El colegio mayor

Me vi esclavizado por mi novia, sus amigas y su directora al tratar de colarme en su colegio mayor.

eso de la atracción a los pies es algo que vino conmigo desde mi más tierna infancia… Al principio no lo comprendía pero siempre lo primero que miraba en una chica eran sus pies, con el paso de los años entraron en mi las fantasías de sumisión hasta el punto de que ahora gobiernan mi vida.

Sé que las introducciones son un coñazo pero si queréis que esto sea realmente interesante debéis darme unas líneas para poneros en antecedentes. Mi nombre no os lo diré, ya no importa, tengo 22 años y mido 1.87, peso 80 kg y soy castaño con los ojos verdes. Hago bastante ejercicio asique estoy en buena forma. Siempre he tenido bastante éxito con las chicas pero enmascaraba mi verdadera personalidad en la típica apariencia de golfo al que las mujeres le dan igual y eso en cierta manera me divertía… picardía… siempre tuve muy claro que yo solo me dejaría pisar por quien realmente lo mereciera. Aun a pesar de tener alma de esclavo siempre he sido una persona con confianza y personalidad.

Conocí a una chica, era del sur, de otra ciudad y algo menor que yo… era preciosa, muy alta... metro ochenta, morena y ojos verdes… delgadita y buen tipo, además de un fuerte carácter y mucha personalidad. Típica mujer andaluza, icono de la belleza española y a mi me tenia loco…  y sus pies buff… ya llegará.

Comencé una relación con ella y ella lo descubrió todo conmigo, y le gusto… los encuentros sexuales comenzaron a aparecer y cada vez eran más ardientes.

Nunca le dije nada pero sé que ella sospechaba lo que a mi me gustaba y juntos lo fuimos explorando…  Marietta, que así se llamaba.. Y llama, era y es muy caprichosa y a mi me encantaba consentirla.

Siempre que estábamos juntos y volvíamos de la calle, me ofrecía sus pies para masajearlos mientras veíamos la tele… la pantalla perdía absolutamente todo su interés para mi y me centraba en mi masaje.. Soñando con llevarme esos pies tan increíbles a la boca… babeando descontroladamente y sintiendo una presión extrema en mi pantalón, pero por vergüenza o por miedo nunca dije nada… ni lo intente, cobarde.

Además, Marietta tenia un miedo exagerado al embarazo por lo que a pesar de tomar precauciones nunca me dejaba terminar en su interior y lo hacia ella con la mano… se sentaba en la cama mientras yo estaba tumbado y me pajeaba, lo hacia fenomenal, entonces estiraba su pierna y colocaba las plantas de sus pies en mi cara y mi boca, me decía- Lameme los pies esclavo que sé que te gusta- yo me moría de vergüenza pero me encantaba y lo hacia.. Además ella no me dejaba hablar, ni decir nada y cada vez que le preguntaba me mandaba callar… me humillaba y eso me excitaba más y ella lo sabía. Ponía un tiempo para correrme y si no lo cumplía me daba tortitas con la planta de su pie en la cara.. -10,9,8,7,6,5,4..vamos córrete ya, no me cabrees! Que te corras! Y entonces yo explotaba con sus pies en mi boca… después no hablábamos de ello. Así fueron pasando los meses hasta que llego el día en que debía venir a Madrid a vivir… estaríamos juntos a diario y nuestros encuentros no se reducirían a fines de semana aislados… estaba muy contento y más excitado…

Marietta ingreso en un colegio mayor femenino en una muy buena zona lo que la volvió más caprichosa aun… Su grupo de amigas creció y entablaron una especial relación con la directora.

Solo escuchaba hablar de ella, debía de ser una mujer increíble, con mucha clase y estilo y Marietta y sus amigas, a las que fui conociendo poco a poco la admiraban muchísimo.

Una noche… y aun recuerdo esa noche había salido con Marietta a cenar y la acompañe hasta la puerta de su residencia, estábamos despidiéndonos en el coche y la cosa empezó a encenderse… nos besábamos como si estuviéramos bebiendo el uno del otro y de meternos la lengua pasamos a meternos mano… pero ella…- Aquí no y ahora no… ya lo sabes que así no me gusta. Nos pueden ver-

-Cariño ya sabes que no pasa nada… por favor que no puedo mas… me tienes loco y voy a explotar-dije yo mientras deslizaba mi mano por su muslo.

