás me habría imaginado y no podía salir de mi asombro. Aquella postura se prolongó durante un buen rato, durante el cual ambas alcanzaron un par de veces el orgasmo y entonces intercambiaron las posiciones. Ahora era Sam a la que penetraban y Leo a la que lamían y besaban.

La visión de aquello no me era indiferente y mi humedad y excitación era cada vez intensa, sin embargo era incapaz de moverme, ni tan siquiera para introducir mi mano en el pantalón y masturbarme.

Finalmente los 4 llegaron una vez más al clímax y se tumbaron extasiados en la cama. Yo seguía sin poder moverme de donde me encontraba y no fue hasta que mis primas se levantaron para ir al baño que conseguir reaccionar. Sin embargo no fui lo suficientemente rápida y antes de que pudiese darme la vuelta e irme a mi cuarto mis primas se habían colocado rodeándome e impidiéndome la "huida"

Parece que nuestra primita ha disfrutado del "espectáculo" – dijo Leo mientras deslizaba sus manos por mis pantalones empapados.

Tienes razón, es innegable que se ha puesto muy cachonda – le contestó Sam a la par que manoseaba mis pechos.

Yo seguía paralizada y sin saber que hacer o decir para salir de la situación, por lo que cuando entre las 2 me llevaron hasta el baño no pude hacer otra cosa más que dejarme llevar. Cuando llegamos al baño ambas me fueron desnudando lentamente, lamiendo, besando y acariciando la piel de mi cuerpo conforme iba quedando al descubierto. Aquello hizo que mi excitación volviese a aumentar, haciendo crecer mis pezones y la humedad de mi rajita. Mis primas se percataron de ello e intensificaron sus roces, besos, caricias, etc. con lo que mi primer orgasmo llego incluso antes de que llegaran a tocar "mi flor", sin embargo aquello no fue más que el comienzo de lo que tenían preparado para mí.

En cuanto mi primer orgasmo llegó a su fin comenzaron a besarse y acariciarse entre ellas, mientras me miraban con lascivia. Entonces poco a poco se fueron acercando otra vez a mí y comenzaron a besarme en los labios mientras con sus suaves manos iban acariciando mi cuerpo.

Sus dedos recorrían sin prisas mi piel, produciéndome una sensación de hormigueante placer, acrecentado por los besos que me iban dando acompañando a sus caricias. Para alguien inexperta como yo aquello era el paraíso del placer, algo casi imposible de concebir, pues no creía que se pudiese llegar a disfrutar tanto con unas simples caricias y besos.

No es que fuera una inexperta en el tema, aunque lo cierto es que mi única fuente de "experiencia" eran las caricias que me profesaba yo misma en la cama y el chorro de la ducha cuando la excitación me llegaba en la bañera, sin embargo aquello que estaba experimentando en aquel momento superaba con creces todo lo que había podido experimentar por mí misma, y sin embargo no era más que el comienzo.

De repente un escalofrío recorrió mi espalda provocando que se escapara un gemido de mis labios, el cual fue rápidamente acallado por una de mis primas al comenzar a besarme en los labios mientras me acariciaba la espalda y el pecho, mientras tanto mi otra prima se dedicaba a besarme las ingles y los muslos, acariciándome el culo y "obligándome" a separar las piernas cada vez un poco más.

Finalmente posó sus labios sobre mi coñito y fue introduciendo su lengua por entre los labios, subiendo muy lentamente a la par que iba moviendo sus labios como si me besara.

Cuando su lengua alcanzó mi clítoris fue como si alguien hubiese pulsado un interruptor dentro de mí, en ese momento "desperté" de mi letargo y comencé a actuar yo también. Mis manos comenzaron a recorrer el cuerpo de una de mis primas, la que me estaba besando en la boca, mientras mi lengua buscaba la suya. Al notar eso mis primas aumentaron el ritmo de sus caricias para proporcionarme aún más placer y cuando estuve lo suficientemente húmeda Sam introdujo uno de sus dedos dentro de mí, sin dejar de lamer, besar y chupar mi clítoris, moviéndolo lentamente a la vez que presionaba contra mi punto G.

Yo por mi parte comencé a acariciar el coño de Leo mientras ella se dedicaba a besar y mordisquear mis pezones erectos a la vez que magreaba mi culo, apretando mis nalgas con sus manos y rozando con sus dedos el agujerito.

Tal era nuestra excitación que comenzamos a gemir a un volumen considerable, aunque en aquel momento ninguna de nosotras se percató de ello.

Las manos volaban de un cuerpo a otro, las lenguas lamían y besaban labios, piel… todo lo que se encontrara a su alcance, y los orgasmos se sucedían uno tras otro hasta que las tres quedamos tendidas y exhaustas en el suelo del baño.