Ella me retiró la mano -otro dia…

-no, otro día no… sabes que me tienes a tus pies… porfavor..- supliqé

-Si tan a mis pies estas, salta esta noche la vaya y duerme conmigo, no se van a enterar y esta noche… ya veras- dijo mientras cerraba la puerta del coche, así que aparqué, pensé, decidí y arriesgué…

Marietta me había avisado ya por móvil que era el momento y que necesitaba un buen masaje de pies, sabia cual era su ventana asique me dispuse a intentarlo…

Hacia frio esa noche , tanto que creía que mi corazón iba a dejar de latir… el viento soplaba con fuerza y los nervios me atenazaban pero sentí nada podría pararme asique mire a la enorme vaya a la cara, desafiante, y comencé a trepar… me dolían los dedos pero no importa, primero una mano, luego otra y así hasta que estaba dentro.

Con una sonrisa despeinada y una sensación de triunfo me dirigí hacia la ventana de Marietta, la abrí y entre. – Que fácil pensé-. Hasta que de repente oí un chillido agudo que me dejó sordo, me gire y recibí un tremendo golpe en la cabeza, me maree pero pensé que no seria nada, entonces trate de abrir los ojos pero no encontré la luz asique perdí el equilibrio y caí. Después ya no hubo más o no lo recuerdo. Todo se nublo.

Cuando mi vista comenzó a clarear me encontré con las manos esposadas a la espalda, desnudo y solo en lo que parecía ser una especie de despacho. Asustado y temblando de frio trate de ponerme de pie pero una cadena enganchaba mi cuello a las patas de una mesa.

Parecía que estaba en un despacho, había un elegante escritorio y un comodo sillón con reposapiés, un sofá y su pantalla de televisión.

En cierta manera me gustaba la situación pero no entendía nada…pasaron las horas.

Escuche el resonar de unos tacones, atronador, poderoso… cada vez mas fuerte, mas cerca y entonces con mi mirada clavada en la puerta observo como el pomo gira y la puerta se abre lentamente.

La figura que aparece al otro lado me deja sin palabras, una increíble mujer de pelo castaño claro y una belleza y una elegancia desbordantes.

Nuestros ojos se cruzan pero las palabras no salen de mi garganta y su mirada inquietante y peligrosa somete a la mia haciéndome agachar la mirada.

-Ya has recuperado la conciencia por lo que parece, bien, déjame hablar y no me interrumpas- dice con un tono que no deja lugar a replicas- hablaras cuando se te diga-

-balbuceo-

-shh que te calles-dice acercándose a mi y sentándose en su escritorio, yo la veo desde abajo, poderosa e imponente y un escalofrió recorre mi entrepierna…-Se que tu eres el chico que esta con Marietta, ¿no es verdad?-

-si, per…-

-si Señora- dice en un tono serio.

-Si señora-

-Mi nombre es Señora Raquel y soy la directora, esta prohibido que entren hombres en este lugar y mas haciéndolo de la manera que tu lo has hecho. Te vamos a denunciar. Allanamiento de morada e intento de violación.-

-¿Cómo que intento de violación? ¿Qué dices?- la mujer se levanto a una velocidad inesperada y me propino un tremendo bofetón, me doblo.

-Me hablaras con respeto. – intente levantarme enfadado, no iba a consentir aquello pero entonces me propino otro sonoro bofetón que me hizo caer.

Ella siguió hablando sin perder los nervios. –Intento de violación y aquí hay muchas niñas que lo atestiguan, estás jodido chaval.- me dijo encendiéndose un cigarro.

La mente se me nublo, empecé a sudar y los nervios se apoderaron de mí. Como era posible, yo solo quería ver a Marietta… ella me sacaría de esto, diría lo que había pasado y se acabaría el problema.

-Señora Raquel, yo solo iba a ver a mi novia, no iba a violar a nadie, por favor no me haga esto – dije con lagrimas en los ojos y al borde de la desesperación.

  • Culpa tuya, no haberlo hecho y no pienses que Marietta te va a sacar de esta, todas sabíamos que esto iba a pasar- dijo la dominante mujer mientras se ponía en pie con el cigarrillo en sus rojos labios como leyendo mi mente.

-¿pero como? Que quiere decir señora? Eso es imposible…-

-muy sencillo, lo planeamos para ponerte en esta situación… que malas somos las mujeres, pero Marietta nos conto la especial atención que le pones a sus pies y la capacidad que tiene de manejarte, yo se como eres y he pensado que mis chicas de mas confianza y yo necesitamos un criado personal…-

Esto no podía estar pasando, estaba rojo de vergüenza e incapaz de articular palabra, mientras veía como Raquel se acercaba a mí. Seguía en el suelo y no entendía nada.

Ella prosiguió, la tenia encima y me estaba entrando un agradable cosquilleo…- Vas a tener que hacer lo que nosotras te digamos si no quieres que te denunciemos. Desde ahora vas a empezar a trabajar aquí, ¿Qué te parece?

-¿y que se supone que debo de hacer?-

-obedecer, en absolutamente todo… a partir de ahora no tienes derechos ni decisiones. Como intentes escapar te denunciaremos y acabarás en la cárcel. Te lo aseguro. Puedes aceptar o negarte pero ya conoces las consecuencias. Por cierto ¿dije criado? Me refería a esclavo ¿Me has entendido esclavo?-

-Per.. yo… eso no puede ser-  me atreví a musitar.

-¡Que contestes ya! O aceptas o llamo a la policía, tienes 10 segundos- dijo la altiva mujer con el teléfono en la mano.

-yo… bueno, supongo que si… acepto…-

El sonido de otro bofetón inundó la habitación

-¿Por qué has hecho eso?- pregunte aturdido.

-Te dije que me llamaras señora, se dice si señora y a partir de ahora será Ama y te dirigirás a mi de usted. Ahora besa la mano que te ha golpeado y agradece que te enseñe a servirme mejor.- dijo alargando su fina mano cerca de mi cara.

Deslice mis labios por encima de sus dedos y los besé con sometimiento y admiración. Sus uñas eran rojas y estaba perfectamente cuidadas y llevaba un anillo que resaltaba aun mas la elegancia de sus manos.

Ella retiro su mano.- Es suficiente- dijo- ahora besa mis pies como señal de sometimiento y adoración a tu Ama.

-vale.- conteste yo y otra vez mi cara sufrió un impacto.

-¿es que no aprendes estúpido esclavo? Si Ama. Y ahora bésalos. ¡Vamos!.-

  • Si Ama- conteste mientras me agachaba despacio hacia el suelo. En mi vista estaban fijas sus preciosas botas negras. De tacón afilado y largas hasta las rodillas. Sus piernas estaban envueltas en unas medias oscuras y llevaba una falda corta y una camisa blanca. Me sentía humillado y sometido pero me encantaba ser su esclavo. Entendí que mi lugar en el mundo era a sus pies, o mejor dicho, bajo sus pies ya que cuando comencé a besar sus botas sentí como la suela de la otra aplastaba mi cabeza. Me encanto. Estaba excitado y me daba vergüenza que se notara. Debido a mi desnudez era obvio y nada podía remediarlo.

-A partir de ahora obedecerás y me servirás en todo, a mí y a las chicas que te voy a presentar, si no serás castigado. Somos tus amas y tu nuestro esclavo. Serás el encargado de divertirnos y satisfacernos y harás todo lo que queramos, serás sometido y humillado y lo agradecerás porque para ti es un privilegio estar a nuestros pies. No puedes mirarnos por encima de los pies sin una orden específica. A partir de ahora estarás de rodillas siempre en nuestra presencia y no hablaras a menos que se te pregunte, si necesitas hacerlo besa nuestros pies hasta que te demos permiso. Tú vas a ser el encargado de cuidar y adorar nuestros pies. –me estaba dando a conocer las normas que regirían mi nueva vida asique me olvide de mi tarea hasta que recibí un apretón de la bota que tenia en mi cabeza-no pares perro, ¿Quién te ha dicho que pares?-

Continúe con mi labor… la verdad que me estaba encantando y mi nueva Ama lo notaba. Tanto es así que se me empezó a endurecer y mi Ama Raquel me soltó de la mesa, me cogió de la correa que me tenía enganchado y tiro de mi hacia el escritorio. Se sentó y yo quede de rodillas con la mirada baja y entre sus piernas.