Tardamos un rato en recuperarnos y cuando lo hicimos mis primas me dedicaron un "Feliz Cumpleaños" a coro para, acto seguido, besarme las dos a la vez en la boca.

Aún con la respiración agitada, empapada y tremendamente acalorada, recogí mi ropa del suelo y me fui a mi habitación. Me encontraba como flotando en una nube de placer y mi desnudez era lo que menos me importaba en ese momento.

Al entrar en la habitación me encontré a Sara masturbándose con los ojos cerrados y las piernas abiertas de par en par. Aquella visión, unida a la excitación que aún recorría mi cuerpo, bastó para que mi coño se volviera a humedecer y un nuevo orgasmo hiciera temblar todo mi cuerpo.

Esperé hasta que se corrió y entonces comencé a lamer su coñito, suave y completamente depilado. El olor a sexo que desprendía me volvió completamente loca de deseo. Metí mi lengua entre los labios y fui recogiendo hasta la última gota mientras que sus manos me cogían del pelo y empujaban mi cabeza contra su coño. Yo, por mi parte, comencé a tocarle las tetas con una mano mientras me metía tres dedos dentro de mi rajita.

Justo cuando estaba a punto de correrme Sara llegó de nuevo al orgasmo, corriéndose en mi boca tan rápido que casi no me dio tiempo a recogerlo todo con la lengua y los labios, sin dejar de moverse y apretarme contra ella con fuerza.

Cuando por fin se relajó me tumbé a su lado y me abrazó y me regaló un, larguísimo y húmedo, besó en la boca.

Joder tía! Que pasada! Nunca me habría imaginado que esto pudiese ser tan bueno

Yo tampoco, pero después de lo que me han hecho mis primas en el baño… me he dado cuenta que hasta ahora no había disfrutado ni la mitad de lo que podía haberlo hecho.

Lo mismo digo… Menuda comida de coño me has pegado… Me has puesto como una moto con los gemidos que escuchaba desde el baño y he acabado metiéndome los dedos. Pero lo que me acabas de hacer… Joder! Es mil veces mejor!

Tienes toda la razón, a mi me ha pasado lo mismo. Cuando Leo me ha empezado a lamer el clítoris… he pensado que me iba a morir de placer! Nunca había sentido algo igual a eso… Creo que a partir de ahora voy a empezar a disfrutar de todo esto mucho más… ya sea con mis primas… o con otras chicas.

Tras decir eso Sara me miró con una sonrisa pícara en la cara y empezó a comerme la boca y tocarme las tetas, pellizcándome los pezones que volvían a estar duros y erectos. Fue descendiendo poco a poco por mi cuello, mordiéndolo, besándolo y lamiéndolo hasta llegar al pecho. Comenzó a chuparme los pezones mientras me acariciaba la piel por debajo de las tetas, muy lentamente, con las yemas de los dedos a la vez que los mordisqueaba.

Mi coñito volvía a estar empapado y caliente, deseoso de caricias y de una lengua que lo lamiera sin descanso hasta el orgasmo, sin embargo Sara se hizo de rogar, pues quería volverme loca de deseo.

Fue descendiendo muy lentamente por mi cuerpo, lamiendo cada centímetro de piel a su paso, y acariciando con sus dedos mi pecho, mis muslos, las ingles… aunque sin llegar a tocar nunca mi coño, a pesar de mis súplicas para que me metiera los dedos.

Cuando llegó a mi coñito yo ya estaba completamente ida de deseo y desesperación, por lo que el contacto de su boca hizo que me corriera casi al instante, mientras convulsionaba con cada nueva contracción.

Poco a poco fue metiéndome dos dedos dentro y moviéndolos al compás de los lametones que iba dando en el clítoris mientras que yo le empujaba la cabeza contra mi cuerpo, tal y como ella había hecho antes conmigo. De pronto sentí como algo se introducía por mi culito y me presionaba contra la vagina, haciendo que el placer fuera aún mayor si cabe.

Estaba completamente fuera de mi… en los cinco años que llevaba auto-complaciéndome nunca había sentido nada igual, y en aquel momento pensé que nada podría hacerme gozar más de lo que lo estaba haciendo en ese momento… No hace falta decir que estaba muy equivocada.

Al cabo de unos minutos ya había tenido cuatro orgasmos seguidos y me encontraba rendida y Sara había tenido otros tantos, fruto de la excitación que le producía el verme gemir y gozar con sus caricias.

Cuando el último de mis orgasmos llegó a su fin usó su lengua para limpiarme y se tumbó a mi lado, con la piel tan perlada de sudor como la mía, me dio un beso en la boca y nos quedamos dormidas hasta bien entrada la mañana.

[Continuara…]