De repente sentí un fuerte tirón de pelo y eche la cabeza hacia atrás.

-Esclavo abre la boca- Dijo ella y yo inmediatamente obedecí, no era capaz de negarme a nada. Mi voluntad estaba sometida. Completamente.

Recibí un salivazo en mi lengua que inmediatamente trague y movido por la fuerza de mi excitación me aventure a agradecerlo.

-Muchísimas gracias mi Ama por esclavizarme de esta manera, es lo que siempre he querido pero he sido demasiado cobarde para llevarlo a cabo.-

  • Es el orden natural de las cosas perrito, y ya veo cuanto te gusta ¿eh cabrón?- me dijo mientras me agarraba fuerte del miembro.- Pero esto ahora es mio y tu no puede estar así sin permiso, creo que tengo que castigarte…

En ese momento comencé a escuchar risas lejanas, zapatos acercándose e inmediatamente después llamaron a la puerta. Se asomaron Marietta y su grupo de amigas, las conocía a todas.

Enrojecí de vergüenza pero nadie me presto atención.

-Que bien que ya estáis aquí niñas, os estaba esperando. ¿Preparadas?-

-Hola Raquel, ¿que tal?-  contesto Rebeca, es la que iba delante. Marietta y Tatiana asomaron por detrás. Luego venían las dos Anas y Laura.

Clavaron sus ojos en mi y yo los clave en el suelo. Mi erección se había bajado y no sabía donde meterme de la vergüenza.

Esposado, desnudo y con un collar de perro a los pies de la directora del colegio mayor, una autentica Diosa por otra parte.

-Voy a presentaros al esclavo de Marietta, sé que le conocéis, es además su novio pero Marietta que es muy generosa va a dejar que sea nuestro esclavo también para que asuma que su lugar es a los pies de las mujeres., vamos saluda a tus Amas esclavo.- Yo me acerque humillado hacia las señoritas que me miraban altivas desde lo alto de sus tacones.

Marietta se adelanto, sabia que era ella sin levantar la vista porque llevaba una sandalias que yo la regale y reconocería esos pies en cualquier parte. Talla 41, grandes pero justificados por su metro ochenta de estatura, preciosos, suaves y con unos dedos y unas plantas perfectas. Las uñas las llevaba pintadas de rojo pasión. Fue verlos y encenderme de nuevo.

-Ya has visto que las cosas han cambiado ¿verdad cariño?- me atreví a levantar la vista y con intención de suplicar pero antes de articular palabra recibí un latigazo en el culo propinado por Ama Raquel. Marietta continuo.- Ahora haz que me sienta orgullosa y besa mis pies esclavo.-

Así lo hice, deposite un suave beso en la parte de arriba de cada uno de sus pies. Fue lento y lleno de adoración. Estaba entregado.

-Pues si que va a ser verdad- dijo Tatiana algo divertida- que morbazo. Ahora a mi.-

Tatiana se adelanto. Rubia y también muy alta, ojos azules y un cuerpazo tremendo. Además sabía que le iba la marcha y que tenía mucho carácter.

-Salúdame perro.- dijo mientras las otras chicas estaban comentando. Alucinadas y ansiosas.

Sus zapatos de chúpame la punta aparecieron en mi vista y deposite un ligero beso en cada uno de ellos.

-No, no, no intervino Laura, no son unos ¿zapatos de chúpame la punta? Pues chúpale la punta Vamos ¿a que esperas imbécil?- me introduje la punta de los dos zapatos en la boca.

Después le toco el turno a Rebeca, pelirroja y peligrosa, no tan alta, delgadita y bien formada. Pies preciosos de dedos largos con las uñas negras.- besa cada uno de los dedos de mis pies esclavo.- y así lo hice.-si ama – Conteste y todas rieron.

Luego vinieron las dos Anas seguidas. Compartían habitación. Una de ellas era la prima de Marietta pero eran algo mayores que ella, 22 años. Una era castaña clarita, menudita con ojos marrones y un cuerpo precioso. Calzaba unos botines de tacón de aguja. Los bese y nunca la había imaginado disfrutando de tener a un hombre a sus pies. Piso mi cabeza mientras la saludaba . Me encanto. Y a ella.

La otra Ana, que era la prima de Marietta, era increíble. La más bajita de todas, cuerpazo y morena de ojos azules. Pies pequeños y uñas sin pintar pero en los veranos con su familia siempre había ardido en deseos de adorarlos. Sandalias también y me alargue un poco mas en el beso en cada uno de sus pies. A ella le gusto.

-Ahora me toca a mi esclavo, me has dejado la última y lo vas a pagar- dijo Laura mientras todas reían, era la más agresiva de todas y cuando bese sus zapatos de tacón cerrado me clavo el otro tacón en la mano.

-Perdón mi Ama, suplico que perdone, no quería ofenderla- dije mientras besuqueaba sus zapatos salvaje y compulsivamente. La mano me dolía mucho pero no estaba en disposición de quejarme.

Cuando termine con los saludos Ama Raquel dijo que no quería disputas por quien me usaría primero, que había tiempo para que todas me humillaran y esclavizaran. Incluida ella. Lo iban a pasar bien.

Por ser inicialmente propiedad de Marietta le ofrecieron que pasase la primera noche con ella y ella aceptó.  Cogió mi correa y me llevo paseando como un perro hacia su cuarto. Ya era de noche, pude advertir por las ventanas.

Cuando vi que no había nadie cerca me gire y me atreví a hablarla, pero antes de terminar la primera palabra un fustazo sacudió mi cuerpo desde la base de mi columna a mis hombros.

-¿Es que no te lo han explicado?- susurro Marietta- Si quieres hablar me pides permiso y ahora no te lo doy. Esta bastante claro, eres mi esclavo y obedecerás en todo lo que a mi me de la gana. Me perteneces. ¿Qué eres?

Silencio.

-¡Si te pregunto me contestas idiota ¿Qué eres?!- Una sucesión de tres golpes seguidos acaricio mi espalda. De mi  garganta surgió un sordo quejido y después brotaron las palabras que mi Diosa quería oir-.

-Su esclavo-.

-¿Bien perro y yo que soy?- dijo Marietta.

-Mi Ama, mi Reina, mi Diosa, mi Dueña y mi Señora-. Ella sonrió y abrió la puerta de su cuarto.- Pasa esclavo-.

Entre y vi por primera vez el cuarto de Marietta, cama de matrimonio, un escritorio bastante decente. Baño, saloncito privado con sofá y sillón con reposa pies. Además tenía un amplio vestidor.

Marietta se dirigió al sofá y me ordeno que le acercara el mando de la tele, se recostó y la encendió. Yo permanecí de rodillas mirando de reojo mientras ella encendía la tele, me sentía ignorado y eso, era parte de su juego.

Al rato, la espera se hacia interminable y la preocupación invadía mi cuerpo hasta que de repente escuche:

-Esclavo.-

-¿Si?- conteste.

-Si mi Ama querrás decir- replico ella, era muy exigente pero eso ya lo sabía y me encantaba.

Solo escuchar esa palabra y mi pene brinco.

-Ven, acércate.- Así lo hice y ella me cogió del pelo, me escupió en la cara y me pregunto-¿ te gusta tu nueva vida a mis pies?-

-Si Ama, es lo mejor que me ha pasado. Gracias por dejarme servirlas a todas. He nacido para esto.-

-Bien, me duelen los pies, los tengo cansados y quiero un buen masaje.- Dijo mientras se levantaba para sentarse en el sillón que parecía un trono y poner los pies sobre el reposapiés-.

-Pero antes espera, limpia las suelas de mis zapatos, con la lengua-.

-Ama porfavor… No me haga eso, están sucios.-

-¿No me has oído esclavo?- Dijo mientras pegaba un tirón a la cadena que aun llevaba al cuello y que ella tenia ahora en su poder de nuevo.

Comencé a hacerlo, suave y despacio. Toda la suela, después el tacón introduciéndolo en mi boca una y otra vez. Mi lengua se tiño de oscuro pero eso dio igual. Cada vez me dolía mas la lengua, pero yo seguía, un zapato y luego otro. Después volvía a empezar.

Al cabo de un rato mi Ama me ordeno ir a lavarme la boca con el cepillo de dientes. Después me ordeno descalzarla y comencé a masajear sus pies con mis manos. Eran tan sexis, tan suaves y tan preciosos.

La tenia apuntando al cielo.

-Esclavo, manos a la espalda. Ya. Ahora el masaje me lo vas a dar con la lengua. Lámeme los pies.-

-Gracias Ama-. Me sorprendí agradeciendo tal cosa, no podía creerme tan humillado y tan contento.

Deslice mi lengua fuera de la boca y la pose en el talón de mi Ama, Suavemente recorrí su planta hasta sus dedos y volvía a bajar. Marietta tenía los pies cruzados. Y yo besaba, chupaba y lamia cada rincón. Con suavidad pero con firmeza. Introducía sus dedos en mi boca y metía mi lengua entre ellos. Mordía los talones y recorría el puente. Fácilmente puede estar una hora y media adorando los pies de Ama Marietta y en esa hora mí excitación no hizo más que crecer, hasta que perdí el control y comencé a acariciarme yo…

Craso error, Marietta estaba medio adormilada pero algo la sobresalto y lo vió. Sin mediar palabra me cruzó la cara.

-¿Qué coño te crees que haces? No tienes derecho a tocar lo que no es tuyo, si alguna vez vuelo a pillarte tocándote sin permiso te pondré un cinturón de castidad. Pensaba dejarte dormir esta noche a mis pies, pero ya no te lo mereces. Dormirás en el suelo sin manta ni nada que te abrigue.-

-Sé que mis pies son perfectos, pero vas a aprender. Ahora ve a por el látigo.-

No quería cabrearla mas asique me acerque a la mesa y le lleve el látigo.

Ella bajo los pies al suelo y me dijo que se los besara mientras ella me azotaba. Me había ganado 25 latigazos y debía agradecérselos contándolos y besando sus pies por cada latigazo.

El castigo fue duro y solo me alivio tener sus pies cerca de mi cara.

-1 Gracias mi Ama.-

-2 Gracias mi Ama.-

-3 Gracias mi ama.-

-19…- Ya no me salía la voz-Gracias Mi Ama.

-25 Gracias mi Ama.-Casi llorando y con el culo enrojecido, sabia que no podría sentarme durante algunos días.

-Ahora sigue lamiéndome los pies perrito, no me gusta castigarte pero tienes que aprender y hasta que alguna de nosotras no lo decidamos no te correrás.

Ella se reclino hacia atrás y volvió a subir sus pies al escabel, volví a comenzar y volví a excitarme pero aguante.

Marietta empezó a respirar mas fuerte, se ve que aquello la estaba excitando. Se quito la ropa que llevaba y yo no pare de adorar sus pies.

-Sube…- Me dijo entre gemido y gemido mientras se acariciaba por encima del tanga.

Comencé a recorrer sus largas piernas y mientras lo hacia, mi Ama las iba separando. Llegue a la cara interior del muslo y arrodillado en el suelo, como estaba, me tome la libertad de saltar de una a otra. Recorriendo la ingle pero sin atreverme a tocar mas allí. Marietta se movía suavemente y yo seguía sus movimientos. Entonces una de sus manos bajo para apartar el hilito del tanga y la otra empujo mi cabeza directa a su sexo, agarrándome por el pelo con firmeza. A mi me encantaba. Busque con mi lengua su clítoris y comencé a moverla muy despacio, muy suave y en círculos. Justo como a ella le gustaba. Su respiración se iba acelerando y con ella mis movimientos. En un abrir y cerrar de ojos el tanga desapareció y escuche:

-Cómeme bien el coño cabrón…- con una voz sensual y entrecortada.

Notaba como se había humedecido y mi lengua acelero, manteniendo los círculos. Cada vez más rápido siguiendo el ritmo frenético marcado por sus caderas. Dando placer y disfrutándolo. Los gemidos invadieron el aire y con sus pies comenzó a tocarme suavemente.

Clavaba sus uñas en mis hombros y me apretaba cada vez mas fuerte. Rodeo mi cuello con sus piernas y se agito, intensidad. Yo la seguía, ella marcaba y yo obedecía. Era un ritmo infernal, lleno de pasión y placer. Mi lengua me dolía pero eso ya no me importaba. Me gustaba.

Levante una de mis manos e introduje uno de mis dedos dentro de ella, Marietta dio una sacudida de placer al sentirlo. Acompase los movimientos, Funcionábamos sincronizados como una maquina perfecta de placer. Ella gemía cada vez mas fuerte, su vista se nublo y oleadas de placer comenzaron a llegar desde lo mas profundo de su ser. Arrancando gritos de su pecho hasta que finalmente llego el estallido que lo inundo todo. Mi boca lo absorbió y poco a poco el ritmo se apagó.

Ama Marietta quedo exhausta, aguanto unos minutos sin hablar y después me ordeno que la llevara en brazos a la cama. Lo hice, la desvestí y admire su cuerpo y después bese sus pies. Esperaba que se apiadara de mi pero había sido un mal perro asique apago la luz y yo me tumbe en el suelo, encima de la alfombra con sus sandalias como almohada.

No me dormí hasta pasado un rato. Habían pasado muchas cosas y necesitaba pensar. Además mi erección no había forma de controlarla. Estaba aterrado porque empezaba a sospechar que acabaría dentro de un cinturón de castidad…

Pasaron unas cuantas horas y sigilosamente la puerta se abrió, entre las sombras se deslizó una esbelta figura que se aproximó a mí sin despertar a Marietta, me agarro del pelo y me susurro- Silencio-. Me arrastro fuera de la habitación y medio adormilado obedecí a cuatro patas. Inmediatamente comprendí que era Ama Raquel.

-Buenos días esclavo, son las 6 de la mañana y a partir de ahora esta será tu hora de despertarte. Lo primero que harás será cada mañana ir a mi cuarto con mi desayuno que estará preparado en las cocinas, previamente aseado con la manguera del jardín.. Abrirás la puerta en silencio y te deslizaras por los pies de la cama para despertare con una lamida de pies, no pararas hasta que yo te diga basta. ¿Entendido Esclavo?-

-Si Ama- respondí perezosamente, lo que supuso un bofetón que termino de espabilarme.

Ama Raquel vestía un sexi camisón, con unas zapatillas de andar por casa y aun a esas horas destilaba belleza. Me llevo a su cuarto para que la aseara y la vistiera.

-¿Qué te creías que ser nuestro esclavo implicaba solo lamernos los pies?, no perrito no, eso es un premio que debes merecerte. Ser nuestro esclavo significa servir y obedecer.-

-Por supuesto mi Ama.- Dije yo- El propósito de mi vida es servirla.-

  • Bueno imbécil desvísteme, con mucho cuidado.- Dijo Ama Raquel mientras se sentaba en la cama.

De rodillas a los pies de la cama, empecé por retirar las zapatillas de sus delicados pies y dejar al descubierto la prohibida joya. Me quede un instante mirándolos babeando, con sus suaves plantas, sus dedos perfectos y sus uñas arregladas con la pedicura francesa, mi favorita.

-Puedes besarlos esclavo- dijo con su sensual voz.

-Muchas gracias Diosa Raquel- musite mientras dejaba que mis labios acariciaran cada uno de sus empeines. Esperaba que pronto hubiera más. Dije Diosa porque en ese momento la veía como una autentica Diosa y en definitiva es lo que es.

Después de eso ella estiro los brazos hacia el cielo y yo me levante con la mirada baja para sacar el corto camisón por arriba lo saque y vi que no llevaba ropa interior. En ese momento recibí un tremendo rodillazo en mis partes, seguido de una risita infantil de Ama Raquel.

-No pediste permiso para levantarte ¿verdad Esclavo?- dijo juguetona.

-Ama pero yo creí..- Plaff sonó en mi cara.

-Ni peros ni ostias- me contesto Ama Raquel irritada.

Entonces me agache y cubrí de besos sus pies, iba aprendiendo y si yo quería decir algo esa era la manera de pedir permiso. Así me había educado mi Ama.

Pasaron un par de minutos y note a Ama Raquel complacida, y yo ya estaba excitado, en verdad era un perro, su perro. Ella comenzó a levantar los dedos para que besara también sus plantas y después al contrario, sus talones.

Mi poya estaba dura como una piedra pero no se me ocurría tocarme sin permiso… Acababa de ver el cuerpo de mi Ama desnudo y había alucinado. Era la perfección absoluta.

No me dio permiso.

Se puso en pie y camino hacia el baño. Yo la seguí a cuatro patas y ella sin más miramiento se sentó en el wáter y vació todo el pis de la noche.

Escuche durante al menos un minuto y medio el liquido caer.

-¿Sabes cual será mi papel higiénico a partir de ahora no esclavo?-

-¿Cuál Ama…?-Pregunte temeroso.

-Tu sucia lengua de perro. Ven.

-No Ama, eso no por favor-suplique echándome a sus pies como un niño asustado.- Por favor se lo imploro-.

-¿Cómo? ¡¿Qué encima no estas agradecido pedazo de mierda?!- Dijo levantando el tono- He dicho que vengas-.

Me incorpore con la vista fija en el suelo, sentí como me agarraban del pelo y escuche- Saca la lengua-. La saque.-Más.- estiré con mas fuerza.- Mas- Su ojos clavados en mi, en mi alma.- Estiré aun más y entonces un salivazo cayo en mi lengua.

-Traga.-Me dijo y así lo hice. Entonces violentamente mi Ama tiro de mí hacia abajo y restregó mi cara, mi boca y mi lengua entera contra su húmedo sexo. Sentí el sabor de esas últimas gotitas y lejos de desagradarme me excito, me gusto verme tan humillado y tan sometido. Note como las caderas de mi Ama comenzaban a moverse y como ella me movía con más fuerza, más agresividad y cada vez más potencia haciéndome daño al tirarme del pelo pero sin importante.

De repente calma, inusitadamente la Diosa freno y me dejó perplejo. Entonces se levanto y se dio la vuelta.

-Cómeme el culo esclavo-. Dejo escapar con una voz autoritaria y llena de lujuria y perversión.

-Pero Ama… yo nunca he hecho eso... a nadie…- Dije avergonzado.

-Pues conmigo lo vas a hacer.- contesto ella mientras empotraba mi cabeza contra su majestuoso culo. Era mi esclavizadora y debía obedecerla y servirla.

Saque mi lengua y comencé a buscar su interior, un motor me impulsaba como si de un rotor se tratase y no dejaba de arrancar gemidos de lujuria de mi Dueña. Ella se tocaba al mismo tiempo y temblaba de placer hasta que finalmente un estallido de placer la hizo terminar.

Yo notaba cierto sabor acre en mi lengua pero en mi vida había estado mas excitado, mi Ama me miro, sonrió y entró en la ducha. Tiro dela correa y me hizo pasar a mi también. Yo permanecí de rodillas empapándome también. Mi poya goteaba.

-Esclavo, coge la esponja y comienza a enjabonarme- Dijo mi ama Poniendo uno de sus pies en mi poya, solo el contacto me hizo estremecerme.

Comencé por sus pies, masajeándolos con todas mis ganas, puse el corazón en ello ya que quería satisfacerla. Plantas, empeine, entre los dedos… luego fui subiendo por sus bien torneadas piernas, sus muslos y su entrepierna… después su tronco y sus brazos… sus pechos… y mi baba se me caía….

Mientras tanto mi Ama se estaba dando con la alcachofa de la ducha entre sus piernas y yo la veía disfrutar. Eso me estaba prohibido a mi pero como me gustaba… Se corrió de nuevo usando mi lengua.

Terminamos, la aclare sin que mi excitación bajase, y con un profundo dolor en mis testículos. No podía más. Después la seque siguiendo el mismo procedimiento que para enjabonarla y a mi me permitió secarme como pude con la toalla de sus pies.

Después ayude a Ama Raquel a vestirse y lustre sus zapatos del día con mi lengua. Cuando estuvo lista me cogió de la correa y me llevo a que siguiera con mis labores matinales.

Cntinuare si os gusta, porfavor escribanme a muchofriomuchohielo@hotmail.com para decirme lo que quieran espero que les haya gustado y si alguna señorita quiere hacer algo parecido estare encantado.

es mi primer relato..